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Así pasaron semanas, meses, incluso años, y cada uno de los gemelos fue tomando un rumbo diferente en su vida, por un lado tenemos a Hyung Seok, príncipe heredero y futuro rey, ¿como definirlo?, esté era, el más prepotente, atrevido, rebelde, atractivo, frío, posesivo, rencoroso, mimado y muy hábil para las luchas, su especialidad las espadas, hacia lo que quería, se creía el rey del mundo, su madre la reina, lo sobre protegía demasiado y lo consentía en extremo.
Mientras que su padre, el rey Kim Seok Jin, le sacaba canas verdes por las locuras y rabietas que hacia su hijo al no tener lo que quería, Hyung seok, era muy talentoso para las peleas, era el que lidereava las batallas que tenían contra otros pueblos vecinos, acompañado de su fiel amigo y compañero, Kim Namjoon, hijo del general Kim.
Toda una vida de lujos, y riquezas por doquier.
Mientras tanto tenemos a Jungkook, un chico muy amable, gentil, tierno, talentoso, especialmente para tocar algún instrumento y cantar, querido por su familia, rodeado de amor, cariño, apoyo y comprensión por parte de sus padres y hermano, o bueno, de las personas que creía que eran sus padres.
Todo el pueblo sabía del joven enmascarado, le decían 토끼 소년 tokki sonyeon = (chico conejo) ese era el apodo que se había ganado, al portar siempre una pequeña máscara en forma de conejo, nadie sabía cómo era su rostro, ¿Porque lo ocultaba?, ¿Estaba maldito?, ¿Era un monstruo?, ¿Tenía alguna cicatriz?, Esas eran las preguntas y rumores que siempre rodeaban al jóven, pero eso no quitaba su gentileza al ayudar a otros, aunque a veces su estado de salud no le ayudará, pero eso, no le impedía lograrlo.
Y así fueron llevando sus vidas, uno rodeado de dinero y poder,mientras otro era, de amor y apoyo.
Estaba una castaña cosiendo unas vestimentas que le habían pedido,se encontraba sentada tranquila, mientras tarareaba una linda melodía, hasta que escucho que alguien caminaba por el pasillo, dejo lo que estaba haciendo para mirar a su pequeño hijo, un joven de cabellera negra y corta, mirada profunda, ojos grandes y labios delgados, este se veía triste, la mujer se acercó a su hijo y le pregunto sobre su estado.
— ¿Estás bien,mi pequeño príncipe?— pregunto angustiada la castaña.
—Mamá, ¿Acaso soy un monstruo?, ¿Estoy maldito?— preguntaba el joven con una mirada triste mientras formaba un pequeño puchero con sus labios.
La mujer nego triste, le dolía ver a su hijo así, pues el chico siempre le decía lo mismo.
—Claro que no, mi vida, eres un ángel, tan hermoso que dislumbras a todo el que te vea— ánimo con cariño la mujer mientras sonreía.
—¿Entonces porque siempre uso una máscara, sólo ustedes saben cómo soy,ni siquiera se, como luzco yo?— preguntaba inseguro y decepcionado el azabache.— Ojalá nunca hubiera nacido— comento con tristeza mientras unas pequeñas lágrimas salían.
La castaña le dolió ver a su hijo así, pues sabía que lo que decía no era cierto, solo que el no tenía la culpa del destino que le reparó en el futuro, siendo como era, la mujer abrazaba con cariño y consuelo a su hijo, mientras le decía palabras de amor y comprensión al chico.
—¿Quieres ver cómo luces?— pregunto curiosa la mujer.
El chico alzó su rostro hacia el de su madre y asintio si cabeza emocionado.
La mujer se alzó de dónde estaba y camino cerca de un cajón, en el saco un pequeño espejo que usaba para arreglarse, tomo espejo y lo llevo con ella hacia el azabache.
—Este eres tú, mi hermoso principe, eres un ángel, que cayó y me dió un gran consuelo y amor con tu llegada— mostró el espejo al chico, diciéndole palabras de ánimo.
Jungkook al tomar el espejo entre sus manos, por fin pudo ver cómo era su rostro, tenía razón su madre, no era un monstruo, lucía muy bien, y por primera vez sonrió al verse.
—Gracias mamá, ahora se que realmente no soy un monstruo, pero, ¿Porque oculto mi cara si no soy feo, ni un monstruo?— pregunto curioso el chico.
La castaña miraba a todas partes para buscar una solución, no sabía cómo explicarlo, lo único que se le ocurrió fue lo siguiente:
— Porque eres tan hermoso como un ángel, que si alguien te viera, se desmayaría al verte, eres tan hermoso, que serías la envidia de los demás, tendrían celos de ti, así que mejor para proteger tu rostro de todo mal que te hagan, decido que es mejor que ocultes tu cara.— explico comprensiva la castaña.
Jungkook seguía sin entender el punto al que iba su madre, pero si ocultando su rostro estaba a salvó, lo haría, pero, su duda se intesifico, ¿ Salvarlo de que?.
Iba a preguntarle de nuevo, pero entonces jungkook escucho que su padre y hermano lo necesitaban.
—Te busca tu padre y hermano, ve con ellos, mi hermoso principe.— sonrío dulce la castaña.
El azabache asintio su cabeza y se dirigió hacia donde se hallaba su padre y hermano.
Cuando Jungkook desaparecio de la vista de jisoo, está por fin pudo respirar más tranquila, volvió a hacer lo que estaba haciendo anteriormente, tomo asiento, y siguió con su tejido.
—Lo siento, jungkook— murmuraba en voz baja la castaña.
Se encontraba su majestad Kim hablando con el primer ministro Wang, dándole unas órdenes, hasta que escucho un pequeño alboroto en la parte de afuera, entonces de un momento a otro interrumpiendo al rey seokjin, las puertas se abrieron asontandose con fuerza, dejando ver al principe heredero, este traía un hanbok de cuero negro, mientras arrastraba una espada suya llena de sangre, el príncipe se tambaleaba, parecía ebrio por sus movimientos torpes, tenía una pequeña herida en una de sus mejillas, al ver el estado del principe su majestad, se alteró y molesto por su falta de respeto.
El rey seokjin estaba cansado de lidiar con las locuras y rebeldías de su hijo, siempre causando problemas por donde fuera que iba.
—Mi...ren...el gran...rey...seok...jin— hipaba el príncipe al momento de hablar,mientras se burlaba con ironía, al ver al rey sentado en su trono.
—¡Mocoso insolente, tonto!— exclama alterado y colérico el rey.—¿¡Qué haz hecho!?— preguntaba su majestad al ver el aspecto de su hijo.
—Hice un acto en tu honor padre— se burlaba el azabache mientras se tambaleaba alrededor.
Los guardias, ministros y demás súbditos, miraban con lastima y desprecio el aspecto del principe, conocían, que siempre hacia espectáculos para llamar la atención.
Su majestad al ver el ridículo que hacia su hijo, mando a unos guardias que lo sacarán y encerrarán en la parte más alejada del palacio, evitando que no pudiera salir.
El rey al final de poner orden, decidío seguir con lo suyo, pero un mareo y dolor de cabeza lo detuvo.
—¿Se encuentra bien?— pregunto el primer ministro Jae Hwan, preocupado.
—S-si— respondió con dificultad.— algún día ese cretino, que tengo por hijo, me matará de un infarto o disgusto— exclamó angustiado y serio el rey.
—¡Majestad!— entro alarmado y preocupado el astrónomo Wang.
—¿Qué pasa?— pregunto el rey desconcertado.
—Su-supe, que el príncipe heredero, provocó un escándalo en el palacio— decía agitado y nervioso el hombre.
—Si, dime algo que no sepa, estuvo aquí— respondió sin importancia su majestad.
—No majestad,me entiende, no me refiero aquí— corrigió el astrónomo Wang, angustiado.
—¿Que dices?— pregunto alarmado el ministro.
El rey miraba atónito y sorprendido lo que diría su fiel amigo, el astrónomo.
—Escuche,que el príncipe heredero,armó un pleito en el reino vecino, en Daewchita, hirió y mató algunos de los guerreros del rey Min, sé que está furioso el rey y quiere iniciar una guerra contra usted,¿que hacemos majestad?— preguntaba alarmado y preocupado el astrónomo.
Su majestad, no sabía que hacer, odiaba siempre pagar las deudas y problemas que ocasionaba su hijo por unos berrinches.
Tanto el ministro como el astrónomo, miraban preocupados al rey. Esté miraba un punto fijo sin decir nada más, se notaba pensativo.
Mientras tanto en otra parte de la ciudad,se hallaba un rey de cabellera rubia y larga, aventando todo a su paso, la rabia y frustración que sentía en ese momento, lo estaba consumiendo, ni siquiera su reina y esposa podía consolarlo ni tranquilizarlo.
Asustada por el caos que hacia su majestad, la reina Ji-eun, decidió salir de la habitación real, nerviosa y angustiada, pidió a los guardias y sirvientes llamar al principe heredero jimin, sabía la reina que el hermano menor del rey, era un buen consuelo y sociego para tranquilizar al rey cuando esté se alteraba.
Los sirvientes buscaron por el palacio al joven príncipe, hasta que lo hallaron en el jardín trasero del palacio, practicando una danza con espadas. El joven detuvo su acción para atender a los sirvientes.
—¿Qué pasó?— pregunto intrigado y angustiado el pequeño rubio.
—S-su majestad, lo necesita— hablaron agitados los guardias.
Jimin al saber eso, no dudo en correr hacia el palacio y ayudar a su hermano a controlar su irá, una vez que llegó vio a la reina y cuñada suya, en el pasillo, muy nerviosa y preocupada.
—¡Príncipe heredero!— llamo Ji-eun angustiada.
—Ya estoy aquí— hablo tranquilo y relajado— ¿que paso?— cuestiono curioso.
—Su majestad, está muy alterado, quiere mandar a matar al causante que destrozó el pueblo y parte del palacio— explico brevemente la reina.
El príncipe al saber eso, supo que realmente era muy grave la situación, de antemano jimin sabía que su hermano, era de carácter fuerte, pero buen gobernante, pero si alguien desobedecia alguna ley o norma, incluso si destruían algo de su propiedad, esté se alteraba, era muy sobre protector con todo y mayormente con su familia, sabía que nada lo tranquilizaria hasta acabar su enojo y romper todo a su paso.
Después de ya no escuchar ruido alguno, jimin supuso que ya estaba más tranquilo su hermano, así que le pidió a la reina dejarlo solo con su majestad.
—P-pero, príncipe heredero— pidió angustiada la azabache.
—Descuide reina, yo hablaré con él, por ahora valla a descansar, no le hace bien a su salud y mucho menos al bebé que espera— ánimo comprensible el rubio.
La reina asintio su cabeza en comprensión y se alejo dejando sólo al principe.
Después de que la reina se fuera, jimin abrió con cuidado la puerta, dejando ver a un hombre de rodillas balbuceando cosas poco entendibles, su vista perdida, entonces el príncipe fue caminando lentamente hacia el rey hasta colocarse a su lado.
—Majestad— llamo el rubio.
—Maldito, lo mataré, lo mataré— murmura en voz baja el rey.
—Majestad por favor, reaccione.— suplicaba el pequeño príncipe.
Pero el rey aún seguía inmenso en sus pensamientos, sin notar la presencia de su hermano menor.
—¡Hyungmin!— llamo más fuerte el rubio, captado la atención del rey.
Su majestad reaccionó ante el grito de su hermano y fue que volteo encontrandose con el a su lado, volteo a todos lados y vio el desastre que había ocasionado.
—¿Estás bien?— pregunto el rubio inseguro.
El rey pestañeo por un momento y dió un gran suspiro cansado, decidio levantarse e ir a sentarse en su cama.
Jimin al ver que estaba más tranquilo su hermano se acercó a tomar asiento a su lado.
— La reina me llamo y dijo que estabas muy alterado, incluso creo que le gritaste— explico brevemente el príncipe.
—Lo siento,no quise— hablo tímido el rey.
—Entiendo, no te preocupes, pero deberías igual hablar con ella más tarde, que paso para que estuvieras así— pidió intrigado el rubio.
