《6》 °El Pasado de Crystal°
En lo lejano del bosque había un pueblo, el Pueblo Nevado, un lugar donde sólo habitaban la gente del Don de Hielo o Nieve.
Niños corriendo y jugando con la nieve que adornaba el lugar, jóvenes ayudando a sus familiares, otros en un instituto donde aprendían a utilizar de buena manera sus Dones, Jóvenes Adultos trabajando y ayudando a los Adultos en lo que podían, vivían en completa armonía disfrutando la luz del sol.
El aroma quedesprendian los Lirios de Hielo les encantaban a los niños y Adultos, algunos recogían cantidad necesaria por si llegaran a necesitar en algún futuro.
──────── ✧ ──────────
En un sector del campo se encontraba una albina jugando con la nieve, disfrutaba la Nevada, el frío viento acariciaba el rostro sonriente de la pequeña infante, escuchó el crujir de una rama alarmando a la oji-gris quien rápidamente volteó hacia aquel sonido.
-Mgh... -tragó saliva asustada- voy.. o no voy..
Se dijo a sí misma, la curiosidad empezaba a crecer en la pequeña así que se armó de valor y fue en dirección en donde escuchó aquel crujido.
Una vez allí notó una pisada más o menos al tamaño de su pie, miró a todos lados hasta que vio unas hojas blancas caer frente a ella, miró arriba notando un leve tono naranja rojizo.
-Umh, Hola? -se armó de nuevo de valor para hablar-.
No hubo respuesta alguna, volvió a decir las mismas palabras, pero tampoco obtuvo respuesta de aquella persona escondida.
Se quedó mirando notando como un mechón de cabello rojo se asomó entre las blanquecinas hojas.
-No te haré daño ni diré nada lo prometo -volvió a hablar-.
Al no obtener de nuevo respuesta, suspiró rendida dando media vuelta y volver, pero al dar el séptimo paso escucho alguien bajar, miró sobre su hombro viendo a una niña pelirroja ocultarse un poco detrás del árbol.
-No me.. congelarás?. -preguntó la oji-rojiza asomándose un poco-.
-No, no lo haré lo prometo -le dedicó una dulce y sincera sonrisa-.
Lentamente fue saliendo la infante del árbol, aún con algo de desconfianza y algo de temor se fue acercando a la albina.
-Soy Crystal Short, y tu? -con la misma sonrisa extendió su mano-.
-Mh... Ruby Gardner -Estrechó la mano de la albina tomando leve confianza-.
──────── ✧ ──────────
Con el pasar del tiempo, aquellas dos pequeñas se hicieron amigas, a pesar de sus encuentros que son en secreto y ser ambas de polos opuestos, se llevaban bien como si fueran del mismo distrito.
-Crystal, mi niña a donde vas? -preguntó una joven señora viendo a su hija-.
-Solo iré a pasear un poco mamá -respondió con una dulce sonrisa-.
-Esta bien, pero vuelve antes de que se ponga el sol, hoy tendremos visitas -se acercó a su pequeña así acomodarle su cabello-.
-Entendido mamá -una vez vio que terminó, salió de la casa-.
-Esta pequeña, siempre misteriosa pero dulce -sonreía aquella joven señora viendo partir a su amada hija-.
La pequeña de cabellos blancos fue corriendo al bosque, en el mismo lugar donde se había encontrado con ahora su amiga.
Al llegar pudo escuchar el llanto de alguien, poco a poco conoció de quien provenía aquel sollozo, buscó con preocupación en donde se encontraba hasta que vió cabellos rojizos asomarse.
-Ruby! -se acercó rápidamente viendo a la mencionada llorar- ¿qué sucedió? ... ¿Por qué lloras?
La única respuesta que recibió fue el llanto de quien tenía en frente, su llanto fue más fuerte, sintió una punzada en el pecho viéndola de esa forma, se dedicó a darle un abrazo con cuidado.
Sintió como la oji-rojiza se sobresaltó pero no dijo nada, solo siguió llorando dejándose abrazar por la albina.
──────── ✧ ──────────
Pasó alrededor de una hora y media, la pequeña Ruby estaba más calmada, se limpió aquellas lágrimas con cuidado seguido de soltar un ligero pero pesado suspiro.
-¿Ya está? -se sentó al frente viéndola aún con preocupación-.
-Si.. Lamento que me veas llorando.. -dijo con la voz algo cortada-.
-Tranquila, pero... Podrías decirme, ¿por qué estabas llorando? -mirandola atenta- claro si no quieres, no pasa nada... No te quiero obligar.
-No.. esta bien -tomo una ligera bocaza de aire- estaba escapando de mi reino... Asesinaron frente mío a mi madre y están en busca mía.. Se está prohibiendo a los de fuego por alguna razón...
Aquella albina quedó pálida de preocupación al saber que su amiga que conoció hace unos meses, estaba en peligro de ser asesinada.
Quería hacer algo pero no sabía qué o cómo, además, si se lo decía a su mamá iba a recibir un gran castigo, de tanto pensar y tratar de calmar sus nervios ante aquello, no sé dió cuenta que la estaban llamando.
-Crystal... Crystal! -gritó la pelirroja-.
-¡Ah! Que que?! -miró a todos lados sobresaltada-.
-¿Estas bien? ... Estabas más pálida de lo que ya eras.. -con preocupación viendo a quien tenía en frente, puso una mano en el hombro de ella-
-Ouch... -se quejó un poco por la ardiente mano de su contraria-.
-Eh.. hay l-lo siento.. -quitó su mano rápidamente-.
Estuvieron hablando de sus pasatiempo, sobre como era el Reino donde estaba Ruby y sobre el Pueblo donde vive Crystal, muchas cosas, incluso jugaban en la nieve aunque a la pelirroja le costaba un poco al ser de cuerpo ardiente, sobre todo sus manos.
──────── ✧ ──────────
Pasó un año, la albina se encontraba terminando de comer, ansiosa de ir a jugar con su mejor amiga.
-Crystal, tu padre y yo debemos decirte algo -dijo mirando a su pequeña-.
-¿Que cosa Mamá? -miraba a su madre mientras que terminó de comer-.
-Mi niña, nos vamos a mudar, iremos a un Reino lejano de aquí -comentó el padre de la niña-.
Al escuchar aquellas palabras soltó el utensilio, la expresión de Crystal era de sorpresa y tristeza. Si nos mudamos... No veré más a Ruby.. Ante aquel pensamiento, las lágrimas se hicieron presentes.
-Seguro tienes a unos amigos viéndote de esa forma... Pero no tenemos opción hija -comentó con cierta tristeza al ver a su hija llorando-.
Crystal no respondió, lo único que hizo fue levantarse y salir corriendo de la casa, escucharon el grito de sus padres llamarla pero ella hacía caso omiso.
Se secaba las lágrimas mientras iba llegando al lugar donde se encontraría con su amiga, para darle la mala noticia.
Ruby se encontraba esperando a su querida amiga en el mismo lugar de siempre, pero se empezó a preocupar o a ponerse triste al ver que no estaba llegando aún, se estaba por ir hasta que escuchó a alguien llamarla.
-Ruby! -corriendo hacia la pelirroja-.
-¿Eh? -volteó viendo a la albina acercarse-.
Una vez frente a frente, se pudo mostrar la tristeza en aquellos ojos grises de la albina.
-Tengo malas noticias... -comentó cabizbaja-.
-¿Que pasa? -miró a su amiga preocupada-.
-Me voy a mudar a un Reino lejano.. -aun con la cabeza baja y casi un hilo de voz-.
La pelirroja al escuchar aquellas palabras, se sorprendió. No podía creerlo, la única persona a quien tenía se iría de su lado para siempre.
-Ruby.. Prométeme que no me olvidarás -dijo tomando las manos de la mencionada, sin importarle si se quema un poco-.
-Yo... Lo prometo -con un hilo de voz-.
Ambas se abrazaron por última vez, la pequeña infante de cabellos rojos se fue al igual que la albina volvió a su casa.
Preparó todo para su largo viaje, tomaron una carroza, la pequeña albina quedó maravillada por los caballos blancos, subieron al carruaje y fueron camino al Reino.
──────── ✧ ──────────
Pasaron las horas, el camino estaba poniéndose oscuro hasta que escucharon a los caballos relinchar del miedo.
-¡¿Que sucede?! -gritó exaltado el joven señor-.
-Hay problemas al frente! ... Aah! -escucharon un grito desgarrador-.
Aquella joven señora abrazaba a su hija a la vez tratando de calmarla, se sobresaltaron ante el grito desgarrador.
