34. Fuego Cruzado
Mia
Lo siguiente que sentí fue como si algo quemara mi hombro. Mi cuerpo se fue para atrás, choqué con un escritorio, pero antes de tocar el suelo, sentí los brazos de alguien sosteniéndome. Abrí los ojos y vi a Scott.
― ¡Scott! ―gritó su mamá. Es claro que ella piensa que fue él el afectado.
El dolor era algo completamente insoportable, casi no podía mantener los ojos abiertos. Era como si el dolor drenara toda mi fuerza y energía. Miré a Scott, él tenía su mano sobre mi hombro, sentí como un poco del dolor se iba. Scott frunció el ceño. Sabía que los hombres lobo podían absorber el dolor de las personas, y eso es lo que él estaba haciendo.
Era extraño, pero ahora que el dolor casi había desaparecido, podía sentir como si la piel se empezara a regenerar, muy lentamente, pero lo hacía.
― ¿Empiezas a curar? ―me preguntó. Yo alcé la mano y le mostré el dedo medio―. Mia, eres un gran enigma ―se acercó a nosotros y se acuclilló―. Quiero que empieces a pensar sobre mi futuro, si no, la siguiente bala no irá a tu cabeza, si no a la de Stiles. Oh sí, sé que mueres por él ―miró a Scott―. Creo que tu amigo es el único que no se ha dado cuenta, ¿verdad?
Cristo santo, ya mejor me publican la noticia en Facebook, twitter y hacemos nuestro video en youtube. Fijo se vuelve viral.
― ¿Entendiste? ―me preguntó casi gritando.
―Sí, voy a tratar de ver tu futuro ―la pregunta era, ¿cómo hago eso?
―Bien, porque la verdad es que matar se ha vuelto algo divertido. Créeme, es mejor que matar en GTA.
Rodé los ojos. Es muy diferente matar en un juego.
― ¿Por qué tienes tanta sed de venganza? ―preguntó Scott―. ¿Tiene que ver con eso de que te mataron? Te ahogaste, ¿no es así?
―Él no debió dejarlos beber ―murmuró Matt.
― ¿Qué? ¿Quién? ¿Qué quieres decir?
― ¡Lahey! ―gritó―. No debió dejarlos beber.
― ¿Qué? ¿Quién bebía?
― ¡El equipo de natación! ¡Idiota! ―volvió a gritar―. No sabía qué sucedía. No sabía que habían ganado los estatales, y Lahey dejó que los favoritos fueran a beber algo para celebrar. A quién le importa que tengan 17 años, ¿no?
― ¿Estuviste en la casa de Isaac?
―Él tenía una primera edición, ¿fue Hombre Araña? ¿O Batman? ―se preguntó él mismo―. Íbamos a negociar. Pero cuando llegué, oí música ―Matt hablaba sin mirarnos, era como si estuviera reviviendo ese día―. Todos se divertían, y vi a Sean, él tiró a Jessica en la piscina. Y luego se metió Bennett y...
― ¿Bennett? ¿El cazador? ―preguntó Scott.
Bennett era el nombre del chico que había visto en la mesa del veterinario. Muerto.
―Y luego Camden. El hermano de Isaac me sujetó, creía que era divertido.
―Te tiraron a la piscina ―dije. Se supone que debería estar pensando en su futuro o lo que sea, pero no podía hacerlo, estaba muy metida en su historia. Quería saber qué era lo que había causado todo esto.
Por suerte, él estaba tan concentrado en lo que decía que no notó que no le había obedecido.
―Grité que no sabía nadar, pero nadie me escuchó. Me fui al fondo y tragué agua, y a nadie le importó. Vi sus cuerpos bajo el agua... vi que Jessica tenía las manos en los shorts de Sean, Tucker sujetaba a Kara. Y yo me ahogaba. Me moría y ellos se reían.
Scott y yo intercambiamos miradas. La historia de Matt era un poco trágica, pero no era para que empezara a matar a todos.
―De repente, estaba tirado junto a la piscina y Lahey estaba encima de mí, y dijo... "¡No le digas a nadie! ¡Esto es tú culpa! ¿No sabes nadar? ¿Qué clase de idiota no sabe nadar? ¡No le cuentes a nadie! ¡No le digas a nadie! ¡A nadie!" ―suspiró―, y no lo hice. No se lo conté a nadie. Los veía en la escuela y ellos ni siquiera me miraban. Me despertaba en la mitad de la noche, respiraba con dificultad, mis padres creyeron que era asmático. Hasta me dieron un inhalador. No sabían que cada vez que cerraba los ojos, me ahogaba.
Casi podía imaginar al pequeño Matt ahogándose. Es decir, conozco a Matt desde niños, jamás fue mi amigo, pero siempre estuvo ahí. Era algo normal que estuviese ahí, jamás creí que había pasado por algo así. Pero igual, eso no le da el derecho de mandar sobre la vida de los demás. Admito que el equipo de natación, así como el papá de Isaac fueron unos putos, pero de todas formas, Matt no tenía por qué hacer lo que hizo.
― ¿Saben de esa luz blanca que dicen que ves cuando mueres? ―nos preguntó. Me sorprendió que me incluyera, ya que yo no debería estar escuchando―. Yo no vi nada. Solo oscuridad. Todo estaba oscuro. Pero luego vino el funeral de los Argent y todo cambió. Estaba tomando algunas fotografías y luego, por accidente, Lahey apareció en una de las fotos. Empecé a sentir una furia increíble que se acumula dentro de mí... lo miraba y... quería verlo muerto. Y, al día siguiente, él lo estaba.
Nos miró a ambos, estaba verdaderamente feliz de que el papá de Isaac estuviese muerto. Creo que jamás lo había visto tan satisfecho. Luego, volvió la mirada a la nada.
―Einstein tenía razón. La imaginación es más importante que el conocimiento ―esa era la cita que estaba pegada en el carro de Harris―. Fue como sacado de la mitología griega. Como si las Furias vinieran a castigar a Orestes.
Se supone que Orestes mató a su madre en venganza por haber engañado a su padre. Así que las Furias fueron tras él, para castigarlo.
Scott me miró, él no sabía quién era Orestes y probablemente no sabía qué eran las furias... no sabía nada de mitología griega, yo amaba la mitología. Aunque eso empezó más por mi interés en Los Caballeros del Zodiaco. Es, de hecho, la culpa de Isaac y Jackson. Ellos veían eso, así que yo lo hacía también... creo que ya he comentado esto antes... No tengo idea de porqué estoy pensando en esto justo ahora...
―No tienes idea de qué estoy hablando, ¿no? ―le dijo Matt a Scott.
― ¿Fue el que se quitó los ojos? ―preguntó mi amigo.
―No, ese fue Edipo ―le dije.
Matt me sonrió. ―Al menos alguien es inteligente aquí. ¿Cómo va la herida?
Lo miré con rencor.
Matt suspiró y se acuclilló frente a nosotros otra vez. ―Las Furias son deidades de venganza. Sus lágrimas eran sangre y tenían víboras de cabello. Si había un delito que no era castigado, las Furias se encargaban ―explicó a Scott.
Luego volteó a la otra sala, donde estaba Jackima parado en la puerta mirándonos. ―Jackson es mi Furia. Cuando lo vi la noche siguiente, fue como si se hubiera creado un lazo fuerte entre nosotros. Sabía que había matado a Lahey por mí y sabía que lo haría de nuevo. Así que fui al garaje de Tucker. Hasta pagué por un cambio de aceite, ¿y adivinen qué? Él ni siquiera me reconoció ―con cada palabra que decía, parecía más fuera de sí―. Entonces, cuando no miraba, le tomé una fotografía con la cámara y en unas pocas horas, estaba muerto. Entonces tomé más fotografías, solo debía tomar su fotografía y Jackson les quitaba la vida.
De pronto, las luces de todo el complejo se apagaron. La oscuridad nos invadió. No tengo miedo a la oscuridad, pero en un momento como este, no podía pensar que un apagón fuera pura coincidencia. En especial me asusté cuando Matt no sabía qué sucedía. ¿Quién más podría venir?
Los Argent.
Bien, espero que hayan venido a salvarnos y no a matarnos...
― ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? ―gritó Matt.
―No lo sé ―respondió Scott.
Unas sirenas empezaron a sonar, Matt estaba molesto por lo que estaba sucediendo. No podíamos ver nada. Entonces, Scott me cogió la mano e hizo que me metiera bajo un escritorio. Él se unió a mí inmediatamente. El sonido de disparos llenó el lugar. Scott me abrazó protectoramente. Ambos permanecimos en ese lugar hasta que los sonidos de disparos cesaron.
Pero, lo siguiente que llenó el lugar fue un humo blanco. Inmediatamente empecé a toser, al hacerlo, mi herida me empezó a doler.
¡Maldito Matt, lo odio!
―Tenemos que irnos ahora ―dijo Scott.
―Stiles ―fue lo único que logré pronunciar.
―Sí, iremos por Stiles.
Scott me dirigió hasta la salida, yo no veía bien. Salimos por la puerta y lo primero que vi fue a Jackima. Por suerte, Scott se deshizo de él rápidamente empujándolo a un lado. Detestaba ver a Jackson así, pero tenía que salir de mi preocupación por él. Algo podría haberle pasado a Stiles.
Entramos a la oficina del alguacil. Stiles estaba bien, el veneno del Kanima aun hacía efecto. En cambio, Derek parecía estar mejor.
―Stiles ―le dije cuando me agaché a su lado.
Él miró mi hombro y frunció el ceño. ―Lo voy a matar, no sé cómo, pero lo mato.
Sacudí la cabeza y sonreí. ―Tenemos que sacarlos de aquí ―le dije a Scott.
―No, llévenselo a él, yo estoy bien ―nos dijo Derek.
Scott cogió un brazo de Stiles y lo pasó por su hombro, yo hice lo mismo con el otro brazo. Lo apoyé sobre mi hombro bueno, pero igual tenía que mover el otro, así que solté un leve quejido.
―Yo lo llevo solo ―me dijo Scott.
―No, estoy bien. Está sanando.
―Mia ―murmuró Stiles.
―Solo sigamos caminando ―dije. Cuando estábamos pasando por una oficina, vi a Jackima seguirnos―. Scott, ahí está Jackima.
Él inmediatamente cerró la puerta detrás de nosotros y seguimos caminando a la siguiente oficina. Escuché el ruido de la anterior puerta abrirse.
―Apúrense ―susurró Stiles.
Seguimos pasando varias puertas, Scott las cerraba y seguíamos caminando. Pero Jackima siempre las rompía, era algo de nunca acabar. Hasta que llegamos a esas salas donde hacían interrogaciones. De esas que tienen una ventana que se puede ver del otro lado. Al parecer Jackima no pudo pasar por aquí. Así que estaríamos medianamente a salvo.
Scott cargó con el cuerpo de Stiles y lo sentó en una silla que había ahí. Dejó su cabeza suavemente y luego le dijo―: No te muevas ―rodé los ojos ante eso, pero él no me vio― sabes a qué me refiero.
Luego, él desapareció por la puerta.
Me acerqué a Stiles y levanté un poco su cabeza, no me gustaba que colgara como si estuviera sin vida o algo así. ― ¿Estás bien? ―le pregunté.
― ¿Que si estoy bien? ¡Maldita sea, Mia! ¿Tú estás bien? ¡Tú brazo está sangrando!
―Parece que eres capaz de gritar cuando quieres ―le respondí.
―Mia.
―Estoy bien, en verdad. Ya casi no duele...
― ¿Puedes curarte como Scott?
―Al parecer sí.
Él suspiró. ―Debí estar ahí para protegerte, pero soy un inútil.
―Stiles, no digas eso, por favor.
―Lo soy.
―No, no lo eres ―escuché algunos ruidos en el exterior, pensé que este lugar debía ser a prueba de ruidos. Miré hacia la entrada, la puerta estaba entreabierta―. Escucha Stiles, tengo que irme. Volveré por ti, lo prometo.
― ¿De qué hablas? Tú no te vas a ir de aquí. Detesto esto. Tú no deberías de encontrarte en estas situaciones. Siempre... siempre estamos en medio de un fuego cruzado. Cazadores y hombres lobo. Hombres lobo y Kanimas. Cazadores, hombres lobo y Kanimas ―respondió―. Y tú, tú sales lastimada. Tú no debes de lastimarte.
No sabía qué responder a eso... tenía razón, pero el que siempre ha estado en medio es él, no yo.
―Tengo que irme, Stiles. Debo hacer algo para ayudar.
―No, no, no, si vas, te pueden hacer algo. No lo voy a permitir.
Odiaba tener que irme, pero él no lo iba a impedir. ―Lo lamento, pero tengo que ir a hacer algo.
Dejé cuidadosamente su cabeza y salí del cuarto, sus gritos se escucharon aun cuando ya no estaba ahí. Pasé por donde habíamos visto a los cuerpos muertos. Si tenía suerte, Matt no habría quitado las pistolas de todos los cuerpos.
Tragué saliva y me acerqué a uno. ¡Sí! Tenía la pistola. Se la quité y corrí hacia las celdas donde estaban los papás de mis amigos.
Cuando entré, vi al papá de Stiles tratando de quitarse las esposas. Él jalaba la parte que estaba unida a la pared. Dejé la pistola a un lado y lo ayudé a librarse.
― ¿Qué haces aquí? ¿Stiles? ¿Scott? ―me preguntó.
―Están... están bien ―respondí.
― ¿Tu brazo? ―me preguntó la señora McCall.
―Solo me golpeé, no es nada.
Entre los dos jalamos las esposas y luego, estas se separaron de la pared. Los tres nos sentíamos completamente emocionados. Pero la alegría no duró mucho tiempo, pues Matt apareció por detrás del alguacil y lo golpeó en la cabeza, haciendo que este cayera al suelo inconsciente. Inmediatamente cogí la pistola y lo apunté. Él hizo lo mismo conmigo. Ambos nos mirábamos fijamente.
― ¿Crees que puedes dispararme? ―me preguntó―. ¿Crees que tienes las agallas de hacerlo?
―Creo que puedo dispararte, sí, eso creo.
La verdad es que ni siquiera soy capaz de matar a los chanchitos de tierra, menos podría disparar a alguien.
―Matt, por favor, escúchame ―empezó a decir la mamá de Scott―. Le dispararon a mi hijo, he oído otros disparos y no sé qué sucede, pero ¿puedes dejarme ver a mi hijo?
― ¿En verdad crees que voy a dejarte salir cuando ella me está apuntando a la cabeza? ¿Qué tan idiotas pueden ser todos ustedes? ―respondió él.
―Haz lo que dice, o te disparo ―le amenacé―. Hazlo Matt.
―El problema, Mia, es que no creo que seas capaz de dispararme, así que... ―sacó el seguro de la pistola. Pero en ese momento, apareció Derek en versión hombre lobo detrás de Matt.
Sonreí ampliamente, ver a Derek me estaba haciendo feliz últimamente, algo está mal conmigo. Es decir, odio a Derek.
Matt miró sobre su hombro y se asustó al ver al Alfa. Luego, el Kanima apareció y corrió hacia Derek. Este lo tomó y lo lanzó a un escritorio. Ambos rugían y gruñían. Matt miró en mi dirección un segundo y luego se fue corriendo. No pude detenerlo, porque en ese momento el Kanima pateó a Derek y este cayó sobre mí.
Se paró inmediatamente, pero yo quedé en el suelo. Derek pesa una tonelada.
― ¿Estás bien?
―Sí ―respondí―, Matt huyó.
Derek le dio un puñetazo al Kanima, pero este lo esquivó. Luego, cogió una silla y lo hizo retroceder con esta. ―Tenemos cosas más importantes con las que tratar ―dijo.
El Kanima empujó la silla e hizo que Derek cayera. Este quedó inconsciente y el Kanima se acercó a la celda de la señora McCall. Aún tenía la pistola, así que tenía que hacer algo, él podría romper las barras y matarla.
Alcé el arma y apunté hacia él.
Lo lamento, Jackson.
Disparé, le di en la pierna, pero este ni se inmutó. En cambio, se acercó a mí. Justo cuando pensé que iba a morir por millonésima vez ese día, Scott apareció transformado en hombre lobo y lo lanzó hacia el otro lado de la habitación. El Kanima salió corriendo y Derek salió tras él, por fin había vuelto en sí. Bueno, no es como si se hubiera desmayado mucho tiempo, es decir, probablemente fueron un par de segundos.
Scott me miró, su respiración era agitada. Él le estaba dando la espalda a su mamá, pues aún seguía como hombre lobo.
―Dios, ¿Scott? ―su mamá sonaba preocupada―. ¿Estás bien?
Él volteó hacia ella, mostrándole su forma de hombre lobo. Su nuevo ser, porque él es Scott. Ella se alejó de él y pude notar que no quería creer en la nueva forma de su hijo.
Y es en ese momento en que ya no pude aguantar más. Mi hombro me dolía y hace poco Derek cayó sobre mí. No me sorprendería que un hueso se haya roto.
―Él no tiene la culpa ―le dije a la mamá de Scott antes de caer inconsciente.
✎❣
Mia no murió! ... por ahora... MUAJAJAJA! LOL! no sé de dónde salió eso!
En fin, acabó el drama en la comisaría!! ¿qué les pareció? tienen alguna parte favorita de este cap?
El siguiente capítulo va a ser un poco más tranquilo y el subsiguiente va a ser... original, no van a haber escenas de la serie, así que espero q les guste! necesito q lo lean ya!, pero antes tengo q hacer el otro cap y editar y... es bastante... pero ¡hey! al menos subí este cap antes de lo esperado ;)
La dedicación de hoy va para Lara ♥ gracias por leer los fics!
xoxo,
Rose
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