Capítulo uno: Creer
Junio, 1862
El mar nunca fue su mejor amigo mucho menos los barcos, el vaivén constante, junto al movimiento que causaba un revoltijo en su estómago lo comenzaba a cansar en demasía. Salir de Inglaterra con dirección a otro país nunca había sido su visión cuando decidió hacerse profesional de la medicina, sus estudios estaban culminados, simplemente faltaba su última prueba médica. Aunque claro, mientras que, el resto de sus colegas eran enviados a poblados cercanos de su hogar, él debía atravesar el océano para encargarse de un caso especial.
Irlanda, ese era su destino, un país el cual había sido víctima de la hambruna por sus propios problemas territoriales. Todos los habitantes del país sufrían de enfermedades distintas por las deplorables circunstancias en las que vivían, sin embargo, su propio orgullo no dejaba que ingresaran extranjeros, la ayuda externa no era bien recibida, así que aquel llamado era una oportunidad de oro para crear lazos amistosos, una nueva ventana de oportunidad o una total tortura como lo pensaría aquel joven.
El mejor prodigio en la medicina enviado al país enemigo ¿no debería ser algo de riesgo?, durante noches enteras se preguntó si saldría vivo de aquel viaje, se negó muchas veces a hacerlo hasta que su mentor no le dejó opción. Claro que, cuando era un pedido de la mismísima Reina hacia él, con un enorme reconocimiento le fue imposible para el viejo maestro no aceptar en su nombre.
Jungkook, ya no podía soportar un día más de aquel agotador viaje en barco. Donde la comida la servían fría, con una consistencia extraña, grumosa, con aroma indescifrable, junto con un triste pedazo de pan duro y apenas un poco de agua ¿acaso lo querían matar de hambre antes de llegar a su destino para no cumplir sus sueños?
La cuchara la cual debía servir como herramienta para ingerir aquel raro alimento había decidido quedarse atascada en el fondo del plato frente a él, intentó hacer que saliera de una u otra forma, más todo fue en vano, rindiéndose por fin a la idea de comer aquello, quizá el pan no era tan mala idea como única comida después de dos días sin alimentarse correctamente.
— Oye, tú – uno de los tripulantes le llamó, era un tipo desagradable, con aspecto deplorable con esa barba sucia y la constante manía por morderse las uñas llenas de mugre – deberías dejar de hacer caras y tragar lo que tienes en el plato.
Jungkook bufó bajo, intentando no poner atención a la provocación del irlandés que solo se enfocaba en hacerlo sentir menos por ser un Ingles viajando en aquella nave. Sabía que era esa la razón, se lo dejaron muy claro en cuanto subió a bordo, en su vida había sido discriminado por ser pobre, pero ¿por ser ingles? Jamás. Joder, si la misma Reina fue quien lo tiró al océano por qué no había sido en un transporte medianamente decente. El viaje lo había pagado su mentor, consiguiéndole un espacio en el primer barco que zarpara hacia esas tierras.
Mordió el pan, el cual con solo su tacto ya sabía que estaba duro, sin embargo, al llevarlo a la boca se percató del sabor rancio, incluso podía saborear el moho aquello no precisamente proviniendo de las tablas húmedas del casco del barco, no, eso provenía del único alimento que había metido a su boca el cual pasó con un poco de agua.
— Ingleses, se creen mejores y son unos simples ladrones – gruñó de nuevo el hombre al ver la expresión de desagrado que mantenía Jungkook al intentar pasar el mal bocado. Pasando a su lado, empujándole el hombro, provocando que el plato de engrudo blanco cayera sobre sus pantalones –. Debes tener cuidado, Ingles, el barco se mueve mucho cuando llega a nuestras costas.
El sonido de las campanas junto con el alboroto en la cubierta le hizo saber a Jungkook que su viaje infernal por el océano atlántico había culminado, pero ¿realmente todo había terminado o simplemente estaba en el inicio de algo?
Tomó el bolso que se mantenía a su lado todo el tiempo, donde guardaba sus utensilios médicos junto con su poco equipaje, poniéndose apenas de pie pues el movimiento del barco era demasiado brusco como para mantenerse firme.
— Joven – murmuró un hombre mayor, lo observó por unos cuantos segundos con su ceño fruncido para luego relajarlo poco a poco al notar que le extendía un pañuelo, recibiéndolo con un asentimiento en muestra de agradecimiento por el gesto –, espero no se lleve una mala impresión de las personas de nuestro país.
— ¿Sí?, pide demasiado. Tomando en cuenta que el hombre de la barba sucia no ha dejado de hacerme de menos por el país del que provengo – se quejó Jungkook, intentando quitar todo rastro del engrudo.
— Bueno, usted debe saber que no estamos en las mejores condiciones.
— ¿Por eso culpan a Inglaterra de causar la hambruna y la enfermedad? – arqueó su ceja, si bien era cierto no debía ser tan hosco con aquel pobre hombre que simplemente le estaba dando un trato diferente, pero la falta de sueño, alimento y el malestar no lo dejaba ser una persona razonable en esos instantes – las enfermedades suceden por la falta de higiene de un lugar. Es por eso que suceden cosas como infecciones o muertes por intoxicaciones porque los alimentos no son cocinados como se debe.
Terminó de limpiar su ropa, dejando una simple mancha que parecía un tanto extraña viéndola desde cierto punto de vista, siendo que estaba en su entrepierna. Maldijo por lo bajo pensando que ni siquiera tenía la suficiente ropa limpia como para cambiarla ni bien llegara a su destino, tendría que soportar tener un poco de incomodidad respecto a su aspecto.
El hombre lo observó con detenimiento, de pies a cabeza para tener un panorama diferente o bien hacerse una idea sobre quién era él, haciéndolo sentir incómodo cuando alzó la vista, conectando su mirada con la contraria.
— Disculpe que lo mencione joven, pero ¿Qué hace alguien como usted en nuestras tierras si tanto le disgusta?
— Yo, no soy nadie, pero vengo aquí por pedido de mi padre para ayudarle a un viejo amigo – mencionó apenas, devolviendo al final el pañuelo usado, el cual fue recibido de inmediato – me disculpo por mi manera de actuar tan poco respetuosa con su persona. No estaba teniendo el mejor de mis momentos.
— ¡Todos a cubierta! – se escuchó el grito del capitán desde el exterior, llamando a todos para desembarcar.
Un placer haberlo conocido señor.
Lo mismo digo joven – murmuró el anciano con una media sonrisa, viéndolo comenzar a dirigirse hacia las escaleras que lo llevarían a la cubierta – Fáilte roimh, espero sea de su agrado Irlanda.
Aquel dialecto extraño era el tan conocido Gaélico, con el cual no estaba relacionado, era muy extraño, se asemejaba al inglés combinado con una especie de francés. Esperaba que su destino estuviera lleno de personas que hablasen inglés o estaría en serios aprietos. A pesar de todo agradeció el gesto del hombre. Una bienvenida que no le daba gusto realmente porque aún tenía que lidiar los próximos tres meses en aquel lugar, al menos le consolaba que, si todo marchaba como esperaba podría estar para septiembre devuelta en su hogar.
Metió la mano dentro del bolsillo de su abrigo para sacar aquella nota con la letra de su mentor, indicándole lo que debía hacer, a dónde dirigirse y sobre todo especificando el lugar en el que se hospedaría. Suspiró un tanto cansado, bajando por fin del barco, llenando sus pulmones del olor a agua empozada, algo característico de los puertos, razón por la cual odiaba estar en ese lugar.
El clima era particularmente familiar, estaba nublado, en una tonalidad gris, un poco más de lo que acostumbraba a ver en Inglaterra, aunque estaba seguro que no tardaría en caer aquella leve llovizna a la cual él encontraría tan reconfortante por la familiaridad, quizá no sería tan ajeno aquel lugar a su hogar.
Solo, serán tres meses. No debería ser un problema.
Las indicaciones sobre lo que debía hacer eran claras, después del viaje en barco tendría que tomar un tren, el cual lo llevaría hasta aquel lugar donde residiría para cumplir con aquella misión importante. Para su fortuna la estación del tren no se encontraba tan alejada de la zona de embarcaderos, logrando tener a la vista la taquilla para la compra de los boletos, sus pocos ahorros servirían para pagar algunas de sus pocas necesidades y una de esas era el transporte.
Sacó de nuevo aquel papel, el cual decía el nombre del pueblo al que se dirigía e incluso instrucciones para pedir aquel boleto de manera correcta. Se acercó hasta el hombre quién al parecer le daría su pase de viaje. Con su mejor actitud se colocó frente a él obteniendo un semblante bastante difícil de descifrar, le había hablado en ese idioma que no era inglés, era muy diferente escuchar una frase a tener una conversación, sin embargo, eso no lo detuvo de hablar.
— Buen día señor, necesito un boleto para el próximo tren con dirección a este lugar – le extendió el papel señalando lo escrito, el hombre frente a él se colocó unos anteojos para poder leer lo que decía, alzando sus cejas al ver el nombre.
— Así que usted es el doctor enviado por la misma Reina Victoria – se burló el hombre al verlo de pies a cabeza como si de un bicho raro se tratara, haciendo que se encogiera un poco en su lugar mientras asentía –, el próximo tren parte en quince minutos, será mejor que se apresure.
El hombre alzó su tupida ceja esperando que Jungkook le diera el dinero para pagar por el pasaje, cosa que no estaba haciendo y su paciencia era bastante corta como para seguir delante de aquel que parecía demasiado joven para ser un magnífico doctor, inteligente y sobresaliente.
— ¿Va a pagar por el boleto?
— Sí.
Su reacción tardía no había sido más que producto del desconcierto con el cual estaba luchado por comprender pues se suponía que su estadía en el lugar era secreto, nadie más debía conocer el por qué o la razón, pero parecía que los rumores corrían como el viento salado, trayendo malas miradas, ceños fruncidos, comportamientos para nada amables.
Una vez pagó el boleto, el hombre le dio una sonrisa extraña, antes de extenderle el trozo de papel, le indicó cuál era el tren el cual debía abordar y las estaciones previas a las cuales debía colocar cuidado para no pasarse de aquel pueblo, pues al no ser tan frecuentado el tren solía hacer una breve parada, tanto así que si no se apresuraba a estar en la salida bien podría regresar de nuevo a la estación, quedarse varado en ese lugar con la espera de dos días para un nuevo viaje.
Jungkook agradeció por las indicaciones, agilizando su paso lo más que podía para subir al transporte, dando aquel papel que fue tomado y roto por la mitad como signo que era utilizado y no podría utilizarlo de nuevo, quedándose él con la mitad, siendo empujado por otros pasajeros.
Miró el interior del vagón, suspirando con tranquilidad por la comodidad que tenían los asientos a pesar de no haber pagado un lugar en las clases altas. Buscó un espacio cómodo donde poder pasar las próximas tres horas, encontrando un lugar cerca de la ventana, colocó su bolso en sus piernas, pues a pesar de tener un espacio específico para las maletas temía el ser víctima de un robo.
El silbato dio indicio que el viaje iniciaría y solo entonces pudo sentir que su historia en ese lugar comenzaba con el sonido de la locomotora moviéndose a través de las vías, observando los paisajes de montañas verdes invadir su visión a través de aquella ventana.
Se estaba preguntando seriamente qué tanto ansiaba realmente el convertirse en médico, justo en ese preciso instante cuando después de tres horas en tren, al bajar en la estación no encontró más que una vieja edificación con un cartel que decía cerrado. La maquinaria de la locomotora comenzó a andar ni bien él inspeccionó a todas partes para saber exactamente hacia dónde ir, sacando de nuevo aquel papel que tenía todo escrito.
El galope de unos caballos, junto con el sonido de las ruedas de un carretón lo hizo alzar la vista, notando que dos de los pasajeros que había bajado junto a él estaban montados en aquel extraño transporte, parecía más algo destinado a llevar carga que algo para llevar personas.
— Joven, ¿se dirige al pueblo? – Jungkook no sabía muy bien si se refería al lugar al cual se dirigía así que decidió acercarse hasta el hombre para mostrar de nuevo aquel nombre tan extraño que ni siquiera podía llegar a pronunciar.
— Me dirijo a este lugar, pero no sé muy bien cómo llegar desde aquí – le extendió el papel, sacándole una sonrisa al hombre.
— Suba, lo llevaré – le hizo un movimiento apenas con la cabeza para indicar el carretón – usted debe ser el doctor que enviaron. Será mejor que nos apresuremos para llegar antes de la medianoche – Jungkook abrió los ojos con sorpresa, apenas comenzaba a atardecer y según las palabras dichas tardarían horas en llegar, su trasero dolió de solo pensar que pasaría aún más tiempo sentado sobre unos tablones ¿en serio tardarían tanto? La risa del hombre le hizo saber que eran más que verdaderas sus palabras – así es, está bastante retirado.
Suspiró pensando que realmente debía considerar el dedicarse a esa profesión, aunque ya estaba ahí, solo tenía que soportar un viaje más. Se subió de inmediato, acomodándose lo mejor que pudo en el angosto lugar y de nuevo comenzó su viaje, a través de un campo verde, demasiado pacifico, muy aislado del mundo, tan diferente a Inglaterra.
La noche comenzó a caer y con ella las pocas energía que su cuerpo tenía para mantenerlo despierto dejándose vencer por el cansancio, el frío, el hambre y el sueño. Uno que lo llevó a la profundidad de una oscuridad la cual lo acogió sin más.
Su mente comenzó a crear imágenes con los últimos recuerdos de su familia, estaban orgullosos de él al ser su único hijo que había tenido la oportunidad de educarse. Era el menor de siete hermanos. Su mentor había sido médico predilecto de la misma realeza durante toda su vida. Él apenas tenía doce años cuando fue descubierto por el hombre quien vio en él un enorme potencial.
Sabía leer y escribir gracias al esfuerzo que sus padres hacían para darle una educación medianamente decente, su hambre por conocimiento le llevó a trabajar como ayudante con el médico del pueblo y este mismo le enseñó todo lo que debía conocer por lo menos para atender pequeñas emergencias. Fue así como poco a poco se le fue reconociendo en su lugar de nacimiento hasta llegar a oídos del mismísimo doctor de la corona real.
Todos los conocimientos médicos eran de su mentor, lo que debía saber era gracias a él, pero la escuela de médicos se negaba a aceptarlo como colega por su corta edad, siendo el joven prodigio de veinte años que se convertía en médico. Lo obligaron a tomar cursos intensos para demostrar sus habilidades y en la última prueba donde cualquier profesional debía presentar con éxito un caso extraordinario a él decidieron tirarlo por la borda, literalmente hablando. Si tenía éxito su titulación estaba más que asegurada, incluso con un espacio como médico de confianza de la realeza.
No lo olvides muchacho, esto es lo que te llevará a la cima.
Sí a la cima de la desgracia porque aquel viaje no podía describirlo diferente pues su sueño había sido interrumpido por una tormenta repentina, mojándolo completamente, mientras escuchaba al hombre que guiaba la carreta mencionar que se podía cubrir con una capa extraña, que tenía un olor para nada agradable. Prefirió mil veces seguir mojándose a tener que ponerse eso encima.
Las calles del pueblo comenzaron a hacerse visibles a unos cuantos metros, sin embargo, el lugar parecía abandonado pues no se veía una sola luz de lámpara, había tablas sobre las ventanas y pronto los caballos se detuvieron frente a una edificación un poco alta. El hombre le indicó que ese era el lugar al cual debía llegar para hospedarse pues se trataba de la única posada para personas que llegaban de fuera.
Un saltó bastó para que sus pies tocaran el suelo, comenzando a andar hasta la puerta de aquel lugar, tocando con fuerza para ser escuchado. Las luces estaban apagadas y no parecía que hubiera alguien dispuesto a recibirlo, a este paso terminaría siendo él el paciente para atender y con las condiciones del lugar moriría de una hipotermia mal llevada. Ese fue su pensamiento hasta que escuchó el seguro siendo quitado y pronto el calor de interior lo acogió.
Hizo un pequeño saludo hacia la persona que le había por fin dado paso al interior, pero ni siquiera le dio tiempo de hablar, haciéndole un ademan con la cabeza para que pasara ¿Qué tenían las personas de ese lugar para evitar hablar con él?, si seguían haciendo ese tipo de gestos terminarían con un buen dolor en el cuello.
Sus pasos lo llevaron al interior, notando que se trataba de un pequeño bar, quizá una especie de pequeño comedor. Miradas furtivas con ceños fruncidos le dieron la bienvenida de nuevo.
Vaya que eran bastante calurosos para recibir a las personas.
Se acercó hasta donde se encontraba la caja registradora, viendo a un hombre alto, de cabello negro, piel muy clara y un semblante bastante tranquilo mientras contaba el dinero, el hombre apenas alzó la mirada para por fin suspirar y dejar de lado lo que estaba haciendo.
— Debe ser el doctor Ingles – murmuró el hombre sin dejar de inspeccionarlo.
— Al parecer todo mundo sabe sobre eso – mencionó Jungkook al sentirse atacado de nuevo – ¿Cómo es que todos conocen que vendría?
— Muy fácil – sonrió apenas – todo el pueblo sabe que vendrían dos forasteros. Uno es un cura y el otro un doctor – mencionó con un semblante bastante burlesco, un tanto refrescante para Jungkook quien solo había recibido tratos hoscos, no es como si el hombre frente a él estuviera de un mejor ánimo que el resto, pero al menos no lo trataba como si fuera cualquier cosa y no una persona –, y déjeme decirle que imagen de cura no tiene.
— Tiene razón en eso, no lo soy. Ni siquiera creo en Dios, soy hombre de ciencia.
— Sígame, le mostraré su habitación – le sonrió de nuevo saliendo por fin de aquel espacio detrás de la caja registradora –. Soy Kim Seokjin, por cierto.
— Jeon Jungkook – le extendió la mano a manera de saludo, el hombre frente a él la tomó con un poco de brusquedad, haciéndole doler su propio brazo, quejándose por lo bajo.
Seokjin lo guió hacia unas escaleras que daban a un segundo nivel, donde estaban el resto de habitaciones de la pequeña posada. El ambiente era frío, el techo tenía algunas goteras, podía escuchar las garras de las ratas rascando la madera de las vigas que se alzaban en lo alto. Jungkook no sabía que ese lugar era solo la posada, algo de paso para pasar las noches, pensaba que dado el motivo y la urgencia con la que fue llamado se quedaría cerca de aquel caso especial.
La curiosidad lo invadía mientras seguía aquella espalda amplia por las angostas escaleras, para luego pasar por los pasillos aún más reducidos.
— Creí que tendría que quedarme en casa de la familia – murmuró en un tono bajo, esperando que fuese suficiente para que el contrario escuchara pues el bullicio de la parte inferior aún llenaba el espacio. Le quedó más que claro que lo había hecho cuando lo vio tensarse un poco.