Un fuerte golpe en aquel carruaje los mantuvo en alerta hasta que vieron unos seres mitad humanos mitad sombras queriendo entrar al notar que había gente adentro.
El padre de la niña salió para defender a su amada y a su hija, dio el grito de que se vayan mientras distraía a aquellos seres del demonio.
Madre e hija comenzaron a correr notando como inclusive una neblina se acercaba ferozmente junto a otros seres de la misma especie, la joven señora creó una pared de hielo para tratar de detener pero no dió resultado.
La madre vió una cueva, no tuvo más opción y corrió hacia allí como puso junto a su hija en brazos.
-Por favor princesa perdóname por lo que haré... -soltó con algunas lágrimas-.
Rápidamente empujó a su hija en el interior de la cueva seguido de crear una pared densa de hielo, Crystal empezó a golpear aquella pared desesperadamente, gritando y llorando al ver a su madre ser devorada por aquellas cosas.
Sus gritos fueron intensificándose hasta desgarrar su pequeña garganta, se dejó caer al suelo sin fuerzas de nada.
...Mamá... Papá...
Fue lo que soltó apenas cayendo en un profundo sueño.
──────── ✧ ──────────
Pasaron alrededor de 5 días, la albina abría con pesadez sus ojos, no tenía fuerzas para levantarse, solo se quedó acostada en el suelo mirando la oscuridad de la cueva.
10 minutos, la pequeña fue sentándose en el suelo húmedo teniendo los ojos apagados, miró aquella pared de hielo recordando lo que sucedió.
No podía llorar, le dolían los ojos y por más triste estaba no caía ninguna lágrima. ¿Ahora qué haría?, no sabe a dónde ir, ni siquiera sabe en donde está.
Se levantó como pudo, en sus manos creó una esfera brillante, al levantar la vista pudo notar que aquella cueva seguía.
Con algo de temor fue adentrándose al lugar iluminando su camino con aquel cristal en sus manos. Lo bueno es que se siente el frío así que no me debilitaré. Pensó la pequeña infante mientras se adentraba ahora a una Gran Cueva.
Su caminata duró aproximadamente unos dos días, pues esta vez se encontraba en un túnel, arriba suyo vió una pequeña abertura a lo que como pudo, empujó abriendo una pequeña reja de metal.
Se asomó temerosa encontrándose la sorpresa de estar dentro de una casa, con cuidado y en silencio salió de allí, notó lo frío que hacía hacía esa casa algo que la hizo sentir cómoda.
Sin ver por donde iba, chocó por una silla haciendo un poco de ruido, se tensó y luego se asusto al escuchar pasos acercarse.
Con rapidez se escondió y se cubrió la boca para no emitir so ido alguno, vió la luz encenderse y pocos pasos.
-¿Quien está allí? Salga ahora o llamo a unos guardias -se escuchó una voz femenina-.
Ella no quería que eso pasara, así que lentamente y con temor salió de su escondite encontrándose con una joven señora albina.
-¿Eh?, Que hace una niña en mi casa, uh. - notó la apariencia de la pequeña- Eres de hielo?
-S-si señora... Perdóneme n-no quise entrar así es que... m-me perdí y mis padres.. El accidente.. -con un hilo de voz y ligeras lágrimas cayeron por sus mejillas-.
Aquella joven señora sintió tristeza ante lo que escuchó de la pequeña, se acercó con cuidado y así abrazar a la pequeña infante.
En ese momento, la adoptó como su hija, eso alegró a Crystal.
__________☆__________
Así pasaron los años, la pequeña Crystal creció de nuevo con aquella felicidad que había sido arrebatada por culpa del accidente.
Aquella niña se convirtió convirtió una hermosa chica, que hubo momento en que aprovecho en entrar a un cuartel.
Eso preocupó a su madre, pero luego lo aceptó y esperó el día. Cuando llegó, notó un brillo de emoción en los ojos de su querida hija.
-¿Y bien? -preguntó mirandola-.
-Logré ingresar! -dijo saltando de emoción-.
Ambas se abrazaron y le dió la noticia a su padre junto a su pequeña y ahora hermanita menor. Pero la alegría de la chica se debía a otra cosa.
Pues se encontró con su antigua amiga en ese lugar, ahora... Sabe que estara con ella, pero no sabía qué aquella chica... La había olvidado por completo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro