*Epílogo*

Sostengo a preciosa nena en mis brazos, sus ojitos están fijos en los míos. Sonrío al verla hacer un puchero.

Logan dice que es igual a mi, pero no. Es igual a él.

Cuando su entrecejo se frunce es una mini Logan y estoy demasiado feliz con eso.

Hoy se cumplen exactamente un mes desde que nació mi bebé y para su suerte, hoy es noche buena. Las calles están llenas de nieve y el frío está templado.

El pequeño vestido rojo que tiene puesto la hace lucir más blanca y más adorable de lo normal, su cabello su rubio está adornado por un delicado cintillo del mismo color del vestido que le obsequió la tía Meg.

Veo la puerta de la habitación abrirse y Logan entra con su camisa roja, su jeans ajustado negro y su hermosa sonrisa.

Le sonrío de vuelta.

— ¿Están listas?— asiento, me levanto de la cama y le entrego a Luz.

— Solo tengo que ponerme los zapatos— digo y corro al baño para buscar mis zapatillas de piso negras.

Me observo en el espejo, mi vestido rojo cae cinco centímetros arriba de mi rodilla y las mangas largas me protegen del frio. Me aplico brillo labial y salgo del baño nuevamente.

Me quedo congelada en la entrada al ver la imagen más hermosa de todas.

Logan está sentado en la orilla de la cama y sostiene el cuerpecito de Luz entre sus fuertes brazos, su mano libre acaricia la mejilla sonrojada de mi bebé y besa su frente delicadamente.

Sigilosamente me acerco a ellos y me siento en la cama. Sus ojos encuentran los míos y un estremecimiento me recorre de pies a cabeza.

Me inclino hacia adelante y pegó mis labios a los suyos, dándole un húmedo y tierno beso. Nos separamos y junto mi frente con la suya.

— Jamás dejaré de agradecerte por todo esto— murmura y mi corazón comienza a palpitar rápido— Desde que llegaste... lo cambiaste todo y estoy demasiado feliz por eso.

— Yo soy quien debe darte las gracias— acaricio su mejilla— Sin ti seguiría estancada en mi terquedad y en el estrés. Pero ahora estás aquí y eso es lo que más te agradezco.

— Te amo— murmura y mi corazón se quiere partir en dos— Jamás dejaré de amarte.

— Yo tampoco dejaré de amarte— siento mis ojos cristalizados— Nunca podré hacerlo.

— No llores— besa mi mejilla— Estás hermosa.

— Tú también estás hermoso— le regalo mi más grande sonrisa.

— Está princesa también lo está— dice— ¿Debería comenzar a sentir celos?, Tengo dos hermosas mujeres conmigo.

— Somos todas tuyas— río y él lo hace conmigo— Hasta que está señorita crezca y se enamore.

— Aún falta mucho para eso— frunce el ceño— ¿Aún sigue en pie la oferta de los Ackermann?.

— Creo que si— hago una mueca— ¿Estarías más tranquilo si Luz se casa con Christopher?.

— En definitiva— asiente— Su padre es un buen hombre, no dudo que él también lo será.

— Bueno, esperemos a que ella decida— asiente.

— No la dejaré ir nunca, lo sabes ¿cierto?— cuestiona haciéndole mimos a Luz.

— Lo sé— observo a mi hija y suspiro— Pero ella es igual a ti y su carácter la salvará de muchas cosas.

— Mientras, dejemos que crezca— sugiere, asiento.

Desearía vernos desde arriba, tomarnos una foto y conservarla para siempre. Así, como lo que somos. Una familia.

Pensar en todo lo que ha pasado desde que conozco a Logan es como hacer un recuento de lo mejor que me ha ocurrido en la vida.

Él llegó para hacerme ver el mundo de una manera distinta. Me enseñó a amar de la manera más sincera, fuerte y sencillamente posible.

Y aún cuando él era frío, se convirtió en fuego y derritió el hielo de mi corazón. 

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¡El fin ha llegado!.

¿Que les pareció?.

¿Lo amaron tanto como yo?.

5/5

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