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—Les tengo respuestas—Habló el beta acercándose a la pareja.

—¿Qué ocurre doctor? llevamos 3 días sin noticias de nuestro hijo.

—No encontrábamos la causa de lo sucedido,  pero tras un recuento de situaciones similares, dimos con un caso hace 6 años, en el hospital general de Busan. Lo que su hijo está experimentado ahorita es una situación de abandono, su lazo lo esta afectando a tal medida que su lobo permanece dormido por la ausencia de su omega.

—¿Lazo?—Preguntó el alfa con miedo.

—Así es, su hijo tiene un lazo reciente de 4 días, y a base del testimonio que dieron, el omega se fue de su lado. Por lo tanto su lobo lo esta tomando como abandono sin rompimiento de lazo, y eso esta matando a su lobo.

La pareja asintió.

—Pueden pasar a verlo, despertó hace unos minutos— Dijo antes de desaparecer por el pasillo.

—Marco a ese omega—Dijo antes de recibir una bofetada tan fuerte que lo hizo temblar, miro a su omega sorprendido.

—Mi hijo esta sufriendo por tus estupideces, NoMin... si no traes a ese omega de regreso, olvídate de mi para siempre.

NoMin sintió un dolor en su pecho, recordando aquel día, por esa razón el omega desprendia el aroma de su hijo, por la marca.

Golpeó la pared del lugar sintiéndose culpable por el sufrimiento de su hijo.

Tenía que arreglar eso.

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El aroma lo envolvía con calidez.

Desde que su amigo se había dio no había abierto la pizzeria y se había quedado en el hogar de YoonGi, quien lo acompaño en todo momento sin soltar su mano ni siquiera cuando visitaban a JungKook en el hospital se separaban.

Había encontrando a la paz en sus brazos y la tranquilidad en sus besos.

Y no solo él, su lobo también, amaba pasar tiempo con el alfa.

Se paro sento de golpe en la cama asustado a YoonGi quien lo volteó a ver dudoso.

—Ya se donde esta...

YoonGi lo volteó a ver, y en arco una ceja.

—¿En donde?

—Con sus padres, en Suwon.

—Haberlo dicho antes, JiMinie—Dijo YoonGi poniéndose de pie con rapidez y colocado su playera qué permanecía sobre un sillón en su habitación—Vamos.

—¿A donde?

—Por TaeHyung, no quiero que se muera mi amigo.

JiMin asintió entendiendo y se levantó con rapidez, se coloco sus pantunflas y caminó junto a YoonGi hacia afuera.

—Yoon, ya es tarde, no creo que estén abiertas las ventanillas para comprar algún boleto de avión.

—No lo haremos, usaremos el Jet de JungKook. Marcare al señor Lee, para que preparé todo.

JiMin asintió y subió al auto mientras YoonGi hablaba por teléfono.

La hora marcaba las exactas 23hrs, deseaba que todo saliera bien para pronto traer a TaeHyung de regreso y que todo se solucione.

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Los enfermeros se movían con rapidez llevando consigo la camilla hasta la entrada del hospital, donde un TaeHyung estaba inconsciente.

Horas antes después de aquella platica con su padre, su lobo agacho las orejas con culpa al escuchar lo que podría pasarle a su alfa, el lobo cayó en un estado de depresión qué le había ocasionado la perdida de fuerza en su cuerpo y automáticamente cayó inconsciente.

SeokJin abrazaba a su alfa preocupado por su hijo.

No sabía como hacerle para llevar a TaeHyung inmediatamente con ese alfa.

No quería perder a su hijo.

Aquello estaba siendo completamente difícil para todos.

—Demandare al estúpido señor Jeon por hacerle esto a nuestro hijo—Dijo molesto SeokJin aferrándose a la playera de su esposo.

NamJoon sin habla continuaba mirando la puerta por donde su hijo había ingresado. Jamás pensó ver algo así.

Pareciera que fuera ayer cuando su hijo se iba de su lado para buscar una mejor vida en otra ciudad y ahora solo, estaba aquí, sufriendo por un maldito hombre que lo había alejado sin remordimiento de su ser amado.

Su celular vibro y contesto alejándose un poco de su esposo, para no consternado con dicha llamada.

Segundos después volvió a su lado guardando su celular.

—¿Qué ocurre, Alfa?

—Era JiMinie, viene en camino a Suwon. Vienen por TaeHyung.

El omega suspiro con alivio al saber que aquello pronto terminaría, y su hijo podría estar tranquilo al lado de su alfa.

—Iremos con él.

—No, Nam... nuestro hijo es todo un adulto, si no nos pide que vayamos con él, no lo haremos.

NamJoon asintió, y mantuvo la vista fija en aquellas dos puertas, esperando poder entrar a ver a su pequeño cachorro.

Porque si, no importaban los años que pasasen. TaeHyung seguía siendo su pequeño niño.

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