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(11) ¡No es una cita!

Capítulo dedicado a NoxCaliope

"Los sentimientos más puros son los más difíciles de ocultar".

Estaba aturdida.

Pasaron los segundos, los minutos y las horas, pero aún seguía con la mente en blanco. No lograba procesar todo lo ocurrido en tan poco tiempo. ¿Qué rayos había sucedido?

Hizo memoria. Desde que se levantó muy temprano en la madrugada aquel día, el cielo ni siquiera se había aclarado. Ella se encontraba somnolienta, al igual que Tsuyu, Kirishima y todos los asignados a la misión de rescate de Eri; en ese momento, era lo único que importaba y lo único que tenía cabida en su cabeza: la derrota absoluta de Overhaul y el Shie Hassakai.

Afortunadamente, la misión transcurrió más pronto de lo que había esperado y, pese a que algunos como Kirishima salieron gravemente heridos debido a la ardua batalla que se desató contra el Shie Hassakai, más el deceso de Nighteye, el rescate de la pequeña niña resultó un éxito. Todo gracias a Deku y Lemillion.

Todo iba bien —dentro de lo que cabía—, hasta que regresaron a la academia. Ochako no se esperaba que toda la clase estuviera esperando el regreso de sus compañeros, ni que cada uno de ellos hubiera expresado la preocupación vivida en las últimas horas; mucho menos esperó la presencia silenciosa de Bakugou al fondo de la sala, cuya mirada no se apartaba de la suya.

Pero de todas esas cosas, nunca se hubiera imaginado escuchar aquellas palabras de Todoroki:

«Sal conmigo, Uraraka».

Si en ese momento, Todoroki hubiera tenido la intención de hacerla su novia —fue el primer pensamiento que se le vino a la mente a media clase—, lo habría rechazado rotundamente.

No negaba que el tipo era guapo y podría atraerle aquel aspecto tan curioso y extravagante en él; tampoco negaba que, quizás, se ponía nerviosa con su cercanía —como cualquier chica normal ante un chico tan popular como lo era Todoroki—; mucho menos negaba la posibilidad de que aquello pudiera concretarse, siendo amigos después de todo... Sin embargo, no era lo correcto, ni lo ideal. Imaginarse como novia del galán de 1-A no estaba en sus planes.

Al final de todo, la honesta petición de Todoroki no fue más que un simple malentendido.

En primer lugar, se había desconcertado cuando todos lo miraron con esos ojos tan extraños, mismos que ponían cuando veían películas románticas en la sala común; luego preguntó si había dicho algo malo, cuando observó con preocupación el rostro pálido y congelado de Uraraka; y por último, cuando Iida lo regañó por declararse de una forma tan poco educada, frunció el ceño sin entender a lo que el delegado se refería.

     —¿Novia? Yo quería que me acompañara al hospital.

Un jadeo se escuchó al fondo, como si todos se hubieran puesto de acuerdo para hacer un coro; pero aquello no pudo importarle menos al de cabello bicolor. Lo único que pudo apreciar, fue la risa nerviosa de Uraraka y sus propios pensamientos. ¿De verdad había dicho algo fuera de lugar?

Por eso, tuvo que aclarar a detalle que solamente quería que la castaña le hiciera compañía en su camino al hospital, donde su querida madre se encontraba internada. Para Rei sería una alegría conocer a uno de los amigos de su hijo, y Shouto intuía que sería mejor que fuera una chica, ya que podrían entablar una mejor conversación.

Posteriormente y habiendo aclarado el malentendido, Uraraka aceptó la invitación, aún mareada por la ola de sensaciones que el chico le hizo pasar; escuchó que Bakugou gruñía un par de palabras que, a sus oídos sonaron inteligibles, pero lo único que pudo hacer fue observarlo marcharse. Aquello le hizo preguntarse por qué el rubio se encontraba ahí, en primer lugar.

—Estás muy distraída, ¿te encuentras nerviosa, kero?

Volteó a ver a Tsuyu analizando su reacción y entonces recordó que no se encontraba sola en su habitación. Por supuesto, después de saber que su amiga saldría con el chico más apuesto de la clase —no se trataba de una cita—, ninguna de ellas podría haberse quedado fuera. Ni siquiera Yaoyorozu.

—¿Por qué estaría nerviosa, Tsu? —divagó, jugando con uno de los mechones de su cabello—. Es sólo Todoroki, nosotros no-

—¡Ustedes saldrán juntos! —exclamó Mina sin ocultar su emoción—. Solos —añadió con picardía.

—Yo estaría nervioso —acotó Aoyama, haciendo un ademán—. Todoroki es como el príncipe ideal de cualquier mujer que lee fanfics en páginas occidentales.

—Yo leo fanfics y él tiene razón —apoyó Hagakure con un grácil movimiento de caderas—. Todoroki es el tipo de cualquier mujer.

No iba a negar que ellos tenían razón; Todoroki era por demás uno de los mejores partidos que alguien pudiera encontrarse, sin embargo, esto no se trataba de un asunto romántico. Además, aún seguía pensando en todo lo sucedido con Deku. Aún no lograba perdonarse a sí misma por haberle mentido durante el tiempo en que fueron novios.

Y como si leyera sus pensamientos, Momo preguntó:

—¿Qué sucede con Midoriya?

Si bien, se esperaba dicha pregunta, no lo esperó de la vicepresidenta, quien le lanzaba una mirada cada vez más extraña a medida que el silencio se prolongaba.

—Yo... no lo sé —sinceró con un suspiro—. Quisiera saber qué es lo que sucede.

Por primera vez, Mina se mostró seria. Había también un atisbo de condescendencia en sus ojos dorados.

—Midoriya es un chico genial —sinceró, acariciando suavemente su hombro—, él entenderá tus decisiones.

—Estoy segura de que él estará feliz si tú eres feliz —apoyó Jirou con una sonrisa sincera—. No deberías mortificarte por eso, somos adolescentes, es normal cometer errores... Pero como futuros héroes, lo mejor que podemos hacer es aprender de esos errores.

Las palabras de sus amigas la hicieron sentir mucho mejor después de tanto tiempo, por lo que esbozó una gran sonrisa que les borró de inmediato, la expresión preocupada en sus rostros; incluso Yaomomo, quien había estado actuando extraña todo el tiempo, le devolvió el gesto, mostrándole en silencio el apoyo incondicional de su parte. Aún así, su mirada lucía entristecida. ¿Qué le pasaba?

No quería pensarlo a fondo, empero, no pudo evitar recordar la mirada esmeralda en Deku al observar aquellos ojos grises de la azabache; por un momento, sintió que le quería decir algo más que a ella no le gustaría en absoluto, así que lo único que pudo hacer para evitarlo, fue excusarse con los presentes para salir a tomar un poco de aire y reacomodar sus ideas.

Pese a las súplicas de Mina por acompañarla y que no estuviera sola, la castaña negó amablemente, enfocando por última vez la mirada en Momo, todavía ansiosa por hablar. Aquello sólo le hizo preguntarse qué tanto sabía la más alta acerca de su ruptura con Deku; por fortuna, las demás chicas no habían hecho comentarios al respecto, ni siquiera indagaron sobre lo ocurrido, lo cual era raro. No obstante, últimamente había visto a Deku y Momo volverse más cercanos.

No le molestaba en absoluto. Después de todo, el pecoso era un experto —inconscientemente— en hacer amistades; no dudaría en que la creciente y notoria amistad entre él y Yaomomo se convirtiera en algo más que una simple amistad. Sin embargo, la idea le revolvía el estómago. Como su antigua mejor amiga, Ochako sentía el miedo de ser reemplazada y que su relación con él se convirtiera en un mero recuerdo amargo.

No estaba celosa, no tenía el derecho de estarlo. Simplemente quería que Deku le dejara en claro los términos en los que quedarían. Si él decidía dar fin a su amistad también, ella lo aceptaría y le daría las gracias; en cambio, si elegía su amistad, se esforzaría por ser esa amiga que necesitaba.

Pero sin la respuesta final de Izuku, todo era tan complicado.

Tan sumida iba en sus pensamientos, que ni siquiera pudo reaccionar antes de sentir su brazo ser tomado con el objeto de detener su paso; abrió la boca con indignación, pero cuando giró su rostro hacia aquel que se había atrevido a tocarla, la cerró de inmediato. En cambio sus pupilas se dilataron y su corazón comenzó a palpitar con fuerza.

—No creo que quieras armar un escándalo conmigo, Cara Redonda.

El tacto de su mano masculina era firme, pero a la vez tan gentil, que a la castaña se le revolvieron las entrañas. Era como si en vez de retenerla por la fuerza, tuviera miedo de hacerle daño. ¿Cómo era posible que alguien como Katsuki Bakugou, pudiera sostener a alguien de esa manera?

—¿Qu-qué es lo que quieres?

La intensa mirada que el rubio le dedicaba, sólo le hizo desviar la vista a sus pies. Aún la hacía cohibirse y no sabía la razón, pero de algo estaba segura: algo dentro de ella se sentía cálido, ardiente.

—¿Saldrás con ese bastardo?

A veces odiaba lo directo que podía ser —casi parecido a Todoroki, sólo que de una manera más brusca y pedante—. Siempre queriendo ser el centro de atención. Siempre tratando de estar muy por encima de sus compañeros. Y no comprendía por qué ahora era ella la víctima favorita del rubio.

—¿Disculpa? —Tal vez había escuchado mal. Debía ser una broma de mal gusto que precisamente él preguntara aquello.

—¿Eres sorda? —gruñó visiblemente molesto, para después lanzar un largo suspiro—. ¿Aceptaste salir con el imbécil de Todoroki?

El desconcierto en su rostro fue inevitable. No fue la pregunta lo que le causó tanta sorpresa, sino el leve sonrojo que adornaba las pálidas mejillas del chico, dándole un toque un tanto tierno... Se golpeó mentalmente. Katsuki Bakugou no tenía una pizca de ternura. Mucho menos de vergüenza.

—¿Y a ti qué diablos te importa si salgo con Todoroki?

Ochako odiaba maldecir, lo odiaba mucho. Pero si ese obstinado quería jugar, también podía demostrarle que era capaz de estar a su nivel. Y que no volvería a tener la guardia baja estando frente a él; ya lo había hecho una vez y las secuelas fueron no muy agradables para su relación con Deku.

Además, no podía permitir que insultara a uno de sus amigos a sus espaldas.

—¿Acaso no te has dado cuenta? —señaló, dando un paso más cerca de ella—. El muy idiota se hará ilusiones contigo. No deberías jugar así-

—Espera, ¿escuché bien? —exclamó con la ironía latente en su voz—. ¿Ahora estás preocupado por Todoroki?

—¡Por supuesto que no, carajo!

—¡¿Entonces por qué te importa lo que haga con él?! —vociferó molesta, soltándose bruscamente del agarre del rubio.

—Porque yo... —Se detuvo abruptamente, quedándose extrañamente en silencio y con una expresión ilegible en el rostro. Sin embargo, después de unos minutos, se recompuso—. Yo sé que te gusto... No. Tú me amas a mí.

—¿Qué?

Su mente se desconectó de la realidad. ¿Qué acababa de escuchar? Bakugou había afirmado con seguridad que ella estaba enamorada de él, nada menos que eso. Debía estar delirando. Asumir esas palabras era totalmente descabellado incluso para él. ¿Por qué de un momento a otro la miraba de esa manera tan inusual? ¿Por qué de repente le importaba tanto que ella pudiera estar enamorada de él?

¿Había sido por el beso que se dieron?

No. De ninguna forma podía ser aquello. El chico había dicho que la besó únicamente para demostrarle a Deku que él era mucho mejor en cualquier aspecto. A él no le importó cómo se sintió el de cabello verde... no le importó cómo se sintió ella después de ese día; por lo tanto, no podía tratarse de eso. ¿Se estaba burlando de lo patética que era?

Lo peor de todo, era que esa posibilidad le dolía más de lo que había esperado.

Apretó las manos hasta que sus nudillos de pusieron blancos, intentando con todas sus fuerzas no llorar. Katsuki debía estar riéndose internamente de ella, al verse como toda una perdedora frente a su imponente presencia; no podía mirarlo a la cara, por lo que no se dio cuenta de que estaba equivocada. Un atisbo de preocupación se mostró en sus masculinas facciones.

—¿Qué te hace creer eso? —dijo con un hilo de voz—. Eres un patán, un arrogante, un idiota... ¿Por qué habrías de gustarme?

—¿Quieres que responda esa mierda? —Una vena se asomó en su frente—. Eres tú la que debería responder, no yo.

—Si no tienes nada mejor que-

—Déjate de excusas, Uraraka. —La mencionada abrió los ojos estupefacta—. No niegues lo evidente.

—Tú no me conoces. No hables como si conocieras mis sentimientos.

—Ya te dije que no me vengas con jodidas excusas —bramó impaciente, pero a medida que hablaba, bajó el tono de voz—. Yo sé que me amas. Puedes ocultarlo ante todos esos imbéciles, puedes ocultarlo ante ese bastardo... pero en el fondo, hasta tú sabes que piensas en mí al levantarte y sueñas conmigo por la madrugada.

La ira la invadió. No supo con certeza si era en contra de Katsuki o de sí misma. Porque de una u otra forma, odiaba admitir que ese idiota, patán y arrogante era uno de sus principales pensamientos al comienzo del día y al final de la noche; odiaba sentirse de esa manera: tan vulnerable y a merced de alguien como él, que le había hecho tanto daño a Deku.

Quería —necesitaba— golpearlo con todas sus fuerzas para descargar aquel sentimiento atroz que sofocaba a su corazón. Deseaba ver el rostro de ese hombre justo como aquel día en que no se esperaba una cachetada por parte suya; pero no podía y su incapacidad no hacía nada más que atormentarla.

—No estés tan seguro. —Después de un momento incómodo de silencio en el que él no hizo más que mirarla, continuó—: Todoroki es mil veces mejor que tú.

Inmediatamente se dio una bofetada mental. No debió haber mencionado al heterocromático en la conversación, sabiendo que podía cabrear al chico explosivo en un instante; empero, fue un acto casi involuntario, como si el mero hecho de pronunciar su nombre, la hiciera sentir más segura de sí misma.

Él, sin embargo, dio un par de pasos más cerca de ella y, cuando estuvo lo suficientemente cerca de su rostro, se inclinó hacia adelante. Ochako parpadeó asustada. ¿La besaría de nuevo? Apretó los párpados, esperando lo que sea que Bakugou estuviera por hacer.

—Haz lo que tengas que hacer en tu maldita cita —susurró cerca de su oreja—. Cuando regreses, hablaremos.

Se congeló en su sitio al sentir el cálido aliento del rubio sobre su piel, por ello, no pudo reaccionar cuando se alejó de ella con un bufido y simplemente partió hacia su habitación con pasos perezosos. ¿Qué rayos había sido eso?

No tenía por qué pensarlo. No era como si Katsuki le fuera a decir algo importante, ¿verdad?

Cuando salió de su ensimismamiento y pudo procesar mejor las palabras dichas con anterioridad, el color rojo se le subió a las mejillas. Aunque él ya no pudiera escucharla, sintió la necesidad de gritar:

—¡No es una cita!

No era una cita.

Miró a todos lados con nerviosismo. La mirada cómplice que le lanzaba Aoyama no la tranquilizaba, al contrario; cada vez quería con más fuerza que la tierra se la tragara. No entendía el porqué ese trío de entrometidos —el antes nombrado en compañía de Tooru y Mina— se encontraba detrás de ella, susurrando indiscretamente comentarios acerca de lo grandiosa que sería su cita con el «príncipe» de la clase.

No era una cita.

Todoroki salió del edificio, luciendo tan bien en esa camisa azul rey ligeramente desabotonada y sus jeans ajustados, haciendo que ella se mordiera el interior de su mejilla con vergüenza por vestir con su camiseta rosa más vieja y, sus pantalones cortos que hacían ver a su trasero enorme.

¡No era una cita!

No lo era. No lo era ni aunque Todoroki se hubiera quedado con la boca abierta al verla, como lo hacían todos esos protagonistas de las comedias románticas que a ella le encantaba ver. O cuando le dijo lo bien que se veía y él se ruborizó, comentando lo mismo de su aspecto... No lo era, porque sólo iban a ver a la madre de su amigo, en uno de los únicos días libres que la academia les daría, cuando ella bien podía gastar su valioso tiempo haciendo cualquier otra cosa. Nada más.

—¿Te arrepientes de acompañarme, Uraraka?

¿Cómo podía arrepentirse? Todoroki no solía ser muy abierto con sus compañeros de clase, ni siquiera con Iida o Yaoyorozu. La castaña se sentía realmente afortunada de que la estuviera considerando para algo importante en su vida, porque al ver su rostro brillar de la emoción por ver a su madre, confirmaba que en efecto, conocer a esa mujer no era ninguna simplicidad.

Negó con la cabeza, sonriendo apaciblemente. Al parecer, aquello calmó los aparentes nervios de Shouto, ya que sonrió de la misma forma.

—Estoy ansiosa por conocer a tu madre —dijo un tanto tímida—. Seguro que es una mujer hermosa.

Los ojos del jóven brillaron aún más. Algo que a Uraraka le pareció sumamente adorable y que, estaba segura, derretiría a muchas chicas.

—Lo es.

¿Qué más daba si los demás consideraban esto como una cita? Disfrutaría de su tiempo compartido con un amigo y el privilegio de ser la primera en conocer a su progenitora. Este día nada arruinaría su amena estadía con Todoroki, mucho menos cuando él mostraba esas sonrisas tan inocentes y sus ojos adquirían un color totalmente distinto... más vivido.

No importaba. Porque definitivamente, ella quería ver más de ese Shouto Todoroki.

Notas:

1.- No quería demorar tanto en actualizar esto, pero me entró un bloqueo horrible que hasta la fecha no me deja escribir sin frustrarme. Tampoco edité los errores ortográficos, así que sí ven un dedazo por ahí, disculpen.

2.- ¡Estoy muy emocionada por traerles el siguiente capítulo! Es uno de mis favoritos en toda la historia y realmente quiero que salga bien. Éste fue más una transición a lo que se viene después, porque si bien, el próximo será un capítulo muy soft, se viene el dramaaa.

3.- Dato irrelevante, pero casi siempre actualizo a la 1:30 a.m. jajaja. Mándenme a dormir chingadamadre.

4.- Esperen pacientemente y nos leemos en el siguiente capítulo: Sabiduría de mamá.

¡Gracias por leer!



Boku no Hero Academia | © Kōhei Horikoshi

Fuego y Tú 2018 | © Sultiko

[Agosto 28, 2020]

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