- ¿Te gusto? - salió de su boca sin entender muy bien como había reunido fuerzas para hablar, después de esa confesión se sentía un poco descolocada.

- Las amigas se gustan, ¿no?

- Depende de qué tipo de amigas.

- A Jihyo le gusta Tzuyu, y creo que a Tzuyu también, pero son amigas. No entiendo mucho de eso.

Un silencio cómodo se instaló entre las dos. Nayeon pensaba en sus palabras, Mina pensaba que era tierno como la cara de Nayeon quedaba completamente concentrada.

- ¿Yo te gusto, Im Nayeon?

- ¿Como amigas? Claro, si, es obvio.

- ¿Por qué obvio?

- Porque sos re linda, tanto por dentro como por fuera.

- Por dentro tengo órganos, venas, sangre, músculos y huesos. Eso no es lindo.

- Me refiero a que la clase de persona que sos es linda.

- ¿Y qué clase de persona soy?

- Una muy bonita.

Nayeon le diría bonita una y mil veces más sí eso causaba ese brillo en los ojos de Mina.

- ¿Querés irte ya?

- ¿Te aburrí?

- No, pero es que, no tengo datos y mi mamá seguro se está preocupando por mí.

- Mmh, está bien, podemos irnos.

El camino fue agradable para las dos. Nayeon seguía aprovechando cada oportunidad para decirle algún cumplido, mientras que Mina decía algo nuevo que le gustaba o disgustaba de Nayeon.

Se sentía lindo poder compartir su tiempo con Mina, ella misma se sentía linda incluso. Porque Mina tenía ese algo especial, algo que la volvía completamente única. Y no era su autismo, no era su sinceridad, era, más bien, las cosas que aprendía de ella.

Como por ejemplo, que se traba con las palabras cuando habla de algo que le gusta, y que se iba por las ramas cuando hablaba de Frutilla y de lo mucho que amaba a su mascota.

- ¿Querés ser amiga de Frutilla también?

- Bueno, me cae bien.

- Vos a el no, pero se puede arreglar. Sí me gustas también le tenes que gustar.

Mentiría sí dijera que eso no causó cosquillas en su estómago.

Cuando llegaron a una avenida transitada, Mina frenó en seco levantando su mano a Nayeon.

- ¿Me das la mano, por favor?

- Sí.- no quiso preguntar el porqué, honestamente estaba más concentrada en como su mano podía cubrir la de Mina a la perfección, como sí la estuviera protegiendo.

- Muchos autos me ponen nerviosa, Jihyo siempre me da la mano para cruzar en ese tipo de calles.

- Jihyo te cuida mucho.

- Sí, pero últimamente se comporta como sí yo fuera inútil.

- No lo sos, ¿lo sabes?

- Un poco.

- Mina, hablo en serio. No sos una persona inútil.

- Está bien.

A Mina le gustaba como Nayeon se preocupaba por ella.

Después de varios minutos, llegaron a un punto en donde debían separar sus caminos para irse cada quien a su casa.

Mina no quería despedirse, tampoco Nayeon.

- ¿Me avisas cuando llegues?

- ¿Por Instagram?

- O por mensaje, no sé, podría ser.- miró sus pies tratando de encontrar algo interesante.

- Im Nayeon, según lo que leí, te estás comportando avergonzada ahora mismo. No sientas vergüenza, es sólo pedir mi número, dame tu mano.

Pero se dio cuenta de que nunca la había soltado.

Escribió su número en su brazo, despidiéndose después de manera normal con un saludo al aire.

Nayeon anotó ese como el mejor día de su vida.