Capítulo ocho: sonrisas cómplices
Las miradas en ese pueblo nunca cambiaban, a pesar de ya no ser un extraño, parecía que el ser reconocido solo provocaba disgusto en todos sus habitantes, sin embargo, desde su última visita algo había cambiado. Quizá la hostilidad seguía respirándose en el aire frío de aquel lugar, pero parecía que ahora alguien se había ganado el agrado de algunos habitantes.
Lo descubrió desde el primer instante en el que escuchó repetir tantas veces el nombre junto con aquel distintivo que lo caracterizaba como un hombre de bien, alguien que se convertiría en una figura importante más de lo que era actualmente. Ni bien pidió una habitación en la posada del pueblo, su recibimiento fue estar a una habitación de ese hombre.
El Doctor Jeon Jungkook.
El doctor esto, el doctor aquello. Jungkook hizo, Jungkook dijo, Jungkook... Jungkook... Jungkook.
¿Qué tenía de especial aquel hombre? Su primera impresión respecto a él era que se trataba de un niño caprichoso que se creía la gran cosa solo por tener una profesión distinguida y respetada por todos a diferencia de él.
Los reporteros eran llamados las ratas o carroñeros de la sociedad, enterándose se los rumores más sucios y publicándolos como noticias frescas, se desconfiaban de ellos, se les miraba como la vil basura que entregaban a cualquiera por una buena nota en la columna de los diarios.
Pero nadie se daba cuenta de que los reporteros apenas y subsistían, que debían ser de aquella manera para poder sobrevivir, quizá sí eran ratas que hurtaban hasta la más mínima gota de confianza de cualquiera, pero no lo hacían por satisfacción. No obtenían ganancias de las ventas del periódico, su pago se limitaba a qué tan buena era la información que estaban vendiendo. Yoongi había luchado para entrar al Daily Telegraph como parte del personal de la imprenta, era un trabajo bastante estable del cual nadie podría sacarlo, le llevó mucho tiempo poder acercarse a cumplir su sueño, uno que casi logra.
Primero fue repartidor de diarios, un trabajo denigrante y explotador, pues la paga no era para nada buena, las exigencias de sus patrones eran elevadas, la cantidad de periódicos que debía vender era exagerado y si no llegaba a la meta el pago era menos.
Un periódico no vendido, es chelín, no recibido.
Afortunadamente, uno de los maestros de imprenta reconoció sus capacidades al saber leer y escribir, eso ya era un punto a su favor para no recorrer las calles por horas. Por las noches, después de un día largo de andar fuera, aquel hombre le enseñaba a utilizar las máquinas, también realizaba la mitad del trabajo, cosa que era recompensada por algunas monedas más.
Jamás esperó que su tiempo corriendo por las calles le abriera una pequeña, minúscula oportunidad como reportero, todo gracias a que era rápido y ágil, además que pasaba desapercibido. Los escándalos eran lo mejor para las columnas y él siempre se las arreglaba para obtener la información de las clases altas, sin la necesidad de recurrir a las familias principales.
Fue así como en una de esas tantas noches el jefe del Daily escuchó todos esos rumores jugosos que se estaba perdiendo, disminuyendo sus ganancias, dándole así la oportunidad a Yoongi de mejorar su posición. Sus decisiones tomaron un precio elevado, su nombre fue medianamente reconocido y eso le abría muchas puertas para obtener informaciones importantes por vender.
Las doncellas eran un blanco fácil, jamás jugaba con sus sentimientos y tampoco metía a la cama a esas chicas, que cabía destacar, eran muchas las que buscaban también obtener algo. Unas bonitas palabras, unas pocas gotas de una personalidad cambiante y su ingenio eran la fórmula secreta para que hablaran, pero eso no era así en ese pueblo.
Buenos días, doctor Jeon.
Todos repetían aquel saludo al ver al hombre, quien recorría las calles con una sonrisa brillante, junto con sus buenos modales que no decepcionaban a nadie, Yoongi podía notar las reacciones de todos, muy receptivos ante los modales de aquel caballero, pero sí se trataba de su persona recibiría...
— Señor Min, ¿de nuevo por aquí? – la voz ronca y con un tono sarcástico proveniente del presidente del comité lo recibió. Aquella sonrisa de labios sellados que tenía cuando saludó a Jungkook ya no existía. Namjoon le veía serio, incluso, alzando una ceja de lo incrédulo que se sentía al verlo otra vez en el pueblo –. No pensé que lo volveríamos a tener por aquí después de su última visita.
— Bueno, ya sabe lo que dicen de los reporteros, somos testarudos.
— Ya lo creo. Quizá por esa misma razón sea que el joven Park no lo soporta – Namjoon se despidió con un simple ademán y dirigió sus pasos hasta la taberna del pueblo, donde siempre se reunía con todos los hombres del lugar para discutir asuntos "importantes".
Yoongi sabía los movimientos de cada persona en ese pueblo, con excepción de aquel chico con quien siempre tenía encuentros explosivos. Jamás llegó a comprender el porqué de su desagrado. Ni siquiera le conocía y el menor lo había prácticamente detestado desde el primer segundo. Jimin le había cerrado la puerta de su casa en muchas ocasiones y bastantes más en casa de la familia Kim.
Y hablando de dicho muchacho, Yoongi se quedó perplejo al ver la manera en la cual salía de una de las casas más retiradas del pueblo, llevaba mucha prisa, estaba tomando el camino hacia el campo como si se dirigiera de nuevo a ver a su particular amigo a quien obviamente era la razón para que Min Yoongi no pudiese dejar aquel maldito país para regresar a Inglaterra.
Lo siguió de cerca, tratando de mantener una distancia en la cual el menor no fuera capaz de percibir que estaba siendo perseguido, cosa que se volvió casi imposible en el momento que se encontraron en pleno campo abierto, con la llanura extendida a todo lo ancho de aquel lugar. Pensó estar haciendo bien su trabajo de pasar desapercibido, pero el hecho de que el menor se detuviera y se girara en su sitio lo hizo estremecerse.
— ¿Piensa seguir así? – cuestionó con su ceño fruncido, sus labios abultándose en una mueca de desagrado, sus brazos cruzados sobre su pecho y el cabello ondeando con la brisa fría de las montañas – ¿Me está acosando sucio pervertido? Es que acaso no le bastó con la última vez que estuvo aquí. ¿Por qué no se larga de una buena vez?
— Mientras no conozca lo que le ocurre a tu amigo, siempre me tendrás aquí.
— Eso parece una amenaza, ¿quiere que lo corra del pueblo? Veo que su cara le hace falta otro moretón hecho con mi puño para que entienda que no es correcto lo que hace.
Yoongi llevó su mano hacia su pómulo izquierdo, el cual había sido lastimado hacía unas cuantas semanas. Se lo merecía, realmente había cruzado los límites de su profesión cuando decidió que era buena idea intentar merodear la casa de la familia Kim, encontrándose con la sorpresa de que ambos menores estaban tocándose, cosa que le desconcertó.
Jamás había sido descubierto antes, pero en esa ocasión fue tanta su impresión de lo que había visto que no pudo evitar tropezar con algunas cajas de madera que estaban afuera de la casa. Sus movimientos no fueron tan ágiles, así que rodó en el lodo, asustando a las gallinas, quienes hicieron un escándalo mucho más fuerte, alertando a Taehyung y Jimin.
Park lo había acusado de ser un sucio pervertido al estar merodeando la casa y husmeando por las ventanas, si bien era cierto que nadie aceptaba la condición de Taehyung, el hecho de que alguien fuera un degenerado que se tocaba mientras veía a personas desnudarse en su casa no fue el mejor rumor sobre él.
Quizá sí se había ganado un poco el derecho a ser odiado en el pueblo, la mayoría de personas lo veían como si quisieran asesinarlo, si se acercaba a más de unos pasos de sus casas tendría a los hombres apuntando con armas y ni hablar de siquiera respirar al lado de los niños. Lo único que le salvaba de la situación era que el odio que le tenían a Kim Hiyori, era mucho más grande como para olvidar el pequeño incidente.
Para el resto del pueblo era asunto casi olvidado, para Yoongi algo que seguía rondando en su cabeza como termitas haciendo su hogar en su mente. Demasiada piel, toques leves en el cuerpo contrario y sonrisas cómplices cada vez que alguno reía por las cosquillas que se provocaban. Eran imágenes que definitivamente no iba a poder olvidar, mucho menos el que le llamara la atención, el cuerpo delgado de Jimin, por el hecho que tenía cierta curva pronunciada debajo de sus costillas que jamás había visto en otro cuerpo, al menos no en uno de un hombre.
— ¿Qué tanto mira? – se quejó el menor, cruzándose de brazos, pintando cubrir su cuerpo, se sentía expuesto, como si el hombre frente a él lo estuviera desnudando con la mirada – en serio quiere que lo golpee de nuevo. Deje de ver a las personas como si estuviera pensando cosas indecorosas – Jimin levantó su puño en amenaza, logrando que el mayor alzara las manos en son de paz.
— Oh, no aprendí mi lección. Debo admitir que tienes una mano pesada.
— Pues a mí me parece que no le quedó claro, porque de nuevo está aquí.
— Por favor Jimin, solo pido un poco de información para hacer mi trabajo y largarme de este país, tanto tú como yo lo deseamos. Incluso el doctor Jeon lo quiere, él es el más interesado en salir huyendo de todo esto.
Nombrar a Jungkook parecía encender algo diferente en los habitantes del lugar, la reacción de Jimin era de completa indignación ante lo que mencionaba el hombre ¿Cómo era posible que dijera algo así? Quizá él no había confiado en el doctor en un primer instante, pero vaya que lo ahora hacía.
— El doctor Jeon no es así.
— ¿No lo es? ¿Cómo lo sabes? Hasta donde yo sé, es un vil y sucio inglés como yo.
— Usted no tiene nada de parecido a él. No son de la misma calaña, aprovechándose de la situación, siendo unos sucios pervertidos.
— ¿Yo soy el pervertido? ¿Quieres que te diga lo vi en esa ocasión? Puedo revelar su secreto y todos pensarían que las sucias calañas son otros.
Dolió, claro, que lo hizo. En sus oídos se podía escuchar un pitido que reemplazaba los jadeos del menor, quien en menos de unos cuantos pasos lo vio cercarse, fue lo último que sus ojos fueron capaces de ver antes que todo se hiciera negro, luego borroso y ahora todo daba vueltas. Su cara dolía como los diez mil demonios. Sintió cierta humedad resbalando desde su nariz, creando un recorrido hasta sus labios, ahora podía apostar que tendría un nuevo moretón en su cara, por lo que restara el tiempo de su estadía.
Definitivamente, ese chico tenía una mano pesada, capaz de desorientarlo con un solo golpe. Sus ojos por fin enfocaron la imagen frente a él, Jimin seguía sosteniendo su mano contra su pecho, tenía una mueca de dolor y parecía que el golpe no solo había afectado al reportero, también repercutía en el menor, sin embargo, existía esa mirada cargada de reproche que lo hacía sentir verdaderamente mal.
— ¿Cree que con decir barbaridades puede intimidarme? – su voz ahogada estaba cargada de algo más, parecía que en cualquier momento se iba a largar a llorar –. No le permito que vuelva hablar así de algo que no conoce. Mucho menos de personas a las cuales nunca ha tratado. Ese chico al que tanto acosa es mi mejor amigo y no permitiré que hable de él.
Yoongi sintió el sabor de la sangre en su boca y el pañuelo con el cual limpió su cara le hizo saber que efectivamente aquel golpe le había abierto una herida en el labio, sin mencionar que de su nariz también estaba brotando el líquido rojo.
— Lo lamento, no debí hablar de más.
— Debería aprender a mantener su boca cerrada si no quiere que lo odien.
— Acaso eso importa en este pueblo donde todos lo hacen – acotó Yoongi con un toque de acidez – o debo pensar que tú no me odias.
— Y qué más da si es así o no. Lo aborrezco desde el primer momento en el que puso un pie en el pueblo con el fin de incomodar a mi mejor amigo.
— Lo que menos quiero es incomodar a alguien, Jimin. Solo quiero hacer mi trabajo e irme.
— Entonces diga que no hay nada en este pueblo, que todo era una mentira – le acusó el menor, manteniendo un temblor en su cuerpo que no prevenía del frío que calaba en sus huesos – usted tiene el poder de hacer que toda esta locura se termine y no hace nada.
— No es tan sencillo, necesito pruebas de que verdaderamente no ocurre nada.
— Es muy bueno con las palabras, no veo por qué se le dificultaría poner algo como "Madre delira hasta el punto de obligar a su único hijo a parecer una mujer" – Jimin casi se quejó por la risa del reportero, pero le pareció todo menos molesta – no se ría, a mí no me parece divertido. Además, es muy fácil escribir eso.
— Mis jefes quieren pruebas, si es verdad o no. Ya lo he intentado antes, el escribir que nada es verdad, pero no creerán una mentira sin una pizca de fundamento, no cuando siguen llegando personas de todo el país buscando la bendición del gran milagro. No aceptarán respuestas vagas.
Jimin lo observó por algunos segundos con su semblante amenazador, que de terrorífico no tenía nada, para Yoongi el único momento en el que podría temer era cuando lo hacía enojar verdaderamente. El chico era de su agrado, siempre mantenía una vibra jovial que nunca lo abandonaba, a excepción de sus encuentros, los cuales desearía que fueran diferentes, menos agresivos y más como lo que sucedía ahora.
Conversar con el menor era divertido, le recordaba a cierta parte de él que dejó olvidado en el pasado. Últimamente, su vida era tan monótona que los pequeños placeres de la vida le parecían insulsos, pero en ese instante se sentía bien. No comprendía el porqué quería seguir alargando más la conversación.
— Invente algo que sea creíble.
— Entiende, intenté incluso hablar con Jeon esta mañana y lo único que hizo fue irse.
— Debe ser porque usted es un cretino y nunca sabe preguntar las cosas. Parece como esos gatos callejeros que dan pena y cuando uno les intenta dar de comer tiran el zarpazo.
— ¿Me acabas de comparar con un gato callejero?
— Agradezca que fue con eso y no con otro animal – Jimin se cruzó de brazos aun sin poder creer que esa fuera una conversación sin segundas intenciones. No confiaba en Min Yoongi, no podía decirle absolutamente nada de Taehyung – si en serio quiere obtener algo para su columna, le puedo asegurar que no obtendrá nada.
— Esa no es una opción para mí.
— Entonces debería hablar con el Padre Jung y el doctor Jeon, pero no sea tan idiota al hablar – Yoongi alzó una ceja al escuchar como se había referido el menor a su persona. Jimin sacó de su bolsillo un pañuelo, entregándoselo al mayor, quien ya tenía más que manchado el propio –. Tome lo necesita más que yo.
El reportero le sostuvo la mano al menor ni bien tuvo la oportunidad, provocando una sensación extraña en el cuerpo de Jimin, no se sentía asqueado, pero sí le producía cierto revuelo en el estómago. Yoongi sostenía el pañuelo entre sus dedos, haciendo puños con la pequeña mano en el medio. Lo observaba intensamente como si con eso pudiera sacarle todas las verdades.
— ¿Tú podrías hablar con alguno de ellos y decirles que me permitan tener una conversación civilizada para tratar todo sobre este asunto?
— ¿Qué le sucede? – Jimin se alejó del agarre de manera brusca, intentando mantener su gesto de disgusto y no dejando salir otras emociones – debería ir usted mismo a hablar con ellos. Compórtese como un adulto, está demasiado anciano como para que un chico le resuelva la vida.
— No soy un anciano.
— Tiene razón, no lo es, pero lo parece.
— Tengo 24 años y te atreves a decirme anciano.
— Tengo 18, la diferencia es de – Jimin se quedó pensando por algunos segundos, haciendo cuentas en su mente y mientras más se alejaba del número de su edad, más se horrorizaba – Dios mío, son seis años de diferencia, pero parece como si tuviera 30 – Yoongi lo observó con un semblante serio, el recorrido que hizo con su lengua por sus labios no pasó desapercibido por el menor, quien de pronto se sintió nervioso –. De igual manera, es mejor que sea joven, así no me siento culpable por golpearlo.
— Jamás me habían dicho algo tan indignante como estar agradecidos por poder golpearme.
— Entonces seré el primero, todo un halago, el poder ser el primero en algo – Jimin sonrió con cierto deje de inocencia, alzando los hombros para quitarle importancia a la situación, no quería estar más tiempo a solas con Yoongi, era extraño – ahora si me permite, tengo cosas que hacer y usted tiene personas con las cuales hablar.
Ciertamente, el chico era inusual, Jimin hizo una reverencia para despedirse y comenzó de nuevo su camino hacia cualquier lugar donde se dirigiera. Quizá sí se trataba de un chico revoltoso, explosivo y bastante molesto, pero debía admitir que tenía razón al decir que su manera de actuar parecía bastante desleal.
Un siseo llenó el silencio incómodo en el que se habían sumergido después de la casi huida que hizo Jimin, pues ni bien se dieron cuenta de que quien estaba en la casa era el mismo Jungkook, el menor prácticamente se dio a la fuga antes de ser interrogado o bien de ser juzgado. Incluso Taehyung le animó a irse, asegurando que él arreglaría todo.
La vergüenza estaba plasmada en el rostro de ambos, Jungkook no podía dejar de pensar en las palabras de Jimin o en lo que apenas había visto, mas no era necesario ser un genio para comprender lo que hacían. Taehyung rogaba en su mente porque el doctor solo haya sido víctima de su torpeza y no lo haya descubierto.
Se sentía desleal, era como faltarle el respeto a aquel tacto gentil que había recorrido su cuerpo, no era lo apropiado, por supuesto que no, pero Taehyung no podía sentirse tranquilo de solo pensar que Jungkook ahora sí lo despreciaría.
El doctor no podía desviar la mirada de esos ojos temerosos, ¿tenía miedo de él? ¿De lo que le haría? ¿De lo que hicieron? ¿Por qué no podía tener de nuevo ese brillo bonito con el cual esos bonitos ojos siempre lo recibían? Taehyung era poseedor de una mirada que invitaba a perderse en él, sin necesidad de que sus labios surcara una sonrisa, esas ventanas del alma ya poseían la jovialidad de aquel gesto que lo hacía temblar.
— ¿Cómo es posible que te lastimaras de esta manera? – cuestionó el menor al revisar la herida en la mano de Jungkook, quien lo observaba de una manera poco usual – se supone que solo saldrías por un poco de leña y terminas con una herida en toda tu mano.
— ¿Qué estabas haciendo con Jimin?
— ¿Qué? Nada.
— No fue lo que escuché – le reprochó, ¿Por qué estaba actuando de esa manera? Sería porque se sentía con un revuelo de emociones en el estómago y no encontraba las palabras para ¿reclamar? – lo siento, no quise decir eso, es solo que... ¿Por qué no tienes la suficiente confianza conmigo? Pude escuchar claramente cómo te expresabas de lo que sentiste cuando... ¿Tienes una idea de lo que me he torturado la cabeza dándole vueltas a esa noche?
— Yo también lo he hecho. No eres el único.
— Pero no dices nada, no sé si estuvo bien, si estuvo mal o siquiera piensas igual a mí. Esto es muy confuso – Jungkook lo tomó de la muñeca para acercarlo a él, haciendo estremecer al menor – ¿por qué dejas que Jimin te toque como lo hice yo?
— Es mi mejor amigo...
— Los amigos no se tocan de esta manera – susurró el doctor, paseando su tacto sobre el cuerpo del menor, haciéndolo jadear – ¿te sientes igual con él? ¿Es que solo quieres jugar conmigo? ¿Qué es lo que buscas de todo esto?
Jungkook fue capaz de ver cómo ese brillo regresaba. Pupilas dilatadas, permitiendo dar un vistazo a esa alma cautiva, enormes ventanas abiertas que lo deleitaban y que delataban toda la verdad encerrada, esa que estaba sellada en los labios del menor.
— A ti...
No pediría perdón por lo siguiente que sucedió, tampoco susurrarían oraciones clamando santificación de su alma, porque lo único que se escuchó después de aquella declaración fue la silla en la que se encontraban Jungkook cayendo al suelo de nuevo, mientras que volvía a perderse en la calidez de los labios ajenos. Taehyung estaba utilizando uno de sus vestidos sencillos, era color blanco, bastante ligero, con una falda sencilla de levantar, sus manos lo supieron en el momento en el que se deleitó con la piel de las piernas del menor.
Sus narices chocaron en cada encuentro apasionado que tenían sus labios, podían sentir la respiración ajena agitándose, tenían los ojos cerrados, pero podían ver estrellas y amaneceres con colores cambiantes. Les asustaba sentir tanto, sentirse invadidos por algo más grande que ellos, porque era como si lo que habían conocido ya no existiera, dejando al mañana en un limbo de incertidumbre, porque su futuro se encontraba en el siguiente segundo en el que no estuvieran juntos.
Taehyung enredó sus dedos entre el cabello de Jungkook, halando de él cada vez que sentía corrientes, cosquilleándole el cuerpo en respuesta al tacto fuerte. Sus caderas se juntaban contra el cuerpo ajeno, sacándole un jadeo al sentir fricción justo ahí, deliciosa y profana. Los besos eran desenfrenados, sentía que su corazón latía en sus odios, no podía evitar derretirse entre cada beso.
Chasquidos, lamidas, una que otra mordida, gemidos, ahogados, que salían desde lo más profundo de su pecho, robándoles el poco aliento. No podían respirar, pero tampoco querían parar.
Tócame... tómame... Poséeme.
— ¿Por qué me haces sentir así? Siento que me volveré loco si veo que alguien más te toca.
— Ya no quiero que nadie más lo haga, solo tú.
— ¿Permitirás que profane tu piel con mi deseo? – murmuró Jungkook yendo de los labios hinchados de Taehyung hacia su barbilla, besando de manera delicada hasta comenzar un recorrido por la piel sensible debajo de la mandíbula.
— Solo si yo puedo hacer lo mismo con la tuya – Taehyung encontró cierto gusto por rozar sus labios contra la piel expuesta de Jungkook, dejándose deleitar con las mismas muestras, quizá con un poco más de intensidad.
Los besos húmedos estaban acompañados del aliento cálido del mayor, cosa que solo provocaba que su cuerpo reaccionara, dando gemidos más altos, sonidos que Jungkook habría amado seguir escuchando, pero los tuvo que acallar colocando su mano sobre la boca ajena.
No dejó de morder, lamer y besar el cuello de Taehyung, se sentía la gloria el poder deleitarse de esa manera con el cuerpo del menor. Las manos en sus brazos se aferraban con fuerza, mientras que los jadeos no cesaban, era como si entre más silencioso debía estar, más ruidoso quería ser.
— Ahora entiendo por qué mencionaste el que eras impuro – murmuró contra el oído de Taehyung, mientras mordisqueaba un poco el lóbulo – eres el pecado hecho carne – Jungkook liberó los labios ajenos lentamente para volver a besarlo, lamiendo con la punta de su lengua la piel sensible.
— Tú eres mi pecado, desde el momento en el que te vi...
— ¿Sí? – cuestionó el mayor aferrando más su agarre en la cintura ajena, apretándolo al punto de que su propia erección no pasaba desapercibida.
— De pronto solo quería que me tocaras después de tener una ligera probada de lo que se sentía.
— ¿Eso querías?
— S-sí.
— Fue cuando hice ese examen físico.
¿Cuántas veces más necesitaba que aceptara su pecado? Desde ese primer instante donde su cuerpo reaccionó a su tacto, erizándole la piel, sintiendo que el aire se le estancaba en los pulmones al no comprender por qué cada leve roce provocaba algo en él.
La pasión carnal era parte del pecado mismo y Taehyung se estaba dejando llenar por eso, al infierno cada uno de los dogmas y las voluntades santas, si iba a arder en las llamas de la condena eterna con todo gusto aceptaría el castigo. Las palabras espetadas por el doctor eran como la llave para que él se rindiera ante su propia cruz.
Jungkook lo subió a la mesa, en un rápido movimiento, desesperado ante no poder sentir nada más de Taehyung, quien se removía bajo su tacto cada vez que sus manos subían la falda del vestido y rozaban con la piel tersa. Él quería más, su mente ofuscada por el calor y nublada de deseo le gritaba que había más por explorar, le insistía que debía comprobar que eso también lo hacía sentir de aquella manera.
Un gemido ahogado fue lo que salió de los labios de Taehyung cuando sintió la mano del mayor tocando su erección, dolía, palpitaba y se sentía demasiado sensible en esa zona, la cual nunca estaba así.
— También veo que reaccionas a mi tacto aquí – otro jadeo más salió de los labios de Taehyung.
— Eso... no había pasado. No desde esa noche...
— ¿No? – el menor negó mientras lamía sus labios, Jungkook apretó un poco más su agarre obteniendo la reacción que quería, Taehyung gimió aún más alto echando la cabeza atrás. Le encantaba, era glorioso sentir cada estremecimiento y escuchar cada sonido –. Tampoco yo me había sentido así por alguien o más bien por otro hombre. ¿Recuerdas que te dije que tenías unos bonitos ojos?
— S-sí.
— Me equivoqué – Taehyung regresó la cabeza hacia el frente para encarar a Jungkook, quien estaba entre sus piernas, rodeado por estas. Enredó sus dedos en el cabello oscuro del doctor y lo alejó un poco cuando este intentó besarlo.
— ¿No tengo ojos bonitos?
— No, todo tú eres bonito, pero tus ojos son hermosos más ahora con ese brillo que tienes. Tus pupilas están dilatadas y reaccionan cada vez que toco aquí – Jungkook fue capaz de ver el cambio antes de que el menor cerrara los ojos y se sostuviera de sus hombros – me gustan. Por la corona inglesa. Kim Taehyung me gustas.
— T-tú también... M-me gustas... te has vuelto el causante de muchos de mis delirios
— ¿También tienes pensamientos impuros conmigo? – cuestionó Jungkook, con una enorme sonrisa en su rostro que podía iluminar toda la habitación en la que se encontraban. Había dejado de tocarlo, pero Taehyung seguía sintiendo el fantasma de su tacto –. Era yo parte de esos pensamientos, ¿no es así?
— Siempre tan observador – murmuró apenas el menor, recobrando el aliento perdido, aun estremeciéndose entre los brazos de Jungkook que lo rodeaban.
—Yo siempre tengo los ojos puestos en ti. Posees mi completa atención.
Por supuesto que era detallista con todo, la curiosidad de Jungkook siempre le hacía poner cuidado en todo a su alrededor, en especial cuando algo era de su gusto, pero no solo le servía para conocer cada aspecto del menor, también le fue muy conveniente en ese instante al escuchar voces en el exterior y en menos de lo que habría imaginado, el menor ya se encontraba de nuevo con los pies en el suelo.
El doctor lo veía como si estuviera en una enorme encrucijada, pues sus ojos iban y venían de la puerta al cuerpo delgado que aún seguía entre sus manos, no quería soltarlo, no quería dejar de tocarlo, pero debía hacerlo. Las ideas de estar sobre o debajo de ese cuerpo le consumen el buen juicio.
Cuando el deber y el querer se enfrentan en una batalla campal, siempre es difícil tomar una decisión, pero en un momento tan desesperado como aquel, el deber siempre pesaría más que su querer, en especial si con ello protegía a Taehyung de ser juzgado y de paso también a él. No permitiría que alguien lo alejara por un desliz fácil de ocultar.
— ¿Q-quién es? – cuestionó el menor al sentirse entrando en pánico por no reconocer la voz del visitante no deseado. Jungkook lo observó con detalle, notando el desarreglo en su aspecto.
— No lo sé – el doctor lo detalló por última vez, paseando sus manos en las curvas del cuerpo delgado de Taehyung –. Corre a la habitación. Yo me encargaré de quien sea, no dejaré que te vean así.
Taehyung fue consciente de su aspecto, su falda arrugada, su cabello desaliñado y sus labios estaban hinchados. Prácticamente, había salido corriendo del alcance de Jungkook, quien no le quitó la vista de encima hasta que lo perdió en la oscuridad del pasillo y escuchó la puerta de la habitación siendo cerrada.
¿Habría malinterpretado sus palabras? No quería hacerlo sentir mal, simplemente no quería que alguien lo juzgara por verse desarreglado. Jungkook regresó la mirada hacia sí mismo y comenzó a meter su camisa de nuevo entre sus pantalones. No pasó desapercibido el hecho de que todas las hojas que estaban en la mesa se habían esparcido por el suelo, todas sus notas y delirios estaban hechos un remolino por todo el suelo de la cocina.
Al menos ahora resguardaba de mejor manera todos los dibujos relacionados con Taehyung, porque definitivamente no permitiría que nadie más que el menor viera aquello.
— Doctor Jeon, ¿están en casa? – la voz que previamente habían escuchado acercarse volvía a resonar en sus oídos, esta vez siendo acompañada de unos cuantos golpes en la puerta –. Es algo urgente, verá, tuve un accidente en el camino y necesito su ayuda.
¿Qué podía estar queriendo Min Yoongi en la casa? La respuesta era obvia, quería acercarse a Taehyung para obtener información. Verdaderamente, ese hombre no se rendía, por qué no tomaba su palabra al decir que no aceptaban visitas y los dejaba en paz.
Por favor no salgas de la habitación.
Jungkook rogó para que el menor no hiciera el mínimo amague de salir del lugar en el que estaba refugiado, pues tener a ese hombre era algo peligroso, no le había agradado en lo absoluto su pequeño encuentro y ahora lo hacía mucho menos.
Esperaba que se cansara y se fuera, dándole la privacidad que necesitaba en ese preciso instante en el que seguía abrumado por lo sucedido con Taehyung, aún podía escucharlo, jadear, gemir e incluso sentir su aliento cálido contra la piel de su rostro. Necesitaba tiempo para pensar y conversar con el menor, quizá las dos anteriores no las pondría como prioridad, pero sí serían parte de lo siguiente que haría. Los golpes en la puerta siguieron, despertándolo de sus ensoñaciones.
Se irá. Se cansará y se irá.
— Por favor Jeon, solo quiero que me ayude y que me escuche – Jungkook sintió una punzada de dolor en su cabeza, quería gritar que se largara, él no se encontraba en sus cinco sentidos y tampoco estaba de ánimos para tratar con el hombre –. No me iré hasta que podamos hablar.
Tan perseverante como cualquier reportero, jamás se rendían. Incluso cuando se pensaba que se habían aburrido de un tema resultaban ser los primeros en conocer todo. No podía bajar la guardia.
Jungkook dejó todas sus anotaciones metidas en su maletín, se aseguró de levantar las sillas que habían caído al suelo y una vez estuvo listo, dio algunos pasos pesados hasta la puerta. Se detuvo a pensar seriamente si sería correcto meter al enemigo en casa, pero el recuerdo del Padre Jung mencionando que podrían utilizarlo a su favor le terminó convenciendo.
Abrió de golpe la puerta, esperaba mantener su semblante serio o quizá hacer que su cara hablara por él, pero la impresión fue mucho más fuerte que cualquier molestia.
— ¿Qué le ocurrió? – quizá habría esperado notar aquel semblante altanero con una sonrisa llena de suficiencia, pero lo que encontró al abrir la puerta fue una imagen muy distinta.
— ¿Puedo pasar? – cuestionó el reportero sabiendo muy bien que tendría esa reacción. Jungkook dudó por algunos segundos, pero le dio paso al interior de la casa –. Gracias, sé que esto es muy inusual, pero...
— Parece que salió de una pelea en el bar de Seokjin.
— Yo diría que fue en el campo.
Yoongi fue guiado hasta tomar asiento en una de las sillas de madera, la casa se veía bastante acogedora a pesar de no tener mayor cosa en el interior, unos pocos muebles, una chimenea con el fuego calentando el interior, ni una sola cortina en las ventanas, pero se sentía bastante bien estando ahí, mucho mejor que en la casa de la familia Kim.
— Tome – mencionó un tanto seco Jungkook colocando un vaso sobre la mesa, con innecesaria fuerza de más, junto con la jarra llena de agua, aun así, Yoongi agradeció el gesto – ¿Qué le ocurrió?
— Tuve un encuentro poco amistoso con el mejor amigo de Taehyung – el doctor sonrió verdaderamente divertido porque conocía el temperamento del menor – sí ríase, pero no es la primera vez que sucede esto.
— Tiene la cara con un enorme hematoma y el labio hinchado, ¿quiere decir que esto ya había ocurrido antes?
— Me echó del pueblo después de un pequeño malentendido, me rompí una costilla al intentar huir de él, pero eso no evitó que terminara con un buen golpe en la cara.
— Bueno, puedo notar que el golpe ya se ha acentuado y no parece tener mayor problema, tiene suerte que no haya sido en el ojo o estaría ciego durante un tiempo – Jungkook no podía quitar su tono burlesco cada vez que se dirigía al reportero, sin embargo, tomó asiento a su lado para darle paso a escuchar aquello que tenía para decir el hombre, pero no dejaría pasar la ocasión para tocar un poco la moral de Yoongi – lamentablemente no puedo ayudarlo con lo ocurrido, tampoco puedo sanar su orgullo así que ¿a qué ha venido?
El reportero sonrió sintiéndose un tanto derrotado, verdaderamente estaba cansado de todo el tema del chico Kim, llevaba meses fuera de Inglaterra y no veía la hora de regresar a su país, con su familia, a lo viejo conocido, donde al menos tenía un trato digno y no siendo tratado como una vil rata en cada taberna, posada o pueblo que pisaba.
— Quiero ayudar con el caso del chico Kim, ¿no está en casa? – cuestionó intentando encontrarlo, pero el carraspeo de Jungkook lo hizo regresar la mirada hacia él.
— ¿Qué es lo que quiere decir con ayudar?
— Oh, verás, Jeon. Yo necesito salir de este mugroso país cuanto antes, pero para eso necesito exactamente lo mismo que tú – el doctor alzó una ceja con un semblante escéptico ante lo que se le mencionaba – pruebas.
— ¿Pruebas? ¿De qué?
— De lo que sea que demuestre que es falsa o verdadera toda esta locura.
— No sé si pueda confiar en usted ¿Cómo sé que sus intenciones son completamente buenas? Es decir, usted es...
— Un reportero, ya lo sé Jeon, pero venimos del mismo país. ¿No te gustaría regresar a Inglaterra de una buena vez y dejar de ser la nana de Taehyung?
— No dejaré a Taehyung aquí.
— ¿Por qué no? Aquí es donde nació, creció y posiblemente morirá.
— No lo dejaré sufriendo en esta horrible pesadilla solo por arrebatos de una mujer religiosa que piensa que su pérdida es la causa de que su hijo sea diferente. El plan no es solo abandonar el país, es poder llevarlo a otro lugar.
El pequeño sonido de una puerta siendo cerrada captó la atención del doctor, poniéndolo en alerta, había provenido del pasillo, si bien él alzó demasiado la voz, ahora podía asegurar que cierto menor escuchó toda la conversación. No era un tema el cual le iba a ocultar, pero tampoco era la manera en la cual debía enterarse.
— ¿Se quiere llevar al chico, Jeon? – cuestionó Yoongi al salir del trance en el que se había sumergido después de aquel arrebato –. Hey, Jeon – volvió a llamar, chasqueando los dedos, logrando su objetivo – si quiere eso no será nada sencillo.
— Cree que no lo sé. Además, necesito una buena razón para retirarme de aquí, no me puedo ir solo así.
— ¿Qué necesita?
— Lo mismo que usted dijo. Pruebas, necesito tener un reporte en el cual mencione lo que sea que ocurra con Taehyung que me permita negar la existencia de algo.
Jamás le había dolido tanto el mencionar que Taehyung no tenía nada diferente, porque él mismo presenció todo el proceso de sangrado, negarse a aceptar aquello que durante horas se dio, se sentía como un acto de bajeza, burlando la confianza que Taehyung había depositado en él, pero no podía confiar en ese reportero.
Yoongi suspiró cansado, parecía que el doctor estaba verdaderamente empecinado con la idea de sacar al menor, no solo del pueblo, sino prácticamente desaparecer del país. No sería sencillo porque ni bien pusieran un pie fuera del lugar, tendrían a la madre del chico persiguiéndolos por todos los pueblos. Tampoco era fácil tomar el primer barco hacia Inglaterra, esos viajes no los hacían seguido por las disputas de territorios, existían restricciones con el comercio y temas políticos que no dejaban de ser una piedra en el zapato.
— Le digo que esta es una muy buena idea, Padre Jung – la voz de Jimin causó una reacción en ambos hombres en el interior de la casa, Yoongi no estaba tan feliz por volver a encontrarse con el menor, temiendo ganarse otra paliza por parte de este.
— Ve más despacio Jimin y no hables tan alto, las paredes tienen oídos.
La figura de ambos se hizo ver en el interior de la casa, donde la tensión podía sentirse en el aire. Hoseok no esperaba que Jungkook estuviera esperándolo con aquel inusual visitante, el cual para conveniencia de lo que harían era más que bien recibida su presencia. Jimin aún no podía salir de su estupefacción al escrutar al reportero sonriéndole apenas, se veía demasiado gracioso haciendo aquellas muecas de dolor por estirar de más los labios.
— Jeon ¿Qué es esto? – cuestionó el Padre adentrándose más en la casa, haciendo un ademán hacia Jimin para que cerrara la puerta con seguro.
— Padre Jung, este hombre vino a mí con intenciones de ayudar con el caso de Taehyung, para desmentir los disparates de la señora Kim – murmuró Jungkook con un semblante un tanto severo, recalcando sus palabras al decir que todo era con el fin de decir que aquello no ocurría.
— Padre Jung, es un gusto volver a verlo – saludó Yoongi apenas, no dirigiéndole la mirada porque intentaba ocultar su rostro magullado.
— ¿Se peleó en la taberna del pueblo?
— Yo... puedo explicar eso – murmuró Jimin un tanto apenado por la situación, ocultando su mano vendada en su bolsillo, sin embargo, no pudo terminar de mencionar nada.
— Me temo que me vi involucrado en una acalorada discusión. Al parecer, hay personas en el pueblo que son un poco explosivas cuando se trata de una vil rata como yo, nada de lo que tenga que preocuparse, Padre Jung – Jimin lo observaba tan sorprendido que parecía que había visto un fantasma, porque aquello no podía ser verdad ¿lo estaba encubriendo? Verdaderamente, ese hombre era alguien poco común o solo un manipulador – para mi fortuna el joven Park me defendió.
— Ahora veo por qué estaba tan emocionado por venir a la casa joven Park – Hoseok estaba escéptico, pero el que aquel hombre estuviera ahí los hacía propensos a no mencionar mayor detalle –. Bien, ya que todos los que necesitamos están aquí... un momento ¿Dónde está Taehyung?
— En su habitación – murmuró Jungkook, sintiendo de pronto un poco de calor en su rostro – lo puedo llamar si lo desean – sus pasos fueron apresurados, no esperando una respuesta por parte del Padre.
Pasos pesados hicieron eco en todas las paredes del pasillo, la respiración agitada de Jungkook le impedía escuchar los murmullos del resto de personas que se quedaron confundidos con su actuar, intentó abrir la puerta de la habitación de golpe, pero le fue imposible, estaba cerrada con seguro.
— Taehyung, soy Jungkook, ¿puedes abrir? – el seguro de la puerta fue quitado de inmediato, dejándolo pasar en torpes pasos, cayendo entre los brazos del menor, quien lo recibió con un efusivo abrazo – espera – susurró el mayor, cerrando la puerta tras de sí, colocando de nuevo el seguro nuevamente, recibiendo labios contra los propios – ¿a qué debo tan bonito recibimiento?
— Tú dijiste que me sacarías de aquí. Llévame contigo, muy lejos, por favor te lo pido – suplicó el menor, deshaciéndose entre besos que sin darse cuentas los estaban llevando a su cama.
— Prometo hacerlo, nos iremos de aquí, te daré una nueva vida, haré que toda esta locura termine, pero necesito tener la suficiente información, en especial un buen plan para sacarte de este lugar.
— Yo ayudo, prometo que te diré todo lo que sea de mí.
— No es suficiente, tú mismo lo dijiste, no sabes más allá de lo que me has dicho, debe haber algo con lo que pueda hacer mi reporte, ¿comprendes?, además no será sencillo sacarte de aquí solo así, todos en el pueblo lo notarían.
El pecho de ambos chocaba contra el otro por lo agitadas de sus respiraciones, estaban a nada de caer en la superficie blanda de la cama, Jungkook habría amado tener más cercanía con Taehyung, pero debía concentrarse en las personas que aguardaban por su regreso, el de ambos, de hecho.
Jungkook elevó su mano hacia la mejilla contraria, delineando apenas las facciones, era verdaderamente bonito, no podía dejar de admirarlo. Ni en sus más alocados sueños se habría imaginado estar en esa situación, ahora comprendía los comportamientos desenfrenados de todos esos enamorados, buscando refugio en lugares ocultos donde poder llevar a cabo sus deseos. Habría seguido en sus pensamientos, pero algo llamó su atención.
— ¿Y tu vestido?
— No me sentía cómodo usándolo teniendo en casa a ese reportero. Tú dijiste que los usara solo cuando me sienta cómodo.
— Últimamente, ya no los utilizas tanto, solo cuando estamos en casa, ¿alguien te hizo sentir mal?
— No, simplemente prefiero que tú me veas con ellos y no el resto de personas.
El mayor enmudeció, se sentía halagado porque jamás esperó que esa fuera la razón para que Taehyung dejara de utilizar sus vestidos en público. Era como tener algo solo para él, pero ahora con todo el derecho de la palabra porque el propio Kim Taehyung se lo estaba consintiendo.
— ¿Buscas agradarme? – murmuró afianzando su agarre en la cintura del menor, quien se ruborizó de inmediato.
— S-sí.
— Me encanta, eso es un detalle muy bonito. Viniendo de un alma tan pura como la tuya es más que un halago.
— Ya – se quejó el menor alejando a Jungkook – debemos salir.
Jungkook se despegó totalmente de su cuerpo, tomando su mano y llevándola hacia sus labios mientras hacía una reverencia.
— Es verdad, debemos salir antes de que el Padre Jung nos vuelva a interrumpir.
Dios, ¿Cómo era posible que ese hombre le provocara tantas emociones? En especial cuando actuaba de esa manera tan inglesa. Con esos modales que parecían que estaba actuando frente a la misma reina cuando solo estaba frente a él, un simple chico de un pueblo que lo único que tenía de especial era una locura que ocurría con su cuerpo cada mes y medio.
Jungkook lo invitó a salir, siguiéndolo de cerca en sus pasos, dándole un poco de valor cuando se encontró con tres miradas expectantes, siendo la de su mejor amigo la única la cual recibió de buena manera y con quien por supuesto prácticamente corrió en su encuentro para no alejarse.
Tenía tantas cosas por contarle, tanto por comentar, pero no era el momento ni el lugar y lo supo cuando el Padre Jung llamó la atención de ambos, haciéndolos callar.
— Bien, ahora que estamos todos los involucrados, podemos empezar con nuestra conversación, ¿no es así joven Park?
— Oh, claro – Jimin hizo que Taehyung se sentará en una de las sillas y se posicionó detrás de él. Jungkook, por su parte, se quedó de pie dándole paso al Padre Jung que tomara asiento en la última silla disponible –. Bien, creo que todos los aquí presentes fueron enviados a este mugroso pueblo por una razón y ese es mi mejor amigo a quien han utilizado como bufón de corte para sus extraños estudios y columnas de periódicos.
Era una acusación justificada, por lo que ninguno de los tres mayores se sintió ofendido porque en un inicio todo aquello era verdad, ahora solamente buscaban encontrar una solución. El Padre Jung no podía vivir con aquella mentira sobre una reencarnación, eso eran blasfemias y digno de castigo. Yoongi había sido obligado a pasar meses en Irlanda hasta conseguir algo que fuera de utilidad para la columna del Daily.
Por último, estaba Jungkook, quien había pensado que solo debía soportar tres meses para ser el cuidador de un paciente, un caso el cual ni bien le mencionaran de lo que se trataba, lo intrigó y ahora sus intenciones eran completamente diferentes a las que pudo haber tenido cuando puso un pie en el país.
— Así que lo que quiero es que ustedes busquen una solución para sacarlo de aquí – concluyó Jimin con un semblante serio, sin apartarse del lado de Taehyung –. Ustedes dos – señaló al Padre y Jungkook quienes alzaron una ceja esperando saber lo que diría – dijeron que harían hasta lo imposible por buscar una salida y usted – se dirigió esta vez al reportero – dijo que podría obtener información que ellos necesitaran.
— ¿Yo?
— Sí, usted lo mencionó. Lo escuché en más de una vez jactándose de lo que podría obtener con solo una pequeña investigación – había algo de verdad en las palabras de Jimin y verlo así de convencido, creyendo en las palabras que él mismo Yoongi mencionó estando en la taberna hacía que el reportero sintiera un poco de presión – si no es así tendrá que aceptar que sigue siendo una vil rata.
— Quieres dejar de llamarme de esa manera solo por unas palabras que escuchaste.
— Lo que importa es saber si son reales, entonces ¿Puede? – cuestionó Jungkook, dudando mucho que aquello fuera verídico o al menos con buenas intenciones.
— Bueno, yo... lo que quiero decir es que puedo intentar, ¿Qué es lo que tienen y cuanta información más necesitan?
— No tenemos mucha, en los pocos viajes que he podido hacer con Seokjin nos ha llevado casi un día entero llegar al pueblo barquero y la biblioteca de ahí no tiene muchos libros que sean de utilidad.
— Entonces está buscando en el lugar equivocado – acotó Yoongi enderezándose en su sitio, dirigiéndose completamente hacia el doctor – yo he estado en las ciudades. Si quieren tener información, qué mejor lugar que las grandes civilizaciones donde los rumores corren más que en los pueblos, las personas ahí no son celosas con la información y es muy fácil obtener más de lo que obtendrían en un pueblo.
— Y ¿Qué propone entonces, señor Min? – cuestionó el Padre Jung – ni Jeon ni mi persona podemos dejar el pueblo más allá de ir en viajes cortos al pueblo barquero – Hoseok hizo una pequeña pausa, dando un vistazo a Jungkook que se hallaba detrás de él, encontrándolo con la mirada fija al frente, mordiendo levemente su labio.
Jungkook se había perdido la mitad de la conversación desde que aquel hombre comenzó a divagar sobre las grandes ciudades, dándole una idea de cómo podrían pasar desapercibido. Debía admitir que estaba cargado de razón sobre las civilizaciones, nadie notaría a un chico de campo, para cualquiera pasaría como una persona común, sería muy fácil ocultar a Taehyung si regresaran a Inglaterra. Tenía su mirada perdida en el chico, quien no podía sentirse menos nervioso por la intensidad con la que era detallado.
Debían tener un buen plan para que ni siquiera la madre del Taehyung los persiguiera hasta el fin del mundo con tal de que le regresaran a su precioso hijo, algo que fuera tan efectivo como para causar la ilusión que el menor dejó de existir. ¿Un secuestro? ¿Una muerte falsa quizá? Podrían hacerlo pasar por un estado letárgico tan profundo que pensarían que había partido con su señor. Una enfermedad letal podría ser una opción.
— Doctor Jeon ¿usted qué piensa? – interrumpió sus pensamientos el Padre Jung quien parecía que había tenido una conversación bastante larga con el reportero y ahora necesitaba que fuera partícipe de esta.
— ¿Disculpe?
— El asunto del viaje ¿Qué opina?
Por la corona inglesa, ¿Por qué su mente había decidido que era el mejor momento para divagar? La sonrisa tímida de Taehyung junto con el leve sonrojo le hizo sentir que estaba quedando en ridículo. Lo que le faltaba, parecer alguien no pensante frente a quien verdaderamente ahora quería, ¿impresionar? ¿Llamar su atención?
— Pues yo creo que es una pésima idea – mencionó Jimin, estando un tanto exasperado que durante la conversación no tomaran en cuenta su voz o voto – quieren enviar al señor Min a una ciudad para que traiga información mientras nosotros nos quedamos de brazos cruzados. Es un anciano, tardará semanas recolectando información.
— Para empezar, no soy tan viejo como para que me digas, señor o anciano – se quejó el reportero, colocándose de pie, enfrentando aquella mirada filosa y retadora – y para continuar, si tanto dudas de mí, porque no vienes conmigo.
— Usted pretende que me embarque en un viaje a quién sabe dónde solo para cuidarlo ¿Qué me asegura que no me venderá por información?
— Dudo mucho que pueda venderte para obtener algo.
— Basta, señores, no es momento para decir barbaridades, estamos buscando una solución – interrumpió de nuevo Hoseok – Jeon, ¿Qué opina de todo esto?
— Creo que es una idea acertada, el ir a una ciudad, se tendría más acceso a libros y bibliotecas más grandes, pero concuerdo con Jimin, el señor Min es alguien extraño.
— ¿Extraño?, si hablamos de forasteros y extranjeros, ambos lo somos Jeon, ¿Por qué mejor no me acompaña usted en vez del chico Park y nos ahorramos las molestias?
— ¡No!
Ambos habían alzado la voz tan rápido que no alcanzaron a detener sus deseos, por supuesto que ninguno de los dos estaría de acuerdo con aquello, mucho menos podrían estar alejados ahora. Tanto el menor como el doctor eran observados con confusión. Jungkook intentaba excusarse de manera válida frente aquellos dos hombres, quienes tenían visiones distintas, pues mientras Min intentaba decir que era mejor que el doctor le acompañara, el Padre Jung se negaba, pues eso levantaría sospechas.
A unos cuantos pasos de los mayores, cierto menor trataba de convencer a su mejor amigo para apoyar su idea, solo necesitaba un poco de tiempo, espacio y privacidad, la cual obtendría con aquella idea.
— ¿Has enloquecido?
— Por favor, lo necesito...
— Pretendes que vaya con ese hombre a un lugar desconocido, ¿tienes una idea de lo enormes que son las ciudades? Podría pasar cualquier cosa incluso antes de llegar a nuestro destino – Taehyung hizo esos ojos aguados que podían convencer a cualquiera, Jimin rabió al sentirse atrapado ante aquel ataque. Las razones eran más que válidas, pero nada le aseguraba que estaría bien estando con Yoongi a solas –. Esto no solo tiene que ver con la información, ¿cierto? Sucedió algo con el doctor, por eso quieres que te dejen a solas con él, ¿verdad?
— Algo así.
— Me estás vendiendo para que un hombre te toque como tú quieres.
— No te quejes, sé muy bien que todo este berrinche es solo una farsa para no hacer notar lo mucho que quieres quedarte a solas con el señor Min. Además, tendrás que recompensar de alguna manera ese golpe en la cara del reportero si pretendes que se fije en ti.
— Pequeño manipulador – se quejó Jimin, inflando sus mejillas y abultando sus labios, desviando la mirada por algunos instantes de su mejor amigo, cayendo en una trampa mucho peor que los ojos aunados de Taehyung, pues Yoongi había cruzado miradas con él – más te vale no perder esta oportunidad con tu doctor.
— ¿Eso quiere decir que sí aceptas?
— De acuerdo.
El grito que le siguió aquella afirmación hizo que los mayores guardaran silencio, anonadados ante el actuar del menor, abrazando a su mejor amigo de manera efusiva, buscando darle besos en la mejilla, mientras que Jimin se quejaba tratando de alejar a Taehyung de su lado.
— ¿Quieren explicar la razón de su escándalo? – cuestionó Hoseok aun sin poder creer aquella efusividad.
— Señor Min, usted y yo iremos a la ciudad para obtener la información que necesita el doctor Jeon – Yoongi alzó los hombros restando importancia a quien sería su acompañante.
— Por mí no hay problema, pero ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Jungkook fijó su mirada en Taehyung quien mordía su labio intentando ocultar su sonrisa triunfante, verdaderamente era inusual y peculiar la forma en la que lograba obtener su atención.
No comprendía lo que era aquello que se estaba construyendo entre ambos, pero por la corona inglesa que deseaba explorar cada emoción con Taehyung. Sería un secreto a voces, uno oculto entre sonrisas cómplices, con miradas furtivas, entre sellos de labios que asegurarían todo lo que ellos mismos estaban creando, el inicio del caos más hermoso. No importaba lo mal que podía estar para el resto de personas, harían que funcionara de una u otra manera.
Hola, personitas bellas, en este día tan triste cuando se nos va el solecito les traigo lo prometido, un poco de nuestros bebés cayendo en el pecado y una pareja inusual que se expresan bien agresivamente.
Espero tengan un bonito inicio de semana, y recuerden personitas bellas para aquellos que vieron mis historias en Instagram... no se vayan por la vida rescatando gatos arrabaleros y si lo hacen usen guantes o algo que los proteja y no terminen como yo toda mordida. Hey, pero el gato está bien con su mamá gata y sus hermanos, final feliz.
Purple hearts personitas bellas.
Les dejaré por aquí al reportero inglés, el gato callejero, según Jimin.
Min Yoongi
24 años
Reportero del Daily Telegraph
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