Capítulo 9
No tenía ánimos de regar, ni contemplar las flores. Se me llenaron los ojos de lágrimas y solo pensé en él y en nuestro último adiós.
Me saqué la rosa, rosada, de mi cabello; la miré y lo recordé todo, una vez más.
Recordaba una y otra vez sus ojos tristes, lo que me destrozaba aún más y me hacía quererlo con más fervor.
Me había dolido tanto el lastimarlo y lastimar a mi corazón, pero no podíamos estar juntos. Había una gran diferencia que nos separaba rotundamente y eso nunca cambiaría.
Con mi vestido blanco y una cinta, fucsia, bajo mi busto, salí de la florería y sentí frío. Entré de regreso a colocarme una chomba, también de color rosa.
Comencé a barrer las hojas, caídas de los árboles, y solo pensé en Joey. Mi corazón me pedía a gritos que fuera por él, pero mi cabeza me decía otra cosa.
Sentado en su auto, me vio barrer, sin que yo me diera cuenta y sonrió perdidamente. Deseó correr a mis brazos y besarme.
De pronto, vio entristecerme y yo miré el cielo con mis ojos llenos de lágrimas. Él anheló tenerme entre sus brazos.
Ida, seguía barriendo las hojas y un fresco viento me invadió y sentí que algo tenía que hacer. Me urgía aquello y me entré más que rápido a la florería. Él me miró extrañado.
Mi jefe no lo comprendió.
_ ¡Pero, Rosalinda!
_ Volveré en un momento, don Enrique...
Salí corriendo de la florería, y sin darme cuenta, Joey me siguió...
Mientras esperaba a que el semáforo cambiara, me acomodé la cinta fucsia de mi vestido y el semáforo cambio a verde.
Corrí por la calle y solo ansié llegar a aquel mágico y bello lugar secreto.
Me vio llegar al lugar secreto y sonrió vibrante. Yo abrí la puerta y entré...
Todo estaba como aquel día, lindo, sereno y solitario. Nada había cambiado. Cerré la puerta y caminé tranquilamente por aquel pasto fresco.
Pensé en él y recordé el día en que estuvimos juntos en aquel lugar. Sonreí con melancolía y luego me acerqué hasta la pileta.
Miré su cristalina agua y pasé mi mano por ella. Anhelé que él me la sujetará de forma sorpresiva, como aquel día, y que me acechará con sus apasionados ojos celestes.
Entró cauteloso al lugar secreto y me vio sentada junto a la pileta. Me miró perdidamente enamorado.
Yo miré el lejano, y la vez cercano, cielo, nuestro cielo y me recosté sobre el pasto.
Me dejé atrapar, fuera de nuestro cielo, por sus fascinantes nubes y el absorbente silencio, el que me incitaba a perderme en él por un largo e interminable instante.
Joey se me acercó y yo perdida en aquel celestino cielo, y en la frescura del suave pasto, sentí que alguien estaba junto a mí y me enderecé. Miré todo el lugar, pero no vi a nadie.
Me recosté otra vez en el pasto y miré hipnotizada el cielo, el que me invadió. Me sentí atravesarlo y se introdujo en mí.
Ya no lo veía celestino, como en un principio, si no rojizo. Mis ojos más se prendieron de él y sin poder evitarlo, me sentí desvanecer y el sueño me consumió en un abismo, del que no pude salir.
Solo pensé en Joey y me dormí por completo.
Él me vio profundamente dormida y se me acercó.
Tomó mi mano y se aproximó a mi rostro. Sintió mi lenta respiración, la que abrazó a la suya y me miró perdidamente.
_ Te amo mi bella Stephanie...
Me susurró y comenzó a besarme.
En un sueño profundo, aquel cielo y su apasionado beso me tenían en un dulce encanto, del que yo no era consciente y de pronto sentí sus labios besar a los míos le correspondí sin despertar.
Estaba a punto de atardecer y yo estaba en los brazos de Joey. Él me miraba dormir y solo deseaba que yo despertará.
Acarició mi brazo y después tomó la rosa de mi cabello. Me sonrió todo enamorado.
De pronto comencé a moverme, él se urgió, volvió a recostarme sobre el pasto y se apartó de mí. Yo abrí abruptamente los ojos.
Sentí que había dormido por toda una eternidad; miré a mí alrededor, y seguía estando sola en aquel lugar secreto. No entendí que era lo que me había pasado, y me enderecé algo torpe y mareada, y vi la flor rosada sobre mi vestido. Extrañada, la tomé y miré al cielo, el que estaba con centenares de nubes y recordé que lo había visto rojizo.
No comprendí nada y pensé en Joey.
De pronto recordé que había soñado con él, que me había besado en aquel mismo lugar y mi corazón se sobresaltó y sonreí con anhelos.
Alarmada, recordé a don Enrique, que tenía que volver a la florería, y vi que ya se había hecho de noche y más me urgí y preocupé.
Salí corriendo de nuestro lugar secreto y Joey me observó con destellos, y solo pensó en nuestro largo y apasionado beso, el que él me había dado.
Corrí desenfrenada por las calles y solo pensé en la florería y en don Enrique...
<< Ahora sí que estoy metida en un lío y todo por mis tonterías >>
<< Espero llegar antes que cierre la florería... >>
Nerviosa, esperé con exaspero a que el semáforo cambiara y no me di cuenta de que alguien me observaba.
el semáforo cambio a luz verde y crucé casi corriendo por la calle. Solo quería llegar cuanto antes a la florería.
Serio y sospechoso miró a aquel sujeto, el que no dejaba de mirarme; yo doblé a la siguiente calle, quise tomar un atajo. Así podría llegar más rápido y el sujeto me siguió, lo que alarmó a Joey.
Vi la florería frente a mí y sonreí con alivio. Iba a cruzar la calle para por fin llegar a ella, pero alguien me cubrió fuerte la boca con alcohol. Traté de soltarme de sus brazos, pero el alcohol me mareó y perdí el conocimiento.
Desmayada en sus brazos, Luciano sonrió.
_ Te dije que me las pagarías preciosa, y tú sabes que yo siempre cumplo con lo que digo...
Se volteó para llevarme con él y se encontró con Joey de frente. Él lo miró en seco y muy fríamente. Deseó darle su merecido ahí mismo.
Luciano lo miró anonadado.
_ ¡¿Tú?! ¡¿Pero cómo?! ¡Me has seguido!
_ Suéltala ahora mismo
_ Nunca. Stephanie me pertenece y tú no puedes hacer nada al respecto – Joey apretó los puños.
_ ¡Suéltala te digo! – Luciano lo miró en seco.
_ Infeliz. Estábamos tan bien hasta que tú llegaste y apartaste a Stephanie de mí lado, pero eso ahora va a cambiar ¡¿Me oíste?!
_ Si no la sueltas en este mismo momento, te vas a arrepentir – Luciano sonrió con sorna.
_Tú vas a ser el que se arrepienta. Jamás debiste haberte involucrado con Stephanie
_ ¡Te dije que la soltaras!
_ Oblígame imbécil
_ No tendré consideración contigo...
Joey cegado de rabia, apretó los puños y Luciano intimidado, retrocedió conmigo en sus brazos. Joey lo miró en seco y Luciano acobardado, me botó frente a Joey y salió huyendo. Él alcanzó a sostenerme en sus brazos.
Abrí los ojos y aún mareada, vi a Joey. Yo estaba en sus brazos y él me miró intenso.
Sorprendida, no lo entendí y volví a desmayarme, ahora en sus brazos. Joey me miró perdidamente enamorado y me acurrucó en sus brazos.
Abrí lentamente los ojos y me vi en la cama de alguien. Me enderecé abruptamente y me sentí muy confundida, alarmada, y de pronto, mis ojos se perdieron en la dulce y apuesta sonrisa de Joey, quien me miró con ternura. Mi corazón quedó sin aliento.
_ Hola niña mía
_ ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí?
_ Te desmayaste luego de que Luciano intentó atacarte y te traje aquí a mi casa, para que descansaras – me alteré.
_ ¡¿A tú casa?! ¡¿Pretendes secuestrarme?!
_ No, claro que no mi hermosa. Si te traje aquí fue para que estuvieras a salvo de ese tipo
_...
_ En cuanto vi lo que ese desgraciado pretendía, no me contuve y lo puse en su lugar
_ O sea que más encima te debo la vida – le dije con ironía.
_ Cariño, por favor
_ Quiero irme de aquí
_ No, aún no hermosa. No puedes irte, así como así
_ Pues me iré, quieras o no
Me levanté de la cama y molesta, pasé junto a él y Joey me tomó dulcemente del brazo, lo que más me irritó.
_ ¡Suéltame! ¡Suéltame te digo!
_ No te voy a soltar cariño, no sin antes que los hablemos
_ ¡¿Hablar?! ¡Yo no tengo nada que hablar contigo! ¡Y mucho menos después de que me trajiste aquí a tu casa sin mi consentimiento! – me sujetó con acecho y ternura en sus brazos.
_ ¿Es que no lo entiendes, niña mía? Yo te amo y sé que tú también me amas
_...
_ ¿Porque insistes en que terminemos?
_... Porque es lo mejor
_ ¿Lo mejor para quién?
_ ...
_ Sabes que no es cierto lo que dices. Hermosa, yo estoy enamorado de ti y estoy dispuesto a luchar contra quien sea para estar contigo y defender lo nuestro ¿A caso eso no significa nada para ti?
_... Es que yo no quiero que te sigas peleando con tu madre por mi culpa. Joey, ella es tu madre y yo no me perdonaría nunca que te alejaras de ella por mí.
_ Cariño, ella tarde o temprano tiene que entender que nosotros nos queremos y amamos y que yo no renunciaré por nada a ti - lo miré con mis ojos llenos de lágrimas. Joey me miró fijo y yo quise huir de él, pero él me lo impidió.
_ Déjame ir, por favor
_ No, no lo voy a hacer. Prefiero hacer esto...
Me ató a sus brazos y comenzó a besarme largamente. Abrí los ojos, mi corazón se alborotó por completo y no me pude resistir.
Lo amaba y adoraba con todo mi ser; cerré los ojos y lo abrasé y me dejé llevar por sus ricos y húmedos labios, los que me hacían retorcerme de amor y de deseos por él.
Él me ató más a sus brazos y seguimos besándonos...
Nos miramos perdidamente y yo con la respiración agitada, Joey me sedujo con sus profundos ojos celestes y yo me perdí en ellos. Él me contempló con ternura.
_ Joey
_ Shhh. No digas nada niña mía. Te amo y siempre voy a amarte
_ Yo también te amo. Te amo con todo mi corazón
Acarició mi rostro y yo a punto de llorar, ya no pude más y lo abrasé fuerte. Él me aferró a sus brazos, amándome con locura, y acarició mi cabello.
_ No temas mi vida. Los dos seguiremos luchando por lo nuestro y nadie volverá a interferir ¿De acuerdo?
_ De acuerdo – le dije sonriéndole con emoción y él me sonrió con ternura.
_ Eres tan bella y dulce. Tu ternura e inocencia me vuelven loco
Lo miré perdidamente, él levantó mi mentón con cariño y me besó.
Abrazados, nos besamos y recostamos suavemente en su cama.
Joey, arriba de mí, me miró cautivado y excitado. Yo me perdí en sus provocativos ojos celestes y mi corazón latió ilusionado e inquieto.
Nerviosa, comencé a temblar y solté un suspiro. Joey me sonrió intenso y volvió a acecharme con sus ojos y acarició mi mejilla.
_ Tranquila, todo va a estar bien
_ Lo sé. Me siento segura y protegida a tu lado...
Le susurré y él me miró fijo; acarició mi rostro y volvió a besarme. Yo lo abrasé fuerte.
Nos miramos y retuvimos casi nuestros alientos. Le acaricié su rostro y él sin contenerse más, acarició uno de mis pechos, lo que a mí me dio vergüenza y lo miré con pudor. Mis mejillas estaban enrojecidas y Joey sonrió.
Sacó la rosa de mi cabello, yo lo miré y mi corazón latió más que rápido y fuerte. Joey me miró con anhelos; nos enderezamos y nos tomamos de la mano. Yo estaba muy nerviosa y él lo sabía.
Le sonreí con vergüenza y Joey acarició mi mejilla con todo su cariño. Yo cerré los ojos y él acortó mi respiración con un largo y apasionado beso.
Me cargó en sus brazos y besándonos, él me recostó suavemente en su cama...
Joey me miró, levantó mi mentón y volvió a besarme.
Me cautivó con dulzura; desprendió mi vestido, y yo quedé desnuda por completo frente a él. Joey me miró deslumbrado, completamente enamorado y yo sumida en él, en sus apuestos ojos celeste, miré sus pectorales desnudos y el corazón se me subió a la garganta.
Anhelé acariciarlo, sentir sus pequeños bellos rubios y Joey me ató una vez más a sus brazos y sintió mi tibia y suave piel, lo que le volvió loco y besó uno de mis hombros con deseos.
Lo amaba tanto en aquellos dulces momentos; los dos nos besábamos sin parar y yo lo abrazaba con todo mi amor.
Joey me miraba intenso, perdidamente enamorado y yo gemíay gemía bajo suyo y él sonreía con placer. Le encantaba escucharme gemir, era música para sus oídos.
Me perdí en su apasionada y mágica mirada, perdida, en mí y Joey acarició todo mi cuerpo. Me besó y yo me dejé llevar más por caricias y sus dulces y apasionados besos.
Me sentía tan feliz de estar así con él. Joey era tan guapo, así todo desnudo; él besó mi cuello, yo cerré mis ojos de dicha y de placer y acaricié toda su enorme espalda. Él acarició mi pierna y me sonrió.
Sus ojos brillaron y volvimos a besarnos y nos amamos sin parar en su cama.
Casi amanecía y él despertó y me vio dormir a su lado. Sonrió pleno, con ternura y yo dormida desnuda, junto a él, recordó que habíamos hecho el amor y acarició mi rostro. Me observó dormir y no cabía de la felicidad.
De pronto, yo sentí sus dulces caricias y desperté. Joey me miró, yo le sonreí y él me besó.
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