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(6) ¿Amigos? Tal vez


"No grites los sentimientos que no tienes, ni expreses intenciones que no te pertenecen."

Se quedó callada.

Aún no entendía lo que tramaban o lo que intentaban hacer, pero comenzaba a sospechar que eso no llevaría a nada bueno, o simplemente les traería problemas a largo plazo. Y es que, de ninguna manera aprobaba las intenciones de su grupo de amigas, quienes planeaban forzar un sentimiento entre dos personas que estaban metidas en un gran embrollo.

Suspiró.

Si bien, se divertía enormemente al imaginarse a algunas de sus amigas teniendo una relación con chicos lindos, esto era diferente. Simplemente no podía siquiera imaginarse a Uraraka y Todoroki juntos, en una relación, tomándose de las manos... Dándose besos.

No. Momo aún compadecía a Midoriya y sus sentimientos hacia la castaña, que aún seguían tan vivos como la primera vez que se enteró de que le gustaba. Él era un libro abierto al público, que estaba dispuesto a entregar su corazón a la persona que amaba; y que, por más que esa persona le rompiera el corazón, seguiría estimándola. Sin poder guardarle rencor alguno.

Él era tan bueno, tan puro... Aunque un idiota.

—... Entonces, Todoroki caerá rendido de amor por ella —acotó Hagakure, quien era una de las más emocionadas.

—Sí —secundó Mina—. No dejaremos que los chicos interfieran entre el amor que se tienen Uraraka y Todoroki.

—¡Baja la voz, Ashido! —Reprendió Kyouka, claramente alarmada de las palabras de sus compañeras—. Recuerda que Todoroki está aquí, y podría escucharte.

Momo observó de reojo al mencionado, que se mantenía sentado en su pupitre, con esa expresión tan imperturbable como siempre; mirando hacia la ventana y a la espera de que el profesor llegara. Era casi un milagro que no escuchara —o no prestara atención— a la para nada discreta conversación entre ellas.

—He estado pensando en cómo deberíamos llamar a la linda pareja —Tooru volvió a hacer uso de la palabra, recargándose en la mesa del profesor.

Vaya. Entonces las chicas sí que iban en serio con aquel descabellado plan de actuar como cupido.

—Todochako —colcluyó alegremente, cuidando de no ser escuchada por el bicolor.

—¿Todo... Qué? —Finalmente, Tsuyu habló.

Todochako —afirmó la chica de cabello y piel rosa—, una mezcla entre el nombre de Ochako y el apellido de Todoroki, o quizá también una abreviación de Todoroki Ochako, nombre de casada de nuestra querida amiga.

Yaoyorozu no pudo evitar fruncir el ceño con desdén. Ahora no sólo sospechaba que quisieran actuar como simples cupido, sino que tampoco se rendirían hasta lograr su cometido. Especialmente Ashido y Hagakure, que se la pasaban fantaseando con cada par que tuviera la más mínima interacción. Esto no le gustaba nada.

Y por supuesto, se negaba a participar en aquel descabellado plan. Al parecer Kyouka dudaba de hacerlo y Tsuyu estaba igualmente de su lado, negándose rotundamente a interferir por su mejor amiga.

Volvió a mirar a Todoroki, que para su sorpresa, se había mantenido en la misma posición, sin ser consciente de nada a su alrededor. Parecía que estuviera pensando en algo, o alguien...

—Yaomomo, ¿te encuentras bien?

No esperaba que Jirou le tomara el hombro repentinamente, ignorando la palabrería de las otras chicas. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía los puños tensos sobre su regazo, advirtiendo que tal vez se encontraba molesta.

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

La de cabello azabache suspiró, para después sonreírle con complicidad.

—Has estado mirando a Todoroki desde hace un rato.

Cuando su amiga le susurró aquello en el oído, no pudo evitar pegar un respingo, con las mejillas rojas y los ojos más abiertos de lo normal. Creyó haber sido discreta al mirarlo, pero al parecer su mejor amiga la conocía mejor de lo que esperaba.

—¡No, no! —Exclamó tan fuerte, que no sólo se ganó la atención de las chicas, sino también la de Todoroki—. Quiero decir... Estoy bien, de verdad.

Para su suerte, en ese instante llegó Aizawa y el timbre que daba inicio a las clases sonó, dispersando toda la atención centrada en ella y su repentino bochorno. Suspiró aliviada, dispuesta a irse directo a su lugar, sin embargo, fue tomada suavemente del brazo.

—Tú y yo tenemos que hablar después —sentenció Jirou con seriedad.

Bien. Sabía que de esa charla no podía escaparse. Lo peor de todo, era que su amiga le daba la impresión de estar malinterpretando las cosas; porque después de mirarla a ella, dirigió su vista hacia un distraído Todoroki, a la vez que esbozaba una sonrisa pícara y negaba con la cabeza.

Momo ni siquiera quería imaginarse lo que pasaba por la mente de Earphone Jack.

Cayó al suelo rendida. Sus piernas ya no tenían fuerzas para continuar en pie y, sus brazos temblaban con tan sólo apoyarlos en alguna superficie. Ahora que miraba el cielo con los ojos entrecerrados, las pocas estrellas visibles en el firmamento parecían ser lo más interesante del mundo.

Y es que en ese momento, Ochako deseaba ser una de esas tantas estrellas que existían en el universo, viajando ahí, a miles de años luz y envejeciendo en soledad. O por lo menos, quería activar su quirk en ella misma y ver hasta dónde podría llegar: hasta la mesosfera, la estratosfera... ¿Qué más daba? Lo único que le importaba era alejarse de todo y de todos, para sentirse libre, viva, sin ningún peso en su consciencia.

—Uraraka...

Solamente olvidaba una cosa.

—¡Levanta tu maldito culo, cara redonda!

Ella había elegido ser heroína. Y su subconsciente había elegido el peligro de involucrarse en un entrenamiento con dos chicos brillantes, pero demasiado problemáticos.

Ahora los dos estaban a cada costado suyo, observándola de pie, como si su altura no fuese suficiente para abrumarla.

—¿Estás bien?

—¡Claro que está bien, maldita sea! —Bakugou respondió a la pregunta de Todoroki—. Ella no es ninguna débil.

La castaña se levantó con pesadez, antes de que esos dos iniciaran una pelea nuevamente —que Bakugou la iniciara—. Aizawa había sido muy amable al permitirles dar el último entrenamiento, antes de presentar los exámenes de licencia provisional. Aunque los dos chicos ya lo hubiesen hecho en clases, tenían el deber de ayudarla a ella.

Y agradecía aquello de corazón. Pero...

—¡Demonios, Uraraka! Deja de perder el tiempo y muévete.

—Bakugou, yo creo-

—¡Cállate, bastardo mitad y mitad!

No soportaba estar al lado de Bakugou.

Si bien, estaba dispuesta a agradecer su buen gesto al ayudarle a entrenar, pese a todas sus riñas y reclamos, su rostro no hacía más que recordarle que aún seguía furiosa con él. No había querido pensar mucho en eso anteriormente, ni mucho menos quería mencionarlo en voz alta, pero desde que la hubo besado, no dejaba de pensar en él, atribuyendo su manera de actuar a lo que más detestaba.

No era que le cayera mal, ni mucho menos. Como compañero se había portado muy bien —extrañamente— con ella y, podría decir que hasta se preocupaba por su desempeño académico; sin embargo, como persona era lo contrario. El hecho de querer hacer miserable la vida de su ahora exnovio, lo volvía un ser despreciable. No entendía el porqué de su desprecio hacia Deku.

—Uraraka...

Y hablando de desprecio.

—¿Podemos hablar?

El ambiente se quedó en silencio por un tiempo prolongado. Ochako giró su vista hacia la persona que más atormentaba su cabeza en ese momento; con el cabello tan alborotado como siempre y sus mejillas pecosas sonrojadas, Deku se encontraba frente a ella, mirándola seriamente, para después alternar sus ojos jades —tan carentes de brillo— entre Bakugou y Todoroki.

—Kacchan...

Soltó el nombre del rubio con una acidez impropia de él, algo que a Ochako le causó aún mas culpa de la que ya sentía. Bastaba con tan sólo ver la mirada llena de rabia que Katsuki le devolvía.

Pasaron unos minutos de eterna angustia silenciosa, hasta que afortunadamente, Todoroki decidió hablar, diciéndole a la castaña que tenía cosas por hacer; pese a que ella le rogó con la mirada que se quedara y no la dejara sola con Deku y Katsuki, el bicolor pareció no haber entendido la indirecta.

Aunque si quería solucionar las cosas con el pecoso, necesitaba que Bakugou estuviera presente.

—Yo también me largo de aquí —musitó el rubio por lo bajo, desviando su vista de Izuku hacia un lado.

—¡E-Espera!

Ochako estuvo dispuesta a detenerlo antes de que se fuera, sin embargo, la cálida mano de Izuku la tomó del brazo con delicadeza, dándole a entender que deseaba hablar solamente con ella. Por un momento se estremeció. Había extrañado tanto el tacto de su mano.

Dejaron que Katsuki se marchara lo suficiente; hasta entonces, Izuku no la soltó ni tampoco se atrevió a mirarla directamente. Y Ochako no sabía qué hacer para iniciar una conversación con él —definitivamente no podía llamar conversación a lo siguiente—. La mente se le había bloqueado; no lograba pensar algo sin caer de nuevo en aquellos tortuosos recuerdos del chico, llorando y huyendo de ella.

—Aún no me cabe en la cabeza cómo pudiste herirme tanto...

Tragó grueso ante las repentinas palabras del pecoso, que ahora la sostenía de los hombros con ambas manos. Su mirada seguía siendo severa, sin embargo, había en ella un destello de decepción; el mismo brillo que había visto el día que la vio besándose con Bakugou.

—Iida me dijo que no dejara pasar más tiempo y hablara contigo —sonrió tristemente, bajando su mirada al suelo—. Aunque, ¿sabes? Aún no me siento listo para afrontar tus palabras.

—Iida —imitó las acciones de Izuku, recordando a su amigo—, debe estar odiándome, ¿cierto?

Él rió por lo bajo, negando con la cabeza. Por un instante Ochako pudo sentir algo de confianza, como si pudiera ser capaz de hablarle con la verdad, como debió haber sido desde que inició su relación.

—Él está decepcionado de ti.

Las palabras del chico la hicieron volver a la realidad. Porque no sólo había traicionado a Deku, sino que se había distanciado de Iida sin darle ninguna razón. Y peor aún, ni siquiera había cruzado una sola palabra con él desde hacía una semana, cuando la suspendieron de clases. Tal vez se encontraba demasiado molesto con ella por haber engañado a Deku.

—Es normal, ¿no crees? —Añadió el pecoso, mirándola nuevamente—. Él piensa que no lo consideras tu amigo... Dice que no le tienes la suficiente confianza, como para hablarle de tus problemas emocionales.

En ese momento, Ochako se sintió aún más miserable de lo que ya se sentía. Iida también era su amigo, también merecía saber sobre lo que aquejaba su interior y quizás hasta podía darle un consejo para ayudarla un poco. Entonces se dio cuenta de que no merecía su amistad.

—Él no te guarda rencor, no pienses mal —se apresuró a decir Deku, en vista de que ella comenzaba a hacer esfuerzo por no llorar.

—¿Y tú lo haces?

Ahora fue el momento en el que Izuku se sorprendió de la pregunta ajena. Desvió su vista apenado, meditando las palabras correctas para no herirla, o eso pensaba ella.

—Deku —insistió vehemente—, ¿tú me guardas rencor?

—N-no es eso, Uraraka... Yo sólo-

—No me mientas —interrumpió con la voz quebrada—. Lo veo en tus ojos. Tú me-

—Eso no es verdad, Uraraka —él interrumpió severamente—. No te atrevas a decirlo.

Comenzaba a perder los estribos. Aquella conversación no los estaba dirigiendo hacia ningún lado y, Deku no era claro con sus palabras; aunque ella tampoco estaba haciendo algo para explicar sus errores. Sólo quería que la perdonara, que volviera a ser el mismo —antes de que comenzaran con su relación—, que la dejara de mirar tan cruelmente.

Pero él...

—Sólo quiero saber una cosa —después de unos minutos de silencio, Izuku retomó la palabra—, y quiero que seas sincera.

El cuerpo de la fémina tembló. No le gustaba nada el tono de voz que él había empleado.

—El beso que Kacchan y tú se dieron... ¿Te... Te gustó?

Abrió los ojos de golpe, más de lo normal. Ochako no se esperaba una pregunta así. Precisamente esa pregunta. Quería que la tierra se la tragara y no dejara rastro de su existencia.

¿Cómo se suponía que respondería a eso?

No quería que Izuku se hiciera ideas erróneas, ni tampoco que sacara conclusiones adelantadas. Sin embargo, no podía mentirle, no después de haberle mentido de la peor forma, al darle ilusiones sobre un supuesto amor que ella siempre malinterpretó; si realmente quería sonar sincera, debía hablarle con la verdad, aunque eso implicara romperle el corazón... Una vez más.

Porque sí, lo admitía. Le había gustado aquel beso.

—Uraraka —sin esperar por una respuesta, Deku la tomó de los hombros—, y-yo quería ser tu primer beso... Quería que ese momento fuera especial para ti...

Ella se quedó estática en su lugar, sin ser capaz de mirarlo a los ojos. No podía creer que después de todo lo que le había hecho, aún pensara en ella antes de sí mismo. A su vez, le estaba dificultando no sólo la respiración, sino también sus deseos de serle sincera y no echar todo a perder una vez más.

—Quería que tu primer beso fuera con amor y con tu consentimiento...

¿Por qué decía esas cosas? Otra vez estaba murmurando cosas sin escuchar a su alrededor y para Ochako era más difícil hablar.

«Por favor...»

—Me siento un idiota, porque por mi cobardía no fui yo quien estuvo en ese momento tan importante...

El nudo en su garganta se hacía cada vez más pesado. En cualquier momento rompería en llanto gracias a la culpa que —indirectamente— Deku le cargaba.

«Por favor... Cállate...»

—Si Kacchan te obligó, yo no me lo perdonaría jamás. Uraraka, yo...

El agarre en sus hombros se intensificó y su cuerpo se tensó, advirtiéndole las posibles consecuencias de dejarlo hablar un segundo más.

—Deku, por favor no-

Trató de reunir valor, pero al parecer él no la estaba escuchando y siguió hablando:

—Uraraka, yo te-

—Por favor, no lo digas. Deku-

—Te amo, Urara-

—¡Sí me gustó!

De repente, el pecoso calló, tratando de asimilar sus palabras; la soltó rápidamente, como si el solo tacto le quemara la piel; y se alejó a largas zancadas de ella, sin despegar la vista de sus ojos avellana, que ahora derramaban lágrimas amargas.

—E-estás bromeando, ¿verdad?

—No —intentó sonar convincente, pese a que se estuviera derrumbando internamente—, Bakugou me dio el mejor primer beso que hubiera deseado en mi vida.

La última frase sobraba, empero Uraraka no podía dejar que Deku creyera que todo era una mentira. Él no merecía sentirse culpable por las acciones de Bakugou y ella; ni siquiera estaba segura de que mereciera compadecerse de ella, como lo estaba haciendo hacía tan sólo un instante.

—No quiero que entiendas mal, Deku —suspiró cansada, intentando acercarse, aún cuando él se alejaba más—. Mi intención nunca fue esta. Yo estaba confundida.

Se detuvo en seco, logrando que el chico la imitara. Mientras él volvía a mirar al suelo, esbozando una sonrisa triste. Le dolía verlo de esa manera.

—¿Sabes? Yo quería arreglar las cosas entre tú y yo —explicó, con la voz entrecortada—. Quería que volviéramos a tener la misma amistad que algún día tuvimos. Yo... —Suspiró largamente, para después volver a enfocar su mirada en los ojos chocolate de Ochako—. Esperaba superarte. No sabes cuánto rogué para no escuchar lo que me acabas de confirmar.

Se quedó callado un momento y entonces, Ochako pudo pensar mejor las cosas; incluso se arrepintió enormemente de haberle dicho la verdad con tanta brusquedad, no obstante, sabía que Deku no le creería si lo decía de otra forma. Lo que la hería de sobremanera, era la actitud afligida del chico. Él no era así. ¿Dónde había quedado aquel chico sonriente y decidido que un día conoció?

—... Ahora ya no sé si quiero que volvamos a ser amigos.

Esa frase la hizo despertar de sus cavilaciones. ¿Había escuchado bien? Deku quería hacer las pases con ella y ahora...

—Deku, yo-

Se estaba acercando peligrosamente a ella.

—Uraraka, ¿puedo besarte?

No lo entendía, no había tiempo para entendimientos. En un instante volvió a ver el mismo brillo decidido en sus ojos verdes, que no dudaban ni un segundo; y también la estaba tomando de ambos brazos, como si tuviera miedo de que huyera.

—¿Qué...? —Susurró lentamente, temerosa de escuchar la pregunta nuevamente.

—Tú y yo nunca nos besamos, aún siendo pareja —el chico intentó sonreír, fallando en el intento—. A mí me gustaría que mi primer beso me lo diera la persona a la que quiero... Tú eres esa persona.

Entonces estaba hablando en serio.

—¿Qué estoy diciendo? —desvió la mirada hacia un lado, claramente apenado—. N-no lo tomes a mal, Uraraka. No quiero que pienses que te estoy obli-

No pudo terminar su frase, ya que Ochako rodeó su cuello con ambos brazos y estampó los labios contra los suyos, dejándolo con los ojos bien abiertos y el cuerpo rígido. Aún no terminaba de comprender aquella manía en él de expresar tantas emociones a la vez; ahora mismo lo sentía feliz y tranquilo, pese a que no reaccionara al repentino beso que le estaba dando.

Y aquello era algo que a Uraraka le gustaba de Izuku. Era una lástima que ella misma no pudiera corresponder a sus sentimientos.

El de cabello verde finalmente cedió al ósculo, deslizando ambas manos hasta detenerlas en la estrecha cintura de la castaña, aferrándola a él en un intento por prolongar aquel íntimo contacto y hacer que perdurara en sus memorias.

Le devolvió el beso con una ternura angelical... Casi inimaginable.

Y se sentía bien... Ambos se sentían libres.

Sólo esperaba de todo corazón que, algún día Izuku encontrara a alguien que realmente correspondiera a su amor.

Ella no podía hacerlo.

—¡¿Oh? Pero si son los dos mejores alumnos de la clase A! Los que limpiaron el salón de la inferior clase B la semana pasada.

Neito Monoma los señalaba sin pudor, mientras reía abiertamente frente a ambas clases y lanzaba comentarios despectivos hacia Bakugou y Todoroki. El rubio engreído de la clase B se mofaba mayormente de Bakugou, porque sabía perfectamente que su carácter era altamente explosivo y le devolvía los insultos.

—¡¿Qué dijiste, bastardo?!

—¡Bakugou, espera! Si Aizawa-sensei te ve peleando antes de irnos, podría irte peor.

Ochako miraba de reojo los inútiles intentos de Kirishima por calmar a un irritado Bakugou y después negó con la cabeza, volviendo su vista hacia Izuku. Habían pasado tantas cosas entre ellos en tan poco tiempo que, ya no estaba segura de lo que pasaba por su mente. Negó nuevamente. Necesitaba concentrarse, después de todo, estaban a punto de presentar sus exámenes para obtener su licencia provisional. No podía flaquear, ya tendría tiempo para pensar después.

—Uraraka...

Giró su cabeza hacia la persona que la llamaba perezosamente, encontrándose con la mirada bicolor de Todoroki.

—No estés nerviosa. Recuerda que eres fuerte.

La estaba halagando.

Por primera vez, desde que iniciaron sus problemas, sonrió. Una sonrisa tan genuina y verdadera que incluso contagió al heterocromático; aunque claro, la sonrisa de él fue mucho más discreta.

Tal vez sí podían llegar a ser buenos amigos.

¿Sabías que...? Los hombres dicen "te amo" un 70% antes que las mujeres. La diferencia en la disposición de ser abierto y expresivo sobre el amor con una pareja puede suceder por distintas razones. —Izuku fue abierto con Ochako, expresando sus sentimientos gracias a la necesidad de ser correspondido por ella y no perderla.

Boku no Hero Academia © Kōhei Horikoshi All Rights Reserved

Fuego y Tú 2018 © AruBell

[Noviembre 17, 2018]

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Notas:

1.- ¿Tardé mucho? Otra vez. Espero que les haya gustado el capítulo. Traté de meterle más drama al asunto, espero haberlo logrado.

2.- En el siguiente capítulo se supone que daría inicio el arco de licencias, pero trataré de resumirlo, porque no quiero dar posibles spoilers ni tampoco entrar al tema del manga, cuando ya sabemos lo que pasa. Así que no se preocupen por eso.

3.- A partir de ahora iniciará la verdadera lucha por el amor de nuestra querida Uraraka. Perdón si llevo un ritmo lento con esta historia, pero quiero que entiendan que esto es una historia cliché que quiero trabajar bien; y quiero que la relación Todobakuraka se desarrolle lo más coherente posible.

4.-Mil gracias a las personas que comentan y votan. Gracias a ustedes, esta historia esta en el ranking de fanfics más populares, ocupando el primer puesto en categoría "Todochako" y el lugar 12 en categoría "Kacchako". De nuevo les doy las gracias. Sin ustedes, esto no sería posible. ❤

5.- Nos estaremos leyendo en el próximo capítulo: Tu imperfecta perfección.

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