—Un maldito imbécil, cretino,bastardo, armó un drama en el pueblo y destruyo la mitad de él, luego vino al palacio, lo enfrente, pero el maldito es astuto y tramposo y se llevó mi espada— explico rápido el rey con molestia y frustración mientras empuñaba su mano.
El principe no sabía que decir, odiaba ver a su hermano en ese estado, luego vio al rey levantarse de su asiento e ir a colocarse su traje de batalla, fue entonces que jimin se alarmó y lo siguió.
— Majestad, ¿Qué hace?— pregunto angustiado y preocupado.
— Que pretendes que estoy haciendo, matar a ese estúpido y desgraciado que acabo con mi pueblo y me humilló — hablaba con rabia el rey, mientras se colocaba su armadura.
— ¡No!, Por favor, no lo haga, usted es un hombre sabio y de paz, no busque guerra dónde no hay, por favor, sea sensato.— suplicaba el principe mientras se arrodillaba frente a su hermano.
—Jimin-ah, levántate, no hagas eso— dijo triste y pensativo el rey, mientras se agachaba frente al principe
— Tiene que haber otra solución, pero no la guerra, no quiero perder a mi única familia que tengo, por favor Hyungmin, piense.— pedía entre lágrimas el rubio.
El rey meditaba, sobre cómo solucionar aquél problema, pero un llamado a su habitación, lo distrajo, ayudo a su hermano a levantarse y dió autorización para que pasarán.
— Su majestad, eh traído un mensaje del rey Kim— hablo el ministro Chan Yeol.
— ¿Qué es? — cuestiono intrigado el rey.
El ministro se acercó hacia el rey y le extendió el recado, tomo el papel y comenzó a leerlo, el príncipe veía la reacción de su hermano al momento de leer, se notaba más molesto, que ocasionó que arrugará el papel y lo tirará.
—¿Que pasa?— pregunto el príncipe.
Así que decidió acercarse y tomar el papel, fue entonces que comprendio el disgusto del rey, en el aviso el rey Kim, daba a su hijo príncipe en matrimonio, como una tregua de paz para así unir ambos reinados, era una forma de pedir disculpas en nombre de su hijo.
— Majestad acepto, hay que hacer el trato que pide el rey kim.— hablo decidido el príncipe.
—Estas loco jimin-ah, nadie sabe además de la familia y amigos cercanos, de ti, y de tú condición, el rey espera que le dé una doncella a su hijo, crees que te traten bien, serás como un rehén más— exclamó alterado y molesto.
— Puedo hacerme pasar por chica, o simplemente aparecer como soy— explicaba el rubio desesperado.
— Estás loco, si haces eso, te matarían o harían algo peor, me rehusó, prefiero morir en que arriesgues tu vida y la compartas con un sádico como el idiota que destruyo mi pueblo y palacio.— se negaba el rey .
—Pero es una buena forma de llegar a un bien común, eso le serviría a usted, el pueblo se uniría, tendríamos más cosas y tierras para sembrar, sería una buena oportunidad— decía comprensible y tranquilo el Príncipe.
El ministro sólo miraba la discusión de ambos hermanos, pero entonces se armó de valor y apoyo al principe.
— Majestad, el Príncipe tiene razón, sería buena oportunidad para expander nuestras tierras, además no creo que al rey le moleste el recibimiento del principe, sin importar si es hombre o mujer, pertenece a la realeza y eso es más una unión para ambas familias, y le beneficia, sabiendo del caso del principe, un poco extraño y único, pero le ayudaría a unir ambas tierras si el príncipe concibe y este puede hacer a su futuro hijo un rey del pueblo vecino— explico con nervios pero firme el ministro.
— ¿¡Me estás pidiendo que mandé a mi hermano, la única familia que tengo al matadero, solo para solucionar un estúpido problema de un loco que destruyo todo y que así pueda tener mi pueblo más grande!?— hablo desesperado y molesto el rey.
— Por favor, Hyungmin estaré bien, se defenderme gracias a usted, además podría llevar a Tae conmigo, el es mi sirviente y acompañante, por favor, es lo única solución, le mandaría cartas y le diría todo lo que pase, no le fallaré, confíe en mí majestad— pidió el principe suplicando.
El rey resignado e irritado, accedió, firmo el acuerdo del rey contrario y le extendió un límite de tiempo, si en cinco años su hermano no se casaba o este sufría algún daño mandaría a su tropa por el e iniciaría una guerra.
Dictando sus órdenes firmo y sello el tratado y se lo entrego al ministro.
— Espero no te arrepientas jimin-ah— hablo serio el rey, dejando sólo al principe en su habitación, mientras se dirigía hacia los apocentos de la reina a verla.
Se encontraba el príncipe heredero, en su habitación, las sirvientas lo preparaban y vestían para su encuentro con el reino vecino,para hacer oficial su matrimonio, llevaba puesto, un hanbok negro con bordados dorados , pantalones blancos y de seda, estos eran holgados, en la parte superior del hanbok tenía una cinta gruesa blanca, atando su vestimenta, tenía unas pequeños zapatos negros, sostenía un pequeño ramo de flores.
Se veía hermoso ante los ojos de cualquiera, pero en su rostro reflejaba tristeza, angustia, nervios.
— Que hermoso se ve alteza— alago el joven sirviente de jimin entrando a sus apocentos.
— Gracias Tae— menciono melancólico y pensativo el rubio.
— Todo saldrá bien, yo estaré a tu lado jimin-ah, te lo juro— sonrió amable el castaño de sonrisa cuadrada.
Y así el príncipe con el ánimo y apoyo de su amigo, decidió seguir su camino, lo haría por su nación, por su familia y por él, para evitar una guerrera a veces se requiere de mucho coraje para arriesgar tu propia vida.
Sostuvo con fuerza el pequeño ramo y dió un gran suspiro, comenzó a caminar hacia la entrada principal del palacio dónde le esperaría un hermoso palequin, que lo transportaria hacia el otro reinado.
La carroza donde iba jimin también llamada sinbugama está amarrada con un paño en forma de la letra “X”, excepto la puerta rodeada de piel de tigre, es muy lujosa, tenía paneles pintados de parejas de animales, tales como un par de pájaros, que simbolizan la fertilidad y la unión nupcial divina.
Primero se iría el, después taehyung lo seguiría detrás en otra carroza menos lujosa.
En el trayecto al reino contrario paso una desgracia para el príncipe, pues una de las patas de la carroza se había roto, fue entonces que supo que su suerte cambiaría, ya que según un dicho, "si una de las patas de sinbugama se rompe, la novia y el novio no pueden vivir juntos por largo tiempo".
En este caso no podría vivir por largo tiempo con el príncipe del otro reino, esperaba impaciente jimin cerca del bosque a que llegara la carroza donde iba taehyung, para tomar esa y así poder llegar.
Una vez que llegó Tae junto a jimin intercambiaron lugares mientras Tae se iba con uno de los guardias en un caballo.
Al llegar al pueblo vecino, todos los habitantes miraban extrañados y curiosos el como había muchos guardias custodiando una carroza muy simple, sin saber que dentro de ella se hallaba el futuro rey de la nación.
En ese momento se hallaba Jungkook ayudando a una señora anciana con sus cosas, miraba con atención como pasaba un carroza simple pero lindo al lado suyo.
—Vamos sigue, no te detengas o te cairas— aviso la anciana al azabache.
—S-si— respondió tímido.
—Si tu curiosidad es esa carroza, posiblemente mandaron algo o alguien dentro para al rey — explico la mujer .
— Entiendo, vamos señora— continúo jungkook ayudando a la anciana.
Después de varios días y horas, por fin jimin había llegado al palacio, estaba ansioso y muy nervioso por el recibimiento.
Luego escucho como tocaban la pequeña puerta.
— Soy yo, Tae sal de ahí— ánimo comprensible el castaño a su amigo
Dió un gran suspiro jimin y abrió la pequeña compuerta dejándose mostrar, su amigo se acercó y le coloco un velo para cubrir su rostro.
— Déjalo así te sentirás más tranquilo y seguro.— sonrío Tae.
— Gracias— sonrío de vuelta el príncipe.
Y fue así como dió inicio a una nueva etapa de su vida jimin, sin esperar lo que se encuentrara en el futuro junto a alguien, tirano, prepotente y obsesivo como lo era el principe Hyung seok.
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