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𝟬𝟮. ❄ breaking news


━ ❄・*。𝐅𝐑𝐎𝐙𝐄𝐍 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 。˚❄
002.┊ NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA.
❪ DESCENDANTS ❫ ೃ ‧₊˚ デセンダント

HABÍAN PASADO MESES desde que Ellie había empezado a asistir a la Academia Auradon y no podía decir que las cosas hubieran cambiado. Ya se había instalado en su dormitorio, había encontrado todas sus clases y se había orientado en el lugar. Llamaba a su madre de vez en cuando y trataba de trabajar en su magia. Siempre que no estaba trabajando en su magia, llevaba sus guantes para reducir las posibilidades de cubrir accidentalmente cada superficie que tocaba con hielo y escarcha. Aunque, ¿qué sentido tenía tratar de ocultarlo? Todo el mundo en los Estados Unidos de Auradon conocía a la hija de Elsa y sus poderes, con la excepción de los que vivían en la Isla de los Perdidos, puesto que estaban prácticamente aislados del resto del mundo.

—¿Qué es eso? Nunca me dijiste lo que era —preguntó la compañera de habitación de Ellie mientras miraba el libro que sostenía la rubia a través del espejo de su tocador a la vez que se cepillaba los rizos oscuros.

Ellie suspiró ante la pregunta de su compañera de cuarto, que además era lo más parecido a una amiga que hubiera tenido nunca.

—Eso es por dos razones, Kaia. Una, nunca lo preguntaste. Dos, incluso si lo hicieras, no es de tu incumbencia.

—¿Tiene algo que ver con tu descontrolada brujería invernal? —Kaia alzó una ceja, riendo.

—¿Es así como lo han llamado todo este tiempo? —preguntó Ellie mientras levantaba la mirada de su libro.

—Bueno, para ser honesta, eso es básicamente lo que es, ¿no?

—No, porque mientras lleve mis guantes, puedo ocultarlo.

—¿Ocultarlo, no sentir, no dejar que se vea?

Ellie puso los ojos en blanco cuando cerró el libro y lo metió en su mochila, asegurándose de que estaba bien cerrado.

—Te veré en clase —dijo Ellie mientras se levantaba y salía de la habitación.

Por mucho que le gustara tener a Kaia cerca, no podía entender lo que tenía que afrontar para aprender más y más sobre sí misma cada día. Puede que los poderes de los demás se hicieran más fuertes con la práctica, pero los de Ellie seguían haciéndose más fuertes por sí solos antes de que ella pudiera dominarlos. Pensar en todo esto sólo le quitó las ganas de desayunar, así que se conformó con un simple bagel  de crema de queso. 

En lugar de sentarse a disfrutar de su bagel, se lo comió de camino a clase, aunque recibió algunas miradas de algunas personas, preguntándose por qué estaba comiendo un bagel con guantes.

Simplemente no lo entendían.

Cuando llegó a clase, ésta no estaba ni siquiera medio llena, ya que aún quedaba algo de tiempo para que los alumnos desayunaran antes de ir a clase. Ellie se limitó a esperar pacientemente a que Kaia llegara a clase para tener a alguien con quien hablar en lugar de tener que hacerlo con los demás estudiantes; aunque no creía que quisieran hablar con ella de todos modos. Sabía lo que pensaban todos de ella. Pero le gustara o no, la gente siempre pensará lo que quiera pensar. Y por muy triste que fuera, era la pura verdad.

Cuando Ellie vio a Kaia entrar en el aula se relajó, pero se volvió a tensar cuando vio a Audrey entrando con su novio, el príncipe Ben, que también era el hijo de la reina Bella y el rey Adam, o Bestia, los reyes de los Estados Unidos de Auradon. Aunque no estaba en muy buenos términos con ellos, tenía que admitir que era lindo ver lo bien que se compenetraban para ser una pareja de estudiantes de instituto.

—¿Todavía sigues leyendo esa cosa? —preguntó Audrey mientras señalaba el libro que asomaba de la mochila de Ellie.

—Anda y vete a dormir, Audrey. Y quédate dormida —respondió Ellie, resistiendo el impulso de volver a poner los ojos en blanco.

La gente de verdad sabía cómo poner a prueba su paciencia, y Audrey era una de ellas.

—Creo que cien años serían más que suficientes, ¿estoy en lo cierto? —se burló Kaia mientras se reía, chocando su hombro con el de la rubia.

Ellie soltó una risita ante la pequeña broma de Kaia, pero Audrey se limitó a mirar mal a las dos amigas, mofándose mientras se alejaba y se sentaba en la primera fila, que estaba bastante lejos de donde se sentaban Ellie y Kaia. Si eran completamente sinceras, lo preferían así. Puede que Audrey sea una chica guapa, pero tenía una actitud desagradable y Ellie intentaba mantenerse alejada de eso. Ben, por otro lado, no tenía una actitud como la de Audrey, pero seguía sin confiar en él, y la razón era que ya había tenido malas experiencias con aquellos que tenían poder sobre los demás y se aprovechaban de la gente con él, incluida ella. Ni siquiera sabía si el príncipe Ben era igual que sus padres, pero decidió facilitar las cosas y mantener las distancias, al igual que hacía con todos los demás, a excepción de Kaia.

Si las clases no fueran suficientes para cansar a Ellie al final del día, serían los alumnos que criticaban constantemente su necesidad de llevar guantes.

—No debes dejar que te afecten sus comentarios hirientes —dijo Kaia dejando su mochila en la cama, mientras Ellie se dejaba caer en la suya.

—¿No debería? Si no aprendo a controlar mis poderes pronto, haré daño a alguien y no quiero que esa persona seas tú, o alguien más —señaló Ellie mientras se incorporaba y miraba a su compañera de habitación.

—Aprenderás a controlarlos y no acabarás haciendo daño a nadie en el proceso. Creo en ti, ¿vale?

Ellie suspiró y volvió a tumbarse, mirando hacia el techo.

—A veces me pregunto cómo sería mi vida si no tuviera la misma magia que mi madre. Mi vida sería más fácil, ¿no crees?

—Tal vez, pero la vida no se supone que sea fácil. Pregúntale a mi madre. Tuvo que aventurarse en el océano para recuperar el corazón de Te Fiti y salvar a su pueblo, y no sabes cuántas veces estuvo a punto de rendirse —contó Kaia mientras se reía de la historia que le contaba siempre su madre cuando ella misma sentía que se rendía.

Ellie se miró las manos que tenía cubiertas con sus guantes de raso blanco y se los quitó. Kaia pudo ver lo mucho que le temblaban las manos por la ansiedad de que algo saliera mal, así que cogió un frasco de perfume. Ellie la miró con confusión.

—Sujeta esto, te cronometraré para ver cuánto tarda en cubrirse de hielo. Sólo concéntrate y lo harás bien —indicó Kaia mientras le tendía la botella con una mano y cogía su teléfono con la otra. Ellie asintió y esperó a su señal para coger el frasco—. Ya.

Ellie intentó concentrarse como dijo la morena, pero cuanto más se resistía, el escalofrío que le recorría la columna vertebral no hacía más que intensificarse. Habían pasado treinta segundos y su ritmo cardíaco empezaba a acelerarse, anticipando con nerviosismo el momento en que su concentración no sería suficiente y la botella se cubriría de escarcha mientras que el líquido de su interior se convertiría en hielo. Desgraciadamente, el fuerte golpe de la puerta siendo estampada contra la pared, rompió su concentración y sorprendió a ambas. Sus hombros se cayeron cuando el frasco de perfume se cubrió de escarcha y el líquido de su interior se convirtió en hielo sólido. Miraron hacia la puerta y vieron a una muchacha asiática sin aliento, apoyada contra el marco.

—¡Por el amor de Dios, Lonnie! ¿No sabes llamar a la puerta? —preguntó Ellie, con el corazón a mil.

—Mirad la última actualización del Blog de Auradon —dijo Lonnie sin aliento antes de salir corriendo por el pasillo.

Ellie y Kaia se miraron y ésta última sacó su portátil y se unió a la rubia en su cama. Tecleó el enlace del blog y pulsó la última actualización. Un vídeo del príncipe Ben de pie detrás de un podio ocupó toda la pantalla, Kaia le dio al PLAY.

—Habitantes de Auradon. Me gustaría anunciar que, a partir de mañana, los jóvenes de la Isla de los Perdidos, elegidos personalmente por mí, asistirán a la Academia Auradon como los demás estudiantes. Les daremos la bienvenida y los aceptaremos en nuestra comunidad como lo haríamos con cualquier otra persona. Y lo más importante, no los rechazaremos por las acciones de sus padres.

—¿Es serio? No puede hablar en serio. Esto tiene que ser una broma —soltó Kaia con incredulidad.

—No creo que sea una broma —respondió Ellie mientras miraba por la ventana.

Kaia se unió a ella en la ventana y vieron una limusina negra que conducía por el puente mágico hacia la Isla de los Perdidos, donde todos los villanos junto a sus hijos y sus secuaces fueron desterrados cuando Bella y Adam se convirtieron en Rey y Reina. La isla estaba cubierta por una barrera mágica para retenerlos, y su único destino estaba en la isla.

—Realmente va en serio —murmuró Kaia—. Si esos chicos se parecen a sus padres, nos harán la vida imposible una vez que lleguen aquí.

—Todavía no los hemos conocido, así que no podemos estar tan seguras —contestó Ellie, encongiéndose de hombros.

—Son hijos de villanos —le recordó la morena—. Y conociéndote, los evitarás aunque no lo fueran.

Ellie miró por la ventana y vio que el puente mágico había desaparecido. En ese momento, sólo podía imaginar cómo serían esos nuevos alumnos.


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