
37. No es un simple juego
Mia
Tuve que esperar a que mi papá saliera de casa para poder ir al partido de lacrosse. Esperaba no llegar tarde, por suerte, había lugares en el estacionamiento, así que no me demoré en parquear.
Corrí hacia el campo. Los jugadores ya estaban afuera, pero el partido aun no iniciaba. En las gradas estaban el señor Stilinski y la señora McCall. Busqué a sus hijos y los vi a ambos sentados en la banca... era raro ver a Scott en la banca.
¿Ninguno jugará?
De todas formas, tengo que desearles suerte, así que me acerqué a ellos.
― ¿Has visto a Allison? ―le preguntó Scott a Stiles.
―No, ¿has visto a Mia?
―Yo he visto a Mia ―respondí mientras me sentaba al lado de Stiles.
― ¡Viniste! ―dijo emocionado.
―Te dije que lo haría ―respondí con una sonrisa tonta.
―Se supone que solo los jugadores están en la banca ―me dijo Scott.
―Bueno, ahora mismo no, porque yo estoy aquí ―respondí.
Los tres nos quedamos callados por un segundo, algo pasaba aquí.
―Díganme, ¿qué va mal? ―pregunté.
Luego de un suspiro, Scott empezó a hablar. ―Gerard ―es decir, el abuelo de Allison― vino ayer a mi casa, quiere que le diga dónde está Derek y su manada. Creo que está planeando hacer algo hoy.
― ¿Sabes qué? ―pregunté.
―Aun no ―respondió Scott
―Será malo, ¿no? ―empezó a decir Stiles―. Tan malo como: gente gritando, corriendo por sus vidas, sangre, matanza, mutilación.
―Parece que sí ―respondió Scott luego de dos segundos de pensarlo.
Sentí a Stiles tensarse a mi lado. Lo miré a los ojos y vi preocupación, pero él evitó mirarme directamente.
―El otro día cuando vi a Matt golpear a mi papá y... cuando te vi herida ―dijo viéndome― mientras que yo estaba ahí tirado, sin poder moverme... ―sus manos temblaban, así que entrelacé mi mano con la suya. Él la apretó inmediatamente―. Es solo que, quiero ayudar, pero no puedo hacer lo que tú haces, Scott. O no veo el futuro como Mia. No puedo...
―Está bien, todo está bien ―le dijo Scott.
Stiles suspiró, mientras veía nuestras manos entrelazadas. ―Estamos perdiendo, amigo.
― ¿De qué demonios estás hablando? El juego aún no ha comenzado ―dijo Finstock, ni idea de dónde había aparecido. Es decir, hace un segundo no estaba y ahora, está parado detrás de Scott y Stiles―. Ahora, ponte el casco, entrarás en lugar de Greenberg ―le dijo a Stiles.
¡Dios mío, Stiles va a jugar!
― ¿Qué? ¿Qué le pasó a Greenberg? ―preguntó Stiles mirando hacia todos lados buscando al chico que es tan odiado por Finstock.
― ¿Qué le pasó a Greenberg? Él da asco. Tú das menos asco ―dijo balanceando sus manos, haciendo una demostración de cuánto asco daba Greenberg en comparación con Stiles.
Ahí fue cuando Stiles empezó a asimilar las palabras del entrenador.
― ¿Voy a jugar? ―me miró y asentí―. ¿En el campo? ―miró al entrenador y a Scott―. ¿Con el equipo?
―Sí, a menos que prefieras jugar contigo mismo ―le dijo Finstock.
Oh dios, hay una mujer aquí...
―Ya hice eso hoy, dos veces ―respondió Stiles.
Inmediatamente solté su mano. ―Dios mío... ―dije sin creer que había agarrado la mano de Stiles...
Él se dio cuenta de lo que había dicho. ―Me lavé las manos después...
―No, no... por favor, no digas nada... ―respiraba pesadamente― solo anda al campo, anda...
― ¡Hazle caso a tu novia y sal al campo! ―gritó Finstock.
Stiles cogió su equipo y salió corriendo.
La palabra novia quedó grabada en mi cabeza.
―Su novia, debería repetírselo más seguido, entrenador ―dijo Scott.
Lo fulminé con la mirada y él se encogió de hombros.
― ¡Mi hijo está en el campo! ―gritó alguien. Di media vuelta y vi al papá de Stiles de pie en las gradas, completamente orgulloso de su hijo.
Scott y yo intercambiamos miradas y reímos.
―A todo esto, Anholt, no deberías de estar en las bancas ―me dijo Finstock.
― ¡Oh vamos! No me va a mandar allá atrás. Sé que quiere que me quede, soy su alumna favorita ―le mostré mi mejor sonrisa.
―Bien, lo que sea ―se fue a las otras bancas, donde estaban los demás jugadores.
―Tu corazón se aceleró cuando el entrenador dijo que eran novios. También cuando estaban de la mano.
―Cállate, Scott.
―Sé que te gusta Stiles, no lo vas a negar.
―Solo no se lo digas y ya.
Scott frunció el ceño, pensé que lo hacía por mí, pero no. Su mirada estaba concentrada en algo más.
―Alguien te está hablando, ¿no? ―le pregunté―. ¿Es Gerard?
Él asintió.
Su mirada era aún más molesta, su cuerpo se tensó. Apoyé mi mano sobre su hombro, esperando a que el maldito de Gerard le dejara de hablar.
El silbato sonó, indicando el inicio del partido.
―Matará a alguien ―dijo él― si no le entrego a Derek antes de los últimos treinta segundos del partido. Hará que Jackson mate a alguien, ―me miró― a cualquiera, incluso a ti.
―Eso es algo que siempre quise escuchar ―dije con sarcasmo―. Saldremos de esta Scott ―aseguré.
― ¿Has tenido una visión sobre eso?
―No, la última visión que tuve fue la tuya, cuando la mamá de... ―creo que era mejor no continuar.
―Nunca te agradecí por eso, si no hubieras tenido esa visión, estaría muerto.
―De nada.
💛
No nos estaba yendo bien, el otro equipo ya había anotado dos goles. Stiles no había cogido la pelota aún. Esperen un momento, ahora mismo tenía la pelota en su palo de lacrosse. No, olvídenlo, ya no lo tiene. Un chico del otro equipo se abalanzó sobre él.
―Solo está calentando, ¿no? ―le pregunté a Scott.
―Sí, solo hay que darle tiempo...
Stiles trataba de coger la pelota en la red de su palo de lacrosse, pero justo cuando lo iba a lograr, otros dos jugadores vinieron sobre él.
―Eso debe doler ―murmuré.
Scott se tapó la cara para no ver el dolor de su mejor amigo. ―Solo dime como acaba.
―No seas malo, además, no entiendo por qué no estás ahí.
―Tengo tres cursos desaprobados, así que no puedo jugar. Obra de Gerard.
―Tengo un mal presentimiento y no es por las visiones.
Ahora, la pelota estaba en el aire, Stiles la trataba de atrapar en su red, pero en lugar de caer en esta, cayó en su cabeza y rebotó en el casco. La gente empezaba a abuchear, quería mandarlos a callar, pero Scott me había dicho que mejor no llamara la atención.
―Todavía hay tiempo para que se recupere ―dije.
―Sí, aún hay tiempo ―respondió él―. Aún hay tiempo...
El pito sonó.
―Tengo que ir ―dijo Scott, empezó a ponerse de pie, pero el entrenador vino por detrás y lo hizo sentarse de nuevo.
―Siéntate, McCall.
―Pero, entrenador, nos están matando.
―Oh, eso lo sé. Ahora, siéntate.
Finstock se fue y ambos nos quedamos en la banca sin saber qué hacer. Hasta que Isaac apareció y se sentó a mi lado. Ahora estaba en medio de los dos.
― ¿Qué haces aquí? ¿No estabas huyendo? ―le pregunté.
―No, no huiré ―respondió él con una sonrisa. Estaba con el uniforme de lacrosse, listo para entrar en acción.
―Viniste a ayudar ―dijo Scott.
―Vine a ganar ―respondió él.
Los tres giramos hacia donde estaba Gerard. Ganar no significaba exactamente ganar el partido, sino ganarle a ese maldito anciano, que, probablemente es más viejo que el Doctor Chapatín.
―Nunca antes había tenido ganas de golpear a un anciano ―murmuré.
―Mia se ha vuelto un poco más violenta ―rio Isaac. Rodé los ojos ante su comentario―. Esta Mia me agrada bastante ―rodeó mis hombros con su brazo, apretujándome a su lado―. ¿Tienes un plan? ―le preguntó a Scott.
―No, por ahora solo es evitar que Jackson mate a todos ―respondió Scott.
―Eso sería más fácil si estuvieras en el juego. Debemos hacer que el entrenador no tenga más opción que usarte a ti.
― ¿Cómo lo hacemos? El banco está lleno de gente que puede usar antes de ponerme a mí.
Miré hacia la otra banca, había varios jugadores. Sería difícil que Scott saliera a jugar, es decir, todos tendrían que lesionarse o algo así.
Cuando regresé mi atención a ellos, vi que ambos compartían una mirada cómplice.
―Oh no, eso es una brutalidad ―dije― no puedes golpear a todos, Isaac.
―Tiene que, pero, ¿puedes hacerlo sin mandar a nadie al hospital?
―Puedo intentarlo ―respondió Isaac, retirando su brazo de mí y colocándose su casco.
―No golpees a Stiles ―le dije.
―Lo intentaré.
― ¡Isaac!
―Bien, bien, no le haré nada a él, lo prometo ―gruñó.
Se paró y se unió al juego.
El marcador iba 0-4, en nuestra contra. Estábamos en el segundo tiempo, aun podíamos ganar. Mientras Isaac hiciera que Scott entrara al partido, claro está. No es que no confíe en Stiles, yo creo que él sí puede jugar, pero él necesita una motivación. Tal vez, al tener a Scott al lado, se sienta más seguro. Ahora mismo está asustado y nervioso.
Es su primer juego, ¿quién no lo estaría?
El partido seguía en curso e Isaac golpeó a su primera víctima, el número 42 de nuestro equipo. Ni idea de quién es ese chico, solo espero que no le duela mucho el cuerpo, pues salió volando hasta golpear el suelo.
― ¡Lahey! ―gritó Finstock―. ¡Ramírez! ―llamó luego, para que tomara el lugar del número 42.
El pito volvió a sonar, e inmediatamente, Isaac empujó al número 32, el cual cayó en frente de la banca del entrenador. Otro hombre muerto... aunque, espero que no muerto en realidad...
―Murphy ―llamó el entrenador―, entras tú.
El número 7, Murphy, cogió su equipo y entró al campo de lacrosse. Isaac siguió golpeando a más jugadores de nuestro equipo, pasaba tan rápido que ya había perdido la cuenta de cuántos había noqueado. Todos en las gradas hacían ruidos de dolor cada vez que uno caía.
― ¡Lahey! ―gritó el entrenador―. En serio, ¿cuál es tu maldito problema?
Isaac sólo se encogió de hombros en respuesta. Luego, miró en nuestra dirección y guiñó un ojo, lo pude ver a pesar de su casco. ―Él está disfrutando esto ―le dije a Scott.
―No importa, tengo que entrar al juego como sea.
El pito volvió a sonar. Isaac corrió hacia otro jugador, para derribarlo, pero Jackson apareció y lo derribó a él. Isaac cayó al suelo completamente inmóvil. Scott se puso de pie inmediatamente y corrió hacia el campo, yo fui tras él y me agaché al lado de Isaac.
―No está roto, pero no puedo moverlo ―dijo Isaac―. Creo que Jackson me envenenó, porque puedo sentirlo expandirse.
Se refería a al veneno paralizador. Los paramédicos se llevaron a Isaac en una camilla. Justo en ese momento, Finstock apareció con un casco y palo de lacrosse, los cuales se los dio a Scott.
―McCall, entras tú o perdemos ―dijo algo molesto, porque tuvo que hacer justo lo que no quería. Meter a Scott al partido.
―Okey ―respondió él aliviado.
―Bueno, al menos algo salió bien... creo ―dije.
La mamá de Scott apareció a nuestro lado. ―Algo ocurre, ¿verdad? Algo más que un juego de lacrosse ―dijo ella.
―Deberías irte ―le advirtió, esto se iba a poner feo, ya faltaba cada vez menos para el final del partido.
―No me iré a ninguna parte ―dijo ella―. Pero todo lo que dije antes, olvídalo. Todo, ¿de acuerdo? Si puedes hacer algo para ayudar, hazlo. Debes hacerlo.
Ni idea de qué fue lo que antes habían hablado, pero estaba de acuerdo con lo que ella dijo, ya es hora de que hagamos algo.
―Lo haré ―dijo él.
Su mamá regresó a las gradas y yo me quedé un segundo más. ― ¿Qué hago yo? ―le pregunté.
―Nada, por ahora nada. Solo vigila a Jackson.
Asentí, el partido estaba por empezar nuevamente. Corrí hacia las bancas, mi nuevo compañero era Finstock. Éramos los dos únicos que quedábamos aquí.
―Todo saldrá bien, entrenador ―le dije.
―Eso espero, Anholt, eso espero.
El partido continuó, esto era una brutalidad. Ahora que Isaac se fue, pensé que ya no habría tantos golpes. Pero me equivoqué, incluso Scott fue noqueado por un jugador del otro equipo. Stiles también. Esto era una locura.
Ahora estábamos en el cuarto tiempo. El puntaje era 4-9, aun perdíamos. Miré hacia Scott, justo para atraparlo corriendo fuera del campo de lacrosse hacia el colegio. Casi voy tras él, pero me detuve. Tengo que vigilar a Jackson, se supone.
Volvió a sonar el silbato, sentí al entrenador moverse a mi lado. ― ¿Dónde está McCall? ―me preguntó, me encogí de hombros. Si Scott se había ido, tenía que tener una buena razón para ello, no iba a acusarlo con el entrenador.
Miré hacia Stiles, él estaba solo, los demás jugadores habían empezado a ignorarlo. Justo en ese momento, la pelota rodó justo hacia sus pies, mientras que los demás jugadores la buscaban desesperadamente. Stiles cogió la pelota en su red y empezó a correr hacia el arco del equipo contrario. Cuando los demás jugadores lo vieron, empezaron a correr tras él.
Stiles corrió hacia el arco mientras gritaba horrorizado. Cuando llegó a él se detuvo. El arquero estaba ahí, para evitar que Stiles anotara. Él volteó asustado sin saber qué hacer.
― ¡Stilinski! ―gritó el entrenador, haciendo que mis tímpanos sufrieran. ―Lanza ¡Lanza la bola! ¡Lánzala, idiota!
― ¡Lánzala! ―grité.
Él me miró por medio segundo, es como si algo hiciera clic en él, porque dio media vuelta y lanzó la pelota hacia el arco y anotó.
Inmediatamente todos empezaron a gritar, yo incluida, creo que romperé mis cuerdas vocales, pero no importa. Mi voz es una porquería, así que cantar está descartado de por vida.
― ¡Sí! ―gritó el entrenador. Volteó hacia mí y me dio los cinco, de hecho, me dio los diez, pues chocamos ambas manos―. ¡Sí!
Stiles empezó a gritar emocionado. ― ¡Anoté un gol!
No pude evitar reír de la emoción. Volteé hacia su papá, él también estaba muy emocionado. Esto es lo que todos necesitamos, un momento de emoción y orgullo. Estoy tan feliz que creo que me desmayaré.
Ni siquiera un minuto después, la pelota estaba otra vez en la red de Stiles, él pasó entre los jugadores del otro equipo, esquivándolos fácilmente y anotó una vez más. Ahora estamos empates, 09 - 09.
Todos empezamos a gritar nuevamente, esto es genial. Gracias a Stiles estamos empates. Mis gritos eran tan altos que creo que voy a dejar sordos a todos aquí. Volví a chocar ambas palmas con el entrenador.
El partido siguió, Stiles volvió a obtener el balón, él tenía mucha más confianza en sí mismo. Ambos, el entrenador y yo nos paramos, esperando y deseando que Stiles anotara la pelota. Sabía que podía hacerlo, sus movimientos eran decididos, ya no tenía más miedo. Stiles corrió y anotó otro gol. Íbamos ganando por un punto.
¡Stiles nos está haciendo ganar!
El entrenador cogió mi mano y la levantó, como si yo hubiera sido la del logro. ― ¡Sí! ―gritó él.
Todos los jugadores fueron corriendo hacia Stiles, para celebrar con él. Cuando el entrenador soltó mi mano, empecé a aplaudir emocionada, debo parecer una loca. Luego alcé las manos emocionada, solo me faltaba hacer un baile o algo así, pero no, eso ya sería demasiado.
Dejé de gritar cuando vi hacia el reloj, faltaban menos de treinta segundos para que acabara el partido, eso quería decir que... Jackson iba a matar a alguien.
Lo busqué rápidamente con la mirada, pero no logré encontrarlo. El pito sonó, indicando el final del partido.
― ¡Lo logramos! ¡Ganamos! ―gritó Finstock.
―No pasó nada ―dije.
― ¿Cómo que no pasó nada? ¡Ganamos! ―gritó él.
En ese momento, las luces del campo se apagaron y lo primero que se escuchó, fue un grito desgarrador. Todos empezaron a correr por todos lados, la gente empezó a gritar.
Me quedé de pie por un segundo sin saber qué hacer.
Cuando mi vista se acostumbró a la oscuridad, vi que algunos estaban en el medio del campo. Corrí hacia allá, pero era como si, con cada paso que daba, retrocedía tres. Sentía que iba muy lento y que jamás llegaría hasta allá.
Tenía miedo de ver qué era lo que estaba en medio del campo.
Se había provocado un caos.
Cuando por fin llegué, vi al número 37 en el suelo.
Jackson.
Las luces se prendieron y el entrenador vino corriendo hacia nosotros. ― ¡Muévanse! ¡Salgan del camino! ―gritó.
―Jackson ―susurré.
― ¡Jackson! ¡Jackson! ¿Qué sucede? ―Lydia llegó corriendo, y se quedó inmóvil cuando lo vio en el suelo.
― ¿Pueden traer un médico aquí? ―gritó Finstock―. ¡Necesitamos un médico!
En ese momento apareció la mamá de Scott con su hijo. Ella se agachó y puso su oreja sobre el pecho de Jackson. ―No está respirando. No tiene pulso ―dijo.
―No... ―susurré―. No...
Isaac había aparecido también, colocó su mano sobre mi hombro.
La señora McCall alzó la camiseta de Jackson, dejándonos ver sangre.
― ¡Oh dios! ¡Es sangre! ¡Hay sangre! ―gritó Lydia.
Miré hacia la mano de Jackson, estaba cubierto de sangre. ―Chicos, se lo hizo él mismo ―les dije a Scott e Isaac.
Lydia empezó a sollozar, yo aguanté mis lágrimas.
Él no puede morir, no puede.
―Acércate ―le dijo la señora McCall a mi mejor amiga―. Ven aquí y sostenle la cabeza. Levántala.
Ella hizo lo que le pidió, mientras que la mamá de Scott trataba de hacer que Jackson regresara en sí.
―No puede estar muerto, ¿o sí? ―pregunté temerosa de la respuesta.
―No lo sé ―respondió Scott.
El alguacil apareció entre la multitud y empezó a mirar alrededor frenéticamente. ― ¿Dónde está Stiles? ¿Dónde está mi hijo?
Con todo lo que había pasado, no pensé en él.
Empecé a buscar, pero no había rastro de Stiles. ― ¡¿Stiles?! ―grité.
― ¡¿Dónde diablos está mi hijo?! ―gritó el alguacil.
No vino ninguna visión a mí, pero no era necesario. Sabía que algo le estaba sucediendo a Stiles, lo presentía, era como si lo pudiera ver, sin verlo en realidad.
Stiles está en problemas.
✎❣
Y este fue un cap más! Espero que lo hayan disfrutado :)
Ahora, hoy vengo a 'regalar' dedicaciones (xq ya saben que es lo único que puedo ofrecer...), así que haré algunas preguntas. Pero, no olviden que sólo pueden responder UNA, no consideraré a los que respondan más de una, pero, si responden y les digo que está mal, pueden volver a responder ;)
Las preguntas son:
1. ¿Quién fue la segunda persona en enterarse de que a Mia le gustaba Stiles? (Ya hay ganadora. Respuesta: Jackson)
2. ¿Cómo se llama el papá de Mia? (Ya hay ganadora. Respuesta: Joseph Anholt)
No se me ocurren más preguntas, LOL! Espero tener más para próximos capítulos ;)
Ya saben que les agradezco por leer esta historia ♥
Pd. El cap de hoy se lo dedico a Val ♥ gracias por leer la historia y por alegrarnos el día en el grupo :)
xoxo,
Rose
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