006.
Los días continuaban, y con cada amanecer, el ambiente en casa parecía estar teñido de una tensión que Jungkook no lograba identificar completamente. Taehyung estaba siempre ahí: en la sala, en la cocina, o simplemente en alguna esquina inesperada donde la presencia de su figura alta, tranquila y calculadora era suficiente para incomodar a cualquier persona.
Jungkook intentaba retener sus nervios, ignorar sus miradas y evitar ese tipo de encuentros, pero su vida seguía llena de pequeñas sorpresas que lo arrastraban una y otra vez hacia él.
Era un viernes por la tarde, y Jungkook había quedado con Minhyuk para salir a cenar y pasar un rato con él. No era algo fuera de lo común, ya que su relación estaba estable, aunque últimamente Jungkook sentía una presión extra en cada momento que pasaba con Minhyuk.
Por su parte, Taehyung había estado observando todo el panorama desde su llegada. El menor de los Jeon no pasaba desapercibido para él, pero lo que lo inquietaba cada vez más era la relación que Jungkook mantenía con su novio, Minhyuk.
Taehyung no era tonto. Sus ojos entrenados y su mente calculadora ya habían analizado al joven rubio: seguro, confiado, seguro de sí mismo. Minhyuk era todo lo que Taehyung no había esperado encontrar, y eso lo frustraba. No porque Jungkook estuviera feliz, sino porque Taehyung sentía una sensación de propiedad cada vez que lo miraba.
Y cuando alguien le hacía frente, cuando sentía esa seguridad entre los brazos de otro, todo lo que sentía se volvía celos.
La noche llegó con un ambiente fresco. Jungkook y Minhyuk se encontraban en la sala, riendo y charlando mientras veían alguna serie en Netflix. Estaban cómodos, abrazados, perdidos en sus propios momentos de felicidad simple.
De repente, una voz, suave, cortante y conocida, los sacó de ese momento.
—Vaya, qué romántico. —La voz de Taehyung resonó desde la entrada de la sala. Ambos se sobresaltaron.
Jungkook giró la cabeza para verlo de pie en la entrada, una sonrisa irónica en su rostro.
—¿Qué haces aquí, Taehyung? —preguntó Jungkook, con una mezcla de incomodidad y confusión en la voz.
Taehyung avanzó unos pasos con sus manos en los bolsillos, manteniendo esa sonrisa tan sarcástica y elegante que lo caracterizaba.
—Nada, solo me aseguraba de que todo estuviera bien en casa —respondió con la mayor naturalidad posible—. No quiero interrumpir nada, claro. Solo me resulta... curioso lo bien que se ven juntos.
Su mirada se posó directamente en Minhyuk, quien estaba sentado en el sofá, con una sonrisa amigable y los brazos cruzados. Jungkook tensó la mandíbula, sintiendo un cambio en el aire entre ellos.
Minhyuk, con una sonrisa amable pero firme, levantó una ceja.
—¿Y a ti qué te importa? —preguntó él, con un tono seguro en la voz que parecía desafiante.
Taehyung se inclinó hacia adelante con una sonrisa juguetona, casi venenosa, que hizo que la tensión se incrementara aún más.
—Nada, nada —respondió con un tono suave, casi como si estuviera cantando—. Solo estoy seguro de que las cosas estén bien. No quiero que haya malentendidos. A veces las relaciones son... frágiles.
Su mirada siguió fija en Minhyuk. Jungkook sintió como si la atmósfera se hubiera congelado por completo. No era la primera vez que escuchaba esa insinuación de parte de Taehyung, pero nunca había sido tan directa.
Minhyuk apretó los puños en su lugar, sin apartar la mirada de Taehyung.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Minhyuk, con una firmeza que ahora era cada vez más clara.
Taehyung sonrió con una facilidad impresionante.
—Oh, nada importante —respondió, dando una vuelta por la sala con las manos aún en los bolsillos—. Solo estoy diciendo que no me gustaría ver cómo ciertas cosas se rompen sin razón alguna. Las relaciones son complicadas, ¿no creen?
Su tono era suave, pero cada palabra caía como una espina en el aire. La incomodidad que había empezado a crecer en Jungkook fue inevitable.
—Escucha, Taehyung —intervino Jungkook, poniéndose de pie y enfrentándolo con la mandíbula firme—. Si tienes algo que decir, dilo claro. No me gustó para nada tu insinuación.
Taehyung giró su mirada hacia Jungkook con la sonrisa aún intacta. No parecía intimidado, solo más divertido que nunca.
—¿Insinuación? —respondió con voz suave—. No entiendo a qué te refieres. Estoy hablando de amor, de relaciones, de lo delicado que puede ser un momento con alguien especial. No intenten tomarlo de otra manera.
—¡Basta! —saltó Jungkook, su voz elevándose—. No me tomes el pelo con tus juegos. Sé perfectamente lo que estás haciendo aquí.
Taehyung inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado, evaluando la reacción de Jungkook. No había enojo en sus ojos, solo diversión.
—¿Ah, sí? —preguntó con un tono sarcástico—. ¿Y qué es lo que estoy haciendo?
Jungkook lo miró de frente. Sus palabras eran cada vez más hirientes, cada insinuación más directa.
—Estás tratando de meterte en mi relación, con tu manipulación, con tus juegos de poder —respondió con una claridad impresionante, casi como si finalmente estuviera liberando un peso de su pecho—. Y no lo voy a permitir.
Un silencio incómodo se apoderó de la sala. Los dos hombres se miraron, sus miradas duras y frías.
Taehyung fue el primero en romper el silencio, con una sonrisa más amplia, aún sarcástica, aún peligrosa.
—Vaya, Jungkook —dijo, avanzando un paso hacia él—. No sabía que tu fuego estuviera tan encendido. Me gusta cuando tienes carácter.
Con eso, se dio la vuelta y se fue hacia la puerta, dejando a Jungkook y Minhyuk con el peso de sus palabras.
Antes de salir, se giró una última vez.
—Diviértanse. Espero que todo vaya bien. —Y con esa frase, desapareció de la sala.
Minhyuk se levantó del sofá, con un ceño fruncido.
—Ese tipo es un problema —susurró, mirando la puerta—. No me gusta su actitud.
Jungkook sintió que la tensión lo mantenía anclado.
—No te preocupes —respondió, tratando de sonar lo más calmado posible—. No dejaré que me afecte.
Pero su voz sonaba quebradiza.
Taehyung había tocado un punto sensible, y Jungkook podía sentir que ese hombre no se detendría.
No, no tan pronto.
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