Especial: Deseo
Advertencia: Mucho OOC.
«Dicen que en algún lugar del mundo, existe un lugar mágico que te llena de paz y armonía; que te desconecta de la realidad para llevarte a un mundo de ensueño, donde tus más grandes ilusiones se vuelven realidad... Pero sobre todo, que cumple todos los deseos que vienen del corazón. Deseos puros y sinceros que no tienen cabida para atesorar una pizca de maldad. Deseos que...»
—Ashido, eso es muy cursi. Cuéntanos algo más varonil.
Mina se atragantó con su propia saliva y miró al pelirrojo con el ceño fruncido; después comenzaron a discutir, siendo ignorados por la mayoría de la clase —quienes se encontraban sentados en el suelo, formando un círculo alrededor de la sala común—, incluida Ochako. Ella había dejado de prestar atención al relato de la chica cuando miró a través de la ventana, el cielo anaranjado tiñéndose de un azul oscuro, abriendo paso a la oscuridad de la noche.
Le encantaba observar el cielo y las estrellas; tal vez su pasión por admirar las constelaciones se debía a la relación con su quirk. Le gustaba imaginarse a sí misma como un cometa vagando sin rumbo alguno, pues así se olvidaba por un instante de los problemas y, sucumbía ante una ilusión donde no existían los villanos, ni las deudas económicas.
—Uraraka, ¿estás bien?
Un poco molesta, dirigió la vista hacia la persona que había interrumpido su ensoñación; estuvo a punto de decirle que dejara de molestarla, pero cuando vio su rostro preocupado, se dio cuenta de que había estado riéndose sola. Afortunadamente lo había hecho en voz baja, así que sus demás compañeros no se dieron cuenta.
—Estoy bien, Todoroki —afirmó, observando que éste relajaba los hombros—. Sólo pensaba.
—Eso es bueno.
El chico asintió un par de veces, para después volver a fijar su vista hacia el frente; empero, hubo algo extraño en su rostro que le advirtió a la castaña peligro: una sonrisa. Leve, pero genuina sonrisa que adornaba los labios del estoico Shouto Todoroki. Y por si fuera poco, la pregunta que hizo a continuación terminó por descolocar su mente:
—¿Tú... Tú crees que exista?
—¿Perdón?
—Ese lugar —insistió, volviendo a mirarla—. ¿Crees que exista un lugar que cumple los deseos?
Uraraka arqueó una ceja, escéptica ante la cuestión del más alto. Si bien, ella era reacia a creer en las historias que Mina contaba, pues éstas rayaban en lo absurdo, algo dentro de ella quiso creer como lo hacía el bicolor; sobre todo cuando enfocó su completa atención en sus ojos anhelantes por una respuesta positiva.
¿Quién diría que alguien como él creyera en esas cosas?
—¿Por qué lo dices? ¿Hay algo que desees?
Definitivamente era una estupidez evadir una pregunta como esa, pero ahí estaba ella sin saber exactamente qué responder.
—Para serte sincero, hay algo que deseo en este momento.
No supo por qué, pero esa simple respuesta —anexada a una boba sonrisa— fue suficiente para hacer a su corazón latir con fuerza, bombeando más sangre de la necesaria hacia su rostro; era casi como si hubiera una segunda intención por parte del chico... ¡Pero se trataba de Shouto Todoroki! Él jamás hablaría con una segunda intención.
Ni le mostraría esa extraña sonrisa.
—Pues yo deseo que en este momento te largues a la mierda, bastardo mitad y mitad.
Escuchó el bramido colérico de su compañero de clases lo suficientemente cerca de su oído con para hacerla tragar grueso; Bakugou miraba al de ojos heterocromáticos con rabia, cual perro a punto de saltar hacia la yugular de su presa. Aquello no le gustaba nada a la pobre chica, que temía por su vida en ese mismo instante.
—Ba-Bakugou... —Trató de llamar la atención del rubio—. Creí que estarías en tu habitación y-
—Me dio la gana venir —replicó por lo bajo—. ¿Tienes algún problema, cara de ángel?
Casi se atragantó con su saliva. Que el rubio explosivo la llamara con aquel mote tan impropio de él, era por demás extraño; y no era que le sorprendiera, pues ya la había llamado de esa manera en varias ocasiones, sin embargo, el tono de voz que él utilizó no había sido el característico, sino más bien, un susurro.
Por su parte, Katsuki resopló mientras desviaba el rostro hacia un lado. Lucía incómodo —otra cosa rara en él—, puesto que realmente no había querido quedarse en compañía del montón de extras de su clase; es más, ni siquiera dudó en rechazar la invitación del grupo e irse directamente a su habitación al término de clases; si no hubiera sido por la persistencia de Kirishima y la perspicacia de Kaminari cuando ambos mencionaron a la de mejillas redondas, ya se encontraría en su preciada siesta.
Pero claro, ella no tenía por qué saber eso.
—Me da gusto que estés aquí —mencionó el de cabello bicolor con un atisbo de aburrimiento—. Nuestros compañeros estaban contando algunas historias.
—Me importa una mierda.
Porque en realidad no le importaba lo que estuviera haciendo aquel grupo de inadaptados; él únicamente estaba ahí para asegurarse de que ese idiota no intentara hacer algo extraño con Ochako en su ausencia. Por supuesto, confiaba plenamente en las admirables capacidades de la fémina para reaccionar ante lo que sea que Todoroki intentase hacerle, empero, sí dudaba de su disposición al rechazo.
Y aunque no se atreviera a decirlo en voz alta, no deseaba que ningún bastardo con el objeto de cortejarla se le acercara.
Porque tal vez él tenía esa intención.
Y ¡oh, maldito sea Eijiro! Todo era su culpa por meterle esa estúpida idea en la cabeza.
Sin pensarlo más, se dejó caer a un lado de la castaña, cuyo rostro ahora mostraba un deje de sorpresa al percatarse de tal acción, misma que hizo que Todoroki reprimiera a duras penas una mueca en sus labios; no pudo evitar sonreír victorioso ante aquello. Y se habría sentido mejor si se hubiera interpuesto entre la dulce chica y el estoico varón, no obstante, su orgullo era mayor y ciertamente no soportaba estar cerca de él sin querer explotarle la cara.
—¡Oye, finalmente te decidiste unirte a nosotros!
Eijiro, que se había percatado de todo lo sucedido —y para la mala suerte del rubio, se encontraba a su lado—, sonrió mostrando sus afilados dientes en señal de alegría; después le dio un par de palmadas en la espalda, mismas que lo hicieron gruñir nuevamente con molestia.
Ochako suspiró, mirando de reojo hacia el extremo opuesto del círculo, donde se encontraba un atento Deku; el joven de cabellos verdes no despegaba sus ojos esmeralda de la imponente figura de Bakugou, como si estuviera tratando de leer a través de sus orbes rubíes, el objetivo de reunirse con ellos, cuando claramente su ceño fruncido decía que su compañía no era nada grata para él.
Si bien, ella aún no había reunido el coraje suficiente para encararlo y hablar con su exnovio, no dejaba de preocuparse por él en silencio.
Quizá la presencia de su más grande rival no le sabía del todo bien.
—Bu-bueno... —Momo tomó la palabra, en vista de que la atención había sido desviada hacia el trío—. Seguiremos contando historias o-
—¡No! —Mina se levantó de su lugar repentinamente, molesta por la intromisión de Bakugou—. Tengo una idea: juguemos a algo.
Miró a Hagakure con complicidad, a lo que la chica invisible respondió levantándose de igual manera; ambas soltaron un par de risitas que hicieron a más de uno sudar nerviosamente. Cuando ese par ideaba algo, debían tener por sus vidas.
—La habitación de los deseos —sentenció Tooru simplemente.
—¿La qué? —Sero no dudó en preguntar, haciendo una mueca asqueada.
—Habitación de los deseos —respondió la de cabello y piel rosado—. Mientras contaba esa historia, se me ocurrió que podíamos simular que ese lugar existe aquí.
—No entiendo —dijo Kaminari, apoyando su rostro en el hombro de Kirishima—. ¿Qué tiene eso de divertido?
—Más que divertido, es una forma de conocernos entre nosotros —apuntó como si se tratara de una exposición en clases—. Las reglas son muy sencillas: dos personas al azar entran a una habitación durante cinco minutos y hablan de sus deseos y metas a corto plazo. O bien, pueden expresar esos deseos con... Acciones.
Ochako tragó grueso cuando su compañera terminó de hablar. ¡La estaba mirando a ella! Y no era de una forma inocente, pues sus ojos oscuros de pupilas doradas la miraron con picardía y su sonrisa era más bien sugerente.
—¿No es lo mismo que esa cosa de «siete minutos en el purgatorio»? —cuestionó el de quirk de endurecimiento con una ceja arqueada.
—¡Es «siete minutos en el paraíso»! —corrigió—. Y no. Nuestro juego únicamente pretende reforzar los lazos entre nosotros, es por eso que todos debemos participar.
—La única condición es que sean sinceros con sus palabras —añadió Hagakure—. Y que tengan la valentía de confiar en su compañero. Nada de lo que digan o hagan saldrá de la habitación, ¿entendido?
Un bufido escapó de los labios de Bakugou, cuyas intenciones de abandonar el lugar se intensifican a medida que el par de chicas ruidosas hablaban. Lo único que lo mantuvo inmutable en su lugar, fue el hecho de que Todoroki se inclinaba accidentalmente más cerca del hombro de Uraraka.
¿Acaso ese imbécil trataba de provocarlo?
—Y... —La chica invisible alargó la palabra con una nota más alta de lo normal—. ¿Quién quiere ser nuestro primer voluntario?
Ninguno de los estudiantes se ofreció de inmediato; ni siquiera lucían seguros de querer participar en un juego que —obviamente— esas dos acababan de inventar. Sin embargo, cuando Mina parecía decidida a nombrar a alguien al azar —específicamente a Ochako y Shouto—, alguien levantó la mano con tal rapidez, que incluso pudo escucharse el sonido del aire siendo cortado, si eso se podía.
—¡Yo! Si es que se puede, me gustaría.
Era de esperarse que Midoriya fuese voluntario.
—Ah... Sí, eh —balbuceó la de cabello rosa en respuesta—. Tu compañero será... Veamos.
Observó minuciosamente el rostro de todos sus compañeros, como si intentara deducir con quién sería compatible; hasta que se detuvo en la figura de la vicepresidenta. Entonces sus ojos adquirieron un brillo malicioso.
—¡Yaomomo!
La aludida no pudo siquiera protestar, ya que rápidamente fue tomada del brazo por ambas chicas y la arrastraron hacia la habitación más cercana, para después hacer lo mismo con el pecoso y encerrarlos ante la vista aterrada de la mayoría de la clase. ¿Eran ellas heroínas o un par de maquiavélicas sucesoras de All For One?
—¡Tienen cinco minutos! —exclamó una emocionada Mina—. Y recuerden: nada de lo que digan o hagan, sale de ahí.
Uraraka se removió incómoda en su lugar. Por alguna razón, sabía que cuando fuera su turno, todo se volvería un caos; de lo que no estaba realmente segura, era de qué sería aquello que la traicionaría en primer lugar: su enorme boca al decir alguna tontería; su pulso y respiración erráticos al ponerse nerviosa; o sus inconscientes acciones y descontrol de su quirk.
Definitivamente no deseaba hacer flotar a alguien en un arranque de debilidad.
—Cara de ángel.
Sus cavilaciones se vieron interrumpidas gracias a la voz ronca del rubio cenizo, por lo que intrigada, volteó a ver su rostro conteniendo alguna emoción tosca, propia de él; su mirada se encontraba enfocada en el suelo, como si fuera la cosa más importante del mundo... Como si estuviera tratando de evitar la suya.
—Me largaré de aquí —dijo, levantando la vista, pero aún evitándole—. Es una estupidez.
—¿Eh?
No respondió, en cambio, bufó molesto; apoyó una mano sobre su rostro y se masajeó el puente de la nariz, susurrando un par de palabras que no llegaron a oídos de la fémina. Por su parte, ella ladeó la cabeza, sin comprender el porqué de sus acciones; Bakugou era un chico que no necesitaba la aprobación de nadie para hacer lo que quería, mucho menos avisaba cuando llegaba o se iba de algún lugar. Ahora más bien parecía que la estaba incitando a algo más.
—Espero que tú seas mi compañera, Uraraka.
Justo cuando planeaba preguntarle al de ojos escarlata cuáles eran sus intenciones al decirle aquello, Todoroki llamó su atención con esa frase; no dudó en voltear a verlo fijando sus ojos desiguales en ella, con ese mismo brillo juguetón del principio.
—¿Por... Por qué?
—Ella no será nada tuyo porque en este momento se irá, mitad y mitad.
Casi pudo jurar que Katsuki estaba luchando con todas sus fuerzas por no tomarla de la mano y alejarla de ahí; en cambio, su voz había sonado mucho más mordaz cuando se dirigió al hijo de Endeavor, quien extrañamente arrugó la nariz al escucharlo.
Frunció el ceño, alternando la mirada entre ambos chicos. No entendía nada de lo que estaba pasando y, honestamente se estaba convirtiendo en una situación bizarra de la cual estaba segura, debería huir cuanto antes. No porque tuviera miedo, se suponía que como heroína, debía lidiar con peores escenas; empero, comenzaba a sentirse mareada y sofocada por estar en medio de una disputa silenciosa entre dos de sus compañeros.
Iba a decir algo, no obstante, cuando finalmente decidió abrir la boca en protesta, la puerta de la habitación en la que entraron Yaomomo y Deku se abrió repentinamente, revelando a un par de adolescentes sumamente nerviosos y sonrojados hasta las orejas; aquello no hizo más que llamar la atención de la fémina.
¿Qué había pasado ahí dentro?
Resistió el impulso de morderse las uñas, intrigada por saberlo.
—¡Bien, bien! —vociferó Mina, dando pequeños saltos—. Ahora, los siguientes son...
Ni siquiera prestó atención al monólogo de su amiga, ya que sintió la tensión por parte de los dos jóvenes a su lado, quienes aún se miraban por el rabillo del ojo muy indiscretamente; por si fuera poco, Izuku no dejaba de susurrar cosas al vacío, como si estuviera hablando consigo mismo sobre algún asunto de suma importancia. Lo único que alcanzó a escuchar, fueron las palabras «Yaoyorozu» y «beso», las cuales le daban un mal presentimiento al ser conjugadas en una misma oración.
Para su alivio, los siguientes en entrar fueron Kouda y Kyouka, quienes no pusieron resistencia alguna cuando Hagakure sugirió de forma dramática que se divirtieran; sin embargo, en este momento la idea de Bakugou no sonaba tan mal: irse de ahí parecía la mejor opción para salvar su integridad, después de todo.
Cuando se dio cuenta, la mayoría de sus compañeros ya habían entrado a la habitación y ahora era su turno; tanto Ahido como Kirishima la miraban ahora intensamente, esperando a que dijera algo... O reaccionara.
—¿Y bien? —inquirió la de piel rosácea—. ¿A quién eliges?
—¿Disculpa?
—Que escojas... —Se apresuró a responder el agitado pelirrojo—. Dice Ashido que por ser el día de la gravedad, tienes el derecho de elegir a tu compañero. Yo te recomendaría a Bakugou.
¿Qué mierda?
Un tic se asomó en su ojo derecho, producto de todas las emociones vertiginosas que se instalaban en su estómago. No supo distinguir exactamente qué fue, pero el hecho de que precisamente a ella la hicieran elegir a su compañero, estando casi todos indispuestos porque ya habían participado, era por demás extraño. Añadiendo la ridícula justificación de ser «el día de la gravedad», algo que —aparte de ese juego—, evidentemente acababan de inventar.
—Uraraka.
—Cara de ángel.
Tragó saliva con dificultad en el momento que ambos la llamaron lo suficientemente alto como para que todos escucharan, con sus voces perfectamente sincronizadas; incluso un escalofrío recorrió su espina dorsal, advirtiéndole que se levantara y corriera hacia su habitación sin mirar atrás.
Pero ella era lenta ese día. Y en vez de hacer lo que su mente le ordenaba, asintió.
—¿Si? —Trató de sonar serena y desinteresada, pero sus nervios aún la traicionaban.
No hubo respuesta por parte de ninguno, únicamente se mantenían expectantes a cualquier reacción o palabra que ella manifestara. El bochorno en su rostro no se hizo esperar y casi se toca el muslo con los cinco dedos.
—¿Elegirás a Todoroki? —Mina fue la primera en hablar después del incómodo silencio.
—Creo que elegirá a Kacchan —Kaminari entró casualmente a la conversación.
Un gruñido se escuchó. El rubio no estaba nada contento por escuchar aquel asqueroso mote.
—¿De qué hablas? —la chica invisible empujó al de ojos dorados—. Es obvio que será Todoroki. Digo, ¿quién no lo elegiría?
—¡Pues ella, claramente! —exclamó Sero, señalando a la castaña.
De pronto su brazo fue jalado hasta hacerla ponerse de pie. La de cabello rosa no se hizo esperar para ponerla de su lado; Ochako en ese instante odió al resto de sus compañeros por no hacer nada que la salvara de esa situación. ¡Incluso lucían entretenidos! Hasta la calmada y sensata Tsuyu cubría su rostro con ambas manos en un vano intento por esconder su sonrisa.
Empero, más se odió a sí misma por no detener todo e irse de ahí.
—¡Así es! —Eijiro la tomó del otro brazo y la jaló hacia el otro extremo—. Además, Bakugou es la mejor opción.
—¡De ninguna forma! —Otro tirón y Ochako estuvo segura de que mañana sus brazos dolerían—. A Bakugou ni siquiera le gustan estos juegos.
—¡Por supuesto que le gustan! ¿No es así?
Un escueto «no» salió de los labios del rubio cenizo y el pelirrojo jadeó herido; en cambio las chicas sonrieron triunfales y, hubieran festejado de no haber sido por las palabras del bicolor:
—De hecho, a mí tampoco.
Casi se le escapa una carcajada al ver que ellos frustraban los planes de los chicos.
¡Benditos sean!
—Pe-pero... —Ashido boqueaba anonadada—. ¡Ustedes prometieron participar!
—¡No pueden echarse para atrás! —Apoyó el de dientes afilados.
—¡Uraraka, ¿a quién eliges?!
El grito de Kaminari sobre su oreja la asustó tanto, que lo primero que hizo fue gritar de igual forma y sostenerse de las manos de Mina y Eijiro, provocando el descontrol de sus emociones y, por lo tanto, de su quirk; posteriormente, se cubrió el rostro con ambas manos y, sin darse cuenta, sus pies abandonaron el suelo.
Una desagradable sensación se instaló en su estómago.
Los tres se encontraban flotando.
—¡Ochako, bájame!
—¡Eso... Eso no es varonil!
Una sonrisa ladina tiró de los labios de Katsuki, que inmediatamente abandonó la sala con rumbo a su habitación; mientras que Shouto les dedicó una mirada preocupada, observando cómo Kirishima y Ashido chillaban y trataban de alcanzar a la de mejillas sonrosadas entre la ingravidez. Tal vez se lo merecían.
—Lo... ¡Lo siento!
En cuanto recobró —un poco— la compostura, Uraraka juntó las yemas de sus dedos, desactivando su quirk sin dar aviso al par que rogaba por su vida, haciendo que cayeran de bruces al suelo, emitiendo un sonoro golpe al que los demás reaccionaron con una mueca de dolor. Afortunadamente la portadora del quirk ya tenia experiencia y supo aterrizar sobre sus pies sin lastimarse.
Después de eso, su rostro ardió en vergüenza y, haciendo una última reverencia, salió disparada hacia su pieza, sin tener en cuenta que estaba dirigiéndose en dirección contraria.
En definitiva, ese día había sido extraño. Demasiado.
Ochako se detuvo en cuanto supo que había llegado a la paz y quietud del recibidor; empero, no iría a su habitación ahora, teniendo en cuenta que tendría que pasar nuevamente por la sala común, dónde aún se escuchaba el bullicio de sus compañeros. No lo pensó mucho y caminó hacia afuera, esperando encontrar algo de estabilidad.
Se sentó sobre los escalones, admirando el cielo completamente oscurecido y escaso de estrellas. A veces odiaba la luz artificial, pues le impedía observar el firmamento y solamente alcanzaba a distinguir algunas de las estrellas más próximas.
Soltó un bufido al aire. No comprendía la razón por la cual sus amigos se empeñaban en querer unirla a Bakugou y Todoroki. Ella no era demasiado llamativa para acompañar al rubio, ni tampoco era una chica de renombre, para complementar al de ojos heterocromáticos, por lo que no veía ningún sentido que ellos intentaran aquello.
Por alguna razón, el pensamiento la hizo sentir miserable.
¿Era ella tan poca cosa como para considerar una oportunidad con alguno de ellos?
—No lo eres.
Pegó un respingo cuando escuchó una voz proveniente de la puerta. ¿Cuánto tiempo estuvo hablando sola? Peor aún, ¿Desde cuándo ella hablaba sola?
—Eh... —No sabía qué decir ante la figura masculina—. Yo...
Un largo suspiro escapó de los labios ajenos, saboreando la atmósfera.
—No me importa lo que ellos hagan, yo sólo sé que quiero hacer todo eso por mi cuenta.
No pudo evitar arrugar ambas cejas, sin entender lo que él decía.
Se acercó lentamente hasta quedar a un lado de ella y, después tomó asiento demasiado cerca de su costado, mirando hacia el cielo sin prestarle atención en ningún momento. Ni siquiera cuando volvió a hablar:
—Ochako... —La aludida se sorprendió de que la llamara por su primer nombre—. No creo en estas cosas, pero te diré lo que pienso.
—Disculpa, no entiendo-
No pudo culminar su palabrería, ya que la mano del chico se posó sobre su nuca, acercándola a su rostro y uniendo los labios a los de ella en un beso.
Agrandó los ojos hasta que casi podían salirse de sus cuencas. ¿Qué rayos estaba pasando?
¿Por qué sus manos hormigueaban ansiosas por hacer algún movimiento? ¿Por qué sus piernas temblaban amenazando con desfallecer, a pesar de encontrarse sentada? ¿Por qué su corazón latía desenfrenado, amenazando con salirse de su pecho? Pero sobre todo, ¿por qué le estaba gustando?
La suavidad de los labios masculinos la hacía experimentar oleadas de mariposas que revoloteaban extasiadas dentro de su vientre; el sabor era un deleite, un cántaro repleto de agua en el desierto, del que ella podía beber después de días de deshidratación; lo que le transmitía era nada menos que un deseo puro de corazón, anexado a sus sentimientos verdaderos que despejaban las dudas en ella.
¿Acaso era él la persona indicada?
Porque sí, ella deseaba con todas sus fuerzas encontrar a la persona indicada para compartir su vida. Pasara lo que pasara. Durara lo que durara.
Entonces correspondió.
¿Qué importaba si él era o no esa persona?
Lo único que importaba en ese momento, era la oportunidad que le estaba dando de abrirse por primera vez, de dejarse llevar por lo que su corazón le dictaba, de desconectarse del mundo real para flotar sobre la estratósfera y más allá, tomando la mano del chico que la estaba besando de la manera más dócil posible.
Porque le gustaba. Y de alguna manera agradecía que fuese precisamente él quien lo hiciera.
De alguna manera también deseaba que lo hiciera más veces.
Notas:
1.- Había dicho que subiría este capítulo la semana pasada y de hecho lo tenía desde hace dos semanas, pero no recordaba que lo tenía. Pero bueno, hoy se los traigo, espero que les haya gustado, porque sinceramente a mi no.
2.- Cabe destacar que este capítulo no influye en la historia original, así que puede pasar en cualquier parte de la historia (hasta antes del final). Y no tengo nada más que decir, así que: ¿Quién creen que haya besado a Ochako?
¡Gracias por leer!
.
Boku no Hero Academia | ©-Kōhei Horikoshi
Fuego y Tú 2018 | ©-AruBell
[Mayo 13, 2020]
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