15.
Westeros (King's Landing) — 2:03 horas
Sábado, 20 de noviembre del 2021
5 horas y 27 minutos antes del juicio de Baela Targaryen-Velaryon
Era, de hecho, bastante obvio que la mayoría de los habitantes del hogar Targaryen-Arryn no conciliaba el sueño, por lo que Lucerys Strong, harto de dar vueltas sobre su cama, había bajado a la cocina para cocinar en plena ansiedad.
Cuando bajó el último escalón de la escalera no se sorprendió de encontrar a Jacaerys, su hermano mayor, tecleando en su notebook sentado en el escritorio pequeño de la sala (atiborrandose de trabajo como hace cuando se pone ansioso), a Rhaena limpiando cada rincón de la sala con un trapo húmedo (un ligero TOC cuando estaba nerviosa) y Joffrey jugando videojuegos en la tv de la misma sala (escapando de la realidad como siempre).
—Hola, Luke. — el único en saludarlo fue Joffrey, incluso sin mirarlo. —¿Te unes a la fiesta de los que nos falta terapia?
—Yo no necesito terapia. — dejó caer Jace sin despegar la vista del computador —Él único que la necesita para trabajar su psicopatía eres tú.
—Tal vez sea narcisista. — Joff negó con la cabeza —Pero no soy un psicopata.
—El más probable a tener sociopatía eres tú, Jacaerys. — había dicho Rhaena mientras lustraba un mueble que ya estaba brillando —Y no puedes negarlo.
—¿Qué vas a cocinar? — su hermano mayor desvió la vista del computador para mirarle, ignorando a sus otros hermanos —Haz algo dulce.
Como se habían criado juntos, conocían perfectamente las manías del otro, así que no le sorprendió que su hermano sepa que había bajado para cocinar algo buscando matar su ansiedad. Después de todo, eran las dos de la mañana y Jacaerys estaba trabajando, Rhaena se encontraba lustrando muebles ya limpios y Joffrey estaba refugiándose en la tecnología como todo Gen Z.
Se conocían lo suficiente.
—¡Haz panecillos de nuez! — pidió Joffrey
—¿Por qué de nuez? — Rhaena se interesó
Lucerys se encaminó a la cocina, sacando algunos ingredientes para hacer flan. No iba a hacer panecillos, quería probar una nueva receta de flan que había visto en TikTok y este era el momento perfecto para ello.
—Porque Daeron es alérgico a la nuez. — respondió simple —Y yo podría...
—No vas a envenenar a Daeron, Joffrey. — reprochó Jacaerys —Ya suficiente hemos tenido de los Hightower, no necesitamos más protestas de su parte.
—¿Por fin has tenido suficiente de los hermanos Hightower? — preguntó Luke con una sonrisa —Ya era hora.
Jacaerys gruñó y Joffrey soltó una risa sarcástica.
—Mira, en esta vida hay que comer de todo. — Rhaena soltó mientras mudaba de mueble —Yo te apoyo Jace, si querías la versión femenina de Aegon pero dulce, entiendo que optaras por Helaena, y si querías la versión masculina de ella pero con vicios, entiendo que optaras por Aegon.
—¡Yo no "opté" por ninguno! — gruñó él —Saben perfectamente que... solo paso.
—Sí, y yo soy virgen.
—¡Ewwww! — su hermano menor hizo una mueca de desagrado aún mirando la pantalla —Ya es suficiente trauma con que tu habitación esté junto a la mía como para que lo admitas a viva voz.
—Apoyo a Joff, las paredes son jodidamente delgadas. — secundó Rhaena —A veces no puedo dormir porque mi habitación queda justo en medio de la de Baela y Jace.
—¿Y eso qué? — volvió a gruñir Jace mientras Luke aguantaba una risa ante el mal humor de su hermano mientras sacaba cantidades de sus ingredientes —¿Qué con eso?
—¡Que si Baela no coge, lo haces tú! ¡Me tienen harta!
Era casi entretenido como casi ninguno se miraba, los cuatro se hallaban mirando sus respectivas actividades mientras mantenían el diálogo a viva voz por toda la sala, como si no estuvieran concentrados en lo suyo.
Jacaerys estaba sentado junto a la ventana al costado de la puerta principal de la casa, donde había una pequeña mesa del té que Rhaenyra solía utilizar para sus "citas" con Daemon, en dónde antes ellos bebían café mientras ellos jugaban en la sala de pequeños. El espacio se encontraba prácticamente dentro de la pared del hogar, que se hundía hacia el frente de la casa para dar paso a un pequeño espacio en forma de cilindro donde una mesa pequeña y cuatro sillas altas estaban colocadas. Aún vestía su traje del trabajo, no se había cambiado, Lucerys sospechaba que se había puesto a trabajar ni bien terminaron de cenar.
Rhaena estaba vestida con su pijama de seda, un conjunto rosa pastel de unos pantalones largos y una blusa de tirantes del mismo tono, sin encajes ni nada por el estilo. Su cabello platinado estaba tan corto como el de su gemela, pero se veía que había estado tocándolo, pues se veía sumamente desordenado. Se encontraba hincada en una esquina de la sala, fregando el mueble que contenía algunas fotografías familiares que miraban hacia el lugar en donde Jace se encontraba.
Joffrey, en cambio, vestía unos pantalones deportivos rojos y una camiseta negra con el logo de su banda inglesa favorita impreso, estaba sentado cómodamente en el sofá mirando a la televisión frente a él, el mando de su videojuego siendo manipulado con rapidez y precisión mientras sus largos rizos castaños se movían cada que se rascaba el cabello con nerviosismo.
Ahora que se fijaba, Jace también llevaba sus manos a la cabeza con frecuencia, desordenando sus ligeras ondas mientras suspiraba con cansancio
Y luego estaba él, en la cocina, preparando las medidas para hacer un maldito flan a las dos de la madrugada porque su hermana mayor estaba en prisión y mañana la enjuiciarían por un crimen que no cometió.
Ahora que lo pensaba, tal vez Joffrey tenga razón y todos necesitan ir a terapia.
—Nada puede ser peor que Aemond y Luke. — gruñó Joffrey
—Yo no hago tanto escándalo. — se defendió Lucerys con las mejillas rojas —Jace y Aegon si que hacían mucho.
—¡Solo fue una vez! — Jacaerys levantó la voz —Malditos.
Rhaena, Joffrey y Luke se partieron en risas ante la reacción de su hermano, quien luego de varios segundos se unió a la risa. No sabían si porque la conversación terminó por parecerle graciosa o por simple histeria; el menor sospechaba que se trataba de un poco de ambos.
Lucerys se sentía mejor en compañía de sus hermanos, definitivamente mejor, lo había comprobado mientras revolvía el flan.
—Por la forma en la que se miran, diría que fue más de una vez. — Rhaena sonrió ladinamente —Hasta podría decir que aún están en eso.
Jace levantó la cabeza tan rápido que su cuello tronó, el menor contuvo un jadeó de dolor ante el sonido mientras Luke silbaba de la impresión.
—No vuelvas a insinuar eso en esta casa. — la voz de Jacaerys era completamente seria, mientras sus mejillas se volvían rojas y sus ojos se oscurecían —No vuelvas a decir tal estupidez, Rhaena. Te lo advierto.
Todos guardaron silencio unos segundos, intentando asimilar la seriedad de las palabras del mayor. Era como si el ambiente ligero que habían logrado generar se hubiera esfumado en el ambiente y ahora nuevamente quedaba la tensión nerviosa palpable entre los cuatro.
Normalmente, en estos momentos, eran Joffrey o Baela quienes rompían la tensión. Pero Joffrey es joven aún; él está tratando de averiguar que decir para romper el hielo.
En momentos así es que su hermana ya tenía un comentario en la punta de la lengua y todo volvía a la normalidad. Pero eso no pasó, porque su hermana no estaba. Y Joffrey se quedó callado, dejando que el momento de silencio mitigue la emoción mientras todos volvían a sus antiguas funciones.
Lucerys solo esperaba que Baela volviera pronto.
Westeros (King's Landing) — 5:30 horas
Sábado, 20 de noviembre del 2021
2 horas antes del juicio de Baela Targaryen-Velaryon
El rubio se levantó con pesadez de la cama, sus mejillas aún tenían marcas de la almohada mientras se encaminaba con pasos lentos y silenciosos al pasillo principal de la segunda planta de su hogar, se deslizó por la puerta hasta el pasillo, resintiendo la cantidad de luces encendidas de este luego de estar en las penumbras de su cuarto.
Giró a la derecha y pasó en silencio por la habitación contigua, la cual tenía la puerta cerrada aún, ocultando al menor de los hijos de Harwin Strong, quien se encontraba sentado al pie de su propia cama, mirando desde el anonimato como las redes sociales estaban estallando en teorías, ansias y noticias falsas.
En la habitación siguiente, la puerta se hallaba completamente abierta, entonces pudo ver como el segundo hijo de Harwin Strong susurraba palabras en alto valyrio durante una llamada, aún llevaba puesta su pijama y no se dió cuenta de su presencia; estaba totalmente concentrado en la conversación que mantenía.
No llegó al final del pasillo cuando se volvió a deslizar como un fantasma, esta vez dando media vuelta y volviendo de nuevo a su camino hacia la habitación principal de la casa. Solo había ido a curiosear qué hacían los castaños, y solo había visto a uno de ellos despiertos.
Llegando a su destino ingresó sin tocar la puerta, en la cama matrimonial se encontraban su padre y su madre, ambos durmiendo (por fin) en la misma cama tras una semana de guerra fría.
Tal vez Aegon III Targaryen tenía solo cinco años, pero hasta él podía leer el ambiente cuando sus padres estaban distanciados o cariñosos. Era sumamente perspicaz y eso le ayudaba a camuflarse con el ambiente y volverse prácticamente invisible, una cualidad que, a tan pocos años de vida, le encantaba.
Rhaenyra Arryn y Daemon Targaryen se encontraban susurrando palabras que no llegó a escuchar, puesto que ambos notaron inmediatamente su presencia, levantando la cabeza por encima del colchón para mirarlo con interés.
—Egg, cariño...
Aegon no respondió, simplemente caminó hasta la cama y se subió a la misma del lado de su madre, para luego rodar y quedar en medio de los adultos que anteriormente abrazados, le hicieron un hueco entre sus brazos para que se acurruque.
—Buen día, muña. — susurró acariciando la mejilla de Rhaenyra con la suya, luego se giró hacía Daemon, dejando su cabeza descansar sobre el pecho del mismo —Papi.
—Buenos días, mi dulce. — su madre le dió un sonoro beso en la mejilla —¿No es muy temprano para que estés despierto?
—Luke ya despertó. — murmuró sonriendo ligeramente, se acurrucó más entre los cuerpos de sus padres —Joff aún no.
