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2.- Odín


Astrid saca un vestido blanco y azul, con ribetes dorados, un pantalón de montar del mismo color y unas botas marrones. Después le pido que me deje sola un instante y ella se marcha hacia afuera de la habitación. En cuanto estoy sola comienzo a llorar de forma descontrolada. Nunca creí que Vali pudiera romperme el corazón de esa forma. El amor a veces puede llegar a doler. Nunca lo había experimentado porque nunca me había enamorado con tal intensidad y sufrido de igual forma. Ya sé lo que se siente.

Miro todo a mi alrededor, no tengo a Alice o a Helen para que me aconsejen. Ni siquiera tengo un pote de helado de chocolate y justo ahora lo necesito con urgencia. Tocan a la puerta de la habitación y al mirar hacia allí Astrid se asoma. Me limpio las lágrimas de los ojos mientras la observo acercarse a mí. Para mi sorpresa deja un cuenco de helado con una cuchara en mis manos. No dice nada. Simplemente da media vuelta y se marcha.

—Gracias—murmuro cuando va llegando a la puerta.

Ella solo asiente y sale de la habitación.

Intento comer el helado, pero los recuerdos de él inundan mi mente. Incluso el helado de chocolate me hace recordarlo. Lo dejo en una mesa y comienzo a vestirme.

Abandono la habitación y Astrid me acompaña.

—¿Lista? —me pregunta con tono de preocupación.

—Sí—confirmo a pesar de que no sé exactamente para que debo estarlo.

—Vamos, el barco ya debe estar preparado.

—¿Ingrid está en el Bifröst? —pregunto curiosa.

—Sí, pero no puedo abandonar Asgard hasta que no esté bien entrenada.

—¿No vienes entonces? —pensé que Astrid vendría conmigo.

A pesar del corto tiempo que la conozco, siento muy en mi interior que fuimos muy amigas en un pasado.

—No.

Caminamos en silencio hasta llegar al puerto. No es muy amplio y se encuentra en un canal como los que cruzan la ciudad. Solo hay un imponente barco atracado allí y puedo ver la tripulación preparando todo para zarpar. El resto, son embarcaciones más pequeñas. Ninguno con estas dimensiones. Y entonces lo veo a él. Mirándome como un halcón desde la cubierta superior del barco.

—¿Qué tan lejos iremos? —le pregunto girándome hacia ella.

—Es un viaje de dos días por mar. Ya después el resto es por tierra—me explica ella mientras yo me retuerzo nerviosa las manos sintiendo la vista de Vali clavada en mí.

—No sé que haré cuando llegue allí, no conozco mucho de Asgard. No conozco a nadie en Asgard, ni siquiera conozco a estas nornas a las que veremos—estoy nerviosa como cuando di mi primera conferencia.

No me gusta estar en lugares desconocidos donde no conozco a nadie.

—No te preocupes por nada—toma mis manos con firmeza—. Recuerda que eres una valkiria, nosotras somos fuertes y poderosas, pero, además, eres Eir, la diosa de la sanación, nunca lo olvides. No eres una simple mortal Brenda, eres mucho más que eso.

Sus palabras me dan fuerza y le sonrío. Camino hacia el barco y Vali me tiende una mano para subir. Lo miro frunciendo el ceño.

—Que no podamos estar juntos no quiere decir que me comporte como un imbécil contigo a partir de ahora—murmura elevando un poco la comisura de su boca.

—Gracias—tomo su mano y me suelto en cuanto estoy en el barco.

Su contacto continúa quemando mi piel y su cercanía me afecta de la misma forma. Eso no creo que cambie.

—Ven, déjame mostrarte tu camerino—lo sigo hacia el piso inferior del barco—. Todas tus cosas están en el armario, tienes tu propio baño. Si prefieres puedes estar arriba en cubierta o quedarte aquí.

—De acuerdo—murmuro mientras él se dirige a la puerta.

—Mi habitación es la que está frente a la tuya por si me necesitas en algún momento—y se marcha cerrando la puerta detrás de él.

—«Te necesito justo ahora.»—susurro en voz baja.

Cuando el barco comienza a moverse salgo de mi camerino hacia la cubierta superior. Me acerco a la barandilla y miro hacia el muelle del que nos vamos alejando por el canal. Esto me recuerda la película Titanic en que todos se despedían sin saber que su viaje terminaría en el fondo del océano. Creo que mejor aparto esos trágicos pensamientos de mi mente.

Miro hacia la ciudad. Una ciudad extraña y desconocida. La ciudad a la que pertenezco. Ni siquiera pude averiguar quienes eran mis padres. Pero supongo que, al ser una diosa, mis padres deben haberlo sido también, no lo sé. Tengo cero conocimientos de este mundo y como nacen los dioses.

Un movimiento capta mi atención, pero no me giro hacia allí. Sé que es él sin siquiera observarlo. Se acerca y se detiene a mi lado, pero no aparto mi mirada del horizonte.

—¿Quieres comer algo?

Bajo la mirada hacia mis tripas que acaban de gruñir.

—Una pizza de pepperoni no estaría mal, pero sé que eso es prácticamente imposible de conseguir justo ahora—murmuro perdida en mis pensamientos.

—¿Eso es lo que deseas comer?

—Sí.

Lo ignoro por completo y respondo sin mirarlo. Pero siento sus pasos alejándose de mí.

La brisa marina golpea mi rostro y me despeina el cabello. Es la primera vez que viajo por el mar y me está gustando. Camino hacia la proa del barco y me maravillo con la vista desde aquí. Puedo ver justo el final del canal donde todo se vuelve más azul en la distancia. Sonrío mientras admiro todo. Poco a poco el canal va desapareciendo y las costas se ensanchan dando paso al mar.

—¡A toda máquina!—escucho que grita alguien.

Los motores comienzan a rugir con más fuerza y el barco acelera su velocidad. Delante de nosotros solo hay mar.

—El mar de Marmora es muy hermoso—murmura a mi lado. No le respondo, pero tiene razón. El mar es de un intenso color purpura—¿Piensas ignorarme todo el tiempo?

—Intento no pensar en ti, es lo mejor. Y no hablarte o mirarte me resulta mucho más fácil.

—Eir—me giro hacia él frunciendo el ceño—. Brenda, sé que no hemos terminado en los mejores términos, pero quisiera que nos lleváramos bien. A pesar de la situación, tendremos que convivir juntos y cruzarnos mas veces de las que crees. Me gustaría que pudiéramos llevarnos como lo hacíamos cuando nos conocimos, ¿crees que puedas hacerlo?

—No lo sé. No sé si pueda mirarte a los ojos y no recordar nada de lo nuestro. No recordar lo que siento por ti. Es muy difícil cuando no hemos roto por voluntad propia, lo hemos hecho por el simple hecho de quien soy.

—Lo sé, para mi también es muy difícil, pero míralo de esta forma, es mejor atesorar los momentos felices que vivimos y seguir con nuestras vidas. Somos inmortales Brenda, lo quieras o no. Y una eternidad de sufrimiento y agonía no la resiste ni siquiera un dios.

Me quedo pensando en sus palabras mientras mi mirada se pierde en la distancia. Frente a nosotros todo es blanco y con niebla y eso llama mi atención.

—¿Qué hay allí?—pregunto señalando justo al frente.

Nifleheim, allí solo hay frío, hielo, oscuridad y tinieblas.

No sé porque mi vista se queda fija en esa niebla misteriosa, pero seguro que no es allí a donde vamos.

El barco navega bordeando la costa sur, manteniéndose lejos de la costa norte de color blanco. Giro mi vista por primera vez hacia Vali. Lleva una camisa azul índigo y un pantalón blanco. Su cabello está desordenado por el viento. No aparta su mirada de la zona blanca.

—¿Has estado allí?—pregunto apartando mi mirada de él.

—Solo una vez y casi no hago el cuento—giro mi vista para observarlo—. Los gigantes de hielo me acorralaron. Por suerte Astrid pudo sacarme de allí.

—Fue cuando te encontré junto a mi cabaña—confirmo y el asiente con la cabeza.

Alguien lo llama, le hace una seña y él me sonríe levemente.

—Vamos a comer algo—comienza a caminar y yo lo sigo. El comedor está en la cubierta inferior, junto a la cocina—. ¿Lo hiciste como te pedí?—le pregunta al cocinero y este asiente—. Muy bien tráelo.

Vali tira de una silla y me siento antes de que el haga lo mismo. Siento las puertas de la cocina abrirse y veo al cocinero salir con una bandeja en las manos.

«¡No puede ser!»

El cocinero deja la bandeja en la mesa frente a nosotros y yo quedo alucinada con lo que veo.

—¡Una pizza!

—¿Creíste que en Asgard no comíamos pizza?—murmura con una sonrisa mientras toma una porción y la lleva a su boca.

No puedo evitarlo, me le quedo mirando a su boca y el calor comienza a recorrer mi cuerpo. Cierro los ojos y dejo escapar el aire. Tomo una porción de pizza de pepperoni y comienzo a comer. Vali sirve dos copas de hidromiel y entre los dos terminamos la pizza.

—Es la primera vez que compartimos una pizza sin discutir—murmura y me percato de que tiene razón.

—Sí, ha sido una experiencia extraña para mi también. Ahora si me disculpas, iré a descansar un rato—me levanto y abandono el comedor rumbo a mi camerino.

Cierro la puerta con fuerza y me quedo recostada a ella por un instante. Quisiera no recordar nada de lo que hemos vivido, así sería mucho más fácil. Pero su sonrisa, sus gestos y el que se acuerde de las cosas que me gustan hace que sea imposible. Creo que me estoy enamorando mucho más de él.

Me acuesto en la cama y trato de no pensar en Vali o en nada que me recuerde a él.

***

—¡Brenda! ¡Estás ahí!—me siento en la cama de repente.

Miro por la ventanilla de mi camarote, afuera está oscuro. ¿Cuántas horas he dormido? Los gritos afuera continúan al igual que el golpeteo en mi puerta. Me levanto y abro.

Vali viene sobre mi y une su boca a la mía. Instintivamente le devuelvo el beso sin pensar en las consecuencias. Siento la puerta cerrarse y el empuja mi cuerpo hasta hacerme caer en la cama. Su boca baja hacia mis senos, que saca de adentro del vestido y comienza a devorar.

Pero algo aquí no va bien, lo sé. A pesar de que deseo que esto sea real, que lo es, sé que algo no cuadra. Vali no es el tipo de personas que diga una cosa y haga otra. Dejó claro que no podíamos estar juntos, entonces, ¿porque viene ahora y me asalta a besos?

—Vali, por favor detente—suplico intentando apartar su boca de mi cuerpo.

—No puedo—jadea contra mi pecho.

Tomo su rostro entre mis manos y aparto su boca lujuriosa y ardiente de mí. Al mirar sus ojos, estos no son de fuego, ni siquiera de su color. Como puedo me escapo de abajo de su cuerpo y pongo distancia entre los dos.

—No eres tu mismo, aquí algo no va bien.

—Todo está perfecto, solo déjame tenerte una vez más.

Huyo de él, pero con rapidez me agarra y me acorrala contra una pared. Respiro con dificultad mientras intento que no vuelva a besarme o tocarme.

—¡Vali! ¡Esto no está bien!

—¡Desde luego que no! Pero lo estará cuando te tenga debajo de mí.

No puedo y no debo permitir que me toque una vez más. Así que me armo de valor, levanto una rodilla y lo golpeo entre las piernas.

—¡Auch!—grita mientras cae de rodillas al suelo.

Salgo corriendo de mi camerino hacia la cubierta superior. Al llegar allí me encuentro a todos los tripulantes algo desorientados y mareados. Me acerco al capitán que está vomitando por la borda.

—¿Qué ha sucedido? —pregunto preocupada.

—Creemos que la comida estaba intoxicada, nos ha hecho daño a todos.

No creo que haya sido la comida. Yo y Vali hemos comido lo mismo y yo estoy bien.

—Vali no está bien, necesito ayuda con él.

—¿Qué le sucede?

—No es el mismo—justo en ese instante la puerta se abre y el comienza a caminar en mi dirección.

—¡Brenda! ¡Ven aquí!—grita encolerizado.

—¿¡Que hacemos!?—le pregunto al capitán que se queda mirándolo.

—Está hechizado, hay que lanzarlo al agua.

—¿Y cómo haremos eso?—inquiero mientras lo veo avanzar con furia hacia mí—Capitán detenga los motores—le grito mientras salgo corriendo.

Se me acaba de ocurrir algo. Si me quiere tendrá que venir por mí. Me acerco hacia un lateral del barco, subo sobre la barandilla y lo miro.

—No lo pongas más difícil. Te tendré como sea y donde sea.

—Si me quieres, ven por mi—y sin pensarlo salto al agua.

A pesar de lo que creí, el agua está cálida y fresca. Miro hacia la superficie desde abajo del agua y lo veo cuando salta tras de mí. Salgo del agua y tomo aire mientras intento localizarlo. Unos segundos después el sale del agua a mi lado.

—¿Qué hacemos en el agua?

Ni siquiera se acuerda de lo que sucedió y yo no quiero recordar tampoco. Comienzo a nadar hacia la escalerilla del barco que han lanzado y subo hacia cubierta. No me detengo, camino directo hacia mi camerino a deshacerme de la ropa mojada. Entro al baño, me quito todo y envuelvo mi cuerpo en una toalla. Cuando salgo hacia la habitación, la puerta se abre y él entra.

—Explícame que sucedió, porque no entiendo nada.

—Cámbiate de ropa y hablamos—le pido mientras observo como la camisa y el pantalón se adhieren a su cuerpo.

Aparto mi mirada de él y voy hacia el armario en busca de una ropa. Siento la puerta abrirse y cerrarse, al mirar hacia allí, se ha marchado. Suelto la toalla y busco una ropa interior que me coloco a toda velocidad. Me quedo mirando el armario. Todos los vestidos son del mismo color, blanco, lo único que cambia es el color de los ribetes y el diseño. Mientras coloco el vestido sobre la cama, me percato de algo que no había visto. Tengo un tatuaje en mi muñeca izquierda. Me coloco el vestido y comienzo a secar mi cabello con la toalla. Cuando he terminado, me quedo mirando el tatuaje.

La puerta se abre y entra Vali con solo unos pantalones colgando de forma sensual de sus caderas, sin camisa. Miro hacia sus costillas y me percato que mi nuevo tatuaje es igual a otro de los suyos, el que tiene del lado izquierdo que parece un rombo con las puntas más largas. Quisiera saber que significa, pero no quiero preguntarle.

—¿Por qué estábamos en el agua?—pregunta mientras camina hasta la cama y se sienta en el borde.

Desliza sus manos por el cabello mojado aún. Si el supiera lo que su presencia me afecta, no estaría aquí así, luciendo sexy y provocador.

—No estabas en tus sentidos—murmuro sin querer explicarle lo que sucedió en realidad.

Intento abandonar la habitación, pero el me sostiene por el brazo y yo le lanzo una mirada que lo hace soltarme.

—¿Qué te hice? ¿Dime que no te hice daño?

—Lo hiciste—murmuro mientras me aparto de él.

—Estaba viendo las estrellas, después no recuerdo nada más. Por favor, ¿dime que sucedió?

—Viniste a mi habitación, me besaste e intentaste violarme.

—¡No!—exclama negando con la cabeza.

—Sí, lo hiciste.

Vali se acerca y se arrodilla a mis pies mientras se aferra con fuerza a mi cintura.

—Nunca te haría daño, Brenda, lo sabes—me mira con súplica—. Ni siquiera sé cómo pedirte perdón por lo que estuve a punto de hacer.

—Supe que no eras tú mismo desde el instante en que me besaste. A pesar de que deseaba que todo fuera verdad, sabía que tu nunca harías algo que prometiste no hacer.

Vali se pone de pie y su mirada se queda fija en la mía.

—Esa es una de las cosas que amo de ti. A pesar del poco tiempo que nos conocemos, me conoces a la perfección.

—Por favor, no—le pido mientras me alejo de él—. No me digas esas palabras, es muy duro recordar que no podemos estar juntos porque soy la sanadora—murmuro y el frunce el ceño.

—Brenda—hace una pausa—...en realidad no podemos estar juntos por otro motivo.

—Pensé que era por quien me he convertido. ¿Qué motivo puede haber para que renuncies a mí? Debe ser algo muy fuerte y poderoso para que impida que estemos juntos.

—Lo tienes en tu muñeca—levanto la manga y me miro el nuevo tatuaje.

—¿Esto? ¿No podemos estar juntos por este tatuaje? Pero si tu lo tienes también—le señalo sus costillas.

—Justo por eso.

—¿Qué significa?—el se queda en silencio y solo me mira—. Si no me respondes tú, le preguntaré a alguien más.

—No te lo he contado porque no quiero que sientas repulsión o asco hacia mi.

—Vali, no suelo tener mucha paciencia, ¿Qué significa el tatuaje?

—Este tatuaje—murmura señalándose las costillas—. Solo lo tienen los hijos de Odín.

Mis piernas se aflojan y caigo sentada en el suelo. ¡Esto no puede ser! Nunca imaginé que el diría estas palabras. Y es que sus palabras significan muchas cosas. Quería saber quienes eran mis padres, ahora sé quien es al menos uno de mis progenitores. Pero el conocimiento trae como consecuencias que no podamos estar juntos. Ahora lo entiendo. Su motivo es muy fuerte. Compartimos un lazo de sangre y eso es imposible de romper.

—Eso quieres decir...—ni siquiera me atrevo a decir las palabras pues no lo creo aún.

—Somos hermanos, Brenda.

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Este capítulo está dedicado a saletcespedes AngieFernandez106 maliciosa13 CandeGutierrez584 lamoruantonia sary_baby07 

¿No se esperaban esta confesión?

No olviden dejarme sus comentarios y su voto.
Xoxo🐦⭐

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