16.- Familia
Detengo el auto frente al número 81 de Grannessletta, la casa de mis padres, y no me atrevo siquiera a bajarme. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve aquí. Ellos son los que van a verme a Los Ángeles y a veces ni siquiera he podido atenderlos por mi trabajo.
—¿Dónde estamos? —pregunta él mirando la enorme casa frente a nosotros.
—En casa de mis padres.
—¡Tus padres! —exclama asombrado.
—Nadie sabe dónde viven mis padres, intento mantener mi fama lejos de ellos.
La puerta del frente se abre y mi madre se detiene a observar el auto de cristales tintados que está frente a la casa.
—Entonces no saben que estás aquí.
—Ni que he venido acompañada. Lo siento.
—¿Por qué te disculpas?
—Porque no te espera nada fácil con mis hermanos y mi padre.
Abro la puerta y camino hacia el frente del auto saludando a mi madre que corre eufórica a mi encuentro.
—¡Bebé! —grita mientras la abrazo con fuerza. He extrañado mucho a mi familia, en especial a mi madre—. ¡Cariño, la niña ha venido! —grita con euforia.
La puerta del copiloto se abre y mi madre se aparta de mi abrazo prestando su atención a mi acompañante. Me mira a mí y después al enorme hombre que acaba de bajar. Mi madre es una mujer de baja estatura y poco más de 60 años. No mide 1.70mt como yo, eso lo heredé de mi padre al parecer. Y verme llegar acompañada por un hombre que luce como una montaña, es todo un shock, no solo para ella. Vali se acerca a ella con una sonrisa.
—Buenos días señora, un placer conocerla, Brenda no ha dejado de hablar de su familia—se inclina hacia ella y le tiende la mano que ella toma rápidamente.
—¡De verdad! —exclama impactada soltando su mano y mirando ahora hacia mí. Al parecer no puede creer que yo hable de mi familia con otras personas.
—Desde luego, por eso le he insistido para que viniera a verlos, ella los extrañaba mucho.
Mi madre me mira y se acerca a mi abrazándome una vez más.
—Nosotros también la extrañábamos mucho, siempre está metida en su trabajo y nunca tiene tiempo para su familia—vuelve a repasar a Vali con la mirada—. Siento que te conozco de alguna parte, tu rostro me es familiar.
—No lo creo señora, solo vine a Noruega una vez, cuando era pequeño—responde el con una sonrisa.
—Ya sé de dónde te recuerdo, eres el doctor compañero de Brenda, el tutor de su tesis. ¿Cómo se llamaba? ¡John! —¡Dios! Mamá que has dicho. Cierro los ojos ante el disparate que acaba de soltar.
—No, lo siento, no soy él —abro los ojos y Vali me mira sonriente ni siquiera se ha molestado porque mi madre crea que es John—. Mi nombre es Vali.
—¿Eres su novio? —inquiere ella curiosa.
—Su prometido—trágame tierra. ¿Porque ha dicho eso?
Mi madre me mira muy seria preguntándose cómo es posible que no le haya contado que estoy prometida. Va a comentar algo, pero la puerta del frente se abre y sale mi padre a nuestro encuentro.
—¡Bebé! —no entiendo porque continúan llamándome así. Vali contiene la risa ante la forma cariñosa en que mis padres y mi familia se dirigen a mi—. Justo estábamos pensando en ti, ¿cierto Karina?
—Sí.
—Un gusto en conocerlo Sr—Vali extiende su mano hacia mi padre quien lo mira a los ojos con intensidad.
—Bienvenido hijo, ¿cómo te llamas? —estrecha su mano con fuerza.
—Vali, soy...—pero mi madre lo interrumpe.
—Es un compañero de trabajo de Brenda, le insistió para que viniera a visitarnos porque ella nos extrañaba.
—Que amable en acompañar a mi hija hasta Noruega—lo mira entrecerrando los ojos con sospecha.
—En realidad he venido a visitar también a un familiar, regresamos de allí justo ahora—mi padre lo mira frunciendo el ceño.
—¿Cuándo llegaron?
—Papá, por favor, no comiences, llegamos hace solo 24h y estamos agotados del viaje.
—Cariño, dejémoslos descansar un poco. ¿Cuánto tiempo se quedarán? —pregunta mi madre curiosa mientras no deja de abrazarme.
—Nuestro vuelo sale mañana en la noche. Quisiera quedarme más tiempo, pero tengo otro compromiso el domingo en Los Ángeles.
—Lo entiendo Bebé.
—¿Dónde están mis hermanos?
—Ya sabes, en el campo. Pero hoy es sábado.
Sé lo que quiere decir. Todos los sábados hay cena familiar.
Mis hermanos están casados. Viven en las granjas aledañas a la nuestra y atienden todas las tierras y los animales. Anders, el mayor, tiene dos niños hermosos de 10 y 8 años que son su viva imagen y la esposa de Fredric está esperando una hermosa bebé. Atender las tierras les consume todo su tiempo por eso mi madre decidió que los sábados eran para la familia. Y desde hace muchos años se ha mantenido como traición la cena. No recuerdo cuando fue la última cena que estuve con toda la familia reunida.
Observo a Vali que camina hasta el auto y saca nuestras mochilas.
—Sígueme, te mostraré tu habitación—le pide mi madre a Vali mientras tira de mi brazo dentro de la casa—. Más tarde tenemos que hablar—susurra a mi lado.
Lo sé. Se que debo inventarme una buena explicación al porque no le he contado que estoy comprometida.
La casa se mantiene igual, con su característico olor a madera y a flores silvestres. Mientras subimos hacia el piso superior, puedo sentir los pasos de Vali detrás de nosotros. Al echar un vistazo, veo a mi padre inmóvil al pie de la escalera. ¡Madre mía! Creo que sospecha algo.
—Papá nos vigila como halcón—murmuro muy bajo.
—Déjame a tu padre, de él me encargo yo más tarde—murmura mientras nos detenemos frente a mi habitación—. Dejaré que se acomoden y descansen un poco, deben estar exhaustos.
—Muchas gracias señora—murmura Vali llegando junto a mí.
—Un placer—le sonríe a Vali con cariño—. No le comentes a tu padre que están en la misma habitación.
Mi madre da media vuelta y se marcha dejándonos allí a los dos sin palabras. Entramos en mi habitación y Vali cierra la puerta detrás de él.
—No debiste decirle a mi madre que estamos prometidos—susurro de espalda a él.
—Te recuerdo que fuiste la que comenzó con esto. Con tu fama, seguro ya toda Noruega se enteró de boca de la recepcionista del hotel de que estamos casados—me abraza por detrás reposando la cabeza en mi hombro.
Me giro entre sus brazos.
—Mi madre no me preocupa tanto.
—¿Le tienes miedo a tu padre?
—No, a mis hermanos—respondo mientras Vali ríe a carcajadas—. Espero que sigas riendo después de conocerlos.
—No puede ser tan terrible, Brenda. ¿Qué es lo peor que pudiera suceder?
—Vamos a descansar un poco y después podemos salir a cabalgar.
—Eso si me gustaría hacerlo—le sonrío divertida.
Abro el armario y saco una camiseta larga. Me desnudo y me la coloco a toda velocidad. Cuando me giro hacia Vali, este me observa detenidamente, pero no dice una palabra.
Me acomodo en la cama y palmeo a mi lado invitándolo a unirse. Me sonríe, se saca rápidamente la ropa, quedando en boxers y se une a mí lado. Esta es la primera vez un hombre duerme en mi cama o que me acurruco contra su pecho para dormir. Vali pasa un brazo por encima de mi cuerpo y me abraza contra él. Me da un beso en la frente y cierro los ojos. Estoy envuelta en su calor y no deseo nada más.
Despierto de repente con el sonido de carcajadas infantiles, seguro que mis sobrinos ya llegaron. No sé ni qué hora es, pero seguro que nos hemos volado el desayuno y el almuerzo.
—¿Dormiste bien? —me pregunta mientras aparta el cabello enmarañado de mi rostro.
—Muy bien—murmuro mientras acerco mi boca a la suya y le robo un beso antes de levantarme de la cama.
Puedo ver algo de confusión en su rostro, pero no entiendo por qué.
—¿Sucede algo? —inquiero al ver su ceño fruncido de preocupación.
—Nada, solo algo que dijiste en sueños, pero no importa.
—No recuerdo haber soñado nada—me encojo de hombros—. ¿Vamos a cabalgar?
—Ya tienes toda mi atención—se levanta a toda velocidad de la cama y comienza a colocarse rápidamente el pantalón.
—Creo que necesitarás cambiarte de ropa. Iré a buscarte algo más cómodo.
