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Miro las llaves con indecisión y adentro esta en el seguro, girandola lentamente.

Abrió la puerta entrando a el ya conocido departamento.

Eran las 8hrs, estaría dormido aún, ¿qué más que sorprenderlo con un delicioso desayuno?

Si podía salvaría su relación a como diece lugar.

Se dirigió a la cocina comenzando a preparar unos deliciosos panqueques con tocino.

Acomodó la mesa dejándola perfecta y lista con los 2 platos de comida y 2 tasas, una de café y otra con chocolate caliente paga él.

Camino a la habitación del Alfa y la abrió.

Al aroma a sexo entró de golpe a sus fosas nasales, las feromonas estaban al tope y ahí yacía su novio al lado de otro omega mientras se besaban con pasión y los gemidos salían.

¿Cómo no los escucho antes?
¿Cómo no sintió aquel aroma?

Las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos corriendo por sus mejillas y rápidamente sus feromonas de tristeza invadieron el lugar, ocasionando qué BoGum voltease asustado al sentir el aroma a chocolate mezclado con tristeza.

Ahí estaba TaeHyung.

Se paro rápidamente.

—TaeHyung, no, no es lo que parece—Habló rápidamente comenzando a colocarse su pantalón.

El omega pelirrojo simplemente tomo camino a la puerta principal dispuesto a abandonar el lugar limpiando sus lágrimas con brusquedad.

Las ásperas manos contrarias lo tomaron del brazo obligandolo a voltear.

—Por favor, escúchame.

—Ya escuche suficiente, suéltame.

—Mi amor...

—¡No me digas así!—Grito soltando un sollozo lastimero empujándolo y soltando el agarré—¡Te di todo mi amor!, ¡todo y nunca lo valoraste!, todos me decían que te dejará  y yo nunca quise hacer caso por el amor que te tenía y acaba de desaparecer. Les deje el desayuno listo a ti y a tu querido omega.

—No, no, él no es nada para mi, yo te amo a ti.

—Por favor, no seas tan hipócrita, ¿por él me dejaste plantado tantas veces?, ahora entiendo por que nunca me diste flores, por que jamás me regalaste ni un solo chocolate. ¡Todo lo que yo alguna vez añoré de ti, él lo tenía! No me vuelvas a buscar, no te quiero volver a ver. Y felicidades, encontraste a tu omega.

—No digas estupideces, tu eres mi omega.

—No fui, no soy y nunca lo seré. Así que, déjame en paz. Y se feliz con él. Para empezar, tu aroma y el de él, si congenian. ¿Cuándo haz visto que el chocolate se convine con el durazno?

—Amor.

—¡Que no soy tu amor!, terminamos BoGum, terminamos algo que nunca debió empezar.

Salió de la casa sintiendo sus ojos perder la visión por las lagrimas que la opacaban.

Tomó su celular y marcó el primer contacto en la lista.

—Hola, amor de mi vida y de mi corazón, ¿qué pasa corazón de melón?

La alegría deslumbraba del contrario al responder.

—JiMin... te necesito.

El hilo de voz que salió denotaba su sufrimiento.

—¿Qué pasa?, ¿esta todo bien?, ¿dónde estás?, voy de inmediato.

—En el departamento de BoGum...

—Voy de enseguida. Le cortaré las bolas a ese estúpido alfa por hacerte llorar.

Si no tuviese a ese rosado omega enojon, no sabría que hacer.

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Francia, España, Brasil, Estados Unidos, Egipto y Nueva Zelanda.

Por fin estaba en Corea, por iniciar el segundo concierto en Daegu, después de dar su primer comienzo en Suwon.

Ahora se encontraba sentado en la sala de su propiedad en Daegu, un hermoso departamento en Dongseong-ro, pequeño solo para él y que su representante tenía su propia casa en la ciudad.

Y aunque parecía broma, se encontraba comiendo una sola rebanada de pizza. Y tampoco cumplía sus expectativas.

—Deberías de dejar de comer tanta pizza, engordaras.

Le dijo YoonGi mirándolo atentamente.

—Hago ejercicio todos los días, y me la paso en movimiento, puedo comer lo que quiera, tengo buen metabolismo y te aseguro que si engordo, aun me amarían mis Armys ellas no me dejarían de amar solo por unos kilos de más.

Su amigo solo se encogió de hombros y le entrego un vaso de agua.

—Entonces como dijeron en Shrek, vive la vida loca, hermano, me iré ya a mi casa, paso por ti mañana a las 13hrs.

—Bien, aquí te espero, ve con cuidado, Yoon.

Ya estaba ansioso de poder volver a Seúl y visitar Delicious pizza, o bueno, visitar al lindo repartidor.

Se tiro en el sillón y suspiro.

¿Por qué no se lo sacaba de la cabeza?

Ni siquiera con los 3 omegas que habían firmado el contrato de confidencialidad había quedado así de clavado y a este omega solo lo tuvo a pocos centímetros, ni palabra cruzaron y ya lo tenía perdido.

Cerró sus ojos y suspiro.

Solo 3 ciudades más, y volvería a Seúl.

Ahora solo debería descansar para mañana darle un buen concierto a sus adorados fans.

Pues entre más rápido volviese, mejor.

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