Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra

Invitados reales... Ese era su título para entrar en cada ocasión a los distintos lugares del palacio, incluso en los pequeños palacios, jardines, propiedades, casas, temporadas de caza e incluso para reuniones como esa, donde Taehyung y Jimin tenían largas conversaciones con su majestad.

La servidumbre adoraban a ambos donceles, no solo por mandato de la Reina, sino porque se habían ganado el corazón de muchos con su humildad, carisma y esas actitudes juguetonas que siempre tenían a la hora de tomar el té; aunque eso no les quitaba el crédito de que ahora eran toda una flor inglesa con sus buenos modales y cortesía.

Gracias a que sus adorados amados ingleses eran muy importantes, ellos se vieron involucrados en temas especiales, políticos, de sociedad y demás, así que tratar temas de conversación no se les hacía difícil.

Esa misma tarde debían tocar cierto tema, en especial porque la reina se encontraba verdaderamente emocionada, como si se tratara del próximo territorio conquistado. Ambos menores habían sido llevados al vivero real donde estarían tomando el té con algunos bocadillos ostentosos.

Todo era perfecto, la servidumbre a su alrededor, la naturaleza bien cuidada, el té, la comida, solo había un problema y eso se debía al revoltijo de emociones que sentía Taehyung en su estómago, lo estaba haciendo sentir incómodo, cosa que no le jugaba a su favor.

— Tae ¿estás bien? – murmuró Jimin al notar cómo arrugaba la falda de su vestido con sus puños, Taehyung asintió de inmediato sin convencer a su mejor amigo – ¿necesitas algo?

— No, solo estoy un poco inquieto por la situación.

— Bueno, si es por eso te entiendo, no todos los días se dice públicamente que somos parejas de los exitosos Jeon Jungkook y Min Yoongi, además del hecho de que se ha aprobado tu ceremonia de matrimonio.

— Lo sé...

Vaya si no lo sabía aquello había sido un gran alboroto, Jungkook mismo llegó a casa temprano ese día, tomándolo en brazos, girando con él para luego besarlo frente a los niños, quienes rieron avergonzados por la demostración de afecto que estaban presenciando.

Era un momento feliz en su vida, entonces ¿por qué sentía como si de nuevo regresara seis años atrás cuando lo descubrieron con su sangrado? Estaba por volverse loco entre tantas situaciones importantes.

— Si dices estar bien, por qué parece que pronto te echarás a llorar, ¿quieres hacerme llorar también?

— No es nada, lo prometo.

— TaeTae, no debes estar así, ¿tienes miedo que algo malo suceda? – Jimin lo veía como si comprendiera todas las inquietudes que lo estaban atormentando – sabes que estaré contigo en todo momento, no debes dudar de nada.

El labio de Taehyung comenzó a temblar, haciéndolo sollozar, sorprendiendo a todos los presentes, en especial la servidumbre, quienes ya les conocían, de inmediato intentaron acercarse a ellos, pero Jimin los detuvo pidiendo un poco de espacio; consiguiendo lo pedido y un pañuelo para secar las lágrimas del menor el cual no pudo tomar al notar el llanto de su mejor amigo. Jimin lo abrazó de inmediato, tan fuerte como podía para brindarle consuelo, sintiéndose extraño al no comprender lo que ocurría.

— Tae ¿qué ocurre?

— Tengo miedo que algún loco llegue a la ceremonia e intente algo con mi familia, Jiminie.

— Pero no sabes si eso sucederá, por qué te atormentas con algo como eso – Jimin se alejó un poco del abrazo, tomando el pañuelo que le fue extendido por uno de los mayordomos, a quien agradeció por el gesto, comenzando a limpiar las lágrimas ajenas – deja de llorar, no te ves bonito cuando lloras.

Intentó hacerlo reír como siempre con sus bromas, pero fue aún peor, Taehyung se soltó a llorar de manera casi incontenible, desconsolado como si la peor tragedia estuviera pasando frente a él y no una tranquila tarde de tomar el té con su majestad.

— Por la corona, ¿qué sucede? Me estás asustando. Debe haber una buena razón para que llores de esta manera – unos cuantos golpes se escucharon en el eco del lugar, llamando la atención de todos – bebé deja de llorar por favor – suplicó Jimin limpiando el resto de lágrimas que seguían saliendo sin control.

— Su majestad, la Reina – fue anunciada por el mozo, haciéndose escuchar los tacones y algunas habladurías.

— Tae, por favor, no llores más, ¿sí? Cualquier cosa que te tiene intranquilo te prometo que no sucederá – pasó sus manos por el rostro ajeno, dejando las mejillas más rosadas – respira, vamos hazlo conmigo – Taehyung asintió mientras inspiraba profundo, intentando que aquel líquido regresara a sus ojos antes de que la Reina lo viera así.

— Mis niños – canturreó la reina, deteniéndose unos pasos antes de llegar a la mesa en la cual se encontraban ambos, sorprendiéndose de la escena. Taehyung viéndose como un tomate rojo, bañado en lágrimas, mientras que Jimin estaba completamente angustiado intentando ocultar el desastre —, pero qué está sucediendo aquí. ¿Por qué Taehyung llora de manera desconsolada? Es porque alguien de nuevo habló sobre tu vestido en el pueblo.

— N-no.

— Entonces, ¿qué sucede? Se supone que festejaremos tu compromiso con el doctor Jeon y te encuentro en mi cita del té hecho un desastre – Taehyung no pudo evitar soltarse a llorar aún más, teniendo pronto a la reina rompiendo distancia con él pidiendo a Jimin silenciosamente que deshicieran el abrazo en el cual estaba intentando consolar al menor —. Mi niño... hermosa gardenia del jardín, ¿qué sucede?

La mujer no obtuvo respuesta más que algunos sollozos escondidos entre la tela de su costoso vestido, regresó la mirada hacia Jimin quien arreglaba la falda de su vestido mientras regresaba a su lugar, conectando miradas con la reina quien pedía una explicación, obteniendo un encogimiento de hombros y una negación silenciosa.

Los gestos de la Reina fueron claros para Jimin, quería una explicación, aunque este también la quería, pues no tenía una respuesta de lo que estaba sucediendo.

— No lo sé su majestad, está así desde que nos sirvieron el té, dice que tiene miedo que algo ocurra en la ceremonia de matrimonio, pero... — la reina hizo un ademán para que guardara silencio, comprendiendo que ni a ella misma le convencía esa pobre excusa.

— Taehyung, ¿qué sucede? Última vez que lo pregunto de esta manera o me veré obligada a exigirlo como tu soberana y reina – Taehyung fue obligado a salir del refugio del vestido de la mujer, quien lo veía con un ceño fruncido, mientras que le limpiaba el rostro —. Ahora por favor dinos lo que ocurre, tienes muy preocupado a Jimin, en su estado eso no es bueno. Quiero la verdad.

— Majestad, de verdad estoy aterrado que algo ocurra en la ceremonia.

— Eso no pasará, será un gran evento en el cual se desplegarán muchos guardias para resguardarnos.

— Pero yo no quiero algo grande, quiero algo sencillo, donde puedan estar las personas que amo. No quiero a ninguno de esos hipócritas del pueblo aplaudiendo por mi felicidad cuando a mis hijos los hacen sentir muy mal.

— ¿Han tratado mal a los niños?

— A los hijos de Jimin también, nos amenazan con ser abominaciones de la naturaleza y no aceptan nuestra unión. Yo puedo vivir con eso, pero mis hijos no merecen el desprecio del resto de personas.

— Taehyung, mi niño, respira, pareces un arándano, sé que estás molesto, pero por qué mejor no me cuentas todo esto más despacio.

El menor tomó unas largas inhalaciones justo como su amado doctor le había enseñado, intentando calmar el revoltijo en su estómago que amenazaba con hacerlo vomitar todo en su interior, aunque no había nada en él, no se había estado sintiendo del mejor ánimo esa mañana.

Todo comenzó cuando su precioso hijo mayor regresó después de traer leña para mantener cálida la habitación de sus hermanas menores, era el pequeño hombrecito de la casa, siempre imitando a su padre en realizar las tareas del hogar, mientras que él junto a sus pequeñas servían la mesa.

Era un ambiente armonioso, lleno de risas, algunos juegos entre las niñas y un Jeon Jae muy gruñón, algo fuera de lo normal, pues era un niño bastante alegre, se parecía demasiado a su padre, pero era tan jovial y travieso como Taehyung, así que ni bien notó el malhumor de su hijo mayor supo que algo ocurría.

No estaba tan equivocado y mucho menos cuando lo encontró en la habitación quitando unas pocas lágrimas, mientras acomodaba la leña.

— Le dije "¿qué sucede? ¿Por qué estás tan molesto?", a lo que él me respondió "Papi, sé que has dicho que las peleas no son buenas, pero tenía que defenderte como me enseñó papá"

— ¿Defenderte de qué?

— Al principio no comprendí a qué se refería, pero insistí tanto que terminó haciendo un berrinche y con una astilla en el dedo porque apretó tanto la madera entre sus manos, eso lo hizo hablar.

Resultaba ser que el pequeño hombrecito de la casa Jeon se topó con los hijos de otras familias, quienes comenzaron a decir cosas como que él no tenía una madre y que posiblemente su padre Jungkook se había metido con mujeres para tenerlo, los insultos llegaron hasta decir que sus hermanos eran experimentos nacidos de huevos de gallina.

No lo toleró mucho más, así que empujó a los niños al lodo, comenzando a golpearlos, tirando patadas, puños y dejando a uno con una herida en el labio y otro con la ceja partida.

La risa de Jimin hizo que Taehyung le mirara de mala manera, pues aquellas actitudes eran algo que no le había enseñado a su hijo, él se esmeraba por brindarle una buena educación para que fuera un caballero de la sociedad inglesa, no un buscapleitos.

— Tae, es un niño, no puedes enojarte con él porque intentó defenderte.

— No me enojé con él, es con la situación que se sale de control. Esta no es la primera vez que sucede algo así, además el otro día nos rompieron uno de los cristales de la casa con una piedra. Tenía una nota atada a ella y Jungkook no me dejó leerla, pero sé que se trataba de más burlas.

— Bueno, creo que es momento para que ustedes comiencen a ser respetados por la sociedad, ahora entiendo por qué Jeon pidió la creación de nuevas leyes – mencionó sin más la reina, dejando a ambos menores sorprendidos —. No me vean así, sus esposos se morirían si algo les llega a ocurrir, no es de extrañar que anden metidos en la política, medicina y los medios para que puedan tener el poder de protegerlos.

— Quisiera poder hacer algo para proteger a mi familia – se quejó Taehyung, sintiéndose de nuevo poco útil, siempre era Jungkook encontrando una manera de salvarlo, nunca al revés.

— Pero ya lo haces, mi niño. Cuidas de tu hermosa familia como una madre oso con sus oseznos. No debes llorar porque no puedes protegerlos al igual que tu esposo.

Las mejillas de Taehyung se pintaron de un sonrojo muy bonito cuando volvió a escuchar la palabra esposo, ellos aún no eran un matrimonio oficial, pero así se sentía su unión. Así que el hecho de que fuera reconocido por la reina era gracias a las múltiples reuniones de Jungkook y Yoongi con la reina, sabía que esos dos no dejaban de pronunciar que ambos era sus esposos.

— No debes llorar por el miedo a lo que pueda ocurrir, en especial porque será el día de tu boda, la cual deberíamos estar planificando en estos momentos. ¿De acuerdo?

— Okay.

— Qué te parece si para tu tranquilidad, instauro nuevas leyes para que quien ofenda a los donceles terminen en la horca.

— ¿La horca? ¿Estaremos de nuevo con esos horribles castigos? Majestad, quiero poder pasear por la plaza del pueblo sin recordar que ahí mismo asesinaron a alguien – el más horrorizado de los dos fue Jimin, mientras que Taehyung arrugaba su rostro en una mueca de horror, tragando duro el nudo que se hizo en su garganta – no podré dejar que los niños jueguen o se acerquen a esos lugares.

— ¿Azotes?

— Podemos pensar en algo que no tenga que ver con muertos o sangre, por favor – suplicó Taehyung, abrazando su estómago, él no era débil con esos temas, su esposo era doctor y siempre era muy explícito cuando le comentaba alguna operación, mas ese día no.

— Entonces qué proponen.

— Puede ser algo marcado por la ley, quizá una multa, pasar la noche en las barracas.

La Reina arrugó su ceño junto con sus labios, pensando o más bien, considerando las opciones de Jimin quien estaba viéndose un tanto incómodo desde hacía unos momentos, hasta que la mujer pudo notar cierto punto húmedo en el vestido del menor en el momento que este apretó ligeramente su pecho, haciendo una mueca de dolor.

— Jiminie, estás derramando leche, mi cielo.

— Mierda no otra vez – el menor tomó algunos pañuelos para adentrar su mano y secar la fuente de líquido.

— Me parece que alguien te extraña en casa y es su hora de la comida – sonrió la Reina, entregándole más pañuelos al menor, obteniendo un agradecimiento junto con las mejillas sonrojadas de Jimin.

— Le agradezco majestad.

— No tienes que avergonzarte por darle alimento a tu hijo, además es entendible, es muy pequeño, deberíamos haber terminado rápido para que regresen a casa, en especial tú, señorito.

Jimin se sonrojó aún más porque su pequeño hijo tenía un mes y medio de nacido, Dependía demasiado de él, además que ya había pasado mucho tiempo desde que no experimentaba esa parte de la paternidad.

Quizá y muy en el fondo debía admitir que aquel aumento de producción del alimento de su hijo menor no se debía a que el bebé tuviese horas específicas para alimentarse, mas bien podía ser atribuido a cierto hombre insistente que estaba obsesionado con su pecho hinchado, quien no se cansaba de masajear, apretar e incluso ayudarle cuando dolían por algún bloqueo de leche. Era como tener un gato hambriento bebiendo el líquido que de él emanaba, succionando y amasando el lugar para liberar más.

De ahí la razón para que Jimin estuviera más que sonrojado, porque la Reina no dejaba de mencionar que los bebés podían ser exigentes en esas etapas, mientras que Taehyung no podía evitar reír, sabía muy bien el porqué de su pequeño accidente.

— Perfecto se arruinó – se quejó al notar que la mancha era demasiado obvia para disimular lo que había ocurrido.

— Eso se puede solucionar ahora – la Reina tomó una campanilla, haciéndola sonar para hacer aparecer a una de sus damas —. Emma, serías tan gentil de ayudar a Jimin con su vestido, préstale alguno y ayúdalo, solo tengan mucho cuidado – la chica reverenció para aceptar la orden, pero antes de que se marcharan la reina volvió a interrumpir – y búscale unas compresas frías y otras secas.

Un pequeño guiño fue dado a Jimin quien agradeció silenciosamente por la atención hacia su problema, desapareciendo por fin de la vista de Taehyung y la Reina, quien de inmediato regresó toda su atención al menor, tomándolo de las manos.

— Ahora que estamos solos, ¿me dirás lo que ocurre?

— De qué está hablando majestad, ya le he dicho todo lo que ha ocurrido.

— Eso no, lo otro por lo que te encuentras así.

Taehyung arrugó el ceño aun sin comprender, haciendo que la Reina suspirara y se levantara de su sitio, comenzando a rodearlo, observándolo, tomándole la barbilla para conectar miradas.

— Tienes la piel seca, el cabello sin brillo, tus labios están resecos y no los has dejado de lamer, tus mejillas han dejado de estar rellenas como de costumbre y no has tocado ni un solo bocadillo desde que llegué, no olvidemos que siempre eres el primero en comer porque son tus favoritos, ahora los ves con asco. ¿Debo ser más obvia?

El menor comenzó a tocar su rostro, la punta de su cabello, sus labios, como si intentara encontrar la respuesta a todo eso, hasta que sintió una molestia cuando la Reina se atrevió a tocar su pecho, haciendo que de inmediato retirara el contacto.

— ¿Te duelen no es así? ¿Cuándo fue tu último sangrado mi niño?

— Fue...

Taehyung intentó hacer memoria, de verdad que buscó en todos sus recuerdos, pero en ellos solo encontraba días agotadores junto con sus hijos, noches en vela junto a Jungkook, estudiando nuevos descubrimientos de la medicina, ayudar a Jimin en sus últimos meses de embarazo... ¿Lo había olvidado? ¿No había tenido su sangrado? Eso solo podía significar...

Sus manos viajaron hacia su vientre de inmediato, sorprendiéndose de que existiera esa posibilidad, obteniendo una sonrisa cómplice por parte de la reina, quien finalmente tomó asiento, mientras llevaba su taza de té a sus labios.

— Pero, no me he sentido como en mis otros embarazos.

— Ningún embarazo es igual al otro, te lo dice alguien que tuvo nueve hijos sanos y todos fueron diferentes, haciéndome vivir insufribles momentos.

El menor comenzó a frotar sus manos sobre su vientre, el cual seguía plano, sin ningún cambio como en sus anteriores embarazos, quizá era muy pronto para saber si verdaderamente algo crecía en su interior, pero esta nueva noticia le hacía todo sentido para sus síntomas de las últimas semanas.

La risa de Jimin se escuchó a lo lejos, haciendo que el menor despertara de su ensoñación, no quería que nadie más estuviera enterado de aquella suposición.

— Majestad, puede guardar el secreto, por favor, solo hasta que esté seguro de que esto es posible.

— ¿No compartirás esta buena noticia con Jimin?

— Se lo diré quizá cuando regresemos a casa, pero por favor si Jungkook viene para una reunión no saque el tema a flote, se lo ruego.

— Tu secreto estará bien guardado conmigo.

Jimin regresó con un nuevo vestido de color verde con mangas largas, holanes en las puntas, con listones en el frente y un detalle de encaje francés en su pecho, el cual ocultaba muy bien su hinchazón.

— He vuelto, ¿de qué hablaron mientras no estuve?

— De la ceremonia – mencionó la Reina dando un guiño a Taehyung.

— ¿Sí? – inquirió Jimin al notar el gesto, dando toda su atención a su mejor amigo, quien ahora mantenía un leve tono rosa en su rostro – y ¿qué decidiste?

— Quiero una ceremonia pequeña y privada.

— Podría ser aquí mismo... — agregó la Reina, llevando una galleta a su boca – sin anuncios, pequeño... muy secreto.

La sonrisa de Taehyung fue imposible de contener, trató de evitar que sus manos regresaran a su vientre, distrayéndose al tomar su taza de té, ansiando llegar a su hogar.

Una vez terminada aquella reunión donde hablaron de flores, vestuarios, decoración, personas francesas llegando para animar la fiesta, algo que completamente declinó Taehyung, por supuesto, ahora era hora de regresar con su familia, Jimin iba muy entretenido conversando sobre lo que le diría a Yoongi al llegar respecto a arruinar otro más de sus vestidos.

Aún se estaba quejando sobre lo que su amado hacía cada vez que lo veía, como mencionar que debía turnarse con su hijo, cuando notó que no estaba obteniendo respuesta alguna por parte de Taehyung.

— Este vestido es demasiado incómodo – se quejó Jimin intentando separar la tela de su cuerpo – el encaje hace que me pique todo y tengo muy sensible todo, hace que me sienta raro y...

Jimin observó con cuidado la manera de actuar de Taehyung, estaba muy callado para ser una actitud normal de su mejor amigo. Mantenía la mirada perdida en la ventana, suspirando cada tanto y de manera muy inconsciente estaba dejando caricias en su vientre.

— Tae, ¿cuál es ese secreto que la Reina guardará para ti?

— ¿Mhm? – respondió sin poner mucho cuidado en lo que estaban preguntando.

— Dije que, cuál es el secreto que guardan ustedes dos, los escuché antes de llegar, te veías muy extraño. Hacías esa cara que sueles poner cuando quieres algo o estás pensando en algo.

— En serio, no me di cuenta.

Estaba demasiado distraído como para responder correctamente, tan metido en sus pensamientos que ni siquiera fue capaz de reaccionar a tiempo cuando Jimin tocó su vientre, el cual no parecía delatar nada aún.

— ¿Qué haces? – Taehyung alejó de inmediato la mano contraria.

— Tratando de saber qué ocurre contigo, llevo hablando contigo por horas y pareces estar en Irlanda y no aquí conmigo. ¿Estás bien?

— S-sí, perfectamente.

— Estás pálido – murmuró Jimin mientras acunaba el rostro ajeno – pareces enfermo, deberías decirle a Jungkook que no te sientes del todo bien. Puede que estés enfermando y ni siquiera te estés dando cuenta o peor aún que te estés muriendo y tú no haces algo.

— Jiminie, respira por favor, eso no te hará bien – tampoco a mí, pensó de inmediato – debes estar relajado.

— Ya no tengo un bebé en mi vientre para que digas que no me puedo alterar, por si no lo sabías, salió de mí hace un mes.

Jimin observó a su mejor amigo, tenía esa mirada culpable, le ocultaba algo, sabía que era muy obvio de notar porque Taehyung era demasiado transparente con las cosas que sucedían con él. Se detuvo a ver cada detalle, estaba pálido, su cabello no brillaba como siempre, sus mejillas no tenían ese color rosado en él, sus labios estaban extrañamente resecos y...

— ¡Estás en cinta! – Jimin había alzado la voz e incluso intentó ponerse de pie, chocando su cabeza contra el techo del carruaje provocando que el cochero diera dos toques a la ventana.

— ¿Todo está bien, señoritos?

— Todo en orden, John – mencionó Taehyung mientras que fulminaba con la mirada a Jimin quien trataba de menguar su dolor – ves lo que provocas.

— ¿Yo? Te recuerdo que tú eres Jeon secretos Taehyung, ¿cómo pudiste ocultarme algo así? A mí, tu mejor amigo.

Yoongi debía comenzar a negarle las salidas al teatro a Jimin, se estaba volviendo demasiado teatral con todo, en especial en estas épocas cuando recién había dado a luz y todo era agravado por su mejor amigo.

— No he ocultado nada.

— Entonces me dirás que el secreto entre la Reina y tú no se trata de tu embarazo.

— ¿Tal vez?

— ¡Taehyung!

— Deja de alzar la voz, ni siquiera yo mismo estoy seguro de que eso sea posible, este embarazo... — lo dudó por algunos segundos mientras llevaba sus manos hacia su vientre – es extraño, no es como los anteriores, me he sentido muy mal. He tenido alergias, ascos con la comida, incluso con el olor de Jungkook.

— ¿Jungkook huele a algo?

— Pon atención – se quejó el menor, haciendo que Jimin alzara las manos – el punto es que no es normal, bueno creo que no es lo usual de mis embarazos, ¿comprendes? Y ¿si no es eso?

— Podemos hacer una prueba.

Taehyung frunció su ceño, no comprendiendo aquello, mientras que Jimin sonreía, alzando ambas cejas.

El ambiente de su hogar era lo más amaba encontrar al regresar de una jornada laboral, porque ahí se encontraba aquello por lo que daría su vida, no solamente se trataba de lo cálido que se sentía al ingresar a la casa, se trataba de todo el conjunto de pequeños detalles que llenaban el lugar.

Los cuadros en las paredes, las flores adornando cada espacio como mesas, repisas, muebles, incluso el piano. Los estantes llenos de libros donde estaban apilados los muchos diarios de campo, tanto propios como los de su preciosa flor del campo y el sonido de las risas de sus amados hijos.

— ¡Llegó papá! – el grito de su primera hija lo hizo sonreír, acuclillarse de inmediato con los brazos abiertos para recibir a la pequeña, con mejillas rosadas, un poco de harina en los rizos y la falda de su vestido con rastros de lodo.

— Hola, mi hermosa florecita.

— ¡Papá! ¡Papá! – pudo escuchar la vocecita de su segunda hija mientras corría en su encuentro, haciéndolo caer hacia atrás por perder el equilibrio con ambas niñas entre sus brazos.

— Hola, mi pastelito inglés.

Jungkook sonrió ampliamente cuando ambas niñas comenzaron a atacarlo entre besos, colgándose de su cuello, teniendo una pequeña riña entre quien llenaba de más besos al mayor.

— Mia, no beses a papá donde yo lo he besado, estás borrando mi beso.

— Papá es de Mia.

— ¡No es cierto! Papá es de papi... — alegó la mayor de ambas, teniendo a Mia con sus mejillas infladas y un puchero pronunciado, aferrándose más a Jungkook.

— ¡No! Es mío – lloriqueó la menor frotando su rostro contra el mayor

— Basta, sin discusiones, los amo a todos por igual.

— ¿Papá? – la voz del hijo mayor de los Jeon hizo que tres miradas se volcaran sobre él, teniendo una reacción inmediata de su padre, quien sonrió y alzó su mano invitándolo a aquel abrazo extraño – ¡Papá!

Su padre habría seguido sonriendo si no fuera porque el rostro de su hijo y su ropa lo hizo fruncir su ceño, sin olvidar que la actitud de Jae era poco usual para alguien tan risueño, era un niño de seis años demasiado feliz como para que ahora estuviera con sus mejillas rosadas con marcas de lágrimas.

— Hermano, no llores, papi dijo que lo solucionaría – habló la mayor, quien quitó las lágrimas, dejando un beso, copiando la manera que tenía Taehyung de consolarlos.

— ¿Qué ocurrió? ¿Por qué estás así? Sophie, ¿quieres contarle a papá lo que sucedió?

La menor observó por algunos segundos a su hermano mayor, quien se aferró aún más al cuerpo de su padre, decidiendo por fin negar ante aquella situación, verdaderamente ella no sabía lo que ocurría. Jungkook se puso de pie con su hijo mayor y la menor en brazos, mientras que Sophie se aferraba al abrigo de su padre, el cual ni siquiera había podido quitar.

— ¡Niños! ¿En dónde están? – la imagen de su madre siendo un desastre y un cúmulo de nervios por la ausencia de sus adorados nietos le hizo sonreír a Jungkook —. Hola amor.

— Hola madre, parece que los niños te tenían ocupada en la cocina.

— Estábamos horneando tartas y de un momento a otro desaparecieron.

— Niños ya hablamos de esto, no asusten así a su abuela.

— Lo sentimos abuela – murmuraron los tres menores, derritiendo el corazón de la mujer, quien no se privó de besarle las mejillas cada uno, hasta tomar en brazos a la mayor de sus nietas.

Se dirigieron hacia la cocina donde encontraron una escena desastrosa, con los pequeños Min lamiendo las cucharas con mermelada que había sido puesta en las tartas, mientras que el menor de ellos dormía plácidamente en su pequeña cuna.

— Niños qué les dije nada de estar lamiendo las cucharas.

— Está muy rico, abuela – mencionó la mayor, sonriendo de inmediato.

— Parece que has estado ocupada, madre.

— Es difícil cuando ambos salen y dejan a los niños, no me malentiendas hijo, amo a mis nietos, pero en ocasiones son un poco... inquietos.

— Abuela, ¿ya estarán las tartas? – inquiere Gaeul, la mayor de los Min y la mente maestra creadora de planes perfectos para meterse en problemas, era perfectamente idéntica a su padre ideando cosas.

— Aún falta un poco, mi cielo.

— Madre, puedes quedarte con los niños unos minutos, necesito tiempo a solas con Jae.

Su madre asintió de inmediato, tomando en brazos a la pequeña Jeon, mientras que intentaba hacer que los Min dejaran de limpiar los utensilios de cocina con sus pequeñas lenguas.

Jungkook, por su parte, llevó en brazos a su hijo hacia el jardín trasero, donde Taehyung se había encargado de cuidar perfectamente, llenándolo de flores, creando un campo solo para él, algo que adoraba y por su parte a Jeon le hacía muy feliz que tuviera ese espacio donde se relajaba, jugaba con sus hijos y pasaba demasiadas horas disfrutando hasta llegar a tener atardeceres inolvidables.

Dejó a su hijo en una de las bancas del jardín, mientras que este chupaba su dedo pulgar como un método de consuelo.

— ¿Qué ocurre hijo? Puedes contarle a papá lo que sea.

— Papá... es cierto que papi nos tuvo a todos.

— Qué pregunta es esa, claro que sí. Tú mismo viste a tus hermanas en la barriga de papi – el mayor le rascó un poco las costillas a su hijo, quien apenas sonrió – a qué viene esto.

— Los niños del pueblo dicen que papi no nos tuvo y que nacimos de huevos de gallina. También escuché que un señor decía que una señora fue quien nos tuvo y no mi papi.

Eso hizo que Jungkook se tensara, inhalando profundo, y empujando su mejilla interna con su lengua, controlándose lo mejor que podía ante aquellos rumores, en el pueblo, a pesar de que todos los hallazgos respecto a los donceles tomaban fuerza, los pobladores se encaprichaban con hacer comentarios despectivos sobre las abominaciones que eran los donceles.

En más de una ocasión terminaron envueltos en una pelea con Yoongi defendiendo el honor de sus amados y ni hablar de lo molesto que era mentirles cuando regresaban a sus hogares con alguna herida por comportarse como bestias brutales, como les decían Taehyung y Jimin, aunque este último siempre se sentiría un poco orgulloso de lo valiente que era Min por golpear a alguien.

Ellos podían tratar con esos problemas porque eran mayores, pero no sus hijos, sobre todo porque Jae era demasiado apegado a Taehyung, siempre cuidándolo, aprendiendo a ser un pequeño hombrecito, se estaba convirtiendo en todo un hombre de casa, en especial cuando de proteger a sus hermanas se trataba.

— Hijo, recuerdas que tu tío Jimin tenía una enorme barriga hace un tiempo y luego tuvo al pequeño Jihyun – el menor asintió – de dónde crees que salió ese bebé.

— ¿De la barriga de tío Jimin? – el mayor murmuró una afirmación, haciendo que su hijo pensara por algunos segundos – entonces ¿la barriga de tío Jimin se movía porque ahí estaba el bebé?

— Así es, justo como sucedía con Sophie y Mia ¿recuerdas? – el menor recordaba a Mia estando en la pancita de su papi, moviéndose sin parar, así que con ese recuerdo en mente asintió hacia su padre como respuesta —, entonces, ¿tú crees que nacieron de huevos de gallina o de otra persona?

— No – el menor sorbió su nariz, quitando los últimos rastros de lágrimas – ¿eso quiere decir que el bebé en la barriga de papi se convertirá en otro hermano?

— ¿Qué cosa has dicho?

— Papi Tae tiene un bebé en la barriga – mencionó el menor señalando su propio cuerpo para darle a entender a su confundido padre lo que estaba hablando.

— Hijo, tu papi no tiene un bebé.

— Sí, lo tiene... y-yo leí en los libros del salón que papi no está enfermo, solo tiene un bebé en la barriga.

Jungkook sonrió enternecido por lo que escuchaba, abrazando a su hijo, pues aquellos diarios en el salón relataban los tres embarazos de Taehyung, con todo y síntomas, hasta llegar al día del parto, con demasiados detalles que un niño de su edad no comprendería, pero le parecía adorable que llegara a la conclusión que su otro padre estuviera con un bebé en su vientre.

— Esos diarios son un poco antiguos, de hecho, pero eso no significa que haya un bebé en camino.

— Entonces no tendré otra hermana – Jungkook negó, aun teniendo esa sonrisa cálida – si puedo escoger, quiero que el próximo bebé sea un hermano. Le diré a papi que hable con su barriga y mencione que no debe ser una niña, sino un niño para que juegue conmigo.

— No es así como funciona.

— ¿Cómo funciona? ¿Tú lo escoges? En los diarios no dicen cómo se hicieron los bebés en la pancita de papi, solo dicen que ya están ahí, ¿cómo llegaron ahí?

— Algún día te contaremos la historia de cómo llegaste a nuestras vidas – murmuró el mayor arrullando a su hijo, dejando un beso en su frente – esos diarios narran la historia de cómo ustedes aparecieron en papi, pero no es algo que debas estar leyendo o practicando tu lectura por ahora ¿de acuerdo? ¿Por qué los buscaste para empezar?

— Porque papi dijo que se estaba sintiendo mal...

— ¿Mal?

— Tenía dolor aquí – señaló de nuevo su pancita, picando un poco y abultando sus labios, teniendo a Jungkook abrazándolo de nuevo. Aquello no le traía tranquilidad, ¿su preciosa flor estaba enfermo?

— Papi está bien, no debes preocuparte por eso y tampoco por lo que digan los otros niños.

— Entonces, ¿no puedo golpearlos como tú y el tío Yoongi? – Jungkook soltó una risa nasal al escuchar aquello.

— Solo si prometes que tu papi no se dará cuenta.

Los gritos en el interior de la casa hicieron que ambos se miraran rápidamente, conociendo muy bien lo que significaba aquello que ocurría. Eso solo significaba una cosa, Jimin y Taehyung habían regresado de su reunión con la Reina.

Ambos se sonrieron, mientras que Jungkook le daba un abrazo más a su hijo, quien disfrutó que su padre le desordenara el cabello, riendo de manera tierna cuando terminaba con algunas cosquillas y con un gesto le indicó que era momento para regresar al interior de la casa.

Justo como lo esperaba encontró a los niños vueltos locos alrededor de su papi, Jimin estaban tratando de calmar a sus hijos mientras sostenía a su bebé, mientras que Taehyung dejaba besos en la mejilla de Sophie.

— Papi... Papi... yo también quiero besitos – pidió Mia, señalando sus labios con un tierno pico.

— Espera tu turno, Mia – se quejó la mayor, aferrándose al cuello de Taehyung, quien tomó asiento aún con ella en brazos para así ser de fácil alcance para su hija menor.

— Puedo darle besos a Mia mientras te tengo brazos amor, no debes ser egoísta.

Jungkook sonrió divertido ante la imagen familiar que tenía frente a sus ojos, teniendo a su hijo a su lado, con una actitud dudosa, el mayor se puso a su nivel, notando la preocupación en su pequeño hijo.

— Todo estará bien, ¿sí? Yo los protejo a ustedes de todo y me aseguraré que papi también se encuentre bien, ahora ve con él.

Jae no perdió más tiempo para convertirse en el niño mimado de su padre Taehyung, corriendo a sus brazos, envuelto en un angustiante llanto que preocupó al mayor, mientras que su pequeño se abrazaba a él, frotando su rostro constantemente.

Taehyung regresó la mirada hacia Jungkook, a quien tomó en brazos a Sophie, la menor comenzó a apretarle las mejillas mientras compartían muestras de afecto.

— ¿Qué tal les fue en su reunión con la Reina? ¿Qué quería? – cuestionó la madre de Jungkook, quien se estaba encargando de sacar las tartas del horno.

— Ella quería que todos los arreglos de la boda de Taehyung con Jungkook quedaran más que elegidos.

— ¿Y tú permitiste que la Reina escoja todo? – se quejó la mujer, dirigiendo su atención hacia ambos menores que estaban tratando de atender a sus hijos – ¿Tae? ¿Jimin?

— Nada de eso mamá, Taehyung quiere algo sobrio y pequeño, algo que no va con los gustos de la Reina, todo quedó a discusión.

— Pues para la próxima vez asegúrense de llevarme, yo soy su madre, debo estar involucrada en algo tan importante – el silencio de los tres adultos hizo que la señora Jeon se sintiera nerviosa por soltar aquello, ella no era su verdadera madre, pero había estado con ellos desde que llegaron a Inglaterra, eran sus pequeños – es decir, solamente si así lo desean yo con gusto les ayudaré.

— Por supuesto que quiero que seas partícipe de esto mamá, aunque no seas mi madre, yo siento como si lo fuera – mencionó Taehyung sonriendo de manera tímida hacia la señora Jeon que comenzó a abanicarse con sus manos para evitar llorar.

Jungkook se acercó con parsimonia hasta rodear con sus brazos a su amada flor del campo, sacándole un pequeño susto al no esperar su presencia tan de pronto, sintiendo sensibilidad en todo su cuerpo. No dudó un segundo en buscar a Jungkook para que le brindara un beso, el cual no le fue negado, causando un silencio en toda la cocina.

— Oigan, si van a demostrarse amor que sea con cuidado – mencionó Jimin, consiguiendo una mala mirada por parte de Taehyung, mientras que el resto de niños intentaban tener una probada de los pasteles de la abuela.

— ¿Por qué debería tener cuidado de demostrarle amor a precioso prometido? – murmuró Jungkook de manera burlesca, sonriendo amplio antes de atacar a besos a Taehyung – dime mi pequeña flor, ¿debo contenerme por algo en especial?

— Nada de romances hasta el día de la boda – argumentó la señora Jeon, sonriendo ante la mención de aquello, guiñando un ojo ante el rubor que tenía Taehyung en sus mejillas.

— Madre, tienes tres nietos, creo que la castidad no aplica a nosotros o tú que opinas, mi amor – Jungkook llevó sus manos hacia el vientre de Taehyung, quien intentando ocultar su nerviosismo entrelazó sus manos con las contrarias cosa que no fue tomada de mala manera.

— Yo digo que mamá solo está bromeando.

— Solo digo que deberían cuidarse, nada de sorpresas antes de la boda.

Jimin fue quien no pudo evitar robarse toda la atención, mientras que se ahogaba con aquel pequeño sorbo que tomó de la taza de té, tomando en brazos a su hijo y colocándose de pie cuando la señora Jeon llegó hasta él para auxiliarlo.

— Jiminie, ¿qué ocurre?

— Estoy bien madre, creo que estaba muy caliente el té. Será mejor que me vaya a cambiar, ¿me acompañas mamá? Necesito ayuda con el bebé.

— Claro que sí – mencionó la señora Jeon tomando en brazos al menor de los Min – niños porque mejor no salen a jugar al jardín, es peligroso estar aquí y no los quiero cerca de los pasteles hasta la hora de la cena.

Todos los menores se quejaron, pero bastaron unas cuantas palabras de sus mayores para que por fin salieran de la cocina, dejando a solas a Taehyung y Jungkook, el menor se sentía demasiado cansado por el viaje y quizá por otro pequeño detalle.

Jungkook aprovechó su privacidad sin tener miradas curiosas para ocultarse en la curvatura del cuello de Taehyung, quien con gusto le dio paso libre para inmiscuirse en ese espacio tan íntimo que le hacía sentir escalofríos cada vez que era besado en ese lugar.

— Te dije lo hermoso que te ves hoy.

— Creo que no lo mencionaste – el mayor atrapó con sus dientes el labio inferior de Taehyung, sacándole un jadeo con el cual abrió un poco más la boca, logrando su cometido de adentrar la punta de su lengua.

— Te ves perfecto el día de hoy.

— ¿Cómo sabes que me veo así si ni siquiera has visto mi vestido?

— Cierto, mi preciosa flor del campo debe ser admirado para ser halagado – dejó un sonoro beso en la mejilla del menor, quien sonrió divertido al sentir cosquillas en la piel – vamos muestra y deslúmbrame con tu belleza.

Taehyung se colocó de pie demasiado rápido, dejando como consecuencia un leve mareo que supo ocultar al girar de manera coqueta, sosteniendo la falda larga, miró a su adorado doctor por sobre su hombro mientras pestañeaba dejándolo hipnotizado, nunca se aburriría de ver la reacción de Jungkook cada vez que él intentaba seducirlo.

Las manos del mayor se amoldaron en la cintura de Taehyung, quien no pudo evitar ver cómo recorrían sus curvas, llegando hasta su pecho, donde un escalofrío lo invadió, la respiración se estancó en su garganta cuando Jungkook delineó con su dedo desde su cuello hasta sus labios donde el menor dejó un beso delicado y travieso.

Con una enorme sonrisa, Jungkook llevó su propio dedo hacia sus labios, rozando la yema del mismo como si saboreara el pequeño beso desde la punta del dígito, sacándole un sonrojo furioso a Taehyung.

— Sublime, definitivamente no tienes comparación.

— Adulador.

— Yo solo digo la verdad amor, no olvides que soy devoto a ti.

Jungkook lo acercó más a su cuerpo, chocando levemente el pecho del menor contra el impropio, Taehyung mordió su labio para evitar soltar un quejido, actitud que fue tomada como una provocación, pues el mayor comenzó a llevar sus manos hacia la espalda baja de su amado, hasta llegar a acunar la redondez.

En un ágil movimiento el doctor alzó al menor, tomándolo en brazos cuál dama en nupcias, haciéndolo sonreír mientras que repartía besos en su rostro, mientras que lo balanceaba de un lado al otro buscando más piel para besar, todo surgía en un ambiente de diversión, hasta que Taehyung ocultó su rostro en la curvatura del cuello del mayor.

— Amor, por qué me privas de tus labios – la falta de respuesta le hizo preocuparse, recordando las palabras de su hijo – ¿te encuentras bien?

— Estoy bien, fue un simple mareo – Jungkook alzó una ceja como respuesta mientras que Taehyung se negaba a salir de su refugio, aún se sentía indispuesto – de verdad no tienes que preocuparte, solo fuiste un poco tosco.

— ¿Tosco? Desde cuando mi manera de tomarte en brazos te parece tosco, ¿hay algo de lo que deba enterarme?

El menor salió de su refugio, mientras que entre pasos lentos Jungkook los dirigió hasta el salón donde, sin dejar su agarre en el cuerpo contrario, tomó asiento en el gran sofá. Taehyung se sintió cohibido frente a esa mirada que lo acusaba de ocultarle algo, era más que obvio que algo sucedía, en especial porque ellos no se ocultaban absolutamente nada.

— Taehyung – el menor abultó sus labios, haciendo un pequeño quejido y removiendo en el regazo del mayor – ¿qué ocurre?

— Me dijiste Taehyung – el mayor no pudo evitar soltar una risa – no te rías, no es gracioso para mí. Tú no me dices Taehyung a menos que estés molesto.

— Entonces, como quieres que me dirija hacia ti, será ¿Tae? – mencionó Jungkook mientras depositaba un beso en la mejilla ajena, obteniendo una negación – ¿bebé?

— No soy un bebé, además así le dice Yoongi a Jimin, sé un poco más original para dirigirte a mí.

— ¿Cómo entonces?

— Dulce pecado – murmuró con picardía, rodeando el cuello contrario, jugando con el cabello largo del mayor, atrayéndolo hasta sus labios, dejando un delicado roce.

— Mi hermoso y cautivador pecado – Taehyung sonrió entre los besos que le eran dados, sintiéndose victorioso al haber distraído a Jungkook – esos solamente son permitidos para nuestra intimidad, ¿acaso permitirás que cierta cerradura sea abierta en pleno salón familiar?

Un chillido escapó de los labios del menor, ¿en qué momento Jungkook había metido su mano debajo de su falda?

— Basta los niños podrían aparecer en cualquier momento – susurró intentando, casi de manera fallida, quitar la mano ajena de su intimidad, causándole respingos cada vez que el mayor rozaba con su piel – nos verán, no tenemos que ser tan impropios, tenemos hijos Jeon Jungkook.

— Y son mi adoración, puedo hacerte uno más en este sofá si gustas.

Taehyung se sintió un tanto expuesto al escuchar aquello, cómo le explicaba a su propio casi esposo que posiblemente ya estaba embarazado, ni siquiera él mismo se explicaba el porqué se sentía avergonzado cuando el mismo Jungkook fue quien se encargó de sus anteriores embarazos.

Por la Corona Inglesa, por qué estaba dándole tantas vueltas a un asunto que se podría resolver con una simple revisión de su amado doctor, quizá era la idea tonta de hacer que fuera una sorpresa gracias a que esta vez no estaba presentando los mismos síntomas.

— ¿Qué sucede? ¿No te agrada la idea de otro bebé? – Jungkook sacó con parsimonia su mano, no sin antes dejar pequeños apretones en los muslos de su adorado menor. Dejando de lado la coquetería llevó su mano hacia el vientre de Taehyung intentando convencerlo – ¿ya no quieres eso?

— No es eso, solo no aquí, con los niños tan cerca.

— El último lo hicimos a una habitación de distancia, ahora están en el jardín.

— Jeon Jungkook.

— De acuerdo, pero en la noche no te me escaparás. Además, creo que sería una bonita sorpresa para Jae.

— ¿Por qué dices eso?

— Se preocupó por ti, dijo que te vio mal esta mañana y se puso a leer los diarios médicos y encontró ciertas anotaciones con tus síntomas de cuando él fue nuestro precioso primer milagro.

— Oh, ya veo... niño inteligente, completamente un Jeon, hijo del grandioso doctor Jeon Jungkook.

— No se puede negar, también te tiene a ti como su padre – Jungkook dejó un delicado beso en la mejilla ajena – eres nuestro tesoro más preciado, giramos alrededor de ti por si no te habías dado cuenta, así que si sucede algo o te sientes mal por favor házmelo saber o tendrás a un pequeño sobreprotector con su papi buscando en nuestros libros, pensando que su papi tiene un bebé en la barriga.

El mayor le hizo algunas cosquillas a Taehyung, haciéndolo reír para finalmente dejarle otro beso más en la frente y uno en los labios abultados.

— Te amo mi dulce pecado.

— Te amo, señor Jeon.

— Haces que me sienta viejo, pero me gusta, porque pronto tú también serás oficialmente, el señor Jeon – lo abrazó un tanto más fuerte, sacándole un quejido – iré a ver a los niños, de pronto están muy callados.

— De acuerdo.

Taehyung observó con amor, emanando de cada poro de su ser el recorrido que hacía Jungkook para salir de su vista, hasta que escuchó la puerta del jardín cerrándose. Se echó contra el sofá, llevando la cabeza hacia atrás y colocando sus manos con gentileza sobre su vientre casi plano, dejando algunas caricias en ese espacio.

Pronto pudo sentir un peso a su lado derecho, haciéndolo abrir los ojos, notando a Jimin aferrando a su bebé a su cuerpo, de igual manera la señora Jeon tomó asiento al otro lado.

— Pensé que jamás se iría – dijo sin más Jimin quien arreglaba la falda de su vestido de manera desinteresada, mientras que Jihyun disfrutaba del calor de su padre, aferrándose con su pequeña mano al vestido – casi te hace un segundo bebé aquí mismo.

— No sería la primera vez que lo intenta – murmuró divertido el menor, siendo empujado levemente por su mejor amigo.

— ¡Kim Taehyung! No te hacía así de descarado, cómo cambian las personas cuando son mal influenciados por doctores...

— Park Jimin, controla ese vocabulario, no debes ser vulgar señorito – lo reprendió la señora Jeon.

Taehyung le sacó la punta de su lengua a Jimin, recibiendo un pequeño pellizco en sus mejillas como reprimenda de la señora Jeon, podrían no ser sus hijos biológicos, pero los adoraba con el alma y cuando se comportaban de esa manera era ella quien se encargaba de corregirlos, aunque ya no eran unos niños, la señora Jeon siempre se encargaba de recordarles los modales.

— Compórtense, niños.

— Lo siento mamá – murmuraron ambos, entrelazando sus manos como siempre lo hacían cuando eran reprendidos por la señora Jeon, una manera en la cual ella se aseguraba que ya no discutieran.

— Entonces... — inició la señora Jeon con lo que comentaría – un pajarito, por ahí dijo que seré abuela de nuevo y todo gracias a mi pequeño TaeTae.

— No estoy muy seguro, mamá y qué tal si solo son suposiciones, ¿no sería mejor decirle a Jungkook?

— Tae, ya habíamos hablado de esto, sería una sorpresa para tu doctor, arruina sorpresas de embarazo, las últimas dos veces fue él quien descubrió los cambios y te terminó revisando.

— Créeme cuando ellos reciben la noticia es la sensación más sublime al ver sus caras asustadas – mencionó la señora Jeon completamente ilusionada.

— ¿Creen que pueda sorprenderlo?

— Sí, solo debes abstenerte de estar muy cerca de Jungkook – mencionó Jimin alzando ambas cejas – al menos hasta que termine la prueba.

— ¿Prueba?

— Sí, madre fue quien me ayudó para saber si estaba embarazado de este pequeño dormilón.

El menor se sintió nervioso, pero le emocionaba el hecho de que quizá esta vez él podía ser quien se enterase primero y podría darle la sorpresa a Jungkook que serían padres de nuevo.

Bastó un asentimiento para que tanto Jimin como la señora Jeon se emocionaran, comenzando a mencionar de qué constaba aquella prueba para saber si estaba en cinta, conforme escuchaba a detalle lo que debía a hacer, dejó de parecerle una buena idea. ¿Acaso eso funcionaba?

La luz del nuevo día invadió su rostro, eso junto con unos toques bruscos en sus mejillas, las cuales eran constantemente apretadas.

— Papá, ¿dónde está papi? – Jungkook apenas logró abrir uno de sus ojos, notando que frente a él estaban sus tres hijos, observándolo con sus ceños fruncidos.

— Buenos días, pequeños – comenzó a estirar su cuerpo y eso había parecido una invitación para que sus hijas se subieran sobre su cuerpo, abrazándolo, Jungkook dejó algunas caricias en sus cabellos para luego darles un beso a cada una, notando ahora la ausencia de Taehyung – ¿y su papi?

— Eso queremos saber – mencionó con reproche Jae quien se cruzó de brazos, haciendo ese puchero, el cual replicaba a la perfección de Taehyung – no estaba para darnos los buenos días.

— No hubo besito – se quejó Sophie con sus ojos cristalizados.

— No hay leche para Mia – reprochó la menor, haciendo reír a Jungkook, aunque eso no quitó que se sintiera preocupado.

Todos sus hijos aún estaban en pijama, al igual que él, normalmente en una mañana de sábado Taehyung siempre era el primero en despertar para salir a dar un paseo junto a Jimin, les gustaba recordar momentos de la juventud en una soledad que tanto Yoongi y él respetaban, pero eran más de las diez de la mañana, para esa hora ya debía estar de regreso.

— La abuela tampoco ha venido.

De acuerdo eso era extraño en donde estaban metidos los dos primeros amores de su vida, resignado a distraer a sus hijos, se dispuso a besar una vez más a sus hijas, las tomó en brazos y salieron de la habitación principal, bajando las escaleras en completo silencio mientras que ambas niñas se ocultaban entre la curvatura del cuello de su padre.

— ¿Amor? – llamó sin obtener respuesta – ¿habrá pasado algo?

— ¿Le pasó algo malo a papi? – cuestionó Sophie, recibiendo un beso de Jungkook y una negación.

— No lo creo, porque mejor no preparamos el desayuno mientras lo esperamos.

— ¿Tú puedes hacer comida? – cuestionó Jae con su ceño fruncido siguiendo a Jungkook.

— Por supuesto que sí.

— ¿Puedes hacer leche tibia con miel? – esta vez fue Mia quien preguntó con total ilusión recibiendo una afirmación de su padre – ¡papá nos dará comida! – dejó un sonoro beso en la mejilla del mayor sacándole una sonrisa.

— Papi siempre nos da avena, ¿también puedes hacer eso?

— Desayuno inglés – mencionó con emoción Jae, uniéndose a los pedidos de comida de sus hermanas.

— Qué les parece un poco de pan tostado con mermelada y mantequilla.

Los niños se quejaron por aquello, querían sus habituales desayunos preparados por su papi Taehyung, quien parecía estar desaparecido, dejándolos a merced del simple desayuno de su padre.

Mientras que Jungkook lidiaba con sus tres hijos quejándose por la falta de su papi, cierto Taehyung estaba tomando su cuarto vaso de agua con dos miradas expectantes, esperando que por fin surtiera efecto tanto líquido, terminó de tragar el líquido, Jimin tomó el recipiente vacío esperando que el cuerpo del menor decidiera hacer lo que naturalmente necesitaba.

— ¿Aún nada? – cuestionó la señora Jeon.

— No.

— Quizá necesita más agua – mencionó Jimin comenzando a llenar de nuevo el vaso.

— No, no, no. ¡Basta, no más agua! Es solo que no puedo hacerlo si ustedes están aquí, viéndome.

— ¿Necesitas que te cubramos? Podemos darnos la vuelta – Jimin y la señora Jeon se dieron vuelta, no viendo lo que hacía Taehyung.

— No se trata de que no me vean, es que están aquí.

Taehyung estaba cansado de esa supuesta prueba, ya no quería estar ahí, solo deseaba correr a casa para decirle a Jungkook que lo revisara de una buena vez para quitarle la vergüenza de encima.

Llevaba cuatro días haciendo la ridícula prueba del trigo y la cebada, una técnica extraña en la cual se suponía que debía hacer pis en las semillas para saber si estaba embarazado y de paso saber si sería un niño o niña.

— Vamos Tae, sé qué esto parece no dar resultado, pero lo hará.

— Basta Jiminie, quiero ir a casa con Jungkook, con los niños, con mi familia y si hay un bebé creciendo en mi interior, pues Jungkook se encargará de revisarme.

— Tae no te rindas ahora.

— Qué más pruebas quieren de que estoy en cinta, tengo un retraso de tres semanas – Taehyung comenzó a sentir la necesidad invadiendo su cuerpo, pero no haría eso, no de nuevo, era vergonzoso, soportaría unos minutos y correría hasta casa – les prometo que si es verdad serán los primeros en saber, pero no más agua, no más hacer pis en semillas. Ya no más, por favor.

— Mi cielo, si no te sientes cómodo con esto, entendemos – murmuró la señora Jeon, dándose por vencida.

— Gracias – suspiró Taehyung sintiendo alivio en salir victorioso, ahora solo debía soportar las horribles ganas de hacer pis, llegar a su casa y todo estaría bien.

— Estuvimos tan cerca ¿Seguro que ni siquiera quieres terminar este día? – preguntó una vez más Jimin aun sin darse vuelta – podría hacer ruidos de cascada para que el líquido fluya fuera de ti.

— O de un arroyo.

— Quizá de la lluvia cayendo.

— O el de un grifo abierto.

Ambos comenzaron a hacer sonido extraño como si verdaderamente fuera agua, fue el colmo, era demasiado, no sabía si todo se debió a la cantidad antinatural que bebió de agua, al nerviosismo, al parloteo incesante, los sonidos extraños o la simple necesidad de salir de lo que llevó a Taehyung al límite.

— Ahg, basta no lo soporto más.

Taehyung corrió despavorido detrás de la cortina donde ocultaban aquella prueba con las semillas del trigo y la cebada. El alivio fue instantáneo al ser libre de la presión en su vientre, aunque Taehyung ni siquiera se preocupó como en las mañanas anteriores de observar algún cambio, solo estaba concentrado en vaciar el líquido.

Estaba molesto con Jimin y con la señora Jeon por comportarse de aquella manera porque seguían haciendo sonidos como de agua, e incluso podía estar seguro de que estaban botando el resto de agua de la jarra que había servido para los vasos que había bebido.

— No entiendo por qué se empeñan en algo como esto, es completamente ridículo – Taehyung silenció sus palabras, mientras que sus pasos alejándose lo hicieron tropezar haciendo un ruido extraño.

— ¿Tae, todo en orden? – murmuró Jimin cuando ya no escuchó nada del otro lado de la cortina – ¿estás bien?

— M-mamá – fue lo primero que articuló el menor, haciendo que tanto la señora Jeon como Jimin se atrevieran a pasar la cortina, donde encontraron a Taehyung mirando hacia abajo – ¿qué significa eso?

La señora Jeon observó lo que señaló el menor, notando que las semillas de trigo habían germinado, abrazando a su dulce niño, besando sus mejillas, causando la misma reacción en Jimin quien mencionaba que había funcionado.

— Tae estás embarazado, tendrás una niña...

— ¿Yo?

— Sí, mi cielo, la semilla de trigo ha germinado, significa que tendrás a otra preciosa niña... estás embarazado – mencionó la señora Jeon con lágrimas en los ojos, acunando el vientre del menor – tienes otro pequeño milagro aquí.

— Pero cómo saben eso, ¿solo porque las semillas germinaron? No sería mejor que Jungkook lo compruebe.

— ¡No! – exclamaron Jimin y la señora Jeon.

— Será mejor que guardes el secreto hasta el día de la boda, cuando creas que es el momento, le sueltas la sorpresa – mencionó con emoción Jimin quien lo abrazó fuerte, separándose al instante debido a su pequeño problema de lactancia – no de nuevo.

— Creo que por hoy es suficiente, Jimin debe ir a alimentar a un pequeño comelón y tú mi niño debes ser extrañado en tu casa.

Taehyung aún no podía creer aquello, quizá ahora sí podía dar fe de que estaba embarazado, había funcionado la prueba al final de todo, aquellas semillas habían germinado haciendo ver pequeños brotes verdes, ¿le asqueaba la situación? Demasiado ¿estaba aterrado? Un poco ¿confundido? Eso era poco decir, aún quería decirle a Jungkook que le revisara, que se asegurara de que su embarazo era real.

Sin darse cuenta, habían pasado tres semanas más donde Taehyung pudo por fin notar los cambios, un pequeño bultito diferente en su vientre, pasaba desapercibido como una pancita pequeña, pero para él era completamente notoria ante lo que sucedía en su interior.

Con cuidado tomó aquel aparato que utilizaba Jungkook para escuchar los latidos de los bebés, lo colocó sobre su vientre sintiendo un escalofrío debido al frío del metal, pero eso no le impidió comenzar a buscar a su pequeño milagro. Sus ojos se ampliaron cuando pudo escucharlo perfectamente, tan rápido y fuerte.

— Hola bollito, así que sí, estabas dentro de mí todo este tiempo – sonrió, sintiéndose demasiado emocionado, no quería dejar de escuchar los latidos de ese pequeño corazón – tu papá se volverá loco cuando sepa que vienes en camino.

En noches anteriores su amado doctor lo había estado mimando demasiado, ya que casi no se veían durante el día, así que en las pocas horas nocturnas se encargaba de demostrarle lo mucho que lo amaba. Jungkook no dejaba de mencionar que pronto tendrían un bollito más creciendo en su vientre, incluso le había insinuado que había soñado con haberlo visto embarazado de nuevo.

Durante varios minutos se dedicaba a besar la suave piel de Taehyung, la cual tenía las marcas de los anteriores embarazos, unas pequeñas líneas que afortunadamente no acomplejaban al menor, sin embargo, en ocasiones le gustaba mencionarlas para que Jungkook lo mimara un poco más.

— Crece fuerte bollito, prometo que papi te cuidará muy bien y tu padre también se encargará de que no nos suceda nada – quitó el aparato de sus oídos y de su piel para por fin guardarlo con cuidado – esta noche le diremos a papá ¿de acuerdo? Solo sigue ocultándote tan bien como hasta ahora.

Afortunadamente, durante ese tiempo Jungkook estuvo muy ocupado con las nuevas leyes para los donceles, cada vez más era común que alguien mencionara un nuevo caso sobre un doncel, algunos muy enfermos debido a sus condiciones donde sus familias los abandonaban o bien comerciaban con ellos, al ser los únicos hijos con similitudes a una mujer los padres los vendían con facilidad.

Había revueltas, dos bandos con ideologías diferentes, destacando uno en especial, unos religiosos extremistas, los cuales no aceptaban la naturaleza de un doncel. Esto llegó a oídos de cierto padre que no dudó en involucrarse por su cuenta para hablar con las autoridades mayores y así calmar al pueblo enardecido. El padre Jung había sido un pilar importante para que todos comprendieran y fueran más abiertos a la idea.

— Tae, ¿estás despierto? – la voz de Hana, su amada hermana, lo hizo salir de su ensoñación, bajando el pijama largo para cubrir lo que aún no se notaba a simple vista – Hola.

Hana sonrió ampliamente cuando lo encontró de pie al lado del ventanal, observando el jardín donde se llevaría a cabo la boda. Se encontraban en uno de los pequeños palacios de la Reina, donde el mismo Padre Jung los uniría en matrimonio, así que no era de extrañar verlo deambular por el lugar.

Su hermana había podido salir del convento gracias a que el padre Jung, dio el permiso, asegurándose de que la cuidaría durante el viaje, nadie se opondría ante una autoridad.

— Si pudiste llegar, me desilusioné mucho cuando no recibí una carta tuya – mencionó Taehyung, avanzando con rapidez hacia su hermana, quien lo recibió de inmediato – te ves preciosa.

— Solo nos retrasamos algunos días, pero no me perdería la boda de mi hermanito por nada del mundo. Además, estoy pensando en quedarme por algunos meses, quiero compartir con los niños.

— Eso me encantaría, no sabes cuánto te necesito en estos momentos – Taehyung abrazó a Hana con demasiada fuerza, no es que no la haya visto durante esos años, pero su hermana no había podido estar en ninguno de sus embarazos, nacimientos o el crecimiento de sus hijos.

— Hermano, ¿qué sucede? ¿Por qué de pronto eres tan sentimental? No te recordaba así.

— Debe ser por la inquietud de la boda, este día es importante.

— Te entiendo, yo también estuve así. Ahora oficialmente ya no soy una novicia – dijo mostrando su anillo de matrimonio – y tú tampoco serás por mucho tiempo un soltero.

— Creo que desde que Jungkook me aceptó como su pareja dejé de ser soltero, hermana.

— Bueno, pero ahora toda la sociedad lo sabrá y tendrás derechos como esposo legítimo, quien se acerque al doctor Jeon tendrá un castigo divino y de pena con la ley.

Los ojos del menor se cristalizaron, estaba un tanto sensible y emocional por su gran día y solo faltaban unas pocas horas para que oficialmente estuvieran unidos como uno mismo.

— TaeTae, ya es hora de cambiarte y ponerte más precioso de lo que ya eres – Jimin ingresó a la habitación luciendo un muy elegante traje azul, con camisa holgada, holanes en las mangas y su cabello perfectamente peinado – Hana, pensé que no llegarías a tiempo.

— No me perdería la boda de mi hermano – mencionó Hana, brindándole un abrazo al menor, a quien veía como un hermano pequeño – te ves muy inglés con ese traje.

— Lo sé, es muy lindo, ¿cierto?

— Lo es. Tae ¿usarás un vestido para esta ocasión? – el menor negó, acercándose hacia el armario donde abrió las puertas de par en par, dejando ver un hermoso traje en color blanco, se veía delicado, con detalles de encaje.

— Quiero lucir esto.

Todo era muy sobrio, elegante, pero lo que más destacaba era la capa blanca con olanes en el cuello y detalles en las mangas, era muy el estilo de su hermano, dejando ver cierto encanto coqueto. Los tres estaban maravillados con la ropa que utilizaría Taehyung hasta que entró la señora Jeon luciendo un hermoso vestido verde esmeralda.

— Mi niño, traigo la ayuda necesaria para vestirte – la señora Jeon hizo pasar a la servidumbre quienes se encargaron de comenzar a preparar todo lo que usaría el menor – oh, Hana, me alegro de que hayas podido asistir a la boda. ¿Cuándo arribaste?

— Esta mañana.

— Madre, puedes ayudarme con esto.

Hana sintió cierto sentimiento encontrado cuando escuchó a su hermano decirle madre a la mujer mayor, comprendía completamente el porqué lo hacía, le agradaba saber que Taehyung había encontrado esa madre amorosa que tanto deseó tener, pues la propia había terminado internada en un hospicio donde nadie podía visitarla. Hana prefería que su pequeño hermano no supiera nada de la mujer que les dio la vida, así que con el correr del tiempo dejó de mencionarla en sus cartas.

Taehyung no necesitaba a Hiyori, tenía a la señora Jeon siendo una madre, una verdadera figura amorosa, definitivamente le llenaba el corazón que fuera así; mas no podía evitar sentirse abandonada y ajena al sentimiento de tener a alguien como su hermano.

— Hermana, ¿qué te parece?

— Luces precioso.

— Te ves perfecto, con esto es imposible que se note – susurró Jimin en el odio de Taehyung, quien se ruborizó cuando tuvo un leve toque en su vientre – ¿ahora si estás seguro?

— Lo pude escuchar – murmuró Taehyung, dejando confundida a Hana, quien fue hábilmente distraída por la señora Jeon, mencionando que debían salir para buscar un asiento en el jardín.

En el jardín se encontraban solo algunos invitados a la ceremonia, conocidos allegados a los Jeon, los hermanos de Jungkook junto con sus familias, algunas damas de la corte quienes apreciaban a Taehyung y algunas familias importantes invitadas por la Reina.

— Jeon – llamó el Padre Jung estrechando a Jungkook en un abrazo – tanto tiempo sin verte.

— Lo mismo, digo Padre Jung no lo había visto desde que nos separamos en Irlanda, le agradezco por estar aquí con nosotros.

— Bueno, después de la gran noticia sobre tú y Taehyung teniendo hijos, el alboroto de los donceles, definitivamente tenía que presenciar con mis propios ojos este momento.

— Papá.

La voz de sus tres pequeños distrajo a Jungkook de la conversación, sonriendo ampliamente al verlos con aquellos trajes tan elaborados, los cuales habían sido mandados a hacer por la Reina como sus propias vestimentas.

Jae, portaba un traje idéntico al de su padre, un saco azul real, pantalones café, camisa blanca y zapatos negros, la única diferencia con Jungkook es que el mayor tenía un chaleco a juego con el traje.

Sophie, por su parte, estaba vestida con un precioso besito celeste, la hacía lucir como una princesa, en su cabello castaño tenía una corona de flores intercaladas entre blancas y azules.

Mia, no se quedaba atrás, tenía un vestido azul, el cual la hacía tropezar constantemente por lo abultada de la falda, pero se veía preciosa con su tocado lleno de flores.

— Son...

— Son mis hijos – mencionó orgulloso Jungkook – niños, saluden al padre Jung.

— Mucho gusto Padre.

Jae hizo una reverencia muy propia de un caballero inglés, mientras que las niñas tomaron sus faldas haciendo el saludo que su papi les había enseñado a hacer, luciendo como todas unas damitas de sociedad.

— El gusto es mío, caballero, pequeñas damitas – les sonrió el padre Jung, provocando el rubor en las mejillas regordetas de las pequeñas.

— ¿Dónde están los niños? – se escuchó a lo lejos el llamado de una de las Nanas a cargo de los menores.

— Creo que ya va a dar inicio la ceremonia, será mejor que vaya.

— Sí, papá.

— Se parecen mucho a ustedes... — murmuró el padre Jung aun sin poder creer que esos pequeños niños habían nacido de un chico como Taehyung —. Felicitaciones, debo admitir que cuando Hana mencionó que Taehyung estaba bueno...

— ¿Embarazado? – cuestionó Jungkook sonriendo burlón al notar la incomodidad del hombre mayor.

— Sí, eso... no lo podía creer, se me hacía algo inexplicable, pero ahora todo es más fácil y supongo que con el correr de los años existirán más como ellos. Al final supongo que la señora Kim no estaba tan equivocada con Taehyung.

— No mencione a esa desagradable mujer, no el día de mi boda.

— Bueno, pero tiene que admitir que Taehyung sí era un milagro dador de vida – Hoseok sonrió, mientras que palmeaba el hombro de Jungkook, indicándole que se posicionaran en sus sitios – vamos Jeon, creo que ya está por iniciar.

El sonido de las arpas junto con los violines hicieron que todos buscaran con la mirada hacia el principio del camino donde las pequeñas Jeon, junto con la mayor de los Min ibas dejando pétalos de flores, detrás de ellas un muy serio Jeon Jae caminaba lentamente, mirando hacia el frente específicamente hacia Jungkook quien lo iba guiando en su andar.

Pronto detrás del cortejo de niños tuvieron la visión del novio que entraba junto a Jimin, entrelazando sus brazos, sonriendo hacia el frente sin perder de vista a Jungkook, quien de inmediato quedó más que hipnotizado de verlo tan perfecto, ¿ese precioso ángel se convertiría en su esposo?

El doctor tomó la mano de Taehyung, ni bien le fue entregado por su mejor amigo, llevando sus labios al dorso de esta, depositando un suave y delicado beso en ella, susurrando lo precioso que se veía.

La ceremonia dio inicio, hasta llegar al momento en el cual les sería colocado el lazo de unión matrimonial, siendo los señores Jeon quienes se encargaron de hacer aquel bonito ritual donde cada uno colocaba la alianza en el dedo de unión, terminando por entrelazar sus manos; se sintieron impacientes al ver la delicadeza con la que sus manos quedaban sujetas, mientras que los señores Jeon envolvían con un listón blanco, simbolizando la eternidad de su amor.

— Jeon Jungkook y Kim Taehyung, que este lazo los una para el resto de sus vidas y no solo de manera simbólica frente a toda esta audiencia que presencia el día de hoy este acto solemne.

El padre Jung llevó sus manos sobre las de Jungkook y Taehyung, que no dejaban de sentir el retumbar de sus corazones en sus oídos, mirándose con adoración.

— Que sus miradas reflejen el hogar en el alma del otro; que las muestras de afecto sean sus mejores e interminables batallas; que su amor sea como una semilla de la cual nacerá un árbol con fuertes raíces, dando vida y frutos, siendo prósperos en la adversidad y en los buenos tiempos – el padre Jung sonrió a ambos – ahora pueden mencionar el resto de sus votos.

— Kim Taehyung, que esta unión nos lleve a un final en el cual pueda seguir soñando contigo en cada anochecer y contemplándote a la luz del alba.

— Jeon Jungkook llevaré este lazo de amor como el más grande de nuestros sueños, declarándola nuestra bandera de libertad para desbordar todo nuestro amor.

— Prometo que el nudo que hoy nos une será cuidado y protegido para la eternidad...

— Para que nunca te alejes de mí...

— Para que el día de nuestra muerte, aún pueda sostenerme de tu mano.

— Y cruzar juntos hacia el paraíso prometido.

— Con esto mismo y para que no se marchite este amor jurado frente a los ojos de Dios, los invito a que sellen cada una de sus promesas – alzó la voz el Padre, ni siquiera logrando terminar de mencionar la última frase, sin embargo, no se privó de decirla – pueden besarse.

Los aplausos y sollozos no se hicieron esperar, había sido demasiado emotivo el momento, el mundo dejó de existir para los nuevos esposos, quienes solo se concentraron en seguir aquel beso.

Sin darse cuenta había caído la noche y con ellos el momento del banquete donde la Reina había dado las palabras de agradecimiento a todos por su asistencia, invitando a cualquiera de los novios para que también brindara unas palabras antes del brindis, siendo Jungkook quien tomó la palabra.

Taehyung se sentía como en las nubes, teniendo a su lado a Jungkook, quien llevó su mano hacia su espalda baja, para acercarlo mucho más a él.

— Gracias Majestad por esta fiesta y por sus palabras hacia todos nosotros. Como bien saben, esto no sería posible sin que nuestra Reina haya intercedido por nosotros y por todos los donceles, pero en esta ocasión, a quien quiero agradecer más, es ti mi amor – mencionó Jungkook viendo con ojos de amor a Taehyung – Porque me enseñaste que el amor nace donde menos te lo esperas, ahí donde un abrazo puede tocar hasta el último rincón de tu alma, donde te hacen olvidar que hubo un pasado y aceptan tus demonios.

Todos comenzaron a reír ante lo mencionado, pues el menor se sonrojó demasiado, no siendo disimulado en lo avergonzado que se sentía.

— Fuiste tú quien me enseñó donde era mi lugar – dijo sin más Taehyung – eres mi paz, mi felicidad y mi dosis diaria de amor infinito. Jamás has cortado mis alas para ser libre de quien soy verdaderamente y siempre me haces sentir el hombre más amado y hermoso.

— Esperen a la luna de miel para demostrarse tanto amor – alzó la voz Jimin robando la atención de la tierna escena.

— De igual manera gracias a todos por estar con nosotros, por favor disfruten la velada – mencionó Jungkook alzando su copa de vino, los invitados copiaron la acción y de inmediato bebieron de sus copas, Taehyung solo la llevó a sus labios sin probar el líquido – querido esposo, me permites esta primera pieza.

De manera elegante, Jungkook llevó hasta el centro a Taehyung para ser ellos quienes aperturaran el baile para todos, iniciando un lento vaivén, con el menor acercándose completamente al cuerpo ajeno, mientras que el mayor seguía guiando los pasos de ambos.

Taehyung escondió su rostro en la curvatura del cuello de Jungkook, inspirando profundo, sintiéndose nervioso por sus próximas palabras.

— Amor...

— Sí, mi preciosa flor.

— Tengo que confesarte algo.

— ¿Una confesión ahora? – el menor murmuró una afirmación, saliendo de su escondite, mirando a los ojos a Jungkook, quien esperaba pacientemente lo que diría – te escucho.

— Recuerdas el asunto del bollito.

— ¿Sí?

— Creo que te adelantaste mi amor – el mayor alzó una ceja al no comprender, Taehyung se elevó en la punta de sus pies para llegar al oído ajeno – ya hay un bollito creciendo en mí.

— ¿Estás seguro?

— Muy seguro.

El mayor sonrió ampliamente antes de robarle un fugaz beso, para luego alzar a Taehyung, dando vueltas al compás de la música a su alrededor, sacándole risas a su adorado esposo. La risa de sus hijos y sus pedidos para que también los alzara así no se hicieron esperar, pero por esta vez solo ese pequeño instante ignoraría el pedido de sus amados retoños, porque toda su atención estaba centrada en Taehyung, solo él.

— Te amo Jeon Taehyung.

— Te amo mucho más Jeon Jungkook. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro