Especial 1/2 - Layla
Lucy POV
Layla tiene ya cinco años y Mizuki cuatro. Es muy extrovertida y alegre, le encanta jugar en el gremio con los demás niños, todo lo contrario a Mizuki quien no quiere separarse de nosotros. A pesar de que sigue siendo muy pequeña, entiende la situación en la que se encuentra, sabe que Gray no es su padre si no Sting a quien adora, aun así quiere mucho a Gray y cuando no está Sting presente le llama papá. Nunca se ha mostrado celosa de su hermano si no todo lo contrario, lo cuida mucho, la verdad es que es una niña muy inteligente y muy buena pero por alguna razón de que fui a recogerla al gremio se la veía triste.
- Cariño, ¿qué te pasa?
- Mamá... ¿Mi papá ya no me quiere...?
- ¿Por qué dices eso?
- Porque hace mucho que no viene a verme... ¿Crees que se ha olvidado de mí?
- Nunca se olvidaría de ti, te quiere mucho pero ya sabes que está muy ocupado.
- ...
- Estoy segura de que vendrá pronto.
- ...
No dijo ni una palabra más durante todo el camino, su expresión triste no desaparecía, ¿por qué pensará eso de repente? Al día siguiente volví a llevarla al gremio, decidí observarla un poco mientras me tomaba un café sentada en la barra. Ese día Layla no jugaba con nadie, estaba viendo una revista en la que hablaban sobre Sabertooth, había marcado todas las páginas en las que salía Sting, no paraba de observar con detenimientos todas las fotos de su padre, debe echarlo de menos, la verdad es que hace tres meses que no viene, es la primera vez que pasa tanto tiempo sin venir.
- Olvídalo Layla, no va a venir.
- Claro que sí, es mi padre, viene a menudo a verme.
- Eres una mentirosa, ¿cómo va a ser el maestro de Sabertooth tu padre?
- ¡No es mentira!
- ¿Entonces por qué nunca lo hemos visto contigo?
- Pues sí de verdad es tu padre no te quiere porque no viene nunca a verte.
Al final hicieron llorar a Layla la cual me buscó llena de lágrimas y me abrazó. Yo la cogí en brazos y la senté sobre mis piernas.
- Layla, tu padre te quiere mucho, no le hagas caso a esos niños.
Abrazada a mí terminó quedándose dormida tras mucho llorar. La llevé en brazos hasta casa donde la acosté en su cama, dormía en la misma habitación que Mizuki en camas diferentes. Al rato me acosté yo también.
- ¿Qué te pasa? Estás muy seria —preguntó Gray entrando en la cama y dándome un beso en el hombro.
- Layla... Echa de menos a su padre, los niños la llaman mentirosa y piensa que ya no la quiere.
- ¿Por qué no le mandas una carta a Sting? Dile lo que le ocurre a Layla y que intente venir cuanto antes.
- Sí... Eso haré mañana —nos acomodamos en la cama para dormir aunque yo me acurruqué entre los brazos de Gray. Al día siguiente, mandé la carta a Sting mientras que Layla seguía igual de triste.
- Vamos cariño, tienes que comer.
- No tengo hambre...
- Por favor Layla, ¿no querrás darle un mal ejemplo a tu hermano verdad?
- Me da igual... —miré a Gray sin saber qué hacer esperando que él me ayudara, como siempre él me entendió sin necesidad de palabras.
- Layla, tu padre se enfadará si se entera de esto —dijo Gray.
- ¿Y cómo va a enterarse? Si nunca viene... —intentaba no llorar pero tenía los ojos llorosos.
- ¿Pero quieres ser tan fuerte como él no? Pues para eso necesitas comer mucho —volvió a decir Gray.
- ... ¿Si como mucho me haré tan fuerte como él...? —preguntó inocente. Ella adora a Sting, no deja que nadie diga algo malo sobre él, lo tiene en un pedestal, no sé si eso es realmente bueno... Pero en este tipo de situaciones nos era útil.
- Por supuesto —emocionada tras esas palabras, comenzó a comer mientras que Gray me guiñó un ojo, yo le respondí con una sonrisa. Cuando terminamos de comer, nos dirigimos al gremio los cuatro.
- ¡Natsu-nii! —Layla salió corriendo hacia Natsu quien acababa de volver de una misión, parecía más animada. Se lleva muy bien con él, lo admira mucho aunque para ella no hay nadie mejor que su padre, aun así, pasa mucho tiempo con él y Happy.
- ¡Hola preciosa! —dijo mientras la cogía en brazos con una sonrisa.
- ¿Dónde has estado? ¿Venciste a todos los malos? —dijo emocionada esperando que Natsu le contara su última aventura.
- Luego te cuento todo ¿vale? —dijo mientras la ponía en el suelo y le acariciaba la cabeza.
- Vale —sonrió. Por su parte Natsu se dirigió a Lisanna a quién dio un tierno beso en la mejilla antes de coger a su pequeña, tenían una niña de dos años.
- ¡Gray-san! —se nos acercó Haru. La tensión con Juvia se había ido suavizando con los años, aún era incómodo estar con ella pero al menos la relación que teníamos con ella había mejorado bastante. Por su parte Haru busca mucho a Gray, desarrolló su magia hace unos meses y su padre solo le enseña hechizos de hielo en movimiento pero él también quiere aprender los estáticos de Gray.
- Hola Haru, ¿dónde está tu padre hoy? —solían ir los tres a practicar su magia de hielo.
- Está allí —estaba en una mesa hablando con Juvia— ¿Me enseñarás el Ice Canon? —parecía impaciente.
- Claro, te lo enseñaré cuando llegue el momento.
- ¡Jooo! Siempre dices eso... —dijo molesto pero Gray sonrió. Lyon no tardó en dirigirse hacia nosotros, cuando estaban a punto de irse los tres, Layla se les acercó.
- ¡Papá! —lo llamó para que no siguiera avanzando— ¿Puedo ir con vosotros? —preguntó.
- Claro —se marchó con ellos. Mientras tanto yo me quedé con Mizuki, a él no le interesaba tanto la magia, al menos de momento, aun así mostraba más interés en la mía que en la de su padre.
- Mami.
- Dime cielo.
- ¿Puedo jugar con Plue? —no era muy sociable... Le gustaba mucho más pasar las horas con mis espíritus que con los magos del gremio. ¿Será que heredará mi magia? Eso me encantaría.
- Claro —lo invoqué y al instante lo agarró como si fuera un peluche y comenzó a jugar con él.
- Lucy-chan~~
- Hola Levy —se sentó a mi lado, detrás de ella estaba Gajeel con sus mellizos, un niño y una niña de tres años que inmediatamente se acercaron a Mizuki.
- ¿¿Te has enterado??
- ¿De qué? —se acercó a mi oído para susurrarme algo.
- Laxus le pidió matrimonio a Mirajane.
- ¡¿Qué?! ¡¿Hablas en serio?!
- Shhh, todavía no lo han hecho público... Pero sí.
- Ha tardado en pedírselo... Así que por eso hoy no está en la barra...
Unas horas más tarde, Gray aún no había regresado mientras que yo seguía charlando con las chicas. Mirajane y Laxus dieron la noticia a todo el gremio, Lisanna y Elfman se llenaron de alegría al igual que Makarov. Así que otra boda eh... Aún recuerdo la mía como si fuera ayer...
- Mami... Tengo sueño... —dijo Mizuki frotándose los ojos, la verdad es que ya era tarde. Estaba a punto de ir a buscar a Gray cuando lo vi entrar con Lyon, Haru y Layla. Se despidieron y se fueron con Juvia mientras que Gray y Layla se dirigieron a nosotros, volvía a estar muy seria.
- ¿Nos vamos? —preguntó Gray.
- Sí —cogí a Mizuki en brazos pues estaba medio dormido mientras que Gray agarró la mano de Layla. Yo iba un poco más atrás pero podía oír perfectamente la conversación que mantenían mientras caminábamos por las calles de camino a casa.
- Papá...
- Dime cielo.
- ¿Cuándo tendré mi magia?
- Pronto —dijo sonriente sin soltar su mano.
- Haru ya la tiene desde hace tiempo... ¿Por qué yo no?
- Haru es mayor que tú, además hay magos que la desarrollan antes y otros que tardan más.
- ... —no la convencía.
- ¿Por eso estás tan seria?
- ...
- Solo tienes que tener un poco más de paciencia Layla, llegará cuando menos te lo esperes, igual que tu padre.
- ¿C-crees que vendrá pronto...?
- Sí, ya lo verás.
Llegamos a casa donde acostamos a ambos nada más entrar aunque Gray no tardó en meterse en la cama mientras yo me cambiaba de ropa, sentía su mirada fija en mí. Al girarme, él me contemplaba con una tierna sonrisa y alzó sus brazos como un niño pidiendo mimos, cumplí su petición con gusto al acercarme a la cama y tumbarme sobre él quien me encerró entre sus brazos nada más sentir mi cuerpo pegado al suyo, su sonrisa no desaparecía.
- Eres preciosa... —solo pude responderle con un tierno beso tras el cual Gray acarició mi rostro— Te quiero.
- No más que yo a ti —dije con una sonrisa antes de besarlo, nuestras lenguas se entrelazaban en su boca una y otra vez en delicados movimientos hasta que fuimos interrumpidos.
- Mamá... —me separé de Gray de inmediato. Era casi imposible tener tiempo para nosotros dos desde hacía bastante tiempo.
- ¿Qué ocurre Layla?
- No me encuentro bien...
- ¿Qué te pasa?
- Tengo mucho calor... Y me pica todo el cuerpo... —me levanté de la cama y toqué su frente.
- Parece que tienes fiebre. Ve a tu cama, ¿vale? Ahora te llevaré algo —le di una pastilla y le puse un paño frío en la frente, se lo fui cambiando hasta que su fiebre bajó. Cuando me fui de su habitación dormía profundamente.
- ¿Qué habrá provocado la fiebre? —pregunté preocupada.
- No lo sé, será mejor que mañana Porlyusica le eche un vistazo.
- Sí... —una vez más, me acomodé en la cama y me acurruqué entre los brazos de Gray— Así que otra boda eh... —pensé en alto.
- ¿Boda? ¿Quién se casa? —preguntó confuso.
- Ah es verdad, tú estabas fuera. Pues Laxus por fin le pidió matrimonio a Mirajane.
- ¿En serio? Pues ya era hora, me alegro mucho por ellos.
- Gray... ¿Recuerdas nuestra boda?
- Cómo si fuera ayer —respondió con una sonrisa— Fue uno de los días más felices de mi vida, junto con el nacimiento de Mizuki y el día en que Layla volvió a decirme papá.
Ah, es cierto, cuando le contamos que su verdadero padre es Sting, se sentía muy confusa, incluso empezó a llamar a Gray por su nombre durante un tiempo hasta que asimiló todo, también le costó mucho al principio decirle papá a Sting.
- También de los míos —respondí antes de darle un dulce beso en los labios— Buenas noches mi vida.
- Buenas noches cielo —me dio un tierno beso en la cabeza y no tardamos en quedarnos dormidos.
Una semana después, Layla parecía estar mejor de salud aunque la verdad es que ni si quiera Porlyusica sabía a qué se debía esa fiebre, por otro lado, seguía bastante deprimida. Seguía echando de menos a Sting pero intentaba no pensar tanto en él, yo no obtuve respuesta a la carta que le mandé, ¿qué estará haciendo? Lleva mucho tiempo sin venir... ¿Estará Sabertooth metido en algún problema? Llegada la noche, acostamos a los niños y nos metimos en la cama al igual que todos los días pero horas después nos despertó un fuerte ruido seguido de Mizuki abriendo la puerta de nuestra habitación y entrando muy asustado.
- ¡Papá! ¡Mamá! Algo le pasa a Layla —dijo temblando con lágrimas en los ojos, estaba muy asustado.
Rápidamente salimos de nuestra habitación donde dejamos a Mizuki y fuimos a ver a Layla, cuando entramos vimos que la habitación estaba desordenada y algunas cosas estaban rotas. Pudimos visualizar a Layla encogida en la punta de su cama agarrándose los brazos y llorando. Tenía la piel muy extraña y los ojos... Sus ojos parecían los de un dragón...
- Layla... ¿Te encuentras bien?
- Me duele... —dijo asustada. Nos acercamos a ella para verla de cerca.
- ¿Qué son estas cosas? Cubren casi toda su piel... —preguntó Gray preocupado.
- Son escamas... Gray, busca a Natsu, yo me quedaré con ella.
- Está bien.
No le hizo falta preguntarme el porqué de Natsu, simplemente imaginó lo que estaba ocurriendo así que fue a por él de inmediato. Se fue dejándome a solas con ella, Mizuki seguía en nuestra habitación. Todo estaba tranquilo hasta que un rato después Layla comenzó a gritar y a agarrarse todo el cuerpo de nuevo.
- ¡Layla! ¡Cálmate!
Me acerqué a ella para intentar calmarla pero no lo conseguí, de repente un torrente de luz comenzó a rodearla hasta que explotó haciéndome volar y chocar contra la pared, quedando tirada en el suelo con los sentidos ralentizados.
- ¿Mamá...? —dijo asustada mirándome— Estás sangrando...
- No te preocupes cielo... Estoy bien...
- ¡Lucy! —gritó Gray preocupado entrando en la habitación con Natsu. No sé qué le dijo Natsu pero parece que consiguió tranquilizarla, al parecer el agua les ayuda a controlarse cuando está surgiendo su magia.
- Muchas gracias por venir a estas horas Natsu, no sabíamos qué hacer.
- No me des las gracias Luce, no es nada —sonrió.
Durante los siguientes días Natsu se mantuvo cerca de Layla pues podría volver a descontrolarse aunque él no podía hacer mucho, Sting debía enseñarle a manipular su magia. Una semana después de que surgieran sus poderes, alguien me sorprendió por la calle.
- Tan hermosa como siempre rubia —dijo nada más verme con su típica sonrisa.
- Sting... —no pude evitar sonreír al verle.
- ¿Qué es lo que pasa? En la carta decía que era urgente que viniera.
- Y aun así tardaste dos semanas...
- Tenía unos asuntos que zanjar.
- ...
- Vamos rubia no me mires así, siento haber tardado tanto en venir, hemos tenido algunos problemas en Sabertooth.
- ¿Y ya los has solucionado? —sonrió.
- Por supuesto. ¿Entonces? ¿Qué es lo que pasa?
- Es Layla...
- ¿Le ha pasado algo? —preguntó muy preocupado.
- Te necesita. Ha comenzado a desarrollar su magia pero no puede controlarla, está asustada porque no sabe qué le pasa y enfadada consigo misma porque me hirió sin querer.
- ¿Magia...?
- Sí, ha heredado tus poderes de dragon slayer, por eso necesitaba que vinieras, esta vez yo no puedo ayudarla.
- Entiendo —dijo serio intentando disimular una sonrisa.
- ¿No vas a reconocer que te hace feliz que haya heredado tu magia?
- U-un poco... —se sonrojó pero esta vez dejó salir su gran sonrisa, pocas veces lo he visto tan feliz.
- Sting... Layla piensa que ya no la quieres porque no vienes a verla. Está triste y asustada, ella te adora... Demuéstrale cuanto la quieres.
- Está bien.
Nos dirigimos al gremio para recogerla, dejé que Sting se adelantara mientras yo me quedé observando desde atrás. Layla iba caminando sola y triste hasta que lo vio a lo lejos, vi como su expresión entera cambiaba, de sus labios surgió una linda sonrisa y sus ojos brillaban más que nunca aunque no era la única feliz... Podía notar cuanto se alegraba Sting de verla. Layla salió corriendo hacia él.
Sting POV
- ¡¡Papá!!
- ¡Hola princesa! —dije mientras la cogía en brazos— ¡Estás guapísima!
- ¿Por qué has tardado tanto en venir?
- He estado muy ocupado en Sabertooth.
- ¿Es por culpa de ese gremio oscuro?
- ¿Cómo sabes tú eso?
- Porque lo pone en esta revista.
Me entregó una revista en la cual hablaban de nosotros, lo sorprendente era que tenía marcadas todas las páginas en las que yo salía. Al alzar la vista me di cuenta de que Lucy se había marchado así que me quedaría con ella a solas. Decidí ir a un parque para hablar tranquilamente con ella.
- ¿¿Podemos ir al columpio??
- Claro pero primero quiero hablar contigo un momento.
- Vale —se sentó en el banco a mi lado.
- Layla... —no sabía ni cómo empezar, los temas complicados los trata siempre Lucy, esto es mucho para mí.
- ¿Vas a regañarme por haber herido a mamá...? —sus ojos comenzaron a ponerse llorosos. Eso sí que es demasiado para mí, no soporto verla llorar, me mata— Yo no quería hacerlo... No sé qué me pasa...—finalmente comenzó a derramar lágrimas sin parar.
- Vamos, no llores Layla... —la cogí y la senté sobre mis piernas— No te pasa nada malo, simplemente estás desarrollando tu magia.
- ¿Magia...?
- Sí, magia de dragon slayer, has heredado mi magia.
- ...
- Yo te enseñaré a controlarla.
- ¿Y no volveré a herir a mamá?
- No —pude ver una pequeña sonrisa.
- ¿¿Entonces algún día podré ser tan fuerte como tú?? —preguntó cuándo entendió todo, no pude evitar reír.
- Claro, o incluso más que yo. Pero Layla, yo tengo que volver a Sabertooth así que, ¿por qué no te vienes conmigo un tiempo?
- ¿¿A Sabertooth?? ¡Sí! ¡Quiero ir!
- Pero en el tiempo que estés conmigo, no verás a tu madre.
- ¿No veré a mamá...?
- No, ella se quedará aquí con Gray y Mizuki, estarías solo conmigo. ¿Sigues queriendo venir?
- ... —parecía estar meditando a medida que iba asimilando todo.
- Puede ir a verte mientras estés allí, al igual que yo vengo a verte cuando estás aquí. ¿Lo entiendes...?
- Sí...
- Layla... Yo sé que aún eres muy pequeña y no sé si podrás entender esto... Pero te quiero mucho, eres mi hija y quiero poder tenerte más tiempo que solo unos pocos días de vez en cuando... Siempre has estado aquí con tu madre, ¿no te apetece pasar más tiempo conmigo y conocer Sabertooth? No te estoy pidiendo que te vengas conmigo para siempre, solo dos o tres meses, lo suficiente para poder enseñarte lo básico de nuestra magia.
- Si me voy contigo... ¿Mamá irá a visitarme...?
- Claro, no la verás todos los días pero la seguirás viendo.
- ¿Y podré conocer a Yukino?
- Por supuesto —sonreí.
- ¿Y a Rufus?
- Sí, los verás a todos en persona —dije señalando una foto de la revista en la que salían muchos de nuestros miembros— Entonces, ¿te quieres venir conmigo?
----------------------------------------------------------------------------------------------------
Solo quería deciros que intentaré subir la segunda parte de este especial lo antes posible y otro especial más sobre la boda y el embarazo de Lucy. Espero que os gusten los especiales ^^ Por otro lado, deciros que ya publiqué el primer capítulo de la versión alternativa con Sting, para aquellos que querían los finales alternativos, se llama "Unpredictable Love" espero que os guste ^^
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro