13.
Tiempo Pasado
Siete días después del arresto de Baela Targaryen-Velaryon
Aemond Targaryen solía decirse a sí mismo que no era como sus hermanos mayores, quienes hacían oídos sordos a todos los dramas familiares, diciendo que no les interesaba.
Pues a él sí que le interesaban.
Pero descubrió, con el tiempo, que uno debe de aprender a elegir sus batallas. Y que debe de hacerlo muy sabiamente.
Era temprano en la mañana cuando salió a correr, llevaba días sin hacerlo debido a que se encontraba ocupado con algunos asuntos de la empresa familiar ahora que Aegon estaba en el Norte junto a Jacaerys.
Estaba más atareado que nunca, entre controlar a Rhaena, ayudar a Lucerys a no perder el control de su patrimonio, acompañar a Rhaenyra como si fuera un perro faldero y velar porque su padre descanse lo suficiente entre reunión y reunión, francamente estaba exhausto.
Sin mencionar que dedicaba una cantidad absurda de tiempo tratando de evitar que su abuelo siga metiendo ideas estúpidas en la cabeza de su madre.
Y hablando de su madre, la mujer no le hablaba. Valga la redundancia.
Ni siquiera le dirigía algo más que una mirada decepcionada, y Aemond siempre tuvo un corazón sensible, listo en la manga de su mano para cuando Alicent se lo pidiera. Él, entre todos hijos, era el que siempre buscaba complacerla y hacerla sentir orgullosa.
Pero esta vez no iba a ceder.
Ya había cedido lo suficiente a los deseos de su madre durante 19 años como para saber que esta vez no lo haría. Y estaba en paz con su decisión, pero el corazón aún se le encogía en el pecho cuando la mujer lo despreciaba (lo cual sucedía todo el tiempo que estaba en la casa familiar), aunque no es como si pasara todo el tiempo, porque, nuevamente, estaba jodidamente ocupado.
Así que salió a correr aquella mañana.
Solo para encontrarse a sí mismo durante unos segundos, encontrar los vestigios de la fortaleza mental que iba perdiendo día con día desde hace ya una semana.
Lo necesitaba, en serio que necesitaba la paz que Baela había llevado a la prisión.
El parque estaba solitario y eso le agradaba; la vida en King's Landing no comienza tan temprano como en otros lugares del continente a pesar de que esta sea la ciudad capital de Westeros. Sus pasos eran ligeros y eso también le agradaba; lo hacía sentir liviano, como si todo el estrés acumulado estaba siendo lentamente drenado.
Era lunes, naturalmente, tendría que ir a la oficina, así que no podría gastar el día con Lucerys, pero francamente se moría por verlo. Ese acuerdo que habían mantenido con Daemon era espectacular, no se quejaba, pero aún así necesitaba tener más tiempo con su chico.
Pensaba en cómo lograr que Rhaenyra perdone a su hijo (sí, en medio de todo ese desastre que significaba el arresto de su prima y prácticamente el robo de su identidad por parte de su gemela), Aemond tenía prioridades.
Consiguió su tan ansiada paz durante unos gloriosos 60 minutos, ¿por qué la perdió tan rápido? Porque dos personas se posicionaron frente a él de repente, haciéndolo apenas capaz de parar el paso para no llevárselas de frente.
Notó, cuando los miró mejor, dos cosas. La primera, que naturalmente eran dos personas. La segunda, que una de ellas se trataba de una mujer, bien vestida y maquillada, algo totalmente extraño teniendo en cuenta que eran las cuatro de la mañana (sí, había salido a correr a las 3 de la madrugada, y qué). Y lo tercero, que la otra persona tenía una videocámara que le apuntaba directamente a la cara.
Oh, no.
—¡Aemond! — llamó la mujer que aparentaba tener unos cuantos años más que él, hablaba rápido y fluido —¿Qué opinas acerca de la noticia del arresto de Baela Targaryen-Velaryon, tu prima? ¿Ya lo sabías?
¿Qué?
—¿Qué?
Aemond era una persona muy elocuente, aunque escueta. Siempre que era necesario utilizaba las palabras como un arma de doble filo, justo como había aprendido de Lucerys tras tres años de relación.
Pero cuando lo interceptaban a las cuatro de la mañana con preguntas acerca de un asunto que se supone es privado, uno podría quedarse sin palabras.
¿La prensa ya estaba enterada?
—¡La noticia del arresto de Baela Targaryen-Velaryon ha salido a la luz el día de ayer al anochecer! — continuó hablando como si estuviera en una maratón —¿Qué opina usted acerca del actuar de su prima? ¿Crees que seguirá los pasos de su padre, vuestro tío, Daemon Targaryen?
Por todos los dioses nuevos y antiguos.
Era demasiado temprano para lidiar (con un humor decente) con la prensa. ¡Ni siquiera había amanecido! Literalmente aún era de madrugada. Había salido a correr para olvidarse de la mierda empresarial familiar, tal como recordaba que sus hermanos mayores hacían con sus propios pasatiempos.
El karma debía ser una maldita perra rencorosa, porque ahora recordaba todas las veces que los había regañado (entonces Aegon ponía cara de haber chupado un limón y Helaena solo lo miraba intensamente antes de retirarse) por huir de su propia familia.
"Por más que quieran escapar, su apellido los acompañará a todos lados. Y por ende, también las personas a quienes están ligado el mismo. No pueden escapar."
—Sin comentarios. — atinó a decir, intentando esquivar la cámara que seguía presionando cerca de su rostro —Buenos días.
¿Por qué estas personas que (aparentemente) eran jodidamente madrugadoras en comparación a los demás periodistas venían a preguntarle sobre su prima en medio de un parque en penumbras?
—¡Solo una pregunta, por favor! — la mujer le cerró el paso, la cámara se acercó más a su rostro —¡Aemond, es primo de la afectada! Debe de tener alguna opinión al respecto.
—No estoy obligado a responder. — quiso esquivar la situación, pero la mujer volvió a hablar con insistencia
—Entonces, ¿son ciertos los rumores sobre la separación de bandos en su familia? ¿Es por eso que no quiere dar su opinión?
Aemond recuerda que de adolescente solía preguntarle bastante a su madre qué hacer cuando la prensa se hallaba frente a su casa en busca de respuestas por una decisión tomada en Fireblood. Ella nunca la respondía.
¿Qué hacer cuando la prensa te hostiga?
Jacaerys respondería "Sonríe, y niega con la cabeza, retírate en cuanto puedas" Lucerys, en cambio "Solo diles lo que quieran saben y vete, pero no le digas la verdad bajo ninguna circunstancia" Aegon le sonreiría "Huye" y Helaena lo miraría como si la respuesta fuera obvia "Distraelos con alguien más importante que tú y huye en cuanto se den la vuelta"
—Mi familia no está dividida.
—Responda, por favor. — rogó ella, viendo como seguía buscando avanzar —¿Que opina sobre la noticia del arresto de Baela Targaryen-Velaryon?
—He dicho que no emitiré ningún comentario al respecto. — avanzó sin miramientos, interponiéndose a la reportera y el camarógrafo —Buenos días.
Y con eso salió corriendo. Tenía que hacer unas cuantas llamadas.
...
Rhaenyra Targaryen era una persona paciente, una cualidad de la cual siempre había sabido sacar ventaja.
—¡No me interesa que no sepas quién lo hizo! — gritó, con el celular en el oído —¡Quiero que demandes al culpable!
Pero había días en los que simplemente se sentía extrañamente impaciente e intratable, por decir poco.
—Señora Arryn, le reitero...
—¡Ya sé lo que me dijiste, Harold! — volvió a gritar —Quiero a un equipo de tres informáticos rastreando la noticia ahora o juro por todos los dioses que todo Fireblood y House of The Dragon tendrán un nuevo equipo de trabajo. — amenazó —Y tú no querrás perder tu trabajo, ¿O sí?
—No, señora Arryn. — el pobre hombre al otro lado de la línea se mostró asustado —Se hará tal como usted lo dice, señora. Tendrá al responsable antes del anochecer.
Rhaenyra cortó la llamada con el jefe del departamento de informática de las empresas ni bien escuchó lo que necesitaba escuchar. Esa conversación se había alargado demasiado, todo porque el hombre le había contestado de buenas a primeras que eran las cuatro de la mañana.
¿Y eso qué carajos importaba? ¡La imagen de su hija estaba siendo arruinada!
Chasqueó la lengua y gruñó cuando recibió una llamada de parte de Laenor, la cual rechazó de inmediato. Lo último que necesitaba ahora mismo era contactar con los Velaryon, por mucho que amase a Laenor.
Era temprano en la madrugada, Aegon, su hermano, la había contactado hace media hora anunciándole que la prensa ya se había enterado del arresto de Baela, por lo que eran cuestión de horas antes de que estén en la puerta de su casa. Y por supuesto, ella no tardó en intentar contactar a Aemond, pero su hermano menor parecía dormir como una roca.
—Adoro cuando sacas esa fiera interior. — le dijo Daemon entrando en la habitación —Te ves hermosa cuando peleas con los trabajadores.
Rhaenyra se tragó su propia sonrisa, girando el rostro para mirar cómo su esposo se quedaba recostado contra el marco de la puerta, con el cabello platinado desordenado por el sueño y los brazos cruzados. Odiaba como el enojo burbujeante que había sentido hace apenas unos segundos se esfumara cuando su esposo la halagaba, ¡se supone que estaba enfadada con él! no era justo que su cuerpo le traicionara de esta forma.
—Estás extrañamente tranquilo. — señaló —¿Qué planeas hacer?
Por supuesto que Daemon está planeando algo, no se va quedar de brazos cruzados.
—¿Ahora me hablas? — ella lo miró con el ceño fruncido, así que él cambió de tema —Nada en especial. — admitió después —Solo quería cerciorarme de que estés bien.
—Bien. — ella suspiró, levantándose de la cama con lentitud, su día había empezado de forma espectacular —¿Vendrás a la empresa hoy?
—No, gracias.
Rodó los ojos y se dirigió al baño privado de su habitación, dejando a Daemon atrás. Tal vez podría considerar comenzar a hablarle de forma menos cortante dentro de poco, después de todo, necesitará su apoyo en toda esta travesía ahora que la prensa ya estaba al tanto.
El llegar a la oficina fue un completo caos, un montón de periodistas estaban atestados en la entrada del edificio principal de Fireblood, cuando bajó del auto la mayoría solo buscaba fotografiarla mientras le hacían preguntas comprometedoras.
—¡Rhaenyra! ¡Rhaenyra! — llamó una mujer con más fuerza que los demás —¡Para el periódico Seven Hells! ¿Cuál es tu relación con las hijas de Laena Velaryon? ¿Te alegras de que Baela Targaryen-Velaryon esté presa?
—¡Rhaenyra!
—¡Rhaenyra!
—¡Rhaenyra! ¡Para el King's Lawyer! — gritó un hombre a sus espaldas —¿Son ciertos los rumores de una supuesta división dentro de la familia Targaryen? ¿Pelearás por el control de Fireblood con Aegon II?
Los flashes iban y venían, pero ella no bajaba la cabeza.
—¡Rhaenyra! ¡Para la revista Fearless...!
De adolescente, la prensa la acosaba a un nivel catastrófico, lo cual provocó que su padre le ponga guardaespaldas que la acompañase a todos lados, incluso al instituto. Cuando los flashes iban y venían, ella bajaba el rostro mientras se cubría, dejando que los hombres que la cuidaban se encargaran de apartar a los indeseables.
—¡Rhaenyra, por favor! ¡Solo será una pregunta!
Hoy en día, los enfrentaba. Ya no necesitaba bajar la cabeza, ni cubrirse el rostro y huir de ellos. Ahora eran ellos quienes tendrían que huir de ella.
—¡Rhaenyra! ¡Para la revista The Seven...!
La entrada a la empresa no fue forzosa. Ella no dejó de caminar en línea recta a pesar de las preguntas y las luces que le molestaban enormemente la vista. Rhaenyra era mucho más fuerte que ese puñado de sociópatas que se excusaban con su trabajo para arruinar la vida de las demás personas sacando artículos y críticas que no les correspondían.
Lo que sí fue forzoso se trató de la cara de Otto Hightower mientras le susurraba a su padre sabrán los dioses qué, en el caos de la oficina donde se reunía el pequeño consejo.
Hoy será un largo día.
...
Joffrey Strong había crecido alejado de los medios todo lo posible, pero tampoco era para tanto. O al menos eso era lo que solía decirle a su madre cuando esta le sobreprotegía de los paparazzis.
—Ni se te ocurra acercarte a la ventana, Joffrey. — gruñó su padre mientras se servía una taza de café —Las cortinas están cerradas por algo.
—¿Si sabes que aún se escuchan los flashes y las voces de los periodistas? — Daemon le dirigió una mirada enojada desde la cocina —No te pongas así, papá. Solo estoy bromeando.
—Desayuna. — por lo visto, el rubio había amanecido con el pie izquierdo —Y luego veré como sacarte de aquí para llevarte al instituto.
—¿Jace llamó? — preguntó mientras se encaminaba a la cocina, justo donde la cocinera había dejado a disposición de la familia una exorbitante cantidad de comida como en cada mañana —Escuché a mamá gritarle a alguien en la mañana, ¿volvieron a pelear?
Joffrey siempre había sido tan directo como el mismo Daemon.
Cuando no sabía de algún tema que le interesaba, siempre le preguntaba a sus maestros y los jodia hasta que le den una respuesta que lo deje satisfecho. En cuanto a su familia, hacía lo mismo. Los fastidiaba hasta el hartazgo y luego ellos simplemente... se cansaban de hacerle la contra y le daban lo que quería.
—Tu madre y yo no peleamos. — declaró el mayor —Son solo diferencias de opiniones.
—Claro. — el castaño alargó las vocales y sonrió mientras tomaba unos sandwiches de miga —Y Luke no duerme con un terrorista.
Daemon respiró profundamente —Hijo. — llamó, mirándolo —Rhaenyra y yo no peleamos. Toda esta jugarreta de la ley del hielo es solo eso, un juego.
—Ajá.
—Joffrey. — el mayor acentuó su mirada seria —¿Crees que nos amamos? Tu madre y yo.
—Sí. — respondió, firme, mientras Luke bajaba las escaleras con pasos pesados —Yo sé que lo hacen.
—¡Buenos días! — el castaño mayor se presentó en la sala, cargando a un Aegon dormitante —Me encontré con un polizón en mi habitación, creo que el pequeño Egg quería mimos mañaneros.
Daemon le revolvió el cabello a Joffrey. —Entonces no dudes de ello. —le guiñó un ojo y luego se levantó para saludar a los recién llegados —Buen día. Hay café en la encimera, y Dalya te cocinó panqueques.
Lucerys sonrió y luego le entregó su hermano a Daemon, quien le revolvió los rizos castaños antes de levantar en brazos al rubio —Gracias, Daemon. — sonrió ante la caricia del hombre —¿Dónde está madre? — inquirió mientras caminaba hacia la cocina
—¡Y buenos días a tí! — el mayor levantó en brazos al pequeño, quien aún tenía legañas en los ojos y marcas de almohada en la cara —¿Ya estás despierto, Egg? — el niño asintió lentamente con la cabeza —¡Bien! Vamos a desayunar para luego ir a la escuela.
—Papi. — llamó aún somnoliento
Daemon lo abrazó con fuerza y le besó la coronilla —Egg.
El humor del rubio había mejorado considerablemente ante la presencia de su hijo menor, a quien le sirvió el desayuno con ayuda de Luke para que luego los cuatro se sentaran a desayunar. El silencio mañanero era llenado por la palabrería del Strong del medio, quien hablaba hasta por los codos en las mañanas, casi parecía que podían ignorar el hecho de que afuera de su casa estaban atestados de periodistas.
Énfasis en casi.
—¡Lo saben! — Rhaena bajó las escaleras con rapidez, haciendo más ruido del necesario. Vestía su pijama de seda celeste de dos piezas y su cabello ahora corto le daba un increíble parecido con su gemela, no es de extrañar que los accionistas no la reconocieran —¡Saben lo de Bae!
Las cuatro personas, también en pijama, se dieron la vuelta a mirarla.
—¿Qué? — murmuró Lucerys a medio comer —¿La prensa ya lo sabe?
—¿Que acaso no escuchas el desastre allá afuera? — Joffrey rodó los ojos —La noticia se esparció en la madrugada, lo ví por Twitter.
—¡Twitter! — repitió Aegon feliz —Twitter. Twitter.
—Genial, ahora tiene una nueva palabra favorita. — Lucerys suspiró, sabiendo que su hermano pequeño repetiría esa palabra hasta deformarla en un murmullo insoportable —Gracias, Joff.
—Oh, cállate.
—Basta ustedes dos. — gruñó Daemon, su mal humor volviendo —Y tú, — miró a su hija —No grites. Pueden escucharnos.
Rhaena lo miró mal, pero continuó su camino por la cocina —Nyke vēdros se press. (Odio a la prensa)
—Creí que habías olvidado como hablar el Valiryo — comentó su padre mientras se llevaba una taza de café a los labios, la pronunciación estaba algo reseca, pero las palabras estaban bien masticadas —Ao surprise nyke. (Me sorprendes)
Luke soltó una risa nerviosa —Si ya lo saben y la noticia está por todos lados... Ziry means bona Aegon kȳvanon ēza qringaomatan. (Significa que el plan de Aegon ha fallado.)
—No nos precipitemos. — cuando Rhaena se sentó en la mesa, Daemon tomó la palabra —Pōnta intention iksis naejot ūndegon īlva apart. (Su intención es vernos separados.) — aseguró, refiriéndose a la prensa —Emi naejot umbagon kostōba se daor urnēptre nākostōbāves. (Tenemos que permanecer fuertes y no demostrar flaqueza.)
—"Kostōba"! hae Jace, Luke se Joff (¡"Fuertes"! Como Jace, Luke y Joff) — contribuyó el pequeño Aegon —Nyke also jaelagon naejot sagon "Kostōba." (Yo también quiero ser "Fuerte")
—Tú eres un Targaryen, Egg. — reprendió Rhaena con cariño, acariciando la cabeza —Así como papá, Bae y yo.
—Yn iksā also "kostōba", Egg. (Pero también eres "Fuerte", Egg.)— animó Luke, con una sonrisa despreocupada —Solo que de manera diferente. — le revolvió el cabello desde el otro lado de la mesa
Daemon sonrió más tranquilo, viendo como los hermanos socializan entre ellos, su corazón se calmaba al entender que aún en un momento como este, ellos se tenían los unos a los otros.
A veces le recordaban a su relación con Viserys de jóvenes (cuya chispa seguía ahí en ocasiones), aunque el mayor siempre había sido favorecido por su padre, lo que había causado celos excesivos en él. Una parte suya, siempre quiso más hermanos con los que compartir, pero lo que el destino le había negado, se lo había dado a sus hijos.
A sus seis hijos.
—Daorys kostagon pryjagon īlva (Nadie puede destruirnos) — comentó Joffrey en una pronunciación perfecta, incluso mejor que la de Lucerys —¿Cuál es el siguiente paso?
—¿Jace llamó? — volvió a preguntar Luke, mientras tomaba su celular en busca de algo —Mirre udir hen Jelmor? (¿Hay noticias desde el Norte?)
Daemon negó con la cabeza —Īles aegon qilōni brōztagon aōha muña (Fue Aegon quién llamó a tu madre) — suspiró —Por ahora solo toca esperar a que Rhaenyra nos avise qué hacer.
—House of The Dragon está minada de paparazzis. — comentó el castaño mayor, con una mirada preocupada hacia el menor —Será difícil llevarte allá, Joff
Joffrey levantó y bajó los hombros —No creo que sean tan estúpidos como para atosigar a un menor de edad.
Lucerys y Rhaena le dirigieron una mirada a Daemon, quien se las devolvió igual de preocupado. Porque los tres ya habían lidiado con la prensa más de lo necesario y sabían perfectamente que sí que eran capaces de hacerlo.
Solo bastaba con echar un vistazo a la adolescencia de Rhaenyra, tan mediática y problemática, o a los días de juventud del mismo Daemon. Sin dejar de lado el hecho de que Jace, Luke, Rha y Bae habían sido fotografiados incluso en las instalaciones del instituto hace apenas unos años.
Los paparazzis, la prensa, y los medios de comunicación no tenían escrúpulos. Los veían a ellos como animales de circo a los cuales fotografiar, dejar mal para siempre y luego lucrar. Era repulsivo que esas personas llamasen a eso un trabajo.
Ese pensamiento hizo que un sentimiento de protección se apodere de él, uno que, desde que se hizo padre, conocía muy bien. Nadie dañaría a su familia. Si alguien osaba tocarle un solo cabello a alguno de sus hijos lo pagaría durante el resto de su vida, de eso se encargaba él.
Iba a llover fuego y sangre para aquellos que lo intentasen. Sobre todo, para quien puso a su primogénita injustamente tras las rejas.
Tiempo Presente
Una semana (y un día) después del arresto de Baela Targaryen Velaryon.
La noticia de que la prensa estaba enterada del arresto de su hermana explotó en la cara de Jacaerys, literalmente.
Cuando despertó en la cama de Cregan, un día atrás, tras unas 25 de llamadas perdidas de Aegon, unas 30 de su madre y otras 27 de parte de Aemond, supo, inmediatamente que todo se había jodido en grande.
El día pasado había sido una completa odisea. Entre reuniones virtuales del pequeño consejo (él y Aegon se habían conectado vía zoom, ante el horror de Jacaerys), reuniones con Rickard Stark (quien ahora estaba más escéptico acerca de aceptar el trato), lidiar con los medios (ahora que los malditos chismosos se habían enterado de que estaba en el Norte) y encontrar tiempo para no terminar por asesinar a Aegon y Cregan...
Jacaerys había considerado muy seriamente el lanzarse desde la ventana de su penthouse.
Era entrada la noche cuando por fin, tras una última y exhaustiva reunión donde repasaron nuevos términos para un acuerdo comercial (en el cual Jacaerys había ofrecido hasta la última carta que tenían las empresas de su abuelo) cuando Rickard Stark, bajo el consejo de su hijo mayor y su hija bastarda, firmó el convenio con la empresa Targaryen.
—Dime, Strong. — arrastró las sílabas, mirándolo críptico —¿Que puede ofrecerme Fireblood o House of the Dragon que en el Norte no tengamos ya?
Jacaerys se mostró impasible. Ya había desplegado un millón de ofertas, pero el hombre seguía sin aceptar correctamente ninguna. Estaba estresado, demasiado quizás, pero mantenía firme su esperanza de volver a King's Landing al anochecer del día siguiente, y no pensaba ir a su hogar sin que Rickard firme estos papeles.
—Exclusividad. — habló, sus manos se movieron instintivamente para unir las puntas de sus dedos en un gesto de confianza, su traje negro moviendose con gracia a la par —Es bien sabido que el asociarse con Fireblood es un signo de exclusividad y elitismo. No solo eso, sino que también fortalece los vínculos internacionales y mantiene a la competencia a raya; a nadie le gusta meterse con los Targaryen.
—¿Y creen ustedes que no tenemos exclusividad en el Norte? ¿Creen que "Wolf" es una simple empresa emergente?
—Padre. — intervino Cregan
—El Norte nunca ha buscado más alianzas con los sureños por esto. — el hombre miró de arriba abajo a Jace —Yo te creía más listo que todos los demás, Strong. Me decepcionas.
Si esas palabras le dolieron, el castaño decidió no demostrarlo.
Dirigió sus manos detrás de la espalda, corrigiendo levemente su postura mientras analizaba la situación. Los Stark siempre se habían caracterizado por ser hombres orgullosos, aplastantes, fuertes en convicción y valores.
La importancia de su empresa no radica en la exclusividad, sino en la cotidianidad y Jacaerys lo tenía bien claro. No había dicho esas palabras por puro capricho conociendo esa información.
—Creo que no me dí a entender correctamente. — admitió, apenado —Mi intención no es insultar, señor Stark. Mi intención es hacer una última oferta.
Era arriesgado, estaba muy consciente de ello.
Cregan le dirigió una mirada disimulada, una que le decía que si el movimiento era sumamente arriesgado no podría ayudarlo aunque quisiera. Jacaerys contuvo la respiración por una mílesima de segundo, porque si Cregan le dirigía esa mirada, era porque se le notaba en la cara que era su última carta, la más desesperada.
De pronto, sintió que comenzaba a sudar dentro de su camisa bordó y que su corbata del mismo tono le estaba ahogando. Verse en descubierto en un momento como este era similar a firmar una sentencia de muerte; la primera lección que le había enseñado su madre para tratar los negocios era esa.
"Nadie tiene que poder leerte, tienes que mantenerte firme de principio a fin, e incluso cuando pienses que ya todo está hecho, debes mantenerte así."
Tranquilo, Jacaerys, tú puedes con esto, se tranquilizó a sí mismo con esas palabras.
—Dime.
—"House of the Dragon" es un instituto de élite, que alberga tanto nivel secundario como pre-universitario. Solo las mejores familias de Poniente tienen la dicha de ser admitidos en las inscripciones anuales, pero eso usted ya lo sabe, Cregan asistió en la preparatoria. — tomó aire, entrelazando sus dedos —Los alumnos, de hecho, son excelentes en todos los aspectos. Pero es aquí cuando los necesitamos.
—¿Cómo podría una escuela necesitarnos? — inquirió Sara, pensativa
—"House of the Dragon" es un instituto de élite, de eso no cabe duda. Pero sus alumnos no han sentido el lugar como su hogar. — le dirigió una mirada al heredero Stark y este la sostuvo por segundos —Los alumnos internos, por ejemplo, son quiénes más me darán la razón en esto.
—Jacaerys tiene razón, padre. — tomó la palabra —Fui alumno interno en mis días de preparatoria, y el instituto es magnífico en toda la expresión de la palabra, pero carece de un lugar donde compartir esos momentos especiales, esos que ofrecemos envueltos.
—Mi oferta final es la siguiente; — una mirada de agradecimiento bastó para que el Stark menor asintiera —Les ofrezco localizar tres sucursales de "Wolf" en "House of the Dragon", por supuesto que obtendrán el 60% de las ganancias y el estudio del mercado de la zona sacará los datos exactos para determinar que los precios de sus productos podrían doblarse, incluso triplicarse, sin que éste fuera excesivo.
—La iniciativa es simple. — secundó Aegon, con quien no había hablado nunca de esta estrategia —Ustedes obtendrían más ganancias de las estipuladas normalmente, y su marca llegaría a ser tan exclusiva en King's Landing como lo es el instituto, ya que tengo entendido que no tienen más sucursales de cafeterías aparte de la casa madre, ¿me equivoco?
—Por lo que al contar con otras tres sucursales dentro de los terrenos del instituto, sus acciones en la empresa obtendrían un valor estimado del 7,2%, incluso mayor a los demás accionistas. — Jacaerys sabía que su oferta era buena, demasiado, en realidad —Este convenio sería visto como un puente comercial entre el Norte y Westeros, sin mencionar que sus propias acciones se dispararían enseguida.
Rickard Stark pareció pensarlo seriamente. Había rechazado dos ofertas ya; la oferta de ser un accionista en términos normales y la de colocar exclusivamente chocolates de su marca en todos los hoteles de "Fireblood", ambas alegando que "Wolf" se había hecho de nombre bajo ciertos conceptos que no quiso compartir.
En pocas palabras, alegando que eran mejores que eso.
—Déjeme recordarle, señor Stark. — intervino Aegon, su camisa verde esmeralda hacía un contraste espetacular con su traje y corbata negros, dejando que su piel se vea más blanca de lo normal —Que al firmar este convenio, usted de convertiría en uno de los accionistas principales de la empresa, llegando incluso a ser reconocido como un socio. Rol que le beneficiará a futuro cuando piense en expandir su negocio a otros continentes, "Fireblood" siempre ha sido bastante generoso en ofrecer su ayuda a sus socios.
La mención de la expansión a otros continentes hizo que Jacaerys contuviera la respiración, ¿de dónde Aegon había sacado aquello? ¿acaso finalmente había enloquecido por completo? ¿el artista que era trataba de salir por su cabeza y por eso cometía locuras?
Rickon le dirigió una mirada, un brillo especial meciéndose entre esos ojos castaños. Tras unos largos minutos de reflexión, el hombre le dirigió una mirada a su hijo, quien asintió con la cabeza, y luego a su hija, quien imitó el gesto con efusividad, notablemente entusiasmada.
Oh, dioses. Aegon lo había logrado.
—Tenemos un trato, muchachos. Traigan los papeles.
Fue el momento más tenso (y al mismo tiempo tranquilizador) en la vida de Jacaerys Strong, si le dejaban admitirlo.
Ver como la punta de la pluma de tinta negra se deslizaba lentamente en los documentos, dibujando la firma del mayor ante la vista de los escribanos y demás miembros de su pequeño consejo, fue el momento más tenso y pacifico que había experimentado desde que ingresó en esa habitación hace ya cuatro horas.
Jacaerys había sido educado desde muy pequeño en las artes del convencimiento. No era un experto en manipulación como su hermano menor, a quien se le daba ese don de forma natural, pero tampoco le eran indiferentes las técnicas que un hombre como él podría usar en situaciones de la misma índole.
Pero el hecho de que hayan sido las palabras de Aegon II Targaryen las que hayan terminado por convencer a Rickard Stark de firmar un acuerdo millonario removía algo en su interior.
Y no eran celos.
—Hecho. — confirmó Rickon una vez que firmó la última hoja del acuerdo de casi 30 páginas —Bien hecho, muchacho.
Rickard tendió la mano y Jacaerys la tomó, ambos se estrecharon las manos y Sara se encargó de fotografiar el momento para comenzar la campaña de Marketing cuanto antes. Jace sonrió ante el halago de Rickon, y luego este le soltó para tenderla hacia Aegon, quien también la tomó con agradecimiento.
—Este convenio era justo lo que buscábamos, señor Stark. — las palabras del rubio congelaron a Jacaerys, nuevamente hablaba como si conociera las palabras que iba usar a continuación, adelantose —Un pacto de hielo y fuego. Es honor contar con usted en nuestra empresa.
Rickon sonrió, agradable y cálido, totalmente diferente a la antigua frialdad con la que había escuchado por días propuestas firmemente rechazadas. En ese aspecto, con el cabello castaño oscuro rizado, la barba cuidada y la sonrisa bonachona, hasta mantenía un parecido singular con Cregan, incluso con la misma Sara, quien portaba la misma mueca cálida.
—Es honor para mí, que Viserys haya mandado a sus herederos hasta mí. — y con esas palabras, el hombre le dirigió una rápida mirada a Jacaerys —Es una pena que no puedan casarse, serían grandes cabezas de "Fireblood" si lo hicieran.
—¡Padre! — Cregan lo reprendió y Sara soltó una carcajada, el momento tenso se había ido y Rickon Stark había dirigido sus palabras a una situación completamente inadecuada —En el Sur las cosas no se solucionan con simples matrimonios, ten algo de coherencia.
El mayor sonrió aún más grande, las arrugas en sus ojos divertidos se pronunciaron ante el escándalo de su hijo y el rostro avergonzado de los otros jóvenes junto a él. Ah, había olvidado lo que era bromear con los chiquillos.
—No te escandalices, Cregan. — le soltó la mano al rubio —Ha sido solo una broma. Los socios bromean, ¿no es así, muchachos?
Jacaerys sonrió entonces, al igual que Aegon, ambos dirigiendose una mirada orgullosa de soslayo antes de que sea el rubio quien, nuevamente, le robe las palabras no dichas al castaño.
—Así es, señor Stark. Los socios suelen bromear.
Su trabajo estaba hecho, luego de unos largos días congelados, volverían a la cálida capital con un acuerdo millonario y beneficiosos para ambas partes entre manos. Ahora solo debían volver a casa y presentarse para la defensa de Baela, que serían dentro de cinco días; en sábado.
Pero esas son palabras para un próximo capítulo.
N/A:
¿Acaso acabo de romper la cuarta pared? No lo sé, ustedes díganme.
BUENAS BUENASSSSSSSSS
HE VUELTO PERRAS
Nota adicional: Tengo una cuenta de tiktok dónde subo estupideces del fic, vayan a seguirme si les gustan esas cosas. Estoy como thegougeeye.
Nota Importante: la escena de Daemon y sus hijos en el comedor ocurre un día antes de que este mandé a Joff y Egg a infiltrarse en Driftmark, siguiendo la misma línea, la escena de Nyra pensando en perdonar a Daemon ocurre un día antes de hacerlo.
Nota Importante x2: Por si no se dieron cuenta, el Norte y Westeros tienen usos horarios diferentes, mientras que en el Norte es de noche, en Westeros es de madrugada del día siguiente. Ej. mientras que en el Norte son las 20:00 hs de un martes, en Westeros son las 04:00 hs del miércoles.
Rhaenyra en este capítulo: Tal vez podría considerar comenzar a hablarle de forma menos cortante dentro de poco, después de todo, necesitará su apoyo.
Rhaenyra dos capítulos antes: Besa a Daemon y lo abraza porque necesita cariño de su esposo.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
FINALMENTE HEMOS LLEGADO AL PRESENTE
Ya me estaba enredando escribiendo todo el tiempo pasado y calculando cuál era el maldito presente, pasado, futuro, etc. No lo intenten en casa amigos.
¿Vieron a Aegon imponiendo en la reunión con los Stark? Mientras escribía la escena solo podía pensar THAT'S MY BOY!! ¿Vieron a Nyra siendo una jefa aterradora? Ese momento fue de mis favoritos. Pero definitivamente la escena del pequeño Egg diciendo que quiere ser "Kotosoba" como sus hermanos mayores me calentó el corazón a niveles interesantes.
En fin. Teorías, ¿Que pasará en el juicio de Bae? ¿Cuál era el sentimiento de Jace al ver que Aegon le leía la mente? ¿Que pasará con los Velaryon? ¿Por qué Laenor llamo a Nyra y porque Laena no apareció? ¿En qué momento Daemon pensó que era buena idea mandar a sus hijos menores a una isla sin protección?
Preguntas que no me dejan dormir por las noches.
Solo les tengo una pregunta. El silencio en el capitulo anterior ¿Se debió a escena entre Jace y Creg o la escena de Aegon sufriendo en solitario? JAJAJAJAJAJAJA Saben que los amo fans de Aegon y Jacegon shipers, ya tendrán su momentiko de felicidad, ya verán.
Los amo! Nos leemos pronto!
-Iby <3
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