Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟎𝟔. white xmas

✶ㅤ CAPÍTULO SEIS
❪ pov — cindy laurent ❫

'Cause i'm dreaming of a white Christmas,
just like the ones i used to know.

DECEMBER 𝟐𝟎 ✧ 𝟐𝟎𝟐𝟐

El silencio se apoderó de nosotros mientras sus palabras seguían resonando en mi mente. Drew no apartaba su mirada de mí, sus ojos llenos de una mezcla de esperanza y vulnerabilidad que me desarmaba por completo.

Mis labios se abrieron, pero no salieron palabras al principio. El nudo en mi garganta era demasiado fuerte.

— Drew, yo... — comencé, mi voz quebrándose mientras una lágrima caía sin que pudiera detenerla.

Su mano subió a mi mejilla, limpiando la lágrima con el pulgar, su toque cálido y reconfortante.

— No tienes que responder ahora. — su voz era suave, pero su mirada intensa. — Solo quiero que lo pienses. No importa cuánto tiempo necesites, estaré aquí.

Pero no era el tiempo lo que necesitaba, era el coraje. Porque la respuesta estaba ahí, latiendo con fuerza en mi pecho, clamando por salir.

— No hay nada que pensar. — murmuré, sorprendiendo incluso a mí misma por lo segura que sonaba mi voz.

Sus cejas se alzaron ligeramente, la esperanza iluminando sus ojos.

— ¿Qué estás diciendo, Cindy?

Tomé una profunda bocanada de aire y, por primera vez, dejé que mi corazón hablara sin restricciones.

— Que todavía te amo. Siempre lo he hecho.

Sus ojos se cerraron por un instante, como si estuviera absorbiendo cada palabra. Y cuando los abrió de nuevo, vi algo en ellos que hacía que todo valiera la pena: felicidad pura.

— Entonces no vuelvas a alejarme. — dijo, acercándose más a mi, sus palabras cargadas de emoción. — No importa lo que pase, siempre seremos tú y yo, ¿de acuerdo?

Asentí, y sin pensarlo dos veces, me acerqué a él, dejando que nuestros labios se encontraran en un beso que sellaba todas las promesas que estábamos dispuestos a cumplir.

El beso fue suave, lleno de todas las emociones que habíamos reprimido durante tanto tiempo. Supe en ese instante que no importaba lo que viniera después, porque mientras estuviéramos juntos, podíamos con todo.

Cuando nos separamos, Drew apoyó su frente contra la mía, sus ojos brillando con esa intensidad que siempre había logrado hacerme sentir como si fuera la única persona en el mundo.

— Te amo. — susurró, como si fuera la primera vez que lo decía, y en cierto modo lo era, porque esas palabras tenían un peso distinto ahora.

— Yo también te amo. — respondí, con mi corazón latiendo tan rápido que creía que él podría escucharlo.

El mundo exterior aún estaba ahí, con sus juicios y críticas, pero en este momento no tenía importancia. Solo éramos él y yo, reconstruyendo todo lo que habíamos perdido.

Drew tomó mis manos y las apretó con suavidad, como si quisiera recordarme que estaba aquí, que no planeaba irse.

— Entonces, ¿qué hacemos ahora? — pregunté con una pequeña sonrisa, sintiendo que el peso en mi pecho se había disipado.

— Lo que siempre debimos hacer. — respondió con una convicción que me hizo sonreír aún más. — Vivir nuestra historia sin importar lo que diga el resto.

Y mientras nos quedábamos allí, en esa sala ahora silenciosa pero llena de promesas, supe que por fin estábamos listos para enfrentar el futuro. Juntos.

Era hora de irse de la cabaña. Los chicos estaban terminando de subir las maletas y ya todos estábamos saliendo. El aire frío de la mañana nos envolvía mientras cada uno terminaba de organizar sus cosas. La cabaña, que había sido nuestro refugio durante estos días, parecía más vacía ahora, aunque aún quedaban los ecos de las risas y los momentos compartidos.

Madison y Carlacia estaban revisando que no quedara nada olvidado en la cocina, mientras JD ayudaba a Rudy a cargar las últimas maletas en el auto. Chase y Madelyn estaban cerca de la puerta, viendo un mapa por sus teléfonos.

Yo me quedé un momento junto a la puerta principal, observando cómo la luz del sol iluminaba la nieve que cubría el paisaje. Había algo melancólico en dejar este lugar, pero también una extraña sensación de paz.

Drew apareció a mi lado, con una bolsa en la mano y una sonrisa tranquila en su rostro.

— Lista para volver a casa? — preguntó, inclinándose un poco hacia mí.

— Sí, creo que sí. — respondí, aunque parte de mí deseaba que pudiéramos quedarnos aquí un poco más, en este pequeño rincón donde todo parecía más fácil.

— Nos vamos en cinco minutos, chicos. — anunció Rudy desde la camioneta, golpeando la puerta del maletero para cerrarla.

Drew tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, un gesto simple pero lleno de significado.

— Esto no cambia nada. — dijo en voz baja, refiriéndose al mundo que nos esperaba afuera. — Seguimos siendo tú y yo.

Sonreí, sintiendo cómo su apoyo me daba fuerzas.

— Tú y yo. — repetí, con la misma seguridad que había sentido la noche anterior.

Mientras cruzábamos la puerta para unirnos a los demás, supe que este viaje no solo había sido una pausa en nuestras vidas, sino un nuevo comienzo.

Nos despedimos de Madison, JD y Carlacia antes de dirigirnos a nuestro auto. Drew abrió la puerta del copiloto para que yo me subiera antes de caminar al asiento del piloto. Madelyn, Chase y Rudy se sentaron en los asientos de atrás mientras yo me aseguraba de abrochar mi cinturón.

El auto estaba cargado con la energía relajada pero animada de un grupo que había disfrutado al máximo su estancia en la cabaña. Drew ajustó los espejos y encendió el motor, mientras Madelyn comenzaba a revisar algo en su teléfono, Chase ya se acomodaba con los auriculares puestos, y Rudy jugueteaba con una bolsa de snacks.

— ¿Todo listo? — preguntó Drew, girando la cabeza para mirar a los demás.

— ¡Listo! — respondió Madelyn, sin levantar la vista del teléfono.

— Definitivamente no olvidamos nada... excepto mi dignidad en ese juego de cartas. — agregó Rudy con un tono teatral que hizo que todos en el auto se rieran.

— No fue tan malo. — Madelyn lo miró de reojo, esbozando una sonrisa. — Bueno, tal vez un poquito.

— Gracias por el apoyo emocional, Maddie. Lo aprecio mucho. — Rudy fingió ofenderse mientras sacaba un paquete de papas.

Drew sonrió, relajándose al volante mientras ponía música navideña suave de fondo. Sentí su mano encontrar la mía por un momento antes de volver al volante, un gesto sutil pero reconfortante.

— ¿Estás bien? — murmuró cerca de mí, su voz baja para no interrumpir la conversación en la parte trasera.

— Sí. — le respondí con sinceridad, observando cómo los árboles pasaban por la ventana. — Estoy bien.

A medida que avanzábamos por el camino, el auto se llenó de bromas y risas, pero también de ese extraño pero agradable silencio que surge cuando sabes que estás rodeado de personas que te importan. El viaje hacia Nueva York prometía ser largo, pero con ellos, sabía que estaría lleno de momentos que atesoraríamos por siempre.

Unas horas después habíamos dejado a cada uno en sus respectivos hogares y ahora Drew estacionaba en el aparcamiento de mi edificio. Éramos solo nosotros dos. Salió del auto para abrirme la puerta mientras yo recogía mi bolso. Una vez que bajé, se dirigió al maletero para sacar mi maleta.

— ¿Quieres que te ayude a subir la maleta o puedes con esto tú sola? — preguntó con aquella sonrisa divertida tan característica de él.

— Estoy bien. Pero gracias. — repliqué causando que asintiera.

— ¿Qué te parece si te llevo a cenar esta noche? Solo tú y yo. — Su propuesta llegó con ese tono casual, pero sus ojos me miraban con una mezcla de expectativa y calidez que me hizo sonreír sin darme cuenta.

— ¿Estás seguro de que no estás agotado después del viaje? — pregunté, aunque en el fondo ya sabía mi respuesta.

— Contigo nunca me canso. — respondió con esa confianza despreocupada que lo hacía tan único, haciendo que mi sonrisa se ampliara. — Entonces, ¿qué dices?

Lo miré un momento, pensando en lo bien que sonaba tener una noche tranquila juntos, lejos de todo y todos.

— Digo que me parece perfecto. — respondí finalmente, sintiendo cómo mi pecho se llenaba de calidez.

Drew asintió satisfecho, tomando un paso hacia atrás mientras me extendía la maleta.

— Bien. Te recogeré a las ocho. — dijo antes de besar mis labios con aquella delicadeza que siempre tenía antes de volver hacia el auto, dejándome con una sonrisa que sabía que no se iría en un buen rato.

Faltaba un minuto para las ocho. Sí, había estado revisando el reloj como una maniática, sintiendo que cada segundo pasaba más lento que el anterior. Había pasado la mayor parte del tiempo cambiándome entre diferentes atuendos, buscando el equilibrio perfecto entre casual y sofisticado.

Al final, opté por un vestido sencillo amarillo, de esos que parecen simples pero que sabes que favorecen cada ángulo. Mis zapatos combinaban perfectamente, aunque me había cuestionado al menos diez veces si eran la elección correcta.

Suspiré, mirando mi reflejo en el espejo una última vez antes de que un suave golpe en la puerta me sacara de mis pensamientos. Mi corazón se aceleró de inmediato.

Era Drew.

Tomé aire, tratando de calmarme antes de abrir la puerta, encontrándome con su sonrisa amplia y ese aire relajado que parecía tener incluso cuando todo mi mundo estaba patas arriba.

— Justo a tiempo. — dijo, sus ojos recorriéndome de arriba a abajo. — Aunque ahora lamento no haber llegado un poco antes.

Mi rostro se calentó al instante, pero no pude evitar sonreír.

— No exageres. — repliqué, tomando mi bolso mientras él extendía su brazo.

— No lo hago. — respondió con sinceridad, sus ojos encontrándose con los míos por un momento antes de guiarme hacia el ascensor. — Te ves...Eres hermosa.

Sentí cómo el rubor se extendía por mis mejillas mientras apartaba la mirada un momento, intentando no mostrar cuánto me afectaban sus palabras.

— Gracias. — murmuré, ajustando el bolso en mi hombro y apretando los labios para no sonreír demasiado.

El ascensor llegó, y Drew presionó el botón del vestíbulo. Durante el trayecto, el silencio entre nosotros no era incómodo, sino cargado de esa energía tranquila y reconfortante que parecía envolvernos cada vez que estábamos juntos.

Cuando las puertas se abrieron, Drew me ofreció su brazo, y yo lo tomé, sintiéndome como si estuviera en una de esas películas románticas en las que todo parece demasiado perfecto para ser real.

— ¿Lista para la mejor cena de tu vida? — preguntó con un destello de diversión en sus ojos mientras nos dirigíamos hacia su auto.

— Espero que no estés exagerando con esa promesa. — respondí, tratando de sonar ligera, aunque no podía evitar sonreír.

— Confía en mí. — dijo, guiándome hacia el auto y abriendo la puerta para que subiera. — Te va a encantar.

Y, por alguna razón, no dudé ni un segundo en hacerlo.

Minutos más tarde, estábamos en camino al restaurante, y mientras observaba el paisaje pasar, algo llamó mi atención. Reconocí la ruta casi al instante y sentí cómo mi estómago se tensaba al darme cuenta de a dónde íbamos. Era uno de esos restaurantes exclusivos, famoso por ser un punto de encuentro para celebridades... y un imán para los paparazzis.

Mi mente comenzó a correr. Sabía que no podía controlar cada aspecto de mi vida, pero después de lo ocurrido en la cabaña, los comentarios, las fotos... ¿realmente estaba lista para enfrentar todo eso de nuevo?

