24.
El azul inundaba de forma agradable el salón del Director Maegor Targaryen, leves trazos amarillos se colaban por las paredes en forma de espirales, reflejandose en el blanco y resbaladizo suelo, rebotando hasta el techo creando un efecto de difusión espectacular. Las suaves notas de la versión instrumental de "Brooklyn Baby" de Lana del Rey se fundían de acuerdo a los murmullos expectantes se hacían presentes; todos estaban emocionados por la presentación de los Reyes de la Noche.
Todos los asistentes al Baile de Invierno se ubicaron frente a la tarima recubierta con una alfombra Azul Turquí, donde Viserys I Targaryen, Joffrey Strong, Daeron Targaryen y Myrcella Lannister se encontraban parados bajo una luz cálida que rompía por completo con las tonalidades azules del evento. Como parte del equipo de comunicación del instituto, Myrcella era la narradora oficial del evento, por lo que cuando las últimas notas de la canción de fondo se vieron, a nadie le sorprendió que tomase el micrófono.
—¡Buenas noches a todas, todos y todes! — sonrió con alegría —Espero que todos estén pasando una velada encantadora, en verdad. Cómo todos sabemos, estamos aquí, interrumpiendo esta preciosa velada para que conozcamos a nuestros Reyes de la Noche. — todos los jóvenes aplaudieron entusiasmados —Sin embargo, primero debemos de escuchar al hombre que hace todo esto posible, al inigualable CEO de Fireblood y dueño de este monumental lugar, un aplauso para Viserys Targaryen.
Ante la mención del hombre todos aplaudieron y algunos hasta vitorearon.
Viserys era bastante querido entre los jóvenes de House of the Dragon; solía visitarlos cuando tenía tiempo y era sumamente amable con todos ellos, además de que siempre que los alumnos le hacían llegar una queja o un problema, este lo solucionaba. Con su personalidad afable y bromas sin sentido, Viserys Targaryen se había ganado el cariño de todos los alumnos del prestigioso centro educativo, no así, Otto Hightower, a quien los alumnos conocían como el temible y estricto director del instituto.
—¡Buenas noches! ¡Qué alegría me da ver tanta juventud con estos viejos ojos! — les sonrió —Les contaré un poco de historia antes de que se aburran, no se preocupen, no tardaré. — dijo con un aire cómplice, varios alumnos soltaron sonrisas —House of the Dragon se fundó el 1 de agosto de 1890 por Maegor Targaryen, quien era un educador innovador. A pesar de que el nuevo siglo estaba en la mira, la educación en ese entonces no era más que deficiente, Maegor, consciente de este problema, creó House of the Dragon, como un desafío novedoso para la educación en Westeros. Poniente nunca antes había visto un colegio de esta magnitud; antes de House of the Dragon, los hijos de las personas más importantes del continente eran enviados a estudiar en King's College of Our Lady of Eton o Cheltenham Ladies' College, ambos institutos ubicados en Reino Unido. — las arrugas se marcaron a los lados de sus ojos mientras sonreía —House of the Dragon lleva consigo el peso de un legado especial; el legado de la antigua Casa Targaryen, los innovadores que conquistaron Poniente en el año 1300 d.C, con el pasar de los años, la caída del imperio fue inevitable, pero sus sobrevivientes se las arreglaron hasta llegar hasta aquí hoy. — sonrió mientras se señalaba a sí mismo —Como alumnos de esta institución, deben de estar orgullosos de quienes son y qué representan; el rojo y negro de su uniforme es un símbolo de fuerza, inteligencia y estatus.
El grito de un alumno resonó en el silencio del público —¡Te amamos, Señor T!
Viserys le guiñó el ojo con una sonrisa cómplice. —En noches como esta, es cuando deben de pensar en ustedes mismos, en su futuro, en su presente y en su pasado; en todo lo que representan. En lo importantes que son tanto para mí, como para este maravilloso lugar; no se avergüencen de quienes son, vayan siempre con la frente en alto y con las críticas ajenas resbalando por la espalda. — guardó silencio un segundo, para luego continuar con una sonrisa bonachona en los labios —Espero que disfruten el resto de la velada, y les dejo, no sin antes decirles... No necesitas el tamaño de un dragón para tener el alma de uno, zaldrīzes buzdari iksos daor.
Los aplausos no se hicieron esperar, mientras que varios repetían el lema de House of the Dragon entre víctores "Zaldrīzes buzdari iksos daor" en un valyrio decente, lo que se traducía como "Un dragón no es un esclavo". Claramente, sonaba mucho mejor en valyrio que en cualquier otro idioma, puesto que prácticamente sonaba como un himno de guerra.
Tras un minuto entero de aplausos y gritos por parte de los alumnos, Myrcella tomó el micrófono de nuevo con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro. Avanzó hasta la orilla de la tarima para quedar más cerca del público, quienes al instante guardaron un paciente silencio a la espera del anuncio más importante de la noche.
—¡Muchas gracias, Señor Targaryen! — dijo con voz entusiasta —Su discurso siempre nos llena de valor y fuerte sentido de pertenencia, sabe usted que su presencia siempre es bienvenida todo tiempo, ¡lo extrañamos bastante! — Viserys levantó una mano para hacer un gesto de modestia —Pero está bien, dejaremos eso para después. — volvió la mirada al público —¡Tenemos anuncios importantes para hacer! Y también algunos discursos más que escuchar, tal es el caso de nuestros organizadores especiales, damas, caballeros y personas del género no binarie, démosle la bienvenida a Joffrey Strong y Daeron Targaryen.
Las personas aplaudieron, aunque la mayoría eran chicas con miradas soñadoras en el rostro; no era un secreto que Daeron y Joffrey eran populares (aunque de formas muy distintas) en el instituto. La mayoría de las chicas de su promoción solían suspirar por ellos cada que pasaban por los pasillos, tomando bando por uno u otro cuando peleaban y en el caso de Daeron, algunas hasta se ofrecían a hacerle los deberes escolares, mientras que en caso de Joffrey, fingían necesitar tutoría para pasar horas con él.
Ambos caminaron hasta Myrcella, quien dió un paso atrás para cederles la atención, el primero en sostener el micrófono fue el castaño, quien antes de comenzar a recitar el discurso de Lannister había escrito para él y el platinado, sonrió con confianza para comenzar a hablar.
—¡Buenas noches, HOTD! — saludó Joffrey con entusiasmo —Es un honor para ustedes compartir esta velada conmigo. — hizo una pequeña reverencia, lo que ocasionó varias risas por parte de algunas alumnas, fue entonces que Daeron le golpeó el antebrazo con fuerza —¡Auch! Bien, bien, ya comienzo, ya comienzo. ¿Por qué tienes que ser tan aburrido, Dae? — el mencionado rodó los ojos ante las risas del público —Disculpen a Daeron, a veces es un poco aburrido, ya saben, lo lleva en los genes. — algunos alumnos voltearon la vista Otto, quien apretó la mandíbula ante las miradas indiscretas y la risa de Daemon a lo lejos —Peero, así lo queremos, ¿a que sí? — extendió un brazo para abrazar a Daeron por los hombros, bajando al mismo hasta su altura y acercandolo todo lo humanamente posible —Como es de público conocimiento, Daeron y yo hemos organizado el Baile de Invierno de este año. Creanme cuando les digo que me causa un inmenso orgullo ver que lo están disfrutando tanto como Dae y yo disfrutamos organizándolo.
...
Daeron estaba más que rojo de vergüenza. Conocía el tinte de la voz de Joffrey lo suficiente como para saber que estaba siendo sarcástico de forma imperceptible y una parte suya quería reírse de ello, puesto que el 70% de las veces que se reunieron para organizar el maldito evento terminaban en peleas.
Si era sincero consigo mismo, había disfrutado de organizar el baile junto a Joffrey.
Aunque no quería admitirlo, era entretenido pasar el rato con él; se sentía un poco más él mismo, por ejemplo, como una persona normal con gustos e intereses normales en la literatura. Solo teniendo en cuenta que Joffrey era un cerebrito que no se burlaba de él como sus amigos cuando hablaba sobre un libro de su agrado.
Contrario a todo lo que pensaba en un inicio, entablar una relación amena con Joffrey no fue tan difícil como pensó. Definitivamente se llevaban mucho mejor que antes, una prueba de ello eran sus fríos labios que aún hormigueaban junto a sus pálidas mejillas; rogando el tacto fantasmal y cálido del castaño.
No pienses en el beso, Daeron, no pienses en el beso.
—Contrario a la creencia popular, — Daeron tomó el micrófono, continuando con su parte del discurso —Joffrrey y yo somos un excelente equipo. De hecho, si tuviera la oportunidad de volver a organizar algo en su compañía, la tomaría. — Como sus hombros seguían alrededor del brazo de Strong, este le pinchó el omóplato con uno de sus dedos, lanzándole una mirada juguetona que Targaryen entendió enseguida. Por favor, 14 Llamas, hagan algo con esta humillación y matenme rápido. —Este evento nos ha formado el carácter, y me ha ayudado a ver las cosas desde otra perspectiva. Espero... — la mano de Joffrey bajó de forma lenta, acariciando su espalda, carraspeó y lo empujó suavemente, lo que ocasionó risas en el público —¡Espero que la velada encantadora que hemos planeado vaya sobre la seda! Y para ello, debemos ir a lo más importante, la razón por la que ustedes han soportado este insulso discurso: — más risas —Los Reyes de la Noche.
Los aplausos opacaron el momento en el que Daeron guardó el micrófono detrás de su espalda, acercando a Joffrey con un agarre firme en su antebrazo. —Si no dejas de molestarme, te partiré la cara aquí mismo. — amenazó entredientes
Joffrey, como todo canalla, ni siquiera tuvo la decencia de verse sorprendido. Sonrió de forma plausible, como si Daeron estuviera cayendo una red cuidadosamente tejida, y se acercó más, para susurrarle al oído una respuesta que lo dejaría pasmado.
—De todas las cosas que has hecho con mi cara esta noche, no creo recordar que golpearla sea una de ellas.
¡Ese idiota hermoso y petulante con aires de grandeza se las iba pagar!
Alto, ¿acaba de pensar en Joffrey como alguien hermoso?
"Jace es guapo, al igual que Luke. Joffrey seguirá el mismo camino cuando crezca más, ya verás." Oh, las palabras de Helaena sí que habían encontrado un hueco en su cabeza para meterse en su mente.
Sintió el rostro enrojecer hasta la raíz de su cabello. Daeron no era albino como Aegon, Helaena y Aemond, quienes no producen pigmento en la piel por falta de melanina, por lo que, eventualmente, era el hermano que más se sonrojaba entre los cuatro. También era el más propenso a tener pecas (las tenía, de hecho) por sus salidas al Sol durante las tardes luego del club de esgrima, y por supuesto, el hermano con menos "defectos" congénitos del albinismo.
Por ejemplo, sus ojos no eran del todo violeta (que eran más un herencia familiar que un albinismo ocular), sino que contenía varias mezclas de tonos claros; predominan el azul y el violeta suave, y por lo tanto, no corría riesgo de padecer nistagmo como sus hermanos y padre. Aemond, en cambio, si padece de albinismo ocultar y por lo tanto, tenía un leve nistagmo; sus ojos zumbaban de un lado a otro, como si temblaran. Claro que de forma casi imperceptible, aunque inicialmente esto puso a su madre los pelos de punta, quién pensaba que la afección podría degenerarse hasta el punto de que pierda la vista.
Daeron no sabía si tenía mucho sentido, pero cuando su hermano mayor se enfadaba de más, sus ojos zumbaban con más fuerza y de forma incontrolable, siendo rodeados por una pequeña aureola rojiza. O tal vez, el hombre era simplemente intimidante y su nistagmo se hacía más evidente por el aura atemorizante que emanaba al enfadarse.
Eso es Dae, piensa en tu genética para evitar pensar en Joffrey. Ah, cierto, él prácticamente es parte de tu genética; es algo así como tu sobrino. Por supuesto, eso no hace nada raro que se hayan besado hace 10 minutos.
—Voy a romperte la boca si vuelves a insinuar eso.
Daeron no podía verlo, pero estaba seguro de que la sonrisa de Joffrey se agrandó, justo antes de responder: —¿A mordiscos?
Si sigue con este "jueguito" juro por los Siete Dioses que encontrarán su cuerpo sin vida flotando en la Bahía del Blackwater.
—Si serás...
—Sé lo que están pensando, — Joffrey tomó el micrófono de la mano de Daeron sin que él pudiera hacer algo —"Están peleando de nuevo" — hizo comillas con los dedos —Pero creanme, este tiempo de calidad que me ví obligado a pasar con este chico de aquí... — lo abrazó por los hombros de nuevo —Me ha ayudado a verlo como otro amigo más. Estamos genuinamente felices de que la misma idea que teníamos en la cabeza de acuerdo al Baile de Invierno de este año, sea lo mismo que están viendo aquí. Nos ha tomado mucho tiempo, esfuerzo y dedicación, ¡casi ya no me veían por mi casa! — soltó una risa suave —Ni tampoco en los mejores eventos del semestre, esperemos que eso no se vuelva una costumbre. — le guiñó un ojo a Myrielle Peake, quien había realizado la previa al Baile de Invierno en su lujosa mansión, sin mencionar el resto de fiestas que se perdió de mano de la misma chica por estar organizando el evento junto a Daeron. La chica soltó una sonrisita idiota, sonrojándose como un tomate y mirando a sus amigas con ilusión. —Solo estoy jugando, señoritas, saben que las adoro. Tendrán mucho de mí el año que viene.
Un grito femenino colectivo respondió esa frase, mientras Joffrey sonreía de forma egocéntrica en dirección al público. Daemon igualó su sonrisa, conteniendo sus ganas de abrazar a su niño en ese momento y estrechar sus manos, Viserys le dirigió una mirada a su hermano desde el escenario y también contuvo su sonrisa cómplice entre labios.
Oh, dioses, pensó, este imbécil en serio dijo la frase.
Cuando Joffrey se dió vuelta para mirar a Daeron, este tenía una expresión cansina y de piedra, se deslizó debajo de su agarre con unos forcejeos que le sacaron más risas al público, al mismo tiempo, le quitó el micrófono al castaño y dijo:
Una sonrisa petulante se deslizó en sus labios entonces. —Se los regalo hasta con moño.
Las risas no tardaron en estallar con más fuerza. Todos se veían con diversión como la pareja comenzó a forcejear por el micrófono de manera cómica; Joffrey en un intento de refutar lo que dijo Daeron y Daeron en un intento de ser el de la última palabra. Sin embargo, ninguno contaba con fuerzas externas.
El micrófono fue arrebatado de la mano de Daeron en un santiamén, dejándolos a ambos sorprendidos y mirando en dirección al robamicrófonos, al público les sacó más risas. Myrcella se interpuso entre ellos; apartándolos con ambas manos y abriéndose camino en la tarima. En su mano izquierda, sostenía un sobre sellado de color celeste pastel, mientras que en la derecha sostenía el micrófono.
—¡Bien! — sonrió de forma cegadora —Aquí en mi mano tengo el resultado de las votaciones para los Reyes de la Noche.
Entonces tanto Daeron como Joffrey volvieron a sus papeles, ajustándose al guion que Myrcella les escribió para la noche.
—¿Emocionados? — inquirió Joffrey con una sonrisa juguetona —¡Porque yo lo estoy! Este ha sido el primer año en que se han incluido a los alumnos del Primer Año y Segundo Año para considerarlos candidatos.
—Por lo que deben de notar nuestra emoción ante este anuncio. — prosiguió Daeron —Han votado toda la semana por sus candidatos predilectos, así que den por seguro que los favoritos han ganado.
Daeron sostuvo el micrófono en dirección a Myrcella, quien de forma lenta abrió el sobre. Joffrey se inclinó hacia la rubia para ver el contenido del sobre y sonrío, de fondo, el Dj había puesto música dramática para ambientar la situación. Todos los alumnos contuvieron la respiración de forma inconsciente, aunque algunos solo posaban parados de forma desinteresada, mientras, los adultos, la mayoría sentados en sus respectivas mesas, miraban con interés la tarima en la que se desarrollaba todo.
Myrcella habló: —¡Y los Reyes de la Noche son...!
...
Voy a matar a esa maldita bruja.
—¡Alys Rivers y Daeron Targaryen! — completó Joffrey
Daeron, junto a Myrcella, giró la cabeza con mucha rapidez en dirección a ambos, mientras los alumnos aplaudían con fuerza. El grupo de alumnos se hizo espacio para dejar ver a Alys, quien traía su cabello rizado largo hasta la cintura, sus ojos verdes delineados en sombras ahumadas grises y un vestido sin tiras con escote corazón que se ajustaba a su torso dejando ver las ballenas del corsé en color azul esmeralda, pero con la falda hecha de tul blanco. Ella se veía emocionada mientras subía a la tarima con sus altos tacones, pero en cuanto su mirada se cruzó con la de su sobrino, por sus ojos pasaron una mezcla de enojo y regocijo.
Myrcella fue la encargada de coronar a Alys, posando sobre sus rizos castaños una tiara dorada con gemas rojas y blancas, mientras que Joffrey fue el encargado de poner sobre los finos cabellos rubios de Daeron una corona dorada con varias incrustaciones rojas. Una vez ambos anfitriones pasaron las cintas que los identificaban como "Rey de la Noche" y "Reina de la Noche" por sus cuellos, el público aplaudió eufórico.
Era bastante obvio que fueron los candidatos más votados, puesto que incluso los alumnos del último año se mostraban emocionados por el dúo. Incluso Myrcella, quién no era la mayor fan de Daeron, sonreía con emoción cuando los nuevos Reyes de la Noche se inclinaron en una pequeña reverencia ante el público. Como era bien sabido, ahora les tocaba su momento, en el que abrían la pista de baile con una danza de salón tradicional de Poniente.
House of the Dragon no era cualquier instituto.
Era uno de élite. Uno dónde la tradición (cualquier tradición ancestral que tuviera que ver con la Antigua Valyria, los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres) era respetada día sí y día no.
No importaba de qué familia acaudalada venías. Stark, Blackwood, Westerling, Strong, Royce, Hightower, provenientes de los Primeros Hombres. Martell, Dhoroyane, Drone, Arryn, Tyrrel quienes descendían de los Ándalos. Targaryen, Velaryon, Celtigar, Balaerys, cuya ancestría yacía en la Antigua Valyria. Ni siquiera si eras un Lannister, los únicos descendientes conocidos de los Rhoynar. Si estudiabas en House of the Dragon, eras instruido en la tradición de todos ellos sin excepción.
Una de las tradiciones de Poniente más antiguas de todas se cumplía durante las bodas; no importaba si eras un pobre campesino o un millonario señor, el día en que contraigas nupcias deberás de danzar con tu esposa el baile tradicional "Dracarys". La tradición llegó con la Conquista, traída por el mismo Aenar Targaryen, el hombre que conquistó Poniente con un ejército de más de diez mil hombres, según las leyendas. Y por supuesto que con esta danza la pista del Baile de Invierno se abría. Teniendo como protagonistas a los Reyes de la Noche.
A Daeron y Alys.
Daeron tomó la mano de Alys y la besó con suavidad mientras la miraba, ella, a su vez, sonrió de forma tímida. Luego, aún con la mano de la castaña entre sus dedos, ambos bajaron la tarima hasta el centro de la pista, dónde suaves violines comenzaron a sonar a la par de tambores expectantes. Todos se abrieron paso para dejar un círculo alrededor de Daeron y Alys, quienes se separaron unos pasos para iniciar a danzar.
Dracarys se trataba de una danza suave y alegre, en la que ambos participantes apenas y se tocaban del todo, pero que tenía un significado especial. Joffrey sabía que sus inicios eran debatidos, pero que aún así, todas las versiones coincidían en que era una danza que simulaba el cortejo inexistente entre dos dragones, por lo que era tan injusto que la persona que se encuentre bailando con Daeron, un Targaryen, sea alguien como Alys Rivers. Los dragones eran el sello personal de los Targaryen, la sangre de dragón, esa que compartían sus padres, Daemon y Rhaenyra, esa que sabía que Lucerys y Aemond sentían entre ellos, ese llamado a un ser igual de majestuoso e imponente, a un igual, a otro dragón.
—Esto está siendo grabado. — murmuró Myrcella —Ten la decencia de disimular tus deseos asesinos.
Joffrey entonces descubrió que estaba apretando los dientes de forma exagerada. Sentía su mandíbula tensa y sus uñas encajadas en su mano por la presión que ejercía sobre sus puños. Liberó sus manos con lentitud y sonrió de forma tensa, aplaudiendo a la par del público mientras Daeron y Alys llegaban al único momento en el cual los participantes se tocaban de forma directa. Las manos de Daeron se movieron en dirección a la cintura de avispa de Alys, levantándola y girando en el aire unos segundos mientras ella abría los brazos con gracia.
Cuando la bajó, sus rostros quedaron demasiado cerca. Joffrey sintió un extraño mareo cuando Alys desvió la mirada en su dirección y una sonrisa maliciosa se deslizó sobre sus labios. Las manos de la joven se posaron en los hombros del rubio, quién la miró extrañado, sabiendo que la danza no continuaba de otra forma más que separándose nuevamente, sin embargo, poco importó cuando Alys empujó sus cuerpos más juntos y besó a Daeron en los labios ante la vista de todos.
Uhg, auch.
El mundo entero contuvo un jadeo que en realidad no fue contenido, porque el sonido colectivo apaciguó el sonido de los pensamientos intrusivos de Joffrey. Alys y Daeron se estaban besando, y no de cualquier forma, sino de una forma apasionada, nada parecido al tierno beso que compartieron Joffrey y Daeron hace apenas unos minutos.
Ahora entiendo porque Baela siempre dice que todos los hombres son iguales.
Joffrey se sentía bastante indefenso, un millar de par de ojos volaron en su dirección, como si todos los alumnos supieran lo que había sucedido en el Jardín de Rhaenys y sobre cómo últimamente se soportaban más de lo que querían admitir. De alguna forma, se sentía humillado al ver como las manos de Daeron se aferraban a la cintura de Alys y le devolvía el beso con insistencia.
Un recuerdo, uno de una conversación que no debió escuchar, asaltó su mente y tan rápido como llegó, se fue. Era como si le hubieran golpeado la boca del estómago sin que él pudiera evitarlo o siquiera esperarlo, cómo si alguien hubiera echado más leña al fuego, como si hubiera descubierto algo que ya sabía pero que olvidó.
—¿Eso de estar pegado a Strong es temporal, verdad?
—Créeme, tampoco me agrada bastante esta idea.
—De hecho... — la escuchó vacilar —Creo que podría ser fructífero. Podría ayudarte a sacarle el instituto. Ya que estás pegado a él todo el rato, puedes aprender sobre sus fortalezas y debilidades, y así hundirlo como tanto quieres.
Myrcella, quien tenía los ojos abiertos de par en par, atinó a pedirle a los músicos que bajen la música. Fue entonces cuando Alys separó sus labios de los de Daeron y sonrió de forma egocéntrica en dirección a Joffrey, con Daeron imitando su acción. El público salió de su estupor cuando Lannister tomó el micrófono de nuevo y anunció que la cena sería servida en poco tiempo, por lo que todos fueron a sentarse en sus respectivos lugares.
Joffrey, quién aún se sentía como si hubiera sido obligado a ver a su madre siendo tragada por un dragón, carraspeó y bajó de la tarima, ofreciendo su brazo a Myrcella, quién le dirigió una mirada preocupada que ignoró, junto con la creciente humillación que sentía subiéndole por el estómago. Eso era todo. No había más que decepción y humillación. Resultó que todo era una simple broma por parte de ambos, algo que solo ellos tres entenderían, algo con lo que Daeron podría regocijarse en privado, algo que usaría para torturarlo.
¿Cómo pudo ser tan estúpido? ¿Tan impulsivo? Daeron y él nunca se habían llevado bien, ¿por qué todo cambiaría solo por organizar un estúpido baile? Había caído en la misma trampa en la que cayeron Jacaerys y Lucerys, la misma trampa tejida por los Hightower para verlos vulnerables y abusar de la confianza.
Su padre tenía razón, los Hightower eran todos unos malditos hipócritas. ¿Por qué pensaría que Daeron era diferente a Alicent y Otto Hightower, quienes querían Fireblood y House of the Dragon por igual? ¿A Gwayne Hightower, quien defendió a un empresario corrupto solo para poner en prisión a Baela? ¿A Samsara Tarly, quien se mostró descaradamente imparcial en un juicio que ni siquiera tuvo que tener lugar?
Los pulgares de Daeron masajeaba sus hombros con delicadeza, se estaban tocando y estaban muy cerca. Las pequeñas pecas de Daeron se mezclaban con su nívea piel y su cabello platinado era un tono más oscuro que el de sus hermanos. Su voz era suave cuando tarareó y su sonrisa danzaba en su rostro cuando lo miró a los ojos.
—Hmm, sí. Pero siempre puedes decirme "idiota" de cariño.
Idiota, idiota, idiota. No, no idiota, no podría volver a ver esa palabra de la misma forma luego de que las palabras del rubio de grabaran a fuego en su mente. No luego de esos ojos claros, no luego de esa mirada suave, no luego de unir sus labios y que se haya sentido como tocar el mismo cielo.
Imbécil, imbécil, imbécil. Desgraciado, desgraciado, desgraciado. Maldito, maldito, maldito. Idiota, idiota, idiota...
Lo odiaba. Lo odiaba con cada fibra de su ser y cada célula de su cuerpo. Era un maldito hijo de perra que aprovechó su cercanía para llevarlo a lo alto y luego arrojarlo desde allí sin ninguna protección. Ojalá nunca lo hubiera conocido. Ojalá nunca lo hubiera querido. Ojalá nunca lo hubiera besado. Ojalá...
—Joffrey... — la rubia lo zarandeó —¡Joffrey! — llamó con urgencia —¡Joffrey...!
—¿¡Qué!? — siseó, mirándola con rabia contenida
—¿Qué sucede, Strong? — la voz de Alys le erizó los vellos de la nuca; hablaba con una elegante frialdad, su voz se teñía de la medida justa de egocentrismo —¿Pasó algo que te inquietó?
Joffrey desvió la mirada hasta donde los ojos verdes de Myrcella mandaban dagas. Justo frente a ellos, al costado de la tarima, Daeron y Alys les sonreían con tranquilidad, con el brazo del rubio rodeando su cintura y la sonrisa de la castaña en su hombro.
Sé que quieres hacerlo... habló una voz en su cabeza, Vamos, saca tu lado Strong. Haz honor a tu apellido.
Myrcella afianzó su agarre en su brazo, acción que lo devolvió a la tierra. Fue entonces que decidió calmarse y mandar su impulso violento a la mierda; hoy era un día importante, nada podía salir mal hoy. Todo su futuro estaba en juego ahora mismo y no podía echarlo a perder por personas como Daeron y Alys.
—¿Quieres la verdad, Rivers? — inquirió con voz calmada —Sí, he visto algo que me ha inquietado.
La sorpresa bañó el rostro de Daeron, quien se puso totalmente colorado. Alys, por su parte, encaró una ceja con interés y Mycella lo zarandeó con una fuerza que no sabía que poseía.
—Oh, ¿así es?
—Sí. — asintió con la cabeza —He visto tu expulsión de este instituto. — la sonrisa de su tía decayó —Como sabes, las demostraciones públicas de afecto son consideradas... punibles, en este instituto. Y ese pequeño teatrito te va costar caro, Rivers, créeme. — se inclinó sobre sus talones, mirándolos a ambos de arriba a abajo con un desdén digno de su padre —Me aseguraré de ello.
—¡No puedes...!
—Es una pena la existencia del nepotismo y eso que llaman "legado".— dijo sin inmutarse, con la mirada puesta en Daeron —En fin, si me disculpan, — sonrió de forma encantadora —tengo unos invitados que atender.
Y con eso, tanto él como Myrcella se deslizaron entre ellos con gracia y elegancia.
...
La música siempre estuvo presente en la vida de Viserys I Targaryen. Viserys amaba la música. Viserys amaba el arte, en general.
Cómo todo lo bueno en su vida, esa influencia llegó por su madre, Alyssa Celtigar. Alyssa era una mujer de complexión media (su Helaena le recordaba tanto a ella con sus muslos gruesos, pechos grandes y caderas anchas acompañadas con una cintura pequeña) de cabello rubio "sucio" (el cabello de Daeron era solo un tono más claro que el de ella, tal vez dos) y los ojos desiguales; uno violeta y el otro verde.
Pero además de eso, era su madre.
Una mujer fácil de hacer reír y fácil de encontrar agradable. Viserys la recordaba muy bien, puesto que cuando ella había fallecido tenía ya 24 años. Ella también amaba la música, y también había sido la que lo inscribió en clases de piano desde una edad temprana. Su madre solía decir que la música calmaba el alma y aclaraba la mente.
Y su madre tenía razón.
—¿Te importaría compartir una pieza, querida? — preguntó con galantería, tendiendole una mano a su esposa
—Oh, Vis. — tomó su mano con suavidad, el anillo de su madre reluciendo en su dedo anular —Jamás podría negarme.
Caminaron con lentitud hasta la pista de baile. Una vez llegaron, uno de los bailes tradicionales seguía escuchando a través de los violines, mientras que los encargados del servicio de catering se encargaban de servir cantidades de comida descomunal a los invitados. El lugar estaba vacío, por lo que tenían libertad absoluta de bailar como les plazca.
Las luces azules combinaban a la perfección con el rostro angelical de Alicent y se mezclaba con el negro y verde de su vestido. Viserys se había enamorado profundamente de Aemma, eso nunca lo negaría, esa mujer logró mover algo en él incluso en aquellas épocas dónde todo le parecía oscuro. Cuando falleció junto con otro bebé suyo, cinco años después que sus padres, Viserys sintió que el mundo se le venía abajo. Le tomó mucho tiempo recuperarse, y si bien, su matrimonio con Alicent no se dió en las mejores condiciones en un principio, Viserys había aprendido a amarla, a respetarla y a admirarla.
Aemma le había mostrado como era una vida llena de música, alegría y libertad. Viserys veía en Rhaenyra tantas veces que le era imposible no sentir una ola de nostalgia. Alicent, por otro lado, le remarcó la importancia del deber, le mostró una vida estable, afable y estructurada.
Sus esposas, ambas, le habían mostrado diferentes caras de una misma moneda. Mientras Aemma era dulce y vivaz, Alicent era calmada y calculadora. Y las había amado a ambas de una forma profunda.
—Te amo. — le dijo a su esposa con una sonrisa en labios —Lo sabes, ¿verdad?
Alicent mantenía sus manos puestas en las faldas de su vestido, mientras Viserys tenía los brazos extendidos alrededor de su cabeza, como si estuviera abrazándola pero sin tocarla del todo. Se movían a paso lento y suave, deslizándose con los violines y chelos mientras se miraban a los ojos con amor. La mujer dió una vuelta sobre su eje, fue entonces que levantó las manos y de espaldas al hombre, quien aún mantenía los brazos en alto, sus manos se alcanzaron, comenzando a bailar alrededor de la pista en esa nueva posición.
—Lo sé, Vis. — respondió ella —Yo también te amo.
La canción era suave pero animada. Viserys recordaba cada paso de esa danza, era un simple baile tradicional de salón que solían disfrutar bastante los de la clase alta durante las épocas del Imperio Targaryen. Alicent, por su parte, había aprendido los pasos en House of the Dragon y nunca los había olvidado, puesto que era una mujer bastante dedicada a sus estudios.
—¿Crees que esa chica Rivers sea buena para Daeron? — inquirió con tranquilidad —He visto a nuestro hijo más feliz últimamente, pero no lo he visto mucho con ella.
Alicent giró sobre sus talones de nuevo, tomando de nuevo su falda, mientras que Viserys llevó sus brazos hasta su espalda, cruzando ambos como si fuera un mozo. Se mantuvieron girando en círculos pequeños como dictaba la danza, mientras Alicent parecía pensar su respuesta.
—No lo sé. — admitió tras unos segundos —Daeron es inteligente, pero algo sensible.
Alicent trastabilló entonces, resbalando con el piso que se notaba había sido bien pulido ese día, por supuesto, Viserys la tomó por la cintura, sosteniéndola para evitar que se cayera. Una vez ella le sonrió con cariño, afirmando que estaba bien, él la soltó y continuaron bailando como anteriormente lo hacían.
—¿Temes que la señorita Rivers lo lastime?
—No es eso. — negó con la cabeza —Creo que ese acto no fue bien recibido por nuestro hijo. — cambiaron de posición, a la misma cuando iniciaron la danza —Tengo la sensación de que Daeron no quería besarla... — contuvo una mueca —Mucho menos de esa forma tan indecorosa, por los Siete.
Viserys soltó una pequeña risa. —Bueno, ahora que lo dices, creo que Dae no estaba muy feliz con ese contacto. — la miró con atención, el cariño derritiéndose en sus orbes amatistas —Eres hermosa, Ali.
El sonrojo no tardó en aparecer en sus mejillas, incluso con las luces frías, el mayor pudo notar el efecto que tuvieron sus palabras. Sonrió para sí mismo, dejando un casto beso en la sien de su esposa, para luego continuar bailando con lentitud.
—Oh, Vis. — se avergonzó —Tienes que dejar de hacer estas cosas, la gente mira.
—¿Y qué si es así? Te adoro, Ali. — las palabras se derramaban como miel sobre los oídos de la castaña, quien se sonrojaba cada vez más —Gracias a tí es que tengo todo esto. Nuestros hijos, nuestro matrimonio, nuestra familia. Tu le devolviste el eje a mi vida, Alicent, jamás dejaré de agradecerte por ello.
—Viserys...
Lo que posiblemente se convertiría en una respuesta cariñosa, llena de lágrimas contenidas y afecto desmedido, murió en los labios de la mujer cuando vislumbró, incluso entre el juego extraño de luces, una anomalía. Se escuchó un ruido, como metálico, como si las bandejas de comida caliente que el catering servía (aquellas que se mantenían calientes debido a las estufas que poseían de forma individual) hubiesen sido tiradas sobre la mesa. Lo cual era exactamente lo que sucedió.
—Qrimbrōzagon! (¡Maldición!)
Viserys se dió vuelta al momento que reconoció la voz de Daeron. Su hijo estaba tirado junto a la mesa del catering, acompañado por Joffrey, ambos habían tirado toda la comida encima suyo mientras forcejeaban en el suelo. Por supuesto, Daeron estaba encima del castaño, propinándole un puñetazo que le dió directo en la cara, la posición no duró mucho, puesto que de pura rabia, Joffrey lo empotró contra el suelo y le devolvió el golpe.
—¡Oh, dioses benditos! — chilló Alicent, tomando las faldas de su vestido —¡Daeron!
La música había parado con el ruido, los invitados levantaban los mentones de sus mesas para intentar ver qué era lo que estaba pasando. Por supuesto, todos estaban enfocados en la pelea que se desarrollaba en el suelo, por lo que nadie notó que las estufas personales de las bachas no se apagaron del todo, contagiando de su fuego al mantel que yacía sobre la mesa donde se encontraban.
—¡Joffrey! — Rhaenyra también se movió en dirección a su hijo, corriendo sin importarle el decoro mientras el fuego se camuflaba con los colores fríos del ambiente —¡Por las 14 Llamas, hijo, suelta a Daeron!
El platinado fue quien pateó al castaño, logrando así que salga de encima suyo. El caos se armó cuando Joffrey chocó contra la mesa que lentamente se consumía en llamas y un olor a chamuscado llenó sus fosas nasales.
—¡Fuego! — se alarmó Viserys, quien había estado mirando con detenimiento la escena para determinar qué era ese movimiento raro en el lugar —¡Se está quemando!
Ante la advertencia, los respectivos guardaespaldas de la familia Targaryen ingresaron al lugar. Daemon se materializó junto a su esposa, intentando apagar sin éxito el fuego que se había pasado al cabello de Joffrey, quien se notaba con un rostro visiblemente asustado. Rhaenyra estaba echada junto a él en el suelo, con el vestido negro manchándose de comida mientras con sus manos intentaba apagar el fuego en los rizos de su hijo, Daemon, en cambio, se veía completamente en pánico, buscando apartar las manos de Rhaenyra del fuego.
La pareja forcejeaba, y Viserys sabía que estaban peleando en ese momento por sus expresiones. Alicent se encontraba en el suelo también, revisando el rostro de Daeron, quien constantemente intentaba apartar a su madre para ayudar a Joffrey y sus padres, aunque la mujer no se lo permitía, sosteniéndolo por los hombros con ambas manos.
—¡Madre tengo que ayudar! — se removió incómodo Daeron —Por favor, madre, por favor.
Viserys llegó hasta ellos y tras unos segundos de debate interno, se decidió por ayudar a la familia de su hermano. Rhaenyra estaba llorando lágrimas silenciosas, sus manos estaban rojas (lo sabía a pesar de no ver mucho por la iluminación) y Daemon se jaloneaba con ella en busca de evitar que siguiera tocando el fuego, también quemándose las manos en el proceso.
—¡Suéltame! — gritó Rhaenyra, zafando del agarre de su esposo —Joffrey, mamá está aquí. Mamá está aquí, todo estará bien mi niño, ¿si?
Las demás personas salieron corriendo, amontonándose en la salida/entrada del salón, generando gritos y gran controversia mientras se veían más desesperados de lo que deberían (solo la mesa y el cabello del niño estaban en llamas). Los miembros de seguridad de los adolescentes comenzaban a buscar formas más eficaces de sacarlos de ahí, mientras el caos reinaba con gritos y quejas.
—¡Madre!
—Es peligroso, Daeron.
—¡No toques el fuego! — dijo Daemon —Te estás quemando las manos, Nyra.
—Madre, déjame, por favor...
Se escuchó entonces un horrible chasquido, como de piel contra piel, pero nadie estaba muy concentrado en la conversación secundaria como para notarlo. —¡He dicho que no!
—¡No dejaré morir a mi hijo!
—¡¿Voy a morir?! — gritó Joffrey escandalizado
—No. — se metió Viserys, tomando a su hija por la cintura para apartarla —No te pasará nada, muchacho.
—¡Suéltame, Viserys! — gritó Rhaenyra —¡Suéltame! — pataleó al aire —¡Ah! ¡Joffrey! ¡Joffrey!
Ryam Redwyne, el guardaespaldas de Viserys, apareció junto a su familia con un extintor en manos, matando al fuego en un abrir y cerrar de ojos. Lo que parecieron horas de caos, habían sido tan solo un minuto y medio, en el cual el guardaespaldas había tardado en atravesar la multitud dos veces para encontrar una solución.
Los cuatro adultos se permitieron respirar con tranquilidad. Las luces azuladas se cortaron para dar paso a las luces blancas tradicionales del lugar, las cuales se encendieron con un estallido. Las luces dejaron ver el lugar desolado, manchado por el pánico y el caos, mientras ellos se encontraban en el suelo, junto a la chamuscada mesa. Daemon, quien estaba a un lado de Joffrey, lo abrazó sin medir fuerzas, siendo rápidamente seguido por Rhaenyra, quien sollozó fuerte al soltarse del agarre de su padre para unirse a ellos. Viserys entonces se dió vuelta para contemplar a su esposa e hijo.
Alicent tenía los ojos vidriosos, la parte inferior del vestido chamuscada (probablemente se contagió del fuego cuando se lanzó al suelo) los rizos castaños desordenados y una mirada de culpa. Daeron no estaba en mejores condiciones, su atuendo estaba manchado por salsa a la boloñesa, ensalada de papas, y algunos rastros de comida más que no eran identificables para Viserys, pero su rostro, oh, su rostro era otro asunto. Tenía el labio partido, un ojo ligeramente rojo y una marca en la mejilla izquierda, como consecuencia de una bofetada reciente que el mayor atribuyó rápidamente a su pelea con Joffrey.
—Mi niño, ¿estás bien?
Daeron levantó la cabeza para mirarlo y el miedo brilló en sus ojos amatistas. Su labio inferior temblaba y se veía tan asustado que el corazón de Viserys se estrujó con fuerza en su pecho. El menos desvió la mirada de forma lenta a su madre, quién tenía los labios apretados en una fina línea y negó con la cabeza de forma imperceptible, con una mirada que Viserys no alcanzó a ver, pero si lo hacía, no la reconocería. Daeron luego volvió a mirar a su padre y se largó a llorar, abrazándolo.
Viserys lo atribuyó al susto recién vivido, nada más.
Mientras Daeron lloraba apoyado en su padre, Joffrey aún se encontraba en shock en medio del abrazo de los suyos, todos en el suelo, rodeados de restos de comida y tela chamuscada. Un solo pensamiento se repetía en su mente, junto con todos los acontecimientos de la noche, razón por la cual, no pudo concentrarse en el evento traumático que significaba para su persona perder parte del cabello, sino que se concentró en la calidez de sus padres...
Y en cómo había visto a Alicent Hightower abofetear a su hijo con mucha rabia. En cómo Viserys Targaryen, el padre del chico, no se había dado cuenta y en cómo la mujer había mirado a su hijo con rabia para que no la delatara.
¿Alicent golpeaba a sus hijos con regularidad? ¿Era eso normal? ¿Viserys lo sabía? ¿Había golpeado antes a Daeron? ¿Por qué Daeron parecía humillado y triste si es que era normal? ¿Acaso su padre...?
—Mi bebé. — lloró su madre en su oído, acariciando su cabello (ahora blanco por el extintor) con demasiada insistencia y cariño —Oh, mi dulce bebé
Oh, vaya mierda en la que he terminado envuelto.
Así fue como el famoso Baile de Invierno, que se realiza cada año en el instituto de élite House of the Dragon, perteneciente al año 2021 que había sido organizado con tanto esmero por Daeron Targaryen y Joffrey Strong (a causa de un estúpido castigo en opinión de ambos) culminó a las 22:04 horas de la noche, mucho antes de lo previsto.
Y con él, la idea de que Daeron y Joffrey fueran revocados de su castigo de permanecer juntos, lo cual, seguía siendo un castigo para ellos, ¿verdad?
N/A:
HA PASADO LITERALMENTE UN MES DESDE QUE ACTUALICÉ. AUXILIO-
HOLAAAAA, BUENASSS BUENASSS
Primero que nada, feliz navidad (si es que la celebras). Tenía la esperanza de publicar el capítulo de la cena de navidad en estas fechas, pero el arco del Baile de Invierno se me complicó un chiqui y pues, bueno.
No sé si está será la última actualización del año, espero que no, pero en caso de que lo sea, quiero agradecerles a todos el apoyo a esta historia. Cuando comencé a publicar Fucking Hightower a mediados de año, no pensé que tendría tal repercusión ni que la trama se alargaría tanto, pero estoy sumamente feliz con ambas cosas.
Ha sido un año difícil para mí, aunque no en el sentido sentimental. Ha sido un año en el que tuve que trabajar mucho y lo seguiré haciendo, ahora más que nunca, y me trae orgullo no haber abandonado la historia cuando tuve muchas oportunidades para dejar de escribirla.
Los quiero un montón, en serio!!
Gracias a todos ustedes, y por regalito de navidad, les dejo escoger el siguiente capítulo especial que tendremos. Cabe resaltar que ya tengo medio escrito los tres, así que solo será cuestión que culminarlos.
•Contexto del matrimonio entre Rhaenyra y Harwin
•Inicios Lucemond
•Young Daemyra
Pero bueno!! Hablemos de este mini arco adolescente lleno de hormonas, sentimientos encontrados y primeras experiencias. Oh, en serio que amo mucho trabajar con adolescentes es que son los más lindos en serio.
Primero que nada, describir el discurso de estos dos es algo que vengo imaginando desde hace mucho tiempo, incluso desde antes de escribir este arco. La frase célebre de Jofffey es la misma que la de Eminem, sí, ¿Por qué? Porque sí. En cuanto a Viserys, bueno, creo que realmente hubiera sido una persona querida por los jóvenes debido a su personalidad afable, algo así como mientras admiran a Daemon por su fiereza, adoran a Viserys por su dulzura.
Este arco fue para darles más protagonismo a mis enemies-to-lovers declarados. Ahora parecen mucho más cerca de "lovers" eh, pero fíjate que en Dragonstone pasan cosas, muchas cosas. Estoy contenta con resultado, aunque muchos eventos no pasaron como inicialmente planee en mi cabeza, los personajes hicieron suya la trama y eso me llena el corazón, espero ustedes también lo sientan así.
También me gustó mucho explicar un poco más sobre la historia continental de este universo, y como el Imperio Targaryen conquistó Poniente. Los Targaryen actuales son algo así como los descendientes del Imperio, los compararía más o menos con los descendientes de Napoleón Bonaparte en la actualidad JAJAJAJAJAJA, además de que, sí, estamos hablando de que las personas de Poniente estudiaban en Reino Unido, un detalle que tiene relevancia si tenemos en cuenta que la "lengua común" de Poniente es el inglés británico.
Alys, Alys, Alys. Les dije que había que tener cuidado con ella (¿si lo dije?), no es mala, pero... Bueno, decir más será spoiler.
En cuando a Alicent y Viserys, son mi gusto culposo, perdón. Firmemente creo que en este fic son un matrimonio con las bases bien sentadas y que se ama, la escena de ambos bailando inicialmente no iba a estar, pero me encantó así que la añadí también.
Viserys ama a Alicent, pero... ¿La amará más a ella que a sus hijos? Preguntas que no me dejan dormir por las noches.
btw, ¿recuerdan el capitulo de Daemon donde según dije en notas de autora, Rhaenyra perdía a su madre a los 2 años? pues lo cambié JAJAJAJAJA, sorry. Gracias a los dioses solo dije por aquí y no lo puse en la trama, solo por si estaban confundidos al respecto.
Ahora sí, las teorías. ¿Qué se traerá en manos Alys? O mejor dicho, Alys y Daeron, ¿Qué se traerán ellos entre manos? ¿Cómo es que Joffrey y Daeron volcaron una mesa llena de comida? ¿El precioso cabello de Joffrey se quemó? ¿Dragonstone el siguiente capítulo? ¿El cumpleaños de Jofffey será todo tranquilo? ¿Jofffey vio algo de Alicent que no tenía que ver? ¿Las acciones Daeffrey de este capítulo tendrán consecuencias? ¿Más castigos?
Todo eso y mucho más, en los siguientes capítulos!! Gracias por un año tan bello pequeñas personitas ✨❤️
Nos leemos pronto!! Felices Fiestas 💗
-Iby <3
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