Capítulo cinco: luz y calor
Hostilidad y más hostilidad. Aquel pueblo debía llamarse el Pueblo de la Antipatía, porque después de regresar totalmente exhausto a la casa de los Kim luego de un "paseo" en el cual Jungkook terminaba escuchando el parloteo de Taehyung, sobre todo y nada, como todas las tardes, lo único que recibió como bienvenida fueron gritos reprochando la hora de su regreso y una especie de oración recitada en agradecimiento al ver a Taehyung regresando a casa.
Era hora de la cena y al parecer el hecho que el menor de los Kim no comiera a una hora en específico era todo un acontecimiento merecedor de reproches. Jungkook intentó convencer a Taehyung para regresar justo a tiempo, pero verdaderamente ya no podía resistirse a esos gestos tiernos que hacía ese pequeño manipulador. Utilizaba un tono de voz bajo y suave junto con sus labios abultados para obtener lo que quería.
No se arrepentía de verlo disfrutar un poco de libertad fuera de aquella prisión que era su hogar. Tenía el cabello alborotado, con algunas pequeñas ramas entre las hebras oscuras de tanto rodar sobre el césped. Se reía a carcajadas, hablaba sin parar y Jungkook se le calentaba el cuerpo solo de verlo tan feliz.
— Siéntense de una buena vez – rabió la señora Kim, haciéndolos pasar a la mesa cuando todo parecía estar medianamente bien para que su hijo menor cenara.
— Mujer, puedes dejar de hacer tanto escándalo. Taehyung ya está aquí, no es como si estando afuera con el doctor le fuera a pasar algo.
— Siempre tan permisivo, esposo – refunfuñó la mujer, colocando los platos de comida frente a Taehyung – Doctor Jeon, le pido encarecidamente que la próxima vez que salgan con mi hijo lo traiga a la hora indicada de la cena. Hay muchas personas con pensamientos malignos ahí afuera y la oscuridad es su mejor disfraz.
— Me temo que debo discrepar con usted señora Kim, estamos en el medio de la nada, a menos que piense que esa maldad vive en mí le puedo asegurar que nada malo le pasará a Taehyung, no mientras yo esté a su lado – Taehyung se ruborizó de inmediato, sintiendo que su corazón comenzaba un ritmo demasiado rápido como para no sentir que se desmayaría ahí mismo.
Hiyori, no quitó de su rostro aquel semblante de total desagrado, en ocasiones Jungkook llegaba a pensar que la mujer quería ocultarlo, pero le era imposible no hacer visible el temblor en su labio cuando procuraba darle una mueca disfrazada de sonrisa. Quizá era momento de pensar sus propias palabras y sobre todo a la hora de la comida, pues al paso que iban parecía que por esa noche se quedaría sin comer.
— Todos ya tienen sus platos de comida, cenemos en sana paz.
— Jungkook aún no tiene su plato madre, ¿quieres que comparta con él? – Taehyung, siempre era él quien salía a su rescate, haciendo que su madre siempre se levantara de la mesa con mala actitud.
Un plato de sopa de dudosa procedencia con una textura grumosa fue colocado frente a él, la consistencia era algo que siempre le asombraba, sin embargo, esta vez obtuvo una respuesta a su gran interrogante, según le había dicho la madre del chico, se ponía así debido a que la manteca de cerdo en ella se enfriaba con facilidad. Jungkook hubiera preferido seguir en la ignorancia de la preparación de la comida y no tener aquel dato.
La noticia de que Taehyung estaría siendo "custodiado" por Jungkook durante muchas horas por la tarde, no era algo que dejaba tranquila a Hiyori, mucho menos cuando era su hijo quien mencionaba todas las aventuras que vivía al lado del doctor. La señora Kim decidió que aquella conversación no era de su agrado y ni bien terminaron de comer, se encargó de enviar a la hermana de Taehyung a buscar una manta extra para el doctor.
Definitivamente, iba a ser una noche demasiado larga como fría, pues incluso la familia estaba preparando los calentadores que utilizarían en sus camas y él se suponía que debía estar despierto y permanecer en vela toda la noche, como si durante ese tiempo nocturno la conversión de Taehyung de un chico de 18 años a una mujer se diera.
— Hana lleva el calentador a la cama de tu hermano para que encuentre las mantas calientes – murmuró la señora Kim recibiendo un asentimiento obediente por parte de su hija a la orden dada – y de paso no olvides llevar unas mantas extra para ambos.
— Puedo ayudar si lo necesitan – se ofreció Jungkook al notar a la pequeña chica cargando con tanto encima. El agua del calentador estaba hirviendo y un accidente como dejarlos caer eran muy comunes.
— No es necesario – sentenció la madre aun sin regresar la mirada a él, concentrada en acomodar los leños en el fuego – Hana has lo que te he mandado. Tu hermano debe estar terminando sus oraciones.
— Prometo no interrumpir, solamente le ayudaré a la señorita Hana a llevar el calentador.
— He dicho que no. Usted es un hombre, doctor Jeon y mi hijo es... es diferente.
— Mujer, solo ha dicho que va a ayudar a llevar las cosas para que nuestro hijo esté abrigado para pasar la noche, no es como si fuera a pasar algo. Son dos hombres, Hiyori.
— Sabes muy bien que Taehyung es...
— ¿Es qué? Hasta donde recuerdo es nuestro hijo del que hablamos y el doctor Jeon es un invitado más en nuestra casa. Ambos siendo hombres, no le veo el problema de dejarlos solos ¿Qué podría pasar?
La madre regresó la mirada hacia ambos espectadores, quienes esperaban por una respuesta, uno más ansioso que el otro. Hana estaba aferrando su agarre a las mantas que tenía contra su pecho, mientras que el calentador se encontraba en el frío suelo, cosa que le hizo casi palpitar el ojo a la mujer.
Por su parte, Jungkook se encontraba atento a lo que sucedía en la parte superior. Ya no escuchaba pasos resonando en la madera chirriante, lo que explicaría que Taehyung se encontraba haciendo sus oraciones o bien estaba descalzado paseándose por ahí.
El doctor se perdió en sus pensamientos, imaginando lo que estaría haciendo el menor, podía ver a través de las rendijas de los tablones cómo una sombra se movía de un lado al otro. Quizá Taehyung estaría escuchando la conversación, no es como si la casa fuera aprueba de ruido y en la parte superior siempre se podía escuchar claramente las voces, los ruidos o los sonidos.
¿Estaría desvistiéndose? Debía ser una posibilidad, ya que se encontraba en el fondo de la habitación, lo cual no sería conveniente subir en ese preciso instante, tendría que esperar un poco más...
