*Capítulo 20*

—Todo está perfecto… — murmura el doctor observando la pantalla del monitor— Su medida es de cuatro centímetros y pesa por lo que se ve unos cuatro o cinco gramos— musita a medida que mueve el aparato en sobre mi vientre. Sonrió sin poder evitarlo y siento como Logan aprieta mi mano— Podemos también escuchar su corazón.

El doctor presiona un botón y segundos después pequeños latidos se escuchan, mis ojos se llenan de lágrimas y siento la felicidad a flor de piel.

¡Escuché el corazón de mi bebé!. Y fue magnífico.

Rodeo la cintura de Logan con mi brazo y el rodea mis hombros con el suyo. Con su mano libre saca las llaves del auto y las agita frente a mi rostro.

—¿Qué sucede?— cuestiono inclinando mi rostro para mirarlo.

—Conduce— dice y me alarmo.

—No, la última vez que lo hice casi mato a Andy— me alejo de él y niego.

—¿Qué?— la incredulidad y diversión se marcan en su rostro.

— Así como lo escuchas— afirmo y me alejo de él un poco— No pienso conducir y mucho menos poner tu vida y la de mi bebé en peligro.

—No seas exagerada…

—No lo soy, solo no hagamos cosas de la cuales sé perfectamente que nos terminaremos arrepintiéndonos— su frente se arrugó y luego bajó su boca a la mía para dejar un tierno beso ahí.

—Algún día tendrás que conducir— afirma y toma mi mano para después tirar de mi hacia el auto.

El camino a casa se hace lento por culpa del tráfico, observo las nubes grises en el cielo y me dispongo a recordar mis días en el trabajo.

A veces extraño trabajar, luego de enterarme de que estaba embarazada Logan prácticamente me obligó a retirarme de la agencia, aunque no quería supuse que era mejor tener cuidado con respecto al embarazo. Así que, simplemente lo dejé.

Me sigue molestando esto de que el quiera mantenerme, aún tengo mi cuenta en el banco. Papá no me dejó tocar ningún centavo y tampoco lo hecho.

En cuanto a mi relación con Arnol Smith, sigue igual. No ha querido verme y por alguna extraña razón yo tampoco. Andy ha venido varias veces a verme y está muy emocionado por el bebé. Incluso Angélica me ha visitado.

Mamá por otra parte, está más que feliz porque va a tener un nieto. Me sorprendió su actitud, en cierto modo pensé que, sería ella quien lo tomaría mal y no mi padre.

Las cosas no son como queremos. Lo sé perfectamente.
He tratado de no estresarme tanto, el doctor me informó seriamente que debía tener cuidado con el embarazo. Resulta que, el que esté embarazada no es del todo seguro.

Mi hemoglobina puede bajar y afectarle mucho al organismo del bebé, en cierta manera me siento culpable. Sé que no está en mis manos eso de tener deficiencia de hierro, pero puede hacerle daño a mi bebé y eso me molesta.

Aunque trato de no darle mente al asunto, esto me pone mal. Saber que mi familia está algo separada me entristece.
El tema de Carol está cerrado, ella fue a disculparse con Logan hace unos días. Conmigo hablo poco, pero trató de ser amable y eso me sirvió de ayuda.

Logan está feliz por eso, y aunque trata de ocultarlo, se le nota.

Eso me hace feliz, me gusta verlo relajado en cuanto a mi relación con su madre. A él le afecta que ella no esté a gusto conmigo, por eso quiero llevar la fiesta en paz.

Miro fijamente el techo color gris de la habitación, la tenue luz de la lámpara en la mesita de noche es lo único que ilumina el lugar.

Trato de poner mi mente en orden para poder tomar una decisión, pero no puedo.

—¿Por qué estás tan callada?— la voz de Logan me hace saltar en mi lugar sobre la cama y su risita burlona se escucha luego.

—Solo pienso— digo mirándolo mal.

—¿En tanto piensas?— cuestiona, esta vez con el tono de curiosidad.

—En mi padre… ¿Tú crees que debería ir a verlo?— pregunto clavando mi vista en el techo nuevamente.

—Si tú quieres verlo, está bien— su brazo se enrolla en mi cintura y se pega a mi costado— Si sientes la necesidad de verlo, puedes ir. Es tu padre, solo no te estreses, ¿Bien?.

Asiento levemente, muerdo mi labio inferior.

Tal vez tenga razón. Si, puede que la tenga.

Siento su mano colarse bajo mi camisa y su fría palma se posa sobre mi ahora abultado vientre.

No se nota mucho, pero si me observan con detenimiento pueden darse cuenta de que hay algo ahí.

Giro mi rostro hacia él, sus ojos azules chocan con los míos en un nanosegundo y un recuerdo viene a mi mente haciendo que suelte una risita idiota.

—¿Qué es tan divertido?— cuestiona, muerde mi mejilla.

—Cuando nos conocimos… ese día estaba tan molesta— río y muerdo mi labio inferior— El imbécil de Max… Dios, como lo detesto. Pero luego, llegaste tú… y lo cambiaste todo con tus ojos azules.

Una sonrisa radiante aparece en su hermoso rostro y mi corazón palpita rápidamente, giro lentamente y quedo sobre mi costado, justo frente a él.

Junto su frente con la mía y sonriendo dejo un beso sobre sus labios, suspiro y dejo que él amor que siento por él se intensifique más.

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¡Otro capítulo el día de hoy para que vean que si los quiero!.

No quiero alarmarlos pero... A esta historia le falta poco.

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