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(4) Cuando Katsuki analiza


"Y mientras la nube gris se interponga entre el sol y la tierra, no habrá calidez en el desolador ambiente."

«Aléjate de él...»

Escuchaba una vez más. Su cuerpo se sentía pesado y sus párpados eran infieles a sus órdenes de abrirlos, sin embargo, la insistente voz en su cabeza era tan clara como aquel recuerdo y, el tono de voz tan nítido, que casi comenzaba a odiarlo.

«Te lo pido una vez más, por el bien de ambos...»

Cada vez que lo recordaba pidiéndole aquello, quería llorar. No por lo absurda que sonó la petición a sus oídos, sino porque tenía razón... Lastimosamente tenía razón. Ella no soportaba más el hecho de sentirse una vil y traidora mujer que sólo jugó con una persona a tal punto de dañarla internamente; traicionando su confianza con palabras bonitas, mientras por dentro intentaba sentirlas. Porque en el fondo lo sabía certeramente: ella no amaba a Izuku Midoriya.

«Aléjate de Midoriya, Uraraka.»

La voz de Todoroki en ese entonces sonaba tan severa y rasposa que, incluso tuvo miedo de él. Ochako no sabía el porqué de su —órden—, pero estaba casi segura de que a él no le gustaba ver a Deku tan triste... Tan perdido de sí mismo. Eran amigos, después de todo.

—Al fin despiertas.

Cuando abrió los ojos, se encontró con una pequeña figura de espalda encorvada, mirándola detenidamente. Recovery Girl era una ancianita de buen corazón que trataba a sus pacientes de la mejor manera —aunque la mayoría de las veces los sermoneaba—. Y Ochako la estimaba, la admiraba. Así que sonrió levemente para no preocuparla, mientras tocaba su frente vendada.

—Lo siento, yo-

—Tus compañeros han estado preocupados por ti —interrumpió la mayor, cambiando el tono de su voz a uno más serio—. No dejan de preguntar por tu estado.

Era verdad, había preocupado a sus compañeros de clase también, y quizás a su profesor. Entonces se dio cuenta de que no había sido poco el tiempo que había estado inconsciente; lo notó al ver a través de la ventana, el cielo oscurecido y escuchar menor ruido que en la tarde. Seguramente habían pasado horas.

Estuvo a punto de replicar, cuando la puerta de la habitación fue abierta, dejando ver a una de las personas que menos quería ver en ese momento, mirándola con un deje de molestia en aquellos ojos cansados. Por instinto, aferró sus manos a la sábana que cubría la mitad de su cuerpo y tuvo el impulso de tragar saliva.

—A-Aizawa-sensei...

—¿Cómo te sientes?

Tras el suspiro del profesor, Ochako se sintió más aliviada, aunque no dejaba de sentirse alerta ante cualquier posible riña que él decidiera lanzarle. Sonrió y, posteriormente, alzó el pulgar derecho en señal positiva; el mayor asintió un par de veces, acercándose a ella lentamente.

—Debes saber que no estoy nada contento con la actuación de ustedes tres en los últimos días —inició con el regaño, ella lo sabía—. Pero también soy consciente de que por ahora debes descansar. Tuviste una contusión y lo que menos necesitas ahora son problemas. Así que decidí levantar tu castigo, a cambio de una suspensión.

Y Ochako quiso reír tan fuerte, sin importar que estuviera en la enfermería con Recovery Girl aún presente.

¿Cómo una suspensión podría aminorar sus preocupaciones?

Habían pasado tan sólo unas cuantas semanas desde el fallido campamento donde fueron sorprendidos por la Liga de Villanos y faltaba muy poco para los exámenes de licencias provisionales; no podía faltar a ninguna de sus clases donde podría perderse de temas vitales. Empero, a la vez era consciente de su indisciplina y sabía que era merecedora de tal castigo.

Y en el fondo —muy en el fondo— esperaba que también suspendieran a Bakugou y Todoroki... Por meterla en sus absurdas peleas.

—Ya hablé con los otros dos implicados —Aizawa habló nuevamente, encaminándose hacia la salida. Antes de cruzar la puerta, se detuvo para mirarla una vez más—: y le pedí a Bakugou que te acompañara a tu dormitorio... Por favor, no me den más problemas.

Finalmente cerró la puerta tras de sí, dejándola sola junto a Recovery Girl, que pronto le ordenó abandonar la habitación porque ella quería descansar también; así que, una vez fuera de la habitación, se encontró con un Bakugou sentado en la pequeña sala de espera, con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión en el rostro que denotaba molestia —o tal vez ira.

Caminó con cuidado hacia él y, cuando éste giró su cabeza hacia su dirección, no pudo evitar pegar un respingo, recordando lo sucedido unas horas atrás. No era que tuviera miedo de aquel rubio o algo parecido; simplemente ver su cara de pocos amigos dirigida hacia ella, le seguía resultando un tanto extraño.

—Date prisa, cara redonda.

Se levantó de mala gana de donde estaba sentado y le dio la espalda para comenzar a caminar; Ochako suspiró en respuesta y lo siguió por detrás, en silencio.

Él, por su parte, no dejaba de maldecir mentalmente a todos por ponerse en su contra.

Para comenzar, la actividad tan sólo consistía en buscar a Uraraka y robar una pequeña cinta atada a su cadera —algo tan simple como comer pastel— y el que había iniciado todo ese teatro era el idiota de Todoroki, que no quiso escucharlo y se lanzó en un ataque directo a Uraraka, mientras ella se encontraba distraída mirando en otra dirección —olvidándose por completo de ellos—; por lo tanto, no pudo esquivar a tiempo la ráfaga de hielo que iba directo a su rostro; y él, en un acto impulsivo, corrió hacia ella y la empujó sin delicadeza hacia alguna parte, explotando el hielo de su compañero hasta evaporarlo. Cuando se dio cuenta, Uraraka estaba inconsciente.

Y Aizawa le había aumentado su sanción... ¡A él!

Ese bastardo «mitad y mitad» se había hecho responsable de sus actos, pidiendo el mismo castigo que él; y por supuesto, el profesor no dudó ni un segundo en aceptar su petición y ponerlo junto a él una vez más: limpiando no sólo su aula después de clases, sino también el aula de la clase B, toda una maldita semana; conviviendo con ese imbécil sus valiosas horas de descanso. Lo odiaba.

—Bakugou, yo... —Uraraka dudó por un segundo de sus palabras—. Lo siento.

Se detuvo en seco. Estaba haciendo todo lo posible para no estallar en coraje frente a ella, pero al escuchar su molesta voz —y pidiéndole perdón— no supo si podía controlarse más. Quería gritarle que se callara, que lo dejara en paz y que se mantuviera muy lejos de su vista; que no podía mirarla a la cara sin evitar recordar aquel beso —el primer beso de ambos— que le hacía hervir la sangre.

Estaba comenzando a arrepentirse de querer humillar a Deku de esa manera.

—Realmente siento que tengas que acompañarme —continuó ella, colocándose frente a él con la mirada fija en sus orbes rubíes—. Sé que no te caigo bien y que es mi culpa que los hayan castigado a ti y a Todoroki... Te juro que no era mi intención provocar esto.

Gruñó. ¿Acaso no podía mantenerse callada un solo minuto?

—Cállate —masculló, retomando su camino al edificio de las chicas.

Ella suspiró y de nuevo lo siguió por detrás. Ya no hubo más palabras porque ambos sabían que eran completamente innecesarias; Katsuki solamente hacía muecas de disgusto y Ochako suspiraba en cada momento. Esa situación los mantenía sumergidos en sus propios pensamientos.

Por una parte, Ochako no podía seguir cerca de dos chicos que eran opuestos entre sí; Bakugou era rebelde, grosero, egocéntrico e impulsivo. Además de eso, la había besado sin razón alguna y le dijo que lo volvería a hacer si se le diera la gana. Simplemente no deseaba volver a hablar con él, y la razón principal era aquel beso; y Todoroki sencillamente era frío, directo, serio y el único amigo que de verdad le preocupaba era Deku. Ella no debía siquiera acercarse a él por el simple hecho de traicionar a su ahora exnovio. No merecía nada proveniente del pecoso. Y tampoco era como si quisiera tratar con el intimidante hijo del héroe Endeavor.

Por otra parte, Katsuki se sentía impotente y lleno de ira. Haber besado a esa chica había sido un mero impulso para demostrarle al imbécil de Deku que él era superior en todos los aspectos, incluso en el romántico. Pero aquello se le estaba saliendo de control. Él nunca esperó que fuese el bastardo mitad y mitad quien se pusiera del lado de Uraraka, ni mucho menos que tratara de protegerla en dos ocasiones; porque esta vez intentó cubrirla de Aizawa echándose toda la culpa.

Eso le molestaba. ¿Por qué precisamente ese idiota tenía que meterse en su camino?

Quería golpearlo. Pero también quería golpearse a sí mismo por actuar de esa forma... Él no era así.

Se suponía que lo único que le interesaba, era ser el mejor héroe de todos y superar a All Might; quitarse de encima a Deku y demostrarle a todos que él también podía ser un héroe, sin importar los prejuicios que la gente tuviera de él... No debía estar pensando en tonterías como lo era un maldito beso con la novia de ese inútil; ni mucho menos en lo que dicho beso le hacía sentir en ese momento.

—Uraraka...

Aquella voz... Esa maldita voz.

La voz que le hacía hervir la sangre en ese momento más que nunca, se manifestaba.

Todoroki los sacó a ambos de su ensimismamiento. Llamándola a ella... A Uraraka.

—¿Puedo hablar contigo?

Ambos voltearon hacia donde estaba el chico bicolor y, Katsuki sintió ganas de borrar esa mirada seria en el rostro de Todoroki. Empero, por otro lado agradeció mentalmente que apareciera. No soportaba estar un segundo más con ella. No la soportaba.

—Váyanse al diablo —dicho aquello, se alejó de ellos con dirección a su dormitorio.

Los otros dos solamente lo observaron retirarse en silencio y, cuando finalmente desapareció de su vista, Todoroki posó su vista sobre la mirada avellana de Uraraka, sorprendiéndola de repente. Él no era un chico que tuviera una amistad con ella o intentara tenerla, era por eso que el hecho de buscarla para «hablar» le resultaba un tanto extraño.

—¿De qué quieres hablar?

El chico no respondió de inmediato; en cambio, dio un largo suspiro, desviando su vista hacia el suelo.

—Lo siento.

De pronto, todo se volvió silencio. Uraraka se quedó estática en su lugar, mirando hacia la nada con una expresión sorprendida en el rostro, no sólo por las palabras de su compañero, sino por el tono de culpabilidad que empleó al decirlas. Y es que él no sólo le pedía disculpas por el incidente causado en el día; también lo hacía por lo dicho anteriormente con respecto a alejarse de Midoriya. Él no tenía ningún derecho de meterse en sus problemas ni mucho menos pedirle alejarse del pecoso. Empero, no negaba que se sentía preocupado por el chico en cuestión; Izuku era su amigo, después de todo.

Y Uraraka no era muy diferente. Aunque no podía decir con certeza que ella era su amiga, sí era una chica por la cual se preocupaba. El sentimiento de humanidad hacía mella en su interior cada vez que la observaba sufrir en silencio por Midoriya y no podía evitar preocuparse por su bienestar. Era un futuro héroe y los héroes debían hacer lo posible por hacer sonreír a las personas a su alrededor.

—No debí haberte dicho que te alejaras de Midoriya —continuó—. No es de mi incumbencia lo que-

—No te preocupes, Todoroki —interrumpió ella, esta vez más calmada—. Entiendo que Deku sea tu amigo, y es normal que-

—Pero es que no sólo me preocupo por él —dio un paso más cerca de ella—. Me preocupo por ti, me preocupo por Bakugou... Ustedes tres me han estado involucrando en sus problemas. Eso no me parece nada grato.

Fue entonces cuando Ochako se dio cuenta de que estaba siendo egoísta. Todoroki tenía razón, a él no tenían porqué interesarle sus problemas amorosos y tampoco estaba obligado a pedirle perdón por su propia incapacidad para solucionarlos; también entendió que la razón por la que el bicolor estuviera con ella ahí en ese momento, esa meramente por estar indirectamente involucrado con ellos, sin quererlo. No había ninguna amistad de por medio —tal vez sólo la de Midoriya—, ni mucho menos un apoyo moral, el cual había creído tener todo este tiempo... En vez de eso, había un reclamo por parte del chico, por osar introducirlo sin consentimiento al espiral de problemas que generalmente su ruptura con Izuku.

Quiso llorar, sin embargo, hacerlo frente a él sería insistirle que se quedara como su paño de lágrimas una vez más y por lo tanto, aferrarlo a un conflicto que no le pertenecía. Fue por ello que en vez de decir algo, se dio media vuelta, con la intención de salir corriendo hacia su habitación y no salir de ésta hasta que la sanción de Aizawa hubiese terminado.

Aunque, no contaba con que Todoroki la sostuviera del brazo, impidiendo su cobarde huida.

—Uraraka, yo... —El tono de su voz no le gustaba para nada. Era como si estuviese conteniendo las palabras—. De verdad lo siento.

—No te preocupes por nada —no quería responder, sentía que las lágrimas saldrían en cualquier momento—. ¿Puedo irme?

El agarre en su brazo se suavizó y Todoroki se acercó hasta quedar frente a ella.

—Deja que te acompañe a tu habitación. Después de todo, yo soy el responsable por el golpe que llevas en la cabeza.

Ella intentó sonreír, empero, lo único que pudo hacer fue desviar su vista al suelo, apenada por recordar su torpeza al realizar la actividad. No le quedó de otra que aceptar la petición del chico, asintiendo levemente y comenzando a caminar lentamente, con él a su lado; era extraño que alguien como Todoroki tuviera la intención de acompañarla, puesto que no eran amigos cercanos y él debía estar odiándola por todo el complot armado.

Cuando llegaron a la puerta de su habitación, el pasillo estaba en penumbras; tal vez era demasiado tarde o todos se encontraban ocupados. No quiso pensar mucho en eso y decidió despedirse de Todoroki, aunque al parecer, él no tenía intención de irse todavía. La expresión en su rostro denotaba inquietud; pero ciertamente era leve. Su estoico porte no lo delataba del todo.

—Todoroki, gracias por acompañarme.

—Uraraka —antes de que ella pudiera abrir la puerta, las palabras del chico la hicieron detenerse—. Escuché que estarías suspendida esta semana.

—S-sí —respondió no muy convencida—. ¿Por qué?

—Porque-

Antes de que pudiera continuar, el agudo chillido de dos chicas los interrumpió. Mina y Tooru corrían en su dirección, gritando tan fuerte que incluso Aizawa, estando a demasiada distancia, podría escuchar; detrás de ella, le seguían el paso la mayoría de sus compañeros, incluyendo a Iida, Yaoyorozu y Deku, para la desgracia de Uraraka.

La chica de cabello rosa fue la primera en llegar y abrazarla fuertemente.

—Nos tenías preocupados a todos —comenzó a derramar lágrimas sobre su hombro—. ¿Cómo te sientes?

Ochako no pudo evitar esbozar una sonrisa, agradecida con todos los presentes por preocuparse por ella y estar al pendiente de su estado hasta el final del día. Respondió afirmativamente, haciendo suspirar a más de uno, aliviando sus inquietudes. Sin embargo, aunque personas como Tsuyu y Kirishima le expresaran su alivio y posteriormente se despidieran de ella para ir a dormir, también hubo reproches de Iida por ser tan descuidada y, prometió hablar con ella el día de mañana, tal vez para sermonearla como el delegado de la clase.

Finalmente Mina la soltó y Midoriya, que se encontraba al fondo, se acercó lentamente, hasta quedar frente a ella y posteriormente sonrió afligido. Parecía que acercarse le resultaba doloroso y Momo, que no perdió detalle del comportamiento de ambos, lo notó.

—Me alegra que estés bien —dijo, sin atreverse a mirarla a los ojos. Después bajó el tono de voz, susurrando algo que sólo ella pudo escuchar—: Quiero hablar contigo después.

La castaña se tensó ante las palabras de su ahora exnovio. Aunque deseara más que nada hablar con él y aclararle las cosas sucedidas, no se sentía lista para mirarlo a los ojos y decirle que había confundido su admiración hacia él con un enamoramiento; y que Bakugou le había hecho sentir más cosas que el pecoso con tan sólo un beso, mismo que nunca le había dado Izuku.

Para su alivio, Todoroki la tomó del hombro, brindándole la seguridad necesaria para sonreír y asentir a las palabras de Izuku.

Algo que Mina y Tooru observaron.

—Debo retirarme —el chico bicolor deshizo su agarre—. Nos vemos mañana.

Ella solamente asintió y Todoroki partió hacia su habitación; también lo hicieron Momo y Deku, hasta que sólo quedaron Mina y Tooru, que se miraban entre sí, con picardía —al menos la chica de cabello rosado, pues la expresión de la chica invisible era ilegible— para después mirar con una sonrisa a la castaña.

—¿Qué está pasando aquí? —Tooru fue la primera en hablar.

—Sí... —Le secundó Mina—. ¿Desde cuándo Todoroki y tú se han vuelto tan cercanos? ¿Ustedes tienen algo que ver?

Ochako no respondió. Estaba tan metida en sus pensamientos que no les prestó atención, lo cual hizo dudar más a las chicas sobre su relación con Todoroki. Era cierto que hace un día era la novia de Midoriya, no obstante, el pecoso había aclarado por la tarde que habían terminado debido a diferencias entre los dos y que, ninguno de los dos sentía ese tipo de cariño hacia el otro. Algo extraño si observaban el comportamiento del chico, pero coherente si analizaban su relación romántica de semanas atrás. Ni Mina, ni ninguna de las chicas creían que esa relación fuera a llegar a algún lado.

Y ahora, les alegraba que hubieran terminado. Pero les alegraba más que su amiga tuviera la oportunidad de abrir su corazón a nuevos inquilinos.

¿Qué mejor que ese inquilino fuese Todoroki?

Entonces una idea se les vino a la mente.

—Bien, creo que ya es bastante tarde —la chica invisible tomó a su compañera del brazo—. ¡Nos vemos después, Uraraka!

—¡Por cierto, nosotras apoyamos esa relación! —Ashido concluyó, alejándose de ella.

—Si... —La aludida apenas respondió, sin darse cuenta de que a medida que sus amigas se alejaban, murmuraban cosas entre ellas.

Hasta que se dio cuenta de que Todoroki iba a decirle algo, pero ya no estaba. De hecho, ella se encontraba sola en el pasillo; así que se encogió de hombros y se metió a su habitación y se acostó sobre su cama, procesando las palabras de Iida, las miradas de Momo y la última frase de Izuku... Pero no pudo concentrarse en nada de eso, ya que lo último que pudo procesar su cerebro, era la cuestión de Mina sobre Todoroki.

—¿Él y yo? —Se levantó de golpe—. No, no, no, no...

No podía siquiera pensar en una amistad con Todoroki. Mucho menos deseaba que las chicas se hicieran ideas.

—Eso jamás...

Además, ya tenía suficiente con Bakugou. No debía acercarse demasiado al bicolor si no quería generar malos entendidos con Izuku.

—Todoroki no...

Sus mejillas se sonrojaron y su piel se calentó. ¿Qué significaba eso de que sus amigas aprobaban su relación?

Aquello no sucedería... Ni en un millón de años...

¿O tal vez si?

[...]

Ya iban más de dos horas y Bakugou no podía dormir. Había intentado dormir en la cama, en el suelo e incluso en el baño; en todas las posiciones posibles. Empero, aunque el sueño permaneciera en él, era más grande su dilema mental y emocional en el que se encontraba en ese momento.

¿Cómo era posible que esa «Cara Redonda» ocupara la mayoría de sus pensamientos?

Desde aquel día en que peleó contra ella, en el festival deportivo, supo que esa chica sería un completo dolor de cabeza; con su aguda y fastidiosa voz dirigida con tanto ánimo hacia el «nerd» de Deku, hasta su actitud tan optimista y nauseabunda que le causaba casi el mismo efecto que la presencia del mismo Deku. Y para colmo, eran amigos y, más después, novios. ¿Cómo podían esos dos ser novios?

¿Acaso querían joderle la existencia?

Y no. No eran celos ni nada parecido... Absolutamente no.

Sólo no soportaba ver juntos a dos estúpidos que ni siquiera se habían dado un solo beso en toda su relación; un par de ineptos retrasados que se ponían nerviosos con sólo tomarse de las manos. Le provocaban asco, repulsión y ganas de gritarles un sinfín de maldiciones. Eso, hasta que una vez escuchó —por accidente, él no era ningún entrometido— a Uraraka decirle a Tsuyu que no veía a Deku de forma romántica y que, incluso él le había parecido más atractivo que su mismo novio.

Tal vez —sólo tal vez— por eso se hubo acercado a ella esa vez, para besarla y demostrarle a Deku que él podía quitarle a su novia si quisiera, porque era mejor que él.

Sin embargo, no contaba con una cosa: no dejaba de pensar en ese maldito beso.

Los labios rosados y húmedos de Uraraka aún se sentían presentes en los suyos, como si le hubiera tatuado su nombre para burlarse de él cada vez que recordara lo asquerosamente dulce de ese beso. Como si lo hubiera disfrutado cada segundo, sólo para molestarlo.

Era su primer beso... El de ambos.

—Maldita sea... ¿Qué mierda me pasa?

Jaló sus rubios cabellos con ambas manos, frustrado por no tener la respuesta a sus preguntas. De haber sabido las consecuencias sobre aquel contacto de labios, jamás hubiera pensado en besarla. Porque, aunque no quisiera admitirlo en voz alta, por dentro sabía que quería más de Uraraka.

Un beso no había sido suficiente.

—¡No! ¡Joder, no!

Terminó gritando mientras se levantaba de la cama. Él no podía —no debía— pensar siquiera en esas cosas. Ella era Ochako Uraraka y la odiaba. No podía pedir nada más de ella que no fuera su distancia... No podía desear acercarse a ella y robarle otro beso.

Simplemente no.

Ni mucho menos podía pensar en una posible relación, más allá de lo que tuvo con el imbécil de Deku... ¡Joder, no!

¿O tal vez sí?

Boku no Hero Academia © Kōhei Horikoshi All Rights Reserved

Fuego y Tú 2018 © AruBell

[Julio 3, 2018]

¿Sabías que?  Cuando encuentran algo especial en una mujer, los hombres son rápidos para querer avanzar su relación. Las mujeres son más analíticas respecto a la relación. "Por naturaleza, los hombres pueden actuar de forma más impulsiva cuando sienten algo, mientras que las mujeres suelen ser más precavidas". —Ochako sintió la necesidad de alejarse de Todoroki, puesto que no deseaba que alguien malinterpretara cualquier conexión que tuviera con él, además de que tampoco quería que sucediera algo parecido a lo que sucedió con Katsuki; él, por otro lado, se sintió confundido con respecto a Ochako, ya que no sabe exactamente cómo actuar después de la evidente atracción que siente hacia ella. Por ello actuó impulsivamente al besarla.

N/A: Una disculpa enorme por tardar. Espero poder subir más rápido el próximo capítulo.

N/A 2: Si les gusta el IzuOcha/Dekuraka (o les gustan las parejas crack como Tomuraka) les invito a leer mi otra historia "El triste encanto de un amor imposible". Les prometo que no se arrepentirán.

N/A 3: Nos estaremos leyendo en el próximo capítulo: "Katsuki o Shouto: El plan de Kirishima." Besos. 

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