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(3) Pensamientos equivocados

"La emoción de una persona fría, es tan significativa como la tristeza de una persona alegre."

Katsuki Bakugou no era una persona que se caracterizara por ser tolerante ni mucho menos amable con los demás, en absoluto. Más bien, era considerado el bravucón de la clase, ese que se la pasaba lanzando maldiciones a todo aquel que lo hiciera enfadar y poniendo sobrenombres absurdos a quien se le cruzara en su camino. Y de hecho, eso último le salía a la perfección, casi natural; porque Katsuki Bakugou tenía una creatividad digna de admirar... Si tan sólo la ocupara en cosas mejores que un par de motes despectivos.

Esta vez le había tocado la mala suerte —era mala suerte, porque él no cometía errores— de ser castigado por Aizawa, junto al «bastardo mitad y mitad» y la estúpida «cara redonda», y todo por la culpa de esos dos que se habían topado en su camino a propósito —él no cometía errores, lo reiteraba—; ahora, no sólo tenía que quedarse una hora después de clases a hacer mantenimiento en el aula, sino que además, tenía que hacerlo junto a ese par de inadaptados, amigos del inútil de Deku; y para colmo, tenía que hacer equipo con el bicolor en una actividad que él consideraba «estúpida».

Porque Aizawa sólo quería joderle la existencia. Eso estaba claro.

—¡Mierda!

Exclamó mientras caminaba hacia el patio, donde se ejecutaría la actividad. Realmente no deseaba salir y ver la cara quemada de Todoroki; mucho menos los cachetes regordetes de Uraraka; o al nerd que le hacía la vida, un dolor en el trasero. No. Lo que menos quería, era ver a alguno de sus compañeros. Porque estaba enojado, muy enojado.

Se encontraba enojado con ella, Uraraka. Con la chica que se encargó de arruinarle el cerebro con esa patética cara —que más bien parecía un enorme balón—, que se inmiscuía descaradamente en sus recuerdos más recientes. Con ese beso que ella le dio el día de ayer —jamás admitiría que había sido él quien la besó—, el cual tenía un sabor tan dulce que casi le provocaba arcadas... Con esa molesta sensación en el estómago, cada vez que recordaba los labios de Uraraka bajo los suyos.

—¡Bakugou!

Y ahí estaba ella. Llamándolo con esa aguda voz que reventaba sus tímpanos.

Él no respondió. Ni siquiera detuvo su andar... Ni siquiera la miró.

—Bakugou, por favor —ella insistía, mientras trataba de seguirle el paso—. Necesito hablar contigo.

Gruñó cual perro rabioso y se detuvo en seco, haciendo que ella chocara contra su espalda. De nuevo escuchó su voz al quejarse por el golpe repentino en su nariz. No la soportaba.

—¡¿Qué mierda quieres?! —Dio media vuelta y se encontró con su rostro angustiado. Le dieron ganas de cubrirlo con una enorme bolsa de papel.

—Y-yo... —Ochako titubeaba—. Tú... Deberíamos...

—¡Habla de una maldita vez! —Gritó, haciendo que ella tragara saliva—. Me haces perder el tiempo.

—Bu-bueno —la chica suspiró, tomando el valor necesario para encararlo—, después de clases, sería conveniente que habláramos con Deku.

Fue entonces cuando el coraje en él se desvaneció, para dar lugar a una sonrisa diabólica que le heló la piel a Uraraka. ¿Hablar con Deku? Seguramente había escuchado mal. Él no tenía nada de qué hablar con ese inútil ni tampoco tenía ánimo de verlo siquiera; y si esa mujer pensaba que le iría a pedir disculpas, o darle una explicación sobre lo sucedido el día anterior, estaba muy equivocada. No tenía porqué hacerlo, pues para comenzar, ella nunca puso resistencia cuando se besaron e incluso le correspondió. Y estaba seguro de que lo volvería a hacer si en ese momento la besaba de nuevo.

Las cosas que tenía que imaginar para levantar su ego.

—Deku está muy triste —continuó ella, con un atisbo de culpa sobre su rostro—. Necesitamos aclararle que lo que vio ayer fue un error.

