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28.

La sangre fluía con fuerza a través de sus venas, en compás similar al ritmo de sus latidos furiosos y sus oídos alerta. Aquella sangre de los Primeros Hombres, que maldecía con fuerza por haberla obtenido, era la misma que ahora se encargaba de salvarlo de la perdición.

Corre. Corre. Corre.

El camino cuesta arriba no significaba nada en comparación al sentimiento de persecución. A sus latidos descompaginados, a su respiración hecha jirones. El largo camino a aquella montaña en aquella fría mañana no era suficiente para desanimarlo de salvarse.

Más rápido. Más rápido. Más...

Joffrey Strong estaba jodidamente cansado.

Tan jodidamente cansado que no pudo evitar tropezar con un pequeño pedazo de piedra que sobresalía del follaje excesivo que rodeaba el pequeño bosque de la isla de Dragonstone. Cayó al suelo con fuerza, sobre su hombro derecho, qué crujió bajo su peso. Luego soltó una maldición y agudizó su oído, lo suficiente como para escuchar los fuertes galopes que lo seguían dentro del espeso bosque lleno de follaje volcánico.

Corre, Joffrey. Corre, Joffrey. ¡Corre, Joffrey!

Se levantó del suelo, no sin esfuerzo. Se acomodó su chaqueta de plástico, impermeable para la fría mañana de la isla volcánica y corrió lo más rápido que le dieron sus piernas. Mientras más se adentraba en el bosque, el suelo se volvía cada vez más resbaladizo y pedroso. Joffrey corrió lo suficientemente rápido como para alcanzar lo que creía era la mitad del terreno, fue entonces que escuchó las súplicas de sus piernas y paró de correr.

Se recostó sobre sus rodillas, intentando recuperar el aliento, su respiración era un completo desastre que resonaba entre los altos pinos y el suelo de piedra.

Por un momento único, el bosque se quedó en un silencio absoluto cuando Joffrey contuvo su respiración, agudizando el oído una vez más, fue ahí cuando lo escuchó cerca.

El sonido de una rama rompiéndose.

Corre. Corre. Corre.

Había alguien siguiendo sus pasos. Había alguien que lo estaba alcanzando.

Huye. Huye. Huye.

Joffrey contuvo el aliento, y contempló brevemente sus opciones. Sus piernas ardían, llevaba corriendo tanto tiempo que no podía contarlo, su respiración no le respondía lo suficiente y los latidos de su corazón le hacían eco en los oídos. Sus instintos se activaron, lucha o huida, ¿cuál era el mal menor?

Decidió que no quería averiguarlo cuando oyó un galope constante bastante cerca. No quería averiguar qué destino tendría si luchaba, no con esos dos.

Mierda. Mierda. Mierda.

Ignorando el ardor en las pantorrillas, Strong se levantó de su posición y comenzó a correr de nuevo. Pero esta vez era más lento, sus piernas habían estado entumecidas por la húmedad fría y ahora intentaban ponerse de marcha nuevamente, aunque sabía que tomaría su tiempo. Su corazón latía tan rápido que apenas podía concentrarse en algo más. Entonces escaló una roca particularmente puntiaguda, ayudándose de la altura para ver qué tan lejos estaba la salida del bosque.

"Si logras atravesar este bosque, serás libre."

Bueno, eso estaba jodidamente lejos.

Todo lo que podía ver era más follaje extenso, más pinos altos alzándose a través de la roca húmeda y puntiaguda. Comenzó a desesperarse, los escuchaba, ellos estaban cerca, demasiado cerca, lo atraparían, luego lo llevarían a la playa y lo obligarían a...

No.

Tú puedes hacer esto. Tú puedes hacer esto. Tú puedes hacer esto.

Contuvo el aliento y luego lo soltó. Se limpió el sudor frío que le corrían por la frente y los rizos, y saltó desde su pequeña torre de vigía. Aterrizó con un ruido sordo, sobre sus pies y las rodillas flexionadas, utilizó el aterrizaje como impulso y corrió a todo lo que le daban sus piernas cansadas.

A su paso veía lo hermoso del bosque de Dragonstone, al pie del volcán de la isla que se extendía enorme y majestuoso, por lo que el bosque iba cuesta arriba hasta él. El follaje era hermoso, incluso en diciembre, cuando las hojas de los árboles estaban sueltas y mojadas por la llovizna de los últimos días. La luz de la mañana se filtraba por las ramas secas, dándole un aspecto casi jovial para el momento tan aterrador que estaba viviendo Joffrey Strong.

Corre. Corre. Corre.

Joffrey Strong estaba jodidamente cansado.

Tan jodidamente cansado que se distrajo con el sonido de unos pasos cerca, al darse vuelta para escanear el lugar, logró pisar una hoja de pino mojada, que solo servía para cubrir un enorme montículo de piedra, que resultó ser, literalmente, la roca de su perdición.

—¡Carajo!

Resbaló, y cayó sin poder sostenerse de nada. Lo primero que sintió al caer fue su cara contra el suelo de roca, luego su cuerpo resbaló y cayó rodando contorsionado cuesta abajo por el mismo camino que tanto le había costado recorrer hace unos minutos.

Joffrey sintió todo a su alrededor, el suelo de roca raspando su cuerpo, el sonido chirriante de la tela de su chaqueta contra la piedra, sus tenis manchandose de humedad, y luego, finalmente, su hombro izquierdo chocó contra algo grande y duro, dejando a su espalda contra el suelo y frenando completamente la gravedad. Cuando abrió los ojos, se encontró con el cielo seminublado de la isla, sus oídos apenas se estaban acostumbrando a escuchar algo que no fuera su corazón desbocado cuando escuchó pasos y galopes.

Oh, mierda.

A pesar de todo su esfuerzo ellos de verdad lo habían atrapado. Solo le quedaba acostarse (literalmente) a esperar a su final a manos de esos bastardos descorazonados, porque...

—¡Joffrey! — gritó la voz de Jacaerys, a un paso suyo —¿Te caíste?

—No. — respondió con la fuerza que pudo reunir —Solo estoy descansando en el cómodo suelo de piedra volcánica.

—Pues no deberías. — advirtió Lucerys, desde algún lugar arriba —Así es como te atrapamos.

¿¡Quién carajo hace pasar por semejante infierno a su hermano pequeño!?

Joffrey volvió a cerrar los ojos con fuerza, conteniendo su irritación. Su cara le dolía enormemente y sentía el cuerpo lleno de sudor. Esto definitivamente no era tan divertido como lo era cuando vió a Jace y Luke hacerlo hace años.

Se concentró en respirar, y tras conseguir calmar un poco su respiración, volvió a abrir los ojos, solo para encontrarse con la mirada parda de Jacaerys y los ojos verdes de Lucerys encima de él. Adiós al lindo cielo semi despejado de Dragonstone, hola a sus hermanos mayores traidores.

—¿Estás bien? — inquirió Jace —Quiero decir, ¿puedes levantarte?

—¿Fuimos demasiado para tí? — se burló Luke

—Ja. Ja. Ja. — utilizó el sarcasmo para evitar que escuchen la forma en la que crujió su espalda cuando se sentó —No son graciosos, hermanos.

Jace le sonrió con compasión, sentado sobre sus pies acuclillados. Le tendió una botella de agua con los ojos suaves, Joffrey estuvo tentado a rechazarla porque el hijo de puta (perdón, madre) ni siquiera estaba sudando, pero su sed le ganó a su orgullo. La tomó rápidamente, abriéndola y vaciando su contenido en menos de un minuto. Escuchó a Lucerys soltar una risa, y luego el inconfundible sonido del chico desmontando.

—Tranquila, preciosa, lo hiciste bien. — le dijo a Arrax —Lo hiciste bien, no como alguien que está tirado en el suelo.

—Eres un bastardo infeliz. — escupió Joffrey, siendo ayudado por Jace para levantarse —No creo que pueda hacer esto mucho tiempo más.

Luke sonrió, sus músculos se tensaron con la chamarra azul que poseía. Para consternación de Joffrey, el imbécil tampoco se veía cansado en lo absoluto, sino que bastante divertido, obviamente a costa de su hermano. Jace también sonrió, pero con más compasión. Los tres vestían igual, con la misma chamarra de tela medio plástica, solo que la de Joffrey era de un negro azabache, la de Lucerys era azul cielo, y la de Jacaerys era rojo bermellón.

—Lo harás bien. — respondió Luke, revolviendo sus rizos sudados —Solo debes practicar más. ¿Crees que yo lo hacía bien la primera vez que Jace me entrenó? No. Lo hice terriblemente y tuve ganas de llorar toda la semana.

—Oh, recuerdo eso. — contestó Jace, presionando el hombro de Joff con fuerza —Yo tuve un colapso mental porque pensé que estaba siendo demasiado duro. Aunque en realidad solo estaba ayudándolo a vencer a papá.

—Yo no podría vencerlo. — dijo Joff recostando su espalda contra la enorme piedra que había usado antes para mirar el lugar —Él es, literalmente, todo lo que yo nunca seré.

—Pff. — se burló Luke —Ya somos muchos en ese barco. Búscate otra inseguridad.

—¡Luke! — regañó Jace —Déjalo, Joff. Solo está siendo un gran imbécil. Casi lloró en su cumpleaños 15, sin mencionar que se orinó de miedo cuando vió a papá. No lo escuches.

—¿Podemos volver al castillo? — suplicó —Hace demasiado frío para mantenernos aquí afuera.

Jacaerys y Lucerys compartieron una mirada, luego, ambos negaron con la cabeza al mismo tiempo. Joffrey gimió de frustración.

—Un trato es un trato. — fueron las palabras de Luke —Ahora debemos ir a la playa y enseñarte el combate.

—Esa parte es más fácil. — intentó animar el mayor de los tres —Creéme, nuestra fisionomía ayuda bastante. Además, Luke y yo somos experimentados en el tema, no será muy difícil.

—No debería de serlo. — recalcó el del medio —Después de todo lo que has peleado con Daeron en la escuela, estoy seguro de que algo habrás aprendido sobre dar golpes y recibirlos.

El menor solo les puso mala cara a modo de contestación. Luke sonrió, y lo tomó del brazo, mientras Jace le daba un golpe en la espalda de consuelo. Su segundo hermano mayor lo guió hasta su yegua, quien los esperaba pacientemente, luego la montó y lo ayudó a subirse al caballo, a pesar de que Joffrey les tiene un miedo casi excepcional.

Estaba demasiado cansado como para quejarse, así que simplemente dejó caer su cara magullada sobre la espalda de su hermano mayor, dejando que el hormigueo en sus piernas se calmara por sí solo. Si es que estuviera en grave estado, sus hermanos lo habrían llevado al castillo para curarlo, así que no se preocupó mucho por sus heridas.

—¿Vienes? — le preguntó Luke a Jace, probablemente ya con las riendas de Arrax entre los dedos.

—¿Arrax resistirá a los tres juntos? — inquirió el mayor —Puedo ir caminando junto a ustedes. No estamos muy lejos del inicio.

Oh, genial, ni siquiera llegaste a la mitad del bosque.

Como si pudiera leer sus pensamientos negativos, Luke lo corrigió. —Sigue siendo un largo tramo. Anda, sube, Arrax no sentirá el peso, es una yegua de carreras.

Jacaerys dudó. —Mejor reduzcamos el ritmo. Iré caminando.

Tal vez lo hizo por compasión, pensó Joffrey, pues Lucerys no dijo nada más. Arrax se puso en marcha con un caminar elegante, pero lento, lo suficiente para lograr que Joffrey cierre los ojos, abrazando la cintura de su hermano y recostando su cara contra su cómoda espalda.

Después de todo, se merecía un pequeño descanso, ¿no? Y si sus hermanos le estaban dando un poco de tregua, sería un tonto si no la aprovechara al máximo.

Ahora, se preguntarán, ¿qué hacen los chicos Strong corriendo por el bosque de Dragonstone durante las vacaciones familiares invi-obligadas por la mañana? La respuesta, en sí misma, es bastante simple. Lo hacen, de hecho, porque ellos son los chicos Strong.

Los Strong tienen tradiciones.

Esto era un hecho terriblemente cierto y terriblemente doloroso. Joffrey lo odiaba y lo maldecía con fuerza. Su "crisis de identidad adolescente" no debería de ser muy diferente a la de los demás de su edad, y sin embargo, la suya era completamente diferente.

¿Strong, Arryn o Targaryen? ¿Cuál de ellos en realidad soy?

Joffrey quería responder que era un Targaryen, pero no se mentiría a sí mismo diciendo que la sangre que fluía por sus venas era la misma sangre que fluía por las venas de Daemon. Joffrey, por más que se sienta reacio al hecho, es un Strong, tanto de apariencia como de sangre.

Y ese es el quid de la cuestión.

Los orígenes de la familia Strong se remontan a los 1500 a.D, es decir, 2800 años antes de la llegada del (en ese entonces) Imperio de la Casa Targaryen a Poniente. Se cree que provienen de alguna rama de los celtas, aunque rastrear el árbol genealógico de las familias influyentes en aquella época puede resultar bastante confuso. Sin embargo, un hecho importante a recalcar es que los Strong sobrevivieron a la conquista, entregando Riversland de forma voluntaria junto con su pueblo, que se sometió mansamente a los valyrios.

Con el pasar de los años, el linaje Strong se fortaleció, e incluso se cuenta que uno de sus caballeros fue el progenitor del heredero al Trono de Hierro en la época dorada del Imperio de la Casa Targaryen, varios años antes de la Revolución del Lecho de Pulgas.

Joffrey sabía, de buenas a primeras, que no debería de tener quejas acerca de su linaje. Era hijo de una familia noble que siempre había considerado noble y que incluso era mucho más dueña de Poniente que los mismos Targaryen. Pero en su mente, de todas formas, todo este ajetreo se veía inútil e innecesario.

Porque los Strong, al considerarse a sí mismos una familia noble, rica e influyente con ascendencia en los Primeros Hombres, tenían tradiciones.

Y qué tradiciones más estúpidas tenía.

Joffrey sabía que debía cumplir con esto (sea lo que sea que fuera) desde que tiene uso de razón. Es consciente, en algún lugar de su mente, de que es el momento más esperado para un Strong, sin embargo, él no estaba para nada emocionado.

Cuando un miembro varón de la familia Strong llega a la edad de 15 años, es que sucede esta maldita tradición. Se lo conoce como "Slighe an Duine", traducido del gaélico como "El Camino del Hombre" que consiste en un festín que celebra el onomástico del día de nacimiento del varón, algo que encuentra sus raíces (o al menos se cree) en la antigua nobleza celta, pues celebraban con festines las victorias de la batallas.

Los festines se creaban con el puro sentido de tener a lugar una cacería, para luego cocinar la carne fresca mientras bebían alcohol y ocasionaban disturbios. "Slighe an Duine" por su parte, se trata de un festín realizado el día del onomástico, en dónde el varón debía de ir solo al bosque a cazar una presa, tras traerla y presentarla, debe volver a internarse en el bosque, esta vez siendo él mismo la presa (aplicando todo lo aprendido de la experiencia de cazar una), y esconderse de todos los varones de su familia, quienes lo buscaban a muerte. Si el varón es encontrado, encuentra la muerte, o si el padre del mismo lo desea es condenado a un castigo de por vida. En cambio, si el joven no es encontrado y sus familiares salen del bosque con las manos vacías, es que adquiere el derecho de retar a su padre en batalla frente a los invitados. Si en esta batalla el hijo se proclama vencedor de manera justa, las mujeres cocinan la carne que ha cazado y se lo declara un verdadero hombre. El vencedor era premiado con trinchar el animal asado, y reservarse para él la parte superior del músculo, llamada la " Sin embargo, si el varón perdía, también podría encontrarse con la muerte o bien, la repudiación familiar eterna, y aquella carne que cazó era lanzada cruda a los cerdos, simbolizando que un hombre inteligente, mas no fuerte, no era valioso.

¿La tradición era obsoleta? En lo absoluto. Los Strong aún la practican, e incluso algunos de los descendientes de los Primeros Hombres también lo hacen. Es así que cuando Jace y Luke llegaron a los 14 años, fueron sometidos a entrenamientos para realizar la tradición, entrenamiento que en su momento estuvo a cargo de Harwin Strong, y luego de Jacaerys Strong.

Lo único que distinguía al "Slighe an Dune" antiguo del actual, es el hecho de que uno no se encontraba con la muerte en caso de perder, sino con el repudio familiar absoluto. Existían registros de hace no menos de 40 años en los cuales los perdedores, de hecho, perdían su apellido.

—Oye, Joff. — llamó Luke, en medio del silencioso recorrido —¿Estás bien ahí atrás?

Joffrey, con la cara pegada a la fuerte espalda de su hermano mayor, asintió levemente con la cabeza. Estaba a medio camino de quedarse dormido, de no ser por la voz de Lucerys, probablemente lo habría hecho. Sentía el cuerpo infinitamente cansado luego de la carrera al cual se había sometido.

Suspiró pesadamente, parpadeando y levantando la cabeza (hecho que lo mareó ligeramente), fue ahí cuando vislumbró que estaban saliendo del bosque y se encontraban recorriendo el camino que los llevaba a la playa. El menor de los Strong se sintió cansado con solo saber lo que se avecinaba.

—Por las 14 Llamas... — murmuró —Esto va ser un matadero.

Porque Joffrey Strong conocía perfectamente a Jacaerys y Lucerys Strong, y sabía muy bien que esos dos no le tendrían ni media pizca de bondad o misericordia. Sin mencionar que ambos chicos entrenaban regularmente, y el menor de ellos, no.

Mi fuerza siempre ha estado en mi cerebro, no en mis músculos. Pensó con amargura.

Joffrey suspiró y volvió a recostarse contra Lucerys, dejando que la protección momentánea de su hermano mayor lo consolara un poco acerca de lo que estaba por venir. Después de todo, se venía una semana bastante diferente a las gentiles vacaciones familiares invi-obligadas que sus padres planearon.

Qrimbrōzagon... (Maldición...) — se quejó en voz baja —Nyke vēdros issare iā Strong. (Odio haber nacido como un Strong.)

...

Helaena Targaryen estaba disfrutando especialmente del día.

Era un día perfectamente soleado para ser invierno, el viento fresco le revoloteaba el cabello platinado que se le rizaba en las puntas, el olor a mar le llegaba a las fosas nasales desde casi el final de la playa, dónde habían elevado una moderna carpa de diseño asimétrico de color blanco, que se trataba del lugar desde dónde ella y sus hermanos disfrutaban de la vista ofrecida.

La vista ofrecida: la hermosa playa de Dragonstone, las olas llegando hasta la arena y retrocediendo bravamente, el viento frío acariciando con fuerza el mantel sobre el cual estaba puesto su desayuno, Jace, Luke y Joffrey sin camisa luchando entre ellos, la mesa rectangular sobre la cual disfrutaban de un café mañanero.

Pero sobre todo, Jacaerys, Lucerys y Joffrey Stong sin camisa, luchando entre ellos como si fueran hombres de la era medieval. Helaena jamás miraría al pequeño de ellos con otros ojos que no fueran fraternales, pero Jacaerys había sido novio suyo durante un tiempo y parte de ella todavía se arrepentía de haberlo engañado, lo que ocasionó su ruptura.

Se arrepentía aún más cuando Jacaerys se veía así.

—Odio estar aquí. — la voz de Daeron hizo que los ojos de Helaena se despegaran lentamente de los musculosos brazos de Jacaerys —¿No podíamos desayunar dentro?

Helaena sintió sus mejillas enrojecerse levemente.

No, si desayunábamos adentro nos perderíamos esto.

—Es un buen día para desayunar fuera. — respondió ella, sonriendo con ternura ante el ceño fruncido de su hermano pequeño —Además, no estamos solos. Los Strong están entrenando para el "Slighe an Dune" de Joffrey, nos hacemos compañía.

Uy, sí. — se amargó Daeron, metiendo en su boca de forma apresurada un bollo de crema —Ustedes solo están aquí para babear por ellos. Dan asco.

—Como si tú no estuvieras mirando. — se defendió Aemond, con las mejillas ligeramente rosadas, para luego burlarse —¿Pensé que viniste a apoyar a tu novio Joffrey?

Helaena levantó su taza de café para ocultar su risa, sin embargo, Aegon, sentado junto a ella en el centro de la mesa, no hizo ningún esfuerzo en ocultar la carcajada que le salió del alma. Daeron de forma inmediata bufó, y abriendo uno de los libros que trajo consigo, se dedicó a ignorarlos a todos ellos.

—No voy a volver a aclararles que Joffrey y yo nos odiamos a muerte. — dijo Daeron tras unos segundos —Hasta espero que se muera en esa estúpida tradición que tienen.

—Pero si ya no los matan. — contestó Helaena, desviando la mirada constantemente de su hermano menor a su ex-novio —Ahora solo los repudian. Recuerdo lo preocupada que estaba por Jace cuando fue el suyo, él también estaba bastante nervioso.

Daeron no se inmutó mientras pasaba de una página a otra. —Ojalá repudien a Joffrey, entonces.

—Esa es una forma muy específica de pedirle a alguien matrimonio, Dae. — se burló Aegon.

Aemond no perdió el ritmo. —Sí, claro. Ya que lo repudiarán, tú serás tan amable de regalarle tu apellido, ¿no?

—Oh, quién diría que serías el primero de los cuatro en casarse. — continuó Helaena —Aunque puede funcionar, podríamos ambientar un ala de la mansión para que tengan la privacidad necesaria...

El libro de Daeron se cerró con fuerza y los tres mayores soltaron risas poco disimuladas. A lo lejos, Lucerys realizó una llave en contra de Joffrey, quien le rasguñó los brazos a su hermano, aunque este no cedió en su agarre. Jacaerys, aprovechando que el menor estaba inmovilizado, le golpeó en el pecho con el puño, es entonces que Joffrey utilizó a Luke de palanca y con ambos pies elevados en el aire golpeó el pecho del mayor hasta que perdió el equilibrio y cayó en la arena.

Helaena, a pesar de estar muy distraída viendo como los tersos músculos de su ex novio se tensaban y destensaban (en serio, ¿por qué terminé con este hombre?) mientras su cabello castaño rizado se movían al compás del viento, dejando ver las toscas facciones masculinas de su rostro (tonta, Helaena, tonta) en un acto que parecía casi celestial, todavía encontró tiempo para analizar a Daeron por el rabillo del ojo.

Su hermano pequeño miraba a Joffrey con cierto calor en sus ojos, y estaba segura de que un ligero rubor cubría sus mejillas.

Ah, la etapa de enamorarse de un Strong, pensó ella viendo como la batalla seguía desarrollándose, recomiendo no saltársela.

...

A Daeron Targaryen no le gustaba Joffrey Strong.

Definitivamente no le gustaba como el imbécil podía hacerle frente a sus dos hermanos mayores (con esfuerzo). Tampoco le gustaba como su cabello castaño ahora corto le besaba la sien y saltaba a su nuca con cada movimiento. Mucho menos le gustaba que estuviera luchando como un neandertal con nada más que una camiseta de mangas largas deportivas, de esas que se pegaban al cuerpo, y que por cierto dejaban ver algunos músculos en sus brazos y hombros.

No.

A Daeron Targaryen no le gustaba Joffrey Strong.

El chico era un imbécil, siempre con sus aires de grandeza rodeándolo, con su estúpida moral como si fuera algo muy importante. Lo odiaba muchísimo. Era un grandísimo imbécil por dejarse besar (¡su primer beso para más!) por Joffrey Strong, de entre todas las personas en aquel baile.

Aunque Joffrey a veces podía ser paciente, al explicarle ejercicios de cálculo, por ejemplo, o mientras Daeron le comentaba de forma inconclusa algún dato histórico que se le venía a la mente. También podía ser suave, como cuando le tomó de las mejillas y acercó sus rostros para besarlo, o cuando le sonreía en los recesos luego de una clase excesivamente cansadora. Podía ser un buen oyente, como cuando Daeron se quejaba de sus hermanos, y también podía ofrecer consejos útiles, como cuando le convenció de instalarse alarmas para recordar estudiar.

En algunas ocasiones, Joffrey Strong podría tal vez no ser tan odioso. Y esas ocasiones Daeron las había descubierto mientras organizaban el Baile de Invierno. Sin embargo, esas ocasiones definitivamente habían terminado para ambos. Daeron estaba seguro de que no volverían a hablarse luego de lo que pasó en el baile, luego de Alys lo haya besado y de que él hubiera aceptado salir con ella algún día.

Daeron negó rápidamente con la cabeza al recordar la turbulenta noche. No quería volver a hacerlo, pero su mente inevitablemente volvía al momento, al lugar, y todo lo que sucedió en aquella noche que estaba destinada a ser perfecta en sus planes. Aunque tal vez, el Baile de Invierno siempre estuvo destinado al desastre, pero ellos no quisieron aceptarlo.

—¿A dónde vas?

La voz de Aemond lo alertó, desviando la mirada de como Joffrey esquivaba un puñetazo por parte de Lucerys, pero recibía otro por parte de Jacaerys. Daeron, junto a Helaena, desvió la mirada para encontrar a Aegon parado en medio de la carpa, abrigado con un cárdigan verde limón y pantalones sueltos blancos.

—Oh, iré a pedir más café. — contestó el mayor —Vuelvo enseguida.

Aemond y Helaena le sostuvieron la mirada por un momento, e incluso Daeron se vió tentado a hacerlo. Esa era una excusa de mierda y todos lo sabían.

—¡Joffrey! — gritó Jacaerys a lo lejos y los cuatro desviaron la mirada al escenario frente a ellos —¡No bajes tu guardia!

Daeron suspiró, levantando su taza de chocolate caliente hasta sus labios y saboreandolo. El calor estalló en su estómago y calmó la creciente ansiedad que ha estado sintiendo en él desde la noche del Baile de Invierno.

Daeron sabía que no le gustaba Alys.

Pero también sabía que no le gustaba Joffrey.

Le gustaban las personas, sin importar su género, Daeron siempre fue más de fijarse en las personalidades y en los actos de los demás. Siempre supo su sexualidad, incluso cuando no entendía muy bien de qué se trataba; ser un niño con acceso a internet desde una edad temprana tiene sus recompensas y sus bajezas.

Y ahora mismo, Daeron Targaryen estaba muy confundido.

Ambos besos habían sido diferentes entre sí y con emociones diferentes brotando en él. Con Joffrey se había sentido mágico, seguro y novedoso, aunque ciertamente un poco incómodo y rápido. Con Alys se había sentido... no sabía muy bien cómo describirlo. La palabra no era decepcionante, pero tal vez si era algo natural. Habían sido mejores amigos durante mucho tiempo, el desarrollo natural sería que fueran pareja o que al menos desarrollaran sentimientos románticos el uno por el otro.

Pero no había sentido esa chispa, esa emoción de la que tanto hablan los libros que lee en secreto.

—¿Y Aegon? — inquirió Aemond de nuevo.

Literalmente no irá muy lejos. — respondió Helaena —Déjalo ser.

Daeron le dedicó una mirada de soslayo a Joffrey. A sus rizos castaños, a sus cejas pobladas y concentradas. A sus músculos en crecimiento. A su sonrisa altanera y al chino de sus ojos con ella. Daeron lo miró, bebió de la vista y se sonrojó al recordar cómo con esas manos fuertes lo sostuvieron, y como con esos labios firmes lo besaron.

Pero también recordó sus peleas y lo mucho que lo odiaba. Las veces que se habían golpeado entre sí. Las luchas en el Club de Esgrima. La furia explícita entre ambos cuando les dijeron que debían unirse para el Baile de Invierno. Las peleas verbales, las cosas horribles que se dijeron el uno al otro. Las burlas, sonrisas altaneras y golpes bajos.

Entonces lo recordó.

No, a Daeron Targaryen no le gustaba Joffrey Strong.

...

Aegon II Targaryen no había ido a buscar más café. Eso era bastante obvio, incluso para sus hermanos.

Debo admitir que fué una excusa de mierda.

Hasta su dragoncito del raciocinio estaba de acuerdo con eso. Pero deben de entenderlo, la ansiedad estaba enroscándose en su estómago desde que había tomado la decisión de confrontar a su madre sobre sus acciones cuestionables.

Aegon no sabía qué lo había orillado exactamente tomar la decisión, aunque por supuesto que ver las heridas de Daeron lo enfurecieron hasta la médula. El pensamiento de contraatacar a su madre pasó por su cabeza hace unos días, pero no es hasta ahora que lo ha meditado completamente.

Buena suerte, Egg, vas a necesitarla.

Hace una noche, mientras bebían en las escaleras de piedra con sus primas y los Strong, se dió cuenta de lo felices que podrían ser (que serían) si su madre no fuera tan metida. Aegon no sabía que había pasado exactamente entre Rhaenyra y su madre, o entre Daemon y su madre, o entre su madre y cualquier otro Targaryen que no fuera su padre. De lo único que Aegon estaba seguro es de que su madre no estaba de acuerdo con la cultura valyria que su padre profesaba y que esa era una eterna pelea.

Aegon sabe, en algún lugar de su mente, que su madre quiere que se convierta en el CEO de la empresa porque sus padres se casaron a causa suya. Sabe (o intuye) que Alicent quiere sentir que todo esto (sea lo que sea) haya valido la pena.

Sin embargo, no es culpa suya que su madre haya quedado embarazada fuera del matrimonio y que haya tenido que recurrir a casarse con un hombre que le dobla la edad para enmendar su error. Y de todas formas, casi dos años después de tenerlo a él, tuvieron a Helaena, así que Alicent y Viserys no se llevaban exactamente mal al casarse.

¿Estás seguro que quieres renunciar a tu derecho de nacimiento? Lo que estás a punto de hacer va a cambiarte de bando para siempre.

Aegon amaba a su madre.

De verdad que sí.

Ella le había dado la vida (y a veces se había encargado de destruirla), lo había arrullado cuando tenía miedo y lo había levantado en brazos cuando podía (cuando no lo relegaba a las niñeras), él estaba seguro de que su madre lo amaba de una forma particular.

Pero tocó la fibra sensible con Daeron.

Daeron fue su último embarazo y el más difícil. Cuando eso, Aegon y sus hermanos eran solo niños, y las gemelas vivían en la mansión con ellos, pero aún entre todo el ajetreo de su niñez divertida, Aegon se había dado cuenta de que algo no andaba bien con su madre.

Su cuerpo estaba más débil, por alguna razón, y el embarazo fue bastante dificil en muchos sentidos. El bebé no crecía en su vientre, e incluso parecía que no nacería sano. Alicent estaba más desfasada mentalmente por ya tener a cinco niños en la casa (a pesar de que estos tuvieran niñeras) y por alguna extraña razón, Rhaenyra y Harwin pasaban seguido por la mansión, lo que solo la ponía de peor humor.

Ahora que ya es mayor, Aegon entiende que Alicent simplemente odiaba la presencia del tío Daemon y sus hijas en la casa, sin mencionar que criticaba fuertemente el matrimonio hecho jirones de Rhaenyra y Harwin, sentimientos negativos que solo dañaban al bebé en su vientre.

Por eso, cuando Daeron nació tras una cesárea de emergencia (a la hora de dar a luz, una semana antes de lo previsto, el bebé estaba volteado, con el cordón umbilical alrededor de su cuello) todos en su hogar lo celebraron. Nació con unos kilos de menos, pero en realidad bastante saludable según los pronósticos de los doctores. Daeron rápidamente se convirtió en el consentido, el protegido de toda su familia, aunque rápidamente se demostró que él era un tanto diferente a sus hermanos.

Su cabello era más rubio que platinado (su padre dice que se parece al tono de la abuela Alyssa), sus ojos más verdes que violetas, la piel más tostada que el pálido característico Targaryen. Y su personalidad burlona, arisca y ligeramente violenta.

Es tu hermano menor, siempre buscarás protegerlo.

Sí, Daeron era la fibra sensible para todos sus hermanos. Desde que habían comenzado los abusos (primero Aegon, después Helaena y por último Aemond) todos habían deseado que pasara lo que pasara, nunca le tocará a Daeron sufrir los golpes o las manipulaciones de su madre.

Pero había sucedido y ni Aegon ni Helaena se dieron cuenta. No es que esperaran mucho de Aemond, pues Fireblood lo tenía estresado y su relación con Lucerys lo mantenía desviado de los asuntos del hogar.

Eso lo enfureció de una forma que nunca había sucedido. Eso lo hizo arrepentirse de no haber delatado a esa mujer en cuanto le puso un dedo encima la primera vez. Eso solo encendió en él el deseo de verla arder y caer bajo el peso de sus propios pecados. Esa fue la gota que finalmente colmó su vaso.

En ese momento se dió cuenta de que la situación no podía seguir.

Tras un largo tramo de escaleras y muchos pensamientos difusos, Aegon llegó a la habitación en la que quería llegar. Dudó en tocar la enorme puerta, y se paró ahí, mirándola fijamente como si esta fuera a darle la respuesta sobre su inseguridad. ¿Era realmente el lugar correcto para pedir ayuda? ¿Lo escuchará siquiera? ¿Le creerá? ¿Lo ayudará? ¿O pensará que es solo una treta para debilitar su jugada?

Solo lo sabrás si tocas.

Aegon cuadró los hombros, se acomodó el cardigan verde lima (¿por qué mierda me sigo vistiendo de verde?) y levantó el puño contra la puerta. Tocó una vez, luego dos, y cuando estaba por ir a la tercera, la puerta se abrió, dejando ver el ceño fruncido de quien estaba buscando.

La ansiedad se disparó en todos los sentidos de su cuerpo, sin embargo, la contuvo y respiró una vez para aliviarse de ella. Aegon era una persona distinta desde rehabilitación, y lo iba a demostrar.

Recuerda, esto es por Helaena, por Aemond y por Daeron. Si tú no buscas ayuda, ellos tampoco lo harán.

Esta es la única persona que puede ayudarlos, la única que podrá siquiera considerar creerte. La única que no te traicionará con tu madre cuando le pidas ayuda. La única persona en la que puedes confiar.

—Aegon.

Le miró con determinación atravesando sus ojos lilas e igualó la mirada a la persona frente a él, que lo miraba sorprendido y casi extrañado por su visita a sus aposentos. Al desviar la mirada hacia la habitación, se encontró con la esposa del hombre acostada aún en la enorme cama, por lo que una vez más, volvió la mirada y suspiró en busca de valentía.

Cuando la encontró, junto con el pequeño plan que había estado maquinando, fue habló.

—Tío Daemon. — asintió con la cabeza en modo de saludo —Necesito hablar contigo de algo importante. 


N/A: 

¡VOLVÍ! Y llegué justo  tiempo par el capitulo dos de la nueva temporada <3

Primero que nada, ¿me extrañaron? volví a tardar un mes en actualizar ;-; a este paso voy a terminar la historia en dos años más (auxilio) Aunque no les puedo prometer actualizaciones más seguidas, les puedo prometer un capítulo y un especial en la próxima actualización (ya he elegido las canciones para el Rhaewin y el Young Daemyra, así que wii, los capitulos medio escritos por fin estarán completamente escritos) 

Segundo, ¿qué les pareció el primer cap de la season 2? la verdad es que a mí me ha gustado, pero sentí que le faltó emoción en algunas escenas, las únicas escenas verdaderamente sentimentales para mí fue Nyra encontrando a Arrax y el intento de platica entre Nyra y Jace. En cuando a Sangre y Queso, siento que la escena estuvo bien (no quería ver a un niño decapitado, gracias) pero siento que faltó la emoción de la venganza que todo el Team Black buscaba sentir. Pero la actuación de Phia fue espectacular, ella junto con Emma y Harry salvaron el episodio, lo juro. 

En cuanto al capítulo de este fic, qué puedo decir... Fue espectacular. 

Me encantó bastante como retraté la tradición Strong (esa no te la esperabas, eh) porque fue algo que he estado planeando desde que planeé el arco de Dragonstone. Y de hecho, me basé en una tradición zelta (Segun google, en resumen, los celtas se destacaron por su altura, piel clara o ligeramente oscura, cabello largo oscuro y ondulado, ojos claros y rasgos faciales distintivos) y  eso suena bastante Strong para mí, así que elegí basarme en ellos. Aunque no recuerdo si leí que R.R Martin se basó en ellos para los Primeros Hombres.

Luego la escena de la playa, qué puedo decir, también la estuve planeando mucho tiempo. Si nosotros fuéramos Helaena (ex novia de Jacaerys) hariamos lo mismo, no nos hagamos. Además, Aegon, Aemond y Daeron no es que fueran obligados. ¿Quién no iría a la playa para disfrutar de Jace y Luke sin camisa? JAJAJAJAJA 

En fin, ¿podrá Joff superar las pruebas para convertirse en un verdadero Strong? ¿dejará Helaena de saborear a su ex desde la distancia? ¿Luke y Mondy se arreglarán? ¿Daemon ayudará a Aegon? ¿caerá por fin Alicent Hightower? ¿Rhaenyra se enterará de lo que le hacen a sus hermanastros? ¿Daeron terminará con Alys? 

¡Lo sabremos en los siguientes capítulos de Fucking Hightower! 

Nos leemos pronto,

¡Los amo! 

-Iby <3

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