Capítulo doce: pecado hecho carne
Había sido un día cansado, lleno de tragos amargos hasta perder la consciencia, no quería regresar a su casa, tampoco quería escuchar de nuevo esas quejas sin fundamento sobre lo que hacía o dejaba de hacer, pero al parecer Dios no estaba de acuerdo con su alma pecadora y ahora lo enfrentaba a estar en esa situación.
¿Por qué no los dejaban tranquilos? ¿Por qué no simplemente ignoraban a su loca mujer como él siempre lo hacía? Parecía que nadie podía ignorar el hecho de un chico normal siendo sometido a la demencia de su amada madre. Al señor Kim no le cabía duda que su esposa tenía una enfermedad que la hacía perder el juicio desde que perdió a la bebé en aquel parto y después de que nació Taehyung empeoró.
Fueron minutos de diferencia, ella aún estaba llorando por la pérdida de la bebé, abrazada al pequeño cuerpo cuando volvió a sentir los dolores que la hicieron volver a empezar ese proceso de pujar, siendo bendecidos con el regalo de un segundo bebé. Un niño el cual fue la alegría de su padre al ser el primero entre tantas niñas y parecía que este solo era el dolor más grande para su madre.
Hajoon, recordaba todas esas semanas en las que la criatura lloraba hasta quedarse sin aliento, muriendo de hambre, sintiendo la apatía por parte de su madre, quien lo ignoraba todo el tiempo. Sus hijas mayores se convirtieron en una imagen maternal para Taehyung hasta que su esposa recapacitó, o quizá solo era el inicio de toda esa locura.
— Señor Kim, parece que no tuvo un buen día, ¿no es así? – el presidente del comité podía ser una molestia, el hombre se había sentado a su lado después de entregarle una jarra de cerveza mencionando que era cortesía de la casa y que correría por su cuenta el resto de bebidas.
— Ahórrese la educación barata, señor presidente, ¿Qué quiere? – mencionó con acidez el padre de Taehyung, tomando la jarra y bebiendo de un solo trago el contenido.
— Me interesa saber ¿Cómo está su familia? Imagino que no la estarán pasando del todo bien, en especial la señora Kim, con la ausencia de su adorable hijo menor, el cual parece tener cierto afecto con sus cuidadores, tanto así como para llegar al punto de mudarse al pueblo para vivir junto a ellos.
— Eso es algo que no le incumbe, señor Namjoon. Además, si no mal recuerdo son sus aliados y deben entregarle un primer informe de los acontecimientos. ¿Qué más da si mi hijo siente afecto hacia ellos? Si es verdadero o no, solo es cuestión de tiempo para que salgan de nuestras vidas y todo volverá a ser igual que antes.
— Correcto, pero sabe qué es lo más curioso – Namjoon hizo una pausa un tanto sospechosa, el señor Kim decidió ignorarlo como si lo que estuvo por decir no fuera relevante, mas sí que lo fue – verá, es demasiado extraño el hecho de que esta misma tarde quería realizar una visita a Taehyung, aunque me llevé la sorpresa de una casa vacía, me pareció un tanto desconcertante la idea de esto siendo que el doctor Jeon viajó esta misma mañana, así que la razón me dice que debería estar bajo el cuidado del Padre Jung, lo curioso de todo esto es que su hijo no se encontraba ahí, donde debería estar solo o acompañado.
El señor Kim se enderezó de manera sospechosa para Namjoon, pues sabía que estaba tomando una actitud demasiado intimidante, el presidente del comité no era tonto, tampoco había sido nombrado con ese cargo, solo por una auto proclamación fue unánime la decisión de posicionarlo con ese título gracias al discernimiento con el que tomaba sus decisiones, manteniendo el orden, hacía cumplir sus mandatos y cuidaba de todos los habitantes, hasta donde se le era posible.
— ¿Tiene una idea de dónde se encuentra su hijo, señor Kim?
— Taehyung está en un retiro espiritual con el Padre Jung, no veo por qué mantiene tanto misterio con la ausencia del doctor Jeon, siendo que ellos dos se turnan para vigilar a mi hijo, ellos jamás se descuidarían de su cuidado.
— Eso fue lo que pensé, pero el Padre Jung salió hacia la estación de trenes y se veía realmente preocupado cuando pasó el último. No le parece extraño que alguien como él salga de esa manera en medio de un retiro espiritual.
— Señor Kim, lo que suceda con ellos no es de mi incumbencia y si debe arreglar algo con las personas que ustedes mismos impusieron para el cuidado de mi hijo, hágalo con ellos, no pretenda que yo tendré las respuestas que busca.
Ni bien terminó de mencionar aquello, se levantó de manera abrupta, haciendo un estruendo con la silla y la mesa, la cual fue sostenida por Namjoon evitando que todo cayera al suelo. Aquello no era una batalla perdida, más bien se trataba de un paso más cerca de conocer lo que todos ocultaban frente a sus narices, porque el hecho de que el padre de Taehyung actuara tan tranquilo con la situación le dejaba más que claro que algo ocurría.
Por su parte, el señor Kim decidió llegar hasta aquella casa alejada en el pueblo donde sabía muy bien que su hijo se estaba hospedando encontrando todas las puertas aseguradas, el lugar parecía bastante desolado, solo esperaba que su encuentro con el doctor Jeon y todo lo que le había mencionado fuera real, quería creer en él.
Sus viajes hacia el pueblo barquero no eran del todo recurrentes, pero el hecho de probar suerte para obtener un nuevo trabajo le hizo estar en aquel lugar, para ser más específico, en el astillero de la zona de embarque, donde se realizaban las reparaciones para los barcos que llegaban a la costa o bien para trabajos de tallado nuevo como encargos de pequeños barcos o bien muebles sofisticados para las clases altas en las grandes ciudades donde duplicarían su precio.
Había terminado un buen trato con los del astillero para obtener un poco de dinero extra, trabajaría en aquel pueblo durante meses y si todo salía bien podría tener la oportunidad de sacar a Taehyung de aquel pequeño pueblo, quizá enviarlo a estudiar a la ciudad, ya que él quería que se superara, sabía muy bien lo capaz que era su hijo menor de alcanzar grandes cosas.
Aún estaba ideando el futuro ideal para Taehyung cuando de un momento a otro le pareció ver al doctor Jeon con una dama entrando a una de las posadas del pueblo, posiblemente para pasar la noche, se veía muy sonriente y por más que intentó ver el rostro de aquella joven le fue prácticamente imposible.
Hana estaría muy triste si llegaba a enterarse de que aquel hombre inglés que llamó su atención ahora tenía una mujer, parecía algo muy serio porque sus modales ingleses nunca flaquearon desde besar con delicadeza la mano de la dama hasta entrelazar su brazo con el contrario, quizá su hija no era tan agraciada como una mujer de sociedad, pero como padre tenía cierto orgullo por saber de quién se trataba y enfrentarlo.
Avanzó entre la multitud hasta llegar al lugar, intentando regular su respiración y no sentirse ofendido por las miradas de las personas que entraban con sus elegantes ropas. No encontró a ningún encargado del lugar, así que después de esperar un largo rato se dio por vencido, posiblemente Jeon estaría ahí lo que restara del día.
— ¿Busca alguna habitación, señor? – cuestionó una mujer regordeta que se colocó detrás del mostrador.
— De hecho, quería saber si en este lugar se está hospedando alguien.
— Me temo que esa información no me es posible brindársela, mucho menos a alguien... – la mujer hizo una pausa para verlo de pies a cabeza, notando cierto desaliño en su ropa, las manos del hombre estaban sucias y llenas de vendas; el aserrín en las botas le dieron una idea de dónde provenía – ¿Acaso está aquí para pedir trabajo? Porque si es así me temo que no tengo ninguna vacante a menos que le interese algo como ayudante de cocina o quizá sirviente de equipaje – el señor Kim negó lentamente ante lo que mencionaba.
— Me temo que no tengo educación para ser algo como un sirviente de las clases altas. Soy carpintero.
— ¿Viene del astillero?
— Así es, pero mi motivo de estar aquí no es por buscar trabajo, es más bien... Verá yo... Solo necesito saber si mi hijo se está hospedando aquí, es importante...
— Señor, ya se lo he dicho, no es posible brindarle información de mis huéspedes, ¿por quién me toma? Esta es una posada decente donde se hospedan personas de renombre y viajeros, si su hijo está en este pueblo le aconsejo esperar ya sea afuera o lo busque en otra parte.
El señor Kim se rindió al notar que aquella mujer no le informaría absolutamente nada de Jeon, así que derrotado por la negativa, decidió que era tiempo de marcharse del lugar, debía recoger su carretón a las afueras del pueblo y viajar seis horas de regreso al pueblo, pero antes pasaría a comprar algunas provisiones para el camino, cosa que le resultó de maravilla, pues para su golpe de suerte aquel conocido inglés entró al lugar.
Jungkook se acercó hacia la barra donde pudo ver a aquellos marineros bebiendo y riendo de manera escandalosa, esa era su oportunidad de acercarse. El doctor vaciló por algunos segundos en cómo dar el primer paso para conversar con esos hombres que parecían muy entretenidos hablando sobre sus viajes y las mujeres con las que habían estado.
— Capitán, creo que tenemos un polizón justo detrás de usted – mencionó uno de los hombres, señalando a Jungkook que se encontraba esperando el momento justo para intervenir.
— Oh, ¿a quién tenemos aquí?
— Un gusto, señor. Mi nombre es... Jeon Jungkook.
— Vaya, y qué trae a un caballero inglés a nuestra reunión – se burló el capitán, al reconocer el acento tan notorio en Jungkook.
— Verá como habrá notado, somos del mismo país, estoy enterado que los viajes a Inglaterra han estado restringidos y pude observar cuando desembarcaron hace unas pocas horas...
— Ah, ya veo. Lo que quiere es regresar a la patria que llamamos hogar – Jungkook asintió una sola vez, totalmente decidido a no dar su brazo a torcer. El capitán de aquel navío regresó la mirada hacia su tripulación, la cual solo rieron y siguieron bebiendo – esto no es una conversión que deberíamos llevar aquí, ¿no lo cree? Si no está enterado de la situación todo barco que provenga de Inglaterra es considerado enemigo, nosotros viajamos con un pase especial.
— Lo comprendo, pero me preguntaba si es posible que en el viaje de regreso haya un espacio para mí y otra persona.
El capitán se enderezó en su sitio, observando alrededor, pues aquella conversación verdaderamente no tendría que estar dándose, mucho menos si se trataba de hacer tratos con dinero, sin embargo, decidió que un poco de dinero extra no estaría de más.
— Le diré algo, ¿por qué no me acompaña a un juego de cartas?, ahí estaremos más cómodos – el hombre le dio un guiño, cosa que hizo que el doctor suspirara nervioso, tenía dos opciones y esperaba que terminara con una positiva – sígame.
Ambos se dirigieron hacia una de las mesas más ocultas de todo el lugar donde tomaron asiento, el capitán sonrió de lado al notar la vestimenta de Jungkook, gritaba a viva voz que era alguien de clase.
— ¿Qué es lo que necesita? ¿Por qué tanta insistencia en salir de aquí?
— Tengo que viajar a Inglaterra lo más pronto posible y necesito saber el costo de dicho viaje.
— Interesante, viene a mí pidiéndome viajar con mi tripulación en el próximo viaje a casa y ni siquiera es capaz de decir el motivo – el capitán rascó su barba, intentando mantenerse con un semblante frío, tratando de doblegar a Jungkook quien no dio un paso atrás –. Sí, así lo desea, entonces puedo considerarlo, aunque tendrá un costo elevado.
— ¿Cuánto?
— 20 libras – Jungkook casi se ahogó con su propia saliva, era demasiado dinero para un viaje en el cual no tendrían asegurado un tiempo de comida o un espacio para dormir – 10 libras por cada persona que viaje. Tómelo o déjelo...
— Si decidiera hacer el viaje, ¿Cuánto tiempo tendría para el siguiente embarque?
— De acuerdo a las nuevas estipulaciones, no podemos salir de aquí en los próximos dos meses. Le diré algo – el capitán se puso de pie esperando que Jungkook accediera al trato que le estaba dando – no lo piense mucho, se mira que necesita salir de aquí y créame no tendrá otro barco en estas costas hasta que todo pase.
El doctor casi cae en aquella trampa, se giró para hacer que el capitán se detuviera, pero jamás esperó tener aquella imagen del señor Kim teniendo una batalla de miradas con ese hombre, regresándole la mirada de inmediato como si con eso le estuviera advirtiendo de algo, así que decidió quedaré en su sitio.
— No estorbe, sucio carpintero – se quejó el capitán al ser detenido por el señor Kim, quien apretaba su agarre en el hombro del hombre.
— ¿Yo un sucio? Quizá pueda parecer que lo estoy por fuera, pero no es peor que ser un canalla como usted, robando y aprovechándose de las personas.
— La vida está hecha para sobrevivir, no para apiadarse de cualquiera – el capitán se soltó en un movimiento brusco de aquel agarre que mantenía el señor Kim, ahora sí, regresando la mirada hacia Jungkook, quien seguía observando la escena – piénselo señor, la oferta de un buen viaje no durará.
El doctor se sintió acorralado, al notar cómo el señor Kim avanzaba hacia él, con un semblante muy serio, parecía que no le era sorpresa el verlo en ese lugar, más bien podía asegurar que eso no fuera una coincidencia y si lo era, vaya suerte la suya.
— Doctor Jeon – el hombre tomó asiento en la silla frente a él, donde minutos antes había estado el capitán – ¿Qué hace por aquí?
— Es mi día de descanso, señor Kim, me es permitido utilizarlo como yo lo desee – el señor Kim arrastró una jarra de cerveza espumosa hacia Jungkook, quien negó el ofrecimiento.
— Así que sus días libres los pasa aquí en el pueblo barquero. Donde se comercia de todo, comida, trabajo, ropa, mujeres o viajes – el doctor se quedó rígido sin saber muy bien cómo actuar – ¿Qué discutía con ese hombre?
— Es un capitán...
— Ya lo sé, ese hombre es un oportunista, si lo que quiere es dejar el caso tirado y regresar a su país no lo voy a detener, pero al menos hágalo de una forma inteligente, no dejándose embaucar por alguien como ese tipo.
— Así que escuchó la conversación.
— Tan solo un poco, parecía que lo tenía contra la espada y la pared ¿Cuál es el motivo de querer retirarse antes del tiempo estipulado?
— No puedo decirle eso. Además, en ningún momento dije que el viaje fuera para mí.
— Doctor Jeon, lo he visto con una señorita entrando a la posada del pueblo, ¿es esa la razón? Acaso es una aventura suya o bien ¿su esposa?
— Señor Kim, ¿a qué viene todo esto? Si estoy aquí es para obtener un viaje de regreso a mi país...
— ¿Con dos boletos de regreso? ¿Quién viajará con usted? Escuche, no sé cuál es su plan en todo esto, pero si piensa retirarse, al menos hágaselo saber a mis hijos. En especial a Hana quien ha tomado cierto gusto por usted, además de Taehyung con quien ha compartido todo este tiempo.
Ambos hombres se embarcaron en una pelea de miradas donde Jungkook intentaba asimilar la información de Hana gustando de él, ¿eso era posible? Él no había notado algo como eso proviniendo de la hermana de Taehyung, era muy cordial en su trato, pero nada que se saliera fuera de lo normal, a diferente de su actual delirio, quien ahora se encontraba en la cama de la habitación descansando.
El menor de los Kim podría parecer una dulce alma pura, pero frente a los ojos correctos se trataba del custodio de la octava puerta de su propio infierno, donde ellos mismos decidían consumirse por completo en una ola de placer y no de agonía insoportable.
— Señor Kim, créame cuando le digo que si ese fuera mi plan, el solo abandonar este lugar por algo como una aventura lo haría en completo silencio.
— Mis hijos no merecen tener su abandono, doctor Jeon, al menos prométame que se los mencionará.
— ¿Por qué está tan convencido que los abandonaré? ¿Qué pasaría si yo decidiera llevarme a uno de ellos y por eso necesite un boleto extra? – cuestionó Jungkook obteniendo un semblante bastante confuso, el doctor no tenía la suficiente paciencia para ser interrogado de aquella manera y mucho menos si se trataba de algo como insinuar el abandono de Taehyung –. Si yo le dijera que existe una oportunidad de salvar a uno de ellos a quién escogería.
— ¿Con salvarlo se refiere a llevárselos no solo del pueblo, sino también de Irlanda? – recibió un asentimiento como respuesta, el señor Kim observó a su alrededor y regresó la vista a la jarra de cerveza que no había sido tocada para beber de ella –. Si eso fuera así, entonces tendrá que llevarse a Hana.
— ¿Por qué ella y no Taehyung?
— ¿Cuál es su interés en mi hijo?
— Quiero protegerlo, no cree que ha sido suficiente todo lo que ha sufrido a mano de su esposa – Jungkook se acercó lo más que pudo sobre la mesa, mostrando un semblante confidente con el padre de su dulce pecado, arriesgándose a quemarse con el fuego de la verdad – señor Kim, piénselo, quién debe ser salvado verdaderamente.
— Ambos.
— Eso quiere decir que está completamente decidido a que Hana vaya conmigo – Jungkook no comprendía el afán del señor Kim por hacer que la hermana de Taehyung fuera su principal objetivo. Era una chica muy dulce y gentil, pero definitivamente no despertaba nada en él más allá de respeto –. Insisto en que esto es una locura, pero de ser así ¿Permitiría que yo los lleve conmigo? A ambos señor Kim – el hombre asintió con pesadez, dejando desconcertado a Jungkook.
— Mis hijos merecen tener una mejor vida y si eso lo pueden lograr con usted no pondré obstáculo alguno, pero debe prometer que estarán bien – amenazó de inmediato teniendo un semblante fruncido – o los dos o ninguno doctor Jeon.
— Para eso debo encontrar un viaje seguro, señor Kim.
— Entonces déjemelo a mí, yo podré conseguirle un buen trato, estaré trabajando aquí por algunas semanas, algo se logrará ¿Trato? – el señor Kim le extendió la mano para sellar aquella promesa, Jungkook no estaba del todo convencido, pero debía tomar esa oportunidad –. De acuerdo, espero sea hombre de palabra, doctor. Por cierto, si usted se encuentra aquí, ¿en dónde está mi hijo?
— En el pueblo con el Padre Jung.
No podía evitar seguir pensando en la posibilidad de que como proveedor de su propio hogar era una deshonra, porque ante el más mínimo atisbo de enviarlos lejos se hizo cargo de hacer aquel trato con Jeon, quizá Taehyung lo odiaría por alejarlo de ellos, Hana posiblemente se lo agradecería entre lágrimas, pero la peor tempestad a tratar era su esposa.
A quien parecía haber invocado de lo más profundo de la oscuridad, porque pronto tuvo la silueta de la mujer con una lámpara andando entre las penumbras de la noche.
— ¿Hiyori? ¿Qué haces tan tarde fuera de casa? – el hombre se levantó del sitio donde había estado fumando durante un largo rato hasta llegar donde su mujer quien parecía perturbada.
— Hajoon, no encuentro a Hana por ninguna parte, temo que algo malo le haya ocurrido.
— ¿Cómo que no ha regresado a casa? ¿Qué le hiciste? – la tomó de los hombros de manera brusca, alzando la voz sin importarle lo entrada la noche que fuera o la queja de la mujer al sentir las sacudidas bruscas – Hiyori, ¿Qué le has hecho a nuestra hija?
— Nada que no haya merecido, hablaba incoherencias sobre su hermano diciendo que no creía en la conversión de Taehyung y mencionó que el doctor junto con el Padre Jung buscarían una manera de alejarlo de nosotros.
— ¿La castigaste de nuevo?
— Los hijos deben ser obedientes con sus padres, Hajoon y yo no pienso dejar ir a Taehyung de mi lado, no importa cuantas veces le tenga que rogar al Padre Jung que me lo devuelva, él es mío, yo lo traje al mundo, me pertenece.
— Basta de hablar barbaridades Hiyori es de nuestro hijo, de quien hablas, no una propiedad – el señor Kim tomó del brazo a la su esposa, haciéndola caminar entre tropezones y quejas hasta las afueras del pueblo, donde empezaba el camino hacia el campo – Taehyung es un hombre, mi muchacho y estoy harto de que digas tantas demencias.
— Es mi hijo.
— También es mío.
— Tú no lo llevaste en tu vientre, no lo alimentaste o cuidaste, simplemente te refugiaste en trabajar, pero quien veía cada cambio fui yo. Estoy completamente convencida que muy pronto el milagro se hará y nuestra hija volverá a nosotros, ese es el fin de la existencia aquí.
El sonido de la piel con piel se escuchó con el eco fuerte, el viento no evitaba que el golpe doliera menos y mucho menos que el ardor se resintiera lo menos posible. Hiyori sentía el rostro caliente, aunque el odio que iba creciendo en su interior era aún peor, se sentía aborrecida por su propio esposo al no darle un hijo, pero Taehyung era suyo, no dejaría que se lo quitaran y si para eso debía andar de rodillas para que su conversión culminara, lo haría.
Como todas las otras veces en las que había recibido un golpe de su esposo, tomó su dignidad, su ira y su poca cordura consigo misma, empuñando su vestido, ignorando cuando Hajoon comenzó a apagar el fuego que la lámpara estaba provocando gracias al aceite esparcido en el suelo, afortunadamente gracias a la humedad no se había extendido, mas aquello no fue una distracción suficiente para que ella retomara su camino a casa.
Sabía que no estaba siendo seguida por su esposo, no escuchaba los pasos fuertes detrás de ella, tampoco como que le importara llegar a un lugar el cual no era un hogar, era una simple estructura vacía, tan carente de algo como ella misma.
No importaba lo que dijeran, Taehyung era su hija, ella se había encargado de tener la fe suficiente para que eso ocurriera y nadie se lo arrebataría, no permitirá que otro hijo muriera o bien desapareciera de su vista.
— Extraño la sopa de la señora Yuna – se quejó Taehyung mientras jugaba con su comida, la cual no estaba del todo bien, pero tampoco del todo mal, su sentir solo era parte de la nostalgia de extrañar su hogar o lo viejo conocido – ¿Jungkook?
El doctor se había mantenido en silencio durante todo ese tiempo mientras escribía algo en su libreta de notas, lo había visto tachar en más de una ocasión las hojas, arrugar algunas para luego hacerlas una pequeña pelota y arrojarla lejos. Taehyung aún no comprendía lo que ocurría, solo había salido para preguntar en la zona de embarque por el próximo barco hacia Inglaterra.
Parecía que después de regresar no era el mismo, se habían despedido entre besos, algunas risas cómplices y una promesa de regresar muy pronto. ¿Qué había ocurrido? ¿Qué era eso que perturbaba tanto la mente de su amado?
— ¿Jungkook? ¡Doctor Jeon! – el mayor alzó la vista, regresando la mirada hacia quien lo había llamado, encontrando a Taehyung de brazos cruzados, la bandeja de comida a un lado y un semblante ¿molesto? – ¿Quieres explicarme qué haces? ¿Quién eres? Acaso eres de esos hombres de los que tanto hablaba mi hermana mayor diciendo que una vez obtienen lo que quieren pierden el interés, ¿es eso? ¿Te he aburrido?
— ¿Qué? ¿Por qué dices eso? – Jungkook no quitó el ceño fruncido, pero sí se decidió a dejar lo que estaba haciendo para acercarse hasta el menor.
— Te he estado hablando desde que regresaste y pareces otra persona a la que salió. Ni siquiera me... – Taehyung calló un momento su rabieta porque en ese momento le parecía ridículo lo que estaba por reclamar, un simple beso de bienvenida no debía afectarle –. Estás extraño ¿Qué ocurre? Cuando te fuiste no podías alejarte de mí y ahora no has dejado de estar distante. Esperaba que al abrir la puerta obtendría un beso, pero me tuve que conformar con una simple muestra en la mejilla.
— Lo lamento Bonito – Jungkook acunó el rostro del menor, recordando el rostro triste al ingresar a la habitación, sin saber muy bien la razón de su comportamiento, pero decidió que lo intentaría arreglar con un dulce beso, el cual no fue tan largo porque aún tenía cierta conversación en la cabeza – ¿Comenzamos de nuevo? – Taehyung abultó su labio no convencido con la idea, recibiendo un toque húmedo por parte de la lengua del doctor, algo que le causó cierto cosquilleo –. Hola.
— No caeré en tus trucos de buenos modales, no funcionan conmigo – el menor desvió la mirada cuando Jungkook se sentó a su lado en la cama, obteniendo suaves caricias en su mano, muy apenas, pero totalmente efectivo para causar un efecto en él, aunque no lo admitiría – ¿Me dirás qué ocurrió allá afuera?
— Encontré a tu padre en el pueblo – suficiente información para hacerlo salir de su papel caprichoso, pues aquello era importante. Jungkook le sonrió ladino, acariciándole la mejilla, cosa que en otras ocasiones le daría tranquilidad, pero por esta vez no fue así.
— ¿Qué te dijo? ¿Por qué estaba aquí? ¿Nos descubrió?
Era un poco difícil responder aquellas preguntas, pues ni siquiera él mismo podía con todos esos pensamientos en su cabeza. ¿Qué debía decirle? Para empezar el señor Kim había insinuado algo como ser del agrado de Hana, eso parecía algo imposible. También estaba el hecho de que le había pedido prácticamente que se llevara a ambos hermanos fuera del país, ni siquiera sabía muy bien cómo viajar con Taehyung y ahora debía pensar en Hana.
Por dónde debía empezar a confesar todos sus secretos, aquello era parecido a un confesionario del cual necesitaba liberarse, mas no tenía claro cómo empezar.
— ¿Lo hizo?
— ¿Qué cosa?
— Descubrirnos, ¿sabía que yo también estaba aquí?
— No, nada de eso Bonito. Le aseguré que te encontrabas en el pueblo – Jungkook pensó un momento sus palabras, porque si bien recordaba el reclamo del señor Kim era por haberlo visto con una dama entrando a la posada – afortunadamente nadie sabe que estás aquí. Aunque puede que tu padre nos haya visto entrar... aquí – Taehyung abrió los ojos totalmente sorprendido, incluso intentó levantarse, pero el mayor lo evitó – tranquilo pensó que eras una mujer que me acompañaba.
— Oh. ¿Te dijo algo respecto a eso?
— Bueno, dijo cosas extrañas, me preguntó sobre quién era lo que era de esperarse, pero también mencionó – Jungkook mordió su labio, masticando un poco de piel suelta, Taehyung le tomó de la mano, esta vez sintiendo la fría piel descubierta dándole un mejor contacto de su delicado tacto – ¿tú sabías que Hana está interesada en mí?
— ¿Mi hermana? – el mayor asintió esperando que Taehyung mencionara algo más al respecto, mas el menor no tenía idea de aquello, solo suposiciones –. No tenía idea de algo así, pero eso es imposible, Hana casi nunca está en casa cuando tú estás, ella no...
— Tu padre mencionó algo, como que ella estaba interesada, incluso llegó a insinuar que debía mencionarles a ambos sobre mis encuentros con una mujer para no romper su corazón.
— ¿Esa mujer soy yo?
— Yo no diría que seas una mujer, al menos no una común – Jungkook se acercó hasta que faltó escasos milímetros para rozar los labios ajenos, dejando un suspiro ahogado que anhelaba ser contenido entre una danza de labios – la persona con quien me encuentro es un él, mucho más bonito que cualquier mujer que hayan visto mis ojos.
— ¿Soy más bonito que cualquier mujer? – susurró sobre los labios del mayor, intentando no caer aún en la red que representaba esa cercanía – incluso más que la mujer de la recepción de la posada.
— ¿Acaso estás celoso? Pensé que después de su conversación cómplice para obtener esta habitación, ella era de tu agrado– Jungkook lo tomó de la barbilla, apenas un simple roce con su dedo para hacerlo regresar la mirada cuando Taehyung la desvió –. Mi dulce pecado está celoso de esa mujer, cuando mis ojos no tienen permiso de mirar a otra parte que a él.
— ¿De verdad? – el mayor delineó el labio de Taehyung mientras murmuraba una afirmación, haciendo estremecer el cuerpo ajeno – ni siquiera a mi hermana, ahora que sabes que ella... – sus palabras se vieron interrumpidas en el momento que el doctor comenzó un recorrido húmedo en su cuello, provocando que el menor hiciera puños en la chaqueta ajena.
— La señorita Hana es muy gentil – murmuró el mayor sin dejar de besar cada espacio de piel, mientras que sus manos intentaban de nuevo quitar los cordones del vestido –, pero es demasiado pura para un alma corrompida como la mía.
Jungkook no podía dejar la lucha contra las prendas del menor mientras que lo aferraba a su propio cuerpo, perdido en un beso apasionado, eran esos labios en los únicos que buscaba perderse, que esos gemidos dulces solamente fueran para él y que Taehyung no encontrar a otra persona para tocarlo de aquella manera aunque su tacto estaba siendo obstruido por capas y capas de tela fina.
No soportando más, se puso de pie, tomando en brazos a Taehyung, quien no pudo evitar reír bajo cuando fue girado en su sitio, escuchando las pequeñas quejas del mayor junto con algunos tirones en los cordones que él mismo había hecho por la mañana.
— Estoy comenzado a odiar estos vestidos tuyos – se quejó el mayor, intentando distraer su mente, recorriendo la piel de Taehyung, mordiendo de vez en cuando los espacios a su alcance, mientras que sus dedos no dejaban de desatar los nudos – por favor, la próxima vez que pienses usarlos déjame primero desnudarte, ni siquiera dejaré que los coloques, te haré sentir demasiado bien para que se te olvide el deseo de ponerte algo como esto.
— Pensé que habías dicho que me veía bonito en ellos – Taehyung jadeó un poco en alivio cuando el cordón fue retirado de su espalda, dejándolo respirar mejor, haciendo que la primera capa cayera con facilidad – ¿es que acaso ya no es de tu agrado?
— Te ves hermoso, pero en estos momentos son un completo estorbo – Jungkook no se detuvo en seguir besando cada espacio que le era entregado, como si en cada beso se consumiera él mismo, siendo el vicio de sus labios el obtener cada vez más abriendo paso al fuego creciendo en su interior –, te ves aún más idílico sin todo esto encima.
Comenzó a desatar los listones de la falda, el cual no le llevó tanto tiempo haciendo caer con facilidad todas las capas de ropa, dejando por fin a la vista una imagen que dejaba mucho a la imaginación. Taehyung tenía puesto ropa interior bastante fina, digna de una dama, no llevaba el corsé corto, pero sí llevaba algo similar que le hacía lucir una silueta delicada.
Lo hizo salir de ese enredo de telas, haciendo de lado la falda donde aún estaban ocultas sus piernas, dejándolas a la vista con un pequeño detalle en cada muslo, pues, aunque los zapatos fueran más bien unas botas de campo, las calcetas altas atadas con pequeños moños le daba cierta elegancia.
— Entonces, ¿así me veo más bonito?
— Perfecto.
— ¿Es suficiente para ti como para elegirme sobre mi hermana? – cuestionó el menor llevando sus manos hacia el rostro del mayor, no buscando besar esos labios húmedos, simplemente buscando perderse en ese cielo estrellado en los ojos ajenos, haciendo que lo viera todo el tiempo –. O quizá sea tan perfecto para ser todo lo que buscabas en una persona, al menos dime que me escogerías por encima de cualquiera.
— Mi dulce pecado, tú no eres nada de lo que yo hubiera buscado, de hecho no lo hacía, jamás estuve perdido en una búsqueda de alguien que en mi cabeza ni siquiera existía – Jungkook dejó un delicado beso en los labios de Taehyung anhelando seguir dejando el rastro de su pasión en ellos –, ni siquiera había un tipo ideal.
— ¿No?
— En lo absoluto y quizá sea esa la razón por la que siento que me he enamorado tanto de ti.
Taehyung se alejó apenas de la cercanía, aun siendo incrédulo de lo que sus oídos habían escuchado, no sabiendo muy bien si lo que mencionaba el mayor fuera real, pero su sonrisa, ese gesto devastador que lo hacía caer profundo le hacía comprender que era verdad cada palabra que salía de esos labios.
El menor no quería dejarse caer bajo las influencias y la persuasión de su corazón palpitando sin reparo cada vez que estaban juntos, no esperaba que aquello que tanto anhelaba escuchar fuera real. Jungkook estaba enamorado y no de cualquiera, sino de él. No de su hermana quien había intentado meterse entre sus pensamientos con buenos tratos, no, el mayor le había preferido por sobre todo, incluso si las condiciones en las que debía trabajar era ser abstemio de su cercanía.
No tocar.
No hablar.
No caer...
Era demasiado tarde para pensar en aquello, habían pensado vivir en el engaño de no aceptar algo que ni ellos mismos encontraban explicación, eso no podía ser amor, quizá un poco de atracción, pero cómo se le explicaba al corazón que pusiera freno a sus emociones, porque aquellas sonrisas ya habían hecho el efecto que los envolvería en una aventura arrasadora.
— ¿Estás enamorado de mí? Eso quiere decir que ¿me amas? – cuestionó con un tono temeroso y un tanto tembloroso el menor, sintiendo la acumulación de sus lágrimas, queriendo hacer estragos.
— Creo que no existen palabras suficientes para expresar lo que siento. Podría mencionar un sinfín de rimas, versos y prosas que te hagan comprender lo que mi desenfrenado corazón anhela decirte.
— ¿Pero?
— Recuerdas lo que dije de las miradas, esas que haces cuando me miras y me deleitas con la emoción plasmada en tus brillantes ojos – el menor asintió lentamente sin quitar su vista de aquellos ojos brillantes –, estoy completamente convencido que si te fijas bien la manera en la que te miro entenderías a lo que me refiero cuando digo que me siento enamorado.
Su pecho se sintió apretado tan de pronto, como si esas palabras provocaran una jaula en la cual no se sentía atrapado, más bien era como sentir que algo lo mantenía sujeto al suelo, atado a un corazón que no era el propio, dándose cuenta de que todo eso que se movía como un balanceo constante comenzaban a establecerse en un sitio. Jungkook había llegado a mover toda su vida, dándole un vuelco haciendo que todo se volviera irreal, una visión, un sueño en el cual necesitaba algo que lo detuviera de no subir más en el cielo azul.
Se había convertido en su ancla, en su propio paraíso, construyendo un cielo donde ellos mismos formaban un jardín del edén, en el cual aquel Fruto Prohibido por Dios era alimentado con caricias, besos y mordidas. Marcas que eran dejadas en la piel de cada cuerpo, dejando salir el mayor de sus secretos, sintiendo el amor más puro que jamás habían experimentado.
Taehyung desvistió a Jungkook entre movimientos desenfrenados, sin terminar el beso en el que se sumergieron, nunca separándose a menos que fuera para crear recorridos en la piel contraria, haciendo caer al mayor en la superficie blanda a sus espaldas, teniendo al menor subiéndose a horcajadas, sintiendo una corriente extraña en todo su cuerpo cuando las manos del doctor pasaron por sus piernas, estaba sensible, él conocía su cuerpo, las reacciones que tendría para ese tiempo.
Si con el tacto gentil de Jimin lograba sentir cierto cosquilleo, con el de Jungkook sentía calor, fuego, burbujeando en cada parte de su ser. Definitivamente, el cielo no se encontraba en lo alto, en ese manto azul-celeste que podía ver durante el día, no, el suyo se encontraba entre unos brazos que no le soltaban, le hacían sentir cálido, acompañado de besos que sabían a gloria, paz y todo lo que estaba bien.
Esas manos que lo recorrían hasta llegar a su trasero, apretando y amasando cada vez que podía, también se encargaban de cuidar, atesorar y acariciar con delicadeza. El mayor se incorporó hasta quedar sentado, arrastrando ambos cuerpos por la cama, sin dejar de besar esos labios que en cada encuentro húmedo se hinchaban cada vez más.
— Oh, Dios – Taehyung buscó sujetarse de los hombros del doctor al sentir una intromisión proveniente de un dígito que pasó justo ahí, en ese lugar que lo hacía brincar por la sensibilidad.
— Creí que no podías decir el nombre de él en vano – murmuró burlón Jungkook sin dejar de acariciar ese lugar, el cual extrañamente mientras más tocaba parecía comenzar a humedecerse, como si la estimulación estuviera causando un tipo diferente de reacción.
— No puedo... no debo... – mordió su labio al sentir cierta presión, como si Jungkook estuviera probando aquello que había mencionado, entrando de cierta manera, haciendo que sus dedos apretaran el agarre en la carne de los hombros, de los cuales débilmente se sostenía – es un mandato, no decir el nombre de Dios en vano.
— Entonces di otro nombre.
El mayor recostó a Taehyung en un movimiento rápido sobre la cama, arrastrándose fuera de la misma para despojarse de sus interiores, dejando a la vista su dureza que se elevaba, irguiéndose con orgullo, esperando hundirse en cierto espacio. Podía ver el miedo en los ojos del menor al no saber muy bien que hacer, se veía tan perdido en el medio de esa superficie blanda, tan adorable, tan inocente y puro.
Se acercó hasta el cuerpo del menor, quien esperaba recibirlo en sus labios, pero se llevó la sorpresa de recibir mordidas en sus muslos, mientras que los lazos eran desatados, comenzando así a bajar las medias, dejando libres sus piernas, las cuales fueron mimadas entre besos que lo distrajeron del verdadero fin el cual era despojarlo de sus interiores.
Las manos de Jungkook se encargaron de bajar la parte inferior, mostrando aquello que lo hacía hombre frente a su adorado amante que perdía la cordura al ver eso. El frío los hizo estremecer, pero el mayor borró toda esa sensación al colocarse sobre Taehyung , volviendo a pasear por aquella zona sensible que hizo remover el cuerpo del menor.
— ¿Sientes eso? – cuestionó el mayor mientras hacía círculos en la entrada palpitante, Taehyung no comprendía a lo que se refería el mayor, ¿Qué era eso que debía sentir? ¿El burbujeo en su vientre? ¿El cosquilleo en su parte más sensible? O el hecho de que aquel dígito se sentía tan bien – estás húmedo.
— ¿Q-qué significa eso?
— Bueno, esto es tan nuevo para mí como para ti, pero si me lo permites podemos hacer una pequeña revisión de lo que ocurre – Jungkook hizo contacto visual todo el tiempo con el menor, asegurándose de no ver duda en esos ojos bonitos – ahora, necesito que confíes en mí – murmuró el mayor dejando un beso en el muslo derecho de Taehyung mientras se arrodillaba e iba haciéndose un espacio en el medio de las piernas – haremos una evaluación, necesito que respondas cada pregunta, prometo hacerte sentir bien, dime si algo te llega a incomodar para detenerme.
— De acuerdo.
Sin dejar de dar caricias en forma de círculos en ese lugar, el cual durante su tiempo de estudio había aprendido a hacer ciertas revisiones por algunas enfermedades, era muy diferente realizarlo con instrumentos a con su propio tacto, pero en ese preciso instante, cuando sus oídos estaban siendo hipnotizados con sonidos dulces provocados por su tacto, lo único que le interesaba era seguir.
Con delicadeza comenzó a introducir uno de sus dedos, abriéndose espacio entre movimientos lentos y circulares que gracias a esa extraña humedad se le hacía muy fácil ingresar, obteniendo movimientos estremecedores por parte de Taehyung. Jamás había visto algo parecido, la sensación podía compararla con estar en ese espacio de una mujer, pero para su sorpresa esto verdaderamente lo provocaba.
— ¿Estás bien?
— Sí.
— ¿Se siente bien eso? – murmuró Jungkook mientras que dos de sus dedos presionaban el interior causando un gemido bastante alto, aquello le saco una sonrisa amplia al mayor, quien dejó un beso en ambos muslos, incorporándose hasta ponerse de pie, sin dejar de torturar ese espacio que lo apretaba y respondía con más humedad – ¿es aquí donde nace tu sangrado?
— S-sí.
— Antes había sucedido, ¿esto? Es una humedad bastante particular, debo admitir – el menor gimió aún más alto sosteniéndose de un brazo de Jungkook, mientras que con otra mano empuñaba las sabanas de la cama, sintiendo que sus lágrimas se acumulaban en sus ojos, apenas atinando a negar – Oh.
Jungkook siguió con aquella inspección donde encontró cierta textura particular después de unas cuantas penetraciones, era como encontrar algo nuevo en el interior de Taehyung, como si existiera eso diferente, una cavidad mucho más espaciosa, mucho más húmeda.
El doctor sacó sus dedos notando esa humedad adherida a sus dedos, sintiéndose verdaderamente caliente, quería adentrarse de todas las maneras posibles en Taehyung, así que con ese mismo líquido viscoso se masturbó un poco, notado cómo el menor recobraba el aliento.
— ¿Por qué te detienes? Se sentía muy bien.
— ¿Sí?
— Sí.
— Puedo hacer que se sienta muy bien – Taehyung desvió la mirada hacia el cuerpo contrario, donde Jungkook no había dejado de tocar su dureza – recuerdas lo que dije de entrar en ti – el menor asintió – qué te parece si lo intentamos. Estoy muy seguro que si estos te hicieron ser el desastre que eras ahora, esto será mejor. ¿Listo?
— ¿No dolerá?
— ¿Te asusta? – cuestionó el mayor, obteniendo una respuesta inmediata, junto con una mirada confusa, la cual le dejaba en claro cierto deseo –. Iremos despacio, lo prometo.
Jungkook se alineó contra la entrada de Taehyung intentando encontrar ese espacio, el cual había descubierto en el interior del menor. Lo pudo sentir con sus dedos, un espacio estrecho, expandiéndose cada que sus dedos se arrastraban hasta el fondo, girando, palpando las paredes sensibles.
El menor gimió alto, la sensación de algo haciendo presión para entrar en él fue muy diferente a cuando el doctor estaba jugando con sus dedos, torturándolo. Esto era más grueso, menos duro, se apretaba y ajustaba a ese espacio.
— Espera – jadeó Taehyung deteniendo al mayor de empujar más dentro de él.
— ¿Quieres que me detenga? – el tono bajo de Jungkook hizo que Taehyung le dirigiera la mirada. El rostro del mayor estaba bañado en perlas cristalinas como esos hermosos candelabros elegantes en la casa de empeño que lograron hipnotizarlo – ¿Bonito? – mencionó dulcemente el doctor, acariciando la piel de los muslos del menor.
— Solo ve despacio, para que pueda acostumbrarme a todo – Jungkook no pudo evitar soltar una risa, mientras que acunaba la mejilla del menor –. No te rías, ¿te estás burlando de mí?
— Por supuesto que no mi dulce pecado, pero ¿Cómo esperas acostumbrarte si apenas estoy entrando en ti?
— ¿Aún no entras?
— Ni la primera mitad, apenas la punta – susurró el mayor mientras salía del interior de Taehyung, sacándole un quejido, un sonido que quedó ahogado en un beso apasionado que le robó el aliento a ambos – tú decides si seguir o prefieres hacer lo de la noche anterior.
— ¿Qué quieres tú?
— ¿Yo? – el menor asintió – solo quiero poder hundirme en ti – murmuró. Jungkook alzó un poco las caderas para que su dureza se encontrara con la contraria, creando fricción cuando fingió un embiste –. Apenas fue un poco lo que me permitiste sentirte y me he vuelto adicto a ti.
Jungkook siguió frotándose con el cuerpo contrario, masturbando ambos miembros que con la ayuda del sudor y algunos fluidos facilitaba aquel glorioso roce que les lograba sacar jadeos y gemidos. Sus labios volvieron a encontrarse en una danza apasionada, acompañada de sonidos placenteros, el vaivén que mantenía el doctor los estaba haciendo caer en un calor enloquecedor.
— ¿Se siente bien? – cuestionó Jungkook sin dar descanso a su ritmo, haciendo que cada espacio de sus pieles se sintiera sensible, reaccionando con un simple roce.
— Mucho – jadeó el menor aún delirando en placeres y deseos – Jungkook... Ah – su nombre se escuchaba hipnotizante saliendo de esos labios que lo pronunciaban entre jadeos – por favor, entra.
— ¿Seguro? – murmuró el mayor, besando el rostro de Taehyung sin dejar su vaivén, haciendo que el menor arqueara la espalda, un susurro apenas se escuchó un monosílabo que llevaba como destino abrir todas las puertas a su paraíso en llamas.
— Sí.
Taehyung se aferró a los brazos del doctor cuando el vaivén dejó de hacer fricción contra su dureza, resbalando en cierta zona sensible donde él mismo se pudo percibir húmedo, algo que no era capaz de sentir a menos que fuera su sangrado, pero esto era diferente porque hacía que eso que entraba en él se arrastrara con facilidad, abriéndose paso en su interior.
Mientras más arqueaba su espalda esperando un encuentro que le calentara el vientre, podía notar que con mayor facilidad Jungkook se abría paso, hasta que un gemido alto salió de sus labios. Pudo sentir cómo la dureza ajena estaba completamente en su interior, siendo abrazada por él, se sentía extraño y al mismo tiempo tan revitalizador.
— Dios – alzó la voz Taehyung, ni bien intentó moverse, sintiendo bendita y exquisita presión, tocando un punto en su interior que ni él mismo podía explicar lo que le hacía sentir.
— No, Bonito, él no te está haciéndote sentir placer – murmuró Jungkook con un tono de voz ronco, comenzando a arrastrarse fuera de Taehyung, apenas un poco para luego entrar hasta encontrar ese punto enloquecedor en el menor –. Él no te está haciendo pecar – mencionó el mayor mientras dejaba un recorrido húmedo en la piel del cuello del menor, empujándose de nuevo.
— Jungkook.
Sí, era él mismo quien estaba haciéndolo gritar de esa manera, el cuerpo ajeno se removía solo para deleite del doctor, que se sentía más que extasiado con la manera en la que Taehyung lo apretaba, abrazando su dureza, tanto de manera natural como por provocación del menor.
Taehyung descubrió cierto gusto por sentir a Jungkook apretando todo a su paso, bastaba con hacer un poco de tensión en su propio cuerpo para que todo se ajustara aún más, haciendo dificultoso cada embiste, pero terminando con una sensación que lo hacía jadear y suplicar.
Jungkook... Jungkook... Jungkook...
No existía nada más que no fuera el hombre que se encontraba sobre él, profanando su interior de manera rápida, acariciando ese espacio que recibía cada movimiento con humedad. El calor comenzó a nacer en su estómago, junto con una tensión diferente que le hacía palpitar todo el cuerpo, ahora conocía la sensación previa a ese evento tan explosivo.
Taehyung se aferró aún más a su agarre, pero esta vez el mayor se soltó de él, entrelazando sus dedos, sujetándose con fervor como si la propia existencia del otro fuera lo único que los mantendría con vida. Jungkook se dedicó a besar el cuello del menor hasta que comenzó a succionar en la unión del cuello y el hombro.
Las pieles chocaban creando un sonido sucio junto con los fluidos que no dejaban de salir recubriendo la dureza de Jungkook, sus caderas se movían al mismo tiempo, encontrándose en cada movimiento. Taehyung enrolló las piernas, de manera que abrazaba el cuerpo del mayor, haciendo que entrara con mayor profundidad, uniéndose en un coro de gemidos.
Jungkook comenzó a hacer movimientos circulares con sus caderas, obteniendo tocar más del interior de Taehyung, empujándose profundo, sintiendo cómo ese espacio le succionaba con cada jadeo de Taehyung, mientras más le hacía gemir, mejor se sentía. El menor apretaba sus paredes contra la dureza del doctor, quien, rendido a buscar escuchar esos sonidos gloriosos, llevó sus labios hacia los botones erectos.
Su lengua lamió el pezón del menor haciendo que lágrimas brotaran de esos bonitos ojos, los dedos de Taehyung se hundieron en el cabello del doctor cuando sintió los dientes de este raspando esa piel sensible, succionando de vez en cuando, pasando su lengua y volviendo a apretar ese lugar que se lo estaba volviendo loco.
— Tan perfecto, mi dulce pecado eres todo lo que está bien.
— Jungkook... yo... yo...
A Taehyung le fue prácticamente imposible seguir la oración, pues sus jadeos solo fueron el preámbulo de un final explosivo. La tensión en su estómago lo hizo gemir más alto, su cuerpo se estremeció, mientras que Jungkook seguía empujándose en su interior, no dándole un descanso, extendiendo todas las sensaciones, hasta que el mayor llegó a su propia liberación.
Aún no recuperaban el aliento cuando sus labios se juntaron de nuevo en búsqueda de unión, temiendo la inminente separación de los cuerpos. Sus lenguas jugueteaban entre sí mientras que se aventuraban a explorar el espacio en el interior de sus bocas, sus dientes eran víctimas del desenfreno, chocando y raspando en todo lo que tenían al alcance.
Roces delicados comenzaron a marcar el final de ese momento apasionado donde seguían estando unidos. Con lentitud y mucho cuidado, Jungkook salió de Taehyung, siendo menos incómodo para el menor, pues aquella dureza que tanto le había torturado y llenado ahora era reemplazada por algo más blando.
— Jungkook – murmuró el menor en un tono ronco. Su garganta ardía, el mundo le daba vueltas y podía escuchar a su corazón latiendo en sus oídos – estoy enamorado de ti – el mayor no pudo argumentar algo de inmediato porque tan pronto como trató de mencionar algo, Taehyung acunó su rostro – sé que dirás que solo soy un niño y no conozco el mundo, pero es verdad lo que digo. Estoy enamorado de ti, aunque sé que tengo mucho por descubrir, quiero que sea contigo.
— Mi flor del campo, no tienes una idea de lo feliz que me hace escuchar eso – Jungkook tomó una de las manos del menor que acunaban su rostro para besarla, para luego hacer lo mismo con la otra y así liberarse del agarre.
— ¿Por qué? – Taehyung solo quería escuchar eso que su mente comenzaba a fabricar, intentando que las palabras que salieran de los labios de Jungkook recitaran lo que él imaginaba.
— Porque al igual que tú, yo también he descubierto que... sin importar las veces que vuelva a nacer, siempre te volvería a elegir – el menor abrió sus ojos de par en par, incrédulo que eso fuera real, que esas palabras no eran creación o un producto de su imaginación –¿Quieres saber cómo lo sé? – Taehyung asintió –. Estoy profunda y completamente convencido de que he sido víctima de un ángel, un alma tan pura que se aventuró a caer de la gracia de su Dios para cometer el pecado más humano.
— ¿Cuál es ese?
— Amar. Entregarte en cuerpo y alma a alguien como yo – Jungkook sintió un dolor en sus brazos, rindiéndose ante el cansancio, cayendo a un lado del menor, quien no le quitó la mirada de encima, intentando acurrucarse en el calor del cuerpo que segundos antes estaba sobre él – ¿Estás bien? – cuestionó el doctor al notar el rostro arrugado en una expresión de dolor, Taehyung atinó a asentir como respuesta – Ven aquí.
El menor no perdió tiempo en hacer lo pedido, él también sintiéndose necesitado de esa cercanía que pedía Jungkook, acurrucándose a su lado de inmediato, recibiendo gustoso las caricias y besos del mayor.
— No tengo deseos de conocer a nadie más, ¿me darías ese privilegio? – mencionó Jungkook, aferrando al menor a él, obteniendo más cercanía cuando Taehyung subió una pierna sobre la cadera contraria, restando importancia a lo pegajosas que se sentían sus pieles – ¿puedo tenerte para mí? Quiero conocerte, descubrirte y cada mañana darme cuenta de que aún me falta mucho por explorar de ti.
— Eso, ¿qué significa?
— Que es a ti a quien elijo para enamorarme cada día.
— ¿Me amarás por siempre? – el mayor dejó un beso en los labios del menor, quien le veía con súplica y algo más, esperando por él, un simple gesto de Jungkook bastó para que Taehyung entregara por completo su alma al lugar correcto, depositándola en las manos del doctor –. No quiero que haya nadie más, me es imposible pensar que sentiré esto por otro que no seas tú.
— ¿Sí? – murmuró el mayor, acariciando el rostro del menor, quien sonrió apenas conteniendo la emoción.
— Haces que mi pecho se apriete y explote en un sin fin de emociones, no había sentido esto por una persona, solo lo había percibido cuando me sentía feliz siendo libre en el campo, corriendo hacia el atardecer, persiguiendo la luz del día para que el sol me llevara a donde sea que fuera.
— Conmigo no tendrás que correr solo de nuevo, lo haremos juntos – Jungkook entrelazó sus dedos meñiques en una absurda muestra de promesa, una que pensaba cumplir – sin importar qué, antes de que termine el mes tú y yo nos iremos de este lugar.
Quizá se debía a la emoción de un nuevo amor, la aventura hacia lo desconocido, embarcarse en mares torrenciales donde todo sería incierto, buscando una tierra prometida que nunca llegaría siendo guiados por la luna y las estrellas.
Astros brillantes que les iluminarían por las noches y durante el día tendrían un gran gigante que los llenaría de calor, aunque no podría compararse con la luz que ellos mismos encontraban en la mirada contraria donde podían descubrir nuevos destellos por observar. Los astros habían perdido su sentido porque ahora que habían coincidido convirtiéndose en sus propios sol y luna no podría existir otra fuerza en el universo que los separara, quizá la propia muerte sería burlada por su amor.
Parecían estar unidos por algo más, destino quizá. Porque para Jungkook no era ajeno el sentido de perderse en los atardeceres esperando algo más, ahora comprendía que probablemente no era un qué, no se trataba de un cambio, era más bien un alguien por quien aguardó por mucho tiempo. Tal vez esa era la razón del porqué el amor en ellos surgió casi al instante.
Ambos eran almas perdidas, en búsqueda de algo, conformándose con cosas tan banales, pequeñeces que llenaran sus vacíos como simples devociones a deidades o el empecinarse en llegar a ser un doctor reconocido, jamás esperaron que una nota sobre un viaje, una llegada, una estadía los llevara a ese preciso instante donde deseaban quedarse eternamente.
Aunque muchos eternos solo duren segundos. Quizá su único castigo sería el no poder extender su amor a más, limitándose a solo ellos. Taehyung quería poder tener eso que sus hermanas mayores llamaban formar un hogar junto a sus amados. Hijos correteando por verdes campos, un esposo amoroso que viera por ellos y una vida juntos hasta volver a ser nada.
Si ellos seguían juntos, la vida terminaba, el menor estaba completamente convencido que en algún punto de sus vidas, Jungkook no sería ajeno al deseo de tener descendencia, mas con ellos no habría oportunidad para eso. ¿Era esa la razón por la que se le castigaba por gustar de un hombre?
— ¿Qué ocurre? – cuestionó el mayor, al notar el semblante melancólico en Taehyung.
— Tengo miedo de que todo salga mal.
— No pienses en eso Bonito, sé que lo lograremos, saldremos de aquí y nos ocultaremos en Inglaterra donde nadie te reconocerá.
— No me refiero al viaje, hablo de nosotros ¿Qué sucedería si descubren que estuvimos juntos? No podemos andar en público porque nos verían mal. Tampoco puedo... si tú y yo estamos juntos siempre nos juzgarán.
— Hey, ¿por qué de pronto atormentas tu mente con esto? Si por besarte me mandan al infierno, lo haría sin dudarlo, así pasaría la eternidad alardeando con los demonios que conocí el cielo sin haber entrado en él.
— Solo no quiero que te arrepientas de estar conmigo.
— ¿Por qué haría algo como eso? Esto es más que simplemente un miedo a ser descubiertos, ¿no es así? – el menor se abrazó más al cuerpo de Jungkook, quien intentó hacerlo salir de su escondite para encararlo – ¿Te arrepientes de nosotros?
— No.
— Entonces qué es eso que no te da paz en este momento tan feliz.
— Es solo que no dejo de pensar que... Si fuera una mujer no... – Jungkook permitió que terminara aquella frase que conllevaba demasiadas cosas implícitas. Sus labios eran la perfecta cerradura para guardar los más grandes secretos, pero también podían ser la cura para borrar todo lo doloroso.
— Por favor no cambies la naturaleza de lo nuestro. Me enamoré de ti, de un él. No existirá ninguna mujer o doncella que robe mi atención.
— Soy un él, jamás podré darte una descendencia porque sigo siendo un hombre, no una doncella capaz de formar una familia con el hombre que ama.
— ¿Quién dijo que yo necesito hijos para ser feliz a tu lado? Eres mi doncel – el menor sonrió bonito, volviendo a besar los labios de Jungkook como si con ello quisiera suplicar y sellar todo lo que se habían declarado –. Mi dulce pecado deja de atormentarte con ideas de un fruto de amor con el que tanto sueñan las mujeres. Aunque aquí no pueda crecer algo – murmuró el doctor, tocando con delicadeza el abdomen del menor, causándole un poco de cosquillas – no significa que nuestro amor no pueda crecer en nuestros corazones. Además, podemos divertirnos aún más sin temer a lo que venga.
Taehyung se soltó del abrazo, incorporándose de inmediato, comprendiendo lo implícito en esas palabras. Eso solo significaba poder hacer ese encuentro carnal, cuantas veces lo deseara, todo el tiempo y en cualquier momento. El doctor fue testigo de ese brillo, lleno de picardía y travesura, cuando tuvo al menor subiéndose sobre sus caderas, tomando su blando miembro entre esos dedos delgados y finos, logrando sacarle un jadeo.
— Eso quiere decir que me enseñarás más placer – cuestionó con inocencia Taehyung, cómo era posible que fuera la misma persona que minutos antes se atormentaba con cosas como bebés, la que ahora estaba sobre él intentando despertar su dureza.
— Solo si cumples el único mandato entre nosotros.
— ¿Cuál?
— Que digas mi nombre mientras deliras en placer.
La risa del menor se escuchó hasta que comenzó a opacarse entre besos dulces con los labios finos del doctor, verdaderamente ese hombre estaba demente, quizá era la respuesta a sus plegarias y ahora estaba dispuesto a disfrutar del gran regalo por el que tanto había pedido.
Hola personitas bellas y pecadoras de esta hermosa historia, que creen me volví a engañar a mí misma cuando esribi este capitulo jajaja, pensé que saldría corto porque pues siempre me gusta quedr clown. Les quería comentar que actualmente acabo de cambiar a un nuevo trabajo, así que puede que ls actualizaciones a veces se retrasen aunque no es seguro porque yo soy super ansiosa y siempre escribir es mi manera de liberar eso...
Así que por si de ahora en adeltan surge el caso de una actualización retrasada ya saben la razón. La vida de adulto nos obliga a reducir nuestros tiempos de goce... Purple hearts para todos. No olviden mantenerse saludables, duremna, coman y tomen mucha aguita.
Un aplauso para la pareja de esposos Jeon... jeje
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro