Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

001.

El aire estaba cargado de una calma inquietante esa mañana. La familia Jeon no solía recibir muchas visitas desde la muerte de Jeon Doyun, el patriarca, tres años atrás. Desde entonces, la casa había permanecido casi en silencio, con una rutina monótona que solo rompía el sonido de la música que Jungkook solía poner mientras hacía ejercicio o las risas de su madre al teléfono con sus amigas. Pero ese día era diferente. Ese día, un extraño cruzaría las puertas de su hogar, trayendo consigo una energía distinta, casi intimidante.

Jungkook estaba sentado en la sala, revisando su teléfono mientras esperaba a que su madre terminara de arreglarse. Llevaba puesto un conjunto deportivo y su cabello negro caía desordenadamente sobre su frente, dándole un aire juvenil y despreocupado. Miró de reojo el reloj colgado en la pared y soltó un suspiro impaciente.

—Mamá, ¿cuánto más vas a tardar? Dijiste que sería rápido —se quejó, sin levantar la vista de la pantalla.

—¡Solo un minuto más! Quiero verme presentable —respondió la voz de su madre desde el piso de arriba.

Jungkook rodó los ojos, pero no dijo nada más. No entendía por qué se esforzaba tanto. Según ella, quien llegaría era "un amigo", alguien a quien había conocido hace poco y que necesitaba quedarse con ellos por un tiempo. Jungkook no había hecho demasiadas preguntas; en realidad, no le importaba mucho. Mientras no interfiriera en su rutina, no tenía problemas con compartir la casa.

El sonido de un automóvil estacionándose frente a la entrada llamó su atención. Jungkook se levantó del sofá y caminó hacia la ventana. Observó cómo un hombre bajaba del vehículo. Era alto, de complexión delgada pero claramente fuerte, con el cabello azabache cuidadosamente peinado hacia atrás y un rostro que parecía esculpido por manos expertas. Su porte era elegante, casi arrogante, y los ojos oscuros con los que inspeccionó el lugar transmitían una mezcla de confianza y misterio. Jungkook frunció el ceño. Había algo en él que lo hacía sentir incómodo, como si esa presencia cargara un peso que no podía explicar.

El timbre resonó en la casa, y su madre bajó apresuradamente las escaleras, luciendo radiante como si estuviera lista para asistir a una gala.

—¡Yo abro! —exclamó emocionada, ignorando la mirada incrédula de su hijo.

Jungkook se quedó en la sala, cruzado de brazos mientras escuchaba los saludos en la puerta.

—Taehyung, bienvenido. Estoy tan feliz de que aceptaras quedarte con nosotros. Pasa, por favor.

El hombre entró, y Jungkook sintió cómo la atmósfera de la sala cambiaba de inmediato. Taehyung tenía una presencia imponente, y aunque su sonrisa era cortés, había algo en su mirada que parecía analizar cada rincón, cada detalle. Cuando sus ojos se posaron en Jungkook, el chico sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—Y este es mi hijo, Jungkook. Jungkook, él es Kim Taehyung.

Jungkook inclinó la cabeza ligeramente en un gesto de saludo.

—Hola.

—Hola, Jungkook. Es un placer conocerte —respondió Taehyung, extendiendo la mano.

Jungkook dudó un segundo antes de estrecharla. El apretón fue firme, pero no incómodo, aunque la sensación de la piel cálida de Taehyung contra la suya lo hizo retirar la mano más rápido de lo que habría querido.

—Bueno, me encargaré de enseñarte tu habitación. Jungkook, por favor, ayúdanos a llevar las maletas de Taehyung —ordenó su madre antes de empezar a subir las escaleras con él.

El joven suspiró, mirando de reojo el par de maletas junto a la puerta. Las levantó con facilidad, pero no pudo evitar pensar en lo innecesariamente pesada que una de ellas parecía estar. ¿Qué traía este hombre consigo?

Mientras subían, Taehyung se detuvo en el pasillo y giró la cabeza para mirar a Jungkook, que venía detrás de él.

—Gracias por ayudarme. Parece que eres fuerte, ¿haces ejercicio regularmente? —preguntó con una sonrisa que no llegó a sus ojos.

Jungkook parpadeó, algo confundido por la pregunta.

—Sí, lo hago.

—Lo imaginé —respondió Taehyung antes de continuar su camino.

Algo en su tono hizo que Jungkook apretara los dientes, pero decidió no darle importancia.

Una vez instaladas las maletas, Jungkook bajó rápidamente las escaleras, dejando a su madre y a Taehyung hablando en la habitación. No quería quedarse a escuchar una conversación que claramente no era para él, pero mientras se servía un vaso de agua en la cocina, no pudo evitar escuchar el sonido grave de la voz de Taehyung mezclado con la risa de su madre.

—¿Qué tiene de gracioso? —murmuró para sí mismo, sintiendo un leve malestar que no podía explicar.

Decidió refugiarse en su habitación. Mientras intentaba distraerse viendo videos en su teléfono, no podía quitarse de la cabeza la imagen de Taehyung. Había algo extraño en él, algo que lo ponía en alerta. No era solo su presencia imponente; era la forma en que lo había mirado, como si lo estuviera evaluando.

—No seas paranoico —se dijo a sí mismo, dejando caer el teléfono sobre la cama.

Sin embargo, sabía que los días por venir no serían tan tranquilos como había esperado.

Esa noche, durante la cena, Jungkook trató de evitar la conversación. Mientras su madre hablaba animadamente con Taehyung sobre cosas triviales, él se limitaba a comer en silencio, sintiéndose como un espectador en su propia casa.

—¿Y qué haces en tu tiempo libre, Jungkook? —preguntó Taehyung de repente, rompiendo el silencio.

Jungkook levantó la vista, algo sorprendido por la pregunta directa.

—Nada especial. Salgo con amigos, voy al gimnasio... cosas normales.

Taehyung asintió lentamente, como si analizara cada palabra.

—Eso suena bien. Es importante mantener un buen equilibrio entre cuerpo y mente.

Jungkook no respondió, bajando la mirada hacia su plato.

—Jungkook es muy dedicado a todo lo que hace. Siempre lo ha sido —intervino su madre con orgullo, sonriendo ampliamente.

—Eso puedo notarlo —comentó Taehyung, sin apartar los ojos del chico.

Jungkook sintió su rostro calentarse bajo la intensidad de esa mirada. Había algo en ella que no podía identificar, algo que lo hacía sentir expuesto, como si Taehyung pudiera leer más allá de lo que él quería mostrar.

La cena continuó, pero Jungkook no pudo evitar sentirse cada vez más incómodo. Sabía que la llegada de Taehyung significaría un cambio en su vida cotidiana, pero no estaba seguro de estar preparado para lo que ese cambio implicaba.

Al terminar, se levantó rápidamente, murmurando una excusa para retirarse a su habitación. Cuando cerró la puerta detrás de él, dejó escapar un suspiro de alivio.

—Esto va a ser un desastre —dijo para sí mismo, dejándose caer sobre la cama.

Del otro lado de la casa, Taehyung se encontraba sentado en el sofá, con una copa de vino en la mano y una ligera sonrisa en los labios. Observaba el pasillo vacío donde Jungkook había desaparecido momentos antes, como si todavía pudiera sentir su presencia.

—Interesante... —susurró para sí, llevándose la copa a los labios.

La noche apenas comenzaba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro