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Fuego y Agua


En el principio del universo, cuando no existía los humanos, el planeta tierra solo disponía del día y la noche, reinados por los Dioses Sol y Luna; los animales y las plantas, quienes habitaban bajo su mando vivían en armonía.

El Dios Sol pensó que sus creaciones necesitaban de compañía, por ello una noche donde el Dios Luna todavía no estaba presente, soltó en la tierra una pequeña llama, que formaría a un ser.

Fue así como en un pequeño bosque una llama diminuta se forma, repentinamente los animales y plantas observaron como a partir de la pequeña llama emergió una persona, Fuego.

Fuego tomo una forma semejante a la de su creador el Dios Sol, su cuerpo físico estaba hecho de su elemento; comenzó a observar sus alrededores maravillado por todo lo que observaba, sin más se acercó a un árbol y posó la palma de su mano en el tronco pues quería observar todo a detalle. El árbol al instante se prendió en llamas y Fuego se alejó de éste rápidamente mientras observaba como las llamas se extendían por las ramas del árbol, al ver lo que había provocado Fuego corrió, tratando de alejarse de los demás árboles para no dañarlos.

Se detuvo cerca de una montaña de rocas y al volver el rostro al lugar de donde se alejo contemplo que el bosque ardía en llamas, Fuego extendió su mano hacía el bosque moviendo su mano como si quisiera tocarlo.

—Lo siento, no quería que esto pasará— susurró. Luego bajo la cabeza y al hacerlo observó unas hermosas flores color azul creciendo cerca de las rocas.

Fuego se acercó y tomo la planta desde su tallo, con algo de esfuerzo logró arrancar la flor con todo y raíz, pero una vez en las manos del chico la planta comenzó a quemarse y vio como se desintegraba en sus manos. Fuego se apoyó en las rocas y deslizó su cuerpo hasta llegar al suelo, donde abrazó sus piernas para luego llorar, lamentando el hecho de que todo cuanto tocará se redujera a cenizas.

El Dios Luna se hizo presenté en el cielo y contemplo lo que Sol había hecho, fue entonces que se compadeció de Fuego y tomando una de las lágrimas que caía de sus ojos decidió hacerle un compañero.

A unos metros de Fuego apareció otro chico, Agua. Éste tomó una forma semejante a la de su Dios, al igual que su contraparte su cuerpo estaba hecho de dicho elemento, luego contempló sus alrededores, Agua vio a al chico que lloraba junto a las rocas y se acercó, quedando frente a el.

—¡Hola!— dijo Agua, mientras agitaba su mano. El chico levantó la vista y se sobresaltó por la cercanía del ser saltando en su lugar y haciendo que su cuerpo por reflejo se alejara lo que ocasionó que se cayera de espaldas al suelo y se golpeara con una roca— Ahh, ¿Estás bien?— preguntó, Fuego no dijo nada solo observaba al chico frente a él, Agua suspiró aliviado al ver que estaba bien y luego le tendió la mano— Déjame ayudarte.

Agua le sonrió, Fuego se reincorporó y luego extendió su mano para tomar la de Agua, al tocarse de sus manos empezó a salir humo y ambos seres comenzaron a experimentar un dolor insoportable por lo que rápidamente se separaron, cada uno tenía una mueca de dolor en el rostro mientras se acariciaban la mano lastimada.

Fuego se sintió mal por herir a el chico y levantándose de su lugar se alejó de él posicionandose frente al bosque que aún ardía en llamas, Agua lo observaba y al ver como el rostro de su compañero se entristecía decidió hacer algo, se acercó al bosque y creó una gota de agua enorme luego extendió sus brazos al cielo, la gota viajó sobre el bosque y empezó a llover sobre el mismo.

Fuego observaba boquiabierto como las llamas se apagaban en solo un instante, Agua se dio la vuelta para mirarlo.

—Soy asombroso, ¿verdad?— dijo con una sonrisa y con sus mejillas de un ligero tono carmesí. Fuego se sonrojo ligeramente y llevó una mano detrás de su nuca mientras asentía un poco.

****

Fuego estaba recostado bajo un árbol hasta que sintió el peso de algo caer a su lado, dio un salto de la impresión y luego volteó a ver a agua, quien sostenía una burbuja de su elemento entre sus manos.

— Mira— le dijo el chico sonriendo, Fuego se acerco un poco y observo su reflejo en la burbuja.

Agua comenzó a hacer caras graciosas frente a la burbuja y estas se deformaban por el movimiento del agua contenida en la superficie esférica.

— Jajajaja— Fuego empezó a reír y poco después el chico a su lado se contagió de su risa.

El hijo del Sol, levantó una mano y con su dedo tocó la burbuja, las ganas de saber como se sentía tenerla entre sus manos eran enormes, pero al instante de ser tocada la burbuja explotó. Fuego y Agua dejaron de reír y contemplaban el lugar donde antes estaba su fuente de diversión, luego de un rato en silencio rompieron en risas nuevamente.

****

El sonido del agua en movimiento y el cantó de las aves era todo lo que se escuchaba. Agua se encontraba en dentro de un lago, observando los peces que estaban allí.

— Te atrape — gritó el chico mientras levantaba una trucha.

— ¿Qué demonios estás haciendo?— Fuego que hasta ahora permanecía apartado en unas rocas cerca del lago se acercó a ver a su compañero.

— Pensé que era obvio— dijo Agua— Estoy explorando. Pensé que ya que no puedes tocar nada, yo podría mostrarte las cosas que deseas ver y no puedes.— terminó de decir el chico mientras extendía la trucha a su compañero y le daba una cálida sonrisa con las mejillas sonrojadas.

Fuego lo observó, se sentía feliz por el echo de que Agua había pensado en él. Poco después el chico bajo la trucha y siguió levantando varios objetos que había en el lago y mostrándoselos a Fuego, quien observaba desde las rocas cercanas pero prestaba más atención al chico frente a él que a los objetos mostrados.

****

Ambos chicos se encontraban caminando por el bosque. Agua seguía a Fuego, quien le había dicho que deseaba mostrarle algo.

—Oye ¿A dónde vamos? — le preguntó Agua, su compañero no respondió— Te estoy hablando.

Al ver que no obtendría una contestación un fuerte enojo se instaló en el chico, detuvo abruptamente sus pasos y observó un poco sus alrededores, tomó una piedra que estaba en el suelo y se la arrojó a su compañero a la cabeza. El chico soltó un grito de dolor.

—¡Maldición! — dijo Fuego, acto seguido se dio la vuelta con evidente enoho en su rostro y se acercó a Agua — ¿Qué demonios pasa contigo?

—¡Esa es mi línea! — contestó el hijo de la Luna — ¡Si vas a llevarme a algún lado, por lo menos ten la decencia de decir a donde es!

Su acompañante chasqueo la lengua, se dio la vuelta e ignoro los reclamos que le siguieron, Agua al darse cuenta que sus quejas eran dejadas de lado decidió guardar silencio, y con las manos en puños a sus costados seguía a Fuego. Avanzaron un poco más y llegaron a una cueva, el hijo de la Luna estaba cada vez más confundido.

— Esperame allí, no tardaré — dijo Fuego mientras se adentraba más en la cueva.

—¿A-ah?— fue lo único que salió de la boca de Agua, soltó un suspiro y se quedó en su lugar, después de todo él no podía ver nada y así sería peligroso.

A los pocos segundos la cueva se lleno de luz, Agua abrió sus ojos y contempló maravillado, una cueva llena de cristales, todo a su alrededor era tan brillante y hermoso, pero lo que más llamo su atención fueron las criaturas que generaban luz, mariposas de fuego, eran fascinantes.

— ¿Te gustó?— Fuego apareció a sus espaldas, una ligera sonrisa plantada en su rostro al igual que un pequeño sonrojo, Agua asintió animadamente.

—Es hermoso, pero ¿Cómo fue que diste con éste lugar?

— Fue hace unas noches, tu estabas dormido y yo no podía pegar el ojo— empezó el hijo del Sol, Agua enarco una ceja ¿Fuego no podía dormir?, ver para creer, el chico frunció el ceño por la expresión de su compañero — Si, aunque no lo creas no podía dormir. Como sea, el punto es que di una pequeña caminata y termine aquí, luego de eso estuve viniendo por un tiempo a practicar lo de las mariposas y cuando ya lo creí conveniente decidí traerte.

— Hm, ¿por qué? —preguntó Agua ladeando su cabeza con evidente confusión. Fuego se sonrojo un poco más.

— Fue por eso que dijiste hace un tiempo, — comenzó a pasearse por el lugar, Agua lo seguía— dijiste que ya que no podía tocar nada, tu me enseñarias las cosas que quiero ver y no puedo— Fuego apoyó su mano derecha sobre uno de los cristales — Eso me hizo feliz y por eso cuando encontré este lugar, pensé que también podía mostrarte algo que te gustaría ver y que no puedes.

Una mano se posó del lado opuesto del cristal, Fuego llevó su mirada arriba y contempló a Agua, el chico tenía un leve rubor en las mejillas, el cristal parecía un espejo, ambos pensaron que no había en el mundo ser más hermoso, que el que se encontraba frente a ellos, ambos entes fueron acercando sus rostros al cristal, un beso, no podían tocarse pero aún así podían sentir como ese acto reflejaba el amor que se tenían.

Desde ese momento Fuego y Agua se volvieron inseparables, ambos vivían momentos agradables en la compañía del otro. Fuego aprendió muchas cosas de Agua, el chico era divertido, alegre y muy curioso y Agua aprendió que Fuego era un poco callado, holgazan y que sonreía muy poco.

****

Truenos caían del antes cielo azul, los animales buscaban resguardarse del peligro, Fuego y Agua no eran la excepción, el hijo del Sol iba en el frente iluminando el camino y su acompañante se dedicaba a seguirlo, un sonido llamo la atención del hijo de la Luna, llevo su vista al lugar de donde provenía, un trueno cayó sobre un árbol e hizo que una enorme rama se partirá, iba a caer sobre su compañero.

— ¡Cuidado! —gritó, rápidamente empujo a Fuego lejos del peligro, la rama cayó sobre él.

Fuego se encontraba en el suelo, un poco desconcertado por el empujón, llevo su vista atrás, sus ojos contemplaron con horror el cuerpo de Agua bajo el árbol, se acercó rápidamente.

No sabía que hacer, Agua poco a poco perdía su forma física, Fuego no podía ayudarle, si tocaba el árbol este se quemaría y su compañero resultaría dañado; desesperado tomó una roca contigua a la rama y comenzó a golpearla contra el tronco que apresaba a Agua.

— Es inútil — susurró, el hijo de la Luna — ponte a salvó — suplicó, su cuerpo físico ya había perdido su forma de sus rodillas para abajo.

Fuego estaba desesperado, soltó la roca y se arrodilló llorando frente a Agua, el hijo de la Luna le dedicó una sonrisa, y acto seguido para asombro de Agua, el hijo del Sol lo tomó por debajo de sus brazos y lo atrajo a su cuerpo.

— ¿Qué haces? — exclamó Agua — vas a desaparecer también

— Eso no importa ahora, — dijo Fuego— al fin puedo tocarte. — el chico apretó a su amado aún más a su cuerpo— Eres tan frío.

Agua se sonrojo, sus ojos se abrieron con asombro y de ellos comenzaron a caer innumerables lágrimas. Lo abrazó de vuelta.

—Y tu eres muy cálido.

— El destino es muy cruel ¿no crees? — Agua se separó de su acompañante ligeramente.

— Si, pero aunque desaparezcamos ahora, prometamosno que si en otra vida nos encontramos nuevamente, estaremos juntos por siempre.

— Lo prometo.

Fuego observó a Agua, sus rostros se acercaron e hicieron lo que siempre quisieron hacer, se dieron un beso, y momentos después desaparecieron, bajo la mirada triste de sus padres el Dios Sol y el Dios Luna.

****

Los fuegos artificiales estallaban en el cielo nocturno, el templo infestado de gente que se divertía comiendo y jugando en los distintos puestos. Tres amigos iban caminando por el festival, vestidos con hermosas yukatas.

— Vamos Kise-kun, cambia esa cara — dijo un peliceleste que llevaba una yukata negra con mariposas rojas en las mangas y un obi azul, a su rubio amigo.

— Pero es que yo quería que asistieramos juntos, Kurokocchi — el rubio hizo un pequeño puchero. Este llevaba una yukata azul marino con diseños de flores y mariposas de todos los colores en el y un obi negro

— Vamos Ki-chan, será divertido — dijo un pelinegro que llevaba puesto una yukata verde con diseños tribales en blanco y un obi blanco.

— Tú lo dices porque pasaras el festival con tu novio Takaocchi, pero Kurokocchi y yo estaremos sólos — dijo el rubio, Takao soltó una pequeña risa y Kuroko negó ante la actitud infantil de su amigo.

— No es mi culpa que tu novio no pudiera venir, además Kuroko también estaría con su novio si no hubiera terminado con él.

— No vuelvas a mencionarlo Takao-kun — dijo Kuroko con un aura oscura a su alrededor.

El pelinegro asintió, y Kise río bajo, sí, estaba un poco triste porque Haizaki, su novio, no había podido acompañarlo al festival pero iba disfrutar de ese día con sus amigos. Takao se retiró momentos después diciendo que su "Shin-chan" ya le había llamado para decirle de su llegada.

Ambos chicos continuaron su camino, se estaban divirtiendo mucho hasta que Kuroko se detuvo de repente provocando que Kise chocara con el cuerpo de su amigo al venir detrás de él, estaba por preguntar al peliceleste porque se detuvo cuando lo vio con sus propios ojos.

Frente a él unos metros más adelante, estaba Haizaki, su novio, abrazando a una chica de melena rubia. Sus ojos se acuaron al instante y los ruidos del festival quedaron en segundo plano, reaccionó momentos después cuando se dio cuenta que Kuroko lo había llevado un poco lejos de la multitud y le preguntaba que quería hacer ahora. Su amigo sabia que no estaba bien, después de todo Kuroko había terminado con su novio porque éste le había sido infiel.

—¿Puedes dejarme solo? — preguntó el rubio, fue casi un susurró y Kuroko lo entendió pues él había tenido la misma reacción.

—Esta bien, me iré a casa— dijo el peliceleste— llámame si necesitas algo.

El rubio asintió, solo hasta que vio la silueta de Kuroko desaparecer fue que se permitió llorar, se sentó bajo un árbol cercano y lloró abrazando sus rodillas, se pensó un tonto por haberse preocupado todo el día por Haizaki, quien le había dicho que no podía ir por estar enfermo, pero también se sintió feliz por haberse negado todas esas veces que el peligris le pidió que hicieran el amor, ahora entendía que Haizaki solo lo quería para eso. Y mientras lloraba no notó que alguien se acercaba a él, al menos no se dio cuenta hasta que este le hablo.

— ¿Estás bien?

Momentos atrás

Dos amigos iban llegando al festival, un peliverde y un peliazul de piel morena, llevaban una yukata anaranjada con un obi negro y una yukata gris con estampado de dientes de león y un obi negro respectivamente.

— Oye Midorima ¿Dónde está Bakagami? — dijo el peliazul, su rostro parecía un poco frustrado.

—¿Qué no prestaste atención a lo que te dije hace ratos? — respondió el peliverde mientras acomodaba sus gafas — Te dije que se quedo atascándose de comida en los primeros puestos del festival. De hecho me sorprende que no estés haciendo lo mismo Aomine.

El mencionado chasqueo la lengua, si por él fuera no habría ido a ese lugar, pero como siempre sus amigos lo habían convencido de ir.

— Bueno, yo me retiro. — dijo Midorima.

— ¿Aah? — replicó — ¿A dónde demonios vas? Vine por ustedes y se largan, ¿Qué se supone que haga?

— Eso no me importa, desde el principio dije que apenas llegáramos al festival yo me iría por mi cuenta — explicó el peliverde — Has lo que quieras, adiós.

Aomine dio una mirada fulminante en dirección a Midorima y luego la desvió, decidió que iría a buscar a Kagami y juntos se la pasarían comiendo toda la noche, pero algo o mejor dicho alguien llamó su atención. Lentamente se fue acercando al chico  rubio que estaba bajo el árbol, fue entonces que se dio cuenta que estaba llorando, lo supo por los sollozos ahogados que escuchaba. Al estar frente a él y ver que no había reparado en su presencia, le hablo.

—¿Estás bien? — el rubio levantó la mirada y lo miró sorprendido.

La mirada chocolate de Kise y la azul eléctrico de Aomine se toparon, el peliazul pensaba que el chico frente a él era la persona más hermosa que había visto, ese pensamiento lo hizo sonrojarse ligeramente, agradecía tener la piel morena por que así nadie lo notaría.

Kise pensó que el chico frente a él, a pesar de su cara de delincuente, era muy atractivo, se sonrojo y regaño mentalmente por ese pensamiento.

— Yo... lo siento — el peliazul fue el primero en hablar — es solo que te vi llorando y pues... pensé que estabas herido ¿Lo estás?

El rubio se quedo estático, ¿herido?, si, podía decirse que lo estaba, bajo su mirada y asintió ligeramente con la cabeza. Aomine se agachó hasta la altura de Kise para poder verlo a los ojos.

—¿Dónde? — le preguntó, Kise llevó una de sus manos y apunto a su pecho, justo donde está el corazón, el peliazul lo miró extrañado.

— Me destrozaron el corazón — dijo el rubio mientras cerraba los ojos y más lágrimas caían por sus ojos, Aomine abrió los ojos grandemente.

El moreno estaba molesto, bueno el podía ser un desgraciado la mayor parte del tiempo, pero aún así nunca le rompería el corazón a un chico tan lindo como el rubio frente a él. Vio como las lágrimas seguían cayendo y en cierto modo sentía que debía hacer algo para detenerlas, tenía la sensación de conocer a ese chico desde antes, pero eso no podía ser porque está seguro que nunca olvidaría a una persona tan  hermosa,ese pensamiento le sacó una sonrisa, en definitiva iba a hacer algo para ayudar al chico.

Aún con esa sonrisa en su rostro, soltó lo que estaba pasando por su mente en ese momento.

— ¿Quieres que tratemos de repararlo? — Kise se sorprendió por estás palabras, levantó su mirada y contempló la sonrisa que el moreno le dedicaba, su corazón se saltó un latido.

—¿Cómo? — le preguntó.

— No se, — Aomine se encogió de hombros, se puso de pie y miró al rubio, le tendió la mano — por el momento disfrutemos el festival juntos, ya después veremos — le sonrió de nuevo, Kise lo miró y luego de pensar un poco tomó la mano que el peliazul le tendía y se levantó, Aomine se sintió feliz — Oh cierto ¿Cuál es tu nombre?

El rubio lo dudo un momento pero al final contestó.

— Kise, Kise Ryota — dijo en un susurró.

Aomine ensanchó su sonrisa.

— Bien Kise Ryota, yo soy Aomine Daiki — dijo el moreno, luego con la mano que aún sostenía entre la suya comenzó a jalar al rubio al festival — Es un placer conocerte.

Los dos chicos se adentraron en la gran marea de personas y pasaron esa primera noche, de muchas que tendrían, juntos. En todo el festival no se soltaron las manos, ninguno dijo nada, pues el toque de sus manos, no los incomodaba. Ambos sentían que se conocían desde antes.

🔥💧🔥💧🔥

Muchas gracias a los que leyeron este One-shot, la verdad lo escribí en una de mis depresiones y me preguntaba constantemente si estaba bien o no lo que escribia.

Perdón si hay faltas de ortografía y si las hay por favor díganme. Le dedicó este One-shot a mi mejor amiga, que al igual que yo ama el Aokise.

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