19.- Posesión
Cuando regreso a la habitación, Vali está acostado en la cama y su vista se dirige a la mía en cuanto la puerta se cierra.
—¿Cómo te fue? —me siento en la cama y él se incorpora.
—Tenías razón—le tiendo la tela que me han entregado mis padres.
—¿De dónde has sacado esto? —pregunta mientras toca la tela con sus dedos.
—Estaba envuelta en esa tela cuando mis padres me encontraron—su mirada rápidamente va hacia la mía—¿Sabes dónde me encontraron mis padres?—el niega con la cabeza—. En Preikestolen.
—Es mucha coincidencia.
—Demasiado coincidencia.
—¿Y tus padres verdaderos? —niego con la cabeza. Vali tira de mi cuerpo y me estrecha entre sus brazos.
—¿Por qué mis padres me abandonaron Vali? ¿Acaso no querían tenerme? —le pregunto mientras las lágrimas inundan mis mejillas.
—No llores. La situación en Asgard era terrible cuando naciste. Te aseguro que allí no hubieses sobrevivido—me seco las lágrimas de los ojos.
—¿Cómo sabes mi edad? —inquiero curiosa.
—La charla con tu padre abarcó varias cosas—murmura sonriente—. Tuve que inventarme una edad, si se entera de que tengo más de 2000 años, creo que se infartaría—me río contra su pecho.
—¿Qué edad le dijiste que tienes?
—Mi edad según Midgard, 35 años.
—Es bueno saber qué edad tienes—me aferro contra él y aspiro su olor—. Cacao, madera y tierra mojada—susurro contra su pecho.
—¿Cómo dices?
—Tu olor—me parto de su pecho y lo miro. El levanta una ceja impresionado.
—Definitivamente eres de Asgard y es extraordinario como todo coincide. Preikestolen, yo cayendo junto a tu cabaña. Al parecer el universo me enviaba siempre cerca de Asgard.
—Es una extraña coincidencia cósmica.
«Demasiado extraña».
—Olvida tus padres biológicos ellos no fueron quienes te educaron. Personas que abandonan a un niño no merecen tus lágrimas—pasa sus manos por mis mejillas y me limpia las lágrimas.
El tiene razón. Esas personas no merecen que los llame siquiera familia. Haré lo que me pidió, olvidaré quienes son mis padres biológicos, y agradeceré a Odín cada día por ponerme en el camino de mis padres adoptivos.
***
Nos despedimos de mis padres con la promesa de que regresaré la aproxima semana a pasar más tiempo con ellos.
El viaje de regreso a Los Ángeles lo paso prácticamente durmiendo. La visita a casa de mis padres siempre resulta agotadora. Aterrizamos en LAX después de la 1:00pm. Alice no ha venido a recogernos, así que detengo un taxi y le doy la dirección.
—¿Que harás con la piedra? — le pregunto en un susurro mientras me acomodo contra su pecho.
—Debo reunirme con Dahalia, pero debo llamarla antes.
—¿Mañana regresas entonces?
—Es probable—se me queda mirando a los ojos—. Prometo no tardar mucho, apenas y notarás mi ausencia, ya verás.
—¿Irías está noche conmigo a la exposición de Alice?—pregunto ilusionada porque me acompañe en nuestra ultima noche juntos.
—No me perdería nuestra última noche juntos— besa mi frente.
—Creo que necesitarás un traje para esta noche— murmuró pensativa—. Puede llevarme a otro lugar.
Le pido al taxista que asiente. Le doy la nueva dirección y 15 minutos más tarde estamos bajándonos frente a la tienda de Dolce&Gabbana.
En cuanto entramos, rápidamente tengo a Mario frente a mí.
—Bellissima—me da dos besos y me sonríe con entusiasmo italiano—. Otro vestido cara, tengo el perfecto per te.
—Gracias, pero él es quien necesita un traje para esta noche.— murmuró sonriente.
Mario se gira hacia mi acompañante y se queda boquiabierto. Se abanica un poco con la mano y lo observo relamerse los labios. Madre mía, creo que le ha dado fuerte.
—¿Tu amigo es italiano?—pregunta en un susurro olvidando su acento falso.
—Eso quisieras, pero no.—respondo conteniendo la risa.
—¡Caliente!—se acerca a él y acaricia sus hombros mientras lo mira pensativo—. ¿Qué tipo de evento será? Una boda, aniversario, desfile de modas.
—Exposición de artes.
—Hum, tengo algo para ti, sigue a Mario.
Me siento en el sofá mientras Mario se lleva a Vali dentro de un vestidor. Aprovecho el tiempo y llamo a Alice.
—Dime qué ya aterrizaste.
—Si, estamos aquí ya, estoy en Dolce &Gabanna con Vali.
—¿Otro vestido?
—Un traje para él, irá conmigo está noche, espero no te moleste.
—Que va—se interrumpe—¿Estás bien?
—Nunca he estado mejor— murmuro y Alice suelta una exclamación del otro lado.
—¡Tienes que contarnos todo! ¿Lo sabes cierto?
—Sí, lo sé—murmuro mientras pienso que contar y que no.— Nos vemos esta noche.
—Nos vemos.
Siento un grito de emoción de Mario desde el vestidor y me acerco allí.
—¿Todo bien?
Mario sale del vestidor y me sonríe.
—Bene, bene. Está guapísimo ya lo verás está noche.
Mario regresa al vestidor y yo regreso al sofá.
Vali sale unos minutos más tarde del vestidor con Mario colgado de un brazo y una bolsa de nylon negro, con el logo de la tienda, colgando en el otro. Y Mario trae en la otra mano una bolsa con una caja de zapatos dentro.
—Todo listo—murmura Mario tendiéndome la bolsa con la caja y separándose de Vali.
—Bien— saco la tarjeta y se la tiendo.
—No, no, no— murmura Mario, esto es cortesía de la casa.
—No puedes regalarme un traje de diseñador.
—Si puedo hacerlo, el nació para llevar ese traje.
Le doy dos besos a Mario y nos marchamos de regreso al apartamento.
***
—¿A qué hora es la exposición?— me pregunta Vali mientras deja el traje sobre mi cama.
—Comienza a las 6:00pm—miro el reloj que marca más de las 2:00 pm.—Necesito un baño relajante.
—Puedo usar tu teléfono, necesito hablar con Dahalia.
—Sí, tómalo—le tiendo el móvil y le explico cómo funciona—. Estaré en el baño.
Dejo a Vali en la habitación y me meto al baño. Abro las llaves y pongo a llenar la tina. Un baño de sales aromáticas me vendría bien. Cuando la tina se llena y me estoy desnudando la puerta se abre.
—Puedo tomar dinero, Dahalia quiere que nos encontremos ahora.
—Sí, no hay problema—salgo en ropa interior hacia la sala. Abro mi cartera y le doy dinero. Anoto en un papel mi dirección y le doy las llaves del apartamento.
— No sé cuánto demore—murmura angustiado.
—Te anotaré la dirección de la galería por si no llegas antes de marcharme.
Anoto la dirección de la galería mientras un nudo se hace en mi estómago. Le tiendo el papel con manos temblorosas. Vali lo toma y me estrecha entre sus brazos.
—Gracias por todo lo que has hecho por mí, por ser parte de mi vida y de mi universo. Intentaré no tardarme. —me roba un beso y se marcha.
Lo observo desaparecer y en cuanto la puerta se cierra una lagrima baja por mí mejilla cuando me percato de la realidad. Se acaba de despedir de mí.
Regreso al baño y me meto en la tina intentando olvidar que el dios que se convirtió en el centro de mi universo y mi todo se ha ido.
***
Era absurdo esperar cuando sabía que no iba a llegar. A las 5.30pm no puedo esperarlo más. Me retoco el maquillaje y me marcho en mi auto hacia la galería de arte.
Le entrego las llaves al valet cuando aparco faltando 15 minutos. Alice me recibe en la entrada junto a Helen. Nos abrazamos y entonces me miran frunciendo el ceño.
—¿Dónde está tu acompañante?
—Tuvo una emergencia familiar y se tuvo que marchar.
Las dos se miran y después a mí.
—¿Estas bien? —me preguntan analizando mi rostro.
Respiro hondo antes de responderles.
—No, no lo estoy—y comienzo a llorar sin poderlo evitar.
Me toman del brazo y me conducen rumbo a un baño, cierran la puerta y hacen que me siente en un banco.
—¿Que sucedió? —pregunta Helen tendiéndome una toallita para que me seque las lágrimas.
—Lo amo más de lo que le hice creer. Me he mentido a mí misma y ahora se ha marchado para siempre sin haberle dicho nada.
—Cariño—ambas me abrazan y me consuelan—. El regresará, ya lo verás.
—No creo que lo haga Helen—sollozo y ella me alcanza otra toallita.
—Veras que, si lo hace, vamos a arreglarte el maquillaje y salgamos, es un día importante para Alice.
—Lo siento Alice, he estropeado tu día—sollozo mientras me limpio la nariz.
—Vamos, aún puedes arreglarlo—me sonríe con cariño.
Me limpian las lágrimas y hago el intento por sonreír, sé que no lo consigo.
—Lo intentaré—murmuró mientras me pongo de pie.
—Quédate ahí mismo, déjame retocarte el maquillaje.
***
Diez minutos después entramos hacia la sala de exposiciones donde todos se reúnen en el centro donde está la pieza principal de la exposición. El dueño de la galería da un pequeño discurso donde elogia a la artista que no hace nada más que sonrojarse a mi lado. Cuando termina, todos aplauden y entonces destapan la obra central. Un lienzo de grandes proporciones. Tengo que mirarlo varias veces pues no creo lo que estoy viendo.
«¿Soy yo?»
El cuadro que nunca Alice me dejó ver soy yo acostada sobre la hierba con los ojos cerrados mientras el sol baña mi rostro sonriente. Detrás de mí, el mar y una hermosa puesta de sol. Cuanto más miro la imagen, los recuerdos de ese día vienen a mi mente. Recuerdo a Alice sacar fotos del atardecer, y recuerdo que yo estaba feliz porque mi hermano me acababa dar la noticia de que sería padre.
Me giro hacia Alice y veo a todos los ojos fijos en mí. Las personas miran el cuadro y luego a mi percatándose de que soy yo. Murmuran y después todos estallan en aplausos. Abro mis brazos y Alice corre hacia mí.
—Por eso no me dejabas verlo—inquiero conteniendo lágrimas de emoción.
—Era una sorpresa— murmura—. ¿Te ha gustado?
—¡Gustarme! Alice, es hermoso.
—Gracias. Tú me salvaste la vida, me diste donde vivir y una segunda oportunidad para rehacer mi vida, por eso te agradezco tanto.
Las dos comenzamos a llorar como tontas y Helen se acerca con tres copas de champagne. Nos limpiamos las lágrimas y tomamos nuestras copas. Esto es justo lo que necesito para olvidar.
—¡Vamos a celebrar el éxito de una gran artista!—grito mientras subimos al aire nuestras copas.
—Bien dicho.
Chocamos nuestras copas y después comenzamos a recorrer la galería tomadas de las manos.
***
Varias copas de champagne más tarde y más de una hora de caminar de un lado a otro, viendo obras, conversando con artistas y de ver como Alice se sonroja cada vez que la felicitan o la halagan, mis pies no dan más. No estoy acostumbrada a andar en tacones. Me siento en un banco que han colocado frente al cuadro mío mientras Alice y Helen van al baño. Realmente es hermoso.
—Muy hermoso—esa voz a mis espaldas no augura nada bueno.
Me giro y me encuentro a John. Viste de manera formal. Su cabello está desordenado y cae en su rostro. Eleva la comisura de sus labios en un amago de sonrisa.
—Sí, lo es—vuelvo a girar mi vista hacia el cuadro.
No quiero hablar con él. Ni siquiera verlo. Sin pedir permiso se sienta a mi lado.
—¿Podemos hablar?
—No tenemos nada de que hablar tu y yo.
—Si tenemos—no lo miro. Mi mirada se queda en el cuadro—. Brenda, sé que las cosas no quedaron bien entre nosotros y que mis celos e inseguridades lo arruinaron todo, pero quiero que me perdones—no puedo creer lo que estoy escuchando.
—Te dije todo lo que tenía que decirte John, lo que había entre nosotros, no va a funcionar. Si me disculpas—me pongo de pie y doy media vuelta para alejarme de él.
—Nunca vas a encontrar alguien como yo—pero será creído. Me giro hacia él—. Nadie va a comprenderte y entenderte como yo lo hacía y lo sabes. Nosotros estamos hechos el uno para el otro.
—Eres un imbécil—me acerco a él enojada—. ¿Acaso te crees que eres el único hombre sobre la tierra? Déjame informarte, no lo eres.
—Me encanta cuando te enojas, ¿lo sabías? —niego con la cabeza y doy media vuelta para alejarme de él.
—No te marches, aún o he terminado lo que tengo que decirte—me toma con fuerza por el brazo.
—¡Suéltame! Te dije que tu y yo no tenemos más que hablar.
—Si tenemos—su agarre en mi brazo está comenzando a hacerme daño y las personas están comenzando a mirar el show que está montando.
—Te dijo que la sueltes.
Su gruesa voz resuena en la galería y hace que mi corazón se acelere. Pero no me hago ilusiones. Puede que esté fantaseando y que solo haya sido producto de mi mente que lo necesita en este instante. Giro mi vista hacia donde escuché su voz y compruebo si mi mente me ha engañado o no.
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Este capítulo está dedicado a Tamara198539 CeciliaBalbuena3 MaileCaba Rei01Kai18
¿Será él en verdad?
No olviden dejarme sus comentarios y su voto.
Xoxo🐦⭐
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