—¿Un error? —Inquirió por lo bajo, asustándola aún más—. Deku es un error... Fue él quien se cruzó en mi maldito camino y lo sigue haciendo... ¡Ese maldito nerd de mierda! Y me importa una mierda si está triste o no, yo no tengo porqué aclararle algo de lo que no me arrepiento de hacer, grábatelo en la puta cabeza.

Se giró rápidamente, retomando su vista al frente y comenzó a caminar nuevamente hacia su destino, sin molestarse en mirar a la chica que se había quedado estática en su lugar, incapaz de pronunciar palabra alguna debido al shock formado en su cabeza. Después de todo, él solamente había dicho lo que pensaba, como siempre lo hacía; y si aquella fastidiosa chica se sorprendía por eso, no era su problema y tampoco se esforzaría por explicarle algo tan banal y estúpido como lo eran las sensaciones sentidas por un beso. No, definitivamente sería una pérdida de tiempo.

Y tampoco quería pensar en ella más de lo que podía controlar.

Ya suficiente tenía con el recuerdo de sus labios sobre los de ella y el vacío en su estómago que dicho recuerdo le provocaba.

[...]

Diez minutos habían pasado desde la orden del profesor Aizawa y los estudiantes comenzaban a preguntarse en dónde estaba el mismo. Ya todos se encontraban listos y reunidos en el patio de la instancia escolar, a la espera de que su sensei apareciera; aunque también faltaban tres estudiantes por llegar y ellos eran Ochako, Izuku y Todoroki. Katsuki se mantenía en un rincón, con las manos en los bolsillos de su uniforme deportivo y la mirada gacha; Kirishima se mantenía a su lado en silencio, no obstante, lo miraba entretenido mientras analizaba —o más bien, trataba de descifrar— su comportamiento anormal.

Y es que, ¡hombre! Bakugou siempre se la pasaba insultando a sus compañeros y adulando que era el mejor cuando alguien mencionaba a Izuku. Ahora no se había molestado siquiera en lanzar sus típicas miradas coléricas hacia Sero, quien se burlaba ampliamente de él y el castigo que Aizawa le hubo impuesto —porque el propio sensei lo había dicho frente a toda la clase, sin pudor alguno—; y lo peor de todo, era que Mineta se reía abiertamente de él... ¡En su propia cara! Y el rubio solamente gruñó en respuesta, con la mente deambulando en otro lugar. Si eso no era extraño, Kirishima no sabía qué lo era.

—Algo pasó entre tú y Todoroki —no pudiendo contener más la curiosidad, decidió indagar—. Vamos, viejo, ¿por qué no me cuentas todo?

—¡Tch! —Katsuki chasqueó la lengua en respuesta—. Vete a la mierda.

El pelirrojo rió animado. Sabía que de alguna forma u otra, su amigo terminaría explotando contra lo que fuera que lo aquejaba... Y él terminaría enterándose.

—No puedo creer que sigas metiéndote en problemas —como si no le bastara con reír, agregó con aparentemente desinterés—. Y no sólo eso, sino que ahora también arrastras a la pobre de Uraraka en tus problemas.

El rechinido de dientes no se hizo esperar por el rubio, haciendo sonreír con nervios a Kirishima. Parecía que había dado en un punto clave, sin embargo, no tenía idea de lo que tenía tan alterado al chico. Indagar sobre el tema había parecido una buena idea al principio, empero, al ver esa última reacción en Bakugou con la sola mención de la chica gravedad, lo hizo desistir de preguntar al respecto. Sí, el pelirrojo podía ser su amigo «más cercano», pero eso no significaba que aún le tenía respeto —por no decir, algo de miedo.

—Esa maldita cara redonda —para su sorpresa, Bakugou se atrevió a mascullar entre dientes mientras apretaba los puños—. Está junto a ese bastardo mitad y mitad... Otra vez.

El pelirrojo al principio no comprendió a lo que se refería y por consecuencia, frunció el ceño; no obstante, al seguir la trayectoria de la mirada rojiza del rubio y encontrarse con la sorpresa de que miraba hacia donde recientemente llegaban Uraraka y Todoroki, lo entendió todo. O al menos eso creyó. Porque, lentamente le estaba entrando en la cabeza, la idea de que su amigo finalmente mostraba su lado «masculino» en el que su atracción hacia el sexo opuesto se volvía inevitable. Y de inmediato su mirada brilló con una mezcla de diversión y orgullo.

Así que Bakugou no era gay, como él creía. Y también le gustaba Uraraka... Y estaba celoso de verla con Todoroki.

No. Estaba equivocado.

Porque a Bakugou de ninguna manera podía gustarle esa chica, ni mucho menos sentir celos de Todoroki. Antes de eso, vomitaba... No. Él solamente se sentía furioso con ese par; tanto, que su subconsciente le ordenaba a gritos que les explotara la cara por conspirar en su contra, a los dos. Además de todo, ¿desde cuándo esos dos se llevaban tan bien? No, la pregunta correcta era: ¿Desde cuándo mierda esos dos se hablaban?

Pero, como Kirishima no podía leer los pensamientos del rubio y viceversa, ambos seguirían pensando en sus propias versiones del problema.

Y al pelirrojo, se le ocurrió una idea. O mejor dicho, un plan para lograr que Uraraka y Bakugou interactuaran y se enamoraran. «¡Todo sea en nombre de nuestra masculina amistad!», pensó.

—¡Oye, tú! —Antes de que Eijirou pudiera pensar a detalle, el rubio explosivo se acercó hasta donde se encontraban Uraraka y Todoroki, dirigiéndose hacia este último y señalándolo con el dedo índice—. Ni creas que porque somos equipo en esta estúpida actividad, voy a trabajar contigo... Así que mantén alejado tu culo de mi vista.

El aludido ni siquiera se inmutó, pese a escuchar los gritos de su compañero sobre sus oídos. Aún así lo miró, tan inexpresivo como siempre, antes de decir:

—Está bien.

Bakugou no podía sentirse más furioso con su complejo de clases. Tanta neutralidad en su rostro cicatrizado le provocaba tortícolis severa. Tanto, que a veces llegaba a temer inconscientemente por su propia salud... Bastardo.

—¡Y tú! —Esta vez señaló a Uraraka—. Si quieres que te perdone por lo de ayer, quita esa estúpida sonrisa.

Fue entonces cuando Ochako se dio cuenta de que estaba sonriendo sin darse cuenta. Tal vez por lo gracioso que resultaba ver la expresión iracunda en el rostro del rubio, o la mirada intrigante del heterocromático; quien sabe, quizás era por estar en compañía de esos dos sin la tensión de por medio, como el día de ayer, casi como si fuesen buenos amigos. Y de repente sintió un escalofrío al recordar los hechos sucedidos un día antes: un beso, una decepción amorosa y una pelea entre dos hombres que ella no terminaba de comprender... Y sobre todo, Bakugou todavía no la perdonaba.

Bakugo no la perdonaba...

Perdonar...

De repente, su cerebro hizo click.

—¡Hey! —Exclamó, llamando la atención de sus demás compañeros—. ¡Tú no tienes nada que perdonarme a mí, porque yo no te hice nada! En todo caso, soy yo la que no te perdona a ti por besarme... ¡Tonto!

De repente, calló.

Mierda... Había hablado sin detenerse a pensar que no se encontraban solos ni mucho menos había sido discreta en su tono de voz. ¡Y ni siquiera le reclamó sobre el golpe que le iba a dar! Eso era lo primero que debió haber dicho. Ahora, todas las miradas se posaban en ella en diferentes sentidos; Mina y Kirishima, por ejemplo, la miraban con una mezcla de emoción e incredulidad, mientras que Iida y Momo la miraban con algo que ella no supo identificar. ¿Decepción? Podría ser. No quería siquiera pensar en ellos.

En cambio, Bakugou sonrió con malicia, mostrando sus blancos dientes y dándole a entender con esos insufribles ojos rojos, que estaba satisfecho con la reacción de sus compañeros de clase. No obstante, por otro lado se había sentido ofendido de que esa chica ventilara sus problemas a los cuatro vientos, como si no le importara que los demás se enteraran de sus «besuqueos» y que, encima de todo, le gritara como si estuviera a su nivel. No lo entendía en absoluto; hacía tan sólo un momento, ella actuaba temerosa de él; ahora simplemente tenía la desfachatez de elevarle el tono de voz y por si fuera poco, lo llamaba «tonto».

Esa pequeña idiota...

Todoroki sólo se limitó a suspirar con pesadez. Era la segunda vez que la escuchaba decir las cosas sin sutileza.

—Bien, como últimamente los tres se han comportado tan amistosos, síganme.

Ochako tragó grueso al escuchar esa voz detrás de ella, por lo que no dudó en darse media vuelta y mirar con terror a la persona que dijo aquello. Aizawa estaba de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho y una aparente expresión tranquila en el rostro; sin embargo, ella sabía que se encontraba molesto, tanto con ella como con los otros dos chicos.

Y Deku venía detrás de él. Con la tristeza reflejada en sus grandes ojos verdes. Mirando alternamente hacia donde se encontraba Bakugou hasta donde ella estaba... Una clara señal de haber escuchado todo.

Maldita sea. Ahora lo tacharían de cornudo.

—¿Y-yo también? —Cuestionó ella titubeante, intentando enfocarse en otra cosa que no fuera su exnovio.

—Sí, tú también participarás en esta actividad, después de todo.

Ante la respuesta del profesor, Ochako no tuvo de otra mas que seguirlo en silencio, a la par de sus compañeros. No sabía si esto se trataba de un castigo extra por parte de Aizawa o no, lo único de lo que estaba segura era que tenía un mal presentimiento sobre esa actividad.

—Sólo espero terminar completa... —Murmuró para sí misma.

[...]

—¿Entonces... A él le gusta ella? —Preguntó dudoso.

—¡Así es! Nuestro buen amigo ya es todo un hombre.

Kirishima levantó el puño en señal de orgullo. No podía evitar sentirse emocionado por su amigo Bakugou, que le había dado la «grande sorpresa» de confesarse atraído por una de sus compañeras de clase; y Kaminari, no muy convencido, tan sólo asintió, mientras miraba con cautela al rubio explosivo.

No era que Chargebolt no le creyera al pelirrojo, pero se le hacía demasiado extraño que fuera precisamente Uraraka la chica en discordia, siendo ella la actual novia de Midoriya —el mayor rival de Bakugou— y una chica bastante enérgica para alguien como él. Aunque también había estado por demás extraña, la escena anterior entre la chica gravedad y el rubio en cuestión, pues claramente había mencionado algo acerca de haberla besado.

—Pero de igual forma —Kaminari se encogió de hombros—, ¿Uraraka no es la novia de Midoriya?

—No.... Ya no.

Ambos chicos giraron su cabeza en dirección de la voz proveniente, encontrándose con un par de ojos jade totalmente serios. Midoriya hizo acto de presencia en cuanto escuchó la conversación —para nada discreta— entre Kirishima y Kaminari; y cuando escuchó su nombre en dicha conversación, decidió intervenir, antes de que se generaran malos rumores.

—Pero-

—No se preocupen —el pecoso le restó importancia al posible comentario del rubio, haciendo un ademán con la mano—. Ambos nos dimos cuenta de que nuestra relación nunca funcionaría... Ella está enamorada de alguien más y yo...

Decidió para con su discurso mal actuado. Estaba seguro de que si hablaba de más, se metería en un problema mayor. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que había metido la pata al hablar, diciendo que Uraraka estaba enamorada de alguien más, cuando ni siquiera sabía lo que pasaba por su cabeza... Y tampoco quería actuar como alguien despechado.

—... Estoy bien con eso —concluyó con un suspiro.

—Pero ustedes quedaron en buenos términos... ¿O no? —Kirishima no podía evitar la curiosidad.

—Yo... Eh... Uhm... —Izuku balbuceba. Ni siquiera había hablado con ella.

Antes de que pudiera responder a la cuestión del pelirrojo, una fuerte explosión resonó en el lugar, haciendo que todos los alumnos voltearan a ver hacia el lugar del impacto. Aizawa no se veía para nada feliz y con un gruñido, corrió hacia donde el humo se disipaba —y donde sus alumnos realizaban la actividad.

El temor se apoderó de Izuku cuando escuchó un grito asustado por parte de Momo, mientras señalaba al lugar de los hechos.

—¡Uraraka está sangrando!

Lentamente giró su cabeza hacia donde apuntaba la morena, encontrándose a Bakudou sosteniendo en brazos a una inconsciente Ochako con un aparentemente golpe en la cabeza y sangre fresca bañando su frente. El rubio corría en dirección a la enfermería y Todoroki le seguía el paso, con la preocupación adornando su rostro por primera vez.

Uraraka estaba herida...

Sus manos comenzaron a temblar. Todo era tan confuso en ese momento que incluso se sintió mareado.

Uraraka estaba herida...

Aizawa mascullaba un par de maldiciones para sí mismo, con una expresión que denotaba culpabilidad. Les ordenó al resto de sus estudiantes que no se movieran de ahí, que pronto volvería.

Ella estaba herida...

Mina comenzó a llorar y Kirishima se acercó a consolarla en un abrazo ¿Cuánto tiempo había pasado ya? No tenía idea, pero no podía dejar de pensar en que todo era su culpa; por no haber hablado con Ochako... Por no haber escuchado a Ochako.

—¡Ella está herida!

Quiso correr hacia donde se la habían llevado después de haber dicho aquello, sin embargo, antes de que pudiera emprender la carrera, su brazo fue sostenido.

—Tranquilo. Todo estará bien.

Momo le sonreía con calidez. Tenía los ojos acuosos por las lágrimas contenidas, pero debía ser fuerte frente a él... Para que no volviera a llorar.

Y él desistió. Dejándose guiar por ella hasta donde sus compañeros no lo agobiaran. Había tanta tensión en el ambiente, que en cualquier momento podía desatarse la desesperación. Y eso claramente podría afectarlo.

Momo lo soltó, una vez llegaron a un lugar apartado del resto. No lo negaría, ella se sentía igual, o incluso más nerviosa que muchos de sus compañeros; siendo la vicepresidenta de la clase, su deber era ver por el bienestar de los demás. Y ahora una de sus compañeras se encontraba herida a causa de la rivalidad entre Bakugou y Todoroki, quienes nunca cooperaron en la actividad y terminaron dañando a la pobre Ochako.

—Tranquila... Todo estará bien.

Entonces se dio cuenta de que su respiración era irregular y su cuerpo temblaba. Pero el brazo de Midoriya sobre su hombro, la hizo volver a la realidad. Era patética. Se colapsaba mentalmente, cuando debía ser de apoyo para los demás... Para Midoriya.

Y ahora, él le sonreía con los labios temblorosos.

Transmitiéndole la seguridad que héroes como All Might le brindarían en momentos de desesperación.

Porque todo estaría bien para ella, mientras héroes como Deku le mostraran sonrisas tan cálidas y brillantes como la que ahora le mostraba.

Boku no Hero Academia © Kōhei Horikoshi All Rights Reserved

Fuego y Tú 2018 © AruBell

[Abril 30, 2018]

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¿Sabías que? las mujeres están atentas a las necesidades de los demás. En cambio, para el hombre la visión es distinta: si cada uno se ocupa de sí mismo, todos están contentos. Mejor todavía: hacerse cargo de uno mismo es una señal de que se es competente. —Katsuki es competente por naturaleza y bastante engreído. Es por eso que se negó rotundamente a la idea de hablar con Deku, porque de alguna manera, quería seguir rivalizando con él; Ochako, en cambio, sintió necesaria la idea de aclararle las cosas a Deku, para hacerlo sentir mejor, de alguna manera. Porque aunque no esté enamorada de él, sigue preocupándose por sus sentimientos.

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N/A: ¿Hago muy largos los capítulos? 😵

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