¿Este tipo era el elegido? Sin esperarme el muchacho comenzo a caminar con la mano en la vaina de su arma. No habia charla y la caminata era larga. Tan larga que el cansancio en mis pies ya se hacia notar y la sudoración se escapaba por mi frente y cuerpo con desesperación.

-¿Qué es lo que te pasa?.-me preguntó al quedarme quieta sobre un árbol-No me digas que estas cansada.

De su voz una risa pequeña se escapo.

-Hace mucho calor.

-Tal vez deberias sacarte toda esa ropa que traes. Ademas, ya estamos por llegar.

Le hice caso, me despoje de mis abrigos y los até en mi cintura dejando a la vista un vestido largo color verde oscuro y pequeños bordados en sus extremos.

-Lindo vestido.-de reojo, me observó

-¿A dónde estamos por llegar?-le pregunte, ignorando el comentario

-A la ciudad.

En cuanto la caminata se volvio constante de nuevo, el se quedo parado en frente de mi. Un olor importante a azufre y humo se hizo presente.
Tal vez si no hubiera sido por lo despistada que era me daria cuenta que era por el paisaje que estaba ante nuestros ojos; era esplendido. Habían grandes montañas y tierra color roja, un volcán que a la lejanía parecía estar en erupción y un río que nos guíaba hacia pequeñas casas de la ciudad del fuego u más bien la ciudad de Vukan.

-¿Hermoso, no?

Salí de mis pensamientos al oír al chico.

-Sí.-asentí levemente-No es como en los libros la describen.

-¿Fea y llena de crateres? Pues no. Helena, bienvenida a la ciudad del fuego.

Me sentí un poco incómoda al escuchar mi nombre en sus labios. No sabía mucho sobre él, pero había algo en su mirada que me hacía sentir que estaba ocultando algo.

-¿Y tú quién eres, ciudadano de Vukan? -le pregunté, intentando sonar segura.

Sonrió y se acercó a mí.

-Soy alguien que te ayudará a sobrevivir en este lugar -dijo, con una voz baja y misteriosa.

Me sentí un poco asustada, pero también intrigada. ¿Qué quería decir con eso? ¿Y por qué me miraba de esa manera?

Al acercarnos a la ciudad, pude ver su arquitectura única y fascinante. Las casas y edificios estaban construidos con una piedra oscura y rugosa, que parecía absorber la luz del sol. Las calles estrechas y sinuosas se entrecruzaban, formando un laberinto que parecía no tener fin.

En el centro de la ciudad, una gran plaza se abría, rodeada de edificios imponentes y decorados con intrincados motivos de piedra. En el centro de la plaza, una gran estatua de un dragón de piedra se erguía, su mirada fiera y protectora.

La ciudad estaba llena de vida y movimiento, con personas de todas las edades y ocupaciones caminando por las calles. El aire estaba lleno de olores deliciosos, desde el aroma de pan fresco hasta el olor a especias exóticas y el característico a humo con azufre.

Pero a pesar de la belleza y la vida de la ciudad, había algo que parecía acechar en las sombras. Un sentido de peligro y misterio que parecía impregnar cada rincón de la ciudad.

-¿A dónde estamos yendo?

Y tal vez, ¿Por qué estoy confiando en él?

-A Infernox.

-¿Qué es...-me interrunpió

Ambos estabamos parados sobre un enorme portón de piedra tallado a mano que decía Infernox academy en un idioma que parecía ser latín antiguo.

-Ignis qui urit, etiam glaciem potest.- susurró en voz baja, casi inaudible.

El fuego que quema, también puede hacer helar.

Las grandes puertas se abrieron dejando ver una institución gigantesca, tal vez parecida a un edificio muy antiguo que había en mi ciudad.

-Pasa.

-¡Acker, querido. Bienvenido, pasa!

Un hombre alto y flacucho aparecio frente a nosotros. Este mismo me inspecciono de abajo hacia arriba y al finalizar hizo una mueca no tan agradable.

-Tú debes ser...

-Ella es Helena.

-Helena, querida. Hermoso nombre para una hermosa jovencita. Debes estar cansada, ven conmigo. Conoceras a tus compañeras de habitación.

Me agarro de la cintura, empujandome casi para caminar. Al ver lo que hacía, me di la vuelta y observe a Acker en busca de ayuda.

El solo asintío con seguridad.

-Dime, ¿Cómo estuvo el viaje? Tú y el profesor Acker deben de estar cansados.

¿Profesor?

-¿Disculpe? ¿Quién es usted? ¿Y qué quiere hacer conmigo?

-Me disculpo. Soy el profesor Phillips, encargado del instituto. Y su tutor hasta que pueda desarrollar sus conocimientos en magia antigua.

-¿Y ese tal Acker? ¿El no es el elegido?

-¿Qué? ¡No!-chilló de risa -El solo se encargo de recogerla y traerla a salvo aquí.

Me sentí confundida. ¿Qué quería decir con eso?

-¿Qué significa esto?

Miré a Acker con curiosidad.

El sonrió y se acercó hacia mí.

-Significa que tu educación en magia acaba de comenzar, Helena -dijo, con una voz baja y misteriosa.

Me sentí asombrada. ¿Qué quería decir con eso?

-¿Qué... qué quieres decir? -tartamudeé.

El profesor Phillips se rió de nuevo.

-Acker es más que un simple acompañante, Helena -expreso con una sonrisa enigmática-. Es tu profesor de magia avanzada.

Me sentí como si hubiera recibido un golpe en el estómago. ¿Acker, mi profesor? ¿Cómo era posible?

-¿Qué... qué significa esto? - exprese de nuevo, mirando a Acker con incredulidad.

Acker sonrió de nuevo y se inclinó hacia mí.

-Significa que vas a aprender mucho más de lo que crees, Helena -dijo, con una voz baja y misteriosa-. Y que yo estaré aquí para guiarte en cada paso del camino.

Me sentí asombrada y confundida al mismo tiempo. ¿Qué había pasado? ¿Por qué Acker no me había dicho que era mi profesor?

Pero antes de que pudiera hacer más preguntas, el profesor Phillips nos interrumpió.

-Bueno, creo que es hora de que Helena se instale en su nueva habitación -sonrió-. Acker, ¿por favor?

Acker asintió y se acercó a mí.

-Vamos, Helena -parloteo, con una voz baja y misteriosa-. Tu nuevo hogar te espera, no seas tímida. Yo te guíare.

Me sentí un poco nerviosa al seguir a Acker, pero también emocionada por descubrir qué había para mí en este nuevo lugar.