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20.- Necesidad

Mi respiración se acelera y giro mi mirada hacia allí. Me quedo sin aliento en cuanto lo veo. Camina con paso seguro en mi dirección. Trae un traje negro con camisa negra y sin corbata. Su mirada es intensa y peligrosa como la de un depredador. Se detiene junto a nosotros y se queda mirando a John con cara de pocos amigos.

—¡A ti quien te invitó! —exclama enfurecido. El rostro de Vali no cambia.

—Te aconsejo que sueltes a Brenda en este instante, ella ha dejado claro que no quiere nada contigo.

John me mira a mí y después a Vali.

—¡Me has dejado por este! —grita enojado mientras me suelta el brazo con un empujón que hace que casi caiga al suelo.

Vali rápidamente me sostiene evitando que me haga daño.

—¿Estás bien? —me pregunta preocupado. Solo asiento con la cabeza.

—Todo el tiempo me tomaste por un idiota, ¿cierto? —me mira con furia—. ¿No eras el novio de Alice? —le pregunta a Vali mirándolo con desprecio.

—No tengo porque darte explicaciones de mi vida privada—murmura Vali sin apartar su mirada de la furiosa de John.

—Yo preparando nuestra cena, planificando nuestra vida y tu revolcándote con este como una puta.

—Ha sido suficiente—sisea Vali acercando su rostro al de John—. No voy a tolerar que le llames de esa forma.

—A las cosas hay que llamarlas por lo que son.

Creo que debo intervenir o esto terminará muy mal. Toco el pecho de Vali y este retrocede dando un paso atrás.

—No tienes derecho a nada sobre mi John—lo miro furiosa—. No soy una cosa que puedas poseer. Nunca te di esperanzas de nada, siempre fui clara contigo. Fuiste tú el que arruinó todo con tus celos posesivos.

—¡Lárgate de aquí! —Vali lo mira con furia. Es increíble como ha controlado su fuego.

—No puedes echarme de un lugar público—sonríe burlón.

—Pero yo sí—Alice llega junto a nosotros del brazo del dueño de la galería—. Creo que no fuiste invitado y no tolero este comportamiento en mi local—le hace señas a unos guardias de seguridad que se acercan a nosotros—. Saquen a este imbécil de aquí.

Los guardias lo toman de los brazos y se lo llevan fuera.

—Esto no se queda así—grita enojado mientras es arrastrado fuera.

Vali me abraza contra su pecho y aspiro su delicioso olor.

—¿Estás bien Brenda? —me pregunta Alice y yo asiento.

—Sí, solo quiero irme a un lugar tranquilo.

—Vamos, caminemos un poco— me besa en el cabello y comenzamos a caminar por la galería.

No decimos nada, dejo que me guíe entre las obras de arte. Nuestra caminata llega hasta un jardín interior apartado de todos y en total tranquilidad. Allí nos detenemos a conversar.

—No puedo creer que hayas regresado—murmuro aferrándome a él con fuerza.

—Te prometí que no tardaría—susurra contra mi cabello.

—Has demorado una eternidad.

—Solo fueron 10 días—me separo de su cuerpo y lo miro a los ojos asombrada—. Te dije que el tiempo transcurre diferente en Asgard—susurra elevando la comisura de sus labios.

—Cuando te despediste de mi para ir a ver a tu amiga, no quise pensar que te marcharías.

—Tuve que hacerlo. El destino de los nueve reinos estaba en mis manos.

—¿Que sucedió con la sanadora? ¿Pudieron encontrarla?

—Astrid está trabajando en eso. Aún no encuentra la forma de canalizar la energía de la piedra para localizarla, además de que está entrenando a su hija.

—¿Ingrid? —inquiero curiosa.

—Sí. Dentro de muy poco tiempo será la nueva guardiana del Bifröst.

—Si no has podido hacer nada con la piedra, ¿por qué regresaste?

—Porque no podía estar más tiempo lejos de ti—toma mis manos entre las suyas.

—Pues para mí, estás cinco horas sin ti han sido una eternidad y un tormento.

—Asgard siempre ha sido mi hogar. El lugar al que siempre regreso sin importar nada. Ahora es diferente. Estoy dividido entre mi hogar y mi corazón—lo miro a los ojos— El hogar es donde esté mi corazón y en estos momentos está contigo.

Acerca su boca a la mía y me besa de forma intensa. No suele besarme de esta forma y me dejo llevar enredando mis manos en su cuello con desesperación. Me empuja con su cuerpo y camina hasta recostarme a una pared.

—¡Vali! —jadeo contra su boca mientras siento su erección despertar contra mi vientre.

Separa su boca de la mía y me pierdo en su mirada. Es intensa y ardiente.

—He estado diez días sin ti, no creo que aguante ni un segundo más.

Presiona sus caderas contra mí y yo jadeo. No creo que pueda estar sin él tampoco.

—También te necesito, pero estamos en un lugar público, nos podrían ver.

Tira de mi mano hacia una de las esquinas del patio cuando entras. Me recuesta a la pared y nos miramos con las respiraciones agitadas.

Me sonríe con diversión mientras me mira de arriba abajo. Siento que me quemo bajo su intensa mira escrutadora.

—No creo que nos vean aquí—susurra mientras sube una mano hacia mi cuello y apoya la otra en la pared—. Estas más hermosa de lo usual con este vestido—desliza sus dedos entre mis senos por el escote corazón del vestido—. Se ajusta a tus curvas y me hace preguntarme, ¿qué traes debajo?

—Encaje—murmuro en un jadeo mientras el baja su mano por mi vientre.

—Esta abertura tiene sus ventajas—murmura cuando su mano llega a la abertura lateral del vestido que se cruza desde el lado de mi cadera hacia el frene. Desliza su mano dentro del vestido y la lleva hacia mi sexo. dejo escapar el aliento cuando su dedo me roza por encima de la delicada tela.

—¡Vali! —jadeo y sostengo su brazo cuando desliza el dedo sobre mi sexo e intento cerrar las piernas.

—¡Te deseo! —me pierdo en su mirada.

—Y yo a ti—murmuro.

Aparta la tela a un lado y sé cuál es su intensión. Intento cerrar las piernas, pero el coloca una de las suyas en medio para evitar que lo haga. Su dedo se desliza con lentitud sobre mi sexo. En ningún momento aparta su mirada de la mía y puedo ver como esta comienza a arder.

—¡Vali! Tu ropa se puede quemar—el solo me sonríe divertido.

—Solo uno de los dos va a hacer combustión esta noche—traza círculos sobre mi clítoris y yo me sostengo con piernas temblorosas de sus manos.

Me muerdo el labio inferior para evitar gemir y que nos escuchen. Saber que hay más personas cerca, hace que me acalore aún más sabiendo que nos pueden atrapar.

—¡Vali! —vuelvo a llamar su atención—. Que nos vamos a quedar desnudos en cuanto pierdas el control.

El me mira conteniendo una risa y mordiendo su labio inferior.

—No me importaría mientras te haga gritar mi nombre—sus palabras hacen que todo sea mucho más complicado.

Él no tiene el control para detener un beso o el fuego de su cuerpo y yo no tengo la fuerza de voluntad para decirle que no.

—¡Dios! ¡Vámonos! No quiero tener que inventar explicaciones al porque estamos sin ropa en medio de la galería.

—No te muevas. He estado muchos días sin tocarte y no puedo soportarlo más.

Aparta el tanga a un lado e introduce un dedo en mi interior. Dejo escapar un grito que el atrapa con su boca sobre la mía. Su lengua en mi boca y su dedo en mi interior barren con la poca cordura que me queda. El calor se vuelve infernal. Subo mi otra mano hacia su cuello y tiro de él más cerca de mí. Jadeo contra su boca mientras todo mi cuerpo se tensa aprisionando el dedo en mi interior. Me aparto de repente de su boca.

—¡Espera! —el se queda muy quieto. Frunzo el ceño y miro su cuerpo y sus manos—¿No estás en llamas?

—No—responde con una sonrisa—. Quería darte una sorpresa, pero lo estás haciendo más difícil.

—Explícame.

—Más tarde te explico, déjame terminar lo que comencé.

Retoma el movimiento de su dedo en mi interior y une su boca a la mía.

—Necesito más— jadeo contra su boca y saca el dedo de mi interior.

Con la mano tira del tanga y este se deshace en pedazos. Es lo que tiene la lencería de encaje, es muy frágil. Se separa de mí solo lo suficiente para zafar su pantalón y sacar su erección de adentro. Sube una de mis piernas hacia su cintura y con un movimiento se introduce en mí. Nos miramos a los ojos, se retira y se hunde una vez más en mi interior arrancándome un gemido.

—¡Ah! —él sonríe y repite el movimiento.

Lo hace lento, pero certero y sin detenerse. Y yo no puedo contener los gemidos.

—Nos van a descubrir si no haces silencio.

—¡Es tu culpa! —respondo en un gemido mientras él se hunde en mi una vez más.

—¡Brenda! —abro los ojos alarmada al escuchar que alguien me llama.

Vali se queda quieto y me hace una señal de que haga silencio. Siento los pasos cerca. Giro mi rostro hacia la entrada del patio y puedo ver una sombra que se aproxima. Vali hace lo mismo, entonces se mueve. Varias embestidas seguidas haciendo que gima de forma audible sin poderlo evitar. Me aferro con fuerza a él, empujo sus nalgas con la pierna que él ha subido y lo obligo a acelerar. Todo mi cuerpo se tensa. Dos embestidas más, es lo único que necesito. Una, jadeo. Dos, me dejo ir con un grito. Une su boca a la mía y atrapa mis gritos de éxtasis mientras continúa embistiéndome hasta que siento un líquido correr por mi pierna. Recuesto mi cabeza en su hombro mientras Vali deja besos en mi cuello. Entonces recuerdo que alguien me llamaba. Intento separarme de él, pero no me deja.

—Quien te buscaba, se ha marchado en cuanto escuchó tus gemidos—susurra contra mis labios.

—Podían habernos visto.

—Si he aprendido algo de ustedes, es que evitan las situaciones vergonzosas. Quien te buscaba, escucho a alguien teniendo sexo y decidió dar media vuelta. Si hubiese sido en Asgard, no te garantizaría la privacidad.

—No entiendo— Vali baja mi pierna y sale de mi interior. Se cierra el pantalón y se saca un pañuelo del bolsillo antes de agacharse frente a mí. Aparta el vestido y abre mis piernas. Limpia entre ellas y yo solo lo miro anonadada.

—Los asgardianos tienden a ser algo más liberales con respecto al sexo.

—Te recuerdo que soy Asgardiana.

—Pero te has criado entre los humanos y por tanto los tabúes te influencian como a ellos—se incorpora y guarda el pañuelo—. Si hubieses crecido en Asgard tendrías una mente más abierta en cuanto a estos temas.

Me acomoda el vestido y me roba un beso. Recoge los restos de mi ropa interior del suelo y se los guarda en el bolsillo del pantalón.

—La mentalidad de las personas se puede cambiar solo es cuestión de estar en el ambiente adecuado—murmuro mientras el me mira ahora intrigado—. Llévame a Asgard contigo— Vali me sonríe.

—¿Y esa curiosidad por conocer Asgard de repente? —pregunta alzando las cejas.

Me encojo de hombros.

—Quiero conocer de donde provengo, creo que estoy en el derecho.

—Tienes razón, pero mejor si nos cambiarnos antes de irnos.

—¡Me llevarás! —exclamo colgándome de su cuello.

—Vamos—me toma de la mano y salimos de nuestro escondite—. Necesito pasar al baño un momento, no me tardo—me da un beso y me deja frente al enorme cuadro mío.

—¿Dónde estabas? —pregunta Alice que llega a mi lado con dos copas en las manos.

Le quito una y le doy un largo trago. Estoy sedienta y ansiosa.

—Por ahí, Vali me llevó a tomar aire.

—¡No se lo van a creer! —murmura Helen llegando junto a nosotras.

—¿Qué sucedió? —inquiero intrigada.

—Alguien estaba teniendo sexo en el jardín de la galería—me atraganto con el trago, pero ellas no lo notan—. ¡Qué fuerte! Solo alcancé ver la espalda del hombre y me marché de allí a toda velocidad, pero te digo, le estaba dando con todo.

—Hay personas que no se controlan con los espacios públicos, cierto Brenda.

—Hum—doy otro trago a la copa para evitar hablar.

—¿Y tú porqué estás ruborizada? —pregunta Helen de repente.

—Tengo mucho calor—le respondo mientras doy otro sorbo a la copa—. Necesito tomar aire.

—¿Qué no acabas de venir de tomar aire? —pregunta Alice.

Entonces Alice mira hacia atrás y vuelve a mirarme a mí. Helen hace lo mismo y entonces ambas me miran percatándose de la situación.

—¡Que eras tu joder! —grita Helen sin poderlo evitar.

—No tiene que enterarse toda la galería.

—Pero mujer, desde cuando te gusta exhibirte en lugares públicos.

—No me va nada de eso, Helen. Pero es que el me hace perder la cabeza.

—¡La cabeza! Más bien te hace perder las bragas.

Intento contener la risa, pero no puedo.

—Lo admito y no hay nada que pueda hacer.

—Es la primera vez que te ves así de feliz—murmura Alice.

—Soy feliz—sonrío mientras siento sus manos en mi cintura.

—Chicas, nosotros nos marchamos. Debo llevar a Brenda a otro lugar.

—Nosotros nos quedaremos un rato más. Helen tira del brazo de Alice y se marchan riéndose lejos de nosotros.

—Lista.

—Todo lo que puedo estarlo.

Pasamos por mi apartamento a cambiarnos de ropa y para mi sorpresa, Vali me tiende un paquete envuelto en cintas de satén dorado.

—¿Y esto?

—Es para ti—abro el paquete a toda velocidad y saco el contenido de su interior.

Estiro el vestido sobre la cama y lo miro con los ojos y la boca abierta.

—Te lo prometí. Anda póntelo y pongámonos en camino.

Busco unas bragas y me desnudo a toda velocidad. El vestido es hermoso. Es de color gris azulado y con dos capas. La que queda pegada a la piel es de encaje y la que lo cubre es como de seda. En la cintura, trae un cinturón de encaje también con forma de flores. Las mangas bajan con un escote pronunciado hasta la cintura que es donde se unen y la tela cae hasta el suelo. Por el lado es abierto y lo único que se ve es el encaje. En cuanto estoy lista, Vali me toma de la mano y bajamos en busca de mi auto.

—¿Hacia dónde vamos?

—Al observatorio Griffith.

Cuando estaciono en el parqueo, nos bajamos del auto y Vali me toma de la mano. Me conduce hasta el monumento que está frente al mismo y allí nos detenemos.

—Aquí estamos.

—¿Dónde está el portal? —inquiero mirando en todas direcciones.

—Justo frente a ti—miro hacia el monumento.

—¿Por qué no puedo verlo?

—No puedes verlo, pero si podrás cruzarlo. ¿Lista?

—Sí.

Vali mira hacia los lados, no hay muchas personas. Acerca su boca a la mía y me da un beso. Me dejo llevar por él y siento como da varios pasos conmigo. Después de eso su boca se aparta de mi y da un largo paso hacia el mismo monumento. Una luz de colores nos envuelve mientras caminamos varios pasos. Después una luz intensa lo abarca todo y hace que cierre mis ojos por la intensidad. Comienzo a sentir como si flotáramos y me abrazo con más fuerza a Vali.

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Este capítulo está dedicado a Rosmar31 ClaudiaMaraCataoToro Rei01Kai18

¿Cómo se imaginan Asgard?

No olviden dejarme sus comentarios y su voto.
Xoxo🐦⭐

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