5.- Diversión
Su mano me llama para que la tome, pero no quiero volver a sentir ese fuego quemándome, creo que sería imprudente. Porque las señales están muy claras, él fuego es peligroso para mí.
Ignoro su mano, le doy la vuelta al sofá y me siento a su lado a una distancia segura y prudente en que nuestros cuerpos no se toquen.
—No se me había ocurrido hacer eso. —comento ante la solución que ha encontrado al dilema de la pizza.
—Debes mantener siempre la cabeza fría para pensar en una buena solución—responde mientras comienza a devorar una porción de la pizza que acaba de preparar. Me le quedo mirando intrigada—. ¿Sucede algo? —me pregunta al verme congelada mirando su creación.
—Vas a creer que estoy loca. —comento sin apartar mi mirada de la pizza que sostiene a medio camino de su boca.
—¿Quieres? —pregunta acercando la porción que ha mordido a mi boca.
Miro la pizza y miro sus labios. Tomo su mano con la mía y acerco la pizza para probarla. Gimo ante el dulce y picante sabor que se ha creado.
—Esto está mejor que la pizza de pepperoni. —murmuro con la boca llena saboreando la nueva creación.
—Disfruta tu pepperoni.—comenta divertido mientras aleja la porción de mi boca y la lleva a la suya.
—No es justo. —murmuro en voz baja mientras tomo una porción de mi corriente pizza de pepperoni.
—¿Quieres cambiar? —pregunta con diversión.
—¡Si! —grito con euforia y después me cubro la boca.
—¿Tanto te ha gustado?
—No tienes idea—Vali mueve la caja de la pizza hacia mi—. Es toda tuya.
—¡Lo dices en serio! —exclamo emocionada.
—Sí.
Comienzo a devorar la pizza mas exquisita de mi vida. Nunca se me hubiese ocurrido esta mezcla. Dejo escapar gemidos de satisfacción mientras como una rebanada tras otra. La puerta del frente se abre y miro a Alice que me devuelve una mirada de asombro y curiosidad.
—Espero no haber interrumpido. —comenta acercándose a nosotros.
—No, para nada—hablo con la boca llena.
—¿Cómo conseguiste que te diera pizza de pepperoni? —le pregunta con incredulidad a Vali.
—Le he preparado una muy especial. —responde con una sonrisa.
—Soy Alice. —comenta ella estirando su mano y presentándose ante mi falta de comunicación.
No puedo dejar la pizza en estos momentos, es adictiva.
—Vali. —responde él estrechando su mano y puedo ver el rostro de Alice pasar de divertido a asombrado.
—¿Vali? ¿El Vali de la cabaña que estaba herido y desapareció? —inquiere ella curiosa mirándome fijamente.
—Un buen resumen, sí—responde el divertido mientras me observa que no dejo de comer—. Y recientemente atropellado. —comenta mientras yo intento tragar la pizza que tengo en mi boca.
—¿Quién te atropelló? —pregunta ahora preocupada Alice.
—Fue mi culpa, me metí delante de su auto. —responde él mientras devora otro pedazo de pizza y se marcha rumbo a la cocina.
—¡Tu lo atropellaste! —exclama asombrada Alice mientras se sienta a mi lado.
—John y yo veníamos hacia el apartamento cuando él se metió delante. Solo supe qué habíamos impactado cuando me bajé y entonces lo reconocí. —murmuro en voz baja.
Vali regresa con las dos sodas y me ofrece la mía.
—Gracias.
—¿Pizza? —le pregunta a Alice—. Aún queda cuatro estaciones y cuatro quesos.
—Si, comeré algo después de darme un baño. —se aleja rumbo a su habitación.
—Discúlpame un segundo. —sé que esta conversación no ha terminado.
Tomo la última porción de la pizza y salgo caminando a paso veloz hacia la habitación de Alice. Entro sin siquiera tocar y ella me mira frunciendo el ceño.
—Creo que tienes mucho que contar.
—Sí, lo sé, pero no será esta noche.
—¿Qué hay esta noche? —pregunta sin entender nada.
—Helen quiere que nos pongamos al día, nos espera esta noche en el lugar de siempre.
—Supongo que Vali se quedará con nosotras un tiempo. —murmura divertida.
—Ya me conoces, no puedo dejar a nadie desamparado.
—¿Y lo dejarás aquí solo?
—Le he pedido que venga con nosotras, pero no creo que esté muy convencido.
Alice se asoma por la puerta de la habitación y yo hago lo mismo.
—¡Vali! ¿Te gustaría cenar esta noche pizza de pepperoni en el restaurante favorito de Brenda? —la golpeo en el brazo.
—¡Más pizza! ¡Desde luego!
Alice me empuja dentro de la habitación otra vez.
—Todo listo para esta noche, ¿ves que fácil fue? —se queda mirando hacia su cama donde está mi ropa.
—Espero no te moleste compartir tu habitación conmigo.
—¿Estás bromeando? —me estrecha entre sus brazos—. Gracias a ti soy lo que soy amiga, te debo mucho más que mi vida.
—Está bien, déjate de sentimentalismos—intento apartarme de su abrazo.
—Brenda—me aparta de su cuerpo y me mira a los ojos, ¿John sabe que Vali se está quedando contigo?
—No, no lo sabe y será mejor que no se entere.
—¿Qué sucedió?
—Le conté de donde conocía a Vali y se puso celoso porque había estado conmigo en la cabaña. Me hizo sentir que soy una cualquiera.
—No debió decirte eso, pero entiendo cómo debe sentirse John.
—¡Como dices!
—Mujer, ¿que no lo has mirado? —señala hacia la puerta—. Ese hombre exuda sexo por cada poro de su piel. Y esos tatuajes lo hacen lucir muy peligroso, en el buen sentido de la palabra. John tiene razones para estar celoso.
—¿Crees que me he pasado con él? ¿Debería pedirle disculpas?
—No seas tonta, seguro que dijo algo que no debía. —asiento—. Espera que el venga a disculparse, seguro trae bombones y un ramo de rosas.
—Clásico—ambas reímos a carcajadas—. Déjame regresar con él. —me aparto de ella y me dirijo hacia la puerta.
—¡Brenda! —me detengo y la miro por encima del hombro—. No te pongas el vestido negro esta noche. —pide con una sonrisa.
Sé a qué viene su petición. Tengo varios vestidos negros, pero sus palabras se refieren a uno en específico. Mi preferido y el que tengo solo para ocasiones especiales. Y presiento que esta noche, no va a ser una salida típica a comer en mi restaurante preferido. Y todo tiene que ver con el Dios que exuda sexo sentado en mi sofá.
—¡Vali! ¿Estás listo? —grito desde la puerta de mi habitación mientras me acomodo el vestido por décima vez en los últimos tres minutos.
—¡Ya salgo!
Regreso a la sala. Me he mirado al espejo más de diez veces y he revisado mi maquillaje una y otra vez.
—Estás perfecta, lo vas a impresionar seguro. —murmura Alice detrás de mí.
—¿A quién?
—Brenda, no te hagas la tonta.
—No me he vestido para impresionar a nadie. —respondo mientras acomodo un mechón de mi cabello.
—Te has puesto el vestido que te dije que no usaras.
—Es mi preferido, si no lo hubieses mencionado, quizás lo habría dejado en el fondo del armario—respondo inocente—. Pero tienes razón, creo que debo cambiármelo.
—Muy tarde. —murmura Alice en voz baja.
Siento unos pasos caminar en mi dirección. Me giro hacia allí y entonces nuestras miradas se encuentran.
—«¡OH DIOS TODO PODEROSO! ¡AYUDAME!» —murmuro en mi interior.
Trae una camisa blanca, con las mangas recogidas en sus antebrazos, la cual se ajusta a su fornido cuerpo. Los botones superiores están desabrochados dejando a la vista sus poderosos pectorales y parte del tatuaje del pecho. Los pantalones de vestir grises se amoldan a sus piernas fuertes y poderosas. El cabello ha sido recortado a la altura de la nuca y está húmedo aún. Lo ha acomodado perfectamente hacia un lado, dejando unos mechones en su rostro.
—Estoy listo. —comenta llegando frente a mí.
Y no me pasa desapercibida su mirada escrutadora deslizándose por mi cuerpo hasta que sus ojos se quedan atrapados en los míos. Y me es imposible apartar mi mirada de la suya. Es como si el tiempo se hubiese detenido y solo estuviésemos nosotros dos. ¿Qué está sucediendo?
—Hora de marcharnos que Helen se desespera si no llegamos en tiempo. —Alice interrumpe nuestra conexión de miradas.
Tomo las llaves del auto y salimos del apartamento. Alice camina frente a nosotros y Vali camina a mi lado. Me tiende la mano para bajar las escaleras en el recibidor y me sostengo de ella. Ese toque envía un calor ardiente que hace burbujear la sangre en mis venas y me hace pensar en cosas indecorosas.
Debo recordar no tocarlo más, pero esto ha sido inevitable. Alice se sube en el asiento detrás y después ambos montamos delante. En cuanto estoy sentada, maldigo el momento en que elegí este vestido. No es corto, pero esta posición ha hecho que suba hasta medio muslo y Vali está sentado a mi lado. Miro hacia él, pero su mirada está dirigida hacia afuera. O no desea mirarme, o es todo un caballero y a apartado la mirada respetuosamente. Me coloco el cinturón y conduzco rumbo al restaurante sin pensar en nada más.
Como es de esperar, Helen ya está allí esperando por nosotros. Solo hemos llegado dos minutos después de la hora acordada.
—Llegan tarde. —murmura fingiendo enfado.
—Es mi culpa, tarde más de lo debido. No estoy acostumbrado a este tipo de ropa. —comenta Vali saludándola.
Alice y yo intercambiamos una sonrisa al ver la cara de asombro y estupefacción de Helen que se ha quedado prácticamente con la boca abierta. Alice la toma del brazo y la gira hacia el restaurante.
—Vamos a entrar, que Alonzo no creo que nos guarde la mesa por mucho tiempo. —murmura Alice mientras tira de Helen hacia adentro.
Cuando tomamos asiento, Vali lo hace frente a mí. En la mesa frente a nosotros está la carta, pero no creo que la necesite, sé que deseo comer. Alonzo se acerca a nosotros y nos saluda con cordialidad.
—Veo que han traído un acompañante nuevo, ¿les pongo lo mismo de todas las semanas?
—Hoy cambiaré mi pedido—Helen y Alice me miran estupefactas.
—¿Nada de pepperoni? —inquiere Alonzo estupefacto.
—Quiero hacer un pedido diferente—todos me miran atentos—. Una pizza de pepperoni con piña.
Vali frente a mi no puede evitar contener la risa ante mi pedido inusual. Alice y Helen miran a Vali y después a mi sin entender nada.
—De acuerdo, ¿y para ustedes?
—Yo mantendré el mismo pedido de siempre. —comenta Helen.
—Yo también. Me aferro a mis gustos. —murmura Alice divertida.
—Y usted que querrá joven. —le pregunta a Vali que no puede contener la risa.
—Lo mismo que ella. —responde mientras me lanza una sonrisa divertido.
—Muy bien, enseguida les traeré su pedido. ¿Lo mismo de siempre para beber?
—Seguro. —confirmo muy animada.
Alonzo nos sonríe y se marcha.
—¿Qué es lo que beben cada vez que vienen? —la pregunta de Vali me hace levantar la mirada y perderme en sus ojos color chocolate derretido.
Estoy por responder cuando un mesero coloca una enorme jarra de cerveza helada en el centro de la mesa. Helen, como siempre, muy rápido se hace con la jarra y nos sirve a todos. Observo a Vali dar un sorbo a su cerveza y fruncir el ceño.
—¿No te gusta? —inquiero curiosa mientras intercambio una mirada con las chicas.
—Es la primera vez que bebo esto.
—¿De donde vienes que no beben cerveza? —Comenta Alice divertida.
—Teníamos otro tipo de bebidas allí—le da otro sorbo a la cerveza—. Se asemeja mucho a esto, aunque sabe muy diferente.
Cuando llegan las pizzas Alice y Helen se quedan mirando la mía y la de Vali.
—Esas pizzas lucen fabulosas—comenta Helen—. Me dejaran probar, ¿cierto?
—¡No! —gritamos los dos al unísono.
Vali y yo intercambiamos una mirada y comenzamos a reír a carcajadas.
—Helen, olvídalo, estos dos son obsesivos con sus pizzas.
Comienzo a devorar mi pizza y de vez en cuando mi mirada se cruza con la de Vali. Es inevitable al estar sentado frente a mí. Termino mi pizza unos minutos después de Vali. Alice y Helen, han terminado también con sus respectivos platos. Pagamos la cuenta, nos despedimos de Antonio y salimos rumbo al parqueo.
—Creo que es hora de cambiar de ambiente y quemar un poco de calorías. —murmura Helen alzando las cejas de forma sugerente.
—Ustedes vayan a quemar calorías, yo debo levantarme temprano mañana.
—¡Oh no!—Helen tira de mi brazo—. Vienes con nosotras, y Vali también. Ya que es nuevo en la ciudad, creo que debemos mostrarle un poco de la vida nocturna por aquí.
—Helen, no creo que sea buena idea.—le comento en un susurro para que nadie escuche.
—Nadie te dijo que te pusieras el vestido prohibido. —murmura con una sonrisa.
Maldigo el momento en que se me ocurrió ponerme este vestido.
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Este capítulo está dedicado a Esposa_de_Jesse ArlakAiram1 MercedesdaylinGranad DianaJimenez143 RosmeryCoronel
¿Porque creen que el vestido está prohibido?
No olviden dejarme sus comentarios y su voto.
Xoxo🐦⭐
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