3.- Accidente
A las 7:00pm están tocando el timbre de la puerta y yo estoy terminando de maquillarme.
—¡Voy! —grito desde la habitación.
Me coloco el creyón de labios y acomodo una vez más mi cabello suelto sobre los hombros. Hace mucho tiempo que no me visto de esta forma. No recuerdo cuando fue la ultima vez que salí a cenar con un hombre que no sea mi padre o mi hermano.
Camino hacia la puerta y abro con una sonrisa.
—¡Wao! —sus palabras me hacen sonreír— Brenda, estás muy hermosa.
—Gracias, adelante, siéntate en lo que termino de arreglarme.
Le pido mientras camino hacia mi habitación. Busco el bolso negro a juego con el vestido y tras repasarme una vez más el creyón, salgo donde está John aún de pie en medio de la sala de estar. Estira su mano hacia mi y me sostengo de ella.
—Tus labios invitan a besarte, pero si lo hago creo que no saldremos de aquí esta noche.
—Pues vamos antes de que se me arruine el maquillaje. —respondo mientras reímos a carcajadas.
Me coloca la mano en su antebrazo y me conduce hacia su auto. John se comporta como un caballero y me abre la puerta ayudándome a subir. Yo solo le sonrío.
El restaurante al que vamos es uno de los más exclusivos de L.A. John debe haber reservado desde hace meses en este lugar. Y ante este descubrimiento me percato que sus sentimientos por mí son algo intensos u obsesivos.
Nos sientan en una mesa apartada con la mejor vista de la ciudad. Debo decir que la vista desde esta altura es impresionante.
—¿Nunca habías venido aquí? —me pregunta al ver que admiro todo el lugar.
—No. —respondo solemne.
Cuando tomé la decisión de no relaciones, no había ido a muchos restaurantes elegantes. Los pocos a los que me habían llevado, eran normales.
—Llevo reservando aquí desde hace tiempo, esperando que me dijeras que sí. —confiesa mirándome a los ojos.
Me pierdo en su mirada verde mientras me muerdo el labio inferior. Su confesión me demuestra que lleva obsesionado conmigo un tiempo. Solo espero que esta obsesión no vaya demasiado lejos.
—De haber sabido a donde me traerías te hubiese aceptado la invitación antes. —comento mientras el ríe a carcajadas.
—Todo es a su debido tiempo, y ahora estamos juntos—estira sus manos por encima de la mesa y toma las mías—. Mi novia merece cenar entre las nubes. —me sonríe mientras besa mis manos.
Creo que acaba de ponerle nombre a nuestra relación sin siquiera preguntarme. No pienso decir nada por el momento, para no arruinar la velada, pero debo aclararle que no puede definir lo que somos cuando apenas es nuestra primera cita.
Cuando salimos del restaurante y nos montamos en su auto, me mira sonriendo.
—¿Para mi apartamento o para el tuyo? —lo miro enarcando una ceja.
—Das por sentado que tendremos sexo esta noche. —inquiero alzando una ceja.
—Ha sido una velada estupenda—comenta mientras arranca el auto y lo pone en la vía. Sí, lo ha sido, excepto por su comentario definiendo nuestra relación, todo ha estado perfecto—. No quiero que esta noche termine, ¿y tu?
—No me vendría mal liberarme de un poco de estrés. —murmuro mientras apoyo una mano en su muslo.
John me sonríe.
—Será mejor que acelere entonces o no llegaremos a tu apartamento.
Comenta mientras acelera el auto. Lo miro seductora mientras conduce, lo más rápido que puede, rumbo a mi apartamento. Se detiene con la luz roja del ultimo semáforo antes de llegar a nuestro destino. Aferra las manos con fuerza en el timón y acelera varias veces como si estuviese en una carrera de autos. Fija la mirada en el semáforo y en cuanto cambia a verde mete la velocidad y pisa a fondo. Un destello frente a nosotros hace que aparte mi mirada de la carretera y entonces John frena de repente ante el fuerte estruendo que sacude el auto en el frente. Las bolsas de aire se disparan y nos mantienen en nuestro lugar.
—¡Te encuentras bien! —exclama John sacándose su cinturón y comprobándome.
—Sí, estoy bien—me saco el cinturón—. ¡Que ha sido eso! —pregunto mientras compruebo que a él no le ha sucedido nada tampoco.
Por suerte estábamos saliendo del semáforo y no veníamos a mucha velocidad.
—No lo sé, la luz me segó por un instante, pero creo que golpeamos a alguien.
Miro hacia afuera del auto donde las personas comienzan a correr y aglomerarse a nuestro alrededor. Abro la puerta y me bajo.
—¡Se encuentran bien! —nos preguntan todos al vernos bajar caminando.
—Sí, pero no sabemos que sucedió.
—Un idiota se les metió delante. —grita uno.
—Apareció de la nada. —murmura otra de las personas.
Ante esas palabras salgo corriendo hacia el frente del auto. Y sí, en el suelo frente a este hay un hombre. Frunzo el ceño al reconocer quien es.
—¡No puede ser cierto! ¡Llamen a una ambulancia!— grito mientras me agacho junto a este y compruebo su pulso.
Está vivo. John se agacha junto a mí y comprueba su cuello mientras yo palpo sus costillas de donde comienza a salir sangre manchando su ropa. Se queja y se gira en el suelo abriendo los ojos.
—¡No te muevas, ya viene una ambulancia! —le pido preocupada.
—¡Mi Diosa viene a salvarme una vez más! —murmura antes de cerrar los ojos.
Escucho la sirena de la ambulancia acercarse y las personas hacen espacio. Los paramédicos se agachan a nuestro lado.
—Puede que tenga una costilla fracturada y tiene 4 heridas laceradas con suturas. Tiene dos en sus costillas, una en el pecho y otra en su hombro. Puede que se le haya abierto la de las costillas con el impacto. Necesitará una resonancia por una posible contusión. Ha perdido el conocimiento.
Le colocan un collarín y lo suben con cuidado a la camilla. Me pongo de pie y camino hacia la ambulancia mientras se acerca un detective. Me sostengo del brazo de John mientras este nos saluda.
—Buenas noches Dra. Jensen.
—Buenas noches oficial. —lo saludo cordialmente.
—¿Qué ha sucedido?
—Se ha lanzado delante del auto con la luz verde, no sabemos de donde salió, todos están de testigo. —comento mientras las personas a nuestro alrededor asienten.
—Necesitaré que hagan una declaración oficial...—dejo de escuchar mientras mi vista se dirige hacia Vali, al cual están subiendo a la ambulancia.
—Discúlpeme, necesito ir con él—miro brevemente a John que me mira frunciendo el ceño—. Soy la única persona que conoce en la ciudad y puede que esté algo desorientado cuando despierte.
—De acuerdo doctora, tomaré la declaración de los testigos del accidente y después iré hasta el hospital y tomaré su declaración allí.
—De acuerdo—comento mientras miro a John—. Te contaré todo después— lo beso en la mejilla y corro hacia la ambulancia—. ¡Esperen! Iré con ustedes.
Me subo y me coloco una bata desechable, guantes y gorro. Levanto su camiseta y examino sus heridas mientras el paramédico le coloca una máscara de oxígeno. Como me temía sus heridas se han abierto por el accidente. Le pido una venda al paramédico y la coloco en su herida para evitar que pierda más sangre.
Cuando bajo en el hospital conduzco el caso hacia observaciones y me hago cargo personalmente de él. Sus vitales están bien, lo único que me preocupa es que no ha recobrado el conocimiento aún. Lo cambian de ropa y cuando han terminado todos sus exámenes lo llevan a una habitación.
Mientras lo acomodan, me cambio de ropa por el piyama que llevo a diario y después voy donde él está. No me aparto de su lado y reviso sus vitales a cada minuto. John entra en la habitación con el detective y le hacemos nuestra declaración. Según los testigos de todo lo ocurrido, Vali es el culpable del accidente.
—No voy a levantar cargos. —el detective me mira sorprendido y John también.
—¿Está segura?
—Desde luego que sí.
—De acuerdo. Entonces no tengo más nada que hacer aquí, tengan buena noche. —se despide y me siento nuevamente en la silla que he colocado junto a la cama.
—De donde conoces a este idiota que por poco nos mata. —miro a John con cara de pocos amigos.
No es una buena forma de referirse a una persona que está inconsciente.
—No es un idiota, es una persona normal, con problemas y preocupaciones como tú y yo.
—Lo siento, no quise decir eso. —se disculpa.
—Es un detective privado, está buscando a una persona desaparecida.
—¿De qué lo conoces? ¿Salían juntos? —no me gusta el tono en que ha preguntado.
—No. Lo conocí el fin de semana, lo encontré herido cerca de mi cabaña y curé sus heridas. —respondo sin siquiera pensar en mis palabras mientras a Vali.
—Oh. —murmura en tono despectivo haciendo que aparte mi mirada y la dirija a él.
—¿Qué significa eso? —le pregunto ahora un poco molesta mientras me pongo de pie y me acerco a él.
—¿Estuviste todo el fin de semana con un hombre en tu cabaña? —creo que John está celoso y esto no me lo esperaba.
—Estás mal interpretando todo John. Solo curé sus heridas, nada más.
—Si tú lo dices. —responde haciendo una mueca de disgusto.
No me gusta para nada su respuesta.
—Creo que debo dejarte algo claro. Lo nuestro es algo que acaba de comenzar. Dije que intentaría ver cómo funcionaba todo entre nosotros, pero si vas a ponerte celoso de cuanto hombre se cruce en mi camino, creo que mejor lo dejamos aquí.
—Brenda yo...
—No John—lo interrumpo—. No necesito otro hombre celoso a mi lado, con mi hermano y mi padre son suficientes. Creo que mejor tomate un tiempo y piensa si en verdad quieres algo conmigo. Yo no voy a dejar de ser quien soy. Mientras pueda ayudar a alguien, lo haré—respondo con firmeza mientras lo miro desafiante—. Y no te dije nada para no arruinar la cena, pero no soy tu novia, aún no.
John no dice nada más, da media vuelta y se marcha. Me siento en la silla nuevamente y apoyo mi cabeza en un lado de la cama. Ha sido un día demasiado intenso. Lo que pensé que terminaría arreglándose con sexo, resultó arruinado por sus comentarios. Si de verdad desea que intentemos lo nuestro va a tener que venir con una buena disculpa.
Un bostezo escapa de mis labios, estoy agotada. Miro la hora. Pasan de las 3:00 am y mi turno comienza en tres horas. Creo que un ligero descanso no me vendría mal. Cierro los ojos por un instante.
Una ligera caricia en mi cabello me hace abrir los ojos de repente. Me he quedado dormida. Cuando me percato de donde estoy me incorporo muy rápido y me levanto de la silla. Vali es quien está acariciando mi cabello.
Miro el reloj de la pared que marca más de las 8:00 am.
—¿Cuánto llevas despierto? —pregunto intentando no parecer mientras reviso el monitor.
—No lo sé, no tengo una buena noción del tiempo. —murmura con voz seca.
Me acerco a la mesita y vierto agua en un vaso que le alcanzo.
—Bebe con cuidado—murmuro mientras él se incorpora en la cama. Toma unos sorbos y después me lo devuelve—. ¿Cómo te encuentras?
—Adolorido. —murmura tocándose las costillas y el hombro.
—Es normal después de ser atropellado. Por suerte no tuviste ninguna fractura, solo tus heridas del torso que se abrieron.
—¿Atropellado? —pregunta con preocupación.
—¿No lo recuerdas? —inquiero preocupada.
—No.
—¿Qué es lo último que recuerdas?
Se queda pensativo por un momento.
—Recuerdo llegar a la ciudad y no mucho más. Vuelvo a revisar su expediente. Tiene una ligera contusión, pero no creo que eso haya provocado que pierda la memoria. Sus análisis toxicológicos están limpios.
—¿Has consumido algún tipo de droga recreativa en las ultimas horas? —se me queda mirando sin entender a qué me refiero—. Coca, éxtasis, mariguana, LSD.
—Nunca he consumido nada de eso. —quizás fue algo nuevo que no aparece en sus registros de sangre.
—¿Has bebido o comido algo extraño en las últimas horas?
—Lo usual. —lo miro enarcando una ceja.
—¿Qué es lo usual para ti?
—Salmón.
—¿Lo comes todos los días?
—Sí.
Creo que he dado con su problema, aunque sus niveles de mercurio están bien, puede que este consumo excesivo haya tenido consecuencias en su salud, como la pérdida de memoria.
—El alto consumo de salmón está afectando tu organismo. —comento mientras lo miro y creo verlo sonreír.
—¿No puedes estar hablando en serio? —comenta divertido.
—Muy en serio. Necesitas cambiar tu dieta con urgencia.
—Como salmón desde que tengo uso de razón y no pienso cambiar mi dieta ahora.
—No comiste salmón en mi cabaña—lo que me recuerda—. ¿Por qué te marchaste sin avisar? —le pregunto.
—Lo como a diario, pero no en todas las comidas. Y me marché porque no me gusta ser una carga para nadie.
—Deberías haberme avisado, me quedé preocupada al no encontrarte.
—Estoy bien.—se sienta hacia el borde de la cama y se mira la ropa de hospital que trae.
—¿Dónde está mi ropa? —pregunta mientras intenta quitarse el monitor del brazo, pero se lo impido.
—No irás a ningún lugar hasta que no te den de alta. —le digo con firmeza mientras lo sostengo por los dos brazos.
—Debo encontrar a Eir, es de suma importancia que lo haga.
Debe ser el nombre de la mujer que busca. Tiene un nombre tan raro como el suyo.
—Debes permanecer aquí al menos 12 horas para observarte.
—No puedo hacerlo, no tenemos tiempo.
Se libera de mis manos y se pone de pie. Se saca el monitor del brazo y camina hacia la butaca donde está su ropa.
—No puedes marcharte, Vali.
—¿Baño? —pregunta y le señalo la puerta.
Lo observo caminar hacia allí ignorando por completo mis órdenes. Levanto una ceja y me muerdo el labio inferior mientras tengo un vistazo de su trasero desnudo cuando me da la espalda y se mete en el baño cerrando la puerta. Me acerco y toco.
—He asumido la responsabilidad por ti y no he levantado cargos con el detective.
La puerta se abre de forma brusca. Y se me queda mirando.
—Te agradezco lo que has hecho por mí, en las dos ocasiones, pero no puedo quedarme aquí ni un segundo más.
Entonces no tiene problemas de memoria. El está ocultando algo que no quiere decir.
—La mujer que buscas, ¿crees que esté aquí en L.A.?
—Mis fuentes me han confirmado que sí. —responde apartándose de mí.
—Entonces, ¿te quedarás un tiempo en la ciudad?
—Eso parece, no me marcharé hasta que no la encuentre.
—Bien, te quedarás conmigo en mi apartamento.
—Lo siento, pero...
—He firmado que me responsabilizaba por ti, y no pienso dejar que te marches hasta que no te haya sacado esos puntos y me cerciore que estés bien. Puedes continuar con tu búsqueda sin preocupación de donde dormirás o que comerás.
El me mira muy serio y lo piensa.
—Muy bien, acepto la oferta.
—¿No volverás a escapar?
—No, te lo prometo.
—De acuerdo.
La puerta se abre y entra la doctora de turno.
—Veo que está mucho mejor.
—Bastante bien diría yo—comento acercándome a ella—. ¿Crees que me puedas cubrir unas horas? —murmuro en voz baja—. Necesito acompañarlo.
—¿Se marcha? —me pregunta en voz baja.
—Yo soy responsable por él.
—De acuerdo, no te apresures en regresar, todos saben lo del accidente tuyo y de John y les han dado el día libre.
—Nadie me ha informado.
—¿John no te lo dijo? —niego con la cabeza—. Se marchó como una fiera, quizás se le olvidó.
Sé porque se marcho furioso, pero no diré nada.
—De acuerdo, gracias—me acerco a Vali que me mira sin entender nada—, vamos—lo guio por los pasillos hasta llegar al vestidor—. Me puedes esperar un momento, debo cambiarme antes de marcharnos.
—Desde luego.
Me apresuro en cambiarme y vuelvo a colocarme el vestido de la noche anterior. Cuando salgo el me mira con curiosidad, pero no comenta nada.
Sé que esta no es la ropa adecuada para esta hora del día, pero no tengo otra opción.
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Este capítulo está dedicado a cores200 RaquelCampos519367 adais12 MarinelaRios Luzbristan29
¿Creen que haya sido una buena idea que lo invite a quedarse en su apartamento?
No olviden dejarme sus comentarios y su voto.
Xoxo🐦⭐
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