— Una disculpa, su alteza – mencionó con ironía el hombre al notar cómo el menor se veía incómodo desde el momento en el que entró al lugar – sé que no es a lo que está acostumbrado, pero se quedará aquí.
— ¿Uh?, no, no, no. Me malinterpreta completamente – comenzó a excusarse al ver que sus palabras habían sido tomadas como algo de desprecio hacia lo que se le estaba dando – yo solo creí que... como ellos son los implicados...
— La familia no tiene donde hospedarlos, es por eso que decidieron que tanto usted como el cura se queden aquí – Seokjin siguió avanzando a través del oscuro pasillo con una simple luz proveniente de la lámpara de aceite que llevaba en su mano – ellos viven a las afueras del pueblo.
Seokjin paró en seco sus pasos, haciendo casi tropezar al menor, quien con interés vio cómo sacaba unas llaves de su bolsillo para abrir la puerta de aquella habitación. La situación se tornaba cada vez más extraña y el saber que un cura también había sido llamado por aquel caso le pareció fuera de lugar, no limitando a su curiosidad se atrevió a cuestionar de nuevo.
— Disculpe, ¿Por qué llamarían a un cura? – Seokjin le sonrió divertido, pasando a un lado de él – ¿es tan grave como para necesitar una unción?
— Fáilte roimh – Jungkook se sentía confundido cada que le hablaban en ese idioma Gaélico, pues no comprendía absolutamente nada y ver la cara de confusión del joven hizo a Seokjin sonreír – Sea bienvenido a Irlanda joven Jeon – vaya que eran buenos recibiendo a personas nuevas en aquel pueblo, el mayor se inclinó como lo hacían ante la realeza en muestra de burla – su habitación majestad, el desayuno es a las ocho. Aunque déjeme decir que lamentamos no tener pan fresco para acompañarlo.
Jungkook se quedó solo, parado en el marco de la puerta sin comprender muy bien lo que pasaba. Su cabeza punzó con molestia al sentirse de nuevo agotado, decidiendo entrar por fin a la habitación, era un poco pequeña, aunque bastante acogedora, estaba iluminada con la pequeña lámpara de aceite que dejó Seokjin, el olor a humedad invadía las paredes, aunque no le molestaba mucho; la cama parecía ser cómoda así que con ese solo pensamiento dejó caer su equipaje al suelo para por fin tumbarse en la superficie blanda.
— Mañana será un nuevo día.
Sus pasos hacían eco contra la madera del piso, se había dado un buen baño, aunque con agua fría, casi se le congela el trasero con el poco tiempo que le tomó asearse. Ahora se encontraba vestido y listo para un verdadero nuevo día, donde por fin conocería su caso especial, pero primero debía desayunar, llenar su estómago con un poco de alimento era menester para él en esos momentos.
Bajó las escaleras encontrándose con una escena bastante particular, cuatro pequeñas tomando su desayuno en una conversación bastante ruidosa hasta que notaron su presencia en el lugar, estando demasiado atentas a su llegada al comedor.
— Muy buenos días jovencitas – saludó de manera cortés, sonriendo ampliamente, obteniendo risas traviesas provenientes de ellas.
— ¿Viene aquí para hacer experimentos con Taehyung? – cuestionó una de las menores haciéndolo fruncir su ceño, pues a él no se le había informado nada sobre el nombre del supuesto paciente.
— No mi estimada damita. Soy médico no un científico – sonrió acercándose para tomar asiento en la silla que se encontraba libre – ¿ustedes lo conocen?
— Todos en el pueblo conocen a Taehyung, joven Jeon – la voz de una mujer interrumpió el ambiente que estaba construyendo con las menores –. Mi nombre es Yuna, soy hermana de Seokjin.
— Oh, un gusto conocerle – volvió a brindar una sonrisa, que no fue muy bien recibida. La mujer se veía malhumorada, tenía su vientre hinchado, resaltaba por sobre la falda del vestido que utilizaba, lo que le dejaba en claro que estaría quizá por el segundo trimestre del embarazo.
— Él me enseñaba a leer – comentó otra de las menores, llamando de nuevo su atención.
— Ya veo, parece que es alguien bastante particular ¿no es así?
— Señora Yuna ¿Qué es particular? – cuestionó la menor de las cuatro.
— Es una manera elegante que tienen los ingleses de llamar extraño o raro a Taehyung – murmuró de malhumor.
— Yo no me refería a eso – se excusó con rapidez Jungkook al ver que de nuevo sus palabras eran tomadas como algo malo ¿Cuál era el problema de esas personas?, quizá no tenía la mejor de las educaciones, pero sabía cómo comportarse correctamente gracias a que su mentor le enseñó la manera correcta de dirigirse a las personas sobre todo a la realeza, una costumbre que ahora estaba arraigada en su vocabulario.
— Ahórrese las excusas joven Jeon. No pierda su tiempo – Jungkook asintió simplemente para no crear más conflicto en la mesa – niñas coman rápido deben comenzar con sus tareas.
Jungkook sonrió apenas al ver que la menor que tanto le brindaba sonrisas se avergonzaba por el llamado de atención de su madre, así que para hacer un poco menos incómodo el lugar decidió que podría hacer conversación con la mujer.
— Tiene unas encantadoras hijas señora Yuna – un bufido bajo fue la respuesta contraria, ¿en serio todo lo que saldría de su boca sería recibido de esa manera?
— Solo la menor es mía y la criatura que llevo en el vientre – señaló de manera casi despectiva a la niña y a ella misma – las otras tres son solo hijas de mi esposo.
Joder, cuando pensaba que no podía arruinar más su estadía en el lugar ahora resultaba que una simple pregunta había provocado el enojo de aquella mujer embarazada, quien prácticamente le sirvió de manera brusca el engrudo blanco en el tazón que tenía frente a él, al menos este estaba totalmente caliente.
Los pasos pesados se escucharon en todo el comedor, alebrestando a las niñas al ver a su tío entrando al lugar, teniendo a todas rodeándolo, siendo esta la primera vez que Jungkook veía que el hombre sonreía y se comportaba como una persona medianamente normal, al parecer sí tenía sentimientos.
— Tío Seokjin, el joven doctor hará experimentos con Taehyung – mencionó de nuevo la niña.
— ¿Uh? ¿Quién te dijo a ti que haría eso? – le mencionó mientras hacía cosquillas, causando una risa escandalosa, provocando que su hermana se levantara de manera brusca de la silla, haciendo que todo quedase en silencio de nuevo –. Joven Jeon el comité del pueblo lo espera.
— Vienes aquí a alborotar a las niñas y ni siquiera tienes el respeto para que el joven desayune – atacó Yuna con su vena casi saltando al intentar calmar de nuevo a las niñas.
— Me temo que todos esperan por él – mencionó no prestando atención a lo que su hermana decía, haciendo de nuevo aquel ademán con la cabeza que a Jungkook le causaba estrés, sentía que su propio cuello era el que se tensionaba de solo ver que esa era la manera de comunicarse, viendo cómo el otro se impacientaba ante su falta de respuesta – por favor.
— Le agradezco y me disculpo por las molestias señora Yuna, prometo que no despreciaré su comida cuando regrese.
Jungkook se inclinó levemente frente a la mujer dejándola un tanto desconcertada ante el semblante tan carismático del joven frente a ella, Yuna simplemente se limitó a asentir frente a él. Viéndolo salir por la puerta, para seguirle los pasos a su hermano.
— Mamá, ¿puedo casarme con el doctor? – dijo una de las niñas, devolviéndola a la realidad, terminando con su ceño fruncido de nuevo al procesar la información que había salido de la menor.
— Por supuesto que no. Ahora coman o se les enfriará.
El menor siguió de cerca los pasos de Seokjin quien simplemente avanzaba atravesando la cocina del lugar, sin esperarlo, una vez llegó a la puerta de daba al exterior hizo de nuevo ese movimiento con la cabeza para indicarle por dónde ir, ¿en serio no les dolía el cuello de hacer tanto eso?, su ceño levemente fruncido fue ignorado por el hombre frente a él para por fin salir a lo que parecía ser un callejón.
El suelo tenía enormes pozas de agua que formaban barro, manchando sus botas con cada paso que daba, casi resbala con una piedra por lo lisas que estaban sus suelas y lo único que recibió fue una risa baja, burlándose de él. Seokjin le murmuró una indicación para por fin entrar a lo que parecía un viejo granero donde se encontraba una persona vestida de un traje bastante fácil de reconocer, el cíngulo alrededor de su cintura y el rosario le dejaba más que claro quién era.
Frente a ellos se encontraba una mesa larga con cuatro personas, vestidos de manera un poco más elegante que el resto de personas con las que había convivido las últimas veinticuatro horas. Seokjin tomó asiento en una de las sillas restantes y pronto todos los hombres tomaron una posición mucho más intimidante.
— Bien, creo que podemos iniciar – habló uno de ellos, un leve carraspeo se hizo escuchar llamando la atención de Jungkook al hombre que lo veía como si lo analizara completamente.
— Muy bien señores, comencemos la sesión, frente a ustedes está el comité del pueblo. Un gusto poder tenerlos aquí, mi nombre es Kim Namjoon – la voz del hombre resonó en el eco de aquel granero, era bastante fornido, con ojos que podrían leerte hasta el alma o el peor de los pecados –. Como bien saben, fueron llamados aquí para dar seguimiento a un caso un tanto extraordinario.
— Esto durará un aproximado de tres meses, tiempo suficiente para que ustedes dos obtengan suficientes datos para poder corroborar lo que la familia asegura sobre su "Hijo" – prosiguió otro de los hombres, era bastante mayor a comparación del primero que tomó la palabra.
— Hyunjae, nunca decidimos que serían tres meses – interrumpió el cuarto hombre, a quien a un no identificaba, sin embargo, ahora tenía una leve identificación ¿Por qué era tan malo para los nombres? Estaba seguro que al terminar aquella reunión su mente no guardaría más de dos nombres.
— Debemos ser meticulosos con lo que estamos esperando obtener de todo esto Hyunsik, no queremos errores.
— Creo que eso es demasiado tiempo, pronto todo el pueblo se invadirá de personas extrañas que quieran saber más sobre el chico – susurró el último hombre –, eso sin tomar en cuenta que los diarios comienzan a enviar a sus espías para hacer los reportes de lo que sucede aquí. Seguiremos siendo la burla de toda Irlanda si siguen alimentando esta locura.
— Los artículos médicos siempre son de utilidad Juwon – interrumpió Hyunsik al ver la manera tan poco receptiva del otro hombre ante las noticias de los diarios.
— Fue en un diario nacional Hyunsik, uno de prestigio, el cual provocó que todo tipo de gente loca venga a conocer al milagro reencarnado.
Jungkook se estaba cansando de escucharlos discutir como si fueran revendedores en los barrios bajos de Inglaterra, esos que se pelean como perros callejeros por obtener más atención con lo que mencionaban, contradiciéndose el uno al otro con excepción de Seokjin y Namjoon quienes simplemente negaban constantemente a las habladurías sin sentido de los hombres.
— Caballeros, me disculparán por la interrupción de tan amena discusión – interrumpió Jungkook, obteniendo cinco pares de ojos sobre él y podía jurar que la persona a su lado también lo estaba observando, sin embargo, eso no le impidió seguir –. Nadie me ha comunicado ¿Qué es lo que tiene el paciente?, tampoco me han revelado datos con los que pueda trabajar, todo lo han venido haciendo un secreto y simples rumores. Así que les preguntaré directamente a ustedes ¿Qué es exactamente lo que tiene el joven?
— No tiene nada especial – argumentó Juwon restándole importancia, haciendo que una de las venas de la frente de Jungkook se saltara, ¿lo estaban haciendo perder su tiempo acaso?
— Muy bien, entonces mi presencia aquí no es requerida realmente – dijo entre dientes conteniéndose de mencionar más – regresaré de inmediato a Inglaterra.
Los hombres frente a él lo vieron sorprendidos, al notar la manera en la que el joven ni siquiera se molestó en dudar sobre abandonar todo aquello.
— Kim Taehyung, es una especie de reencarnación según su madre – interrumpió Hyunsik, haciendo que Jungkook se sintiera más indispensable por la estupidez que escuchaba, ahora tenía mucha lógica el hecho que aquel cura a su lado haya sido llamado junto a él.
— Si me permite decirlo, pero no existe tal cosa y dudo que eso sea mérito suficiente para considerarlo un paciente – regresó la mirada hacia el cura que seguía con la mirada seria, sin reacción alguna – tampoco, veo la necesidad que ambos estemos aquí.
— El joven no es cualquier caso – agregó Hyunjae al ver la manera en la cual aquel joven descartaba sus razones para haberlo llamado – la madre menciona que después del cumpleaños número dieciocho del chico, parece que su hijo está cambiando.
— Taehyung, sangra cada mes y medio – murmuró Namjoon tomando desprevenido a Jungkook cuando escuchó aquello.
— ¿Disculpe?
— La madre menciona que su hija, la cual murió hace algunos años, reencarnó en Taehyung luego de cumplir sus dieciocho años. Haciéndolo sangrar cada mes – agregó Juwon con un tono de burla ante la explicación burda de la madre del chico – muchos han venido hasta él porque creen que podrá brindarles una especie de bendición, sobre todo a las mujeres que no pueden concebir o bien han perdido a sus hijos.
— El objetivo de observar y estudiarlo es para saber lo que está sucediendo con el chico – interrumpió Seokjin, cansado de escuchar las ridiculeces.
— Queremos que un experto en su profesión sea quien dé el veredicto final de lo que sucede con Kim Taehyung – agregó Namjoon de una manera bastante tranquila, mucho más que la del resto de hombres.
— ¿Solo quieren que lo observemos?
Jungkook cuestionó totalmente confundido. Se suponía que lo habían mandado a llamar para resolver un caso médico, no para ser cuidador de un chico de dieciocho años. Aunque le extrañaba demasiado el hecho que mencionaran algo sobre un sangrado, podría deberse a otro caso más de enfermedades infecciosas.
—Les queremos proponer que trabajen de una manera particular, en conjunto, mas no mezclados – mencionó Namjoon, iniciando a explicar lo que harían – queremos dejar ambos ámbitos separados lo espiritual de lo médico. Si en dado caso es verdad que ha sucedido una reencarnación el padre Jung lo sabrá y si en dado caso es algo que pone en riesgo la salud de Taehyung será usted quien resuelva el caso joven Jeon, es algo muy sencillo.
— ¿La familia es creyente? – cuestionó el hombre a su lado quien tenía una postura como si con una mirada leyera cualquier pecado o bien juzgando hasta la forma en la cual pestañeas. Jungkook lo observó con recelo, obteniendo una mirada extraña.
— Lo son – acotó Juwon – por eso se dividirán el tiempo de observación, en turnos de ocho horas. Lo que quiere decir que se harán tres turnos. Si la familia lo ve viable podrán quedarse en la casa cuando les toque el turno de la noche.
Él estaba acostumbrado a cumplir rutinas exhaustivas, pero hacer esto era demasiado tonto.
— No deben intercambiar sus hallazgos con el otro y tampoco tendrán mayor interacción con el chico – Hyunjae era quien más estaba interesado por conocer las versiones por separado, así que no querían contaminar el espacio de cada uno con los conocimientos contrarios. La religión y la ciencia no se mezclan.
— ¿A qué se refiere con interacción? – cuestionó Jungkook pues se suponía que ambos estarían con el chico, al menos él no podría pasar callado durante ocho horas.
— Nada de preguntas que lleguen a incomodar al chico – interrumpió Seokjin, divertido de verlo tan turbado por la situación.
— Cuando suceda de nuevo el sangrado, nos volveremos a reunir para compartir sus observaciones de manera independiente. Así hasta que se cumplan los tres meses.
— ¿Por qué necesitan que estemos tres meses? – cuestionó esta vez el padre Jung, para Jungkook eso le pareció un verdadero milagro de su señor el escucharlo pronunciar palabra, pues parecería que él era el único interesado en saber todo mientras el otro solo callaba.
— Creemos que es tiempo suficiente para conocer al chico – mencionó con obviedad Namjoon como si quisiera restarle importancia a la situación. Jungkook esperaba que el padre cuestionara más, pero de nuevo había entrado en un voto de silencio – ¿preguntas?
La mirada del hombre cayó sobre Jungkook como si esperara más de sus interrupciones, sus hombros se tensaron ante la manera en la cual lo enfrentaba, tenía tantas preguntas, pero parecía que no iba a obtener respuestas, sin embargo, surgió una que sabía sería la única que le responderían.
— ¿Cuándo fue la última vez que sucedió el sangrado?
— Hace tres semanas – respondió Juwon, alzando su ceja poblada como si lo retara – esto sucede cada mes y medio lo que significa que faltan tres más para que vuelva a pasar.
Su mente comenzó a divagar entre las diferentes posibilidades, desde mala alimentación, alguna enfermedad poco controlada o bien mal controlada, todo era posible en ese panorama. Su tren de pensamiento fue abruptamente paralizado en el momento que mencionaron que él sería el primero en tomar turno para observar el comportamiento del chico. Todos los hombres se retiraron con excepción de Namjoon quien le sonrió divertido al notar su desconcierto.
Lo hizo salir del granero en el que estaban, comenzando a caminar hacia la calle principal, no comprendiendo muy bien lo que haría a continuación.
— Señor Kim, ¿A dónde vamos?
— A la casa de Taehyung. Usted será el primero en el turno así que me encargaré de presentarlo con toda la familia y hacerles saber lo que sucederá de ahora en adelante – sus pasos eran torpes al resbalar con todas las piedras del camino, junto con su respiración pesada por la falta de actividad física como para llevar el mismo ritmo al andar del mayor – por cierto, tome.
Los pasos del mayor se detuvieron mientras buscaba algo en el bolsillo de su saco. Al principio parecía un simple papel, mas todas sus dudas se resolvieron cuando le fue extendida la imagen de un chico. Sus facciones eran demasiado delicadas, tenía el pelo un poco largo, pero a decir verdad se veía totalmente sano. Siendo una fotografía bastante reciente al menos le daba una noción diferente para conocer a su paciente, la vestimenta le hacía ver que no se trataba de una familia adinerada, así que eso le parecía aún más extraño ¿Por qué tanto alboroto? Definitivamente no iba a poder controlar su curiosidad por conocer más al respecto.
Hola a todos... personitas bellas, esta es una nueva historia, va a ser bastante corta la verdad, llena de momentos románticos. Así que espero que lo disfruten aunque sea un poco. No temáis, que Sweet Rain sigue siendo mi prioridad, pero quería poder traer este primer capítulo.
Purple hearts para todos y desde ya les agradezco por el amor y apoyo que siempre me están brindando.
Glosario:
Fáilte roimh : Es una frase que significa "Bienvenido sea"
Adjunto evidencia de la fotografía de Tae (voy mejorando con los edits) y también en qué Jungkook me inspiré.
Kim Taehyung
18 años
Jeon Jungkook
20 años
Doctor
El pueblo hostil...
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