Planes
- Y todo esto ¿te lo dijo quién? - preguntó una muy sorprendida Kocho, no daba crédito a lo que oía.
Obanai señaló a su serpiente.
Tomioka lo miró sin cambiar de expresión.
Todos los presentes en su clandestina reunión estaban estupefactos, que el demonio haya conseguido ocupar el cuerpo de la persona mas importante de la cofradía, de quien era los cimientos sobre los cuales se erigía el cuerpo de cazadores... era inusitado, imperdonable, ¿cómo lo había logrado tan rápido?
Y lo que es mas ¿qué harían ahora?
Tanjiro no quería abrir la boca, lo único que pensaba era en su pobre maestro que estaba justo en las garras de aquel maldito, siendo torturado o usado como "merienda" ocasional. Que otras cosas podría haberle hecho... lo odiaba, apretó los dientes, cuando fuera el momento juró que acabaría con ese miserable, por ahora solo escuchaba en silencio el debate de los pilares y el señor Urokodaki, no tenía muchos recuerdos de Obanai, pero este lo miraba con recelo a él y al señor Tomioka, por lo que decidió que era mejor dejar a sus mayores hablar por ahora.
Giyuu no había movido ni una ceja, su expresión permanecía neutral, pero por dentro su mar en vez de calma era azotado por un torbellino de emociones en espira; Kyojuro se había metido innecesariamente en este problema por su culpa, por culpa de alguna estúpida venganza en su contra. Siempre era así, las personas importantes para él terminaban mal por querer ayudarlo. Tomioka no debió dejar que lo defendiera o le permitiera huir, debió quedarse, como debió quedarse con su hermana o con Sabito. Ahora Rengoku estaba pagando el precio por sus errores. Incluso Ubuyashiki sama estaba en peligro porque probablemente Tomioka no hizo bien su trabajo en el pasado. Vaya desgracia de Hashira que soy, se dijo. Giyuu lo sabía, cualquier cosa que les sucediera a esas personas en el futuro, todo lo que les estaba sucediendo en ese momento no era culpa de nadie más que de él y su propia inutilidad. Cada nueva cicatriz en el cuerpo del pilar de la llama sería otra prueba visible más de su fallo como pilar, como amigo y como hombre.
Seguir adelante en esos momentos era la única alternativa a pesar de todo. Si se dejaba vencer por su debilidad, tan solo por un momento, no tendría cara con que pedirle a Rengoku o al patrón que terminaran con su inútil vida cuando todo esto hubiera pasado.
Ser incapaz de proteger a aquellos que le importaban era una constante en la vida de Tomioka Giyuu, como creía que seria capaz de proteger al hombre que por un breve momento pensó que podría sentirse libre de amar, ya no, ya no podría atreverse a tanto, no quería ni pensar en lo que podría sentir Kyojuro, no quería recordar como sus ojos se iluminaban cuando veían a Tomioka, o como el pilar de la llama siempre parecía iluminarse cuando el pilar del agua aceptaba sus invitaciones o simplemente acordaban entrenar juntos a los chicos. Giyuu odiaría si Rengoku lo quisiera de vuelta, ya era bastante doloroso ver como su amigo confiaba en él. Porque la triste realidad era que esos sentimientos no servirían como otra cosa que leña para alimentar el fuego de la tragedia.
Urokodaki le puso una mano en el hombro, como sintiendo la turbulencia en su interior, Tomioka asintió agradecido por la intervención silenciosa de su maestro. Kyojuro no necesitaba sus pensamientos autodestructivos. Todo lo que se pedía de él en esos momentos era que siguiera siendo el pilar del agua, el podía hacer eso, aunque no fuera digno del título como Rengoku, por ahora no podía titubear, su determinación al cumplir su deber no flaquearía.
La necesidad de un plan de acción era determinante. Todos estaban de acuerdo en que debían reunir información. Eso y contactar con los otros pilares, el juicio de los hermanos Kamado y de Tomioka no se había suspendido todavía, por lo que infirieron que el demonio desconocía que su secreto hubiera sido descubierto. Ese sería el mejor momento para atacar. Kocho tendría un poco más de tiempo para preparar el veneno y evitar posibles daños al cuerpo del líder. No era seguro que el demonio no lo matara, pero era todo lo que tenían hasta ese momento.
- Deberíamos asegurarnos de que la familia Ubuyashiki esté segura también. - dijo Obanai.
- Si, la familia de Kagaya sama es nuestra prioridad. - asintió Urokodaki.
- También deberíamos asegurarnos de que el demonio no tenga mas aliados dentro del cuartel general - dijo Tomioka abriendo la boca por primera vez en toda la reunión.
Inusuke y Zenitsu se ofrecieron a investigar, porque según ellos ya habían estado en misiones de infiltración antes.
- Ara, pero a ustedes los buscan también, por ser compañeros de Kamado kun... - opinó Shinobu.
- Tengen y yo nos encargaremos de la familia Ubuyashiki - dijo Iguro - él está retirado, pero supongo que en estas circunstancias no hay nadie mejor.
- Bien, enviaremos mensajes a los otros pilares. Todos estamos invitados al juicio después de todo. - dijo pensativa la señora de la mansión de las mariposas.
•••
Contactar con sus compañeros pilares resultó más difícil de lo esperado. Pero al final pudieron dar con ellos. Excepto con dos.
Era ya la tarde del último día antes del juicio y no habían podido comunicarse ni con Shinazugawa ni con Himejima.
- Me preocupa. - comentó el pilar del agua.
- ¿Crees que el demonio los tendrá prisioneros, Tomioka san?
- Al menos sé que Shinazugawa vino por mí, Rengoku se quedó a distraerlo.
- Gyomei estaba con él según lo que oí. Ellos llevaron a Rengoku al cuartel general. - dijo Kocho.
- Deben estar muertos. - dijo Iguro mirando a Tomioka con rabia contenida. - al menos Sanemi debe haber muerto, si estaba tan feliz con la sangre de Rengoku no me imagino que se haya resistido ante un marechi...
- Tienes razón, Shinazugawa debe haber muerto. - asintió el pilar del aliento del agua. - Himejima también, ya que tu serpiente no pudo dar con él tampoco...
Iguro chasqueó su lengua.
- ¡No creo que se los haya comido! - exclamó Inosuke.
- ¡Yo tampoco lo creo! - secundó Zenitsu.
- Así es, él quiere destruir a la organización, no empezaría matando pilares así como así, no parece ser la forma en la que opera. Bien podría haber matado a Rengoku san y atraernos al juicio, daba igual si Rengoku san estuviera presente o no, ya que desobedeció una orden directa.
- Ese es un buen razonamiento Tanjiro - asintió Kocho - pero realmente nadie sabe lo que ese demonio ha hecho en realidad. Solo podemos esperar a que sea cierto lo que dices y ellos estén con vida.
•••
Tanjiro se levantó de donde estaba sentado comiendo, la reunión se había dado por terminada hace un par de horas y todos estaban puliendo sus papeles para el plan del día siguiente. A él no le quedaba otra cosa sino esperar, por suerte, o más bien debido a como redactó su anterior misiva a la señora Tamayo, no tuvo que esperar demasiado, siguió al pequeño maullido que le llamó la atención. Allí en una de las habitaciones vacías Chachamaru meneaba la cola con una carta cuidadosamente entre sus dientes.
- ¡Gracias amigo! - dijo tomándola y rascándole detrás de las orejas. Si los dioses querían esta epístola contendría algunas respuestas.
Las respuestas llegaron sí, pero no como Tanjiro hubiera querido, aun no entendía como después de haber conseguido volver a ser consciente de sí mismo esa persona había continuado devorando humanos.
"La maldad no es inherente solo a los demonios joven Kamado" le había dicho su maestro una vez luego de completar una misión donde el causante de las muertes no había sido la progenie de Kibutsuji sino una persona común y corriente. "Los humanos somos seres con muchas imperfecciones, pero tenemos la libertad de decidir cómo actuar, es precisamente esa posibilidad lo que enaltece la virtud".
Ese hombre había elegido, como la mayoría de los transformados, el camino al infierno.
La razón de su odio hacia el pilar del agua era simple realmente. Tomioka había sido el encargado de ponerle fin al sufrimiento de su esposa e hijos, ambos transformados por Kibutsuji.
- Así que fue eso - musitó Giyuu cuando Tanjiro se lo contó. El pilar fue lo suficientemente comprensivo como para no inquirir en de donde había Tanjiro sacado esa carta. El chico fue lo suficientemente asertivo como para explicarle que era de la doctora que lo había ayudado sin tener que dar mas detalles, y Tomioka tampoco se los pidió.
- Tomioka san solo estaba haciendo su trabajo...
- Pero si ese fue el caso, y creo que lo recuerdo bastante bien, ¿cómo es posible que él sobreviviera? ¿Cómo es posible que ese hombre también se convirtiera en demonio? ¿o ya lo era?
Las preguntas se agolpaban en sus mentes, pero no tenia caso, ¿de qué les podría servir el pasado de su enemigo? ¿Acaso comprender sus razones les haría cambiar de opinión? Les daría alguna ventaja, ninguno de ellos lo creía.
•••
La respuesta era bastante simple, pero ellos no lo sabían, Tadashi había huido. Huyó de lo que se convirtieron su esposa e hijo, huyó de su responsabilidad como padre y marido. Vio al pilar empuñar su espada contra su familia y no hizo nada, como un cobarde. Todo porque quería salvar su pellejo.
Él también había sido convertido en demonio, él también comió personas, pero su instinto al final nunca fue luchar, como su esposa que aun siendo un demonio sin consciencia y sin recuerdos peleó para proteger a su vástago, pero no él. su único instinto fue correr sin mirar atrás. Hasta que Tamayo lo encontró, la doctora fue su salvación y a la vez el inicio de su tormento. Tadashi no podía vivir consigo mismo. Pero era un cobarde, y pararse bajo el sol no era una opción para él, y como es natural que sucediera, volcó su rabia en otra cosa, en otras personas. Por eso comió tanta carne humana como le fue posible para desarrollar su técnica de sangre, una escurridiza y dañina, pero perfecta, hecha a la medida para él. Desbarataría a la organización desde dentro. Y luego se encargaría de Kibutsuji. Él era un cobarde, pero aspiraba a lo grande.
No le importaba mucho el tiempo, tenía de sobra después de todo. Pero para destruir como quería a los cazadores de esa generación, al pilar del agua... tenía que darse un poco de prisa, no fuera a ser que muriera por la mano de otro demonio, lo cual le quitaría todo lo divertido al asunto. Luego se encargaría del resto, con un cuerpo tan bien entrenado y fuerte como el del pilar de la roca, que tenía lleno de somníferos y bien resguardado en lo más profundo de las mazmorras del cuartel de Ubuyashiki, podría conseguir casi cualquier cosa, se comería al marechi como premio de celebración cuando matara a Tomioka.
Sería perfecto, ese pilar de las llamas había salido de la nada, interfiriendo en su perfecto plan. Que mal para él, quedarse tranquilo le hubiera al menos garantizado una muerte sin mucho dolor, pero ahora iba a disfrutar hacerlo pedazos con las manos del pilar del agua... que mejor forma de destruir a alguien si no es por la mano de aquellos en quien se confía, o de aquellos a quienes se ama. Porque Tadashi estaba seguro: ese pilar con el que se divertía de vez en cuando, quería al despreciable de Tomioka, lo había oído murmurar su nombre mientras dormía, o cuando el dolor era insoportable y estaba tan drogado con su veneno que hasta respirar le costaba. No sabía que tipo de relación tendrían ni le importaba, solo era feliz con saber que ese pilar tenía al otro en muy alta estima.
-Giyuu no vendrá a salvarte...- le había dicho una vez, burlandose. Y el otro había intentado darle un cabezazo. Era muy divertido.
Mañana sería un gran día, de eso no tenía ninguna duda.
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