Epílogo. Divertido
Tomioka aún no se creía que las cosas hubieran salido tan bien. Ya habían pasado dos años desde su confesión y uno desde que ya no tendrían que preocuparse más por los demonios y Kyojuro seguía allí junto a él.
Se desenredó de entre los brazos del otro y se sentó en el futón. Hace un año, Kyojuro habría sido el primero en despertarse. Pero ahora, dormía hasta bien entrada la mañana, quizás una secuela de sus heridas o el simple hecho de que ahora no tenía que levantarse a entrenar ni a acudir en auxilio de alguien. Era una mañana de primavera, todavía había un poco de frío y a Giyuu esa vez no le molestó que su amante se hubiera rodado de su propio futón al suyo como normalmente hacía. La calidez del cuerpo del otro muchas veces le intrigaba, no perdía la elevada temperatura aun en los meses más fríos. Era bastante conveniente para dormir abrazados en invierno, pero era realmente fastidioso en verano, sobre todo porque Rengoku no entendía las indirectas de Tomioka y terminaba metido en la cama con él. Era a la vez lindo e irritante.
Acarició con un dedo la cicatriz del ojo izquierdo del hombre junto a él. ahora entendía mejor la admiración con que el otro trataba sus cicatrices, Kyojuro besaría su palma y el muñón de su brazo derecho, seguiría por las blancas líneas y la arrugada piel que cruzaba su pecho y su espalda antes de seguir su camino más abajo y posar su caliente lengua en zonas más placenteras. Giyuu a veces se sentía demasiado expuesto frente al incandescente ojo rojo-dorado. Pero suponía que eso estaba bien, después de todo Rengoku tenía cicatrices peores que exponía para Giyuu. Mírame, estoy aquí junto a ti. Parecía querer decirle Kyojuro cada vez que tomaba su mano y la ponía sobre la piel levantada y rugosa de su abdomen. Era un consuelo saber, que al menos esta vez no tendría que perder a quien amaba primero.
Rengoku se apretó más contra su costado y pasó nuevamente su brazo alrededor de Tomioka. A pesar de que su amante estaba profundamente dormido, Tomioka se veía imposibilitado de escapar.
Miró al hombre a su lado y sonrió, realmente tenía una vida muy buena.
¿Cuándo había empezado eso? ¿cuándo se confesaron? ¿cuándo se mudó con la familia Rengoku? ¿o mucho antes? no lo sabía con certeza, desde que Kyojuro empezó a meterse en su vida, las cosas habían sido muy divertidas.
•••
- ¿Tú crees que esté bien que me mude a tu casa? - Preguntó el pilar del agua. Aunque su rostro no denotaba expresión alguna, Kyojuro pudo intuir que estaba nervioso por la forma en que apretaba la tela de las mangas de su haori.
- Si!, si, por supuesto Giyuu, ¡puedes mudarte hoy mismo si quieres! - le respondió Rengoku con entusiasmo.
- ¿Y eso no traerá problemas?
- ¿Que problemas podría traer? ¡Ya todo el mundo lo sabe!
- ¡¿Todo el mundo?!- Giyuu abrió los ojos de par en par, mirando a Rengoku boquiabierto. Kyojuro solo ensanchó más su sonrisa.
- Bueno, no todo el mundo, dudo que lo nuestro sea noticia internacional...
Tomioka lo miró sin impresionarse en lo más mínimo.
- Jajaja... bueno, todos nuestros amigos lo saben... y mi familia también. - Explicó el pilar de las llamas.
- Vaya...
- No es que lo hayamos escondido precisamente, y tú eres más indiscreto que yo...
- ¡Eso no es cierto! - exclamó Giyuu ofendido.
- En efecto es cierto, - lo miró burlón Kyojuro - ¿recuerdas el asunto de Shinazugawa? ¡Jajajaja, fue tu culpa jajaja!
- ¡Fue culpa de ambos! - protestó Tomioka.
Aquel día Shinazugawa Sanemi, tuvo que lavarse los ojos con ácido, según él.
Había visto a Rengoku y a Tomioka besándose en una esquina del cuartel general.
Había sido una buena misión y Tomioka estaba contento, por supuesto su cara no lo denotaba en lo más mínimo. Y el día fue a mejor cuando por fin, luego de casi tres semanas, pudo ver a Kyojuro. El incidente no había sido su culpa, Kyojuro no se callaba mientras paseaban por el jardín, y por mucho que le gustara oír su voz y ver lo feliz que se ponía Rengoku cuando hablaba con él, había tenido que soportar los gritos de los demonios, los agradecimientos de la gente, luego el regaño de Kocho y las felicitaciones de Mitsuri al pasar por la finca Mariposa a que le vendaran un pequeño corte que se estaba poniendo verde... el caso es que había sido demasiada interacción social por un tiempo y quería un poco de silencio de una buena vez. Lo malo era que sería muy irrespetuoso y hasta cruel de su parte decirle a Kyojuro que se callara. Así que hizo lo único que se le ocurrió, arrastró al otro pilar hasta una de las esquinas del edificio junto al jardín y lo besó.
- ¿Gi...yu? - dijo Kyojuro cuando se separaron para tomar aire. "El maldito no se calla", pensó Tomioka y unió sus labios de nuevo. Sintió a Kyojuro estremecerse contra él y posar sus manos en su cintura atrayéndolo contra su cuerpo. Giyuu sonrió para sí, no era la primera vez que se besaban, de hecho, habían hecho cosas aún más atrevidas, pero siempre en la privacidad de una habitación. Nunca algo tan arriesgado. Por supuesto que saldría mal.
Estaban en la mejor parte, Giyuu tenía a Kyojuro contra la pared del edificio, con una de sus piernas entre las del otro, por accidente claro, él no era un pervertido, y Kyojuro estaba muy contento, de su parte jamás habría quejas. Sus lenguas danzaban suavemente una contra la otra, lamiéndose y saboreando el sabor del otro, esa era la forma más fácil de hacer que Kyojuro no hablara, esa y follarlo bien duro contra el futón.
El beso era, hasta el momento, bastante inocente, Kyojuro mantenía sus manos en la cintura de Giyuu y no apretando su trasero mientras se restregaba contra él de forma descarada como de costumbre y Giyuu tampoco había metido sus frías manos bajo la ropa del pilar de las llamas para apretar sus pechos y jalar sus pezones, así que estaban bien, pero todavía era bastante indecente, se separaron un segundo para mirarse, sus lenguas aún estaban conectadas por un hilillo de saliva y ambos querían que la reunión de pilares a la que debían asistir esa misma tarde terminara lo antes posible para poder continuar esto en un lugar más privado.
Oyeron que algo metálico caía al suelo y giraron sus cabezas, allí doblando la esquina estaba de pie Shinazugawa, su espada se le había caído al suelo y los miraba con suma incredulidad.
- Hola Shinazugawa - dijo Tomioka en modo automático.
Ninguno de los dos pilares que habían sido atrapados en el acto creyeron posible que Sanemi abriera más los ojos. El pobre sujeto estaba tan rojo que parecía que iba a explotar. Abrió la boca para hablar, murmuró algo inentendible, recogió su espada y salió corriendo como alma que lleva el diablo.
- Vaya que es rápido Shinazugawa...- dijo Giyuu.
- Si...jejejeje- Rengoku estaba igual de rojo que Shinazugawa y recostó su cabeza en el hombro de su amante. - Seguro nos castigaran por indecencia pública.
- ¿Tú crees?
•••
No los castigaron, y Sanemi no se les acercó en meses.
- Pobre Sanemi jajaja - reía Kyojuro al recordarlo.
- Creo que Iguro me odia aún más, si eso es posible, y Himejima aún no lo procesa. - comentó Giyuu pensativo.
- ¿Por qué lo dices?
- El otro día me felicitó porque según él no creía que "alguien como yo encontraría el amor de entre todos los pilares", y quería que le presentara a él y al resto a "la afortunada..."
- Ah... ya veo... ¡aunque solo vea la mitad del problema! - dijo señalando su parche. Y Tomioka ladeo la cabeza, otra vez mirándolo sin reírse en lo más mínimo.
Al final acordaron que Tomioka se mudaría esa misma tarde. La casa de los Rengoku era más espaciosa, y allí estaba su padre y su hermano, y los chicos que ambos entrenaban, y Giyuu tampoco tenía mucho equipaje.
•••
Al llegar y luego de instalarse adecuadamente (en la habitación de Kyojuro, por supuesto) el mayor de los Rengoku insistió en presentarlo adecuadamente con su padre. Shinjuro ya no bebía alcohol y se vestía adecuadamente. De hecho, su hijo le había dicho que le presentaría a su persona especial, con quien se casaría pronto. Él realmente no estaba de acuerdo con la convivencia antes del matrimonio, pero si las dos partes pertenecían al cuerpo de cazadores de demonio, no podía poner ninguna objeción, y menos después de la experiencia de casi perder a su hijo. Así que allí estaba, esperando conocer a la afortunada, o en todo caso a la pobre desdichada que se casaría con el tonto de su hijo.
Kyojuro entró al salón seguido de alguien que le resultaba muy conocido.
Se sentaron frente a él.
- Padre, este es el pilar del agua Tomioka Giyuu, nos casaremos cuando derrotemos a Muzan. ¡Vivirá con nosotros a partir de hoy! - dijo muy animado Kyojuro.
- Shinjuro san, prometo que cuidaré bien a su hijo.
Shinjuro miró a su hijo y luego a la otra persona. Los gustos realmente se heredaban en la familia Rengoku: alguien serio, de cabellos negros y facciones elegantes era el estereotipo de mujeres elegidas siempre para casarse con la familia de los pilares de la llama; su esposa había sido así, y también su madre, y su abuela. Dejando eso de lado... ¿no que Tomioka era un hombre? Cuando él todavía era un pilar el chico había sido nombrado pilar del agua, bueno, él creía que era un chico... incluso en los últimos días se había referido al sujeto como un hombre... ¿acaso se había equivocado? No, no, no lo creía... justo el otro día lo vio entrenar en el patio con los otros chicos sin camisa... y luego los cuatro se dirigieron al baño en taparrabos... Definitivamente el pilar del agua era un hombre con todas las partes de un hombre...
- Ya veo...- dijo - felicitaciones entonces... bienvenido a esta familia Tomioka san - "bueno, al menos no es el chico de los aretes que siempre anda pegado a mi hijo como una sanguijuela..." pensó.
- ¡Gracias padre!
- Gracias.
•••
- Ya ves Tomioka, ¡todo salió bien! - exclamó el pilar de la llama la misma noche de la mudanza cuando los dos descansaban abrazados.
- Sí, aunque Shinjuro san se veía un poco confundido...
Shinjuro tendría esa cara durante mucho tiempo...
•••
Tomioka tomó entre sus dedos los algunos rubios mechones admirando la suaviad, y luego acarició la cabeza hundida en su costado con la yema de sus dedos, Kyojuro hizo un sonido muy parecido a un ronroneo y se apretó más contra él. Ciertamente el ex pilar del agua había aprendido mucho durante todo ese tiempo.
Aprendió que gran parte del motivo por el que Kyojuro era tan ruidoso era que estaba medio sordo. Eso lo supo luego de la batalla contra Muzan, debido a una fuerte herida en su cabeza y un corte bastante serio en su garganta, Kyojuro pasó un tiempo sin poder hablar con él, tampoco podía oírle. Es una consecuencia de sus heridas anteriores Tomioka san, le dijo Kocho. Ella se sentía un poco culpable, aquella herida había sido por su culpa. Para suerte de los dos, Rengoku conservaba sus brazos, a diferencia de unos cuantos, así que pudieron escribirse.
También aprendió que su amante era alguien bastante tranquilo cuando estaba en casa, era un hombre muy tradicional al que le gustaban las artes y podía pasar horas leyendo, sobre todo si era al lado de Tomioka. Por supuesto Kyojuro era un hombre muy apasionado. Y en el dormitorio lo era aún más, ya fuera tomando a Giyuu lenta y dulcemente, derritiendo sus entrañas y dejándolo sin poder balbucear más que incoherencias por el placer, o empalándose contra la hombría del pilar del agua, tomando su placer del cuerpo de Tomioka toda la noche hasta dejarlo seco. No es que Tomioka protestara ni mucho menos, él siempre estaba muy feliz, cualquiera que fuera su arreglo nocturno.
El pilar del agua también había aprendido cosas nuevas sobre sí mismo, Kyojuro lo había cambiado, se sentía más valiente, más alegre y más seguro de sí cuando estaba con él. Por supuesto, su cara pocas veces lo denotaba.
No te he cambiado Giyuu, siempre fuiste así, ahora solo estas dejando que los demás lo vean. Le dijo Kyojuro cuando le hizo el comentario de pasada.
Había descubierto que no le gustaban mucho las batatas asadas, Kyojuro había gritado "más para mí" y se las había comido todas. Por otra parte, le gustaban los dulces occidentales que Kyojuro le obsequiaba.
Aprendió que le gustaba dar paseos al atardecer por la ciudad junto a Kyojuro, que lo acompañaba a pesar de su evidente molestia al caminar ahora. Le gustaba cuidar de él y ser a la vez tratado con la misma ternura.
Y que los dioses lo perdonen, pero le gustaba mucho morder a Kyojuro, sobre todo sus pechos y sus carnosos muslos y glúteos, quizás era por su estilo de respiración, pero Kyojuro tenía mucha carne firme a la que él le gustaba hincar el diente.
"Pareces un demonio mordiendo tanto, Giyuu" decía divertido Rengoku cada vez que lo hacía. En su defensa, no se podía resistir.
Seguramente se moriría de vergüenza si alguien se enterara de su pequeña costumbre, después de todo, él odiaba a los perros, en varias ocasiones le mordieron el trasero, y ahora él se comportaba como uno. ¡Qué vergüenza! Aunque según Kyojuro se estaba comparando con el animal equivocado.
Tomioka siempre lo supo, pero ahora todo el mundo lo sabía también: él era un tipo muy competitivo, y a veces un mal perdedor, sobre todo cuando jugaba algún juego de mesa y un idiota como Zenitsu le ganaba. A Senjuro se lo perdonaba porque era el hermano menor de Kyojuro y tenía prácticamente su misma cara, pero al resto no.
Kyojuro por su parte estaba encantado con cada nueva faceta suya, y Tomioka no se explicaba el por qué el sujeto parecía cada día más enamorado. Era realmente fácil hacer que hiciera lo que sea que a Tomioka se le ocurriera, tanto en el dormitorio como fuera de él. Solo tenía que decirlo y sonreírle un poco y ya tenía a Rengoku comiendo de su mano. Tanjiro le había comentado que según Senjuro eso al parecer era una tradición familiar.
- ¿En qué piensas Giyuu? - dijo Kyojuro abriendo su ojo junto a él y sacándolo de sus ensoñaciones.
- En ti - respondió Tomioka.
- Oh...- fue lo único que dijo Kyojuro.
No debía sorprenderle eran amantes desde hacía un tiempo ya, y aunque él se empeñaba en decirle y demostrarle a Giyuu que lo amaba a diario, eran bastante pocas las veces en que el otro era abiertamente romántico con él. No es que le importara, él sabía que era amado, las miradas, la ternura y el afecto con que el otro siempre lo trataba eran inconfundibles, pero cuando Tomioka era tan directo como ahora, Kyojuro no sabía cómo reaccionar, tenía cero defensas contra ese hombre.
Lo atrajo hacia sí y lo acomodó sobre su pecho, Tomioka se dejó llevar, antes tenía un poco de envidia por el nivel de masa muscular que tenía Rengoku a pesar de que ambos tenían prácticamente la misma estatura, se sintió mejor al notar que Sanemi también pensaba lo mismo. Era mezquino: sí, le importaba: no. Además, ahora Rengoku era suyo y él podía usar ese pecho como quisiera.
- Debimos despertarnos un poco antes- dijo Kyojuro bostezando.
- ¿Por qué razón? - cuestionó Tomioka, él solo quería dedicarse a hacer nada ese día.
- Recuerdas que hoy debemos ir a una boda, ¿cierto?
- Ugh...
Kyojuro se echó a reír.
- ¡Será divertido! ¡Ya verás! Irán todos, ¡veremos a Tanjiro y los demás después de tanto tiempo!
- Los vimos hace quince días Kyojuro...
- ¡Habrá daikon con salmón!
- Dudo que Obanai vaya a servir mi plato favorito el día de su boda...
- ¡Hablé con Kanroji! ¡Habrá un gran festín!
- Ya veo...
- Además, Iguro no te odia...
- A mí nadie me odia, solo está molesto porque nuestra boda fue antes que la suya... le gané y no lo soporta.
Ante semejante declaración Kyojuro estalló en carcajadas.
Giyuu también reía sobre él.
Poco después tocaron a la puerta, Senjuro para avisarles que ya había servido el desayuno y Shinjuro para quejarse de lo ruidosos que estaban siendo desde tan temprano en la mañana.
•••
La boda fue muy entretenida, Obanai estaba feliz, y no se fijó en él, incluso sirvieron daikon con salmón como había prometido Kyojuro, y muchas cosas más, bueno, era la boda de Mitsuri, por supuesto que iba a haber mucha comida.
Al finalizar, Kyojuro lo tomó de la mano y fueron camino a casa. Cruzaron el umbral y el hombre de cabello dorado se detuvo, su ojo lo miraba con gran intensidad.
- ¿Eres feliz, Giyuu? - preguntó.
Tomioka pensó por un instante que se estaba refiriendo a la boda, sí, sin duda había pasado un muy buen rato en compañía de todos los demás, pero Kyojuro parecía estar preguntándole algo diferente. Rengoku, y eso también lo había aprendido Giyuu poco a poco, tenía muchas capas, no era para nada un hombre simple como daba a entender. Ahora Kyojuro parecía querer preguntarle: ¿te hago feliz? ¿Soy suficiente? Y para eso, Tomioka solo tenía una respuesta:
- Estas a mi lado Kyojuro, la vida es divertida, soy realmente feliz. - le dijo con una brillante sonrisa, porque eso y que amaba al hombre frente a él era lo más certero que tenía en su existencia.
Kyojuro apretó su mano entre las suyas.
- ¡Bien! - exclamó. Su ojo brillaba con el fulgor de mil soles y Rengoku trataba de parecer genial a pesar de estar tan rojo como la punta de sus cabellos.
Tomioka se rio por lo bajo, haló a su amante hacia la casa, y ambos entraron a su hogar con los dedos entrelazados.
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