(9) Primer paso
Capítulo dedicado a @kimabruu95 (perdón si no puedo etiquetar)
.
«A veces hay que sumergirte en tu subconsciente para dar el primer paso.»
Decir que estaba sorprendida era poco. Uraraka estaba realmente atónita con lo que había escuchado. Y no sólo eso; su cara ardía en vergüenza al verse descubierta espiando una conversación ajena. Por si fuera poco, con la cara llena de chocolate.
Aunque en primer lugar, ¿cómo llegó ahí?
Ni ella lo sabía. Lo único que tenía en cuenta, era la ardiente curiosidad al escuchar los apellidos de tres de sus compañeros y, a partir de entonces, no fue consciente de sus impulsivos actos. Todo sucedió tan rápido.
Kyouka y Yaoyorozu se dirigían a paso lento a la sala común donde —se suponía— no había nadie. Claro, no tomaron en cuenta que la castaña de ojos chocolate se encontraba sentada en uno de los sillones, engullendo con pereza un mochi; y ella realmente hubiera permanecido ahí, o simplemente tomar rumbo hacia cualquier otro lugar, mientras pasaba casualmente a un lado de sus compañeras; no obstante, el hecho que le hizo no sólo quedarse, sino esconderse torpemente detrás de una cortina, fueron las palabras de Kyouka:
—¿No me estás mintiendo? Yaomomo, no tiene nada de malo que te guste Todoroki.
Ochako tuvo que ahogar un jadeo que estuvo a punto de escapar. No supo por qué, pero de repente se le había ido el apetito; al contrario, las ganas por saber más de aquella charla se incrementaron. Y no, no era una entrometida. Únicamente quería mantenerse al tanto de la situación con sus compañeros de clase, por si algún día se les ofrecía algún consejo por parte de ella.
—No lo hago —Momo suspiró por segunda vez—. Si Todoroki me gustara, tú serías la primera en saberlo.
—... Te creo —admitió resignada Earphone Jack—. Pero hace unos días te noté muy al pendiente de él, supuse que-
—Kyouka —interrumpió un tanto ofendida—, Todoroki es mi amigo. Claro que estoy al pendiente de él, porque me preocupa... Porque lo estimo mucho. Nada más.
Aún detrás de las cortinas, Ochako le dio un mordisco a su postre, esperando no hacer demasiado ruido al masticar con la boca abierta.
—Si te soy sincera, me sentiría más atraída hacia Bakugou antes que Todoroki.
Jirou agrandó los ojos en sorpresa. Su sorpresa fue tal, que se levantó de su asiento inmediatamente, exclamando un sonoro «¿qué?» que casi alerta a los demás alumnos de su —no tan discreta— conversación; incluso Momo tuvo que taparle la boca, chistando en señal de que hiciera silencio.
Por su parte, Uraraka casi se atragantó con la comida a medio tragar. La oración de Yaoyorozu la había tomado desprevenida. Jamás en su mente se hubiera imaginado que la vicepresidenta de la clase dijera tales palabras con respecto a Bakugou... ¡A Bakugou! Sí, podía ser un chico extremadamente guapo y con un cuerpo que muchas quisieran, por lo menos, tocar con uno de sus dedos; sin embargo, era el tipo más engreído y grosero que hubiera conocido jamás —Monoma no contaba.
Afortunadamente su tos y jadeos pasaron desapercibidos gracias al grito de Kyouka y la distracción de Yaoyorozu, de lo contrario, se hubiera visto envuelta en una situación bochornosa. Es decir, ¿cómo les explicaría que estaba espiando una conversación íntima? Donde accidentalmente se atragantó cuando escuchó el nombre del chico que la había besado a ella. No a Jirou ni a Momo, ¡a ella!
No eran celos, por supuesto que no. Era solamente la precaución de que una de sus compañeras saliera lastimada gracias al rubio explosivo.
—Cla-claro que con eso no estoy diciendo que Bakugou me guste, o algo parecido... —Antes de que Jirou hiciera más preguntas, Momo aclaró—. Sólo quiero decir que Todoroki sería el último chico en el que me fijaría.
Jirou frunció el ceño en señal de confusión, empero, al menos estaba aliviada de saber que su querida amiga no se sentía atraída por Bakugou, pues había escuchado de una mala fuente —llamada Denki Kaminari— que al rubio le gustaba Uraraka; y siendo sincera, la idea no le sonaba tan descabellada. La chica de la gravedad incluso había admitido frente a toda la clase, haber sido besada por él.
No obstante, al ver el rostro sonrojado en ella, una idea cruzó por su mente.
—¿Y quién sería el primero?
Tanto la azabache como la castaña abrieron los ojos un tanto más de lo normal, ambas nerviosas por la posible respuesta; Momo no había pensado en eso antes, sin embargo, había algo más que le surcaba sus más recientes pensamientos; Ochako tan sólo estaba expectante a cualquier palabra, por lo tanto, asomó levemente la cabeza, cuidando no ser descubierta.
—N-nadie realmente —mintió, y entonces se sintió estúpida por ser una pésima mentirosa—. Yo no-
—¡Oh, vamos! —insistió su amiga—. ¿No hay nadie que te llame la atención? ¿Ni siquiera un poco?
En ese momento, Momo odió con todo su corazón a la persona que se mantenía a la espera de una respuesta. No era odio como tal, jamás odiaría a su mejor amiga; no obstante, no comprendía por qué tenía que comportarse de la manera en la que Ashido y Hagakure se comportaban. Era inaudito.
Suspiró pesadamente. Esto no tenía ningún sentido y Jirou lo hacía parecer el asunto más importante del mundo. Ya se desquitaría después, de alguna forma.
—Bueno... —Comenzó, sin saber muy bien lo que iba a decir—. Últimamente he estado coincidiendo con Midoriya y... No sabría decir si es a lo que te refieres, pero, él es interesante.
—¡¿Qué?!
Ninguna de las dos tuvo tiempo de decir nada más, ya que fueron sorprendidas por el estrepitoso grito femenino y el sonido hueco de una caída, que provenían de detrás de una de las cortinas. Por consecuente, ambas pegaron un respingo y voltearon inmediatamente hacia la fuente del ruido, encontrándose con una particular imagen:
Al escuchar la última frase dicha por Yaoyorozu, el impacto en Ochako fue tanto que, de una u otra forma terminó enredando los pies en la tela, tropezando con ésta y cayendo al suelo; pero eso no fue todo, sino que —gracias a su mala suerte— el mochi que llevaba en la mano, cayó frente a su rostro antes de que ella se estrellara la frente con el piso. Si bien, amortiguó un poco el golpe en la cara, ésta quedó parcialmente cubierta de chocolate.
No sólo su comida se había arruinado, sino también su dignidad.
—¡Uraraka, ¿qué... Qué hacías ahí?! —Kyouka fue la que lanzó la primera pregunta.
Y entonces Ochako se lamentó el hecho de esconderse detrás de la cortina y no de una maceta.
Shouto Todoroki siempre se había considerado a sí mismo como un chico tranquilo, tolerante y sobre todo, seguro de sí mismo y de sus metas; sí, había veces en las que dudaba de sus capacidades y reprimía sus sentimientos, pero eso era completamente normal, después de haber pasado por una dura infancia y no tener amigos hasta que entró a la academia de héroes más prestigiosa del país.
Entonces ahora, ¿por qué sentía que reprimía más de lo que le gustaría?
Sus objetivos siempre habían sido concisos; nunca se había tomado el tiempo de analizar a fondo, sentimientos como la empatía o la amabilidad; y siendo sincero, hasta un poco torpe era cuando se no se le hablaba literalmente. Ahora, no solamente su temperatura corporal se había visto inestable —aunque de cierta forma, eso lo podía atribuir a su quirk—, sino que todo lo demás venía detrás, como si las piezas del dominó hubiesen sido acomodadas meticulosamente, para finalmente colisionar una tras otra.
No entendía lo que le pasaba, ni cómo eso le afectaba a su rendimiento, no obstante, sí sabía perfectamente desde cuándo había comenzado; desde que Midoriya le pidió amablemente acompañar a Uraraka a su dormitorio, el día en que terminaron su relación, todo se fue volviendo un caos en su cabeza. Porque él ni siquiera consideraba a la castaña, una chica que mereciera el amor que profesaba el pecoso. Porque a leguas se veía que ella nunca lo había querido de la forma romántica que él necesitaba. Y sobre todo, porque a partir de eso, su amistad con el chico se vio afectada, al punto de que a duras penas se dirigían la palabra.
Sin embargo, no la odiaba, ni le guardaba rencor. No después de conocerla mejor y darse cuenta de que ella era tan sólo una víctima más de las circunstancias.
Aunque no era de importancia, y, él no podía distraerse de lo verdaderamente importante. No ahora, que había recibido una segunda oportunidad para hacer el examen en el que reprobó.
No iba a quedarse detrás de sus compañeros. Obtendría esa licencia.
Si bien, aún quedaban un par de días para eso y necesitaba poner todo su esfuerzo, tampoco se hacía merecedor de pelear contra uno de los Tres Grandes, por lo que ese día decidió quedarse a observar cómo los demás eran derrotados de una manera humillante. Y en cierta forma, le causaba un poco de gracia y admiración la gran diferencia que había entre ellos y los estudiantes de tercero.
Era por eso que esa tarde, decidió tomar un pequeño entrenamiento en solitario. Necesitaba aclarar su mente y deshacerse de los malos pensamientos.
«Concéntrate», era la única palabra que cabía en su cabeza. La única que repetiría hasta olvidarse del cosquilleo en el estómago que lo incomodaba de sobremanera; pero tal vez eso se debía a una enfermedad, pues también se comenzaba a sentir mareado y distante de la realidad. Hasta que un par de pasos suaves lo sacaron de su trance.
—Todoroki.
Hizo un leve asentimiento sin voltear a ver a la persona que lo interrumpió, de igual manera, esa voz trémula era inconfundible. Aún sentía el mareo, pero poco le importó; en cambio, se sentó lentamente en el suelo frío de concreto.
Sin embargo, la seriedad en el timbre vocal del contrario le hizo agrandar los ojos cuando dijo lo siguiente:
—¿Podemos hablar? Supongo que sabes de qué.
Tragó grueso. Por supuesto que lo sabía.
Y sinceramente, no tenía idea de lo que iba a decir cuando Midoriya comenzara a hacer preguntas.
—¡Ya te dije que no me interesa, mierda!
Katsuki gritó por undécima vez, tras escuchar impaciente los molestos intentos de su amigo por hacer que lo escuchara. Y es que no le interesaba nada que tuviera que ver con esa «cara redonda», ya había tenido suficientes problemas por su culpa, como para añadir otro a su lista Así que, sensatamente hablando, necesitaba alejarse de ella por su salud mental.
—Pero hermano —replicó el pelirrojo—, esta podría ser tu única oportunidad para demostrar tus sentimientos hacia Uraraka.
—¡¿Y quién mierda te dijo yo quería hacer algo?!
Kirishima se quedó en silencio durante un minuto; parecía que estaba pensando lo que iba a decir a continuación, pero finalmente soltó un largo suspiro, mientras negaba lentamente con la cabeza; el rubio gruñó en respuesta, claramente enojado. ¿Acaso ese idiota estaba portándose condescendiente con él?
—No hace falta que me lo digas para saberlo.
—No digas estupideces.
—Estás enamorado de Uraraka, ¿verdad?
Se quedó callado ante las palabras del pelirrojo. Era el colmo. ¿Cómo podía siquiera pensar que él sentía algo por esa mujer? Estaba equivocado, todos lo estaban. Él no tenía tiempo para pensar en esas tonterías; el único pensamiento que debía entrar en su cabeza, era el de convertirse en el héroe número uno, superar al inútil de Izuku y a todos los extras que quisieran interferir en su camino. Si ese idiota con pelo de mierda —sin contar a todos los idiotas que lo seguían siempre— creía que estaba asquerosamente enamorado, era su problema. Pero que —casi— lo obligara a hacer algo al respecto, lo hacía rabiar.
Comenzaba a creer que haber besado a Uraraka sí había sido un error.
—No es necesario que me respondas, porque eso ya lo sé —continuó Eijiro, mirándolo de reojo—. Pero-
—No me importa lo que digas —bramó furioso, interrumpiendo a su amigo.
—Yo sé que te importa —acotó el de dientes afilados sin contener la emoción—. Y te importará mucho más después de saber que-
—¡Ya cállate, mierda!
—¡Todoroki ha estado muy cercano a ella últimamente! —Como si no lo hubiera escuchado callarlo, terminó exclamando—. ¿Vas a perder al gran amor de tu vida contra él?
Aquellas palabras fueron suficientes para que algo dentro de Katsuki hiciera click. No lo admitiría jamás, pero con la última oración dicha, Kirishima había herido su orgullo de una manera que lo hacía sentir patético; porque a pesar de ser un tema irrelevante y ridículo, el hecho de perder contra ese bastardo no era algo que estuviera en sus planes, de ninguna manera, en ningún escenario.
Y bien podía pasar de largo y simplemente dejar en claro que no estaba enamorado de Uraraka, que ni siquiera le atraía su redonda cara, o sus ojos color mierda... Sin embargo, había algo que le impedía decir eso. Algo que su subconsciente sabía perfectamente, pero que debido a su ego se negaba a admitir...
—¡Buenas noches, chicos!
Tal vez —sólo tal vez— la indiferencia a la presencia de Uraraka desaparecía poco a poco.
Instintivamente miró de reojo a la chica en cuestión, saludando a todos sus compañeros con esa estúpida sonrisa que siempre le daba a su rostro, un toque angelical y dulce; tan dulce que a Katsuki le asqueaba de sobremanera ser completamente incapaz de apartar los ojos de ella. Y por supuesto, su intensa mirada no pasó desapercibida para ella, que sólo pudo tragar saliva con dificultad mientras trataba en vano de ignorarlo.
Sonrió victorioso al notar aquella expresión tan notoria en el rostro de la castaña. No era una novedad para nadie el egocentrismo que poseía, ni el espíritu de lucha que siempre daba a relucir; sin embargo, para él era una gran ventaja provocar ese tipo de reacciones en Uraraka. Ella, que hacía tan sólo unos meses babeaba por el inútil de su rival, ahora se ponía nerviosa con su presencia.
La razón por la que intentaba evitarlo con la mirada era lo de menos. Él estaba seguro de que tenía algo que ver con los acontecimientos pasados —más específicamente, el beso que se dieron—. Y algo en su interior explotaba orgulloso, porque sabía que eso era algo que ella jamás olvidaría... Y también era algo que Todoroki jamás tendría de ella: su primer beso.
Se levantó lentamente del asiento que compartía con Kirishima y para desgracia de Ochako, caminó a paso perezoso hasta quedar a su lado, mirándola de soslayo, con la burla marcada en su varonil rostro.
—¡Hey, pelos de mierda! —llamó, esperando el asentimiento del pelirrojo.
La chica sudó. Bakugou no dejaba de mirarla, pese a que sus palabras hubieran sido dirigidas a su amigo.
—Tal vez lo estoy.
Kirishima frunció el ceño sin entender lo dicho por el rubio, empero, antes de preguntar a qué se refería, él ya se había retirado del lugar con rumbo a su dormitorio, por lo que se quedó en silencio, intentando procesar toda la conversación, desde el principio. Daba igual, ya mañana tendría tiempo de interrogarlo y, aunque sabía de sobra que su amigo no le repetiría lo dicho el día de hoy, no perdía nada con intentarlo.
Ochako, por su parte, se quedó inmóvil en su lugar. No comprendía, pero tenía la ligera sensación de que Bakugou no se refería del todo a Kirishima, porque al momento de hablar, le había dirigido esa sonrisa ladina a ella, como si en realidad fuera a ella a quien iban dirigidas esas extrañas palabras.
La verdadera cuestión era: ¿Qué fue lo que hizo?
Admitirlo.
A medias, pero admitirlo.
Boku no Hero Academia ©-Kōhei Horikoshi All Rights Reserved
Fuego y Tú 2017 ©-AruBell
[Marzo 10, 2020]
Notas:
1.- Actualización tarde como siempre. Intento mejorar eso. Sólo espero que les haya gustado este capítulo. Trataré de publicar más seguido, ahora que tengo la inspiración a full con esta historia.
2.- ¿Les parece que haga un especial con más romance entre nuestro querido trío amoroso? Como esta historia está a punto de llegar a las 10K de lecturas al momento de publicar este capítulo, he decidido hacer un pequeño capítulo especial para ustedes. Sé que no he avanzado nada con su relación y ustedes esperan más momentos Kacchako y/o Todochako, por lo que se los daré al llegar esos 10K. ¡Espérenlo!
3.- Nos estaremos leyendo en el próximo capítulo: Katsuki o Shouto II: Dos chicas y un Aoyama.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro