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Capítulo cuatro: Secretos

El sonido de un plato siendo dejado frente a él lo hizo sacar la cara del libro en el cual se encontraba sumergido desde que se sentó en esa mesa. La sonrisa un tanto más cálida por parte de Yuna le dio la bienvenida de nuevo al espacio en el que estaba, llenando sus oídos del bullicio que le rodeaba. El olor de la sopa invadió su nariz, provocando una reacción conocida en su cuerpo, haciendo que su estómago comenzara una sinfonía de ruidos.

No había comido absolutamente nada desde esa misma mañana en la cual apenas y tocó la comida por estar concentrado leyendo y haciendo sus anotaciones en su diario. Un leve mareo le hizo saber que estaba necesitado de alimento, ni siquiera se había dado cuenta de que ya estaba por pasar la hora de la comida. De ahí la razón por la que todos se hallaban bebiendo alcohol, entrando en un estado de embriaguez.

— Muchas gracias, señora Yuna – sonrió amplio dejando de lado el libro y su libreta.

— Debe tener energías para ir a esa casa de nuevo, doctor.

— ¿Ya casi es hora? – la mujer frente a él asintió en respuesta con una pequeña sonrisa que hizo aparición en sus labios. Yuna pasó su mano sobre su vientre hinchado llamando la atención de Jungkook, ya habían pasado dos días desde aquella noche donde intervino y a decir verdad agradecía que no hayan hecho mención de lo ocurrido –. No me percaté de la hora, supongo que debo estar más que agradecido por darme algo ligero. Le agradezco por la comida señora Yuna.

— Por favor dígame solo Yuna.

— De acuerdo, Yuna – volvió a sonreír tomando un trozo de pan para remojarlo un poco en la sopa y le supo a gloria, sus jadeos de placer no se silenciaron, Jungkook se sentía tan feliz de poder comer algo decente en aquel lugar y no se iba a privar de disfrutarlo, mucho menos de mostrarse congraciado – está verdaderamente delicioso.

— Ya que veo que fue de su agrado, le traeré un poco más de comida para que la lleve a casa de los Kim. Sé que hoy le toca el turno de la noche, puede que se le abra el apetito en la madrugada.

— Se lo agradezco.

Jungkook jamás había esperado que hacer su trabajo le trajera algo bueno en un lugar tan hostil como ese, pero era reconfortante que al menos el lugar en el que ahora se hospedaba, las personas se comportaran un tanto más amables con él. Seokjin era más receptivo a su presencia en el lugar y siempre le mencionaba que estaba dispuesto a llevarlo de nuevo al pueblo barquero si le ayudaba en la posada.

Era un trato justo, pues el hospedaje y la comida no estaban siendo cobrados de ninguna manera, quizá ahora entendía mejor la hostilidad de los habitantes porque no solo debían recibir a unos extranjeros, también debían darles alimento y un lugar donde quedarse sin costo alguno. Aunque eso no excusaba al resto de personas que solo existían en todo el pueblo, Jungkook podía justificar solo a unos cuantos.

Incluso los médicos del lugar los podía comprender al tener una amenaza como él, siendo joven y un médico con demasiadas etiquetas: prodigio, enviado y corona. Tan solo esas simples palabras lo condenaban como la amenaza de un pueblo entero, de ahí la razón para no mencionar lo que ocurrió con Yuna, porque de lo contrario nadie le atendería en el caso de una emergencia por primero acudir a un forastero.

Decidió dejar de lado sus pensamientos sobre su estadía y las circunstancias en las que vivía en el lugar, prefiriendo seguir disfrutando su comida en total silencio, regresando la vista hacia el libro, el cual obtuvo de la biblioteca del pueblo barquero.

No mencionaba mucho respecto a casos que fueran parecidos o cercanos a lo que tenía Taehyung, pero sí tenía información en unas pocas hojas en las cuales se detallaban datos sobre las mujeres y cuándo comenzaban su sangrado. Diminutas anotaciones sobre cómo diferenciar a una doncella de una mujer era lo único destacable, aunque seguía siendo un poco desconcertante saber que algunas cosas se apegaban a los cambios que notó en el chico y eso solo le hacía tener más dudas.

Pronto el silencio en el lugar se vio interrumpido por una discusión ruidosa proveniente de un pequeño chico con voz quejosa, al cual reconoció de inmediato. El hecho que todos dentro del bar saludaron con cordialidad le hizo tener más curiosidad de saber quienes eran los alborotadores.

Kim Namjoon y Park Jimin estaban llamando la atención de todo mundo, no solo porque se trataba del presidente del comité del pueblo, sino porque el menor estaba haciendo una especie de rabieta con pequeños saltos mientras llamaba constantemente al hombre mayor, quien entre movimientos fugaces se escapaba de su agarre.

Namjoon saludó a los presentes con su voz profunda cuando llegó a la barra, donde Seokjin de inmediato le sirvió un tarro de alguna especie de bebida espumante, recibiendo un saludo por parte del resto de personas, sin embargo, eso no lo salvó de tener a Jimin detrás de él replicando una y otra vez sobre algo que le inquietaba.

— Por favor señor Kim, esto es injusto y usted mejor que nadie lo sabe. No me pueden alejar de él.

— Jimin, no puedo hacer nada al respecto. Es la madre de Taehyung, quien decide eso, no tú.

— Pero usted es el presidente del comité del pueblo, tiene poder para decidir lo que ocurre en el pueblo.

— No sobre los mandatos de una madre sobre su hijo – el hombre lo veía de manera impasible, llevaban un buen tiempo hablando de lo mismo y ya estaba cansado de lidiar con el menor –, haz lo que te digo. No te entrometas más. No le causes más problemas a Taehyung.

— Este pueblo está lleno de personas egoístas.

Alzó la voz el menor, llamando la atención de todos los presentes, a quienes con una mirada altanera ignoró, no importándole lo que hablaran de él saliendo totalmente fúrico. Jungkook no había tenido la oportunidad de conversar con el mejor amigo del chico porque desde aquella mañana la madre de Taehyung se encargaba de sacarlo de su casa y alejarlo de su hijo.

No es como si Park Jimin fuera el más fácil de tratar, pero tenía a su favor que conocía a Taehyung, cosa que lo hacía ser bastante volátil cuando se trataba de su mejor amigo. Eso ya los hacía tener algo en común, porque Jungkook también comenzaba a ser afectado por los comentarios que corrían en el pueblo respecto a Kim Taehyung.

Debía tomar esta oportunidad, estaba decidido a hacerlo, tomó el plato de comida, llevando el borde a su boca y bebió el resto de la sopa de un solo sorbo. Limpió sus labios con su pañuelo y comenzó a tomar sus cosas para apresurarse en tener un encuentro no tan casual con Jimin.

— Doctor Jeon – la voz de Haneul lo detuvo de salir corriendo. La niña sostenía un pequeño paquete en sus manos, el cual extendía hacia él con sus mejillas ruborizadas – mi madre le envía esto. Dice que así no pasará hambre – la pequeña le hizo un ademán con su mano para que se acercara a ella, Jungkook se agachó lo más que pudo y pronto Haneul cubrió la oreja del doctor con su mano para susurrar – yo elegí el pan más fresco para usted.

— Te lo agradezco pequeña damita – le sonrió ampliamente Jungkook mientras tomaba lo que le estaban entregando, le acarició el cabello castaño, dejándolo un tanto desordenando, obteniendo un gesto risueño por parte de la niña.

— Yo ayudé con la decoración – murmuró Haneul señalando con su dedo la pequeña flor amarilla que estaba en el medio del nudo que sujetaba el paquete – es para que se vea más bonito.

— Definitivamente, eso lo mejora muchísimo. Disfrutaré más de la comida gracias a ti.

Haneul sonrió de manera tímida para después salir corriendo en búsqueda de su madre, mencionando en voz alta lo feliz que se había puesto Jungkook por su decoración. La niña tenía su encanto y el doctor no era quien para ignorar la inocencia de la pequeña.

La vio irse tal cual como llegó llena de vida y de energía, corriendo por todo el lugar, lo cual le recordaba que él también debía hacer lo mismo si quería tener aquel encuentro furtivo.

Suspiró sintiéndose satisfecho con la reacción de Haneul y se dispuso, ahora sí, a salir del bar con sus cosas, colocándolas debajo de su brazo, esperando avanzar lo más rápido que podía para alcanzar a Jimin. Ni bien puso un pie fuera del lugar, observó hacia todas direcciones, buscando al chico, no tardando en encontrarlo quejándose en voz alta.

— Estúpido pueblo, estúpido comité, estúpidos egoístas.

Jimin seguía maldiciendo contra todos en voz alta mientras pateaba una piedra que había encontrado en el medio de su camino, la cual era víctima de su enojo explosivo. El callejón silencioso donde andaba era llenado por sus gritos, a Jungkook le parecían divertidos hasta que el chico tropezó con la misma piedra, haciéndolo caer al suelo, para después quejarse aún más. El doctor negó lentamente ante la actitud contraria, al parecer no solo compartían amistad, la torpeza en su andar era mutua con Taehyung.

Con agilidad se acercó hasta el menor y le ayudó a ponerse de pie, en un primer instante el ceño fruncido de Jimin casi le hizo poner los ojos en blanco. Casi replica sobre su actitud hosca, pero el chico aceptó la ayuda después de algunos segundos.

— Por favor, ignore que eso sucedió – murmuró en un tono muy bajo, desviando la mirada para evitar la vergüenza que le causaba tener la mirada contraria.

— No tienes por qué avergonzarte, es algo que nos puede pasar a todos. A mí me ha sucedido seguido desde que puse un pie en este pueblo, solo acumulo heridas en mi cuerpo por caídas tontas.

La risa burlona del chico le hizo saber que se sentía menos tenso ante su presencia, aunque las mejillas pintadas de rosado aún le hacían saber que el bochorno no había pasado.

— Gracias por ayudarme. Debe pensar que soy un tipo de alborotador por todo lo que estaba diciendo.

— Bueno, no diría que un alborotador, más bien creo que la palabra correcta es temperamental.

— Aish, suena igual que el señor Kim, diciéndole a todo el mundo que me ignoren porque soy muy ruidoso cuando algo me molesta.

— Pude escuchar un poco de la discusión con el señor Kim – Jimin bufó con molestia al recordar lo cerrado de mente que era el hombre para no escucharlo – aunque no comprendí la razón del todo, sí entendí que era por Taehyung.

— La madre de Tae no deja acercarme a él porque dice que soy una mala influencia. Eso no me parece justo. Quien siempre ha estado para él desde que la locura comenzó he sido yo y ahora me alejan solo porque no obedezco en sus estúpidas reglas de no tocarlo – Jimin se interrumpió a sí mismo en su rabieta porque sabía muy bien que no solamente había tocado a Taehyung, afortunadamente la señora Kim solo había visto eso.

— Yo diría que eres la mejor compañía que pueda tener en todo este pueblo.

— ¿Verdad? – respondió un tanto indignado de que alguien externo le diera la razón, el ver la sonrisa de Jungkook le hizo fruncir el ceño, no debía confiar del todo en él, aunque Taehyung le dijera que el doctor parecía ser muy diferente al resto –. Quiero decir, soy el único amigo que tiene en todo este pueblo y con el único con quien puede convivir de manera normal.

— Eres un buen amigo por no dejarlo solo – acotó Jungkook, mientras observaba a su alrededor, notando las miradas de algunas personas, las cuales no eran muy amistosas – te importaría caminar conmigo mientras seguimos esta conversación. Me dirijo hacia la casa de Taehyung, ¿te gustaría acompañarme?, quizá la señora Kim te reciba de mejor manera.

— O que nos saque de su propiedad porque somos sus personas de menor agrado en todo el pueblo.

— Nos arriesgaremos.

— Admiro su optimismo, doctor Jeon. Pero le advierto algo, no seré yo quien reciba la peor reprimenda por parte de esa mujer. Lo primero que haré es decir que fui obligado a acompañarlo si la señora Kim enloquece.

— De acuerdo, andando.

El menor debía admitir que era una oferta que no podía rechazar, pues desde que el doctor y el padre llegaron al pueblo, la madre de su mejor amigo había visto la oportunidad como la mejor para alejarlo del todo de su hijo. Ya no solo eran las visitas que recibía para darle la bendición a las mujeres que no concebían, sino que ahora también debía compartir a su mejor amigo con dos desconocidos que no se despegaban de él.

Ninguno de los dos mencionó palabra alguna durante el trayecto, cada uno sumido en sus propios pensamientos. El doctor aún le daba vueltas en su cabeza el cómo empezar a conversar con el menor, ¿debía solo preguntar por Taehyung? ¿Lo tomaría como una manera de interrogarlo? ¿Le daría alguna respuesta?

Tanto silencio era incómodo para el inquieto chico de dieciocho años que, apenas y podía quedarse callado, se comenzaba a sentir asfixiado. El viento era el único sonido que rompía con todo aquello, las hojas moviéndose, sus pasos hundiéndose en el lodo y las respiraciones agitadas. Era suficiente, Jimin no resistiría un minuto más de aquello, con la mirada buscó algo para romper el silencio, no conteniéndose en cuestionar a Jungkook sobre el libro al cual se aferraba con el fin de sacar un tema de conversación.

— ¿Qué es eso? – señaló sin más, dejando desconcertado a Jungkook al no comprender de primera mano lo que le estaba mencionando –. Es decir, sé que eso es un libro, pero de qué es.

— Es un libro de medicina que lleva el registro de casos extraños. Bueno, no todos, pero sí varios de ellos ocurridos durante los últimos años.

— ¿Está buscando una respuesta a lo que le sucede a Tae?

— Así es. Quiero comprender cómo es posible que la madre de Taehyung asuma que la muerte de su hija pudo desencadenar todo esto, aunque no tengo mucha información.

— ¿Es por eso que regresó al pueblo barquero? – dijo de manera curiosa, porque si bien era cierto que el doctor no era de su interés, el hecho de verlo partir le hizo pensar que abandonaba a su mejor amigo. Recibir una respuesta afirmativa proveniente del propio Jungkook le causó más dudas – ¿Qué tipo de información necesita?

— Cualquier dato que sea relevante o que aporte. Sé que todo empezó cuando recién cumplió los dieciocho, pero los libros solo hablan de cambios en las doncellas, no se menciona nada de hombres, así que no puedo encontrar algo que una ambos cambios como en el caso de Taehyung.

Jimin detuvo su andar sopesando un poco lo que le mencionaba, había algo en el aura de Jungkook que inspiraba confianza y eso le quedaba más que claro luego de escuchar a Taehyung insistiéndole en varias ocasiones sobre lo diferente que era el doctor. Ahora, estando a solas con él, comprendía mejor por qué su mejor amigo trataba de convencerlo.

— ¿Sucede algo?

— Doctor Jeon, si yo... bueno si usted obtuviera esa información ¿Qué haría con eso?

— Aún no lo sé Jimin, necesito saber lo que ocurre para tener una solución posible.

— ¿Salvaría a Taehyung de este entorno hostil?

— ¿A dónde quieres llegar con eso? ¿Taehyung se encuentra en alguna clase de peligro? ¿Su madre es quien le provoca alguna lesión para que suceda eso? – cuestionó Jungkook sacando a flote algunas de sus preguntas, notando que el chico frente a él no hacía más que morder su labio, dudando en mencionar algo más –. Por favor, al menos responde una de mis preguntas.

— Su madre no es la responsable de eso – Jimin se aseguró de estar totalmente a solas antes de seguir hablando, aunque no debía pensarlo mucho, pues estaban en el campo donde solo su presencia y el de algunos animales se veía en todo su alrededor – verá, Tae le ocurre esto desde que tiene quince años. Ocurrió por primera vez cuando estábamos en el campo. Tuvo un pequeño dolor en el abdomen y luego pasó, estaba sangrando. Lo ve, nada inusual, solo algo que pasó de manera natural.

Jimin comenzó a dar pasos rápidos después de soltar a la ligera toda la información, cosas que no sabía el doctor y ahora se agregaban a sus múltiples notas mentales. El menor sabía que estaba siendo perseguido por el doctor, pero no le importaba parecer infantil frente al hombre al cual le había dicho el mayor de sus secretos. Taehyung sangraba desde los quince años y nadie más lo sabía, solo ellos.

Esa era nueva información para Jungkook, eso significaba que llevaba mucho más tiempo padeciendo lo mismo y no era algo reciente. Por eso Taehyung no se veía horrorizado con lo que sucedía con su cuerpo, misma razón por la que no ponía demasiado cuidado en todo lo que sucedía a su alrededor. Siempre mencionaba que no era alguien especial y ahora tenía una mínima respuesta.

— ¿Por qué no mencionaron algo al respecto en ese momento?

Jimin apretó sus labios abultados, pensando demasiado en lo que diría. Aun así, negó un poco y lo siguiente que dijo dejó un tanto confundido a Jungkook.

— Porque era algo que ya había visto antes, así que solo lo ayudé con compresas y le dije que todo pasaría en unas horas – el ceño fruncido de Jungkook lo estaba poniendo nervioso, pero ahora ya no podía dar vuelta atrás –. Le prometí guardar el secreto y le aseguré que no debía tener miedo. Ahora usted lo sabe y más le vale no ir de boca floja a decirle que yo hablé sobre nuestros secretos.

— ¿Por qué?

— Ya se lo dije, es algo que solo él y yo sabemos. ¿Acaso no conoce la definición de secreto?

— No me refiero a eso. Quiero saber por qué le dijiste algo como que todo estaría bien, sabías cómo actuar y qué debía hacer. ¿De dónde sabes esta información?

— Ah, eso. Bueno, yo...

— ¿Tú?

— Doctor Jeon, no me cambie de tema. Mi mejor amigo es quien está preso de esta locura, ¿comprende? En serio esto que le sucede a Taehyung es muy normal créame. Se lo puedo asegurar. Basta con que usted presencie ese momento y sabrá que no tiene nada de malo.

— Jimin si tú tienes información sobre más casos debes decírmelo, esto es importante, ¿entiendes a lo que me refiero?

— No puedo hablar más sin que usted lo haga primero con él – murmuró Jimin con su ceño fruncido – Taehyung es quien más afectado puede salir de toda esta situación. Si no lo piensa ayudar, entonces no diré ninguna información.

Jimin volvió a emprender su camino con dirección hacia la casa de su mejor amigo, desviándose un poco del recorrido habitual, aun siendo seguido por Jungkook, quien tenía tantas preguntas aglomeradas en su cabeza como para no querer buscar respuestas a todas. El menor se detuvo a unos cuantos metros del cementerio del pueblo, que se encontraba bastante alejado de todo para ser más específicos, se hallaba en el medio de la nada.

Las cruces de madera incrustadas en la tierra parecían un tanto dañadas, no había señales que nuevos cuerpos hayan sido sepultados, eso era un buen indicativo para Jungkook porque significaba que los pobladores se mantenían medianamente bien de salud. Jimin avanzó a través de todo el campo santo hasta que encontró lo que buscaba. Era una pequeña cruz, la única tumba con flores frescas y Jungkook amplió los ojos cuando leyó la inscripción.


"Aquí yace, un ángel que partió para llenar de luz el cielo.

Esperamos tu pronta reencarnación"


Lo último parecía bastante reciente, pues había sido colocado en un nuevo tablón de madera. Jungkook sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo al concluir lo que esas palabras significaban.

— La madre de Tae la agregó luego de que todos supieran lo que pasó.

— ¿Cómo lo descubrieron? Si ustedes no mencionaron nada durante años, ¿qué ocurrió para que su familia, el pueblo y media Irlanda se enterase?

— Una mañana Taehyung no despertó a tiempo y terminó manchando su cama – Jimin hizo una pausa, con la mirada fija en la inscripción –. Su madre lo descubrió y lo obligó a decir lo que sucedía cuando mencionó que era algo como lo de sus hermanas, su madre enloqueció. Decía que sus plegarias habían sido escuchadas. Su hija por fin se estaba manifestando en él. Yo no puedo decirle más de lo que ya le he dicho, pero le puedo asegurar que Tae hablará con usted si le pregunta.

— Creo que aún no tiene la suficiente confianza para mencionar algo como eso.

— Es porque siempre está en esa casa. Salgan a tomar paseos, dígale a la señora Kim que irán por provisiones al pueblo, le aseguro que él hablará al no estar cerca de su familia.

Estaba de más decir que eso no era algo que ya había considerado hacer, solo debía mencionarlo a Taehyung para saber qué opinaba. No iría directamente a acosarlo para que respondiera a sus preguntas, trataría de ser lo más cauteloso que le fuera posible. Quizá sugerir pequeños paseos fuera de esa casa le abriría una nueva oportunidad con el chico, no le molestaría compartir con él en un ambiente distinto.

Si de alguien estaba seguro de que se iba a ganar el odio era de la madre de Kim Taehyung, la mujer lo veía con repudio cada que lo tenía frente a su puerta. Sobre todo, cuando apareció esa misma tarde, jamás la había visto sonreír y cuando creyó que se trataba de un gesto de bienvenida resultó que era debido a la amena conversación que tenía con el Padre Jung.

El rostro se le arrugó, la frente, la nariz, incluso los ojos. Tenía una mirada despectiva, el labio superior le temblaba mientras hacía una especie de sonrisa forzada, parecía que le estaba mostrando los dientes en vez de demostrar cordialidad.

Tenía que darle cierto crédito a Jimin al mencionar que la mujer no dudaría en desalojarlos de su propiedad, pues ni bien vio que eran dos los intrusos que llegaban a su casa, el ojo le palpitó de manera extraña. El menor no perdió más tiempo en saludos o riñas con la madre de su amigo y dejó que el doctor se encargara de la situación.

Jungkook sonrió un tanto nervioso sin saber muy bien cómo comenzar una conversación de la cual no tenía apertura para iniciar. Eso fue así hasta que el Padre Jung salió en su rescate, fue como enviado a ser su salvador porque evitó que Hiyori lo siguiera asesinando o maldiciendo de cuantas maneras le fuera posible en su mente.

— Señora Kim, debo retirarme ahora que llegó el doctor Jeon para hacer el respectivo turno.

— Por supuesto Padre, es lo que ya esperábamos.

— Jeon.

— Padre Jung.

— Esperaba que viniera un poco antes para conversar de manera más extensa.

— ¿Usted se refiere a mí? – se señaló Jungkook, sin comprender a lo que se refería el mayor.

— Por supuesto, lo estaba esperando porque he notado que nuestros turnos para cuidar del joven Kim no encajan con nosotros. Quiero decir la mayoría del tiempo, estoy por las noches y usted durante el día.

— ¿Hay algún problema con eso? – interrogó el doctor al sentirse levemente atacado.

— Sí, como sabrá o al menos eso espero. Durante el día tenemos muchas oraciones que podemos hacer, tanto tiempo por aprovechar, más que durante la noche.

— Eso es muy cierto, Padre Jung. Yo trato que Taehyung siempre haga sus oraciones durante el día, pero siempre termina estando fuera con el doctor Jeon – mencionó con rudeza la señora Kim, casi como si quisiera atravesar con una cruz de madera el cuerpo de Jungkook para dejarle en claro su disgusto.

— Señora Kim – llamó de nuevo el hombre ahora teniendo la atención tanto de Jungkook como la de la madre del chico – le importaría si con el doctor Jeon cambiamos de turnos. Yo vendría en las mañanas en turnos de doce horas y él haría el de la tarde noche.

— No tengo problema. Eso nos permitiría compartir más tiempo con su sagrada persona y así tener un momento de reunión con nuestro Señor. Creo que el doctor Jeon no tendrá problema con eso, ¿no?

— En lo absoluto – sus planes de dar paseos por el campo se veían frustrados, sabía que la madre de Taehyung lo repudiaba, pero al grado de evitar las salidas vespertinas era cruel – usted es la madre de Taehyung no puedo decidir lo que es mejor para él.

Jungkook sonrió levemente, un tanto forzado el gesto, pero a la señora Kim no le podía importar menos el hecho que estuviera cómodo o no, aunque para ser sincero y considerando mejor la situación, Jungkook lo prefería así. Ahora que lo pensaba con más calma le beneficiaba tener los turnos nocturnos, pues parecía que toda la familia pasaba la mayor parte del tiempo en la casa durante la mañana y al llegar la tarde se retiraban para hacer diferentes tareas.

Si bien la memoria no le fallaba, por las mañana siempre era lo mismo, hacer una oración, desayunar, otra oración, limpiar, volver a rezar, comer por la tarde, rezar de nuevo y por último tendría el resto de la tarde libre, casi llegando a la noche. Podría quedarse hablando por horas con el menor durante las noches y tendrían un poco más de privacidad, aunque no se sentía seguro de eso. Debía encontrar una solución para aquella situación.

El Padre Jung se despidió rápidamente de Hiyori mientras esta también salía de la casa para acompañarlo un poco en el camino, al menos hasta los límites de la propiedad. Jungkook decidió entrar a la casa, la cual le recibió como siempre, con ese ambiente frío, el olor a humo impregnado en cada espacio de la casa y el calor del fuego.

El crujir de los escalones le advirtió de la presencia de cierto alguien quien lo buscó de inmediato con la mirada, con una sonrisa radiante y su ropa de campo. Ahora tenía un nuevo pantalón más grande que el anterior, unas botas igualmente enormes y una camisa en la cual parecía que cabían dos Taehyung dentro de ella.

— Jungkook – le llamó aun arreglando un poco su cabello alborotado debido a que quitó el lazo con el cual lo había atado durante el día, lamía sus labios un tanto ansioso esperando parecer muy normal mientras que detrás de él Jimin lo seguía de cerca con un abrigo y una boina – estaba esperando que llegaras.

— ¿Sí?

— He estado demasiado aburrido todo el día metido aquí y Jimin me dio la idea de salir a tomar un paseo. Claro si estás de acuerdo.

— Bueno, el día está bellamente soleado, lo cual es poco usual aquí – Jungkook divagó un poco jugando con los nervios del chico, quien esperaba ansioso por una respuesta, mientras que Jimin le hacía gestos para hacerle saber que debían salir –, pero por supuesto que acepto salir. Recuerda que sigo siendo tu sombra.

— Perfecto. Espero no te moleste el que Jimin venga con nosotros.

— De hecho, Tae, yo debo irme, prometo que vendré después para que podamos conversar. Cuando no tengas a tus dos escoltas detrás de ti, no te librarás tan fácil de mí, aunque tu madre me lo impida, siempre encontraré una manera de regresar a ti.

— ¿Seguro?

— Anda, sal con él – Jimin dirigió la mirada hacia Jungkook, quien lo veía totalmente desconcertado por la manera en la que el chico se comportaba. Taehyung se acercó a su mejor amigo, quien de inmediato lo abrazó, no con el fin de un simple gesto afectivo, bajó el tono de voz lo más que pudo para susurrar sin ser descubierto – confía en el Tae.

Taehyung se sorprendió al escuchar eso, observando cómo su mejor amigo se acercaba al doctor con un aura cómplice, como cuando ellos mantenían un secreto.

— Le dije que debería hablar con alguien que le generara confianza. No lo arruine o le juro que sentirá mi puño en su cara.

Jimin tomó los libros y el paquete de comida que Jungkook cuidó durante todo el camino, obteniendo un semblante desconcertado.

— Yo me encargo de llevar esto arriba.

El doctor asintió levemente para darle a entender que entendía la situación, así que después de eso ambos menores se despidieron en un efusivo abrazo, murmurándose algunas cosas entre ellos, riendo bajo como si fueran cómplices del próximo gran robo, quizá no estaba tan alejado ese pensamiento. Los acontecimientos que le siguieron a esos minutos fueron aún más desconcertantes.

Tener de nuevo la imagen de Taehyung caminando hacia atrás, conversando con Jungkook de una forma tan casual como si fueran amigos de toda la vida, era digno de dejar a cualquiera con la boca abierta. Aunque la persona que menos esperaron sorprender fue a la madre del chico, quien al tenerlos en su campo de visión no pudo ocultar su semblante serio y las palabras que estaban en su cabeza aún hacían un eco molesto.

Hiyori tuvo una especie de revelación durante su corta caminata con el Padre Jung, a quien acompañó unos metros fuera de su propiedad, escuchando atentamente lo que este le decía. Su hijo comenzaba a perder su aura brillante y sanadora, no podía arriesgarse que eso sucediera, estaba corriendo peligro de perder eso, por lo que tanto había rogado.

— Taehyung, por favor, ten cuidado, podrías caer de nuevo.

El eco de la voz de ese doctor parecía como una caricia en los oídos del menor, quien solo lo retaba con la mirada, amagando hacer pasos en falso, ¿Qué era lo que buscaba con eso? Quizá un rescate que terminara en los brazos de ese hombre que se había robado sus suspiros. Cambiando sus oraciones por pensamientos constantes donde solo deambulaba el nombre de Jeon Jungkook como el dueño de sus más impuros anhelos.

¿A quién le importaba todas esas personas que creían que con tocar su vientre iban a quedar embarazadas? No le podía interesar menos el hecho de olvidar en una que otra vez hacer sus rezos obligatorios, si los cambiaba por largos paseos con Jeon Jungkook. Le parecía fascinante cómo sonreía arrugando la nariz y mostrando sus dientes, le hacía ver, extrañamente adorable.

El pecado vivía latente en dos orbes oscuros que siempre estaban fijos en él, como si constantemente lo incitaran a caer en el abismo del calor de esos brazos. Dios, perdónalo porque en esos momentos estaba siendo consumido por sus deseos carnales y todo se debía a estar en esos días donde él mismo se sentía mucho más bonito, capaz de captar la atención de cualquiera con una sola sonrisa tímida.

— Taehyung – la voz de su madre le hizo frenar sus pasos, sus coqueteos se vieron interrumpidos mientras que sus pies se enredaban en movimientos torpes y para su des fortuna provocó que Jungkook lo tocara frente a su madre, pero era eso o caer.

— ¿Estás bien? – murmuró Jungkook con la respiración agitada, tragando saliva cada tanto, con esos ojos suyos bien abiertos llenos de preocupación. Taehyung podía sentir el calor emanando del cuerpo contrario, no había aire que llenara sus pulmones que no fuera una exhalación del doctor –. Te dije que podrías caer.

— Estoy bien – apenas susurró sin cortar el contacto visual, una de las manos de Jungkook estaba en su espalda, mientras que la otra estaba aferrada a su muñeca sosteniéndolo, ajustando su agarre para no dejarlo caer.

— Dios mío. ¡Quítele las manos de encima a mi hijo! – el grito de la madre llenó el silencio apacible del campo de una histeria que solo podría ser controlada por el mismo Dios que tanto proclamaba seguir – ¿Qué le sucede? No le dije que nadie debía tocar a mi hijo.

— Señora Kim, su hijo, estuvo a punto de caer. Hubiera preferido que se lastimara con tal de que yo cumpliera con sus indicaciones, ¿es eso lo que insinúa?

— Madre, Jungkook, solo me ayudó. Casi caigo en el lodo, me habría raspado o cortado con alguna piedra. Verdaderamente, preferías que me hiciera daño a que él me ayudara.

— Por supuesto que no. Por quién me tomas. Soy tu madre, lo único que quiero es protegerte, mi cielo. Me preocupé cuando te vi caminar hacia atrás, eso no es correcto, haces parecer que no te he educado bien.

— Lo sé madre, no debo comportarme como alguien sin educación o modales sin importar que vivamos en el campo. Solo me asusté cuando te escuché hablar.

La mujer no podía creer lo que escuchaba, veía a su hijo mordiéndose el labio constantemente, un feo hábito que hacía cada vez que le llamaba la atención. Cuando por fin comenzó la manifestación que tanto anhelaba, se esforzó por quitarle cualquier actitud que no fuera adecuada. Ahora, estaba retomándolo después de varios meses.

Esto le hacía sentirse mal, ¿el padre Jung tenía razón? El hombre le mencionó que cargar con un peso como el de Taehyung le provocaba cohibirse al punto de en vez de alcanzar su máximo propósito tendría una especie de renacimiento marchito, en especial si la tenía a ella constantemente presionando, ya que no lo guiaba a cumplir su cometido con tantas imposiciones.

— Regresaré a casa si te molesta que estemos aquí.

— No – la negación hizo que tanto Jungkook como Taehyung la mirasen como si le estuviera creciendo una tercera cabeza – no te he llamado para decirte que regreses a casa. Doctor Jeon, sé que usted está aquí para cuidar de mi hijo y, ya que no se puede despegar de él, me sentiré más tranquila si usted le acompaña al pueblo.

— ¿El pueblo? ¿Me dejarás ir al pueblo?

— Sí, necesito que compres algunas provisiones y tu padre no está porque ha viajado. Hana debe quedarse en casa para ayudarme y bueno... tú, si estás acompañado de alguien más no veo problema en que vayas.

El menor no podía creer lo que escuchaba, llevaba meses sin ir al pueblo, el lugar donde por años vivió no lo había visitado desde que toda esa locura se dio. Sus lágrimas se acumularon en sus ojos. Su mente se nubló de emociones, incluso cuando Hiyori le explicó lo que tenía que hacer le fue imposible escuchar debidamente lo que su madre le pedía.

— Kim Taehyung no estás prestando atención.

— No se preocupe, señora Kim, si a Taehyung se le olvida algo yo le recordaré.

— De acuerdo, por favor regresen lo antes posible, estaré esperando con la cena, asumiré que esta noche la pasará con nosotros.

— Esta y el resto señora Kim – Jungkook encontró cierta satisfacción en notar el semblante de la mujer.

— Sí.

Esa afirmación no fue del todo convincente, pero qué más daba, parecía que la mujer se había rendido ante las palabras del Padre Jung y lo único que podía mencionar Jungkook era que este simple paso se trataba de un respiro en toda esa travesía, donde los días avanzaban, comenzando a pensar que serían demasiado pocos al lado de Taehyung. Para poder obtener una respuesta, claro.

El pequeño paseo a través del campo terminó siendo una larga caminata hacia el pueblo, llena de anécdotas donde Taehyung comentaba todas las veces que de pequeño fue juzgado por su vestimenta, dado que solo tenía hermanas y el dinero que su padre gana en los trabajos era demasiado escaso, lo único que podía usar eran muchos vestidos heredados de sus hermanas.

Siempre pareció una niña y para su madre estaba bien, porque bastaba con dejar que su pelo se mantuviera un poco largo para pasar desapercibido, el gusto por la ropa femenina siempre fue parte de él porque no conocía otro atuendo. Cuando creció, su cuerpo estuvo dividido entre cambios de una doncella, atrapado entre cambios de un hombre.

Su voz engrosó un poco, pero nunca le salió vello corporal como para verse con rasgos toscos. Las caderas se le ensancharon, pero no había un busto pronunciado que hiciera muestra de más femineidad y para colmo estaba eso que le hacía doler el abdomen y sentirse incómodo durante unas cuantas horas. A pesar de todo eso que lo hacía diferente, nada le había afectado más que el hecho de ser tratado verdaderamente diferente por algo que siempre fue parte de él.

— Pareces muy animado con el hecho de ir por provisiones. Mi madre amaría que yo demostrara un poco de ese entusiasmo.

— Jungkook, ¿tú crees en los milagros? – el doctor lo observó, esperando que fuera una broma, más el semblante del chico no cambió.

— No. No creo en los milagros.

— Deberías creer en ellos más seguido o al menos una vez, porque tan solo ayer por la noche le dije al Padre Jung que quería salir de casa y hoy se cumplió.

— ¿Tú hablaste con él? Es decir, no en oraciones extrañas, sino como una persona de la sociedad.

— El Padre Jung es una persona, Jungkook – el menor se rio divertido al ver la estupefacción en el rostro frente a él –, pero respondiendo a tu pregunta, sí hablamos. Como tú y yo lo hacemos.

— Y de qué hablan.

— Secreto.

— No me dirás lo que hablan solo porque no creo en las cosas de la religión – el menor negó lentamente.

— Dijo que no puedo decirte nada de lo que hablamos, porque me metería en problemas – Taehyung jadeó como si recordara algo, comenzando a buscar entre sus bolsillos hasta que sacó un trozo de papel doblado – y me dio esto. Mencionó que no pueden hablar entre ustedes y me preguntó si podía ser como un mediador de sus conversaciones secretas. Como un mensajero, es divertido que utilice palabras religiosas para decir que sigo siendo como esa alma que lleva a todos el secreto de la fe.

Jungkook tomó el papel entre sus manos, inspeccionándolo, parecía la página de un cuaderno, arrancada con rapidez y a juzgar por el borde un tanto desprolijo, lo más seguro es que la hoja fue rasgada después de haber escrito. No era extenso el contenido, pero no dejaba de ser intrigante.

El doctor alzó la mirada hacia Taehyung, quien aún esperaba una reacción por parte de él y una vez la tuvo siguió caminando, satisfecho de haber cumplido con su cometido.

— ¿Sabes dónde está este lugar?

— Sí, podemos ir después de comprar las cosas, quizá mientras ustedes dos conversan yo podría pasear por el pueblo.

— Prefería que no te alejaras de mí – el rubor en las mejillas del menor fue instantáneo – no he estado en este lugar como se debe, aún me pierdo a pesar de que no es tan grande y no quiero que esta sea la última vez que pueda... es decir que tú... – Jungkook se detuvo a pensar por unos cuantos segundos, no sabía a dónde se dirigían sus palabras, pero ver el brillo en los ojos ajenos lo estaba haciendo confundirse.

— ¿Quieres que me quede a tu lado?

— Sí.

— Que no me separe de ti, porque podría perderme.

— Correcto.

— ¿Qué harías si eso ocurre?

— Te buscaría sin descanso, de casa en casa, de calle en calle, incluso en todo el campo vasto. No descansaría hasta volver a tenerte cerca y no dejaría que te alejaras de mí de nuevo.

— De acuerdo, me has convencido – Taehyung se sentía nervioso y desvió la mirada hacia otra parte alejando su rostro donde su rostro no fuera descubierto por Jungkook – entonces debemos avanzar, la tienda de provisiones está cerca y mamá dijo que todo estaba encargado.

— Entonces no se nos dificultará tener todas las provisiones.

— Sí, en cuanto a eso... bueno, no soy del agrado de muchos aquí en el pueblo, así que puede que las cosas se compliquen – la voz de Taehyung se iba haciendo cada vez más apagada, débil y con un tono dudoso.

— Hey, no te desanimes – le arrulló Jungkook tomándolo de la barbilla para que alzara de nuevo la vista, regalándole una sonrisa cálida a Taehyung – somos dos los rechazados aquí. Si alguien se atreve a decir algo saldré en tu rescate.

— ¿Lo prometes?

— Por mi honor a la corona.

Las miradas que recaían en el menor no podían importarle menos, no cuando ya estaba acostumbrado a sentir esas miradas penetrantes, juzgando cada aspecto de su físico. Podía incluso saber lo que pensaban con solo el tipo de mirada que hacía cada persona. Algunos pensando en su ropa desprolija, grande y un tanto sucia, otros quizá dándole vueltas a lo extraño que era no verle con sus vestidos. Taehyung era capaz de ignorar las murmuraciones, pero no podía colocar una venda en sus ojos que le impidiera ver los semblantes ajenos.

Todos esos comentarios para hacer referencia a su persona siempre habían sido comunes, repetitivo y aburridos hasta cierto punto, pero cuando recibía esas miradas podía decir que eran las únicas que lo podían hacer sentirse como el bicho raro del pueblo.

Los niños que le conocían ahora tenían prohibido acercarse a él porque su madre armó un escándalo para que nadie que no fuera digno lo tocara. Así que ahora las madres de todos procuraban alejarlos de él, escondiéndolos detrás de sus faldas, escapando de siquiera respirar el mismo aire, aunque fuera a unos cuantos pasos.

Al entrar a la tienda de provisiones una de las mujeres del pueblo casi terminó dejando tiradas sus compras al salir huyendo del lugar, Jungkook se encargó de ayudarla y lo único que recibió fue una mala cara junto con un rasguño en su muñeca. Perfecto, otra herida agregada a su cuerpo.

— Taehyung, tenía meses sin verte por aquí – el hombre frente a ellos hizo una pausa al no saber si podía seguir con la oración – desde que tu madre nos prohibió a todos en el pueblo ni siquiera voltear a mirarte, aunque veo que ahora tienes una escolta personal. Doctor Jeon.

— Buen día, señor – Jungkook saludó sin poner mucho empeño en comprender la hostilidad del desconocido.

— Doctorcito, parece que su nueva profesión es ser niñero – el hombre se rio sin aire, para nada causándole gracia su propia broma, pero ver el semblante de ambos chicos le divertía – debe ser divertido jugar al cuidador todos los días.

— Sabe qué, tiene razón. Deberíamos cambiar un día, tengo entendido que mi posición me permite hospedarme, comer y movilizarme libremente por el pueblo. Es un trabajo menos agotador que el suyo.

Jungkook sonrió apenas, enfrentándose en una batalla de miradas, disfrutando cómo segundo a segundo el rostro ajeno se desfiguraba en rabia.

— Oh, no estábamos divirtiéndonos con desfachateces, bien tendré que disculparme por mi barato humor. Entonces, dejando las bromas de mal gusto de lado, podría despacharnos el pedido de la señora Kim, por favor – Jungkook no era del tipo de personas confrontativas, pero esa semana viviendo en ese pueblo estaba comenzando a surtir cierto efecto en él.

Taehyung fue testigo de cómo el doctor comenzaba a enderezarse mucho más frente al encargado de la tienda, mostrándose más intimidante, como si no le importara el hecho que el otro fuera mayor, más alto y fornido.

— Pensé que el señor Kim vendría por el pedido.

— Mi padre está fuera y por esa razón es que me enviaron a mí, por favor debo estar en casa lo antes posible, si pudiera darnos todo lo que mi madre le encargó se lo agradeceré.

El hombre refunfuñó ante la interrupción por parte de ambos menores, sin embargo, prefirió despacharlos lo más rápido posible, no tenía el más mínimo interés en escuchar a la señora Kim con otra de sus escenas escandalosas sobre su hija especial a la cual tenían que tratar diferente.

Los sacos con las provisiones fueron puestas frente a ellos, no eran tan grandes, aunque se veía que el peso era considerable. El hombre frente a ellos cobró el precio de sus servicios y con una sonrisa que parecía más una mueca observó cómo ambos veían los sacos, totalmente indecisos de cómo llevarlos.

Ambos alzaron sus manos para tomarlos, chocando con la mano contraria, por algunos segundos Taehyung dudó en tomar las cosas, tiempo suficiente para que Jungkook se encargara de los dos bultos que contenían la comida para la familia; colocó uno sobre su hombro y el otro lo sujetó con su mano, saliendo así por fin del lugar.

Quizá pudo ser su imaginación o demasiada emoción por parte del menor, pero aquello que había notado en el rostro de Jungkook era ¿molestia? Lo había defendido de cualquier comentario que insinuara aquel hombre y ahora era él quien se encargaba de llevar toda la carga.

— Jungkook, déjame ayudarte con eso.

— Están un tanto pesados, no tengo problema con llevarlos – Jungkook sonrió cálidamente, como si el disgusto anterior jamás hubiera existido. Dios, ¿Por qué su corazón se aceleraba de esa manera cada que el doctor hacía esa sonrisa? – porque mejor no me muestras el lugar donde nos reuniremos con el Padre Jung.

— Claro.

En el pueblo solo existía una pequeña construcción tipo granero donde en ocasiones llegaban los distintos Padres para celebrar fechas especiales, el resto del año no tenía utilidad alguna. Justo en ese lugar, el cual estaba alejado unos cuantos metros del pueblo, había sido el sitio escogido para el punto de reunión.

Unos cuantos golpes bastaron para que las puertas se abrieran y ni bien la persona en el interior tuvo a la vista a quienes estaba esperando, de inmediato los atrajo en un rápido movimiento, comenzando por Jungkook, a quien tomó del abrigo largo, haciéndolo casi tropezar. Taehyung, por su parte, ingresó entre pasos lentos, dudando un poco de lo que ocurría.

— Padre Jung, acaso, no sabe recibir a sus invitados de otra manera que no sea provocándoles un casi susto de muerte.

— Lo lamento, Jeon, pero era necesario que nadie más los viera entrar aquí.

— Nadie nos vio, Padre Jung, yo mismo me aseguré.

— Esas son buenas noticias – el Padre sonrió hacia el chico, aunque el gesto les duró muy poco porque un golpe se hizo escuchar en el lugar, junto con unas cuantas quejas –. Me parece que ese chico es todo menos silencioso. Taehyung, tu amigo, está esperando por ti en la habitación de hospedaje.

— ¿Jimin? – el mayor asintió y fue suficiente para que Taehyung se disculpara rápidamente para encontrarse con su mejor amigo.

— Taehyung sube con cuidado, por favor – lo último lo murmuró Jungkook como un instinto protector que le evocaba el chico con pies enredados, propenso a siempre encontrarse en una situación donde debía rescatarlo de sí mismo.

El Padre Jung lo observó con cierto interés, pues si bien él también se había encariñado con el muchacho al conocerlo un poco, se le hacía particular la manera en la que Jungkook lo veía e incluso protegía. Había escuchado por parte de los pobladores que el doctor se encontraba demasiado interesado con su paciente, como una obsesión, Hoseok lo veía como una hermandad.

— Entonces, Padre Jung, ¿Qué era eso tan importante de lo que tenía que hablar conmigo?

— Como usted recordará, se nos ordenó observar a Taehyung durante este tiempo. Me he visto envuelto en las habladurías del pueblo donde todos tienen algo que comentar sobre él y su familia.

— Parece que el ser Padre le da esos beneficios, ¿no es así? Todo mundo parece querer que lo escuche. Mientras que a mí me huyen como la peste misma. Supongo que en el tiempo que no está con Taehyung escucha muchas confesiones interesantes.

— Debo admitir que ha resultado una ventaja, nos conviene que el pueblo confíe de esa manera en esta situación – Jungkook frunció el ceño al notar cierto ápice diferente en el tono de voz del Padre, parecía misterioso y confidente con él. Un doctor que estaba alejado de la religión o siquiera ser capaz de repetir una sola oración siendo confidente con un Padre, bastante hilarante – por favor tomemos asiento.

El hombre lo guio por el espacio vació donde solo se escuchaba el eco de sus pasos y los murmullos de ambos chicos que parecían tener un agradable momento en la parte superior del lugar. Jungkook observó hacia el techo donde la mitad estaba expuesta, mostrando las enormes vigas un tanto descuidadas justo como en la casa de los Kim.

— Sabe por qué me enviaron a mí para resolver esta situación.

— Lo ignoro, Padre.

— Soy el más joven de mis hermanos. Lamentablemente, las mentes que piensan diferente son castigadas con lecciones para seguir el mismo camino que otros marcaron muchos años atrás.

— Así que estamos en el mismo barco – sonrió Jungkook una vez comprendió que no era el único discriminado por ser el más joven con ideas diferentes –, pero esto qué tiene que ver con Taehyung.

— Debemos sacarlo de esa casa, Jeon. Si es posible del pueblo – el doctor estaba incrédulo de lo que se le decía, pues si bien él mismo lo consideró, el que el propio Padre Jung lo mencionara era desconcertante.

— ¿Cómo hacemos eso, Padre? Usted ha conocido a la madre del chico, no le quita la mirada de encima. No me deja acercarme más de lo debido cuando está presente ¿Qué le hace pensar que dejará irse de esa casa?

— Muy fácil Jeon, usted mismo lo dijo, tengo beneficio por ser religioso y si la madre del chico está convencida que algo divino del señor está ocurriendo con él, bastara con que le mencione algo lo suficientemente convincente para que permita sacarlo de la casa.

— ¿Cómo está tan seguro que funcionará?

— Está aquí, no es así. Yo le dije a Kim Hiyori que la mejor manera para que Taehyung siguiera con su cometido era si lo dejaba libre en ciertas cosas. Resultó, ambos están aquí. Ahora escuché con atención.

Jungkook escuchó todo el plan del hombre, detalle a detalle, sin que se le escapara algo de la explicación. Le parecía una locura, pero al menos tendría la oportunidad de compartir más tiempo con Taehyung y de paso encontrar el momento perfecto para hacer algo por él, porque al igual que Jungkook, el Padre también tenía en claro que aquello de la reencarnación era una completa locura.

La desfachatez del relato sobre cómo su hijo menor había comenzado a sangrar le parecía lo más incoherente que había escuchado el Padre Jung, eso no era posible, por su parte el doctor se limitó a hacer silencio porque para él ese pequeño dato era fascinante. No solo parecía ocurrir esporádicamente, tampoco se debía a una enfermedad, no si el suceso se daba como Jimin le había explicado.

Mientras que los mayores se encontraban en una discusión sobre detallar mejor la escapatoria de Taehyung, este se hallaba en una conversación confidente con su mejor amigo, algo de lo que se le había prohibido durante mucho tiempo. Ambos estaban recostados sobre unos montones de heno, el cual era almacenado en sacos para el resguardo del invierno. Se hallaban abrazados, demasiado juntos como siempre lo habían hecho desde pequeños.

— ¿Crees que el Padre Jung cumpla con su promesa de sacarme de aquí? – cuestionó Taehyung abrazando el torso de Jimin, mientras este repartía caricias en su cabello adormeciéndolo.

— Si no lo hace, te aseguro que ese doctor tuyo lo hará.

— No es mío – se quejó, ocultando su rostro porque se sentía avergonzado al escuchar que su mejor amigo insinuaba eso.

— Lo es, todo el rato te la has pasado hablando de cómo te observa, de cómo se ve, de los paseos en el campo y como te rescata cada vez que te resbalas por accidente. Eres un embustero, Kim Taehyung. Apuesto que usas esa cara tuya cada que quieres que haga algo y el doctor Jeon cae rendido ante ti.

— Ya.

— No puedo creerlo, de verdad te gusta. Esto no había pasado desde que te gustó aquel chico en la escuela, ¿lo recuerdas? – cuestionó Jimin, obteniendo una afirmación murmurada – al menos el doctor se mira más guapo. El tal Stephen tenía los dientes chuecos.

Ambos amigos se echaron a reír porque aquel tema sobre sus preferencias parecía algo muy común en ellos y lo era, desde que tenían 13 años lo fue, porque a Taehyung por más que cualquier niña le pareciera agraciada, nada le llamaba la atención de la apariencia femenina amenos que fuera para parecerse un poco a ellas. La razón de intentar verse más como las niñas era porque veía que los niños gustaban de aquellos atributos como cabello largo, vestidos delicados, facciones finas y las voces más dulces.

Él era totalmente contrario a eso, si bien tenía una apariencia delicada para ser un hombre, no llegaba a parecerse a una mujer, era como estar en ese limbo del que tanto hablaban, estaba atrapado entre una mitad y la otra. Gustaba de los hombres, al igual que Jimin, eso no era un secreto entre ellos, de hecho, cuando lo descubrieron fue solo la puerta para experimentar. Además, qué más confianza podían crear cuando aquel primer beso había pasado entre ellos, les gustó y era algo que en ocasiones repetían.

— Volviendo al tema principal, confió en que el doctor Jeon cumplirá con su promesa, pero tú debes ser lo más sincero con él – Taehyung se incorporó de golpe al recordar que su mejor amigo le había mencionado que debía decir todo – ¿Qué?

— ¿Estás seguro de que es lo correcto?

— Veamos – Jimin se incorporó de igual manera sacudiéndose un poco el polvo que tenía en las manos – se la pasa metido en esa libreta suya haciendo anotaciones de ti, pregunta al pueblo entero lo que saben al respecto de tu situación, ha ido en dos ocasiones al pueblo barquero solo para obtener libros que le den respuestas y cada vez que va contigo parece como poseído para llegar lo más rápido posible en su encuentro.

— Oh, Dios – Taehyung se cubrió el rostro al pensar que hacía todo aquello por él, pero no lo veía de una manera sana, lo estaba pensando como una forma pecaminosa, víctima de sus deseos.

— No te puedo asegurar que es debido a lo que estás pensando, pero algo se trae ese doctor contigo.

— ¿Tú crees? – tenía ese brillo bonito en sus ojos que le impedían a Jimin decirle que no, además estaba irradiando cierta aura atractiva que él conocía muy bien. Le tomó del rostro hasta juntar frentes y suspiró pesado.

— Eso solo tú lo puedes llegar a saber, pero promete que lo principal será que te concentres en decirle todo de ti para que él cumpla la promesa y te saque de este pueblo asqueroso. Con que uno de los dos se salve estaré más que feliz.

— Tú también puedes venir con nosotros.

— No, yo me tengo que quedar aquí – Jimin se alejó un poco y rozó apenas sus labios con los de Taehyung, sintiendo ese cosquilleo particular que le provocaba hacer aquello, un beso dulce, delicado que apenas los dejaba saber lo que era sentir belfos ajenos sobre los propios – promete que tú saldrás de aquí.

— De acuerdo.

— Bien. Si el doctor te llega a hacer algo o aprovecharse de ti. Lo correré por todo el pueblo como hice con el otro inglés. Me alegro de que al menos solo tendré que lidiar con una persona que es de tu agrado.

— Jimin, ese tipo no me agradaba ni un poco. Parecía un acosador, persiguiéndome por todo el campo, era extraño – Taehyung hizo un gesto de desagrado al recordar aquel hombre que en varias ocasiones había llegado para lograr obtener algo y así poder colocarlo en su periódico, aunque nunca tenía éxito – además, Jungkook no es así. Siempre es gentil y muy caballeroso... incluso cuando me toca es tan...

— Estás en esa época, ¿no es así? – cuestionó Jimin al notar ese cambio en su mejor amigo, quien se sonrojó mientras asentía –. Lo sabía, siempre te ves más bonito cuando pasa. Tienes más energía de la usual. La mía acaba de pasar y me siento del asco.

— Quiere decir que estás cerca... – su amigo asintió teniendo una mueca de desagrado – si el reportero regresa no podremos convencerlo de que me deje en paz si tú no puedes utilizar tus encantos.

— Kim Taehyung, a mí no me gusta ese reportero malhumorado.

— No, pero si es de tu interés.

Complicidad era lo que rodeaba esa amistad que se había formado con los años, la confianza en el otro era lo que reforzaba cada aspecto y el hecho de conocer los secretos compartidos lo hacía mucho más especial. Taehyung le robó un último beso en los labios a su amigo antes de salir corriendo escaleras abajo para evitar sus quejas, siendo perseguido de inmediato.

Las risas llenaron el eco del lugar silencioso y el estar huyendo de su mejor amigo lo hizo no poner atención a su camino hasta que su cuerpo impactó contra otro, no se dio cuenta de lo sucedido hasta que escuchó una queja proviniendo debajo de él. Sus ojos se abrieron de par en par cuando notó que Jungkook se encontraba en el suelo, tosiendo un poco, adolorido por el golpe.

— Taehyung, ¿Por qué siempre nuestros encuentros tienen que estar acompañados de una caída? – se quejó el doctor con una voz ahogada, haciendo que sea unos tonos más bajo de lo normal. Taehyung se tensó ante la cercanía, estaba tan cerca, podía ver a detalle las pequeñas marcas en el rostro ajeno y esos labios – podrías quitarte de encima, por favor.

— Lo siento – Taehyung se incorporó, arrastrándose fuera del cuerpo, el cual había sido su salvador de llevarse un golpe fuerte. Sus movimientos lo llevaron a pasear sus manos por las piernas del doctor, sintiendo cierto escalofrío en una zona especial e indecorosa – no estaba viendo mi camino, lo lamento.

— Creo que Jeon parece ser el mejor salvador, ¿no es así joven Taehyung? – mencionó el Padre, ayudando a Jungkook a levantarse, mientras que el chico era ayudado por su mejor amigo –. Ahora qué les parece si regresan a la casa de los Kim y mañana por la mañana pondremos en marcha el plan, yo hablaré con Kim Namjoon, esperemos en nuestro señor que todo salga bien.

Los cuatro se observaron asintiendo después de algunos minutos dudando si aquello podría ser posible. Taehyung se sentía optimista, mucho más entusiasmado de lo que debería, pues el escuchar que Jungkook y él vivirían en una casa en el pueblo le agregaba cierto acercamiento a su interacción.

Jeon,

Sé que no debemos entablar una conversación más allá de simples cortesías frente al resto de personas, pero algo me ha estado inquietando respecto a Taehyung. Encontrémonos en el viejo granero, es el lugar donde me he estado hospedando. Procure que nadie lo vea. Estaré esperando.

Padre Jung Hoseok.

Hola mis personitas bellas, estamos de regreso con esta historia, tenía tantas ganas de escribir y publicar. Sobre todo porque extrañaba a Tae y Jungkook de esta historia, son muy masitas de época.

Espero disfruten tanto de esta historia como yo. Manténgase saludables, coman bien, tomen mucha agüita, duerman sus horas y hay que hacerle Steam a nuestro bebé Jimin porque tremenda canción. Jodido Park Jimin, casi me hago la murición al verlo encuerado.

Purple hearts, personitas bellas. 


Park Jimin

18 años


El lugar de las caminatas del doctor y Tae 


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