Cuando a Mina se le mete algo en la cabeza, no descansa hasta cumplirlo.

Y sí, los últimos tiempos había deseado vivir juntas. Pasaron cinco años desde la primera vez que nos vimos, desde que me enamoré de ella perdidamente.

Logramos reunir la plata suficiente para alquilar algo en una zona algo alejada de la ciudad, a Mina le molestaban los ruidos fuertes. Y así, el tiempo siguió pasando hasta que un día, mientras veíamos una película, mi novia me preguntó algo que me dejó desconcertada.

- ¿Por qué vos y yo no estamos casadas, Im Nayeon?

Pensé que se trataba de una broma, así que se la seguí.

- Porque no me lo pediste, tonta.

Mina frunció el seño, y miró a un punto fijo durante un tiempo, había aprendido que eso significaba que estaba pensando, o más bien, debatiendo consigo misma.

- ¿Te querés casar conmigo?

La bebida que estaba en mi boca casi pasa a la pantalla de nuestro cómodo departamento, pero logré tragar a tiempo.

No sabía qué significaba el matrimonio para Mina, ella muchas veces no comprende las situaciones y lo aterradoras que estas son. Pero yo no estaba aterrada en ese momento, sino que confundida y emocionada.

- Por supuesto que me quiero casar con vos.

Una sonrisa genuina apareció en sus labios, y fue entonces cuando me di cuenta de que era cierto; quería pasar toda mi vida con ella.

Nuestra adolescencia había sido dura, mientras que yo luchaba en un colegio homofóbico ella tenía que sobrevivir ante las burlas y acoso de seres despreciables que no veían la hermosura de su encanto.

Gracias a Dios, Chaeyoung pudo recapacitar, nunca supimos más de Sana.

Cuando anunciamos nuestro compromiso, me sentía increíblemente feliz. Es decir, lo soy desde que estamos juntas, pero ese día en específico fue como un abrir de ojos, iba a pasar, nos íbamos a casar. Pasaría el resto de mi vida a su lado.

La boda ocurrió dos años después, ese día estaba tan nerviosa y feliz que a penas podía quedarme quieta.

- La puta madre, Nayeon, deja de llorar.- decía Momo mientras arreglaba mi maquillaje.

- Sí, no es como que te va a dejar plantada. Mina muere por vos.- agregó Dahyun haciendo unos retoques en el vestido.

- Ya sé.- mi llanto, sin embargo, no paró.- Pero no entienden ustedes, ¡me voy a casar! ¡Estoy a punto de darle mi vida entera a Mina!

- Escuchamos eso las últimas semanas muy seguido.- la japonesa rodó los ojos.

Interrumpiendo nuestro momento, la puerta suena y Dahyun se levanta yendo a abrir dejando ver a Jihyo con un teléfono en la mano.

- Es ella.- avisa y me da el aparato, aunque no entiendo muy bien a qué se refiere, lo agarro y contesto.

- ¿Sí?

- Im Nayeon, llevas llorando mucho tiempo, ¿estás bien? - al oír la voz de mi prometida, más lágrimas comienzan a salir.

- Sí, amor, estoy bien, son lágrimas de felicidad.- una sonrisa boba se me escapa, y de pronto recapacito.- ¿Cómo sabes que estoy llorando?

- Dahyun me escribió diciendo que te llame porque estás de marica y no sabe qué hacer.- la voz neutral de Mina es capaz de hacerme reír.

- Perdón, cielo.

- No te disculpes, yo también estoy emocionada y de verdad quiero darte mi vida, Im Nayeon.- la costumbre de llamarme por mi nombre completo jamás desapareció.- Ahora, no llores, porque eso me pone triste y vos no querés que yo lo esté, ¿no?

- No, claro que no.

- Bien, entonces te veo en la iglesia.- pensé que eso era todo, así que iba acortar.- Ah, Im Nayeon...

- Decime.

- Me.

Y por más que haya hecho ese chiste tantas veces que soy incapaz de contarlas, me reí.

- No, mentira, solo quería decirte algo, pero no creo poder decirlo por teléfono.

- Me lo decís cuando nos veamos, ¿sí?

- Está bien.

Corté la llamada y pude dejar de llorar, me sentía más aliviada entonces.

Al pasar unas dos horas más, fuimos a la iglesia y me vi cara a cara con mi papá. Él me dio un beso en la frente, y me dijo que siempre sería su pequeña bebé.

Lo agarré del brazo y vi a una mujer hacerme señas de que era momento de entrar.

Nunca había estado tan feliz.

Al abrirse las puertas, estaba con ganas de llorar de nuevo, pues ahí estaba Mina. Hermosa, como siempre lo ha sido. Tenía un vestido blanco y su pelo ahora era rubio, se lo había teñido hace tiempo.

Cuando llegué a ella, me dio la mano y una sonrisa.

La ceremonia concluyó normal, no era una boda repleta de invitados, pero estaban nuestros familiares y amigos, suficiente para nosotras.

En la fiesta de esa noche, Mina miró a sus sobrinos. Sí, porque Jihyo había tenido gemelos con su esposa, Jeongyeon. Al parecer, lo suyo con Chaeyoung no era más que una relación pasajera.

- ¿Qué querías decirme hoy? - pregunto llamando su atención.

Mina voltea a verme, su encantadora sonrisa no se borra.

- Ya lo sabes.- titubea y agarra mi mano para empezar a jugar con mis dedos, señal de nerviosismo en ella.- Te amo, Nayeon, te amo tanto que no puedo expresarlo. Mira, mis emociones son confusas, no las entiendo, pero sé que quiero toda la eternidad a tu lado, lo quiero todo aún sí es imposible.

Hice un puchero, estaba a punto de llorar de nuevo. Ese día era más lágrimas que persona.

Mina me besó lentamente, y pude sonreír sin más.

- Yo también lo quiero todo con vos.- confesé aún cerca de su cara.

Mina sonríe, y amo poder decir que soy la causa de ello.

- ¿Sabes qué sigue ahora? - me pregunta.

- No, ¿qué?

- Tener un bebé. Y también comer frutillas, vení.

Su entusiasmo me contagia, y sí, esa noche planeamos nuestro futuro como madres.

Era aterrador pero, sí estaba con Mina, sabía que las cosas sólo podrían mejorar.

🍓🍓🍓

un extra cortito, pero wonito sisi.

amo a estas minayeon, se merecen
todo lo bueno del mundo a.

y tmb amo este au, es mi fav.

en fin, el siguiente es el último extra jiji.

gracias por haber leído, los tkm.

- wen.