— Drew... — murmuré, intentando mantener mi voz tranquila mientras giraba para mirarlo. — ¿Este lugar?

Él lanzó una rápida mirada hacia mí antes de volver la vista a la carretera, como si supiera exactamente a qué me refería.

— Lo sé, probablemente esté lleno de cámaras. — respondió con calma. — Pero somos sólo tú y yo. El resto no importa. Este podría ser nuestro primer paso.

— ¿Cómo pareja?

— Como pareja.

Mis labios se entreabrieron, sorprendida por la firmeza de su respuesta. Drew mantenía la vista en la carretera, pero podía notar la determinación en su expresión, esa mezcla de tranquilidad y seguridad que siempre lograba transmitir, incluso en momentos como este.

— ¿Estás seguro de esto? — susurré, sintiendo que mi voz apenas salía.

Él me miró rápidamente, sus ojos encontrándose con los míos solo por un instante, pero ese momento fue suficiente.

— Nunca he estado más seguro de nada. — dijo con una suavidad que logró calmar un poco las dudas en mi pecho. — Hemos pasado por demasiado como para seguir escondiéndonos.

Tomé una bocanada de aire, procesando sus palabras. Él tenía razón. Habíamos luchado tanto por llegar hasta aquí. Tal vez era momento de dejar de pensar tanto en lo que dirían los demás y empezar a vivir nuestra historia sin miedo.

— Entonces, como pareja. — repetí, más para mí misma que para él, y sentí cómo mis labios se curvaban en una pequeña sonrisa.

— Bien. — confirmó Drew con una sonrisa que iluminó su rostro, y en ese instante, cualquier duda que pudiera haber tenido comenzó a desvanecerse.

Era nuestro primer paso. Y no importaba lo que nos esperara al otro lado, porque ahora estábamos juntos.

Sentí los nervios mientras Andrew se estacionaba frente al restaurante. Desde el asiento del copiloto, podía ver las sombras de las cámaras moviéndose, los destellos de los flashes ya comenzaban a iluminar la acera a pesar de que aún no habíamos salido del auto. Mi corazón latía con fuerza, y por un momento, dudé.

Drew debió notarlo, porque extendió su mano y la colocó sobre la mía, sus dedos entrelazándose con los míos en un gesto simple pero lleno de significado.

— Todo va a estar bien. — dijo, su voz baja y firme, como si quisiera asegurarme que nada en el mundo podría derrumbarnos.

Lo miré, y su tranquilidad era casi contagiosa. Drew siempre había tenido esa habilidad, la de hacerme sentir que todo iba a salir bien, incluso en los momentos más inciertos.

— Estoy lista. — respondí, aunque una parte de mí aún luchaba con el miedo. Pero su mano en la mía me recordó que no tenía que enfrentar esto sola.

Drew salió del auto primero y, como siempre, rodeó para abrir mi puerta. Tan pronto como lo hizo, una lluvia de preguntas y flashes nos recibió, pero él no soltó mi mano en ningún momento.

— Drew, ¿es oficial su relación?

— Cindy, ¿cuánto tiempo llevan juntos?

— ¿Qué opinan de los comentarios en redes?

— ¿Llevan saliendo antes del viaje de esquí?

Las voces de los paparazzi se mezclaban, pero no presté atención. En lugar de eso, me enfoqué en Drew, en la calidez de su mano sujetando la mía y en su sonrisa tranquila mientras nos guiaba hacia el restaurante.

El ruido parecía desvanecerse con cada paso que dábamos. Este era nuestro primer paso, y aunque no podía evitar sentir miedo, también había algo emocionante en enfrentar el mundo juntos.

Éramos él y yo. Al igual que fuimos alguna vez. Al igual que seremos para siempre. Porque aunque intentara negarlo. Sabía con certeza que lo nuestro no tenía fecha de caducidad.

FRUITCAKE RECIPE
13 votos para el próximo capítulo
no te olvides comentar.

esta historia aún no ha acabado...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro