Capítulo 2
Al otro día...
Estaba tan contenta y agradecida, ya que el señor de la florería me había dado el puesto, a pesar de yo haber llegado tarde el día anterior, y sin más, comencé mi nuevo día con mucho entusiasmo.
Sentada en una banca, con mi delantal rosa y pequeñas flores blancas, arreglaba unas rosas junto a mi compañera, la que nos simpatizamos desde el primer momento. Conversábamos y nos reíamos a meneé, mientras decorábamos y arreglábamos las rosas.
De pronto, recordé al guapo y atento sujeto que conocí ayer, y el que me había ayudado a encontrar mi monedero, y mi corazón se alborotó de felicidad.
Recordé su dulce gesto, que, sin su ayuda, tal vez yo no hubiera encontrado mi monedero y recordé su linda y sexy sonrisa. Sus profundos ojos celestes, su tierna actitud conmigo y tuve unos deseos enormes de verlo otra vez.
Me saqué la rosa blanca de mi cabello y la miré. Solo pensé en él.
<< Me pregunto si volveré a verte de nuevo Joey >>
El dueño de la florería se me acercó y me llamó por un apodo, que él consideró que era el indicado para mí.
_ Oye Rosalinda, apúrate con esas rosas, porque después tendrás que llevar un arreglo a una ceremonia– le sonreí.
_ Si don Enrique, termino en breve con estas rosas...
Con mi vestido blanco y la rosa, junto a mi oreja, caminaba por las calles cargando el pedido floral. Tenía que entregar aquel pedido, en un hotel, donde se llevaría a cabo una ceremonia.
Conducía en su auto, cuando de pronto me vio caminar por la vereda, cargando una gran caja. Sus ojos brillaron de alegría.
Tenía prisa y sin soltar aquella caja, pensé de pronto en aquel guapo y atento hombre y me torcí el pie; caí en plena vereda.
Él me vio caer y se bajó rápidamente de su auto y fue a ayudarme.
Quedé sin aliento al volver a verlo y Joey se agachó frente a mí. Me sonrió encantado y con deslumbro.
Yo anonadada, lo miré, con mi corazón todo acelerado y le sonreí perdidamente.
_ Hola, Stephanie
_ Hola Joey...
_ ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño?
_ No, solo me torcí el pie, pero estoy bien
_ Me alegro...
Me miró y luego miró la caja con las rosas desparramadas por el suelo, y yo nerviosa, comencé a recogerlas rápidamente.
_ Déjame ayudarte...
Me ayudó a recoger las flores, yo lo miré hacerlo y mi corazón brincó de alegría.
Nerviosa, y a la vez feliz, de habérmelo vuelto a encontrar, tomé una flor, él tomó la misma y los dos nos tomamos la mano. Nos miramos casi sin aliento.
_ Lo siento... - dijo un poco apenado.
_ No, yo lo siento – dije y le sonreí apenada.
Nos reímos con nervios, nos pusimos de pie y Joey me miró con destellos. Parecía muy feliz.
_ ¿Qué haces cargando esa caja con flores? – volví a sonreírle.
_ La llevo para un evento. Trabajo en una florería – me sonrió con ternura.
_ ¿En una florería? Qué bonito
_ ¿En serio?
_ Si. Las rosas se te ven preciosas...
Me miró perdidamente y yo lo miré embelesada. Luego recordé lo del arreglo y la ceremonia y me agaché rápidamente a recoger las demás flores. Él atento también se agachó junto a mí y volvió a ayudarme.
Cargué la caja y Joey me lo impidió.
_ Oh no. Esto está muy pesado para ti
_ No, no es necesario Joey
_ Claro que sí. No puedes llevarte esto tan pesado
_... – le sonreí y él también me sonrió.
_ ¿Y adónde tienes que llevar estas flores?
_ A unas dos calles más arriba. Es en un galpón
_ Bien, vamos. Te llevaré en mi auto...
Escogí los hombros y sentí desconfianza, puesto que nunca me subía a autos de desconocidos e hice una mueca de negación. Joey me miró.
_ ¿Qué pasa?
_... Pasa que yo no acostumbro a subirme a autos de desconocidos – sonrió.
_ De acuerdo. Entonces nos iremos caminando – le sonreí.
_ Joey, en serio, ya te dije que no es necesario
_ Y yo te dije que no te dejaré cargar esto sola, puedes volver a tropezarte
_ Que insistente eres – me sonrió con destellos.
_Sí, algunas veces lo soy...
_... – volví a sonreírle y él me sonrió todo galán e interesado.
_ Bien, vámonos, que será un paseo largo
_ De acuerdo...
Tomó la caja y comenzamos a caminar. Yo a su lado, lo seguí, me sentí muy feliz y sentí mariposas en el estómago.
Caminábamos, juntos otra vez por aquellas calles, y yo no dejaba de sonreír. Joey era, muy, tan atento en llevarme él la caja con flores; lo miré caminar junto a mí y el corazón me palpitó fuerte. Lo encontré tan guapo, apuesto e interesante, muy interesante. Era todo un caballero.
Afortunadamente, habíamos llegado a tiempo para entregar el pedido de flores. Se lo entregué al encargado, del evento, con una gran sonrisa y él me lo recibió muy contento, y sin darme cuenta, Joey me observó con destellos.
El encargado me pagó el dinero, y luego salimos los dos de aquel galpón.
Joey me miró.
_ ¿Puedo acompañarte a la florería donde trabajas?
_ Oh no. No creo que te guste mucho
_ ¿Por qué?
_ Porque no es un lugar al que, tu, suelas ir. Lo digo por tu apariencia de hombre con dinero – soltó una carcajada.
_ Oh vamos, Stephanie. El hecho que tenga dinero no significa que crea que una florería es denigrante, o que jamás haya entrado a una
_ ¿De veras has ido a una florería?
_ Muchas veces – me sonrío y yo fruncí el ceño.
_ Para regalarle flores a tus novias ¿cierto? – soltó otra carcajada.
_ Si, algunas veces, pero no siempre - sentí celos.
_ Bien. Debo irme, o si no, se me hará tarde. Adiós...
_ ¡Espera, Stephanie! Dime al menos como se llama la florería
_ ¿Y Porque tendría que decírtelo?
_ Porque tengo unas enormes ganas de comprarle unas bellas rosas a alguien... - le sonreí con brincos.
_ Se llama "Jardines bellos". Ahora tengo que irme, adiós...
Me despedí y salí corriendo. Me vio correr y sonrió apasionado. Se sintió maravilloso, fuera de nuestro cielo y luego volvió a su auto.
Corrí por las calles, y aún podía sentir su dulce presencia tras de mí y me reí. Mi corazón flotaba arriba del cielo y solo pensé en él.
Llegué toda acelerada a la florería. Mi amiga y el dueño me miraron; yo solo me reí, me coloqué el delantal y me senté a cortar las hojas, malas, de unas rosas.
No dejé de pensar en Joey y en que me había dicho que las rosas se me veían preciosas...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro