- Este es el salón de química, es peligroso entrar sin un profesor porque hay sustancias que-

- ¿Puedo interrumpirte?

- Ya lo hiciste.- paró en seco, cruzando sus brazos debajo de su pecho.

- Bueno, es que, quería decir algo.

- Te escucho.

- No estoy entendiendo nada.- confesó.

- ¿Cómo que no? Estuve hablando por seis minutos y cuarenta y dos segundos.- Mina se mostró molesta una vez más.- Te mostré siete salones, contando este.

- Es que de verdad pareces un robot diciendo todo.- se rió tratando de calmar el ambiente.

- ¿De qué estás hablando, Im Nayeon? No soy un robot, soy una persona igual que vos.- se confundió.

- Era un chiste.

- No fue gracioso.

- Entiendo.- ahora se sentía avergonzada, la dura mirada de Mina la estaba reprochando.

Antes de que alguna de las dos pudiera decir más, una chica apreció junto a ellas interrumpiendo.

Nayeon la recordó como la chica que le había dicho que fuera con Mina antes.

- Hey, hola otra vez.- dijo ella a Nayeon, ignorando por completo la presencia de la tercera.

Mina se puso cabizbaja, apretando sus manos en puños y cerrando sus ojos ante la nueva presencia.

Nayeon no se dió cuenta de eso.

- Ah, hola.- saludó de vuelta con una sonrisa.

- ¿Cómo era tu nombre?

- Nayeon, ¿el tuyo?

- Sana.- se presentó.- Escuchame, Nayeon, ¿Querés salir conmigo y una amiga después del colegio? Así nos conocemos más y eso. Sé lo horrible que es ser nueva en un colegio, encima a mitad de año.

- Dale, si.- aceptó contenta.

- Perfecto, nos vemos a la salida.- se despidió, dando una última sonrisa a Nayeon, terminando por ser ladina al ver el rostro asustado de Mina.

- ¿Sos amiga de Sana? - la chica que había estado en completo silencio fue capaz de emitir la pregunta.

- Todavía no.

- Mmh, todavía.- asintió.- Chau, Nayeon.

- ¿Qué? Esperá, todavía no terminamos.

- Hay aproximadamente treinta y dos alumnos por clase, alguno puede ayudarte.- fue lo último que dijo, saliendo enseguida sacando su teléfono para hacer algo que Nayeon no vió.

- Que rara.- musitó Nayeon.