Capítulo tres: ¿Sangras?
Al bajar las escaleras se encontró con la sorpresa de una mesa servida, con un plato de sopa humeante, su estómago volvió a hacer ruido recordándole de nuevo que no había comido nada. Dudaba mucho que aquella bonita presentación de los alimentos puestos sobre una superficie blanca, adornada con algunas flores blancas silvestres y platos bastante decentes, estuviera dirigido para él. En especial porque la madre del chico lo observaba con advertencia que eso no era una especie de bienvenida.
Jungkook no pudo evitar el sentir un retorcijón en su estómago cuando fue demasiada la necesidad de alimento, moría de hambre y la sopa no olía para nada mal. Quizá si pedía o bien si le dejaran comer un poco de aquello su estómago dejaría de hacer ruidos extraños, eso evitaría provocar la mirada escrutadora de Taehyung, una vez estuvo al pie de las escaleras esperando a que terminara de bajar.
— ¿Te sientes bien?
— De maravilla – sonrió a penas, desviando la mirada de nuevo hacia la mesa servida. Quizá si hacía una súplica con sus ojos, la señora Kim se conmovería y diría que también podría comer.
— Taehyung – la voz de Hiyori los hizo sobresaltar, tenía su ceño fruncido detallando a su hijo de los pies a la cabeza, no agradándole la manera en la que estaba vestido. Por el semblante que esta tenía, Jungkook pudo concluir que ese día moría de hambre – ¿Por qué estás vestido de esa manera?
— Estaba pensando en salir a dar un paseo con... — mordió su labio un tanto ansioso, su madre no le agradaba cuando se acercaba tanto a los hombres, aceptaba que tenía cierto gusto por ellos, no porque comprendiera sino más bien por la situación de él siendo un ella. Era difícil de explicar – Jungkook, hace varios días que no salgo a caminar afuera y me gustaría poder hacerlo.
— ¿Jungkook? – el doctor la miró serio, dándole una sonrisa de labios sellados – No saldrás sin antes comer. Ya está servido y se enfriará.
Taehyung hizo una mueca que le pareció divertida a Jungkook, estaba abultando sus labios mientras fruncía un poco el ceño, extrañamente adorable en un chico de dieciocho años. Ahora podía notar la piel suave del rostro ajeno, no tenía ni un solo vello facial en toda la extensión de su piel, todo era terso como si su propia esencia delicada exudara por todos sus poros para evitar que algo manchara su belleza. ¿Belleza?
Era extraño de mencionar, pero Jungkook no había experimentado este tipo de curiosidad desde hacía mucho tiempo y lo que evocaba Taehyung en él lo descolocaba un poco.
— De acuerdo comeré en compañía de Jungkook – mencionó Taehyung decidido a no dejar de lado a su nuevo acompañante, una leve sonrisa cruzó los labios del doctor, quien casi pudo llorar ante el pensamiento de obtener comida en su estómago hambriento.
— Lamento decirlo cielo, pero no tengo comida para él.
¿Qué no tenía comida? Él podía ver la enorme olla de comida a un lado de la chimenea, el plato de comida servido apenas contenía un poco del líquido humeante, ¿en serio le diría que no había más comida? ¿Qué pensaba hacer con todo el resto de alimento?
— Entonces compartiré la mía con él – reprochó sin importar que su madre estuviera negándose a algo como eso —. No puedes negarle la comida a alguien, el alimento es sagrado y debe compartirse para obtener la gracia de nuestro señor.
Su madre se tensó completamente al escuchar aquello, si bien ella era devota a Dios, no podía negar que la comida de su hijo jamás había sido compartida desde que ocurrió aquel milagro. Las palabras de Taehyung hicieron que dudara mucho, aunque no muy convencida, aceptó que le sirviera algo de lo que él comería.
Taehyung se acercó hasta la cocina para sacar otro plato más, ignorando lo que decía su madre sobre no compartir la comida que era hecha y comprada con las ofrendas dejadas por los visitantes. Al chico poco le importaba si era con dinero propio, proveniente del trabajo de su padre de los trabajos diversos que hacía en el pueblo o bien si era del de otras personas, la verdad nunca le agradó la idea que hicieran eso, pero cada que opinaba su madre lo callaba.
Tomó un poco de sopa con el cucharón y sirvió una buena cantidad de comida, dudaba mucho que Jungkook comiera igual que él, así que se aseguró de poner un poco más. Colocó el plato en la mesa, todo bajo la atenta mirada de ambos y luego cortó un poco de pan, afortunadamente estaba un poco más fresco que de costumbre, así que sería una buena bienvenida para la persona con la que compartiría todo ese tiempo. ¿Por qué le importaba impresionar a Jungkook? Quizá era la misma actitud desinteresada o bien el que se comportara de una manera mucho más natural a su alrededor.
— Por favor, Jungkook, toma asiento – sonrió un tanto tímido, jugando con sus manos al no saber cómo actuar, mas el doctor le supo responder de la mejor manera cuando le regaló una sonrisa mientras tomaba asiento.
— Espero que esto no se te vuelva una costumbre jovencito – reprendió su madre, mientras Taehyung bajaba la cabeza intentando ocultar su sonrisa al haber logrado lo que quería. Hiyori dejó la jarra de agua frente a Jungkook, quien le regaló una sonrisa, haciendo que su cuerpo se tensara, realmente era desconcertante la actitud del doctor —. Para la próxima quizá tenga algo para usted también.
La mujer se retiró, lo suficiente para que Jungkook se acercara un poco a Taehyung, quien con ojos expectantes observó cada movimiento que hacía el doctor.
— Te lo agradezco, moría de hambre.
— No tienes que agradecer por algo así – susurró lo más bajo que podía, dando pequeños vistazos hacia donde se encontraba su madre. El espacio era reducido y por más baja que fuera su voz sabía que su madre estaba poniendo atención a sus palabras – la comida no se le puede negar a nadie.
Jungkook frunció un poco el ceño al darse cuenta la manera en la que Taehyung se contuvo de mencionar algo más, lo pudo leer en su rostro cuando inició su discurso, no podía apostar qué iba a decir, mas sí estaba seguro de que lo que dijo al final no era lo que mencionaría. Tampoco quiso presionar, pues recordó las palabras de esos viejos, no debía hablar con el chico más de lo que fuera necesario, así que debía limitar sus conversaciones.
La comida no fue lo mejor que había probado, mas sí fue lo que su cuerpo necesitaba. Estaba caliente, sustanciosa y le dio la fuerza suficiente para no sentir que se desmayaría con el próximo paso que diera. Por unos pocos segundos le confundió ver que Taehyung tenía una porción mucho más pequeña de la propia, pero le pareció gracioso que en el momento que se quedaron a solas el chico buscó servirse otra porción de comida.
— Mi madre dice que no es bueno comer más de lo que podemos ingerir – mencionó un tanto ruborizado mientras disfruta el bocado que lleva a su boca – dice que es algo así como una prohibición porque no cumplimos con las enseñanzas del señor.
— Y cuáles son esas. No comerás, aunque tengas comida suficiente para saciar tu hambre y la de tus invitados – se burló el doctor en un tono más bajo, cosa que le pareció gracioso a Taehyung. Cualquiera se habría ofendido, mas la sonrisa relajada que tenía Jungkook en su rostro daba a entender que no lo decía con fines de insultar sus creencias.
— Realmente no eres devoto a la religión, ¿cierto?
— Soy médico, Taehyung, la ciencia no se mezcla con algo como la fe. No creo en cosas como castigos divinos, milagros de una fuerza mayor o cosas como... — se interrumpió a sí mismo antes de mencionar el tema central que rodeaba al chico, pero parecía que este no tenía ningún problema con lo que estaba mencionando.
— Te refieres al tema de la reencarnación. No crees en esto, ¿cierto? Jungkook.
— Imposible – negó lentamente sin cortar el contacto visual. Taehyung lamió un poco sus labios, se sentía nervioso y Jungkook no fue ajeno a su reacción —. Disculpa que lo mencione así, pero me parece una tontería que digan eso. Te veo y no puedo decir que seas eso. Aunque es a lo que me han traído. Sí, sabes que es a eso para lo que me hicieron venir aquí, ¿no?
— Sí – murmuró bajando un poco la cabeza, su voz salió casi en un susurro – estás aquí para desmentir lo que todos dicen de mí.
— No, Taehyung. Estoy aquí para observar y conocer lo que sucede contigo.
La puerta volvió a abrirse, dejando a la vista de nuevo la silueta de la madre de Taehyung, quien observó con el ceño fruncido el plato de comida casi intacto de su hijo. Se acercó con rapidez, escrutando el plato y al chico para comprender lo que sus ojos tenían frente a ella. Jungkook, por su parte, notó la tensión en el cuerpo ajeno.
— Cielo, ¿Por qué no has tocado tu comida?
— No tenía tanta hambre – Jungkook no pudo evitar entrecerrar los ojos cuando el menor lo miró suplicante por algunos segundos. ¿Qué la mentira no era algo así como un pecado? Taehyung era una caja de sorpresas.
— Come un poco más. Tendrás que tener energía suficiente si saldrás con el doctor a caminar.
— Está bien.
Una sonrisa de satisfacción cruzó los labios de Taehyung, verdaderamente era fascinante ver la interacción del chico con su madre. No era alguien inocente que se dejara manipular por la mujer, sabía de qué manera actuar para obtener lo que quería. Lo observó comer mucho más tranquilo, incluso recibiendo halagos sobre lo bien que se estaba alimentando y no pudo evitar soltar una pequeña risa.
Jungkook tomó su libreta de anotaciones para agregar estos nuevos datos, lo que pensó que sería complicado, parecía que sería más fácil. Comenzó a tachar algunas anotaciones anteriores cambiándolas por nuevas. Si conseguía la suficiente confianza con él, obtendría la respuesta que necesitaba antes del tiempo establecido y él podría regresar a su hogar.
"E̶l̶ ̶c̶̶h̶i̶c̶̶o̶ ̶p̶o̶d̶r̶í̶a̶ ̶s̶e̶r̶ ̶m̶a̶n̶i̶p̶u̶l̶a̶d̶o̶ ̶p̶o̶r̶ ̶s̶u̶ ̶m̶a̶d̶r̶e̶ ̶a̶ ̶a̶c̶t̶u̶a̶r̶ ̶d̶e̶ ̶e̶s̶t̶a̶ ̶m̶a̶n̶e̶r̶a̶. (el chico no está en una situación de manipulación)"
"La familia parece ser la principal razón de las especulaciones"
"No tiene problema con su apetito y la comida no parece ser la causante de la situación"
"¿La madre intenta obtener algo de esto?"
El ambiente frío de esa casa no le hacía más que anhelar el calor de su familia, quizá no eran los más afectuosos, pero al menos sabía que su madre siempre haría del lugar bastante acogedor, totalmente contrario a la hostilidad que emanaba de cada pared, rincón o espacio que conformara la pequeña estructura. Paseó su vista mientras esperaba a Taehyung, hasta que algo llamó su atención. Con lentitud se puso de pie, recogiendo los platos de la mesa, los cuales fueron casi arrebatados de sus manos por Hiyori quien le aseguró que ella podía encargarse de eso. Trató de no poner atención en lo recién sucedido comenzando a avanzar, sus pasos lo llevaron hasta un punto en específico.
El motivo de su curiosidad solo le hizo sentir aún más desconcertado. Se trataba de un pequeño marco de madera con una ropa de bebé sostenido con algunos clavos, estaba colgado en la pared, en este mismo se encontraba un rosario y debajo de este se hallaba una pequeña mesa donde había pequeños libros religiosos e imágenes. La curiosidad lo invadió y alzó la mano para tocar una de las tantas fotografías para reconocerla.
— No toque eso, por favor – suplicó la madre de Taehyung, parecía que estaba molesta y al mismo tiempo como si estuviera a punto de llorar – es un altar para mi hija menor.
— No sabía que tenía otra hija, señora Kim.
— Ella murió al momento del parto – Jungkook amplió los ojos al entender un poco lo de la pérdida, quizá esa bebé era la que pensaba ella que reencarnaba en Taehyung – no se disculpe por la pérdida. Con su muerte trajo a mi hijo. Aún no me recuperaba de su muerte cuando el doctor dijo que había otro bebé y resultó ser mi bello Taehyung.
Hiyori, dejó una leve caricia en el rostro de su hijo, quien gustoso recibió el tacto de su madre. No era normal que lo tocara de esta manera, no desde que sucedió eso. La mujer decía que no debía tocarlo demasiado para que su cuerpo no fuera profanado, le tenía prohibido a todos el tocar a su hijo porque era sagrado lo que sucedía con él.
— Oh, eso es bastante extraño, a decir verdad, no todo el tiempo se tiene el placer de atender un parto como el suyo, señora Kim.
— ¿Un parto como el mío?
— Donde llegue a término dos bebés. En ocasiones puede morir la madre o uno de los bebés y pues lamentablemente usted fue uno de esos casos. Aunque tiene un hijo muy sano y eso es lo que debe importar, ¿no es así?
— Me parece que usted es demasiado joven, no es así, señor Jeon. No veo una alianza que lo identifique como un esposo, así que ni siquiera es padre de familia. No comprende el dolor de la muerte de un hijo – la señora Kim sollozó intentando contener sus lágrimas, pues no importaba cuánto tiempo haya pasado, ella aún sentía la pérdida como el primer día —. El señor siempre se lleva a sus mejores ángeles porque tiene algo preparado para ellos. Aunque claro qué va a entender alguien como usted sobre devoción. Le viene perfecta la profesión de doctor porque no parece tener un poco de...
— Madre – llamó Taehyung, obteniendo la mirada de ambos, su madre estuvo dispuesta a replicar el hecho que la haya callado – Jungkook – interrumpió Taehyung poniéndose de pie, interponiéndose entre su madre y el doctor – será mejor que salgamos antes que el clima empeore. Madre, por favor, no hablemos de las cosas dolorosas del pasado.
La mujer no dijo más, tomando los platos sucios en un balde de madera, murmurando algunas cosas como que debía regresar antes que oscureciera, porque conocería al Padre Jung. Taehyung no contestó, pero sí le tomó de la mano a Jungkook para llevarlo hacia la salida, aunque en el medio del agarre se dio cuenta de que era una actitud que no tendría que mostrar frente a su madre, soltándolo de inmediato. Aunque en su interior el tacto cálido de la mano del doctor le había dejado un cosquilleo extraño.
El aire frío les quemaba los pulmones, así como la piel del rostro, dejándoles un tanto rojas las mejillas, sin embargo, se sentía muy bien estar al aire libre, sobre todo el ver la sonrisa amplia en el rostro de Taehyung le hacía sentirse menos extraño en ese lugar. Parecía que el chico era el único que salía de los parámetros de hostilidad en ese pueblo. Taehyung reía divertido cada que sus botas se quedaban atascadas en el lodo, casi cae, pero Jungkook lo sostuvo sin problema.
De nuevo sentía esa intriga al verlo a los ojos, tan lleno de vida, tan jovial como debería ser cualquiera a su edad, mas había algo diferente en el aura que le rodeaba.
— ¿Ya había estado en Irlanda? – cuestionó el chico luego de separarse algunos pasos de él.
— Me temo que no, toda la vida crecí en Inglaterra.
— ¿Allá también tienen paisajes así? – Taehyung caminaba de espaldas para encararlo, relamiendo sus labios a la espera de una respuesta. La poca luz que se filtraba por las espesas nubes grises creaba el más hermoso de los paisajes y en el medio de eso resaltaba la silueta del menor.
— No, al menos en donde yo vivo no los hay. Si deseo ver algo como esto tendría que vivir en el campo y no es algo que sea de mi agrado.
— ¿Por qué?
— Es demasiado tranquilo.
Taehyung frenó sus pasos, ladeando la cabeza al no comprender lo que decía Jungkook, ¿Cómo era posible que un lugar tranquilo sea malo? Observó a su alrededor encontrando unas pequeñas flores blancas con las cuales recordaba haber hecho coronas o anillos con el tallo de estas. A sus hermanas y a él siempre les encantaba salir al campo para jugar en el medio de la hierba alta, cortar flores y divertirse con juegos donde sus hermanas eran doncellas de la realeza. Eso era antes, cuando las mayores no se habían casado. Hana ahora limitaba demasiado sus interacciones a petición de su madre.
Aun así, ambos hermanos solían escaparse los días que sus padres salían para comprar provisiones, pasaban horas, ya sea viendo el cielo o simplemente tomando un paseo. El campo era divertido porque no debía preocuparse de las miradas ajenas, no tendría que ocultarse. Era tranquilo, era paz, el paraje perfecto para ocultarse a plena vista de todos.
— ¿Qué me dices de ti? Te gusta vivir aquí.
— Me encanta.
— ¿Qué es lo que tanto te gusta de eso?
— Que es demasiado tranquilo.
La risa de ambos no se hizo esperar, para Jungkook resultó aún más refrescante la compañía de Taehyung que el mismo aire frío que corría por el campo. Incluso el verlo cortar las flores silvestres parecía la imagen más atrayente, aunque no entendía por qué. Por la corona, solamente era un chico de dieciocho años haciendo algo tan común como cortar flores.
Aun así, estaban en un ambiente en el cual podían olvidar, por algunos minutos, quiénes eran, dónde estaban y la razón por la que se encontraban ahí. Hasta que empezó a oscurecer. El camino de regreso fue tranquilo y quizá si cierto chico curioso no se hubiera parado en una piedra con las botas llenas de lodo, todo hubiera terminado un tanto mejor, sin incidentes, sin pantalones rotos y rastros de sangre.
Las flores que habían sido cortadas en su caminata por el campo quedaron esparcidas en el suelo. Los quejidos no tardaron en llegar y Jungkook tuvo la oportunidad de acercarse de nuevo a él. Tocarlo, todas las veces que lo había hecho eran debido a una revisión médica, nunca era con intención de hacer algo que incomodara al chico, mas el simple contacto de piel con piel, de una herida abierta, parecía diferente. Cosquilleaba en el tacto de cada uno.
Taehyung aún estaba sentado en el suelo, ensuciando su ropa con restos de lodo y pasto verde, mas eso no le podía importar menos. Observar de cerca a Jungkook se había vuelto su nuevo pasatiempo, quizá no favorito, pero sí uno de sus más nuevos gustos adquiridos.
— ¿Te encuentras bien? – los labios abultados de Taehyung intentaron ocultar el temblor de estos al sentir el ardor en su rodilla, negó lentamente para hacerle saber a Jungkook que no era agradable lo que sentía —. No puedo revisar la herida ahora, necesito limpiarla. ¿Puedes caminar?
— Me duele.
— Sé que duele, pero al menos podrías hacer un esfuerzo en ponerte de pie, yo te ayudaré hasta que lleguemos a tu casa.
— Cárgame.
— Taehyung no estás tan herido como para eso.
— Por favor.
¿Por qué hacía esos gestos? ¿Qué esperaba lograr abultando así los labios? Y lo más importante ¿Por qué estaba a punto de ceder a su petición? Se trataba de un simple corte, no era algo tan grave. Comenzó a palpar un poco el tobillo del chico para encontrar algún hueso roto, pero no había rastro de eso. El que Taehyung no se quejara le daba una idea que no se trataba de algo que necesitara mayor atención.
Jungkook se sintió con la responsabilidad de cumplir con aquel capricho, pues de cierta manera fue en un momento de distracción, el cual provocó que no lo sostuviera antes de caer.
— ¿Quieres que te lleve hasta tu casa cargado? – Taehyung asintió frenéticamente intentando ocultar su sonrisa por estar logrando lo que quería —. De acuerdo lo haré, pero debes responder algo.
— ¿Algo?
— Sí, ¿Por qué dicen que sangras?
— ¿Sabes de eso? – sus ojos se ampliaron en sorpresa por la manera tan descarada que tenía el hombre frente a él al mencionar algo tan íntimo como eso.
— Bueno, no precisamente solo mencionaron que eso sucede, pero prefiero que tú me lo digas. ¿Sangras? – el menor asintió en respuesta, sintiéndose avergonzado, con el rubor en las mejillas aumentando – ¿de dónde?
— No, puedo decir eso.
— ¿Por qué no?
— Es vergonzoso y privado si lo digo en voz alta frente a... — se contuvo de mencionar lo que diría. Taehyung se ruborizó porque mencionaría que aquello le causaba vergüenza decirlo frente a un hombre. Pero ¡él también lo era! Algo así – ¿Por qué quieres saber algo como eso?
— Me interesa saber si es algo en tu alimentación o se trata de otro aspecto, lo que está provocando eso, hay muy pocos casos donde esos rastros de sangre pueden significar enfermedades. Incluso pueden provocarte dolor.
Taehyung tragó un poco duro, inseguro de siquiera preguntar lo que estaba pasando en su cabeza, ¿Jungkook había descubierto otras personas como él? Podría tener la respuesta de algo que sucedía con su cuerpo, ¿cierto? Se suponía que era un médico y ellos sabían de todo eso, así que decidió hablar un poco más.
— Yo no siento ningún dolor. Solo sucede como les pasaría a mis hermanas.
— ¿Hablas de que el sangrado de ellas es similar al tuyo?
— Es menor, no necesito usar tantas compresas porque solo sucede por algunas horas.
Jungkook no daba crédito a lo que escuchaba, verdaderamente el chico sangraba. Era muy diferente escuchar a terceros mencionar algo respecto al tema, pero que el mismo Taehyung lo dijera de esa manera, comentando algo tan íntimo, lo dejaba un tanto descolocado. Ahora tenía muchas más preguntas que en un inicio. Todas se aglomeraban en su cabeza esperando salir y obtener una respuesta.
El rubor en las mejillas ajenas lo delataban, se sentía un tanto cohibido por el tema de conversación, sin embargo, existía ese algo en Jungkook que le daba la confianza para hablar de lo que le sucedía. No era como estar frente a los viejos médicos del pueblo o todos esos que llegaron de fuera para saber más de su caso. Jungkook era diferente, era joven, no tenía esa mirada que le inspiraba desconfianza como si en cualquier momento lo fuera a dañar.
— ¡Taehyung! – el llamado de su hermana los hizo desviar la mirada hacia ella, quien se paralizó al verlo con su pantalón roto, le alteró notar un poco de sangre y la posición de las manos del doctor sobre él.
Hana empuñó la falda de su vestido aún más fuerte para salir corriendo hacia el encuentro con su hermano y el doctor, quien no dejaba de tocarlo. Su madre se volvería loca si sabía que eso estaba sucediendo. Conforme sus pasos la fueron acercando hasta el lugar, se dio cuenta de la mirada culpable de su hermano menor al intentar quitar la mano de Jungkook.
— Señorita Hana, debería tener más cuidado donde pisa, hay muchas piedras resbaladizas que la harán tropezar. — la cálida voz de Jungkook la hizo destensar un poco el cuerpo y el rubor en sus mejillas, ya no significaba que estaba sufriendo quemaduras por el frío, mas bien se debían al calor que le producía que un extraño utilizara ese tipo de trato hacia ella.
— Mi madre me envió a buscar a Taehyung. El padre Jung ya está en casa y debe estar para la presentación con él. Además, es la hora de sus oraciones – Hana se acercó más a ellos, notando la herida sangrante, frunciendo su ceño automáticamente al no comprender lo que había sucedido – Tae, ¿Qué pasó con tu...?
— Es mi culpa, Taehyung intentó advertirme sobre el camino atropellado, lleno de obstáculos, pero tropezó con una piedra. Estaba por llevarlo a la casa ...— Jungkook amagó moverse para colocar su brazo debajo las piernas del menor, mas este se negó alejándose un poco.
— No es necesario Jungkook, puedo caminar, no es necesario que hagas eso.
Taehyung poco a poco iba bajando más la voz, ruborizándose de más, obteniendo un ceño fruncido por parte de Jungkook, sin embargo, este no dejó que se pusiera de pie solo, incluso lo ayudó a caminar sirviéndole de apoyo. Los tres se sumieron en un silencio un tanto incómodo, pues Hana no dejaba de pensar en lo que diría su madre por el aspecto de su hermano.
El escabullirse dentro de la casa fue más sencillo de lo que pudo esperar Jungkook, pues con la ayuda de Hana distrajeron a su madre y al Padre Jung para que salieran por algunos minutos con la excusa de bendecir los animales que servirían para la comida que sería servida en la mesa familiar. El doctor tomó en brazos al menor, esta vez ignorando su negativa para que no lo hiciera.
Subieron hasta la habitación del menor para que cambiara su ropa y de paso Jungkook se tomó la libertad de limpiar y revisar la herida en la rodilla izquierda de Taehyung. Se sentía tranquilo al saber que no necesitaría una sutura, pero sí se aseguró de limpiarla medianamente bien.
— ¿Viviré?
— Bueno, espero que sobrevivas la noche sin mí – bromeó Jungkook con una sonrisa que le hizo sacar algunas arrugas cerca de sus ojos —, no tengo mis implementos aquí, así que tendrás que mantenerla limpia hasta mi regreso para inyectarte.
— ¿Eso duele?
— Depende, prefieres un poco de dolor o perder la pierna – el asombro en la mirada contraria hizo reír alto a Jungkook y esto mismo relajó al menor al saber que era otra broma más.
— No digas esas cosas. Le temo a todo lo que sea que provoque dolor. Ustedes los médicos tienen mucho de eso.
— Solo bromeaba.
El ambiente tenso se relajó mientras Jungkook ayudaba a Taehyung a colocar de nuevo su vestido, descartando el corsé corto, escondieron la ropa sucia dentro del baúl de madera y ni bien estuvieron seguros de que todo estaba en orden escucharon voces y pasos subiendo por las escaleras. El doctor tomó distancia, solo la suficiente para evitar una escena escandalosa por parte de la madre del menor, quien no se privó de mostrar una cara triste.
Pronto tuvieron a la vista a un hombre alto vestido con un atuendo demasiado conocido entre el ambiente religioso y contrario al semblante con el que conoció al hombre, Jungkook lo vio sonreír ante Taehyung, aunque por algunos segundos su sonrisa fue dudosa al verlo con aquel vestido sencillo, de su boca no salió absolutamente nada ofensivo o despectivo.
— Bendecido día Taehyung. Soy el Padre Jung Hoseok.
— Bendecido sea para usted también Padre.
— Jeon – ese había sido un cambio demasiado chocante y drástico, hacía no más de unos segundos, estaba sonriendo y ahora lo veía de una forma diferente, como si lo juzgara por estar aún ahí.
— Padre, Jung.
— Espero tenga un buen regreso al pueblo – ¿acaso la hostilidad era una enfermedad contagiosa?, lo estaba echando del lugar —, me pareció escuchar que el señor Kim, el padre de Taehyung, lo llevaría de regreso, ya que irá al pueblo. Será un trayecto menos agotador si lo hace en el carretón.
— Oh. Entonces me retiro – Jungkook dirigió su mirada hacia Taehyung y lo encontró de nuevo con ese semblante triste, sin embargo, no podía hacer nada para confortarlo, él solo había llegado a hacer un trabajo el cual estaba cumplido, al menos por el primer turno —. Nos vemos mañana Taehyung, recuerda lo que hablamos.
— Hasta mañana Jungkook.
Hoseok observó el comportamiento de ambos, sintiéndose un tanto curioso, pues él había escuchado muy bien cuando la primera regla que les impusieron era no hablar con el chico. Jeon la había quebrantado en menos del tiempo del que hubiera esperado, aunque ya se lo esperaba. El doctor tenía cierta aura en él que lo hacía fácil de leer y la curiosidad parecía ser una de sus mayores virtudes.
Jungkook comenzó a bajar los escalones con lentitud, intentando escuchar un poco de la conversación que se daba entre esos dos, sin embargo, lo único que escuchó fueron cosas relacionadas con la religión. Se quedó de pie al final de las escaleras, tratando de hacer que su oído captara todo lo posible respecto a aquella oración que ambas voces repetían en un murmullo.
"Te adoramos, oh, preciosísima y santa cruz, la cual sostuviste el cuerpo santísimo de nuestro señor y salvador. Fuiste cubierta y empapada con la sangre sagrada..."
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Jungkook al escuchar aquella extraña oración. Quizá había tardado un poco más del tiempo en el cual la paciencia de los habitantes de aquella casa se había terminado. Por eso no fue de extrañar que el sonido de la puerta siendo abierta de una manera brusca junto con la voz resonante del padre de Taehyung casi le provocaron un paro en el corazón.
— ¡Por la corona!, señor Kim, me ha asustado.
— Lo lamento joven Jeon, pero necesito ir al pueblo ahora para regresar antes de que se haga más de noche. ¿Quiere que lo lleve o prefiere caminar?
— No, bueno, es decir. Sí, acepto la oferta.
Ambos salieron de la casa y subieron al carretón en total silencio. Solamente se escuchaba el galope del caballo, las riendas moviéndose constantemente, las ruedas de vez en cuando chirriaban y pudo sentir cómo una astilla se metía en su piel, en una zona no muy agradable de sacar. Su mano también fue víctima de la madera vieja y llegó al punto de sentir que tenía pequeños trozos de esa madera metida en el resto de su ropa.
El hombre a su lado mantenía un silencio imperturbable, aunque la mirada de este parecía un tanto desconcertada como si por su mente tuviera tantos pensamientos que lo asfixiaran. Sostenía con demasiada fuerza las riendas, hasta el punto de hacer que sus nudillos se pusieran blancos. Jungkook notó leves heridas en las manos del hombre, así que entre tanto silencio su curiosidad salió a flote, nuevamente.
— Puedo preguntar, ¿en qué trabaja, señor Kim?
— Soy carpintero.
— Ahora comprendo un poco más la razón de sus heridas.
— Joven Jeon – el hombre le llamó, parecía más serio que cuando mencionó su trabajo – por favor no haga de mi hijo algo raro o extraño.
— ¿Cómo dice?
— Mi hijo es un chico muy sano, pero mi mujer es la que insiste con esta situación. Así que le pediré que, durante el tiempo que esté compartiendo con él, no lo ridiculice. Somos una familia pobre, no tenemos mucho y mi trabajo apenas nos sostiene, pero no quiero que mi hijo sea quien cargue con algo como, obtener dinero por una mentira.
— ¿Taehyung le ha mencionado algo sobre lo que sucede?
El padre del chico chasqueó la lengua en un acto de total molestia, dando un movimiento brusco a las riendas del caballo para que avanzara más rápido, provocando que el carretón se moviera más de lo que ya lo hacía.
— Mi hijo es un hombre sano, no una mujer que sangra cada mes y espero que en el informe ese les haga entender a todos eso. Para que por fin se termine todo este disparate.
No podía estar más de acuerdo con el padre del chico, él también quería terminar rápido con el caso para regresar a Inglaterra, pero ahora con lo que Taehyung le mencionó, quizá sí debía conocer un poco más al respecto. El resto del camino ninguno de los dos volvió a cruzar palabra con el otro hasta que llegaron al pueblo y con una escueta despedida tomaron rumbos distintos.
Estaba muriendo del hambre, le dolía el trasero por el camino atropellado, sabría su señor cuántas astillas tenía metidas bajo su piel y para colmo su ropa aún seguía húmeda, por lo que sabía que lo más probable era que enfermaría si no la cambiaba de inmediato o al menos buscaba el calor del interior de su hospedaje.
Ingresó de nuevo al bar donde se encontraba de nuevo la mayoría de personas del pueblo, bebiendo, hablando, arrojando cosas en el medio de sus discusiones, pero eso no le pudo interesar menos cuando vio a Seokjin. Justo donde lo esperaba encontrar, de nuevo, detrás de la caja registradora.
— Vaya, ¿ya han pasado ocho horas? ¿Qué tal le fue?
— Diría que fue una total pérdida de tiempo el hecho que me hicieran venir hasta este lugar...
— Entonces más le vale terminar con su trabajo para que se largue – le interrumpió Seokjin mientras contaba el dinero que había obtenido durante el día.
— ¿Cuál es su problema? ¿Se supone que así tratan a sus invitados? No vi que trataran de la misma manera al Padre Jung. Además, se supone que quieren que de mi opinión profesional...
— Yo podría dar mi opinión profesional – murmuró un hombre con aspecto desagradable. Jungkook arrugó un poco la nariz al sentir el aliento impregnado de alcohol, podría sanar la herida de Taehyung únicamente con ese aliento.
— Basta, no me hagas sacarte a patadas de aquí, Jack – advirtió Seokjin, fulminando al contrario quien sonrió divertido por la actitud con la que fue tratado.
— Lo que quiero decir es que piden una opinión profesional sobre la condición de un chico que está pasando por algo que no tiene explicación aún – continuó Jungkook, quitándole importancia a la interrupción del hombre, aunque sí le dejó cierta incomodidad el escuchar la manera despectiva en la que habló el tal Jack.
— Si tanto problema tiene con eso porque no le mira entre las piernas, doctor. Quizá encuentre algo interesante ahí.
— Te lo advertí Jack.
Seokjin levantó de la silla al hombre con un poco de dificultad al este estar en un alto estado etílico, no podía ponerse de pie por sí solo. Sin embargo, con la ayuda de otros dos hombres del lugar logró sacarlo hasta dejarlo afuera del bar. El mayor regresó junto a Jungkook, quien se había quedado con su discurso a medio terminar, esperando para seguir hablando al respecto.
— Sé a lo que se refiere, Jeon. Puede que sea una enorme mentira y fantasía de Hiyori al decir que su hijo es una especie de reencarnación de su hija. Pero todo eso lo debe averiguar usted.
— Lo haría si al menos me dejaran.
— Entonces abra bien los ojos para que pueda terminar con todo esto.
— ¿Qué clase de pueblo retrógrada hace venir a un doctor desde otro país para que no lo dejen hacer su trabajo? – sí, había alzado de más la voz llamando la atención de todos en el lugar, lo supo en el momento en que el silencio hizo aparición, donde antes había bullicio, mas no le podía importar menos, no cuando lo que estaba haciendo era exteriorizar cómo se estaba sintiendo —. No puedo hablar con el chico, no puedo tocarlo o hacerle preguntas respecto a su condición. ¿Acaso esperan que con observar conozca lo que sucede en el interior de él?
— Jeon, debería tomar esto como unas pequeñas vacaciones antes de ser un doctor titulado en Inglaterra – murmuró Seokjin, acercándose lo más posible a él, no de manera amenazante, mas sí de una que demostraba ser confidente —. Le pagarán muy bien al final de la semana y solo debe observar. Pase tiempo con el chico, pregúntele cuál es su color preferido, conversen de cosas sobre usted o de él que no sean respecto al caso y verá cómo los días se irán con facilidad.
Estaba de más decir que le había molestado aquel comentario por parte del mayor. Jungkook solo podía sentir que hacían de menos su profesión, como si todos en ese pueblo se burlaran de sus conocimientos. Había pasado noches enteras estudiando, días extenuantes aprendiendo todo de su maestro y ahora resultaban con que esto eran unas vacaciones.
Él no quería vacaciones, quería poder obtener los frutos de su esfuerzo, trabajar en lo que le apasionaba y hasta el momento lo único que se asemejaba a desempeñar su profesión era el curar una pequeña herida en la rodilla de cierto chico.
Taehyung. Taehyung. Taehyung.
Era el único nombre que tenía en su cabeza durante las últimas tres noches seguidas. Sospechaba que había algo más oculto detrás de toda esa situación, pero cada que estaba cerca de obtener más, alguien los interrumpía o lograba hacer que Taehyung volviera a cohibirse.
Sus noches de insomnio pasaron de cuidar pacientes a ser un hurto de su sueño pensando en lo que podría ser el caso de Taehyung. Seguía observando su libreta dándole vueltas a todo lo que tenía apuntado respecto al chico y solo algunas cosas eran de relevancia, el resto ni siquiera él mismo sabía por qué las tenía anotadas. Rendido al no encontrar una respuesta en sus propias letras, decidió pedir ayuda.
Le habían mencionado que tenían un servicio de mensajería, el cual podría utilizar para comunicarse con su familia. Usaría esa oportunidad para hacerle llegar una carta a su maestro.
Terminó de escribir su pedido de auxilio, en el cual expresaba su desesperación pidiendo ayuda a su maestro y mentor. No estaba del todo satisfecho con su trabajo, pues la hoja había quedado manchada de tinta por la rapidez con la que estaba escribiendo. Se había quemado con la lacre al intentar colocar el líquido caliente lo más rápido posible para cerrar el sobre de su carta y lo peor de todo era que ahora se agregaba una nueva herida al repertorio que ahora hacían lugar en su piel desde que llegó a ese pueblo.
Las astillas en sus muslos fueron lo primero, esas no le molestaron tanto, aunque la más dolorosa fue la que estaba más cercana a su trasero. La siguiente fue un pequeño corte que se hizo mientras tomaba un baño, resbaló con la superficie lisa y su pierna terminó siendo la víctima de su caída. Ahora tenía una quemadura en su dedo por querer evitar que el fuego que derretía la lacre ocasionara un accidente, derramando todo el líquido en su mano. Lo que sellaría su carta ahora era el perpetrador de una herida en su cuerpo.
— Doctor Jeon – la voz detrás de la puerta le pareció un tanto desconcertante. Se trataba de una de las hijas de Yuna – ¿está despierto?
Jungkook se observó el cuerpo en un rápido vistazo de su vestimenta, se encontraba en ropa interior y no estaba del todo presentable para atender a una pequeña niña.
— Lo estoy, espera un momento, por favor.
— Por favor es urgente.
Maldiciones salían en leves murmuraciones cuando la pelea con sus pantalones la parecía estarla ganando la prenda y no él. Sus piernas estaban enredadas y casi amenazaron con hacerlo volver a caer, no necesitaba una herida más para sumar a la lista. Subió el cierre de la prenda, tomó su camisa mientras se dirigía a la puerta para así por fin abrirla.
Cuando bajó la vista, frente a él estaba Haneul, la primera hija de Yuna y la menor de las tres hijas del esposo de la mujer. Se veía realmente preocupada y le pareció extraño no ver a ningún adulto junto a ella.
— ¿Qué sucede pequeña damita?
— Es mi mamá.
— ¿La señora Yuna? – la niña asintió, mientras tomaba en su puño la tela de su pantalón, tratando de llevarlo a alguna parte.
— Por favor venga conmigo. Está gritando mucho y mi tío Seokjin no quería llamarlo, pero usted es doctor, sé que la puede curar. Dice que le duele mucho.
El discurso era un tanto atropellado, pero Jungkook logró comprender la mitad de lo que la menor mencionaba, sobre todo lo más importante. Su madre estaba sufriendo de alguna manera.
Jungkook decidió seguir a la niña, atravesando la oscuridad del pasillo, evitando tropezar con ella al bajar los escalones de la casa. Conforme se fue acercando a la cocina pudo escuchar el sonido agonizante de los gritos de Yuna. Eso podía significar problemas, pues si bien su memoria no le fallaba, podía recordar que la mujer estaba en una etapa avanzada de su embarazo y esperaba no tener que atender un parto a altas horas de la noche.
El rostro asustado de Haneul le conmovió, así que para consolarla la tomó en brazos, la pequeña buscó refugio en él, acurrucándose contra su cuerpo, señalándole apneas con su dedo por donde debía ir; lo guio hasta un pequeño granero donde estaba una luz encendida y ahora eran más claros los sonidos de desesperación.
Ni bien puso un pie dentro, fue recibido por la mirada de Seokjin y otro hombre que no reconoció. Aunque la imagen que más le impactó fue encontrar a Yuna sobre una mesa de madera, cubierta por una sábana blanca. Se veía totalmente angustiada y adolorida, su rostro estaba rojo de tanto esfuerzo que hacía, mas ninguno de los dos hombres que estaban junto a ella amagaba a hacer algo.
— ¿Qué hace usted aquí? – interrogó Seokjin al verlo con su sobrina en brazos y la mirada fija en su hermana.
— Haneul me buscó porque dijo que su madre está sufriendo.
— Mi hermana no necesita de usted.
— Eso no lo decide usted, el doctor soy yo – ambos se enfrascaron en una batalla de miradas, la cual se cortó por el sufrimiento de la mujer – si no me deja hacer algo, la señora Yuna puede estar en peligro de morir o el bebé.
— Seokjin no hay otra manera, sabes que no hay tiempo. No quiero perder otra esposa – interrumpió el hombre a quien Jungkook podía ahora atribuirle que se trataba del esposo de Yuna. Es más, podía decir que ya lo había visto, pero no sabía en dónde ¿Por qué tenía que ser tan malo para recordar?
— Entonces deberías dejar de tener hijos.
— Basta. Por favor – suplicó Yuna sosteniendo su vientre, con los ojos llenos de lágrimas.
Jungkook bajó a la pequeña, quien se ocultó detrás de él, esperando que pudiera ayudar a su madre. Seokjin se interpuso entre Yuna y el doctor para evitar que la tocara, estaba renuente a que se acercara más.
— Déjeme revisarla.
— Seokjin, por favor – suplicó Yuna desde su lugar al hacer consciente la presencia de Jungkook en el lugar – déjalo, quizá él pueda ayudar.
El mayor lo pensó por algunos segundos, hasta que el grito de dolor de su hermana se volvió a escuchar, asintiendo al fin, dándole lugar para que la revisara. Jungkook se acercó hasta el cuerpo de Yuna aun sin tocar, una mirada suya bastó para que ella asintiera al pedido silencioso para poder poner sus manos sobre el vientre.
— Señora Yuna puede decirme qué siente aparte del dolor.
— Solo siento como si el bebé se empujara dentro de mí. Sé que no viene aún, esto es diferente, aún no es tiempo.
— De acuerdo déjeme examinar.
Palpar era muy distinto a solo observar. El vientre de Yuna estaba rígido y por la forma en la que estaba quizá se podía tratar de un mal acomodamiento del bebé, conclusión a la cual pudo llegar cuando tocó haciendo un poco más de presión.
— Señor Seokjin, necesito que me ayude – Jungkook dirigió su vista hacia Yuna quien buscaba en él una respuesta —. Señora Yuna tendré que mover al bebé, pero va a doler, necesito que se sostenga de su hermano lo más fuerte que pueda. Prometo hacerlo lo más rápido posible.
— Doctor Jeon, por favor cure a mi mamá.
Haneul fue tomada entre los brazos de su padre para consolarla, mientras se alejaba con ella a una distancia prudente donde aún observaba lo que hacía el doctor con su esposa.
Yuna no tenía cabeza para pensar en el bienestar de su pequeña hija, en su mente solo súplica el poder salir con vida de todo eso. La angustia, el miedo y la desesperación por tener un poco de paz le hizo aceptar ciegamente las indicaciones del doctor. Seokjin se encargó de ponerle una tela en la boca para que mordiera y ni bien estuvo lista, Jungkook comenzó a hacer presión para poder mover al bebé, el cual estaba totalmente cruzado en una posición que no era la adecuada.
Girar el bebé le llevó menos de un minuto, pero fue suficiente para hacer que en todo el proceso Yuna gritara con todas sus fuerzas, sintiendo paz cuando por fin el dolor mermó en su interior.
— Listo. Lo ve, no fue tan difícil. ¿Se siente mejor?
— S-sí. Gracias.
— Gracias, joven Jeon, por ayudar a mi hermana.
— Le agradezco, doctor, por salvar a mi esposa.
— Es mi trabajo, pero por qué no habían llamado a alguno de los doctores del pueblo.
— Es más, de media noche – murmuró el esposo de Yuna mientras secaba el sudor de la frente de ella, aun con Haneul abrazada a su cuello – ninguno aceptaría atenderla.
Realmente era un pueblo retrógrada con doctores que no cumplían su función, siendo ellos la mayor burla de la profesión que tanto amaba Jungkook. No se había interesado por la medicina solo por el reconocimiento en la sociedad, lo hizo porque quería salvar vidas. Su madre había atravesado una enfermedad en la cual casi pierde la vida y gracias a su maestro la mujer que le dio la vida aún seguía con ellos.
Estas actitudes egoístas le daban una idea al joven doctor del por qué trataban de cierta manera a Taehyung. No les interesaba realmente lo que pasara con él, tampoco movían un solo dedo para cambiar la situación, simplemente se sentaban en sus sillas de poder, observando cómo todo seguía su curso. Quizá comenzaba a involucrarse un poco de más, pero quién podía culparlo, estaba por terminar su primera semana en ese lugar compartiendo todo su tiempo con el chico.
Si nadie se iba a interesar por buscar algo más respecto al caso, él lo haría. Si esas personas estaban dispuestas a malgastar su tiempo, él lo haría valer. Namjoon les había ofrecido un día de descanso, el cual utilizaría para regresar al pueblo barquero en el cual arribó para investigar un poco más. Debía haber alguna biblioteca en el lugar o algo que le pudiese ser de utilidad.
— Jeon – le llamó Seokjin – gracias, no tengo palabras para agradecer lo que acaba de hacer por mi hermana. Si puedo hacer algo por usted, para hacer su estadía más llevadera, por favor hágamelo saber.
— ¿Sería posible que alguna persona me lleve al pueblo barquero mañana?, necesito hacer algunas diligencias ahí.
— No hay problema con eso, yo mismo debo viajar para abastecerme. Puede ser un favor saldado.
Jungkook sonrió satisfecho ante la apertura que tuvo el mayor con él, si su tiempo se reducía a tres meses haría que valieran la pena. Todo sería por el caso, sí solo sería por eso. No era como que le importara de más aquel chico castaño de sonrisa particular. Sí, todo era debido al caso.
Junio, 1862
Maestro,
Han sido unos días muy desconcertantes. Nada de lo que usted me haya enseñado se compara a lo que me estoy enfrentando, me gustaría saber más, pero las personas del pueblo se empeñan en no dejarme saber datos importantes. Están colmando mi paciencia, se burlan de mi profesión y no puedo evitar querer hacer algo respecto al caso.
No puedo revelar detalles por la confidencialidad que siempre debemos manejar, pero ¿es posible que existan casos de hombres teniendo alguna especie de sangrado? El único dato que tengo es que sucede con regularidad y se asemeja al sangrado de una dama en época fértil. Por favor no se alarme ni deseche mi pedido de auxilio, mas si existe algún dato que tenga al respecto de esto le estaré agradecido.
Comprendo que su respuesta pueda tardar, así como esta carta lo hará para llegar a usted, mas entiéndame que lo único que busco con esto es salvar a mi paciente o bien desmentir algo que puede ser una total farsa.
Jeon Jungkook
PD: el caso se trata de un chico de dieciocho años. Si puede brindarme más información le estaré agradecido.
Así se vería Tae paseando por el campo con su vestido..
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