01: Bicolor
En el departamento de veterinaria había un alfa muy violento, más unido a su lobo que ningún otro hombre, su parte animal conectaba de inmediato con las bestias más peligrosas, y podía dominar con una sola mirada incluso a un animal con rabia. O eso es lo que Sunghoon había escuchado, por lo menos.
Había tenido la desgracia de caer enfermo tan sólo unos días antes del ingreso oficial a la universidad, se había perdido por completo su primer día de clases por estar reposando en cama con el resfriado más intenso que había tenido en su vida. Tras recuperarse de una infección de oído y garganta, la fiebre había cesado finalmente, pero una semana entera de clase se había escurrido entre sus dedos y la preocupación de no poder recuperar ese tiempo le había impedido dormir correctamente.
Las universidad no era una broma, lo que debía ser una semana de introducción se había plagado de tareas, pero afortunadamente para Sunghoon, al menos tenía a Xinyu, quién llevaba toda la semana durmiendo en su casa para asegurarse de que tuviera toda la información necesaria para empezar con el pie derecho. Fue durante el Domingo en la noche que ella le contó sobre un alfa muy especial con el que compartían clase.
—Estarás conmigo así que espero que te sea fácil integrarte —dijo Xinyu, con la pluma reposada contra sus labios—. Oh, me olvidé de contarte algo. No creo que tengas mucho problema porque eres beta, pero aún así te lo comento.
Sunghoon la observó con curiosidad, Xinyu era omega y no solía mencionar demasiado su estatus como beta. Ese comentario había atrapado su atención de inmediato. Rápidamente se inclinó un poco en su dirección, alentándola a continuar.
—Hay un alfa en nuestra clase, hasta que llegue el momento de las materias optativas lo veremos todo el tiempo. —El rostro de Xinyu se contorsionó un poco, con algo de asco—. Ha pasado sólo una semana, pero hay muchos rumores sobre él. Sunghoon, él huele literalmente a peligro.
Al ser beta, no podía oler las feromonas de un alfa o de un omega, sin embargo, el rostro de Xinyu parecía severamente trastornado mientras le contaba el fuerte escalofrío que había sentido al verlo entrar por la puerta del salón.
—Como dije, no creo que tengas muchos problemas, hay varios betas en la clase y ninguno parece particularmente afectado.
—Un alfa que huele a peligro, ¿Cómo huele el peligro? —se preguntó Sunghoon en voz baja, volviendo de inmediato a sus apuntes.
Xinyu dejó la conversación ahí, ambos tenían pendientes por terminar, pero el tema no abandonó su mente del todo. Con veinte años, Sunghoon desconocía muchas cosas sobre los subgéneros, el tema lo fascinaba porque no vivía en carne propia los celos infernales que su hermana gemela, Sohyun, experimentaba. Y Xinyu, quién era la Omega de Sohyun, era bastante privada con sus propios malestares.
Mientras mordisqueaba el bolígrafo entre sus dientes, divagó pensando en aquél alfa, imaginando un hombre alto, muscular y tenebroso que inspirara terror con sólo verlo. Tan malvado que su sola presencia hiciera que los omegas se sintieran amenazados. «No puede ser tan malo si estudia veterinaria, significa que le gustan los animales », reflexionó Sunghoon, pero cómo él no podía "oler el peligro", quizá estaba siendo insensible ante una experiencia que no le era posible entender desde su privilegio como beta.
No envidiaba a los alfas, ni a los omegas, pese a la decepción de ciertas personas cuando no se presentó como alfa igual que Sohyun; sabía que era absolutamente capaz de lo mismo que ellos, con la excepción de que no tenía que tomar supresores, sus noches de lujuria venían sin preocupación porque no podía quedar embarazado y no tenía celos que podían acabar en desastre.
—¿Y cómo es? —preguntó Sunghoon a Xinyu media hora más tarde, cediendo a sus deseos para por fin sacarse aquello de la mente.
Xinyu resopló, tenía el entrecejo fruncido y lo señalaba con un borrador de forma acusatoria.
—Quizá debí permitir que te enteraras por tu cuenta.
—Vamos, de otra forma no sabré de quién tengo que alejarme.
—Claro que lo sabrías, todo el mundo lo evita como la plaga —dijo Xinyu—. Se llama Jake, parece que también es extranjero.
Sunghoon iba a pedir más información, pero entonces el timbre sonó y Xinyu, cuál cachorro; dirigió la vista hasta la puerta y olfateó el aire. Unos segundos después, se levantó de golpe y corrió a la puerta. Tras ella apareció una mujer de pelo oscuro y largo, con ojeras y que lucía absolutamente agotada.
—Bienvenida a casa.
Sohyun abrazó a Xinyu, enterrando el rostro en su cuello mientras inhalaba su olor de forma más que evidente.
—Dios, consigan un cuarto —dijo Sunghoon en tono de broma.
Sohyun alzó la vista en su dirección, sacándole la lengua de forma infantil.
—Cierto, que también vives aquí, una pena —volvió al cuello de la omega, y entre risas retrocedieron hasta llegar a dónde él se encontraba.
—Necesito que me prestes a Xinyu, aún no le he pedido todos sus apuntes.
—Oh, puedes tomarlos de mi mochila, en realidad ya terminé y sólo estaba repasando así que toma lo que necesites.
—Tomemos una ducha, Yuyu —sugirió su hermana con entusiasmo.
Las chicas se marcharon a la habitación de Sohyun tomadas de la mano, y suspirando, Sunghoon comenzó a revisar entre los cuadernos para asegurarse de que no se estuviera perdiendo de nada. Estaba bien, su hermana pasaba tiempo con su omega y él se aprovechaba de sus apuntes, de todos modos era como si Xinyu viviera con ellos porque estaba ahí presente la mayor parte de la semana.
Las horas trascurrieron y Sunghoon finalmente pudo permitirse ir a dormir tras tomar una ducha pasada la media noche.
Cuando despertó tan sólo unas cuantas horas después, Sohyun ya se había ido. Ella no asistía a la misma universidad que Xinyu y él, pero el desayuno estaba listo para ambos. La mañana se le escapó en un suspiro, y antes de notarlo estaban fuera de las instalaciones, caminando a su primera clase del día.
Había investigado múltiples veces el cómo llegar a la universidad, pero en ese momento estaba en modo automático y notó que no había prestado atención al camino, estaba nervioso. Las instalaciones eran absolutamente enormes, había un gran tramo desde la entrada hasta los edificios más cercanos, y con su mala condición física se cansó de inmediato.
—Tomamos clase en el tercer piso, sin embargo tengo que pasar al baño antes, puedes adelantarte sin mí.
Xinyu se despidió con una sonrisa y comenzó a caminar en dirección del final del pasillo, no quería parecer un bicho raro que esperaba fuera del baño así que suspiró y se resignó a subir lentamente las escaleras. Ni siquiera estaba totalmente recuperado de la eterna caminata hacia el edificio, así que a los diez escalones ya se encontraba con la respiración algo agitada.
Llegó al tercer piso, no le había preguntado a Xinyu en qué salón tenían que estar.
Sunghoon miró su reloj de muñeca, aún tenía quince minutos. Pensó en esperar a Xinyu pero nuevamente, avergonzado de quedarse esperando como un polluelo perdido al lado de la escalera se recargó contra la pared y buscó en su mochila su horario.
Con la hoja en su mano, comenzó a recorrer el pasillo, buscando el salón y leyendo las inscripciones en las puertas.
«Salón S-36... S-36... S... »
—Hey, tú, disculpa.
Una voz a sus espaldas se hizo escuchar, él y un par de personas se dieron vuelta, pero apresuraron el paso rápidamente. Sunghoon vio a un desconocido acercarse a él, así que no pudo correr e imitar al resto porque claramente le hablaba a él.
—Tus libros están a punto de salirse de la mochila.
El chico era apenas más bajito que él, de pelo negro y con suaves ondas apenas perceptibles. El muchacho señaló detrás de él, y con rapidez Sunghoon se quitó la mochila para comprobar que, de algún modo; el cierre se había abierto. ¿Su mochila iba tan llena que se abría por si misma?
—Oh rayos, muchas gracias.
Sunghoon se quitó la mochila y con el horario entre los labios la cerró sin mayor problema, se la volvió a colocar y entonces tuvo una vista más propia del chico que lo había ayudado. Lo notó apenas verlo, pero no fue hasta que sus materiales estuvieron a salvo que se pudo detener un segundo a ver los ojos del chico que, por algún motivo, seguía frente a él.
Un ojo marrón, un ojo azul. Monocromía, algo poco usual en humanos. Nunca había visto a una persona con ojos bicolores. Encontró sus ojos realmente bellos chocando con los propios, para no incomodar al muchacho, apartó la vista.
—Muchas gracias, lo aprecio bastante.
—No es nada —dijo el muchacho, sonriendo amablemente.
Sunghoon le devolvió la sonrisa.
—Uhm, si no es un abuso de tu amabilidad ahora que me ayudaste. Estoy buscando este salón, estoy en el piso correcto, ¿cierto?
Acercó la hoja de papel con su horario ligeramente arrugado al chico, quién lo escaneó brevemente con la mirada y entonces se acercó a ver el salón que Sunghoon señalaba con el dedo.
—S-36, sí, estás en el piso correcto. Sólo que está del otro lado del pasillo, es de los últimos. Yo también me dirijo ahí —comentó. El chico parecía bastante sorprendido, con los ojos bastante abiertos mientras tomaba un poco de distancia.
Un pequeño momento de incómodo silencio se hizo presente, con vacilación Sunghoon se aclaró la garganta.
—Muchas gracias, en ese caso, ¿nos vamos acercando al salón? —Su voz no tenía su tono usual, era bastante más bajo y es que Sunghoon no solía hablar con extraños, pero, tras saber que ambos iban hacia el mismo lugar definitivamente hubiera sido grosero de su parte agradecer, dar media vuelta y dirigirse por su cuenta al salón, ¿verdad?
El chico lo miró con desconcierto, Sunghoon por un momento pensó que había hecho algo mal, pero entonces, sin decir ni una palabra, el contrario asintió.
—¡Sunghoon!
Nuevamente, otra voz se escuchó detrás de ellos, Xinyu estaba parada a unos cuantos metros, se aferraba a uno de los pilares y estaba parcialmente escondida detrás del mismo. Se veía asustada. El muchacho a su lado suspiró, como comprendiendo la situación.
—Fue un placer —le dijo a Sunghoon, continuando así su camino por el pasillo y dejándolo a él, absolutamente confundido mientras se alejaba.
Cuando estuvo a una distancia prudente, Xinyu se acercó corriendo hacia Sunghoon.
—¿Estás bien? Ese era Jake, el alfa que te dije.
—¿Ese era Jake? —preguntó Sunghoon, sorprendido. No lucía para nada como lo había imaginado.
—Sí, Dios. Te dejó su aroma encima y sólo estuviste cerca suyo unos momentos. Que horror. Vámonos.
—Oh.. claro, vamos.
Sunghoon no entendía por qué Xinyu había reaccionado de esa forma. No le pareció amenazante, incluso le sonrió. La siguió en silencio. Tal cual le había dicho Jake, el salón se encontraba casi al final del largo pasillo. Abrió la puerta para Xinyu, el salón estaba bastante lleno y sus ojos de inmediato habían buscado a Jake. Los asientos contiguos a él estaban vacíos.
Sus ojos chocaron, pero a diferencia del chico con sonrisa agradable que había visto antes, sus ojos estaban llenos de amargura. Sunghoon no pudo evitar apartar la vista sintiéndose un poco intimidado y le ignoró mientras pasaban a su lado.
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N/A: Muchas gracias por leer, estoy muy emocionado de darle inicio a esta historia. Tengo literalmente en la cabeza muchos de los puntos claves de la misma así que tomé el riesgo de subirla, espero que la disfruten.
Este es un capítulo cortito, más que nada introductorio. Les dejo una fotito de Xinyu y Sohyun en caso de que no las ubiquen, son miembros de TripleS.
Park Sohyun:
Zhou Xinyu:
Que vivan las novias, es decir, mis mamis.
Sin más que decir, Robin fuera.
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