CAPÍTULO 11
*Capítulo 11*
Mi nerviosismo sale por los poros, hemos buscado en los tres bares más cercanos a la casa de Meg y no está en ninguna parte.
¿Dónde estás, Meg?. No sé, pero necesito encontrarla.
— Tranquila, solo falta este— dice Logan tomando mi mano y llevándola a sus labios.
— Tengo que encontrarla— murmuro y suspiro— Tenías que escucharla, se oía rota y ella no es así.
— ¿Y por qué está así?— cuestiona mirándome de reojo.
— No lo sé, pero está mal y no me gusta— niego y me siento recta en el asiento— Es ella, detente.
Logan se estaciona en la acera y no lo espero dos veces para bajarme del auto y correr en dirección a mi amiga, está se tambalea y sostiene una botella en su mano.
— ¡Meg!— exclamo llamando su atención y llegando a su lado para poder ayudarla a no caer— ¡Por Dios!, Casi me da un infarto.
— ¡Sol!— sonríe y me abraza— Pero si es mi amiga hermosa.
— ¿Por qué estás así?— cuestiono ayudándola a sentarse en la acera.
— Porque descubrí... que estaba siendo una estúpida— ríe y niega con la cabeza, su mano sube a mi mejilla— Esto duele.
— ¿Por qué dices eso?— sujeto su rostro y veo como sus ojos tratan de cerrarse.
— Tengo sueño— habla con voz ahogada y una lágrima baja por su mejilla.
— ¿Tienes tus llaves?— cuestiono y ella niega— Vamos, te llevaré a mi casa.
La ayudo a ponerse de pie y cuando me doy cuenta ya Logan la sostiene entre sus brazos, camino delante de él y para así poder abrir la puerta trasera. Con cuidado Logan la deja sobre el asiento y me subo con ella.
— A mí departamento— digo viendo cómo su cabeza se posa en mis piernas y acaricio su cabello— No sé dónde están sus llaves.
En todo el camino estuve en silencio y observando el rostro sonrojado de Meg sobre mis piernas, cada dos minutos hace una mueca, como si le doliera algo.
¿Qué le habrá pasado?. No lo sé, pero debió ser muy malo para que mi pobre amiga esté así.
Cuándo llegamos a mi edificio, subimos a Meg con cuidado, ya que no quería que la cargaran. A penas entramos al departamento mi castaña amiga me dijo o me susurro que tenía ganas de vomitar, por lo que me arrastró con ella hasta el baño.
Sostuve su cabello y acaricié su espalda de arriba abajo con delicadeza.
— Él me dijo que me amaba— susurra después de que limpió su boca con la servilleta— Le hice una cena y puse velitas en la mesa— solloza derramando incontables lágrimas— No llegó... fui a su departamento y entré, había una rubia, era... muy bonita y... — vuelve a
sollozar está vez con más fuerza y transmitiéndome un dolor inexplicable— Ella estaba... estaba desnuda y él también... — su cabeza vuelve a hundirse en el inodoro y expulsa todo su estómago.
— Meg— susurro y cuando de deja de vomitar otro sollozo se le escapa.
— Él me dijo que era su vida y que... él me amaba, Sol— sus ojos llenos de lágrimas me hacen sentir mal— ¿Por qué no me ama, Sol?, Yo le dí todo y ¿No me ama?.
Mi corazón se estruja cuando miro sus ojitos opacos y cristalizados.
— La vida es injusta, Meg— murmuro— Las cosas a veces salen bien y otras veces no, pero eso no quiere decir que haya algo mal contigo— digo con voz segura— Tú eres la persona más dulce de este mundo, eres mágica y sanas— le sonrío a medias— Sin ti nada de lo que ves ahora sería— afirmo refiriéndome a mi misma— Eres importante y mi mejor amiga. Sé que te duele, pero sanarás y yo estaré aquí para ti— confirmo viendo cómo las lágrimas bajan por sus mejillas.
— Te quiero, amiga— dice con voz ronca y con una sonrisa rota que amenaza con romperme a mi también.
— Vamos a la cama— con más fuerza de la que mi cuerpo está acostumbrado a utilizar, hago que Meg se levante y camine hacia la habitación.
Me encargo de buscar una de mis sudaderas y desvestirla para que esté más cómoda, ato su cabello en un moño desordenado y flojo, seco sus lágrimas y beso su mejilla.
— Mañana será otro día y estará todo bien— digo, ella se recuesta y asiente, en menos de lo que puedo deducir, su respiración se calma y el sueño se apodera de su cuerpo.
Con una última mirada, me levanto y tratando de no hacer ruido salgo de la habitación. Me apoyo contra la puerta y me encuentro con Logan sentado en uno de los taburetes de la cocina.
Sus ojos se topan con los míos y cuando ve que una lágrima baja por mi mejilla, él extiende su mano en mi dirección indicando que me acerque y así lo hago, llego frente a él y Logan no duda en rodearme con sus brazos.
— ¿Está todo bien?— cuestiona y niego, escondo mi rostro en su cuello.
— ¿Por qué hay personas así?— me separo un poco y observo su rostro.
— ¿Así como?— aleja los mechones rubios de mi cara.
— Que sin importar cuando las amen, lastiman— mi entrecejo de frunce— Meg le ha entregado todo a ese sujeto y él se acuesta con la primera que se le aparece— meneo la cabeza de un lado a otro frenéticamente y un puchero se forma en mis labios— Soy testigo de que Meg lo amaba... esto no es posible.
— Hay personas malas, Sol— sus labios se presionan en mi labio inferior— Tal vez hoy duela, pero mañana será otro día y quizás sea mejor.
Me cruzo de brazos, veo la sonrisa de Logan y con sus manos toma mi rostro, para después juntar mi boca con la suya.
— ¡Déjame!— exclamo girando mi rostro hacia un lado— No estoy de humor.
— Ya me di cuenta— besa mi mejilla, cierro los ojos suspirando— Tengo que trabajar mañana.
— Me avisas cuando llegues a tu casa— lo señalo con el dedo acusatoriamente— Y luego no me digas que llegaste y se te olvidó.
— Te enviaré un mensaje— ríe y besa mi frente, luego camina hacia la puerta y sale del departamento.
Suspiro, cierro los ojos cuando un sutil mareo de aborda y me obliga a tomar aire por la boca.
Es hora de dormir.
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¡Y otro más!
Pobre Meg, ¿Que les pareció el capítulo?
¡VOTEN Y COMENTEN MUCHO!
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