Me pongo un short antes de bajar al piso inferior en busca de mi madre. Como siempre la encuentro en la cocina ajetreada con todos los preparativos de la cena familiar.
—¿Necesitas ayuda? —le pregunto mientras me detengo a su lado.
—No Bebé, ¿descansaron bien?
—Mamá, no me llamen más así por favor, mucho menos frente a Vali—ella se gira hacia mí—. Sí, hemos descansado, ¿le has contado a papá?
—Aún no, primero estaba esperando hablar contigo. ¿Pensabas contarnos de esta relación? —me pregunta mientras tomo una bolsa de tela.
—No quería contarles nada hasta que no fuera serio— comento mientras meto en la bolsa; queso, pan, fruta y jugo. Busco si hay salmón ahumado, pero no veo.
—A mí me parece muy serio si están prometidos.
—En realidad, pidió mi mano justo anoche, ni siquiera tiene aún el anillo así que no es oficial aún—vaya cuento me estoy inventando, creo que debería ser guionista de cine, Hollywood se ha perdido una buena escritora conmigo.
—Pero le has dicho que sí—no soy capaz de seguir mintiendo así que solo asiento con la cabeza—. Enhorabuena entonces—me abraza dejándome pasmada.
—Estaba esperando una regañina.
—Que va, ya era hora de que alguien te hiciera salir del trabajo y venir a vernos, por no decir sentar cabeza. Creo que le debemos agradecer—no creo nada de lo que estoy escuchando—. Ahora vete con tu prometido y déjame la cocina. Que tus hermanos no tardan en regresar del campo.
—Iremos a cabalgar un poco, ¿tienes alguna ropa de Anders?
—Revisa en su habitación, aún tiene cosas ahí, de vez en cuando pasa por aquí y se baña antes de irse a su casa. ¿No van a comer nada?
—Ya cogí algo—le muestro la bolsa—. Comeremos por el camino.
Le doy un beso a mi madre y subo hacia la habitación de mi hermano. La verdad que se lo ha tomado de maravillas. Abro el armario y busco entre la ropa. Encuentro unos jeans y una camisa azul. Debe quedarle perfecto ya que él y mi hermano son de la misma altura y talla. Regreso a mi habitación y encuentro a Vali observando todas las fotos que hay colgadas allí.
—Disculpa por la tardanza. Mi madre me retuvo—le digo mientras le tiendo la ropa.
Abro el armario y saco mi ropa de cabalgar. Jeans y una camisa de cuadros rojos.
Espero recordar cómo se hace. Llevo mucho tiempo que no lo hago. Le doy la espalda y me saco la ropa quedando en ropa interior. Cuando estoy por comenzar a vestirme, Vali me detiene.
—Espera, déjame verte un poco más—susurra en mi oído y yo me derrito con sus palabras—. Anoche no tuve tiempo de admirar tu cuerpo desnudo y esta mañana tampoco.
Desliza sus manos por mis brazos y después las enreda en mi cintura.
—Te recuerdo que estamos en casa de mis padres.
—Lo sé—susurra contra mi piel mientras aparta el cabello a un lado.
Comienza a besar mis hombros desnudos y yo contengo un gemido.
—¡Vali!
—Intenta no gritar—susurra mientras una de sus manos se cuela entre mis bragas.
—Eso no es lo que me preocupa—dejo escapar en un jadeo cuando desliza un dedo sobre mi clítoris.
—¿Qué te preocupa? —da una ligera mordida en mi hombro.
—Que la casa es de madera—Vali no puede evitar reír a carcajadas y yo me uno a su risa.
—A mi diosa no le preocupa que la escuchen gritar de placer le preocupa que incendie la casa.
—¿Tu diosa? —inquiero mientras el me gira entre sus brazos apartando su dedo curioso de mi sexo.
—Me has salvado en más de una ocasión, eres mi diosa—acerca su rostro al mío y yo enredo mis manos en su cuello—. Mi diosa de la salvación.
Me gustan sus palabras, son hermosas y seductoras como él.
—Y yo que pensaba que el dios eras tú—murmuro mordiendo mi labio inferior y deslizando una de mis manos por su pecho desnudo.
—No quiero ser solo un dios para ti, Brenda—abro mucho los ojos ante lo que me dice—. Quiero ser mucho más que eso. Quiero ser tu dios. El único que te haga arder de placer. Me aprieta contra su cuerpo.
¡Me muero! Su confesión me ha dejado pasmada.
Uno mi boca a la suya dejándole claro lo que el significa para mí, pero sin atreverme a decir las palabras en voz alta. En estos momentos mis sentimientos son un tanto confusos y mi mente está algo abrumada por su cercanía. Lo deseo con locura, pero sé que eso no es todo.
—Quiero que seas solo mío—murmuro cuando nuestras bocas se separan en busca de aire.
Él me sonríe y toma nuevamente mi boca, esta vez con desenfreno. Me dejo llevar por el beso ardiente y apasionado mientras el da unos pasos hasta arrinconarme a una pared de la habitación. Sus manos bajan hacia mis nalgas y las aprieta en un claro indicio de su deseo por mí.
—Te deseo tanto—murmura en un jadeo mientras separa su boca de la mía dejándome agitada y deseosa de más.
—Yo también, vamos—murmuro contra sus labios mientras me aparto recelosa de su cuerpo.
—¿Dónde vamos? —pregunta sin entender.
—A cabalgar y a algún lugar donde no pongamos en riesgo a otras personas.
Me sonríe y se aparta renuente de mi cuerpo para comenzar a vestirse.
La ropa de mi hermano le ha quedado perfecta, un poco ajustada la camisa, pero es porque es mucho más musculoso que él. Salimos de la casa rumbo al establo y mientras caminamos intercambiamos sonrisitas cómplices y miradas seductoras.
—Srta. Jensen un gusto tenerla por aquí, ¿saldrá a cabalgar?
—Hola Owen, sí, saldremos a cabalgar, quiero mostrarle la finca a Vali.
—Enseguida les preparo sus monturas.
—Gracias, prepara solo una, yo me encargo de Dark.
—Como usted diga—y se retira en busca de un caballo para Vali.
—Vamos, quiero que conozcas a alguien—tiro de la mano de Vali rumbo a la cuadra de mi hermoso Dark.
En cuanto me asomo lo veo, está dándome la espalda, comiendo un poco de heno. Le silbo como le enseñe desde que era un potro y él se incorpora y levanta sus orejas resoplando. Vuelvo a silbar y entonces se gira hacia mí y suelta un largo relincho mientras se acerca a la puerta. La abro y entro en su cuadra sosteniendo detrás de mí espalda una manzana que he cogido del cubo junto a su puerta. Me olfatea a mí, en mi cuello y vuelve a relinchar de alegría. Me empuja con su cabeza y después araña con su casco el suelo. Saco la manzana escondida y se la muestro. Resopla y da un brinco antes de acercarse y tomarla de mi mano. Lo acaricio en su cabeza y recuesto la mía a su cuello.
—Es tuyo—murmura Vali desde la puerta.
—Su nombre es Dark. Lo tengo desde que era un potrillo, fue un regalo de mi padre.
Vali entra en la cuadra con una manzana en su mano. Dark lo mira y se le acerca sin siquiera inmutarse porque un extraño esté en su territorio. Toma la manzana que él le ofrece y Vali lo acaricia en el cuello y en el hocico.
Me dirijo hacia la puerta y tomo el arnés que se encuentra allí colgado. Me acerco una vez más y le coloco el arnés.
—Es muy dócil.
—Lo es, aunque no suele ser muy amable con los extraños.
—Tengo una buena relación con los caballos—susurra mientras abrocho el arnés y lo saco de la cuadra.
Afuera sujeto las riendas a un poste mientras le coloco la manta y después la montura. Vali no deja de mirarme hasta que he terminado y caminamos hacia afuera del establo.
—Nunca imaginé que supieras de caballos.
—Amo los caballos—comento mientras llegamos afuera y Owen sostiene las riendas de un caballo color marrón para él.
—Gracias—le agradezco a Owen, tomo las riendas y este se marcha.
Vali toma las riendas y sube en el caballo sin siquiera poner un pie en el estribo. Por lo visto tiene mucha agilidad. Sostiene las riendas con una mano y su mirada se clava en la mía. Subo sobre mi caballo y salimos a paso ligero por todo el camino de la finca rumbo a la costa.
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Este capítulo está dedicado a marixui04 EstrellaGuerrero9 emilymuoz965 NIKKIVELIZ MartinaCNP BeatrizElenaGarzonMe
¿Que les ha parecido los padres de Brenda?
No olviden dejarme sus comentarios y su voto.
Xoxo🐦⭐
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