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5.

Elegí un sountrack para este capitulo, así que si quieren leerlo con ese sountrack, puede poner "THE CHAIN" de FLEETWOOD MAC justo cuando comienza la segunda escena, que va luego de los :
...
disfrutenlo!!



Cuando la reunión de accionistas terminó por fin, Jacaerys soltó un largo suspiro.

Se levantó de la gran pesa de mármol tallado, viendo como los demás accionistas tomaban sus papeles y los metían a sus maletines con sumo cuidado, Jace, en cambio, los colocó en una carpeta roja, a juego con su corbata, y se propuso salir de la habitación asfixiante.

La reunión se había extendido prácticamente toda la mañana y ya había perdido la mitad de sus clases en la universidad, contraproducente teniendo en cuenta el inminente acercamiento de los exámenes parciales, iba a morir.

Le dirigió a su madre una última mirada antes de que ella desaparezca por la puerta detrás de su abuelo Viserys, y seguida por Otto Hightower. Rhaenyra apenas se percató de su hijo, pues iba hablando con su padre de manera firme, probablemente informando de los próximos movimientos que tendrían que organizar luego de ver el punto de vista de los accionistas.

Caminó hacia la puerta contraria con intenciones de ir a la universidad a recuperar lo perdido, tendría que cambiarse en su auto a ropa más informal ya que seria la burla si aparecia en la universidad con su costoso traje negro y sus zapatos formales recien lustrados.

"¿Traje mi camiseta, verdad?" iba pensando, distraído del camino "Si no la traje tendré que ver la manera de utilizar la camisa, y..." sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando chocó contra alguien que no vió ni reconoció al instante.

—Mierda. — murmuró para sí mismo —Lo siento tanto, yo no veía por donde iba y...

—¡Vaya, Strong! Ese no es un lenguaje apropiado para el próximo heredero de "Fireblood" — Aegon lo miró con una sonrisa sarcástica —Pero, — lo abrazo por los hombros, acercando sus rostros —No te preocupes, te guardo el secreto. Sé bastante de eso, aunque eso ya lo sabes.

Jacaerys lo miró, sus ojos castaños ardiendo en las provocaciones del rubio, quien lo miraba con esa mirada santurrona que había heredado de su madre. Que pena que su comportamiento nunca coincida con ello.

—¿Qué quieres, huevo?

El rubio suspiró hastiado y soltó su agarre, fue entonces que Jace miró alrededor y se encontró con que eran los últimos en la sala de reuniones, todos los demás accionistas habían salido.

—Ese apodo es infantil, creí que habíamos superado esa etapa.

—Que hayamos cogido no significa que hubiéramos superado alguna etapa.

Aegon se llevó la mano al pecho y fingió una expresión de dolor —Me hieres, Señor Strong, me hieres muchisimo.

—Aprende a vivir con ello. — contestó de forma seca —Y si me disculpas, necesito ir a la universidad, porque a diferencia de ti, me preocupa mi futuro.

Se dispuso a caminar hasta la puerta cuando el rubio lo interceptó, cubriendo su camino con su propio cuerpo. El castaño suspiró y lo miró hastiado, Aegon, en cambio, se veia sumamente divertido, con su traje negro impecable y su camisa color verde oscuro, sin corbata, por supuesto, y con el cabello platinado tan largo como para cubrirle las orejas.

—Vamos, ¿por qué tan cortante? ¿acaso me tienes miedo?

—¿Por qué tienes que ser tan insufrible? ¿no puedes solo dejarme pasar? — conjuró Jace, evitando el contacto con el rubio

Obviamente que Aegon notó su lenguaje corporal por lo que inclinó su torso, sus rostros separados por centímetros ante esta acción que tomó desprevenido a Jacaerys, quien se quedó petrificado ante el acercamiento repentino. El rubio, al distinguir la rigidez del otro, no pudo hacer más que sonreír con sorna, como si hubiera logrado algo imposiblemente divertido.

—Me estás evitando. — no era una pregunta, era una afirmación —¿Qué pasa, Jacaerys, temes que algo vuelva a pasar entre nosotros? — susurró, como si fuera el mayor secreto del mundo —¿Es eso, Strong? ¿Tanto te aterra la idea de que termine entre tus sábanas otra vez?

Jacaerys contuvo la respiración, necesitando de toda su fuerza de voluntad para no ceder ante las provocaciones de Aegon, recordando a sí mismo continuamente que había cámaras en ese lugar, que podían verlos, que la situación podría volverse comprometedora si los medios llegasen a conseguir ese material.

Pero responder a las provocaciones de Aegon siempre había sido su punto fuerte. Incluso cuando podía reaccionar sin hacer algo, significativamente hablando.

—¿Acaso nunca te han cogido tan bien como lo hice? — escupió las palabras en un susurro también, apartando su cabeza de la cercanía con el chico lo más sutil que pudo —¿Por qué demonios sigues insistiendo en el tema?

Aegon sonrió, satisfecho con la reacción del castaño, corrigiendo su posición corporal acomodó aún más las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir y suspiró desviando la mirada, totalmente divertido.

—Demonios, sí que eres ardiente.

El rubio no dijo más, dió vuelta y salió por la puerta sin mirar atrás, dejando a Jacaerys solo y con un torrente de pensamientos totalmente inesperados.

...

—Los convoqué aquí para charlar sobre el comportamiento inapropiado de sus hijos.

Daemon se cruzó de brazos y acomodó su postura en el sillón individual que la vicedirectora le había ofrecido, a su lado derecho, Joffrey se removió incómodo y se abstuvo de rodar los ojos ante la situación, junto a él, Daeron suspiró cruzándose de brazos y Alicent le dirigió a su hijo una mirada helada, totalmente enfadada.

—¿Qué sucedió? — inquirió Alicent con paciencia a la vicedirectora

—Creo que es mejor que lo escuchen de boca de sus hijos, señora Targaryen.

Joffrey y Daeron suspiraron hastiados, y ambos compartieron una mirada. Bien sabían que el primero en hablar sería el que se haría la víctima en todo esto, así que ambos se apresuraron por comenzar.

—Daeron veía porno en los pasillos...

—¡Joffrey me atacó...!

—Él lanzó el primer golpe, entonces...

—Criticó a los Hightower...

—Está justificado, ellos...

—¡El comenzó!

—¡El comenzó!

Pronto, la dirección se convirtió en el coreo de las voces de ambos jóvenes, hablando al mismo tiempo de manera apresurada, ambos contando su versión de la historia mientras miraban a sus respectivos padres. La vicedirectora miró la escena con horror y se limitó a esperar que terminaran el relato, pero cuando no sucedió, intervino de nuevo.

—Pelearon en los pasillos, pueden verlo en el rostro de sus hijos. No hace falta escarbar en los porqués, sino en el hecho de que no es la primera vez que sucede; sus hijos llevan peleando desde que comenzó el año escolar y todas las semanas se repite la misma historia. — la mujer miró con detenimiento a los jóvenes —Si esto sigue así, nos vemos obligados a ponerlo en su registro anecdótico.

Alicent soltó un jadeo —¡Eso sería horrible, señora vicedirectora! Quedaría para siempre en los papeles de mi niño...

Daemon chasqueó la lengua, aburrido —Francamente no veo el problema. Son muchachos, a veces pelean.

—Está en lo correcto, señor Targaryen. — respondió la mujer —Pero esto ya no se trata de una simple discusión o una diferencia de opiniones que fue muy lejos. Cómo educadores, somos conscientes de que los jóvenes tienen sus propios métodos para la resolución de conflictos, pero este conflicto ha ido escalando desde hace ya varios meses, y como vicedirectora me veo en la obligación de tomar cartas en el asunto, pues el director no las ha tomado.

—¿Mi padre sabía de esto? — murmuró Alicent, sorprendida

—Es el director, señora. Es él quien normalmente lidia con esta situación, pero en su ausencia justificada, soy yo quien toma cartas en el asunto. — la mujer desvió la mirada —Por lo general, el método del director con este asunto no es... no ha dado los resultados esperados. Así que, conversando con la psicóloga escolar, he decidido que pasará con sus hijos luego de esto.

—Espera un momento — interrumpió Daemon —¿Que piensa hacer con mi hijo? Debo recordarle que quién heredará este instituto dentro de unos seis años es él, y sus acciones podrían significar o no su despido dentro de ese periodo.

La vicedirectora lo miró, como si no la hubiera amenazado con perder su trabajo. —Sé perfectamente con quien estoy lidiando, señor Targaryen. El joven Strong es brillante, incluso más que sus hermanos mayores. Tiene las mejores calificaciones, siempre siendo el primero en todas las asignaturas escolares.

—¿Pero...? — el rubio se había impacientando, la mujer nunca llegaba al punto y lo estaba hartando

—Pero, este comportamiento no es aceptable. Imagine que dentro de seis años, cuando su hijo se convierta en director institucional por herencia, no sepa lidiar correctamente con la resolución de conflictos, lo cual, en sí, es un conflicto. Los problemas no se resuelven con violencia, señor Targaryen, y sé que usted me comprende perfectamente debido a su carrera, ¿O estoy en un error?

—De hecho, — comenzó el mayor —Hay problemas que si se resuelven de esa forma, y no es por ser tradicionalista. La violencia no es la solución, lo tengo claro, pero uno no puede quedarse sentado al escuchar como una persona habla de una mujer como si fuera un simple objeto, como lo hizo mi sobrino. — suspiró profundamente —Pero comprendo perfectamente que, aunque mi hijo no lanzó el primer golpe, puede ser el más afectado en esto.

Alicent rodó los ojos ante las palabras de Daemon, en serio no podía creer que el hombre aún tuviera las agallas de intentar manipular a la vicedirectora, ¿Es que nunca se cansaba de ser tan... tan... tan Daemon?

—Comprendo lo que está queriendo decir, señor Targaryen. — contestó la vicedirectora —Sé que también puede ser extraño para usted, después de pasar tanto tiempo fuera de casa, pero la realidad es tal cual la ve. Daeron lanzó el primer golpe, pero no por ello su hijo está libre de pecado, los golpes son provocados, y su hijo se lo ganó con provocaciones. Ambos saldrán terriblemente afectados si la situación continúa.

—Lo comprendemos bien, vicedirectora.— secundó Alicent, antes de que Daemon volviese a abrir la boca —Me gustaría saber que castigo obtendrán los jóvenes por su actuar grotesco y violento.

—A eso iba, señora Targaryen, gracias por comprender. — se sonrieron mutuamente y el rubio bufó por lo bajo —No les daremos un castigo; porque la violencia solo genera más violencia. Sus hijos tendrán consecuencias, un nuevo término que tratamos de implementar en la educación de los niños y jóvenes.

—Es como decir castigo, pero de manera elegante — dijo Daemon, obvio

Joffrey lo miró de reojo, cuando sus miradas chocaron, Daemon le guiñó un ojo, el más joven soltó una risita al ver cómo el rostro de su padre volvía a ser serio como la piedra y hastiado como quien discute con un loco.

Hizo bien en llamar a Daemon, o mejor dicho, en especificar que lo llamen a él y no a Harwin.

—No se preocupe, vicedirectora — habló Alicent de nuevo, para desviar la atención —Mi hijo asumirá su consecuencia sin inconvenientes, pero nos gustaría saber de qué se tratará.

—Su consecuencia será organizar juntos la beneficencia anual. House of the Dragon organiza un evento de caridad exclusivo cada año, y de su organización se encarga el comité escolar, sin embargo, este año se encargarán Joffrey y Daeron de organizarlo y llevarlo a buen puerto.

—¿Y se puede saber por qué eso es un castigo? — inquirió Daemon, enfocado y decidido en molestar a la vicedirectora y, sobre todo, a Alicent —Organizar un evento para los más necesitados no debería de ser un castigo, debería de ser algo bueno, de hecho.

—Consecuencia, Daemon. — corrigió Alicent —Se le llama consecuencia.

—Como digas, santurrona. — le restó importancia —Es una pregunta. Es bastante clasista convertir en una "consecuencia" la beneficencia, ¿Cómo se sentiría usted si el ayudarla sea el castigo de unos niños ricos?

La mujer se quedó callada unos segundos, analizando la situación. Luego cerró los ojos con paciencia, para cuando los volvió a abrir, el rostro de Daemon se había mezclado entre la diversión y el cansancio.

—Entiendo su punto, señor Targaryen. La consecuencia será cambiada; limpiarán sus salones escolares al cúlmino de las actividades académicas.

Daemon levantó una ceja —¿Está denigrando el trabajo del personal de limpieza? ¿Es esa una consecuencia?

La vicedirectora suspiró con estrés y Joffrey la miró entretenido, con una sonrisa petulante en su rostro. Si acaso ella quería lograr que lo regañasen o que acepten una "consecuencia" así como así, llamó a la persona incorrecta.

Y gracias a los dioses por eso.

—No, señor Targaryen. Podemos cambiarla aún, para ello los convoqué. Su consecuencia puede basarse en la suspensión de sus actividades en el club de Esgrima, creo que eso sería justo.

—¡No puede hacer eso! — saltó Daeron —Mamá, por favor...

Alicent dirigió una mirada inquisitiva a la mujer, luego la bajó hasta su hijo, luciendo indulgente, y como si le doliera que su hijo le rogara hacer algo por él.

—Daeron, cariño, debemos asumir las consecuencias de nuestros actos...

Daemon soltó un bufido y murmuró —La más indicada para decirlo.

—¿Tienes algo para decirme, Daemon? — habló la castaña enfadada, con el ceño fruncido —Dímelo a la cara, ¿Quieres?

El rubio sonrió, como si hubiera rezado por una razón para decirle sus verdades a Alicent, y como si sus plegarias hubieran sido escuchadas luego de un largo tiempo.

—Solo si me prometes no salir llorando.

La vicedirectora miró a ambos padres levemente paniqueada, creía, que los niños eran los únicos que tenían diferencias.

Que ilusa había sido, comparar un instituto de élite y sus situaciones con las situaciones de otras instituciones no era algo recomendable para su posición.

Strong miró a su padre con diversión, totalmente preparado para lo que sea que fuera a pasar. Él sabía que su madre los castigaría a los dos, pero eso no pasaría hasta que Rhaenyra se entere, cosa que no podría suceder de momento. De todas formas, defendería a su padre hasta el final.

Alicent se puso rígida, —Puedo decir lo mismo de tí.

El semblante divertido y sarcástico de Daemon cambió repentinamente, había mucho más detrás de esas palabras de lo que Joffrey o Daeron pudieran entender, se trataba de algo que había sucedido mucho antes de que siquiera fueran concebidos, y justo por ello es que fue un golpe demasiado bajo, incluso para ella.

Daemon no se lo tomó muy bien.

—¿Sabes? Nunca creí que tendría está conversación con quién se aprovechó del luto de un hombre que le dobla la edad.

La expresión de horror escandalizado de Alicent solo lograba que la vicedirectora retrocediera sus intenciones de interrumpir la espinosa conversación.

—¡Yo jamás...! — respiró profundamente —No importa. Mínimamente, yo he tenido la descendencia de fijarme en alguien que no era de mi familia y con la edad legal para cometer cualquier tipo de acto.

—Ni siquiera pienses en meter a Rhaenyra en esto. — gruñó el rubio con rabia contenida mientras se levantaba de su asiento —Eres la última persona que tiene derecho a opinar sobre ella, ¡La última en la tierra que tiene derecho a algo sobre mi familia!

—¡Soy parte de esa familia! — también se levantó de su asiento —¡Soy más parte de esta familia de lo que tú serás alguna vez!

Daemon se acercó a ella, quedando justo en medio de ambos sus hijos, sentados e inmóviles al no comprender del todo la situación, el porqué de la pelea encriptado en las palabras que solo los adultos entendían.

—Tú jamás serás parte de mi familia, perra envidiosa.

—¿Y tú? Vamos, Daemon, corre asustado de nuevo. Corre a la milicia cuando las cosas no salgan como esperas, huye de nuevo como cuando Rhaenyra encontró a otra persona a quien amar.

—No eres quien para decirme eso en frente de mi hijo. ¡No eres quien para dirigirte así ni a mí ni a mi esposa!

—¿Dónde queda el deber, el sacrificio? ¿Dónde queda el honor? — continuó ella, sus palabras siendo lentas y cargadas de emociones ponzoñosas —¿Dónde queda todo eso, cuando el Príncipe Canalla decide hacer un berrinche?

—Mamá, creo que fue suficiente... — interrumpió Daeron, al ver la cara que puso Joffrey ante las palabras de su madre —Estábamos en la consecuencia, ¿recuerdas? — jaló del vestido de su madre desde su asiento

Alicent mantuvo su mirada fija en Daemon, quien se esforzaba por mantener su perfil serio. Esforzándose por calmar a su presión arterial que había subido por los cielos, por verse fuerte frente a Joffrey y los demás que los miraban.

—¿Qué son el deber, el honor y el sacrificio, ante la perspectiva de una vida feliz? No espero que lo entiendas, no conozco a nadie más infeliz que Alicent Hightower.

—¿¡Que significa una vida feliz para tí!? ¿Criar a los hijos bastardos de un matrimonio fallido? ¿De un matrimonio que fue fruto de tu propio berrinche, de tu propia insensatez? Dime, Daemon, si tanto sabes de felicidad, ¿Que se siente haberse perdido cinco años de tu dicha por el comienzo de un capricho sin remedio?

—No voy a permitir que le hables de esa forma a Daemon. — Joffrey se levantó de su asiento, poniéndose al lado de su padre

—No te metas en lo que no te incumbe, niño.

—No le hables así a mi hijo, no tienes ningún derecho sobre él. El problema es conmigo, ¿recuerdas?

—¿Tu hijo? — lo miró de frente, con los ojos aguados —Ese niño no es tu hijo, Daemon. Tu hijo, tu verdadero hijo, está sentado fuera de la rectoría, esperandote.

Daemon guardó silencio mientras cerraba sus ojos lentamente, analizando la situación con cuidado para no resultar en un segundo infarto. Se prometió a sí mismo que se comportaría incluso si la desgraciada hacía muecas o comentarios fuera de lugar, pero esto ya había superado el límite de lo permitido.

Una cosa era meterse con él. Y otra muy diferente era meterse con sus hijos.

Soltó un largo suspiro segundos antes de abrir los ojos, solo para dirigirle a la esposa de su hermano la mirada más fría y cargada de odio que alguna vez dió a una persona que siguiera respirando.

—Debe ser difícil, ¿no? Saber que otras personas tienen el amor que nunca te dieron, — se acercó unos centímetros más, ladeando el rostro hasta su oreja solo para susurrar: —Y que nunca te darán.

Alicent Hightower perdió totalmente los estribos con esa frase.

Soltó un alarido y tomó del cabello platinado al hombre frente a ella, quien al no esperar semejante movimiento gritó adolorido cuando su cuero cabelludo se vió dolorido. Daemon levantó las manos y con fuerza estiró el nacimiento de los largos rizos castaños, logrando que Alicent entierre más sus manos en sus greñas rubias.

Comenzaron a balancearse de un lado a otro, ambos gritando improperios mutuamente a la par que se estiran del cabello con fuerza.

—¡Señor y Señora Targaryen! — se alarmó la vicedirectora

—¡Mamá! — Daeron se levantó y se posicionó detrás de Alicent —¡Mamá, suéltalo! — la tomó de la cintura con la intención de separarla, pero su agarre era demasiado fuerte —¡Mamá!

Joffrey, por otro lado,se había puesto detrás de Daemon e intentaba hacer que su padre también suelte su agarre en la mujer, aunque, justo como Daeron, no tuvo resultado alguno.

—¡Papá! ¡Papá!

Alicent y Daemon seguían balanceándose, a veces el rubio estiraba con más fuerza los rizos hacia un lado y ambos terminaban balanceándose hacia allí, lo mismo cuando Alicent buscaba arrancar alguna hebra rubia.

—¡Díos mío! — gritó la vicedirectora, levantándose de su asiento —¡Guardias! ¡Guardias!

—¡Te odio, te odio! — gritó Alicent, totalmente fuera de sí —¡A ti a tus malditos hijos!

Daemon apretó el agarre en su cabello, acercándolos —Que bonito saber que es mutuo.

...

Cuando Rhaena volvió a su casa luego del supermercado, supo enseguida que algo estaba mal.

Es decir, ella no era una persona supersticiosa ni nada por el estilo, ella era bastante simple, de hecho. Sabía que algo no andaba bien porque el auto de su padre no estaba, y no había ningún indicio de su presencia en la casa.

Pero decidió no tomarle importancia. Sabía que su padre había estado odiando el hecho de estar en cama, e incluso odiaba aún más el hecho de tener que esperarlos a que lleguen de sus actividades diarias.

No iría a contarle a Rhaenyra que su padre había salido a dar una vuelta para despejarse.

Probablemente volvería dentro de unos minutos, así que ella no tenía de que preocuparse, después de todo, Daemon era un adulto, ya no iba a meterse en problemas con la edad de 50 años. Era prácticamente imposible que un anciano como él inicie una pelea o algo por el estilo.

Lo dejó pasar.

Dejó las compras en la mesada, apenas eran las 9:30 de la mañana, pero sabía que ya era terriblemente tarde para llevar a Aegon a la escuela, el tráfico esa mañana había estado horrible. No buscó al rubio, sabía que debido al silencio, se encontraba en la escuela, alguno de sus hermanos habrá terminado por llevarlo ahí.

Probablemente Baela, teniendo en cuenta que era la única en casa.

Para: Mami Nyra

"Nyra, apenas llegué del supermercado. Prepararé el almuerzo, sé que estás en reunión pero quería avisarte que se me hizo muy tarde para llevar a Aegon a la escuela.

Creo que Bae se despertó a llevarlo"

Una vez que envió el mensaje, comenzó su labor en la cocina en completo silencio.

Cuando estaba ya cerca de terminar de cortar todas las verduras para ponerlas a saltear, fue que recibió una llamada. Sin mirar siquiera de quién se trataba, contestó y puso el altavoz.

—¿Rhaena?

—¡Joffrey! ¿No deberías estar en la secundaria?

—¡Rhaena! — su hermano sonaba desesperado —¡Rhaena tienes que ayudarme!

La morena dejó de lado el cuchillo, se limpió las manos con un trapo de cocina cercano y tomó el celular, llevándolo a su oreja.

—¿Pasó algo? Joff, me estás asustando.

¡Papá enloqueció! ¡Tienes que venir a resolverlo antes de que llamen a mamá!

—Espera, ¿¡Papá está contigo!?

Aegon también. No sé qué hacer, Rhae. Jace no me responde el teléfono y Luke tampoco, y ni siquiera intenté llamar a Bae porque sé que debe de estar durmiendo aún.

—¿Ella acaso no llevó a Aegon a la escuela!

—Creo que papá iba a llevarlo... él está aquí con su uniforme escolar. Tienes que venir, Rhaena, eres mi única opción.

—¿Pero qué es lo que pasó con tanta urgencia?

—¡Dejaron calvo a papá!

—Voy para allá, Joff. No desesperes. Manténlo calmado.

—Ese es el problema... Papá no está conmigo.

—¿Y cómo quieres que vaya a resolverlo? ¿Dónde está él?

—Rhae, ante todo tienes que mantener la calma, y prometerme por todos los dioses en los que creas que no le vas a decir nada a mamá. — advirtió Joffrey, con lentitud

—Joffrey...

—Tienes que prometerlo.

Rhaena suspiró, inquieta —Está bien. No le diré nada a mamá.

Al otro lado de la línea, Strong tembló levemente, murmurando las palabras para que las personas que pudieran estar cerca no lo escucharan.

Papá está en prisión. 


N/A: 

BUENAS BUENAS!!

Debo decir que estoy muy feliz de que "Fucking Hightower" tenga nuevos lectores, me emociona leer los comentarios que dejan aquí en Wattpad, infinitamente feliz con ustedes.

Recibí comentarios sobre dudas con respecto a Harwin y su actual vida y relación con sus hijos y la familia Strong en sí, ¿les gastaría una especie de capitulo especial, donde conocemos mas a fondo a la familia Strong?

La escena de Alicent y Daemon se extendió más de lo que creí, fue por ello que decidí cortar el capitulo aquí para no hacerlo tan tedioso. Debo decir que la idea de que Alicent y Daemon se jalen de las greñas literalmente, fue culpa de mi insomnio. Estoy trabajando en que la historia mantenga un toque de humor, como esta es mi terapia diaria creo que no le pongo todo el sentido del humor que se merece, trataré de trabajar en ello.

¿Qué les pareció la escena de Aegon y Jace? ¿Qué creen que haya pasado ahí? Y sobre Alicent y Daemon, ¿las cosas no se calentaron muy rápido? ¿Qué tipo de resentimientos creen que haya ahí?

Y eso es todo. En el siguiente capitulo se resolverán más dudas del capitulo anterior.

¡Los quiero!


-Iby <3

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