—Eso es porque es muy temprano, Egg. — su padre le acarició el cabello con suavidad —¿Tuviste pesadillas?
Aegon se abrazó a su padre y luego miró a su madre, pidiéndole en silencio que se acerque más para envolverlos a los tres en un súper abrazo familiar. Rhaenyra aceptó gustosa y se arrastró unos centimetros hasta que los tres se convirtieron en una maraña de cuerpos dificiles de diferenciar por debajo de los edredones y sábanas de color marfil.
—No pesadillas. — murmuró calmado —Solo quería verlos.
—Está bien, mi dulce. — su madre dejó un beso en su frente
—¿Podemos quedarnos así...? — preguntó esperanzado, estaba aprendiendo acerca de la cantidad de tiempo en la escuela —¿Un lustro?
Daemon soltó una risa que vibró por todo su cuerpo, seguía acariciando su cabello, así que el toque y las vibraciones lo tranquilizaron mientras su cuerpo aceptaba el cariño que buscaba por las mañanas.
—Ojalá pudiéramos, mi dulce. — murmuró Rhaenyra, mirándolo con esos ojos verdes similares a los de su hermano Lucerys —Pero hoy es un día ajetreado. Iremos a traer a Bae de vuelta a casa.
—Así que necesitamos que estés atento, ñuha zaldrīzes. — comentó su padre quedamente —Tú te quedarás a preparar su fiesta de bienvenida junto con Dalya, ¿si?
—Pero... — Aegon levantó la cabeza refunfuñando —¡Yo quiero buscar a Bae!
—Bae está en un lugar donde solo pueden ir los adultos, mi dulce. — Rhaenyra se unió a la caricia de Daemon en sus hebras platinadas rascándolas con la punta de sus dedos, un movimiento suave y relajante —Así que tu padre, tus hermanos y yo iremos a buscarla. Tú tienes que quedarte a cuidar la casa y vigilar que la fiesta salga bien, ¿te parece?
—¡Muña...! — reclamó molesto —Papi, papi... — se giró para ver a su padre, quien le sonreía con adoración —Papi quiero ir a Bae, ¡quiero Bae!
Daemon le besó la sien aun estando del revés para él y luego le sonrió —Bae kessa māzigon, ñuha zaldrīzes. (Bae vendrá, mi dragón.) — le susurró —Pero necesito que te quedes a cuidar la casa, ya que yo no podré hacerlo, ¿puedes hacer eso por mí, ñuha zaldrīzes?
—Bien. — refunfuñó el niño, apegándose más a sus padres —¿Que hora buscar a Bae?
—Bae está lejos, mi dulce. Así que tendremos que ir pronto. — Aegon hizo un mohín; no ocultaba sus emociones con sus padres y hermanos —Volveremos antes de que sea tu hora de dormir, lo prometo.
...
Jacaerys Strong había terminado de vestirse cuando escuchó como la puerta del final del pasillo se abría, supuso que se trataba de sus padres por lo que le restó importancia. Miró el techo de su habitación mientras debatía entre levantarse para ponerse su camisa de una tonalidad verdosa clara (casi pareciera que esta se trataba de una camisa blanca) o quedarse ahí un rato más.
Su celular sonó, distrayendo su línea de pensamiento, por lo que respondió sin mirar de quién se trataba. El tono correspondía a su número personal, el cual conocía un puñado de veinte personas, entre miembros de su familia, sus amigos del Norte y, por supuesto, su guardaespaldas.
—¿Buen día?
—Te escuchas fatal, Strong. — la voz de Cregan sonó rasposa, casi podía ver su sonrisa austera, no dio vueltas, fue directo al punto. —¿Cómo lo llevas?
—El juicio es en dos horas. — admitió en un susurro —No he escuchado movimiento en la casa aparte del cuarto de mis padres, temo que nadie haya despertado aún.
—Entiendo. — habló con serenidad —Pero esa no fue mi pregunta.
Jacaerys suspiró pesadamente. —No me dejarás en paz a menos que te lo diga, ¿verdad?
—Me conoces, Strong. — soltó una risa corta —Desnuda tu corazón ahora o voy a arrancarlo de tu pecho con mis propias manos para saber que te pasa.
—Eso fue lo más tierno que me has dicho. — dijo con falso sentimentalismo, entonces, suspiró —Estoy asustado, Creg.
—¿Asustado? ¿No confías en tu hermana? — el mayor soltó otra risa —Todo saldrá como tenga que salir, Jace.
—Lo sé.
—No puedes controlarlo todo, Jace.
—Lo sé.
—No es tu culpa, Jace.
—Eso también lo sé. — volvió a suspirar, mirando aún el techo —Van a transmitir en vivo el juicio, ¿lo verás?
—Tengo una reunión con proveedores. — negó, aceptando el cambio de tema —Pero creo que Rickon está al pendiente. Le pediré que te fotografíe en cuanto pueda.
—Por favor no lo hagas. — murmuró —He elegido un traje con los colores de la familia de mi padre, estoy seguro de que todos los ojos estarán puestos en mí de por sí. No necesito más de eso.
—¿No irás de negro? — inquirió el otro —Ya sabes, eso de que los Targaryen visten de negro para declarar la guerra y cosas así.
—No soy un Targaryen. — refutó —Soy un Strong.
—Heredarás la empresa de los Targaryen. — contraatacó Cregan
—¿Y qué?
—Jacaerys.
—Hoy estás más insoportable de lo normal. — gruñó el mencionado —La próxima vez que vaya al Norte o vengas a Westeros vas a dejar de caminar por un largo tiempo.
La risa estridente de Cregan inundó con fuerza su cavidad auditiva, tanto así que tuvo que separar el dispositivo de su oído por razones de cuidado personal. Cuando Stark dejó de reír, ambos guardaron silencio unos segundos, respirando con tranquilidad. Se encontraban atesorando esta conversación (una de las pocas) que podían tener como amigos que eran a pesar de sus ajetreadas vidas y sin embargo, estas estaban llamando.
Así que, para su pesar, la interacción debía culminar.
Fue el mayor quién habló primero. —Farewell, Strong.
Jace sonrió quedamente ante esas palabras que le sacaron la primera (y tal vez única) sonrisa del día. A veces Cregan hablaba de forma tan norteña que la lengua común no se sentía tan común cuando intentaban comunicarse.
—And you, Stark.
Él también podía hablar así cuando se lo proponía.
Westeros (Driftmark) — 5:00 horas
Sábado 20 de noviembre del 2021
2 horas y 30 minutos antes del juicio de Baela Targaryen-Velaryon
Marea Alta era una ciudad tranquila, lejana a todos los escándalos de la capital del país. Pero seguía siendo la capital de Driftmark, una isla que se volvía pequeña cuando menos te lo esperabas.
Así que no era de extrañar que todos en el lugar no pudieran dejar de hablar acerca del juicio de Baela Targaryen-Velaryon, primogénita de Daemon Targaryen y Laena Velaryon.
—El helicóptero está listo. — dijo su hermano, ella no lo miró. —Laena...
Laena Velaryon, secreta hija ilegitima de Corlys Velaryon y Rhaenys Targaryen, nacida en Marea Baja, un pueblo lejano a la costa de Driftmark, un pueblo marginal, donde todos se conocían entre todos, donde el agua solía escasear y la comida que era para un día se veía forzada a durar siete.
—Bien.
Laena, dentro de todos sus privilegios, había tenido una vida muy difícil (o mejor dicho, algo triste) era tan solo una pequeña bebé cuando su padre la arrancó de los brazos de su madre para llevarla a Marea Alta y hacerla pasar por hermana mayor de Laenor, su hijo legítimo. Ella no había entendido el porqué hasta que creció y descubrió que todos los habitantes de Marea Baja habían sido exiliados al Lecho de Pulgas en King's Landing, dejando a Driftmark con una población únicamente de clase media-alta, sin marginados, convirtiéndose en una isla exclusiva.
—Laena. — volvió a llamar su hermano —¿Ellas lo saben?
La mujer siguió sin mirarlo, miraba la ventana de su cuarto sin parar, visualizando como el mar se movía tranquilo junto al violeta amanecer que se asomaba por él. Sus ojos amatistas, (nunca entendió de dónde terminó por salirse ese gen valiryo) miraban con calma a las olas moverse tranquilas sobre el firmamento.
—Baela lo sabe.
Vestía un vestido elegante de color azul Velaryon, aunque en realidad era más un verde aqua. La falda era de seda fina y el corset estaba forrado con la misma tela, dejando que las mangas que dejaban ligeramente al descubierto sus hombros eran de un color marfil, a tono con las florecillas esparcidas por todo el vestido que le llegaba por debajo de la rodilla.
—¿Rhaena?
Su cabello platinado, herencia de su padre, estaba recogido en una coleta alta que dejaba ver sus facciones Velaryon; la piel morena, la nariz aguileña y porte imperial. Sus rizos caían desperdiciados por su espalda, cubriendo sus omoplatos como una manta.
—No.
El mar traía calma, decían por ahí.
Gran parte de ella se sentía en paz cuando miraba a las olas moverse con suavidad e incluso con brutalidad, también cuando el olor salino llegaba a su nariz y también cuando sentía la arena mojada entre sus pies.
Su padre solía decirle que los Velaryon alguna vez fueron valyrios, que probablemente sus ojos, diferentes al resto de la familia, se veían así por un gen que habían creído perdido. Corlys también solía decirle que fueron navegantes, exploradores, una casa importante en la época de la conquista del continente por parte de los Targaryen, que su linaje se había cruzado con el de ellos muy atrás en el tiempo.
Pero hoy por hoy, a su padre ya no le gustaba hablar de los Targaryen.
Laenor se acercó lentamente, con suavidad, llegó a su lado y tomó sus manos entre las suyas, obligándola a mirarlo a pesar de que no quería hacerlo, sacándola de su trance para que sus ojos se crucen.
—Todo saldrá bien.
Laena miró a los ojos oscuros de su hermano, vió la bondad en ellos y supo, que Laenor era irrefutablemente su otra mitad. Su hermano, su querido hermanito. Aquel al que había protegido de las burlas, de los ojos indiscretos y de los susurros maliciosos. Aquel que le tomaba de la mano cuando la notaba nerviosa y besaba sus nudillos para calmarla.
Aquel que la amaba como una hermana.
Ni siquiera su esposo, el muy maldito, estaba aquí para apoyarla. Él se encontraba en Essos, atendiendo su propia empresa familiar, dejándola de lado como siempre. Se veían cada cuatro meses y prácticamente ni se hablaban, la única razón por la que no se divorciaban aún era porque sus padres no se lo permitían.
Laena Velaryon estaba atrapada en un matrimonio por conveniencia, del cual no podía escapar.
—Sí. — susurró, dejando su trance para luego darle un beso en la mejilla, con sus manos le agarró las mejillas mientras decía: —Te quiero, Laenor.
Él sonrió, por supuesto, uniendo sus frentes en señal de reciprocidad —Y yo a tí, Laena.
Dioses, realmente lamentaba mucho lo que estaba por hacer.
Solo esperaba que alguna vez, sus hijas y su hermano entendieran el porqué.
Westeros (King's Landing) — 7:00 horas
Sábado 20 de noviembre del 2021
30 minutos antes del juicio de Baela Targaryen-Velaryon
Todos saben que cuando un Targaryen quiere declarar la guerra, este se viste de negro. No era un secreto para la sociedad, ni para nadie en realidad, todos lo sabían.
La prensa de todo el país estaba movilizada a las afueras de la Corte Suprema de Justicia, todos atentos a la llegada de la icónica familia Targaryen, de quien se presumía se dividía de acuerdo a las familias de los dos hermanos mayores.
Las facciones eran claras a los ojos del público; Targaryen-Hightower de parte de Viserys y Targaryen-Strong-Velaryon-Arryn por parte de Daemon. O mejor conocidos como los verdes y los negros respectivamente.
Es así que los primeros en presentarse son los verdes. Los periodistas se amontonan cuando ven un auto negro con vidrios polarizados, simbolizando que solo podían tratarse de una de las facciones de los Targaryen, confirman que se tratan de los verdes cuando en las motocicletas que le seguían bajan dos personas reconocibles para la farandula; Arryk Cargyll y Brianne Tarth, los guardaespaldas personales de los primogenitos de Viserys Targaryen.
Bajaron sin cuidado alguno del vehículo Aegon y Helaena Targaryen, ambos ataviados con trajes combinados de verde esmeralda. Helaena traía un saco color negro mientras que su camisa tiraba del mismo tono que sus largos pantalones, verde, el color de los Hightower, Aegon, en cambio, vestía una camisa negra y pantalones y saco del color de su familia materna.
El cabello de la joven se hallaba suelto y recogido en el frente por pequeñas trenzas que se unían por detrás, dejando que sus rizos platinados se deslicen por su espalda con facilidad, su hermano, en cambio, había peinado su cabello hacia atrás, de forma en que sus ondas solo quedaban expuestas en las puntas del mismo.
Eran la idéntica imagen de lo que simbolizaba ser un Targaryen; el lujo en los trajes y la gracia con la que se movían, como si ambos fueran auténticos príncipes.
—¡Helaena! ¡Helaena!
—¡Aegon! ¡Aegon!
Los periodistas se movilizaron en masa contra ellos, Brianne tuvo que intervenir cuando un par de paparazzis pusieron justo en el rostro de Helaena sus cámaras, oprimiendo el botón del flash con la intención de dañar sus ojos. Arryk, por su lado, se encargaba de empujar "gentilmente" a los demás periodistas que intentaban acercarse al par de hermanos que abrían paso entre las vallas para llegar a las puertas del lugar.
—¡Helaena!
—¡Aegon!
Unas doscientas personas (como mínimo) intentaban fotografiarlos y hacerles preguntas, como si todo se tratara de una alfombra roja y no un juicio. Varios juraban que solo querían una foto, otros que solo era una pregunta y los más descarados lanzaban sus opiniones acerca de lo que determinaría el juicio de su prima.
Aegon nunca fue una persona paciente, así que al divisar a un periodista que no paraba de perseguirlos a pesar de que Arryk lo empujaba cada vez más fuerte, le pidió al hombre que lo dejara hablar.
—¡Aegon! — el hombre parecía ser feliz de que el muchacho le diera oportunidad —¿Confía usted en la inocencia de su prima, Baela Targaryen-Velaryon?
El menor lo miró con interés, un millar de cámaras y por lo menos cuatrocientos ojos estaban sobre él ahora mismo. Helaena, quien yacía agarrada de su brazo, solo lo empujó levemente hacia delante, sin decir nada, por lo que Aegon comprendió lo que su hermanita le ordenó sin decirlo.
—Arryk, mantenlo alejado. — comentó dejando al hombre con las palabras en la boca para luego desviar la mirada —Sé gentil, hombre.
Caminaron sin interrupciones porque llegaron (sin nada de sutileza) sus padres, por lo que la atención de todos los presentes se volcó en Viserys y Alicent, quienes bajaron con elegancia de un auto igual de negro, sus guardaespaldas también ayudaron a que los periodistas no los atosiguen demasiado.
Los flashes se desviaron, logrando que los hermanos ingresen al corte sin interrupciones más allá de uno o dos reporteros que les grababan mientras ingresaban aún tomados del brazo.
Alicent y Viserys, en cambio, no tenían ninguna muestra pública de afecto físico o emocional, cosa que no pasó desapercibido por la farándula que los atosigó enseguida.
—¡Viserys! ¡Viserys!
—¡Alicent! ¡Viserys!
La mujer se encontraba a dos pasos de su esposo, quien estaba vestido con su simple traje completamente negro, más un pañuelo y corbata de indiscutible tonalidad verde dejaba ver claro a cual "faccion de su familia" pertenecía, aunque este negara tal división. Alicent, vestía una falda ancha, larga hasta los tobillos color verde y una blusa negra de volantes de loto y cuello alto.
Cuando llegaron a mitad de camino fue Viserys se dió media vuelta y tomó de la mano a su esposa, descansando sus dedos por sobre los anillos de la mujer para invitarla a caminar más rápido en su recorrido hasta la entrada.
La atención volvió a dispersarse tras gesto, esta vez con la llegada de los negros, que llegaron en un solo auto, para sorpresa de varios. Se trataba de una especie de limusina sin serlo, un auto completamente negro con tres hileras de asientos además del asiento del conductor. Básicamente... un minibus elegante.
Rhaenyra y Daemon fueron los primeros en bajar, sin necesidad de guardaespaldas, pues la atemorizante figura del mayor era suficiente como para que los periodistas tomen sus distancias. Aun así, sus guardaespaldas se mantenían cerca, llegando también en motocicletas.
Rhaenyra ocupaba su cabello peinado en trenzas similares a las de su hermana Helaena, solo que las suyas eran más gruesas y dejaban colgar su cabello lacio a su lado de la cara. Vestía un vestido de una sola pieza color negro, largo hasta los tobillos y de mangas trescuartos. La falda se cernía por sus caderas mientras que la parte superior mantenía un escote cuadrado, siendo igual de ajustado que las mangas, las cuales abrazaban con gracia a sus brazos.
Daemon vestía totalmente de negro, desde los zapatos hasta el abrigo negro que traía encima del traje, similar al tapado del mismo tono que vestía su esposa. El mayor se había peinado el cabello hacia atrás a pesar de que este ya le cubría la nuca, manteniendo una mirada altiva mientras tomaba de la mano a su esposa.
Los siguientes en bajar fueron Jacaerys y Rhaena, esta última vestía unconjunto de falda de tubo hasta las rodillas, de color negro, por supuesto, al igual que la blusa elegante de escote corazón que llevaba puesto por debajo de su tapado negro. Las miradas no salían de sus piernas, abrigadas con pantimedias de una tonalidad oscura, dándole a su piel morena más realce.
Jacaerys, en cambio, vestía un traje de un azul firme, contrario a lo esperado de su persona. Era completamente obvio que iba con los colores Strong, puesto que su camisa era de un verde desapercibido, más su corbata se trataba de un rojo bermellón, dejando en evidencia un mensaje implícito.
"No soy un Targaryen, soy un Strong."
Lucerys y Joffrey fueron los últimos en bajar, siendo este último protegido por su hermano mayor al llevarlo de la mano sin importarle las miradas indiscretas, los flashes y los comentarios directos dirigidos a este gesto inusual.
Lo que tampoco pasó desapercibido para los demás fue el hecho de que Aemond Targaryen, tercer hijo de Viserys Targaryen, alguien que debería ser parte del bando de los verdes se encontraba bajando del mismo auto que los demás miembros de la facción, caminando lado a lado con los negros, en especifico, con Lucerys Strong.
Lucerys vestía, al igual que Jacaerys, los colores de su padre legítimo, pero de manera más sutil. Un traje color negro, combinado con una camisa azul y una corbata rojo bermellón. Evitando por completo el color verde a los ojos de la prensa, pues se hallaba en el pañuelo de su traje, cubierto por el abrigo negro que llevaba puesto.
Aemond, vestía un traje indentico al de Daemon, de un negro tan oscuro como tajante, dejando muy claro cual era su estatus en la familia, cual bando había elegido. Su largo cabello platinado hacía contraste contra los rizos oscuros de Lucerys, quien le había resuelto el cabello en una coleta alta sin más.
Joffrey, quien iba por detrás de la pareja, había optado por un traje negro, sin embargo, su camisa era de un tono rojizo y corbata azul debido a la recomendación de su madre. Había querido ir de completo negro, más su madre le ordenó que también llevara algo en simbolo de su apellido, tal cual Luke lo hizo.
La familia caminó en medio de la prensa ante las miradas atemorizantes de Daemon y Aemond, siendo grabados y fotografiados más no atosigados como sucedió con los Hightower. La presencia de ambos Targaryen había impuesto un orden implícito de que nadie debía acercarse, por lo que la comitiva ingresó a la corte sin más problemas de los usuales.
—¡Rhaenyra! ¡Daemon!
Los flashes se dirigían a todas partes, no quedándose quietos, viajando desde la ropa hasta sus rostros sin cesar. Varios periodistas se mantenían en su lugar, caminando a la par que la familia sin interponerse a ellos mientras buscaban hacerles preguntas también.
—¡Jacaerys! ¡Rhaena!
—¡Lucerys! ¡Aemond!
La entrada era enorme, tratándose de una escalinata de piedra tallada que te llevaba la explanada, también de piedra tallada, colocada debajo de enormes pilares que sostenían el alto techo. La puerta era enorme también, en el marco resaltaba con detalles de oro las figuras de unas estrella de siete puntas, como en el Septo, mientras que en la parte superior se veía el símbolo del Padre, la balanza.
Cuando Joffrey ingresó, aún sin soltarse de Lucerys, los guardias en custodia cerraron la enorme puerta para evitar el ingreso de la prensa no autorizada, después de todo, un canal había pagado los derechos exclusivos de televisar y transmitir el juicio.
Una vez dentro, tanto los verdes como los negros se encontraron.
—¡Mi adorada hija! — Viserys se acercó a Rhaenyra, tal pareciera que había obligado a los verdes a esperar a que todos estén reunidos para buscar el lugar en donde se realizaría el juicio. —Mi pequeño Aemond.
El hombre acunó el rostro de Rhaenyra entre sus brazos y luego le sonrió a su hijo menor mientras asentía con la cabeza, Aemond se devolvió el gesto y Rhaenyra se separó de su toque, algo incómoda por la mirada que le daba Alicent desde su posición. La mujer parecía haber tragado un limón entero, mirando con horror como su tercer hijo vestia un traje negro sin ningún detalle verde, más aún viendo que Joffrey vestía con orgullo los colores Targaryen.
—Padre. — sonrió —Alicent.
—Buenos días, hijastra. — la mujer parecía sonreir como si fuera a saltarle sobre la yugular en cualquier momento —Y toda tu familia, buenos días.
—Buenos días, Señora Alicent. — Jace y Luke sonrieron idénticamente tras compartir las palabras
Rhaena, Daemon y Joffrey se mantuvieron en silencio. Aegon y Helaena, ambos detrás de su madre, hicieron lo mismo.
—Veo que solo les falta el pequeño Aegon para completar la familia. — comentó Alicent tras inspeccionarlos a todos —¿A que debemos el honor de contar con la presencia del pequeño Strong?
Daemon apretó los dientes, la última vez que Alicent había hablado de Joffrey terminaron en pésimos términos y en prisión. Una parte suya quería que la mujer le diera una excusa para darle su merecido, la otra, le recordaba que se encontraban en un juzgado.
—Oh — Arryn tomó de la mano libre a Joffrey, acercándolo a ella y Daemon mientras sonreía educadamente —, he estado pensando que ya va siendo hora de que Joff haga apariciones públicas. Cumplirá 15 años en unas semanas, así que prefiero que sus apariciones públicas comiencen con eventos familiares importantes.
Rhaenyra había mantenido a Joffrey y Aegon completamente alejados del ojo público durante años. La última vez que la prensa fotografió a Joffrey Strong fue cuando el pequeño contaba con menos de diez años de vida, justo después del divorcio de Rhaenyra. Mientras que de Aegon, solo lo conocían por las fotos familiares que sus hermanos publicaban en las redes sociales.
—¿Tan pronto? — los ojos juzgones no se hicieron esperar —¿Es un juicio público la mejor manera de empezar en los medios?
—Madre. — Helaena se adelantó, enganchando su brazo al de su progenitora con una sonrisa suavizada —Creo que eso es algo que solo les concierne a Rhaenyra y Harwin, después de todo, ellos son los padres de Joffrey.
Daemon iba acotar algo, sin embargo Rhaena imitó el gesto de su prima y enganchó su brazo al de su padre, abrazando su cuerpo para luego girar la cabeza y susurrarle al oído en valiryo. —Lykiri, kepus, lykiri.
Rhaenyra sonrió incómoda, al igual que Lucerys que desvió la mirada hasta Aemond, quien solo se concentraba en mirar a su hermano mayor y comunicarse (aparentemente) por telepatía con él. Jacaerys se acercó a su madre, previendo que la situación podría volverse complicada y luego le sonrió a todos los presentes, tardando menos tiempo con Aegon.
—El juicio dará comienzo en breve. — aclaró tras su saludo implicito —Creo que deberíamos ir a sentarnos, muchas personas estarán presentes y no queremos quedar hasta atrás.
—¡Excelente idea, nieto! — Viserys dejó caer una mano sobre su hombro, en afán de aliviar el ambiente —Una opinión digan del heredero de mi niña.
Alicent volvió a torcer el gesto pero no mencionó nada, caminando en compañía de Helaena para que luego Aegon tomase a su padre del brazo, siguiendolas en silencio.
Y así, todos ingresaron a la sala correspondiente.
Westeros (King's Landing) — 7:15 horas
Sábado 20 de noviembre del 2021
15 minutos antes del juicio de Baela Targaryen-Velaryon
Del lado derecho se encontraban los abogados que había contratado, junto a ellos, Baela Targaryen-Velaryon, su hija, se encontraba vestida con el típico uniforme de la prisión, su cabello platinado ya le cubría por completo la nuca y comenzaba a caer rizado a los lados.
Abogadas Número Uno, Dos y Tres estaban charlando con ella de forma tajante, Baela asentía a todo lo que le decían, mientras se mostraba seria, mirando a la mesa del jurado, que constaba de un total de diez personas que se mostraban serias.
Del lado izquierdo, se encontraba la defensa del Estado, que constaba de dos abogados, abogados a los cuales Daemon reconoció enseguida. Tal cual como habían previsto, uno de ellos era Criston Cole, vistiendo un traje de color marfil impuluto, hablando quedamente junto a su compañero, quien no se trataba de nadie más ni nadie menos que Gwayne Hightower, el hermano mayor de la perra verde.
La sorpresa parecía venir de ambos lados, pues Alicent al reconocerlo hizo una mueca más similar al espanto que a la sorpresa, logrando que su hija siga el camino de la mirada hasta encontrarse con su tío materno. Helaena abrió los ojos tanto como pudo antes de percatarse de su acto, desviando la mirada y dirigiendo a su madre a un asiento del lado izquierdo.
Rhaenyra lo miró, manteniendo la mirada más tiempo del necesario, para luego asentir con la cabeza en señal de compresión. Ambos lo habían visto. Daemon le devolvió el asentimiento y los dirigió a su sitio del lado derecho, en la primera fila, permitiendo estar justo detrás de Baela que los reconoció y les dirigió un saludo simple con la mano.
Han sido tan malditamente obvios. Pensó el mayor con una sonrisa petulante. Esto les va a costar caro.
—Aemond. — Alicent llamó con suavidad, sólo entonces se percataron que el rubio se dirigía junto a ellos, lejos de los suyos —Ven, hijo.
Targaryen sonrió quedamente, para luego tomar la mano de Lucerys y negar con la cabeza en silencio, sentándose finalmente en la punta de la fila, justo al lado de su pareja. Hightower contuvo sus palabras, puesto que Aegon la tomó del brazo contrario al que sostenía Helaena y la jaló hasta sus asientos en la primera fila de la izquierda, donde su madre había tenido intención de sentarse primeramente.
Del lado de la derecha, justo detrás de Baela y posicionados de izquierda a derecha se encontraban; Aemond, Luke, Rhaena, Joff, Daemon, Rhaenyra y Jace. Cada uno de ellos viéndose imponente de diferentes maneras. Aemond y Lucerys mantenían una expresión neutra, al igual que Rhaena quien tenía el mentón altivo en señal de superioridad. Rhaenyra y Jacaerys miraban detenidamente el lugar y se dirigían miradas entendidas, mientras Daemon, notando el nerviosismo de su hijo menor, le tomó de la mano con sutileza, ofreciendo un apretón de consuelo.
Del lado de la izquierda, detrás de Criston, Gwayne y (para sorpresa de los presentes) Vaemond Velaryon, quien había llegado hace unos segundos para posicionarse justo a su lado. Posicionados de derecha a izquierda se encontraban; Aegon, Helaena, Alicent y Viserys. Esta vez viendose menos imponentes que los "negros", pero de igual forma mostrandose fuertes. Aegon y Helaena mantenían expresiones neutras idénticas, ambos analizando el ambiente y la situación en silencio, compartiendo miradas entendidas, a la par que Viserys y Alicent se mostraban altivos, sin dirigirse miradas pero sosteniéndose de las manos bajo la atenta mirada de todos, dándose fuerzas mutuamente a pesar de las implicancias que tenía el que Gwayen Hightower estuviera del lado del estado en un juicio a la sobrina de Alicent.
La secretaria, ubicada al lado del estrado, se levantó tras consultar su reloj de muñeca. Vestía un sencillo traje de falda y chaqueta negros, con el cabello recogido y la mirada inocente, la mujer dijo unas simples palabras que lograron que todo el lugar guardara silencio.
—Pueden ponerse de pie para recibir a la señora jueza, Sansara Tarly.
Todos los presentes se pusieron de pie, y las cámaras ubicadas cerca de la puerta apuntaron directamente a ella, por donde una mujer de estura media, contextura ligeramente rolliza, cabello negro ondulado y grandes ojos negros como la noche. La mujer lucía con orgullo su vestimenta negra de jueza y se posicionó en el estrado con simpleza.
—Pueden tomar asiento. — afirmó una vez que ella misma lo hizo
Daemon y Rhaenyra compartieron miradas indiscretas mientras volvían a tomar asiento, junto a ellos, Jacaerys se esforzaba por no evidenciar su sorpresa y su rabia combinadas, a la par que Lucerys y Aemond levantaban la cabeza con discreción, mirándose unos breves segundos antes de sentarse.
Porque si parte de la defensa era Gwayne Hightower, el hijo mayor de Otto Hightower, y la jueza se trataba de Samsara Tarly, hermana menor de la esposa de Ormund Hightower, tío de Alicent y Gwayne, solo podía significar una cosa.
Que este juicio ya está ganado por los verdes.
Joffrey Strong reconoció a la jueza tras largos minutos de inspeccionarla con la mirada, fue entonces que las palabras de Laenor Velaryon (quien junto a su hermana y padres habían llegado segundos antes de la entrada de la mujer, posicionándose en los asientos del medio en lado izquierdo del lugar) resonaron con fuerza en su cabeza.
"Alguien está buscando a la oveja más gorda y grande, y para ello está distrayendo al pastor. Cuidado con los lobos disfrazados de ovejas, eso es todo lo que puedo decirte ahora"
Esto estaba jodidamente jodido. Muy jodido. Lo siguiente de jodido.
—Qrugh. (Mierda) — balbuceó de forma inaudible hasta para sí mismo —Qrimbrōstan... (Malditos...)
Malditos Hightower.
N/A:
¡Hay doble capitulo! ¡El siguiente apartado se subirá pronto!
Aclaraciones Simples:
*Aegon tiene 5, pero va a una escuela privada super costosa, la misma a la que fueron todos los miembros de su familia a hacer la educación primaria, por eso su educación puede parecer avanzada (porque lo es)
*Sí, la conversación de Cregan y Jace es una especie de paralelismo entre la última conversación de Robb y Jon. Sé que puede pasar como una escena innecesaria, pero capítulos más adelante entenderán porque Creg siempre será una persona importante en la vida de Jace. Además de que son mi gusto culposo xdddd
*El escudo de la familia Strong, por si no sabían, se basa en un tripartito de azul, rojo y verde, que según vi simbolizan los ríos del Tridente.
*Y pues ya lo explique, pero Sansara Tarly es hermana menor de Samantha Tarly, esposa de Ormund Hightower, hermano mayor de Otto, y, por lo tanto, tío de Alicent.
¿Que les pareció el capi? ¿Entradas epicas o calmadas? ¿Verde o negro? ¿Jacegon, Jacegan o Jacelena? ¿Malditos Hightower?
Sin más, pasa al siguiente capitulo!!
-Iby <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro