Momo llegó a urgencias lo más rápido que pudo. Al llegar, vio a Dahyun junto con Nayeon en una de las sillas de la sala de espera.

- ¿A quién hay que matar? - fue lo primero que se le cruzó por la cabeza.

- Calmate, sólo me caí y me lastimé la muñeca.- Nayeon mintió, ella no diría la verdad.

Era humillante.

Momentos antes.

Faltaban algunas cuadras para que llegara a su casa, se sentía bien ese segundo día. Mina no agradeció su regalo, pero supo que le gustó. Lo peor del día fue tener que regalar las frutillas a las dos insoportables, escuchando sus risas molestas.

- Pelotudas.- pateó una piedra que encontró por la vereda.

- ¿Quiénes?

Al escuchar la aguda voz, cerró los ojos y suspiró pidiendo paciencia. Lo que le faltaba.

- Seguro habla de la mogolica y su hermana.- la segunda voz le dio aún más bronca, Sana nunca aparecía sola.

- ¿Qué carajo quieren ahora? - se volteó mirando a las dos presentes.

- Jugar.- Sana dijo, las tres pararon de caminar.

- Con nuestro nuevo juguete.- completó Chaeyoung.

- Literalmente no hice nada desde que llegué, ¿qué pasa con ustedes?

- Nos gusta joder, ¿no te diste cuenta?

- Creeme que sí.

El encuentro no terminó bien, pues el par de amigas se miró por un segundo antes de empujar a nayeon con fuerza contra el suelo.

Sana pisó su muñeca.

- Que te quede claro, siempre vas a estar por debajo de nuestros pies.

Presente.

- No te creo.- la chica se sentó a su lado.

- Yo tampoco le creo.- admitió Dahyun.

- Contanos.

- Ya les dije, me caí.

- Y yo no tengo hambre, dale.- Momo golpeó su brazo.

- ¿Segura no fueron los mismos que decís que molestan a la autista?

El silencio fue su mejor respuesta.

- Listo, vamos a pelear.

- Momo, sin peleas.

- Los cagamos a palos.

- Sin palos.

- Los fusilamos.

- Bueno ya está bien, fue un largo día.- Nayeon se puso de pie.- Estoy mejor, pueden irse.

- Oh, ¿y si hacemos pijamada? - propuso la amiga más bajita mientras cruzaban la puerta de entrada.

- Eu si, dale, total estoy suspendida.- Momo alertó a su amiga, Dahyun ya sabía el porqué.- Me fui a las piñas por el último flan con una pelotuda, nada más.

Las demás rodaron los ojos.