— Doctor Jeon – el padre de Taehyung había alzado la voz, haciendo que Jungkook le regresara la mirada, tan serio como la situación ameritaba – disculpe a mi esposa. Por favor espero que esto no lo haya puesto de mal humor y agradecemos su ofrecimiento de brindarnos su ayuda.
El señor Kim casi refunfuñó cuando su esposa simplemente se limitó a dar la vuelta, volviendo a su tarea de acomodar los leños de la chimenea, evitando a toda costa dirigirle la mirada a Jungkook, dejando en claro que no se arrepentía de mencionar que su hijo era especial.
Un hombre con su hija era lo que menos le agradaba, ¿Qué tal si el doctor era de esos hombres aprovechados e intentaba tocarlo? Tendría que enfrentar la misma escena que vio hace meses atrás, donde Park Jimin acariciaba las mejillas de su hijo con delicadeza y esperaba que aquel mal recuerdo de notar cierto... no era imposible que su hijo fuera besado por otro hombre. Aunque eso era una posibilidad, para Hiyori significaba que su hija se estaba manifestando, llamando la atención de hombres.
— Disculpe mis palabras anteriores, doctor Jeon. Por favor suban de inmediato, Hana, tu hermano encontrará la cama fría si no te apresuras y sabes que eso no puede pasar.
— Sí, madre – Hana murmuró apenas la respuesta como si se estuviera conteniendo de mencionar algo más, regresando la mirada hacia Jungkook – por favor, doctor Jeon ¿puede ayudarme con el calentador?
— Será todo un gusto ayudarle, señorita Hana.
Ambos se encaminaron hacia las escaleras, ignorando la discusión de los señores Kim, quienes demostraban estar en desacuerdo el uno con el otro respecto a la postura que debían tener con Taehyung y su condición especial.
Hana iba al frente, avanzando con pasos lentos, tan despacio como le permitía el momento para sentir la presencia de Jungkook detrás de ella. Sabía muy bien que el doctor mantenía una distancia prudencial debido al calentador en sus manos y que posiblemente estaba haciendo mal, pero qué más podía hacer, ella era una joven casadera, no le importaba que el doctor fuera de otro lugar, al contrario, eso lo veía beneficioso.
Hana también quería liberarse del yugo de su madre y eso solo lo lograría siguiendo los pasos de sus hermanas mayores, quienes estaban casadas con hombres de buenas familias, ahora vivían en otros pueblos, alejadas de la locura de su hermano y su madre. Quizá y solo quizá si lograba conquistar el corazón de Jungkook, ella tendría asegurada la salida de ese lugar.
Ella era bastante agraciada, sus facciones eran delicadas, tenía una voz suave y dulce, su cabello siempre lo mantenía perfectamente sujetado en un peinado con trenza, en ocasiones oculto debajo de un pañuelo, sin embargo, desde que cierto doctor llegó a sus vidas eso cambió. Debía utilizar todas sus herramientas, todo lo que le hacía verse como una mujer dispuesta a ser tomada.
— Disculpe a mi madre, doctor Jeon – susurró demasiado bajo, casi inaudible gracias a los gritos que estaban llevándose a cabo en la habitación familiar.
— Descuide señorita Hana, sé que mi presencia en esta casa no es bien recibida, puedo apostar que el desagrado comenzó desde que puse un pie en estas tierras extranjeras, frías y hoscas como sus mismos habitantes.
La luz tenue de la habitación los recibió con un murmullo por parte del único habitante en el lugar, quien estaba de rodillas frente a su cama. Tenía puesta una camisa larga, la cual se hallaba mal acomodada, pues Jungkook fue capaz de verle las piernas al menor y quizá un poco de la parte superior, casi llegando a cierta redondez llamativa, cosa que hizo que Hana tomara pasos apresurados para acercarse a cubrir la poca desnudez que se veía del menor.
Jungkook decidió quedarse alejado de la escena, dando toda la privacidad que le era posible brindarle viendo hacia otro lado, esperando el momento que se le indicara que era el correcto en acercarse. ¿Por qué estaba haciendo todo aquello? No existía diferencia física entre ellos, anatómicamente ambos eran hombres. Él no era indiferente hacia un cuerpo desnudo, ¡Era un doctor que había visto muchos cuerpos! ¡Por la Corona Inglesa! ¿Qué sucedía con él? ¿Qué tenía ese chico para hacerlo sentir así?
— Doctor Jeon, puede traer el calentador, por favor – Hana habló con voz susurrante. Al regresar la mirada, Jungkook terminó por morder su mejilla interna para evitar reír porque Taehyung se encontraba debajo de las sábanas intentando parecer lo más natural que podía – colóquelo en este espacio.
Hana se encargaba de descubrir una parte de las mantas para que colocara el calentador en ese espacio especial. El doctor se acercó sin más para hacer lo pedido y ni bien lo hizo, la hermana de Taehyung lo volvió a arropar, despidiéndose rápidamente de él, tomando la lámpara de aceite de la habitación para dejarla a oscuras, a excepción de la vela en la mesa de noche.
— ¿Qué fue todo eso? – murmuró Jungkook divertido al notar cómo el menor se ocultaba entre las mantas, quejándose por la vergüenza que sentía. El doctor comenzó a intentar sacarlo de su refugio – Taehyung, habla conmigo ¿Por qué de pronto todo se volvió incómodo para ti?
— Estaba escuchando la conversación que tenían allá abajo. Me puse nervioso cuando no respondiste a si accedías a traerme el calentador, así que cuando subieron...
— ¿Te pusiste de rodillas a rezar? O al menos eso hiciste parecer.
— ¿Cómo te diste cuenta de que estaba fingiendo? – mencionó totalmente sorprendido, tenía los ojos abiertos de par en par, dejando ver aquel brillo especial en sus orbes oscuros.
— Taehyung, sé que no haces tus oraciones en murmullos, siempre lo haces en voz alta – Jungkook sonrío al notar cómo el menor se removía bajo las mantas – además nunca dejas que vea más allá de tu piel, siempre eres cuidadoso a menos que deba ver alguna de tus heridas.
— Eres muy observador.
— Es lo que debo hacer contigo, ¿no? – el menor sonrió un tanto tímido, apenas notando que Jungkook se encontraba sentado en la orilla de su cama. Mirándolo así, nunca sabía explicar la manera en la que lo hacía, pero era diferente.
— Lo haces muy bien – el rubor le llegó hasta la punta de las orejas, sintiéndolas calientes de pronto, sabía que no se debía al calor acumulado en sus mantas, era él mismo provocándolo – Dios que vergonzoso – murmuró como un pensamiento al aire, cubriéndose de inmediato la boca y dándose un pequeño golpe en los labios.
— ¿Y eso qué fue?
— No debo decir el nombre de Dios en vano. Si lo digo por una banalidad estoy pecando y debo arrepentirme con una oración.
— Parece que ese Dios tuyo es un tirano, egoísta y contradictorio – Jungkook se levantó de la cama bajo la atenta mirada del chico, arrastró la silla en la que solía sentarse por horas a leer y escribir sus notas, colocándola al lado de la cama –. Dices que no puedes mencionar su nombre cuando quieras, pero en las iglesias siempre están repitiéndolo una y otra vez en sus oraciones. Tú mismo lo haces cada que rezas o pides perdón por algo. ¿No es eso decir mucho el nombre de él?
— Pero son momentos específicos. Estamos alabando su nombre y...
— Y vanagloriando a un Dios que solo les permite mencionarlo en ciertas circunstancias. Nosotros mencionamos a la corona cuando nos queremos expresar de cierta manera...
— Pero una corona es un objeto, le están mostrando respeto a una cosa.
— Así es, porque representa que quien la lleva es el máximo poder – Taehyung bajó la mirada intentando comprender todo lo que estaban conversando – tú tienes imágenes como estás – Jungkook le mostró la fotografía de San Agustín, la cual estaba junto a muchas otras en su mesa de noche – no tengo idea de quién es este hombre, pero tú sabes quién es y le muestras respeto, puedes pronunciar su nombre porque es alguien de respeto ¿Por qué no hacerlo con Dios? Además, ¿por qué te castigaría por mencionarlo?
— Yo... yo... no sé qué responder.
De nuevo lo estaba haciendo, Jungkook se había dejado llevar por la emoción de poder mencionar todas sus incertidumbres hacia algo que desconocía. Él no había sido criado bajo los regímenes de una creencia, más que en la corona, y si bien la iglesia tenía cierto poder dentro del reinado, siempre existía un orden para saber a quién obedecer. Era confuso y al mismo tiempo frustrante.
— Lo siento, creo que exageré con mis cuestionamientos sin bases. Por las noches divago muy seguido en cosas que no comprendo. Lamento haberte incluido en mis delirios e incomodarte.
— Me gusta ser parte de tus delirios... Normalmente, siempre soy yo quien habla, es agradable saber que tú también tienes pensamientos que no te dejan tranquilo por no tener una respuesta.
— Bueno, me agrada saber que no te molesto con ellos – la risa de Jungkook hizo eco en la habitación, haciendo que Taehyung le cubriera la boca para evitar que hiciera más ruido –. Vamos, descansa. Debes estar exhausto.
El doctor no comprendió la razón por la que lo arropó de nuevo debajo de las mantas, de aquella manera, conectando miradas con el menor, podía delirar que Taehyung le suplicaba algo con esos ojos brillantes, pero lo único que hizo fue sonreírle y alejarse lentamente.
Jungkook tomó la vela de la mesa de noche hasta dejarla sobre la mesa al lado de la pequeña ventana, donde el valle extenso apenas se dejaba ver ante la oscuridad absoluta que tragaba todo a su paso. Antes de tomar la silla para llevarla hasta el lugar que sería ocupado por él hasta el amanecer, le sorprendió la reacción de Taehyung, saliendo casi completamente de la cama.
— ¿Sucede algo?
— Tú también debes estar cansado.
— Lo estoy, pero posiblemente el escribir me quite el sueño y termine dormido sobre la mesa, no debes preocuparte.
— Duerme aquí – el menor señaló la cama, quitando las mantas gruesas, dándole espacio a Jungkook, quien lo veía aun sin comprender – la noche estará fría y tú debes descansar.
— Estaré bien, Taehyung, no es la primera vez que paso en vela.
— Insisto. No debes quitar tu ropa si no lo quieres o lo puedes hacer para estar más cómodo – mordió su labio de manera inconsciente, gesto que el doctor lo pudo notar.
— Tu madre se volvería loca si me encuentra durmiendo a tu lado.
— Si eso es lo que te preocupa, pondremos el despertador. Además, así no pasarás frío.
El chico sabía cómo convencer una mente cansada como la de Jungkook, porque sí estaba totalmente exhausto, necesitaba dormir por varias horas, ya que los últimos días no lo había hecho debido al frío. El hecho que el dueño de sus pensamientos estuviera frente a él haciendo esa mirada llena de inocencia y súplica era un gran factor de convencimiento porque después de un silencio abrumador terminó por asentir, rendido ante la petición.
— Bien, pon el despertador, solo necesito unas pocas horas de sueño. Estoy seguro de que estaré despierto mucho antes de que suene, pero nunca está de más prevenir.
— De acuerdo.
Taehyung salió de la cama, dirigiéndose hacia el baúl de madera, arrodillándose frente a él para comenzar a sacar algunas ropas y otros objetos de su pertenencia.
El doctor comenzó a quitarse los zapatos y el abrigo, acercándose hasta donde aún se encontraba Taehyung, sacando algunas cosas hasta que logró observar algunas de las pertenencias. Había ropa femenina y masculina dividiendo el baúl, en el medio se encontraban cosas como esos pequeños tesoros que alguien resguarda con recelo y de aquellos pequeños objetos el menor sacó un reloj de bolsillo.
— Este fue el regalo de mi padre cuando cumplí 18, estaba tan feliz porque ahora era todo un hombre que invirtió dos meses de trabajo para comprar este en la casa de empeño en el pueblo barquero.
— Es bastante fino.
— Mi padre lo pagó poco a poco hasta que lo obtuvo – Taehyung se mostró cabizbajo al recordar aquel cumpleaños donde su padre mencionaba todo lo que podría hacer ahora que era todo un hombre como él, cosa que solo quedó en promesas – no lo he podido usar desde que me lo dio.
Metió de nuevo las cosas, colocándolas en perfecto orden, hasta que todo estuvo acomodado para cerrar el baúl y dirigirse de nuevo a la cama. Jungkook prefirió guardar silencio, no sabiendo muy bien cómo actuar ante la situación, porque debía ser difícil para el señor Kim que su único hijo estuviera pasando por todo eso. Taehyung tampoco debía estarla pasando de la mejor manera.
— Ven, o las mantas se enfriarán. Apaga la vela, rápido.
— Pensé que te gustaba tener una luz encendida.
— Cuando estoy solo no puedo dormir sin la luz de la vela o la lámpara de aceite, porque no estoy acostumbrado a estar solo aquí.
— ¿Qué cambió? – murmuró Jungkook después de soplar el fuego de la vela, dejando a oscuras todo el espacio, dando pasos rápidos para llegar hasta el menor.
— Ahora estás tú para cuidar mi sueño.
Ambos se recostaron en la cama, Jungkook lo hizo lo más en la orilla que pudo intentando no tocar al chico, mientras que este se acomodaba lo mejor que podía debajo de las mantas gruesas.
— En ocasiones, a veces pienso que verdaderamente me observas dormir, cuidando mi sueño – la voz de Taehyung dejaba ver lo cansado que se encontraba, Jungkook no mencionó nada al respecto – sé que suena muy disparatado, pero me gusta saber que estás aquí. Descansa, Jungkook.
El mayor estaba confundido, un poco avergonzado de ser descubierto, porque en más de una ocasión de la última semana el observar dormir a Taehyung se convirtió en su pasatiempo favorito. El menor hacía caras graciosas, abrazaba su almohada y en algunas pocas veces lo escuchó quejarse en sueños, pero bastaba con que él le diera unas cuantas caricias en su cabello para que volviera a tener paz en su rostro.
El silencio reinó en la habitación, donde después de algunos minutos la respiración de Taehyung se convirtió en una más pausada, llena de tranquilidad, se removió un poco mientras se acomodaba en el espacio reducido, acercándose al cuerpo de Jungkook a quien abrazó de inmediato, haciendo que este se quedara inmóvil.
— Taehyung – susurró el doctor intentando ¿despertarlo? Procuró moverlo un poco para hacer que se quitara de encima, pero el chico solo se abrazó más a él – supongo que este es el precio por dormir aquí – mencionó divertido al sentir el calor del cuerpo que se aferraba al propio, era acogedor –. Descansa, Taehyung.
Solo serían unas pocas horas de sueño que debía recuperar, estaría bien si solo daba un pequeño pestañeo que le permitiera descansar su cuerpo de lo agotado que se sentía, sabía muy bien que despertaría antes del amanecer como se le había hecho costumbre desde que llegó a ese lugar.
Su propio cuerpo lo engañó, el sueño pudo más que su fuerza de voluntad y se sentía muy cómodo a pesar de estar rígido en su sitio, con un cuerpo que parecía envolverlo entre sus piernas y brazos, formando un cómico enredo donde no se podía mover en lo absoluto.
Se estiró un poco, al menos lo que la situación le permitía, aún tenía los ojos cerrados y Jungkook estaba totalmente convencido que era aún de madrugada, o bien apenas entrada la mañana. Sin embargo, el escuchar el estruendoso sonido de las ollas, junto con murmuraciones un tanto fuertes sobre traer leña seca, le hizo perder todo el sueño que tenía encima.
La luz del nuevo día le recibió, tan brillante como siempre, tan gris como todos los días y demasiado caótico para salir de la rutina. Escuchó claramente cuando la madre de Taehyung mencionó que debían despertarlo y al mismo tiempo no se perdió de las quejas porque debía compartir su comida con él.
¿Cuánto egoísmo podía albergar esa mujer para no compartir la comida con él? Aún recordaba todas aquellas oraciones donde mencionaban que el compartir sus alimentos les traería abundancia. Falacias, nada más, una fe fraudulenta, unos creyentes de un Dios que eran contradictorios a sus propias creencias.
— Taehyung – intentó moverlo mientras que su cuerpo se removía entre aquel abrazo – Taehyung despierta, tu madre está llamando por ti. No sonó el despertador, nos quedamos dormidos. Vamos, arriba.
— No quiero.
— Taehyung debes despertar o tu madre me hará leña para el fuego. Despierta ya.
— ¿Qué hora es? – murmuró con su voz ronca, removiéndose apenas, frotando su rostro con lo que para él era una almohada, pero la superficie no blanda, carente de suavidad, le hizo saber que no era lo que usualmente abrazaba por las noches, haciéndolo incorporarse de inmediato.
— Buenos días – mencionó Jungkook con esa sonrisa que le hacía acelerar su corazón. No era justo para Taehyung tener ese tipo de ataque a su pobre estabilidad, no cuando aún no podía coordinar sus propias reacciones – ¿dormiste bien?
— Demasiado bien... – sus pensamientos aún no conectaban de manera correcta con lo que decía, así que escuchar la risa ahogada de Jungkook lo hizo terminar de despertar ¿Por qué había dicho algo así? – lo lamento, es decir, sí, dormí muy bien gracias a tu compañía.
— Me pude dar cuenta, no despertaste en toda la noche, tampoco te quejaste por algún mal sueño – Taehyung se sorprendió al escuchar que el mayor no era ajeno a esos momentos de su sueño – me abrazaste todo el tiempo.
— Tengo la costumbre de abrazar algo al dormir, de verdad lo siento.
— Eso no importa, fue agradable poder tener una buena noche. Ahora debo salir de aquí antes que tu madre nos descubra.
Aún estaban intentando desenredar sus piernas junto con las mantas gruesas que se habían fusionado con ellos cuando se escucharon pasos fuertes proviniendo del primer escalón.
— Taehyung, ¿estás despierto?
— Por la corona, esto no puede estar pasando – se quejó Jungkook al seguir en una pequeña pelea contra las mantas enredadas, tomando una de las piernas de Taehyung para quitarla de encima.
— Auch, espera me lastimas.
Unos tirones por acá, algunos movimientos extraños por allá provocaron que ambos terminaran enredándose más en las mantas, quedando uno encima del otro. Taehyung fue el primero en alarmarse haciendo que rodaran por la cama hasta caer al suelo, donde aún no podían respirar con tranquilidad, pues los pasos se apresuraron en subir, escuchando como la madre de Taehyung lo llamaba sin obtener respuesta.
— Sube las mantas a la cama y ponte de rodillas – murmuró Taehyung comenzando a poner las mantas en su sitio.
— ¿Qué?
— De rodillas y haz lo que yo – sentenció ni bien colocó las mantas, poniéndose al lado de Jungkook, quien acató la orden – cierra los ojos y junta las manos – susurró Taehyung sintiéndose nervioso.
Los pasos se acercaron al final de la escalera, dando así la señal que necesitaban para que Taehyung comenzara a rezar una oración en voz alta, con ese tono bajo debido al frío y lo temprano que era como para que él comenzara a hablar.
"Te alabamos, señor, en este glorioso día que nos has permitido abrir los ojos, respirar el aire puro que corre en estas montañas verdes y así regalarnos de tu aliento de vida... Señor soy tu hijo y esta mañana estoy acompañado por alguien más que busca encontrarse contigo... Amado señor, te agradezco por encomendarme tan digno trabajo de llevarlo a ti..."
¿Encontrarse con quién? ¿Llevarlo a dónde? Jungkook intentó no reír y tampoco abrir los ojos porque sabía y podía escuchar como los pasos disminuían con cada palabra espetada por el chico. Ni bien terminó el rezo, Taehyung abrió los ojos lentamente, encontrándose con su madre a una distancia prudente.
— Lo lamento por interrumpir, mi cielo.
— Escuché tu llamado madre, pero como habrás visto estaba rezando, porque Jungkook decidió ser creyente por fin del milagro y por eso, es un gran honor para mí el guiarlo – habló tan rápido que incluso su madre se encontraba confundida, aunque no sabía por qué estarlo más si por el hecho de la repentina conversión del doctor o por lo agitado que se encontraba su hijo.
— Ya veo – mencionó apenas Hiyori, sin quitarle la vista de encima a Jungkook, quien fue levemente picado en sus costillas para que dijera algo.
— Oh, sí. Así es señora Kim, estos pocos días al lado de su hijo me hicieron ver que este es el camino que debo seguir.
— Me alegra escucharlo, aunque eso no le dará mi gracia, doctor Jeon – era mucho esperar de una persona como Kim Hiyori, la mujer parecía más dura que las mismas piedras con las que constantemente su hijo menor solía caer o resbalar –. Mi cielo, cámbiate y bajen a desayunar por favor.
Mencionó de manera imperativa como cada cosa que salía de la boca de la madre de Taehyung, todo debía ser una orden acatada. Hiyori esperó con impaciencia la respuesta de su hijo, al menos algo que le indicara que se cambiaría, pero Taehyung no era más un niño y tampoco haría lo que se le estaba indicando en esa situación.
— Necesito privacidad, madre.
Habría deseado que después de esa frase su madre saliera de su habitan como siempre, dejándolo a solas con Jungkook, pero debía saber que eso era mucho pedir. ¿Por qué tenía esos deseos con el doctor? No había dejado de pensar en la vez que hizo aquel examen físico donde su tacto acarició su piel y Taehyung solo quería... no solo anhelaba volver a sentir ese calor.
Definitivamente, no sería esa mañana, ni ese día y mucho menos en días cercanos. Aún no tenían noticias del Padre Jung sobre la casa en el pueblo y Taehyung no era conocido por ser precisamente paciente. Tampoco su madre lo era porque de inmediato la mujer se giró en su sitió apresurando a salir, no sin antes lanzarle una mirada a Jungkook.
— Oh, claro, debemos salir aquí. Doctor Jeon por favor mi hijo necesita privacidad.
Jungkook se enderezó de inmediato intentando colocar sus botas con rapidez, los cordones quedaron desatados, las lengüetas estaban de fuera y casi tropieza cuando se puso totalmente de pie, siguiéndole el paso a la madre de Taehyung, el menor se rio bajo al ver la divertida escena.
El doctor trataba de parecer lo más presentable posible para esas horas de la mañana, donde su pelo esponjoso y alborotado parecía tomar vida propia gracias a la humedad del ambiente, junto con el sudor de pasar una noche entera cubierto por el calor proporcionado por otro cuerpo. Su camisa, junto con sus tirantes se hallaba desordenados, era una verdadera situación contradictoria, tomando en cuenta que él debía pasar en vela y no durmiendo en la misma cama que su paciente.
Para su fortuna, cuando estuvo del todo abajo, todos estaban lo suficientemente distraídos con las tareas del hogar como para percatarse de su aspecto desarreglado o siquiera poner atención a sus cordones desatados.
Dos toques en la puerta alteraron más el ambiente donde la madre de Taehyung gritaba cada tanto mencionando cosas como preparar la leña, algo sobre leche derramada en el suelo, pan quemado más de lo acostumbrado, cosa que le hizo arrugar la nariz en desagrado, saboreando en su boca el humo, la ceniza y la dureza de aquella comida
— ¿Quién podrá ser desde tan temprano? – cuestionó la señora Kim, mientras limpiaba con afán sus manos en las faldas de su vestido, acercándose hasta la puerta, abriéndola de golpe, encontrándose con una cara sonriente, tan brillante que parecía tener un aura blanca a su alrededor – Padre Jung – casi jadeo en sorpresa, comenzando a pasar sus manos por su cabello.
— Bendecido día, familia Kim – saludó el hombre entrando a la casa de inmediato, ni bien le dieron el paso – Jeon.
— Padre Jung – debían guardar las apariencias frente a todos, pero ¿en serio le costaba ser un poco más cordial? ¿Por qué tenía que ser tan seco como ese pan quemado sobre la mesa? Pan, que se encontraba en lo que Jungkook había identificado como su plato, ¿le habían dado eso? – es una sorpresa tenerlo por aquí tan temprano.
— Bueno, esta mañana no pude dormir por más tiempo debido a una revelación de nuestro Señor, es algo verdaderamente importante que involucra a Taehyung. Es tan grande que me fue imposible no acudir hasta aquí.
Hoseok tomó asiento a la cabeza de la mesa, cosa que hizo a más de una persona presente no estar del todo feliz con ello, el principal se trataba del señor Kim, quien estaba siendo destituido como hombre de la familia y el segundo era Jungkook quien estaba más que indignado con el trato hacia el Padre Jung, existía una diferencia del tamaño del mismo mar que atravesó para llegar ahí entre las atenciones que recibía el hombre mayor y el doctor.
Le había sido retirada la silla para que se sentara, le pasaban cada plato de comida con el mayor de los cuidados, mientras que Jungkook podía percibir la hostilidad emanando del palto que fue puesto con brusquedad y otro poco debía estar contenida en la grumosa comida con la que debía acompañar su alimento quemado.
— Taehyung, estaba por subir para avisar la llegada de nuestro invitado especial – mencionó su madre arreglando el vestido de su hijo con el cual se veía bonito a los ojos de Jungkook, definitivamente le estaba tomando cierto gusto el ver esas prendas en un hombre. No, no en un hombre, le gustaba en Taehyung – el Padre Jung nos acompañará esta mañana y tiene noticias para nosotros.
— Bendecido día, Padre Jung.
— Bendecido día, Taehyung.
El menor tomó asiento al lado de Jungkook, ganándose una mirada disgustada por parte de su madre, quien incluso carraspeo para llamar su atención, pero Taehyung además de saber muy bien que estaba siendo reprendido por su actuar, también tenía claro que debía sentarse al lado de Hoseok y no con el doctor, pero por ese día, cuando sus esperanzas se depositaban en que todo iba a empezar a cambiar se tomaría el atrevimiento de desobedecer.
— Mi cielo, deberías tomar asiento junto al Padre Jung, es nuestro invitado especial.
— No se moleste por eso ahora, señora Kim. Taehyung puede sentarse al lado del doctor Jeon, quien también es un invitado – la mujer asintió, no estando del todo convencida con afirmar aquello, aun así lo hizo.
— Tiene razón. Puede bendecir el alimento, por favor Padre Jung.
— Será un placer, señora Kim – todos excepto Jungkook, tomaron una postura respetuosa, Taehyung se encargó de darle un pequeño golpe al doctor al notar que no estaba haciendo lo mismo.
Ambos hicieron algunas muecas mientras mantenían una conversación silenciosa, donde Jungkook negaba frenéticamente, negándose a cerrar sus ojos de nuevo, mientras que Taehyung insistía, abultando su labio, susurrando un por favor alargando la palabra.
Un carraspeo les hizo regresar la mirada hacia el Padre Jung quien les hizo entender que debían seguir con aquel acto, sobre todo Jungkook, quien no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas.
"Señor, bendice estos alimentos que recibimos de tu generosidad. Da pan a los que tienen hambre y hambre de Dios a los que no han encontrado la luz. Bendito seas, Señor, por esta comida que vamos a compartir y que es signo de paz, de alegría y fraternidad"
Había palabras en esa oración que le hacían eco a Jungkook, ¿generosidad? Era lo que menos recibía en esa casa, exceptuando a Taehyung y Hana. Además, por qué mencionaba algo sobre darles pan y hambre a las personas. Suficiente había tenido en todo ese tiempo como para volver a padecer de hambruna por la hostilidad.
De pronto el silencio que se había adueñado del ambiente fue reemplazado por el sonido de cubiertos contra platos y murmuraciones pidiendo pan o un poco de leche.
— Doctor Jeon – susurró la hermana de Taehyung, la chica estaba un poco nerviosa mientras le extendía un pan con solo algunos rastros de ceniza que podría quitar fácilmente, algo más comestible a diferencia del que tenía – será mejor que oculte el otro.
— Lo tomaré en cuenta, señorita Hana, pero por favor solo dígame Jungkook – murmuró el doctor, tenía una sonrisa encantadora en sus labios, gesto que hizo sonrojar a la chica, quien entre movimientos desordenados terminó causando un desastre en la mesa con los cubiertos.
— Hana, es de mala educación murmurar cuando se está en la mesa y más frente a nuestro invitado – dijo entre dientes su madre, señalando al Padre Jung, estaba más que claro que el único que era bien recibido era Hoseok –. Discúlpela, por favor.
— No es necesario disculparse, señora Kim.
— Padre, ¿Qué era eso tan importante que lo trajo hasta aquí? – interrumpió el señor Kim, quien ignoró a su esposa, conociendo las muecas que esta estaría haciendo.
— Oh, sí, lo había olvidado – Hoseok llevó un bocado de comida a su boca, degustando gustoso –. Sé que Taehyung es conocido por su estado y que muchos vienen a visitarlo para recibir la bendición del señor, pero últimamente noté que el aura luminosa de él se ha opacado.
El sonido del silencio junto al de cubiertos cayendo de repente sobre los platos fue lo que le siguió a aquella declaración. Taehyung y Jungkook se dedicaron miradas fugaces, un poco cómplices, esperando no llamar la atención de nadie en la mesa, agradeciendo que todas las miradas estaban sobre el Padre Jung.
— ¿A qué se refiere? – cuestionó totalmente angustiada Hiyori, mirando fugazmente a Taehyung como si él tuviera la respuesta – acaso se debe a compartir tanto con el doctor Jeon.
— Disculpe, pero debo recordarle que estoy aquí para cuidar de Taehyung, no para interrumpir su conversión – se excusó Jungkook al sentirse atacado por la misma mujer que parecía querer sacarlo de su casa.
— El doctor Jeon tiene razón, señora Kim. A lo que me refiero es que estar en este ambiente agobiante donde están ustedes tan angustiados le está afectando a Taehyung – tanto los padres como la hermana de Taehyung se miraron los unos a los otros –. Me he enterado de que hay una casa en el pueblo para ustedes como familia.
— No nos mudaremos, ni dejaremos las tierras que nos han costado tanto trabajo – el padre de Taehyung habló alto, golpeando su puño contra la madera de la mesa, sobresaltando a todos.
— Ustedes no, pero Taehyung sí podría hacerlo. Me gustaría que él estuviera en completa comunión con nuestro señor y eso se logra aislándose de todo para poder tener un encuentro más profundo.
— No puede vivir solo en el pueblo – alegó la madre, exaltada ante la idea de alejarse de su hijo, cosa que hizo que todos en el lugar la observaran de distintas maneras.
— Viviremos el doctor Jeon y mi persona en ese lugar. Le prometo que es temporal y le aseguro que estando a solas se logrará el milagro.
Hoseok debía tener el don de la palabra, el convencimiento, el poder de saber qué palabras utilizar para ese preciso momento. Jungkook era escéptico en el plan de escape del Padre Jung, pues a él con mucha dificultad le dejaban mediar palabra alguna, pero una simple frase proveniente del mayor podría causar la mayor conmoción.
— Mi cielo, ¿estás de acuerdo con esto? – murmuró la madre de Taehyung, tomándolo de la mano, apretando un poco su agarre como si quisiera comunicarle su malestar y así hacerlo ceder.
— El Padre Jung tiene razón, madre. No me he sentido bien desde antes que ellos vinieran hasta aquí. Quiero hacerlo.
Era un manipulador de las situaciones, Jungkook no podía dejar de sentirse divertido cada que el menor manejaba las cosas cómo mejor le acomodaran. Él mismo había caído en muchas de sus palabras, ¿quién podría estar libre de aquel delicado tono tan convencido? Por la corona, Kim Taehyung era alguien tan inusual como digno de no perderse detalle.
— Pero estarás solo.
— Estará en el pueblo, mujer. Deja que se comporte como un hombre adulto.
— Taehyung no es un hombre.
— ¡Tampoco es lo que dices que es!
El aire de pronto se hizo difícil de respirar, la tensión en los cuerpos de todos los presentes se hizo más palpable en la carne de cada uno, sintiendo la característica punzada de dolor en sus hombros.
— Señora Kim, esto es a lo que me refiero – comentó el Padre encontrando la grieta perfecta para plantar la semilla de la incertidumbre.
— Tiene razón madre, Taehyung no ha sido el mismo desde hace meses. Sería bueno para él que se alejara, yo podría ir con él...
— No, Hana, tú te quedas aquí.
El silencio volvió a reinar, llenándose de respiraciones pesadas y el sonido chocante de cubiertos contra platos. Taehyung y Jungkook eran los únicos que no habían perdido su apetito en la discusión y no pensaban desaprovechar el momento para dejar de comer, mucho menos Jungkook.
Hiyori casi sintió que la situación se le iba de las manos y todos parecían estar en su contra, incluso su propio hijo, quien seguía comiendo como si la discusión fuera sobre una salida al campo.
— Parece que la noticia no te ha afectado, mi cielo – existía cierto ápice de rabia en aquellas palabras de la señora Kim hacia su hijo, quien se soltó del agarre de la mujer.
— ¿A ti sí, madre? Yo acepto las palabras del señor para guiarme a algo mucho más grande, tú pareces querer retenerme.
— No es así.
— Entonces eso es una afirmación ante la inminente partida de Taehyung – agregó Hoseok uniéndose al doctor y el menor de la casa de los Kim para terminar su desayuno – he arreglado ya con el presidente del comité para que la casa esté lista para hoy mismo.
— ¿Hoy? ¿Partirán hoy mismo?
— Mujer.
— ¿Estás de acuerdo con esto?
— Lo estoy porque esta es la oportunidad que necesita nuestro hijo para estar alejado de esta locura. Ahora come o se pondrá grumosa la comida – el padre de Taehyung lo observó, dándole un asentimiento cómplice – muchachos, si ya terminaron de comer será mejor que preparen las maletas y partir lo antes posible.
— Sí, padre – el menor arrastró la silla con un estruendoso sonido, detalló a Jungkook quien aún estaba metiendo algunos bocados a su boca y en el último lo tomó del brazo haciendo que se pusiera de pie lo más pronto posible – vamos Jungkook necesito ayuda con mi equipaje.
— Alistaré el carretón para llevarlos, conozco a mi hijo, llevará más de lo necesario.
— Disculpen el arrebato señores Kim – mencionó Jungkook mientras que sus pasos estaban cumpliendo la misión de seguir a cierto chico torpe subiendo las escaleras a tropezones debido a la falda de su vestido verde.
Una vez ambos estuvieron en la habitación, Taehyung comenzó a ir de aquí a allá como si no supiera por dónde empezar. Estaba ocurriendo verdaderamente y no perdería la oportunidad de salir de la prisión que representaban las cadenas de su madre. Llevaba meses sintiéndose asfixiado, sin motivación de seguir, oprimido debajo de una fachada que era más falsa que la gentileza de cualquiera en el pueblo.
Regresó sobre sus pasos después de refrescar su rostro con un poco de agua, aun sin prestar atención a Jungkook, quien lo observaba tan lleno de vida, muy diferente a cuando llegó a ese lugar, donde aquel brillo en su rostro solo salía a relucir los días que tomaban aquellos largos paseos en el campo. ¿Por qué de pronto la pesadez en su estómago se había asentado como una enorme piedra lanzada hasta el fondo?
¿Acaso se estaba sintiendo desplazado? Ese efecto de felicidad desbordante solo lo lograba él, quería seguir sintiéndose bien al ver a Taehyung feliz y radiante, pero siendo él la razón ¿Por qué estaba siendo tan egoísta?
Lo vio sacar una pequeña maleta debajo de la cama, en la cual cabían algunas prendas y por lo que sabía el baúl de madera estaba un poco lleno de ropa, no hacía falta ser un genio para saber qué cara pondría Taehyung. Jungkook sabía lo indeciso que podía ser el menor.
El menor se perdió por algunos segundos observando todo el interior del baúl. Vestidos heredados de sus hermanas mayores y ropa de hombre que su padre se esforzaba porque usara.
— ¿Qué ocurre? – interrogó al notar que solo mantenía la maleta abierta al igual que el baúl.
— ¿Qué debería llevar? Es decir... – Taehyung tomó la punta de un listón blanco que pertenecía a uno de los vestidos, mientras que con su otra mano acariciaba la tela rasposa de los pantalones de campo que su padre con tanto esmero compraba para él – ¿Cómo debería verme frente a todos en el pueblo?
— Eso depende – el menor ladeó la cabeza, sin quitar la vista de encima del doctor, quien se acercó hasta él, arrodillándose a su lado – ¿quieres verte como los otros esperan verte? ¿Prefieres sentirte cómodo? O puedes simplemente ser tú.
— ¿Qué escogerías tú?
— Ser yo mismo – murmuró sin dudar, teniendo una sonrisa bastante peculiar, la cual solo hacía cuando se sentía satisfecho consigo mismo o verdaderamente le hacía feliz algo, Taehyung también lo había observado durante ese tiempo, conocía sus gestos –. Prefiero mil veces ser tal cual soy a ser igual al resto, solo imagina que hubiera contraído la enfermedad de la que todos son portadores aquí, exceptuando algunas personas, claro...
— ¿Enfermedad? ¿Cuál es esa?
— La de la antipatía, hostilidad con un poco de síntomas de agresividad excesiva – el menor rio de inmediato, cubriendo su boca cuando sus carcajadas fueron incontrolables – te puedes imaginar eso, qué aburrido sería. Le quitaría la emoción a mi día, ya no me sorprendería saber quién se ganará el premio al comentario más hostil.
Jungkook disfrutó del sonido que provocaban sus incoherencias, pero se sentía satisfecho de haber logrado quitar aquel semblante dudoso, cuando segundos antes deslumbraba de felicidad, no le importaba que el motivo de la risa fuera él mismo. Al contrario, ahora volvía a sentirse orgulloso de ser él la razón de la felicidad en ese rostro bonito, ¿podía ser más incoherente el sentirse bien porque un hombre sonría?
Tomó unos pantalones marrones del baúl, tres camisas y lo colocó sobre la cama del chico. Quien aún estaba intentando recobrar el aliento.
— Me parece que estas prendas son las más adecuadas para andar por el pueblo, pero tú puedes escoger algunos vestidos y utilizarlos cuando lo quieras hacer. Como lo haces cuando estás conmigo, de hecho, me gustaría que los utilizaras más seguido, siento envidia que cada que viene el Padre Jung te coloques tus mejores prendas mientras que con mi persona utilices estos.
El doctor señaló los pantalones en sus manos, notando el leve sonrojo en las mejillas de Taehyung, quien aún cubría su boca con su mano, sus ojos estaban brillantes debido a las lágrimas que le provocó la risa, pero era una visión fascinante.
— Ya, fue suficiente. Sabes muy bien que utilizo estos porque siempre salimos al campo – se quejó el menor, poniéndose de pie al lado de Jungkook, tomando las prendas entre sus manos para hacer algunos dobleces y colocarlas dentro de la maleta –, pero si tanto te afecta el no verme con uno de estos – se señaló a sí mismo, estirando su falda uno poco, dejando ver sus botas para el campo – llevaré algunos de mis vestidos favoritos para que los veas. Oh, y un par de pantalones más porque estando en el pueblo sé que no podré estar encerrado.
Lo había logrado de nuevo, tenía ese brillo de felicidad y vida. Se veía realmente revitalizado y Jungkook dejó de sentir pesado el estómago junto con la presión en el pecho que le provocó el solo pensar que en el pueblo habría personas que verían mal a Taehyung. ¿Por qué a él no le parecía raro que Taehyung utilizara aquellas prendas? No, ¿por qué debería ser extraño ver a Taehyung utilizar vestidos?
Se veía verdaderamente bonito con esas faldas largas, ya no utilizaba los corsés cortos, pero el ver la silueta remarcada en la prenda le causaba cierto cosquilleo inevitable de ignorar.
¿Por qué tenía que ser un hombre tan bonito?
Jungkook venía de un mundo donde la sociedad te obligaba a distinguirte a través de la vestimenta, el dinero, el comportamiento, la educación y las familias. Donde, nunca había visto a un hombre usando ropa femenina, pero cuando vio por primera vez a Taehyung se encontró contrariado.
— Taehyung, el carretón está listo. Baja cuando tengas el equipaje para tu estadía en el pueblo – la voz del señor Kim resonó en toda la casa de manera imperativa.
— Ahora bajo, padre – alzó la voz, el menor mientras terminaba de acercarse de nuevo a la maleta abierta donde ya tenía algunas pertenencias. Colocó sobre la cama un vestido verde olivo y uno azul real, parecían muy nuevos y bastante sofisticados – estos son mis mejores vestidos, jamás los he usado porque no he encontrado la ocasión.
— Parecen costosos.
— Creo que lo son. Una familia rica me visitó hace un tiempo y como regalo dejaron estos, quizá tengas suerte y me veas usarlos.
Taehyung era una mezcla de muchas facetas, lo inusual era parte de él, la manera en la cual se comportaba con cada situación le hacía ver a Jungkook que podía ser cambiante para adaptarse y prácticamente sobrevivir. Aunque con él no se mostraba de una manera en específico, el doctor era espectador de cada una de las máscaras que el chico tenía, pero ante él ¿Cuál era la que utilizaba?
El menor cerró por fin su equipaje y lo tomó entre sus manos, estaba un poco pesada debido a todo lo que había metido, aunque fue cuestión de segundos para que el doctor le ayudara a llevarlo abajo, indicándole que avanzara.
Por supuesto que esperaban que todos estuvieran al pie de las escaleras aguardando por ellos, bueno por Taehyung. La señora Kim fue la primera en abrazarlo, comenzando a susurrarle cosas al oído, palabras que le fueron borrando poco a poco la sonrisa en el rostro de su hijo menor. Hiyori lo santificó una vez terminó su discurso silencioso y con un ademán le indicó que saliera de la casa.
La despedida con Hana fue muy breve y algo chocante, contraria a lo que fue con su madre.
— No vuelvas, hermano – susurró entre el abrazo la chica – no vuelvas, busca una manera de huir – su hermana se alejó del abrazo para tener un poco de contacto visual – te quiero, has tus oraciones, ¿de acuerdo?
— También te quiero, Hana.
— Doctor... Jungkook, cuide de mi hermano, por favor – casi suplicó la chica, ganándose una de esas sonrisas cálidas del hombre frente a ella.
— Descuide, solamente se mudará al pueblo. Puede visitarlo cuando desee señorita Hana. No nos iremos a ninguna parte, estará seguro lo prometo.
El señor Kim los apresuró para subir al carretón, alegando que dejaran las despedidas innecesarias, sobre todo por parte de ambas mujeres, quienes tenían emociones encontradas al ver partir al menor de la casa. Hana solo deseaba que esa fuera la última vez que su hermano estuviera en aquella casa y lo mejor sería que después de un tiempo desapareciera de aquel pueblo.
Hiyori se abrazó a sí misma, colocando sus brazos sobre su vientre, dejando caricias sobre su ropa, sintiendo que de nuevo perdía a su hija. Esperaba que Taehyung cumpliera con lo que le había pedido, el silencio del menor siempre indicaba obediencia.
El sonido de las ruedas del carretón le siguió al latigazo que se le dio al caballo para que avanzara, alejándose por fin de su hogar. Taehyung tenía un enorme nudo en la garganta que le estaba dificultando incluso respirar tranquilo. ¿Por qué no podía tener paz en un momento tan importante? Las palabras de su madre aún hacían eco en su cabeza sin abandonarlo.
"No regreses. Recuerda que solo eres el medio para que tu hermana regrese, no lo arruines y deja que vuelva"
Mientras que Taehyung viajaba al lado del señor Kim, tanto el Padre Jung como el doctor mantenían una conversación privada que podía ser perfectamente disimulada gracias al ruido del carretón.
— ¿Por qué tardó tanto tiempo en tener lista la casa? – cuestionó Jungkook una vez estuvo seguro de que nadie podía observarlos teniendo aquella conversación.
— Parece que el rumor sobre Taehyung siendo cuidado por dos extranjeros se extendió más rápido de lo esperado y durante este tiempo han estado llegando nuevos inquilinos a hospedarse en la posada.
— Es por eso que dijo que me tengo que mudar a esa casa.
— Así es, al parecer, todos son reporteros, esperando tener la mejor noticia. Por lo que pude escuchar es que existe un reportero inglés que ha estado tras la pista de Taehyung, un tal Min, Min Yoongi.
Eso solo significaba problemas, deberían ser más cuidadosos con sus pasos, tampoco podrían hacer movimientos sospechosos, sus viajes al pueblo barquero debían reducirse, incluso dejar de hacerlos.
— ¿Usted cree que este Min sea una piedra en nuestro camino?
— Creo que puede ser una enorme montaña difícil de evitar. Debemos ser precavidos.
— O aliarnos con él – soltó sin más Jungkook, regresando la mirada hacia el frente donde ambos Kim eran ajenos a la conversación, mentiras que el Padre Jung esperaba una respuesta – para ganar las batallas se debe hacer al enemigo un amigo cercano.
— Ustedes, los ingleses, siempre están pensando en estrategias. De acuerdo, en el más mínimo indicio que represente una amenaza para Taehyung haremos lo que usted menciona – Hoseok se santificó, lanzando una oración al viento, pidiendo sabiduría.
Jungkook no dejaría que nada le sucediera a Taehyung, no cuando apenas estaba saliendo de un yugo como el de su madre, esperaba verdaderamente poder sacarlo de aquel pueblo lo antes posible.
Hola personitas bellas, espero hayan disfrutado de este capítulo, nuestro bebé casi está fuera de las garras de su madre... Ahora estará solito con Jungkook... Mmmm
Espero estén teniendo un bonito día y semana. Recuerden que los malos momentos pasan como nubes grises, solo están de paso, aunque al principio sea abrumador, todo pasa. No descuiden su salud, coman bien, tomen agüita, duerman sus horas, no dejen de hacer lo que les causa felicidad y les envió mucho cariñito a todos. Purple hearts...
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