𝐞𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐮𝐞
✶ㅤ EPÍLOGO
❪ pov — cindy laurent ❫
❛ Fruitcake doesn't make
me sick anymore. ❜
DECEMBER 𝟐𝟎 ✧ 𝟐𝟎𝟐𝟐
La nieve caía suavemente, cubriendo las calles de Nueva York con un manto blanco brillante. Desde el ventanal de mi sala, podía ver a los niños jugando en el parque cercano, sus risas mezclándose con los villancicos que sonaban de fondo en las calles. El aroma de galletas recién horneadas llenaba el departamento, y las luces del árbol de Navidad parpadeaban con un ritmo tranquilo, proyectando destellos de colores en las paredes.
Era nuestro primer 24 de diciembre juntos nuevamente, oficialmente como pareja, y todo se sentía... correcto.
Drew estaba en la cocina, de espaldas a mí, mientras luchaba por decorar una galleta con glaseado. Se veía adorable con el delantal que insistí en que usara y con el ceño fruncido en concentración.
— No entiendo cómo haces que estas cosas se vean tan perfectas. — comentó, levantando la galleta y girándose hacia mí con una expresión de derrota.
Tuve que reír. Era una estrella de cine, acostumbrado a enfrentar cámaras y audiencias gigantes, pero una simple galleta decorada parecía ser su mayor desafío.
— Es cuestión de práctica. — respondí, acercándome para tomar la galleta de su mano. — Además, no necesitas ser perfecto. El esfuerzo cuenta.
— ¿Eso incluye que el muñeco de nieve parezca un monstruo? — replicó, alzando una ceja mientras me mostraba su "obra maestra".
Lo miré con fingida seriedad antes de estallar en risa.
— Bueno, podría decirse que tiene... carácter.
Drew se rió también, y antes de que pudiera darme cuenta, estaba extendiendo una línea de glaseado en mi nariz.
— ¡Andrew! — exclamé, apartándome entre risas.
— Ahora sí se ve perfecto. — dijo, antes de inclinarse y besarme suavemente en la mejilla.
El sonido de mi teléfono vibrando sobre la mesa nos interrumpió. Lo tomé rápidamente y vi que era un mensaje de Madelyn.
"¡Espero que estén listos para la cena de de mañana! Traigan algo dulce. ¡Ah, y Drew, quiero que firmes mi regalo para mamá!"
Le mostré el mensaje, y Drew se rió, negando con la cabeza.
— Madelyn y su obsesión por ser intermediaria de regalos firmados... — comentó.
— Bueno, su mamá es tu mayor fan. — le recordé.
— Pensé que tú eras mi mayor fan.
Lo miré, fingiendo indignación, pero antes de que pudiera responder, él ya estaba abrazándome, hundiendo su rostro en mi cuello mientras murmuraba:
— Gracias por no rendirte con nosotros.
Su voz estaba cargada de sinceridad, y mi corazón dio un vuelco.
— Nunca más. — respondí, abrazándolo con fuerza.
Esa noche, cuando nos sentamos frente al árbol de Navidad con una copa de vino y el sonido de los villancicos de fondo, supe que este era solo el principio. Las luces parpadeaban suavemente, y Drew me miró con esa mezcla de amor y devoción que nunca dejaría de hacerme sentir especial.
Habíamos pasado por tanto, pero aquí estábamos, juntos, completos, celebrando nuestra primera Navidad como algo más que dos personas que se amaban en secreto.
Esta era nuestra historia, y estábamos listos para escribir cada capítulo que viniera después.
El reloj marcaba las diez de la noche cuando salimos del departamento con las galletas (sí, incluyendo el "monstruo de nieve" de Drew) cuidadosamente acomodadas en una bandeja. La ciudad estaba en calma, envuelta en la magia de la Navidad. Las calles estaban adornadas con luces que colgaban entre los edificios, y en las ventanas se podían ver árboles decorados con esmero.
Madelyn había organizado la cena en su casa, y como era de esperarse, todos los del grupo estarían allí. Mientras conducíamos, Drew mantuvo su mano sobre la mía, el calor de su toque constante y tranquilizador.
— ¿Qué crees que esté planeando Maddie esta vez? — preguntó, rompiendo el silencio.
— Algo caótico, seguro. — respondí con una sonrisa, recordando todas las veces que las reuniones con nuestro grupo terminaban en risas y desastres memorables. — Pero eso es lo divertido, ¿no?
Drew asintió, su mirada enfocada en la carretera, pero con una sonrisa que lo iluminaba por completo.
Cuando llegamos, la casa de Madelyn estaba llena de vida. Villancicos sonaban en los parlantes, y el aroma de pavo asado y especias navideñas inundaba el ambiente. Madelyn nos recibió con un gorro de Santa Claus y un vaso de vino en la mano, arrastrándonos hacia el resto del grupo sin darnos tiempo para reaccionar.
— ¡Finalmente! Pensé que se habían perdido en el camino. — exclamó, arrebatándome la bandeja de las manos antes de guiñarle un ojo a Drew. — Oh, y gracias por adelantado por mi "regalo firmado".
— Siempre tan sutil, Maddie. — respondió Drew, rodando los ojos pero con una sonrisa.
La noche avanzó entre risas, anécdotas y juegos. JD y Rudy intentaban superar a Carlacia en un karaoke improvisado, mientras Madison hacía bromas sarcásticas desde el sofá. Chase y Madelyn parecían estar en una competencia de quién bebía más vino sin derramarlo, y Drew, como siempre, era el equilibrio entre todos, asegurándose de que nadie se pasara demasiado.
En un momento, mientras todos estaban ocupados con el karaoke, Drew me llevó afuera, al pequeño patio trasero de la casa. La nieve había cubierto todo, y el aire frío nos rodeaba, pero no sentía el frío con él a mi lado.
— ¿Por qué estamos aquí? — pregunté, frotándome las manos para mantenerlas calientes.
— Quería esto. Solo un momento contigo, sin ruido, sin distracciones. — respondió, mirando hacia el cielo. Las estrellas brillaban con fuerza esa noche, como si supieran lo importante que era este instante.
— Sabes que siempre puedes tener eso, ¿verdad? — le dije suavemente.
Drew me miró, y la intensidad de su mirada hizo que mi corazón latiera más rápido.
— Lo sé. Pero esta noche quería recordarte algo.
— ¿Qué cosa?
Se inclinó hacia mí, sus labios rozando mi frente antes de susurrar:
— Que no importa lo que pase después, lo bueno o lo malo, siempre estaremos en esto juntos.
Sus palabras se quedaron grabadas en mi pecho, un recordatorio de todo lo que habíamos pasado y de todo lo que nos esperaba.
— Siempre. — respondí, tomándolo de la mano y entrelazando mis dedos con los suyos.
Y mientras las luces de Navidad brillaban a nuestro alrededor, supe con certeza que esta historia, nuestra historia, era solo el comienzo de algo increíble.
FRUITCAKE RECIPE
colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
¡feliz navidad! espero que la pasen súper bien
y disfruten en familia o amigos.
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